sección de bellas artes

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Se aloja en dos edificios históricos del Casco Antiguo de Cáceres, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La Casa de las Veletas alberga las Secciones de Arqueología y Etnografía; se trata de un edificio cuyo aspecto tiene su origen en las obras realizadas en 1600 por su propietario Don Lorenzo de Ulloa y Torres en un solar que tal vez pudo haber sido ocupado por el desaparecido Alcázar musulmán. De aquella intervención data el bello patio de planta cuadrada sostenido por ocho columnas toscanas; en el siglo XVIII, sin embargo, la Casa es reformada por Don Jorge de Cáceres y Quiñones, que introduce las gárgolas y los bellos remates de cerámica esmaltada de la cubierta además de los grandes escudos de la fachada principal. La colección de Bellas Artes se puede contemplar en la Casa de los Caballos, que fue una caballeriza y posteriormente vivienda hasta su conversión en espacio museístico; tras su rehabilitación, fue abierta al público en 1992. Aunque el primer Patronato de Museo se constituyó en 1917, la idea de su creación surge en 1899 cuando un grupo de estudiosos de la Historia cacereña comienza a recogerobjetos de interés arqueológico y artístico depositándolos en el Instituto de Segunda Enseñanza. En 1931 se arrienda el Palacio de las Veletas para albergar el Museo, que tras una intervención arquitectónica, es inaugurado el 12 de febrero de 1933. Tras la posterior adquisición del inmueble, es rehabilitado en 1971 y se reforma la exposición permanente, tarea que se repite en 1976 en la Sección de Etnografía. En 1989 el Ministerio de Cultura transfiere la gestión del Museo a la Junta de Extremadura, conservando la titularidad del edificio y de parte de sus fondos. Casa de las Veletas. Fachada principal Detalle de fachada. Gárgola Casa de las Veletas. Patio INTRODUCCIÓN

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Page 1: Sección de Bellas Artes

Se aloja en dos edificios históricos del Casco Antiguo de Cáceres,declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La Casa de lasVeletas alberga las Secciones de Arqueología y Etnografía; se trata deun edificio cuyo aspecto tiene su origen en las obras realizadas en 1600por su propietario Don Lorenzo de Ulloa y Torres en un solar que tal vezpudo haber sido ocupado por el desaparecido Alcázar musulmán. Deaquella intervención data el bello patio de planta cuadrada sostenido porocho columnas toscanas; en el siglo XVIII, sin embargo, la Casa esreformada por Don Jorge de Cáceres y Quiñones, que introduce lasgárgolas y los bellos remates de cerámica esmaltada de la cubiertaademás de los grandes escudos de la fachada principal.

La colección de Bellas Artes se puede contemplar en la Casa de losCaballos, que fue una caballeriza y posteriormente vivienda hasta suconversión en espacio museístico; tras su rehabilitación, fue abierta alpúblico en 1992.

Aunque el primer Patronato de Museo se constituyó en 1917, laidea de su creación surge en 1899 cuando un grupo de estudiosos de laHistoria cacereña comienza a recogerobjetos de interés arqueológico yartístico depositándolos en el Instituto de Segunda Enseñanza. En 1931se arrienda el Palacio de las Veletas para albergar el Museo, que trasuna intervención arquitectónica, es inaugurado el 12 de febrero de1933. Tras la posterior adquisición del inmueble, es rehabilitado en1971 y se reforma la exposición permanente, tarea que se repite en1976 en la Sección de Etnografía. En 1989 el Ministerio de Culturatransfiere la gestión del Museo a la Junta de Extremadura, conservandola titularidad del edificio y de parte de sus fondos.

Casa de las Veletas. Fachada principal

Detalle de fachada. Gárgola

Casa de las Veletas. Patio

INTRODUCCIÓN

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En la sala 17 están instalados los fondos de Arte Medieval y Moderno, que abarcan desde el sigloXIII hasta el XIX. Las obras se agrupan principalmente en pintura y escultura, junto a un conjunto depiezas de orfebrería. A pesar de la pluralidad estilística y temporal hay un elemento común en la mayoríade las obras, pues abundan sobre todo las de temática religiosa, aunque no faltan obras de otros géneroscomo el costumbrismo, el paisaje o el retrato.

La colección está formada por fondos del Museo de Cáceres, depósitos del Museo de Prado yalgunas piezas del conjunto de orfebrería extremeña que corresponden a depósitos del Obispado Coria-Cáceres.

ARTE DE LOS SIGLOS XIII AL XIX

La pieza más antigua de la sala es la “Cruz procesional”, de broncecon esmaltes, que procede de la parroquia de San Martín de Trebejo yperteneciente a la Diócesis Coria-Cáceres.

La cruz presenta la estructura flordelisada característica del estilogótico. Por el anverso se representa a Cristo crucificado en altorrelievehueco, con cuatro clavos, coronado y con un largo perizoma que le cubre lasrodillas. La anatomía es bastante sintética y poco expresiva, denotándoseciertos arcaísmos tardorrománicos.

En los brazos de la cruz se pueden apreciar cabujones, que en laactualidad aparecen vacíos pero que debieron albergar piedras o esmaltes.También hay ornamentación de tipo gótico, como hojas y estrellas queprobablemente estarían esmaltadas. Algunos restos de esmaltes sí seconservan en el ángel grabado que hay bajo los pies del Crucificado. Cruz procesional

Por el reverso tiene grabados, en los extremos de los brazos, los símbolos de los cuatroevangelistas y en centro el Cordero Místico. Todo ello está rodeado de decoración grabada y punteada apartir de zig-zags y ondulaciones. Por esta parte conserva restos del sobredorado que tuvo la cruz.

Por su estilo es fechable entre finales del siglo XIII y principios del XIV. Carece de marcas de autorpor ser obra de metalistería, pero podría ser de talleres mirobrigenses, ya que San Martín de Trebejoperteneció a la jurisdicción de la Diócesis de Ciudad Rodrigo.

Es una obra destacada por la escasez de ejemplos bajomedievales de este tipo.

En la vitrina anexa a la Cruz procesional se expone uno de los dos marfiles filipinos del museo, el“Ángel de la Guarda”, obra del siglo XVII. Debía ser una de esas imágenes devocionales, a veces paraoratorios y de fácil trasporte, de factura delicada y policromada. Parece que le faltan las alas queposiblemente fueran de plata sobredorada. Como testimonio de éstas quedan dos incisiones en laespalda.

Ángel de la Guarda

Es una talla de bulto redondo que representa al ángel de la guarda en actitudprotectora conduciendo a un niño con la mano izquierda. Con la mano derechalevantada simboliza la acción de apartar los peligros. El ángel inclina su cabeza y dirigela mirada hacia el niño. Su pelo está tallado a tirabuzones y decorado con pan de oro.Sobre el marfil hay aplicaciones doradas en la bocamanga, cuello, cintura, y otras partesdel vestido del ángel. Asimismo, presentan restos de policromía los ojos, boca y cejasde ambas figuras.

Excepto el brazo alzado del ángel, el conjunto es de una sola pieza, destacandola suavidad de la talla, la delicadeza de los pliegues y la leve curvatura propia de lainclinación del colmillo del elefante con que está hecha.

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Siguiendo el itinerario podemos ver un “Crucifijo” de marfil filipino. Es una pieza de 62 cm. de altocon una marcada curvatura que, como en la pieza precitada, se debe al material con que se realizó. Espieza de gran calidad plástica, logrando captar el dramatismo de la expiración de Cristo, siguiendo loscánones del naturalismo barroco español, donde prima la expresividad y el sentimiento religioso.

La obra está compuesta por tres piezas: cabeza, tronco y piernas en un solo bloque y cada brazootra pieza. Adaptándose al material y a favor de una expresividad más pronunciada el artista no se ajustaa las proporciones clásicas, sino que hace un cuerpo más estilizado y le imprime un cierto dinamismocasi contenido.

Es una talla minuciosa, en la que resaltan los pliegues delperizoma, con decoración vegetal pintada, con gran detallismo en el rostroe incluso marcando las venas de piernas y brazos a cuyo verismo ayudanlas vetas del marfil. La mirada casi perdida adquiere gran realismo con elempleo de policromía. Al sentido trágico de la obra también contribuyenlos regueros de sangre que corren por el cuerpo del Crucificado.

El Cristo está adosado a una cruz de ébano, sobre tres clavos. Elrótulo de la leyenda es, igualmente, de marfil y en él se inscriben lassiglas INRI (Iesus Nazareno Rex Iudieorum).

La obra está fechada en el siglo XVII y procede del LegadoParedes Guillén de Plasencia. Crucifijo

Siguiendo la tipología iconográfica de en la sala se expone otro “Cristo crucificado”, aunque éstede mayor tamaño y anterior cronología. Se trata de una talla en madera policromada, datada en lasegunda mitad del siglo XIV. Pertenece al gótico tardío con reflejo de la corriente naturalista procedentede Europa. La zona de Extremadura, por su situación geográfica, se nutre de los talleres castellanos yandaluces. Parece que esta escultura tiene semejanzas con la escuela castellana de Burgos, siguiendoel modelo de Cristo de tres clavos, que muestra la muerte de forma expresiva y realista, con detalles delpeinado, boca abierta y dentadura, para aumentar el verismo.

La obra es depósito de la Diócesis Coria-Cáceres. Dentro de estatipología de Crucificado cabe destacar en Extremadura la presencia deotros ejemplos como el “Cristo del amparo” de Alburquerque, el“Crucificado de los Dolores” de Trujillo, o el “Cristo de los Doctores” dePlasencia, entre otros.

Hay que apuntar que a pesar del naturalismo de la escultura elefecto final es de cierta serenidad. El tratamiento de la obra presenta a suvez ciertos arcaísmos medievales, como la talla geométrica de losmechones de la barba, la disposición simétrica de las ondas del cabello ola rigidez de los brazos y manos. La superposición de una pierna sobre laotra y los pliegues del paño de pureza dan a la escultura mayor volumen.

El Cristo conserva bastante bien los restos de diferentespolicromías en el cuerpo, pelo, corona y perizoma.

El verdadero desarrollo de la escultura española tendrá su arranque ya en el siglo XVI, con elempleo de técnicas y materiales nuevos, influencias foráneas y una temática marcadamente religiosa,acentuada tras el Concilio de Trento.

Habrá una clara renovación estilística, sobretodo con la influencia de las corrientes renacentistasitalianas, que unidas al sentimiento dramático y expresivista español darán lugar a obras de una notableoriginalidad.

Cristo Crucificado

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A esto hay que sumar el desarrollo de la creación de arte mueble para decorar las iglesias, dentrodel cual adquiere un papel relevante el retablo, con un desarrollo de nuevos programas iconográficos,con intenciones dogmáticas y de gran riqueza visual.

Dentro de este marco histórico-artístico habría que ubicar a las tres esculturas de bulto redondoque se exponen al principio de la sala, que representan a una Santa Mujer, a María Magdalena y a SanPablo.

Las tres esculturas, de madera policromada, pertenecen a un programa icnográfico de un conjuntoescultórico, probablemente retablístico.

La denominada “Santa Mujer”, cuya identidaddesconocemos por la escasez de atributos, es una talla de Virgeno Santa, que sujeta con el brazo izquierdo un libro a la altura de lacadera. El brazo derecho, en posición un tanto escorzada debíatener otro atributo que la identificase iconográficamente pero se haperdido.

Destaca el tratamiento de pliegues angulosos del manto queimprimen cierto movimiento a la obra, a pesar de su serenidad yestatismo.

Se conservan restos de policromía azul y roja, y sobretododestaca el dorado. El rostro, algo deteriorado, conserva aun lascarnaciones, colores de ojos y otros detalles. Es destacable ladulzura y delicadeza del rostro, en contraste con los claroscurosque proyectan los pliegues del hábito.

La escultura está datada en el siglo XVI, y se atribuye a laescuela del escultor Sebastián de Almonacid, que trabajó en lacatedral toledana, difundiendo las influencias francoborgoñonas.

Santa Mujer

La otra talla, anónima, se identifica con “María Magdalena”, yes también del siglo XVI. Participa de las características de la anteriorescultura, siendo también talla en madera con policromía de rojos,azules, grises y dorados.

Es destacable la belleza del rostro por su serenidad. Sucabello cae en bucle sobre el hombro izquierdo. Tiene el brazoizquierdo pegado a la cintura y en la mano una pequeña peana obase de bote. En la mano derecha, más alta, porta la tapadera delrecipiente que no está completo en la otra mano.

Por sus características algunos autores han pensado en laposibilidad de que perteneciera a la escuela o taller del maestroCopín de Holanda, autor que trabajo en la alta Extremadura, conobras como el sepulcro del prelado Ximénez de Préxamo de lacatedral de Coria.

María Magdalena

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La escultura de “San Pablo”, de la cual se desconoce también a suautor, formaba parte del retablo de la parroquia de Hinojal, y es depósito dela diócesis Coria-Cáceres.

Por su factura parece de la escuela castellana, del siglo XVI.Está representado en actitud pensativa, con una anatomía no muy

lograda, con tratamiento rudo de algunas partes, como los mechones de labarba. Por ello parece obra de un taller poco experimentado, posiblementerural.

Conserva policromía, algo desvaída, con tonos rojos y marronespredominantes. Se aprecia en los pliegues del manto la tela que recubre lamadera y sobre la que se sitúa la pintura.

La parte más esmerada de la obra es la cabeza, aunque, noobstante, su tratamiento no es del todo afortunado.

Probablemente el lugar que ocuparía en el retablo favorecería suvisión al no estar muy próximo al espectador, cumpliendo, eso sí, sufunción icnográfica.

San Pablo

La pieza clave de la colección de esta sala es “El Salvador”, de Domenico Theotocopuli (1541-1614),más conocido como El Greco.

Es una obra de medianas proporciones que fue concebida para formar parte de un apostolado, de losque el artista realizó tres, en el que también intervinieron otras manos de discípulos de su taller. Las mejoresseries de apostolados fueron realizadas por El Greco a principios del siglo XVII (en torno a 1605-1610), alfinal de su etapa, siendo la más celebre la que se conserva en la catedral de Toledo, cuyo Salvador, quepreside la serie, comparte muchas similitudes con la obra del Museo de Cáceres.

“El Salvador”

También hay dos obras similares más, una en el Museo de ElGreco de Toledo y otra, de fechas más tempranas, enNational Gallery of Scotland.

Las series de los apostolados responden a todo unprograma iconográfico que se inicia con las imágenes de loscuatro evangelistas, profetas, doctores o padres de la Iglesiay concluyen con una selección de apóstoles. La máscompleta es la que se conserva en la catedral toledana; elresto está diseminado por numerosos museos y colecciones.

El modelo temático era bastante habitual en Italia, perosuponía una novedad en la España del siglo XVI.

La obra de El Greco está cargada de originalidad, pues enella se unen su formación italiana, tanto pictórica comocultural, concretamente de su formación en Venecia y Roma,que le confieren el colorismo y su canon manierista, ademásde su interés intelectual por la filosofía de Aristóteles y Platóny el conocimiento del mundo humanista, que a su vez seenriquece en España imprimiendo en sus obras el carácterreligioso y expresivista que adquiere en su etapa toledana.

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Su obra es un encuentro equilibrado entre el mundo clásico, la armonía a partir del color y lareligiosidad de carácter místico.

Esta obra de El Salvador procede del convento de las Agustinas Recoletas del Cristo de la Victoriade Serradilla. Una vez adquirida por el Museo de Cáceres fue robada en 1979 y devuelta poco después.

La pintura participa de las características propias de las obras de El Greco. La pincelada viva ycertera confiere a la obra calidades de diferentes texturas en el rostro, manos, hábito o en la esfera. Elartista sacrifica la proporción clásica en favor de una expresión más dramática, acentuada por el fondonegro neutro que hace destacar la figura iluminada por su aureola. La luz tamiza suavemente a El Salvadorque en contraste con la oscuridad donde se sitúa casi anticipa el tenebrismo barroco.

La manera de representar a Cristo en actitud de bendecir, y de medio cuerpo, recuerda a laiconografía de los iconos bizantinos que sin duda quedaron en el autor un poso en su primera época.

“Tríptico de la Pasión”

La siguiente obra en el recorrido esel “Tríptico de la Pasión”, importanteanónimo flamenco del siglo XVI. La obraresponde a la plástica propia de Flandes, decomposiciones naturalistas y coloridas,donde prima el detallismo.

El modelo de composicionescomplejas, colores vivos y carácterdramático sigue los estereotipos quemarcaron los maestros Van Eyck y Van derWeyden, entre otros, y que influyeron en lepanorama pictórico español.

El pintor se detiene en la representación del paisaje y lasarquitecturas, propio de la pintura de Países Bajos, y composicionesabigarradas muy monumentales.

La obra representa tres momentos de la Pasión de Cristo,temática muy habitual en la época. En la tabla central se representa laCrucifixión, con un gran número de personajes, además de lostradicionales San Juan, María y María Magdalena. Las tablas lateralesreproducen escenas complementarias, como la Subida al Calvario y laResurrección. Se ordenan secuencialmente según los evangeliosconformando una obra dogmática.

Los trípticos eran utilizados como pequeños retablos enoratorios religiosos de palacios o iglesias.

La claridad compositiva y el empleo de perspectivas bienlogradas denotan también la influencia de la corriente renacentista,además de la precitada flamenca.

La obra fue robada en 1985 y recuperada con posterioridad.“Detalle del Tríptico de la Pasión”

De la pintura barroca del siglo XVII hay también una buena representación en la sala, tanto dePaíses Bajos, como de Italia y España. Hay escenas cotidianas, paisajes holandeses y temática religiosaitaliana y española.

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Obra flamenca del siglo XVI es “La traición de Dalila” deMartín de Vos (1532-1603), pintor de Países Bajos pero deinfluencia italiana. La obra es de técnica depurada y minuciosa,con gran importancia del fondo arquitectónico.

La pintura denota influencias de Rafael y el manierismo.Temáticamente se representa a Sansón en brazos de Dalila

con el cabello cortado por los filisteos. La composición es diagonal,centrándose las luces en los personajes principales.

Es un lienzo de pequeño formato (0’52 x 0’34 m.), al óleo. Perteneció a la colección del rey Carlos II y se salvó del incendio que sufrió el Alcázar de Madrid en 1734. La obra es depósito del Museo del Prado.

“La traición de Dalila”

Junto a este cuadro se expone “La idolatría deSalomón”, anónimo italiano del siglo XVI, de pequeñoformato (0’40 x 0’52 m.), óleo sobre cobre.

La temática es poco habitual en la época perosirve para desarrollar una composición de numerosospersonajes, sobretodo figuras femeninas. El pintor sedetiene en el detalle de telas, arquitecturas, paisajes yrostros. Es una pintura minuciosa y detallista.

Salomón aparece de rodillas ante una esculturafemenina. Una mujer porta un incensario y otra unrecipiente de donde una tercera extrae su contenido. Hayuna amplia gama de colores y tonalidades, posiblementede influencia veneciana. Hay también un claroamaneramiento en gestos y posturas.“La idolatría de Salomón”

Del mismo panel expositivo de los cuadros antes explicadospende un relieve de “San Lucas”, anónimo de la escuela castellana, delsiglo XVI y de madera policromada y estofada. La obra estádescontextualizada, pues su destino sería el de estar adosada a lasuperficie plana de un retablo.

El santo sostiene en su mano izquierda el evangelio y con laderecha escribe en el mismo, para lo cual se apoya sobre la rodilladerecha, mientras que la pierna izquierda está en escorzo hacia elespectador. Entre sus piernas surge la cabeza de un toro, símbolo deleste evangelista.

Destaca por la fuerza expresiva y el dinamismo que proyectan lospliegues de las vestiduras.

La obra de fines del siglo XVI es de clara influencia italiana y reflejo miguelangelesco.De nuevo el arte se dejó influir por el sentimiento religioso y el expresivismo, cuyos máximos exponentes

en escultura barroca del siglo XVI fueron Alonso de Berruguete y Juan de Juni, cuya originalidad compositiva ysu ruptura con lo clásico a favor del manierismo son su sello de identidad

Esta pieza por su dinamismo, agilidad y canon alargado se puede enmarcar en esta línea del autorcastellano.

“San Lucas”

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La plástica pictórica extremeña del siglo XVI está representada por un autor de renombre nacional,Luis de Morales. En el siglo XVI español se suceden diversas influencias culturales de países como Italia,Flandes o Francia, favorecidos por la expansión de los territorios de las monarquías españolas y por eltránsito de artistas. En la pintura, la fuerte importancia del Renacimiento italiano, tendrá su reflejo directo enEspaña en este siglo, sobretodo en un principio en el área de la costa mediterránea y posteriormente, en elresto del territorio. Las escuelas sienesas, florentina y romana unidas a la influencia flamenca y al pesoautóctono hispano confieren a nuestra pintura una gran originalidad. A esto hay que sumar el varias vecescitado sentimiento religioso y el carácter devocional de la mayoría de las obras, no existiendo casi el géneromitológico tan desarrollado en países como Italia. Surgen a su vez menos centros artísticos concaracterísticas particulares, como la escuela valenciana, la escuela castellana o la escuela andaluza.

A partir de la segunda mitad del siglo adquiere más fuerza el influjomanierista, y en este contexto se encuentra Luis de Morales. Obra suya o de sutaller es el cuadro “Las lágrimas de San Pedro”, con gran misticismo propiodel autor, de colores fríos, fondo neutro que pronunciará el dramatismo y congran espiritualidad. La obra representa a San Pedro llorando ante Cristoflagelado, que resaltan sobre el fondo negro, donde el cuerpo de Cristo pareceproyectar luz propia resaltando su importancia. Los rostros tienen gestosdolorosos, sobretodo en la expresión de las miradas. Se detiene en detalles decabellos, barbas, incluso pestañas, así como en las lágrimas de San Pedro, quedan título a la pintura. Del conocido maestro extremeño hay varias obras en laregión, como los cuadros que alberga la catedral de Badajoz, o sus importantesobras retablísticas de San Martín de Plasencia y, sobretodo, de Arroyo de laLuz.

“Las lágrimas de San Pedro”

De la misma época es “San Jerónimo Penitente”, anónimohispano-flamenco, como reflejan los paisajes de fondo y el tratamiento dela figura, que recuerda a autores como Hans Memling. La obra se ajustaal gusto de la época, donde la pintura flamenca, a principios del XVI, teníagran éxito en España, un gusto quizá impuesto por los Reyes Católicos,en especial por Isabel, que iniciará una gran colección de obrasflamencas ya en el siglo XV. En el cuadro se representa a San Jerónimoarrodillado frente a su crucifijo, iconografía típica del santo. En su manoderecha lleva una piedra para golpearse. Tras él, el león símbolo suyo. Alfondo se representa un paisaje urbano. El tratamiento es minucioso ydetallista, con capas de pintura de finas veladuras. Hay una posibleinfluencia de la escuela sevillana de Alejo Fernández, por su expresióntípica de obras germanas y nórdicas. Destaca el sentido de profundidadcon la consecución de planos.

“San Jerónimo Penitente”

De pintura de paisaje contamos en el museo con un ejemplo, el “Paisaje”, de Joos de Momper. Lapintura paisajista en España se inicia de manera más acentuada en el siglo XIX con los pintores románticos.Se empieza a reclamar el género de paisaje como autónomo, pues la crítica aún lo consideraba pinturaacadémica para principiantes. Un buen antecedente del paisaje suponía la figura de Velásquez, mostrandoen sus cuadros con gran protagonismo de los mismos como luego continuará Goya. En este ambiente seenmarca la obra de Carlos de Haes, que identifica el paisaje con la realidad. Aunque nació en Bruselas seformó en el taller malagueño de Luis de la Cruz, pasando luego a Bélgica y Francia.

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Con el paisaje realista de Haes se marcará una nueva pautaacadémica respecto a esta temática, sobretodo a través de sudiscurso “De la pintura de paisaje antigua y moderna”, sobre elespacio y el concepto de imitación de la naturaleza. De su obra segenerarán varios discípulos españoles continuadores de estatemática. No obstante, fuera de nuestro país el paisaje había cobradofuerza como género ya en tiempos anteriores, como muestra la obra“Paisaje”, de Joos de Momper, que se expone en la sala. Este óleosobre tabla representa un paisaje con carros y gente a caballo enprimer término vadeando un río. Las figuras recuerdan a PeterBrueghel el joven. Es una obra detallista, elegante en el tratamientode las figuras. Destaca la maestría y soltura en la construcción delpaisaje. Una obra de gran calidad.

“Paisaje”

El siglo XVII está representado en la sala por obras españolas e italianas, donde de nuevo predominala temática religiosa. Son obras de gran realismo, naturalismo y tenebrismo, propias de la sombra que el granautor Caravaggio proyectó en la pintura de este siglo. Se rompe con el manierismo y se resuelven los temascon sobriedad, donde usando escasos medios y composiciones de pocos personajes se consigue unlenguaje profundo. En España se desarrollará la pintura cortesana y la pintura religiosa, sobretodo con doscentros destacados, como son la escuela madrileña y la escuela sevillana, que además exportaba obras aAmérica. A esto hay que sumar otros núcleos como Valencia, Valladolid o Toledo. El artista empieza a servalorado como individuo y adquiere cierto reconocimiento social, aunque en la mayor parte de las ocasionessu libertad expresiva se verá coartada por la imposición de los clientes.

Dentro de la corriente naturalista barroca, destacada en escuelascomo la valenciana, gracias a la influencia de Ribera, que viajó aItalia y desarrolló su obra bajo el influjo caravaggesco, en elmuseo tenemos el ejemplo de Esteban March (1610-1668), consu obra “San Onofre”. Pertenece a la segunda mitad del sigloXVII , y se caracteriza por exaltar la religiosidad y emotividad delas figuras religiosas. Trabajó la pintura mística, pero también lasescenas de batalla. En su obra se aprecian los contrastes deluces con el empleo de claroscuros y una gran precisión ydetallismo anatómico, como refleja esta obra y cuya facturaguarda muchas similitudes con el realismo de Ribera. En elcuadro se representa a San Onofre apoyado sobre un palo y conun rosario en la mano derecha. Es una figura de medio cuerpo,pero a tamaño natural. El detallismo del cuerpo es muy acusado,pero sobretodo del rostro. Esta obra formó parte de la colecciónde Felipe IV y es depósito del Museo del Prado.

“San Onofre”

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Otra obra barroca muy representativa de la sala es lade “Judit con la cabeza de Holofernes”, un lienzoanónimo italiano de clara influencia caravaggiesca, conun acentuado naturalismo y representación de figurashumildes con un gran realismo. El tema es muyrecurrente en este siglo, sobretodo en Italia, puessimboliza el valor y la fe frente al pecado y la muerte.Hay de nuevo un contraste de luces y sombras yexaltación del valor espiritual. Se aproxima a la escuelanapolitana por su factura y apreciación de tonos en sucomposición, así como su misticismo. Es un óleo sobremadera y pertenece al Museo del Prado.

“Judit con la cabeza de Holofernes”

Dentro de la línea religiosa de gran pureza está VicenteCarducho (1576-1638), que desarrolló una pinturanaturalista y simbólica, usando como modelo para muchosde sus cuadros libros de estampas. “La Degollación deSan Juan Bautista”, muestra un eclecticismo entre elcolorido y lo tenebrista caravaggiesco. Carducho eraitaliano, pero afincado en España. Fue pintor del rey yrepresenta la parte academicista barroca.

“La Degollación de San Juan Bautista”

La siguiente pieza en orden de visita de la sala es la escultura de la“Santísima Trinidad”, imagen del siglo XVI. La iconografía surge en losevangelios medievales y procede de la pintura de mosaicos bizantina,como las miniaturas del misal de Cambrai o del Evangeliario de Perpiñán.Es una imagen dogmática y simbólica. Algunos autores consideran quesobre la corona del Padre Eterno iría una esfera, símbolo del dominiouniversal. La disposición entronizada procede del prototipo de emperadordel mundo, modelo de origen en el imperio sacro germánico, como ocurrocon algunas representaciones de Carlomagno.

La pieza pertenece a la diócesis Coria-Cáceres, procedente de laparroquia de Herrera de Alcántara. Es de alabastro y conserva restos depolicromía en algunas partes. La composición se completa con tresfiguras, el Padre Eterno, coronado; la paloma, símbolo del Espíritu Santo;y Cristo, en este caso crucificado. La pieza guarda una gran simetría entrelas partes y la composición es bastante cerrada.

“Santísima Trinidad”

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Continuando el recorrido encontramos la obra de LucasGiordano (1634-1705) “San Andrés”. Aunque al autor se leconoce más quizás por su faceta como pintor de frescos, fuetambién un destacado pintor de caballete, con gran maestría yoriginalidad. Se instaló en España a finales del siglo XVII. Susobras de frescos decoran El Escorial y El Casón del Buen Retiro.Su obra sobre lienzo abandona el naturalismo de Ribera y eltenebrismo de Caravaggio y se acerca más a otros pintores comoPietro da Cortona. Su aportación en España en pintura religiosafue fundamentalmente la de introducir nuevos modelosiconográficos. Es el caso de este “San Andrés”, que se salta loscánones de representación más habituales para representarlocasi como imagen profana, como un filósofo pensativo, dando asu vez al santo un aspecto de erudito. Es una pintura muy alejadade las escenas dramáticas y realistas que veíamos en las obrasde Carducho y Esteban March. Esta obra responde a la técnicaque emplea en su última etapa, con fuertes contrastes,preocupación por las texturas, matices, etc.

“San Andrés”

Junto al “San Andrés” se expone un cuadrode temática entre lo costumbrista y lo paisajístico,“Aldeanos conversando”, de David Teniers elViejo (1582-1648). El autor se detiene en elentorno rural, retratando una de las clasessociales de la época, y cuyo marco le sirve deexcusa para desarrollar el género del paisaje, quetiene un claro fin decorativista y complementario ala escena de los aldeanos. Teniers muestra ellado curioso, tosco, burlesco, jocoso del serhumano, siguiendo la línea de autoresprecedentes como Brueghel o El Bosco. Hay quedestacar también de él el empleo de luces y eldetallismo de las figuras y elementos naturales,deteniéndose en elementos anecdóticos como elperro o el hombre entrando en su casa.

“Aldeanos conversando”

La siguiente obra es un relieve de alabastro, “Madonna conel niño y ángeles”, que posiblemente formara parte de ladecoración de algún elemento arquitectónico. Sigue el modelo demedallón o “tondo”, popularizado ya en el Quattrocento por autorescomo Luca della Robbia o Desiderio de Settignano. Es una obradelicada y a la vez con una gran carga expresiva que guarda lasproporciones y el equilibrio propio de cánones italianos y donde conla composición de las figuras se juega con las luces y las sombras,para conferir los volúmenes.

“Madonna con el niño y ángeles”

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En el mismo panel se encuentra la “Crucifixión”, obra en mármol,relieve del siglo XVI, que muestra un calvario cuyo fondo de paisaje esJerusalén y cuya composición se cierra con una representación del sol y laluna, en la parte superior. El relieve muestra de dependencia iconográfica dealgunas estampas de las escuelas europeas o de artistas como AlbertoDurero. Su función sería la de adornar alguna estancia u oratorio como objetode culto. Además de Cristo crucificado se representa a San Juan y María bajola cruz, los tres el altorrelieve. El fondo es un bajorrelieve muy sinuoso, rico endetalles arquitectónicos, de plantas, etc.

“Crucifixión”

La sala XVII cierra su visita con una muestra de pintura del siglo XIX, un siglo de gran diversidadplástica influenciado por los hechos históricos acontecidos en España y por la gran proyección de la obra deGoya. La tradición académica todavía resiste, hasta que el movimiento romántico fuera rompiendo algunosmoldes. Poco a poco la temática y el estilo se irán liberando de las formas impuestas por lo ortodoxo yacadémico. El artista va adquiriendo mayor libertad e iniciativa de renovación.

La primera obra que vemos es “La Pereza”de José Alcázar Tejedor (1850-1912), discípulo dePalmaroli y pintor de la escuela parisina. Su obrarecibió muy buenas críticas y mantuvo un equilibrioentre la forma y el color. Su pintura es sobre todocostumbrista, muy del gusto de la época,deteniéndose en la anécdota, en lo cotidiano de laescena y en la sensibilidad del dibujo. En “LaPereza” queda patente el buen dominio del dibujo yel rico cromatismo de la obra. Representa unaescena de interior, con una joven sobre unbalancín, con un vestido blanco y en la mano un abanico oriental. En el suelo y junto al balancín aparece unapartitura de música con el título “La Pereza”, y tras ella un biombo, y al fondo a la izquierda un piano. Elartista se detiene en detalles anecdóticos del mobiliario y la indumentaria. La pincelada suelta la aleja delacademicismo.

“La Pereza”

La siguiente obra es de Antonio María Esquivel, de 1852, el “Retratode un abogado”. Representa a un personaje con toga negra, en la queresalta el blanco del cuello y la camisa. El rostro es quizá la parte de mayorcalidad en acabados, destacando las carnaciones. Tras el personajeaparece una columna de fuste acanalado. Esquivel fue un destacado pintorsevillano del S. XIX, continuador de la célebre escuela que fundara el pintorBartolomé Esteban Murillo.

“Retrato de un abogado”

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La obra que cierra la sala es “María Picón y Pardiñas, con capota blanca”, de 1882, obra del pintor EmilioSala Francés (1850-1910). En este óleo sobre lienzo, el pintor retrata el busto de una niña, con gesto serio yde mirada observadora hacia el espectador. Aparece ataviada con abrigo y capota blanca sobre la cabezaanudada al cuello con un gran lazo. La calidad de las telas, que el pintor refleja con la pincelada, indican laposición social acomodada de la joven, así como sus pendientes dorados con grandes piedras azules. Lapincelada es rápida y suelta, sólo detenida en el rostro para acentuar los detalles. El pintor usa sólo algunostonos de verdes, azules, rosas y blancos. En la parte izquierda, tras la niña, aparece representado un dibujode trazo infantil y con gran ingenuidad, haciendo alusión su condición pueril. El pintor deja ver incluso el lápizpreparatorio del cuadro tras las pinceladas, es una obra que refleja espontaneidad y frescura, con un aspectoabocetado. La niña retratada es la hija del ilustre caballero Jacinto O. Picón y Bouchet, de ideas liberales ycrítico de arte, además de biógrafo de Velázquez, novelista y académico de la Real Academia Española y dela de Bellas Artes, y representante del patronato del Museo del Prado. Emilio Sala era, por tanto, amigo delpadre de la niña, y se piensa que el cuadro fue un regalo. Sala hizo más retratos dedicados a esta familia. Elcuadro es del Museo de Arte Moderno, donado por Jacinto Octavio Picón, y está en depósito en el Museo deCáceres.

“María Picón y Pardiñas, con capota blanca”

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Las piezas de orfebrería, al igual que las demás obras artísticas, solían contratarse. Era el cliente (laIglesia en la mayoría de los casos) el que solicitaba la obra, de ciertas características, y prometía pagarlabajo determinadas condiciones; y el maestro platero debía realizarla siguiendo las directrices del cliente, quepreviamente había aprobada las trazas, dibujadas normalmente por el propio platero.

Dentro de la orfebrería, una de las piezas más destacadas son los cálices. De hecho, ha sido siempreconsiderado como el objeto litúrgico más importante del rito católico. Sirven para analizar la evolucióntipológica y ornamental de las piezas a lo largo de los siglos.

En el Museo de Cáceres se exponen 5 ejemplares, de los siglos XVI alXVIII.

Los cálices del siglo XVI presentan aún reminiscencias góticas en ladecoración, como son los elementos florales, que poco a poco se vanmezclando con la labor de candelieri que se acabará imponiendo. Presentanalgunos cambios evolutivos, las peanas estrelladas pasan a circulares y losastiles pasan de la forma prismática a cilíndrica. La copa evoluciona desde lasmuy acampanadas propias de lo gótico, a las renacentistas, más rectas yesbeltas.

En el pie del cáliz, la decoración estaba recogida en lóbulos, durante el Gótico;paulatinamente éstos se abandonan y el adorno se va disponiendo en bandasconcéntricas, propias del Renacimiento.

Durante el siglo XVII aún perviven las formas puristas típicas del manierismo,pero poco a poco van derivando hacia formas y decoraciones más ampulosas yrecargadas. No hubo una ruptura con el estilo anterior, sino más bien unacontinuidad, y no es hasta el siglo XVIII cuando la evolución es total y la propiaestructura de las obras, junto con la decoración, corresponden ya al Barroco.

Los distintos elementos de las piezas comienzan a fusionarse para formar untodo indisoluble, así las peanas tienden a unirse con el astil, que suele ser másmoldurado y mas elevado que los planos del periodo anterior.

En cuanto a la técnica se emplea el repujado, que le da a la pieza ese caráctercarnoso y naturalista tan propio de lo barroco.

Pero lo más característico de la orfebrería barroca esla decoración, la abundante y singular ornamentación,diferenciándola de la purista anterior y del Rococó posterior.En ocasiones llegando a tapar la estructura de las piezas.Destacan sobre todo los vegetales: las ces, de procedenciamanierista pero muy transformadas, ya que presentan varioscogollos vegetales que conforman roleos; los acantosgriegos; las frutas (a veces formando guirnaldas); loselementos florales.

Cáliz. Siglo XVII Cáliz. Siglo XVIII

Cáliz. Siglo XVI

Cáliz. Siglo XVI

Cáliz. Siglo XVI

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Junto a los cálices se expone la “Virgen del Carmen”, de plata y bronce dorado. Pertenece a lasegunda mitad del siglo XVIII y fue depositada en 1941 por el Servicio de Recuperación Artística. Presentados cuerpos: un pedestal neoclásico sobre el que se asienta el segundo cuerpo escultórico. Éste consiste enla Virgen con el niño, coronado, elevándose sobre las llamas del infierno de las que surgen tres personajes.Es de señalar el profuso barroquismo en cuanto a trazos y volúmenes. Las figuras están bien modeladas, congran movimiento de paños y nubes. En la parte trasera contiene una especie de relicario entre rocallas.

“Virgen del Carmen”

Detalle. Relicario entre rocallas

Detalle. Llamas del infierno con tres personajes

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ARTE CONTEMPORÁNEO

En la sala 15 se expone el arte español del siglo XX. Se trata, en su mayoría, de una colección formada apartir del Premio Cáceres de Pintura y Escultura en los años 70 y 80. Son obras adquiridas en esos años por laDiputación Provincial de Cáceres y depositadas en el Museo. Además, hay obras adquiridas por la Junta deExtremadura.

Esta colección puede ser calificada como la más importante de la región extremeña en lo referente a esaépoca concreta, y una de las más representativas de las vanguardias españolas, ya que incluye a los artistas másconocidos del momento.

Una de las características del arte del siglo XX es la experimentación, unida a la evolución rápida de latecnología y el proceso científico que incita al artista a actualizarse permanentemente con nuevos materiales yrecursos. El arte de vanguardia fue considerado en el primer tercio del siglo XX como una actitud de rebeldía frenteal arte anterior, los hechos históricos van modificando la trayectoria hasta crear un arte moderno sin reglasestablecidas. Ya no hay una evolución común de la plástica, sino que se estudiarán las distintas iniciativasindividuales de los artistas

El artista del siglo XX comienza a utilizar técnicas artísticas distintas, fuera de lo establecido anteriormente.En cuanto a los soportes, además del tradicional lienzo o madera o papel, ahora también se emplea cartón, metal,cuerdas, fotografías... por lo que también se diversifican las técnicas y los instrumentos. En ocasiones, inclusoempleando medios informáticos para ello.

En esta sala encontramos muestras de las principales corrientes artísticas del siglo pasado, obras quepertenecen al surrealismo, al expresionismo abstracto, al arte pop, a la abstracción geométrica, al arte óptico, a lacrítica social, etc.

La visita a la sala comienza con un conjunto de obras de arte gráfico. Se muestran cinco grabados de dosde las grandes figuras del arte español: Pablo Picasso y Joan Miró. Además, se exponen obras de dos de losartistas extremeños de mayor reconocimiento universal: Juan Barjola y Godofredo Ortega Muñoz.

Pablo Picasso (1881-1973)El grabado fue un medio utilizado por Picasso en numerosas ocasiones. Plasma en su amplia variedad

temática y técnica una diversidad creativa, que además constituye el triunfo del dibujo y la línea. En la iconografíade su obra gráfica abunda el sexo (uno de los asuntos más tratado), el taller del pintor, la violación, el voyeur;maestros del pasado y homenajes; el toreo, el circo, los temas mitológicos. Pero no deben ser considerados unmero trasunto de su obra pictórica, ya que en la mayoría de las ocasiones las técnicas empleadas caminan deforma paralela. Los personajes aparecen con frecuencia en grupo, no hay escenas solitarias, suelen ser figurasacompañadas de otras.

Los tres mosqueteros raptando a una mujer (1968)Estampa 21/50. Número 91 de la "Suite 347", formada

por 347 planchas realizadas en 1968. Esta serie la realizadespués de una etapa de inactividad en este tipo de técnicas.El tema de esta serie gira en torno al desnudo femenino y laactitud del hombre ante el mismo. Se muestra una vez más elPicasso obsesionado por el mundo de la mujer, el amor y elsexo. La fragmentación de sus trazos y la eliminación de loaccesorio son notas caracterizadoras del estilo picassiano delos grabado de estas series de 1968.Técnica: aguatinta sobre cobre.

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Pintor y modelo sobre una cama (1968)Estampa 21/50. Número 171 de la "Suite 347", formada por 347

planchas realizadas en 1968. En este pequeño grabado se muestra unavez más el Picasso del mundo femenino, en este caso utilizando untema muy frecuentado por el artista , como es el pintor y su modelo. Setrata de una obra sencilla y parca en trazos, cuyo principal interés resideprecisamente en esa elementalidad y precisión del característico dibujopicassiano.Técnica: punta seca sobre cobre.

Joan Miró (1893-1983) consiguió un gran dominio de la técnica del grabado, prueba de ello es el GranPremio de Grabado que consigue en una de las convocatorias de la Bienal de Venecia.

La fiesta de la patrona. Confeti y diablillo. Degás de perfil(1971)

Estampa 38/50. Número 154 de la "Suite 156",formada por 157 grabados realizados entre 1970 y 1971. Enesta serie se manifiesta el gusto picassiano por ladeformación de rostros y cuerpos, tan usual en su obra tantograbada como sobre lienzo. Esta nueva serie supone un girotemático con respecto a las anteriores, al preocuparse menospor el erotismo. Continúa, sin embargo, la mujer como temacentral de unas obras caracterizadas por el grafismo de lostrazos del dibujo. En esta obra, Picasso presenta unaagrupación femenina, entre sensual y graciosa, tan del gustodel pintor.Técnica: aguafuerte sobre cobre.

La “Suite 156” es vista como un homenaje sincero atodos sus personajes y temas, pues en ella coexistenreferencias a la Historia del Arte, a Rembrandt, a Goya, aDegas, a la mujer, al cuerpo deformado, al desnudo...

La serie de Els Gossos 71 (1979), está formada pornueve estampas, en las que nuevamente contó con lacolaboración de Joan Barbará. En este grabado (estampa4/30) destaca la sobriedad cromática empleada, que juntocon los fondos no limpios introduce efectos plásticosañadidos e inesperados en el resultado del grabado. Lasformas del grabado evocan ese mundo a medio caminoentre la realidad y la imaginación, que surge casi siemprede un punto de partida real pero que, a medida que elartista lo desarrolla, se transforma en signos y elementosque pertenecen al campo de la pura creación no figurativo yque responden a impulsos apasionados; surgen de estaforma imágenes con apariencia elemental y primitiva, queevocan formas ancestrales de expresión.

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A la derecha, Tauromaquia del extremeño JuanBarjola (1919-2004). Barjola ha destacado por suindependencia y por la realización de una síntesis entreel cubismo, cierto componente surrealista yprincipalmente un expresionismo muy representativo.Las tauromaquias son uno de los temas máscaracterísitcos del autor. En ellas, los elementospormenorizados adquieren mayor fuerza; songeneralmente escenográficas, con varios protagonistas,donde el toro, los toreros, el público y la plaza forman untodo bien articulado. Hay dos componentessobresalientes, la cabeza del toro y sus astas y lascabezas de los toreros y sus monteras. El toro es nervio,gesto, movimiento, lucha por sobrevivir. Los toreros searremolinan en el ruedo, ajenos a cualquier principio

Olivos y encinas (1973) de Godofredo Ortega Muñoz (1899-1982). Este artista extremeño es consideradocomo el gran renovador del paisajismo en España a mediados del siglo XX, junto a Benjamín Palencia y Vázquez

Gaudí 36 (1978) (estampa 2/50) pertenece a la serie“Homenaje a Gaudí”, compuesta por 22 estampas en las quecolaboró el grabador Joan Barbará. Al igual que en sus pinturas alóleo, en sus grabados Miró también trabaja con un lenguaje designos abiertos en continuo movimiento y transformación, creandosu propio universo de símbolos y colores.

organizativo de la lidia, se crea una extraña situación, parece que danzaran en torno al toro, una coreografía quesigue los dictados del valor y del miedo.

Díaz. Sus paisajes muestran la atemporalidadcaracterística del autor, huyen de la exuberancia de laNaturaleza Su interés de centra en la tierra dura y seca ,en los árboles aislados que destacan en ella, creando unritmo a través de la repetición. Ortega Muñoz elimina losaspectos anecdóticos, lo accidental, consiguiendotransmitir sencillez, austeridad, calma, silencio ysobriedad. Utiliza recursos plásticos comunes a GutiérrezSolana: el uso de la línea gruesa en la delimitación de lascosas, el juego de ocres y negros, el tratamiento de la luz,el punto de vista… pero, a diferencia de éste, carece delregusto por lo polvoriento y lo sórdido, por la “mugre”solanesca. El mundo de Ortega Muñoz es mucho menosagresivo, más contenido en su expresión.

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Junto a estas dos esculturas, Bodegón con imperdible(1947) de Oscar Domínguez (1906-1957). A pesar de que esteartista es considerado la figura central de la pintura surrealistacanaria y de que su obra no puede entenderse fuera delsurrealismo, este bodegón se encuadra en una etapa de cubismoesquemático que desarrolla el pintor en los años 40, cuandovuelve progresivamente a la figuración, con influencia picasiana.Muestra ese mundo artístico del artista en el que se funde lo realy lo imaginario, expresado aquí en un lenguaje muy sintético quereduce las formas a su máxima elementalidad.

Al fondo, dos escultura de Alberto Sánchez (1895-1962): La Maternidad y Perdizdel Cáucaso, ambas de los años cincuenta. Presentan formas orgánicas, en las que sevaloran volumen y hueco, con un acentuado sentido de lo material. El artista va creandosu propio lenguaje escultórico a través de una fusión de elementos de inspiraciónpopular, principalmente la tierra y el pueblo castellanos, con ciertos rasgos surrealistas,todo ello tratado con una acentuada estilización. Las dos obras muestran eseorganicismo fantástico propio del autor, con tintes surrealistas e inspirado en loselementos de la Naturaleza.

Como muestra del Expresionismo Abstracto americanocontamos con Presencia del negro (1979) de José Guerrero(1914-1991), artista que formó parte de la Escuela de Nueva York.Su expresionismo abstracto recuerda al de Rothko o Kline. En supintura norteamericana Guerrero rompe de forma decidida con elpaisajismo y la figuración. En esta obra los colores de su reducidapaleta ocupan grandes superficies cortadas por los límites dellienzo y el color predominante, en este caso el negro, quedacontrastado y casi siempre intencionalmente desequilibrado conrespecto a los demás, creando una tensión pictórica.

Representó en su momento una profunda renovación, llevada a cabo por unos artistas, que años más tarde yya de manera individual, demostrarán su solidez artística. Con El Paso, el arte español entró de lleno en lamodernidad, 10 artistas y 2 escritores sentaron las bases del arte informalista y abstracto en nuestro país, durante 4años de actividad (de 1957 a 1960), llevando el panorama artístico español a la primera línea internacional.

Conviene hablar en este punto de El Paso, el grupo artístico másemblemático de la vanguardia española. Un grupo queconvulsionó el panorama artístico de la España de la segundamitad del siglo XX, y cuya trascendencia todavía hoy persiste.

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Cuadro nº 63 (1959) de Manuel Millares(1926-1972). Este cuadro corresponde a esa etapade transformación de su arte en la que comienza atrabajar con la arpillera como soporte activo de suobra, pues, además de servir de base a su pintura,será parte de la misma y de su fuerza expresiva al serobjeto de desgarros, cosidos, etc., como medio deexpresión de la tragedia, la destrucción y la muerte.Sus composiciones sugieren formas humanastorturadas y en la sobriedad de su gama cromática nofaltan intenciones simbólicas; el negro y el rojoañaden nuevas notas trágicas a unas formas por sísolas suficientemente sugerentes del sufrimientohumano. Los blancos de la composición le sirvenpara perfilar las formas y reforzar el valor cromáticode los colores dominantes.

Sieteculos (1960) de Rafael Canogar (1935). Estaobra la realiza el artista en los años del grupo El Paso,cuando se encontraba en su época informalista, y constituyeun testimonio de la influencia que ejerció en el grupo lapintura de Antonio Saura. La fuerza y la violencia de lostrazos evoca el arte tachista de Saura y sus actitudesgestuales, que en Canogar se definirían más haciacualidades pictóricas que matéricas, aunque, en su afán deinvestigador plástico, nunca ha dejado de experimentar conlos materiales y sus posibilidades expresivas. Posteriormenteevoluciona hacia el realismo de Crónica de la Realidad,reflejando una influencia del pop americano, introduciendoelementos figurativos en sus imágenes informalistas, yllegando a abandonar en 1964 definitivamente elinformalismo.

Esther en su sillón (1967) de Antonio Saura (1930-1998).Destaca el expresionismo que caracterizará su producción y que tantoinfluirá en la personalidad del grupo El Paso. Su expresión gestual yviolenta no abandonará nunca la figuración, aunque sí la policromía desu primera etapa hasta llegar, años más tarde, a una tríada cromáticacasi obsesiva de blancos, negros y ocres. Los personajes de sus obrasse transforman por la energía y voluntad del artista en verdaderosmonstruos deformes.

En esta sala hay obras de algunos de los artistas que formaron parte de El Paso, como Manuel Millares, Rafael Canogar, Manuel Rivera, Antonio Saura, o Martín Chirino.

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Manuel Rivera (1928-1995) creó una obra difícilmente comparable ala de otros artistas. Espejo delirante nº 5 (1975) corresponde a la etapainiciada en 1956, en la que Rivera abandona la figuración y el lienzo paradedicarse a la abstracción expresada a través de materiales como elalambre y la tela metálica, para, a partir de 1965, colorear el fondo de susobras, como en este caso, y dedicarse definitivamente a la escultopintura.Rivera realiza en sus obras experimentos sobre el espacio creado entre susmarañas de alambres y los efectos dinámicos de tipo óptico motivados porla superposición de las telas metálicas y el movimiento del espectador o lailuminación.

Martín Chirino (1925) fue uno de los dos esculturasdel grupo El Paso. Su trayectoria artística supera todoacademicismo para convertirse en una búsqueda personal enel ámbito de la vanguardia. La dureza del hierro, que en laforja se pliega a su expresión, le ha servido para realizar unaobra, que aún mostrando la evolución entre la abstracciónlineal y la abstracción expresionista, muestra la coherenciade un estilo que marca una impronta evidente en todas susobras. A partir de los años setenta comienza a trabajar en laserie Aeróvoros (1981), continuación de su serie Paisajes. Ladilatada horizontalidad de estos “pájaros” transmiten unaserena sensación espacial. Sus obras sorprenden por lasimplicidad de las formas que estructuran suscomposiciones. El contraste entre la rigidez natural delmaterial con el que trabaja y las torsiones a las que le

Lucio Muñoz (1929-1998) comienza a utilizar la madera en susobras a partir de 1957 y después de los ensayos que realizara conarena dentro del campo del informalismo. Vero Mistia (1980) refleja eseuso de la madera como medio para construir las fomas de sus seres ypaisajes. Adosada al soporte, la madera de los cuadros de Muñoz estrabajada y coloreada, lo que convierte a sus obras en auténticasescultopinturas que, a través de formas y colores, sugieren elementosde la realidad, pero que ante todo transmiten todo un mundo desensaciones y emociones.

somete, refuerza el contenido expresivo de sus obras. En el caso de esta obra, el material parece dilatarse yondularse suavemente a merced del aire que sustenta a estos grandes planeadores.

La piedra X (1981) de Fernando Zóbel (1924-1994) refleja unarte abstracto de resonancias caligráficas orientales. Utiliza una pinturade colores difuminados, que en ocasiones aplica con la ayuda dejeringuillas, llegando así a esas atmósferas silenciosas que evocan losresultados plásticos de las tintas orientales.

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En 1947 se funda en Barcelona el grupo artístico Dau al Set, vinculado a una revista homónima. Este grupoestá representado en esta colección por los autores Antoni Tàpies y Joan Ponç. Josep Guinovart, sin pertenecer aél, estuvo también muy próximo al grupo. La estética del grupo se podría encuadrar dentro del surrealismo mágico,fue decisiva la influencia en todos sus componentes tanto de Joan Miró como de Paul Klee.

Dau al Set (1947) de Joan Ponç (1927-1984), se muevedentro de un expresionismo fantástico. Su trayectoria artística seorientará hacia el mundo de los sueños, mostrando un gusto porla ingenuidad casi infantil de formas y colores, como refleja estaobra. Sus personajes forman parte del mundo a través de ladeformación de sus miembros y facciones, que se estiran yencogen, se vuelven y alargan, sin respeto alguno por lasconvenciones, mientras pululan por el cuadro con un movimientoincontrolado, llevando al espectador a un mundo a caballo entrela realidad y la fantasía.

La obra de Antoni Tàpies (1923) se haconvertido en un punto de referencia para el arte españole internacional de la segunda mitad del siglo XX.Pinturas, objetos, grabados, collages, “esculturas”,dibujos... su abanico artístico es bastante amplio.Conjuga la adicción con el despojo: toda materia espictórica, una convicción que impone un tono sensual asus obras. Concentrar la materia, dar entrada al vacío,serán objetivos de una pintura que se abre hacia dosvías. De un lado, una fuerte vocación objetual, que lelleva hacia lo escultórico; de otro, un refinamientoprogresivo, deudor en parte de su atracción por Oriente.Como demuestra Drap i Celles (1977), Tàpies

encontró en el informalismo el camino más apropiado para expresar su preocupación por el espacio, la forma y lamateria en sus formas más puras de manifestación.

Josep Guinovart (1927-2007) se adentra, en los años sesenta, enlos caminos del informalismo, con una gran preocupación por los problemasmatéricos, capaz de sugerir mundos oníricos, jugando con la luz. Con Lunade Cristal (1982) presenta, a través de un formato de grandes dimensiones,un ejemplo más de sus investigaciones en el ámbito de la utilización denuevos materiales en la pintura. En este caso es el cristal el material queincorporado al cuadro dota a éste de un contenido simbólico y multiplicadorde efectos. Una vez más el autor muestra un ambiente indeterminado yvaporoso en el que las formas adquieren una apariencia fantasmagórica ymisteriosa.

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Antoni Clavé (1913-2005) formó parte de la "SegundaEscuela Española de París" y con el tiempo se convertirá en uno delas más interesantes artistas españoles entre los que residen en lacapital francesa. Paisaje en Sol Rojo nº 2 o Le Roi (1957)corresponde a su etapa de madurez, en la que abandonando lasinfluencias nabistas y picassianas, su arte adquiere rasgos muypersonales y fácilmente identificadores. Su pintura, como muestraesta obra, se decanta hacia un informalismo en el que, como en otrospintores de la época, hay cierta influencia goyesca. Expresionismo yfantasía son las notas características de su estilo más personal, ricoen colorido y gustoso de experiencias técnicas en las que mezcladiferentes materiales en aras de una mayor riqueza expresiva.

Después de su paso por el informalismo, el realismo mágico deintenso colorido y el geometrismo expresionista, Darío Villalba (1939)ha dirigido su lenguaje artístico nuevamente hacia el campo de laabstracción, siendo Noche 81 (1981) testimonio de ello y de laatmósfera de misterio que siempre envuelve su pintura. En estanueva etapa informalista quedan aún recuerdos de sus fasesanteriores, como es el caso de la construcción con planos degeometría que crean espacios relacionados entre sí por el color.Investiga, en esta fase de su obra, con las diferentes calidadesexpresivas de la materia.

Siguiendo los pasos (1995) de Carmen Calvo (1950) muestrael interés de la artista por la materia, como fruto de su contacto conlas tradicionales formas de la cerámica; aunque ella incorpora elbarro a su obra, no con un uso decorativo, sino como si fuera pintura.Calvo desarrolla una trayectoria artística con una gran riqueza derecursos plásticos en los que se vislumbra una cierta vinculaciónsurrealista y dadá y una gran dosis de experimentación. En esta obra,sobre un fondo metálico aparecen huellas de zapatos recortadas enbarro, que a través de la repetición expresan su fascinación por laplástica.

Baltasar Lobo (1910-1993) compartecon artistas como Moore o Brancusi el gustopor los volúmenes y las masas, sin embargosu arte muestra con respecto a éstos lasdiferencias de un quehacer muy personal. Labrisa muestra cómo hay en sus formascurvilíneas y rotundas un interés abstracto decorte expresionista. Sus mármoles blancos semuestran sensuales y de gran plasticidad.

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En la década de los sesenta tienen lugar una serie de alteraciones en el desarrollo del arte, como son lacrisis del informalismo y el auge del arte pop, que traen como resultado una vuelta al realismo, pero no comorepresentación del mundo de las apariencias, sino de aquellos elementos que tipificaban una situación yestructura sociales, con una funcionalidad social e ideológica.

Eduardo Arroyo(1937), pintor madrileño incluido en la Escuelade París. Al trasladarse a la capital francesa en 1958 entra en contactocon el círculo de exiliados, lo que refuerza su espíritu crítico hacia larealidad política española. Se definió por el arte desmitificador, crítico ysarcástico, no exento de cierta ambigüedad. Sus críticas, dirigidasprincipalmente a personajes históricos, van acompañadas siempre de unimportante trasfondo humorístico. Linda de Chamonix (1972) muestrauna obra clara, directa y con un lenguaje plástico que recuerda al delcartel.

Como representes del pop español la colección cuenta con las obras del Equipo Crónica y de Luis Gordillo.

El Equipo Crónica fue fundado en 1964 por lospintores Manuel Valdés, Rafael Solbes y José AntonioToledo (éste último lo abandona al poco tiempo de crearse) yse mantiene hasta la muerte de Solbes en 1981. El EquipoCrónica pertenece al realismo sarcástico y desmitificador enel que no falta cierta dosis de crítica social. Su arte, que hasido catalogado como pop español, tiene como punto departida los recursos plásticos del cartel publicitario y de lastécnicas del fotomontaje. Su estilo directo a base de tintasplanas y de calidades hiperrealistas es utilizado para producirobras comprometidas y críticas o, como en la obra Turner yla National Gallery (1980), propias de un inocuo arte poppreocupado casi de manera exclusiva por la estética de unoslienzos que, sin embargo, siempre están abiertos a laposibilidad de lecturas subyacentes.

Vinculado al arte de influencia pop, después de su pasopor el informalismo y el expresionismo, Luis Gordillo (1934)constituye un constante investigador de la forma artística.Reivindica un espacio para una figuración suelta y desinhibida,de escasas referencias en el entorno español de los años 80.En Doble morado con perro (1981) se manifiesta su gusto pordeshacer la figuración, darle formas líquidas, acercarlas aplanteamientos del arte pop, del cómic y los dibujosautomáticos. Otro rasgo frecuente en su pintura es dividir ellienzo en dos partes diferentes de manera que una de ellasparece el negativo de la otra. Dentro de una intencionalidademinentemente plástica, no falta en sus obras una cierta actituddesenfadada e incluso humorística.

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La agresión (1976) de Juan Genovés (1930) nos muestra un arte de denuncia con un estilo muy peculiardentro de la nueva figuración española, combinando lo pictórico con las fórmulas de la fotografía. La temática de

Eusebio Sempere (1923-1985) constituye el representante por excelenciadel arte cinético y el pop-art en España. Las exquisitas y delicadas construccionesgeométricas constituyen auténticas fantasías lineales y cromáticas, cuyasmatizaciones sugieren suaves movimientos. Sus obras, como ésta Sin título(1980), son el resultado de un elaborado proceso mental y técnico, a pesar de suaparente simplicidad. Las diferentes modulaciones y superposiciones de lossuaves y nunca estridentes tonos armónicos de su pintura provocan esas rítmicasy características vibraciones de su pintura.

La pintura de Xavier Valls (1923-2006) es elresultado de un proceso de reflexión sobre la distribuciónequilibrada de formas, volúmenes, luces y colores, dentro dela sencilla y poética realidad que producen sus obras depequeño formato, como esta Naturaleza muerta (1979). Suestilo es esencialmente cerebral y su depurada técnica, abase de pequeños puntos de colorido frío, la más adecuadapara elaborar un arte en el que ante todo se busca lasensibilidad y la estética.

Genovés oscila entre elmundo de la opresión,como en este caso, yel de la soledad. Susobras, de alta calidadplástica, poseen unaevidente intencionalidadideológica y moral. Eneste lienzo, las oscurasformas de suspersonajes se recortande manera altamenteestética en un ambienteclaro e indeterminadoque monumentaliza lasfiguras y las convierteen protagonistassolitarios del drama dela acción.

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Además de escultor, Jorge Oteiza (1908-2003) ha sido teórico y profundopensador. Siempre preocupado por el análisis espacial y la contraposición macizo-vacío, su obra muestra distintas etapas con tendencias evolucionadas. Tras unprimer periodo de corte narrativo, se definió hacia un estilo que se caracterizó por laoscilación entre cubismo y expresionismo. A partir de 1948 su obra deriva hacia elorganicismo. Ha trabajado el hierro, el acero y el mármol, a veces combinando lostres materiales. Cabeza de Cristino Mallo (1951), buen exponente de la estéticavanguardista y del expresionismo que identifican claramente al escultor vasco en suprimera etapa artística, se encuadra dentro de esa serie de retratos que realiza enaquellos años y en los que experimentaba con formas geométricas curvas. Es en ladeformación de los rasgos identificadores de la fisonomía del retratado donde residela fuerza expresiva de la obra de Oteiza.

Julio Hernández (1930) es considerado el representantede la corriente del "Realismo Mágico". El suyo es un arte en elque la ensoñación melancólica produce unas obras llenas delirismo y sensibilidad, así como de connotaciones simbólicas,como bien testimonia esta escultura. Julio López ofrece esapeculiar mutilación de la figura como recurso simbólico yexpresivo. Técnicamente, Esperanza y ella en el libro (1980)llama la atención por la excelente calidad con la que el artista hatrabajado los plegados de la ropa a través de la cual se descubrela anatomía de la figura.

El último rincón está dedicado a la abstracción geométrica con tres obras de Pablo Palazuelo (1916-2007).

La escultura Atrix (1981) participa de las mismasinquietudes de su pintura, siendo la sugestión del espacio,tanto del mundo real como de lo imaginario, uno de susprincipales objetivos plásticos. Palazuelo conoce lasposibilidades de cada medio, sea pintura, grabado oescultura, realizando así esculturas aéreas, como si setratase de planos que definen formas, nunca volúmenesopacos y pesados.

En Estudio nº 1 y Estudio nº 2 (1980) se reflejanlos elementos básicos de su lenguaje: geometríay color, con los que alcanza la eleganciaexquisita de sus obras. Intenta reproducir en susobras esos ritmos y leyes básicas que rigen lanaturaleza a través de la geometría y lasformulaciones matemáticas. Experimenta conlas formas para representar tanto el espacio realcomo el virtual, y el color tiene que estar en lamisma línea de pureza y plasticidad del espacio.

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Dirigiéndonos a la salida, terminamos elrecorrido con A la fiesta del pueblo, delextremeño Eugenio Hermoso (1883-1963).Tema festivo popular con protagonismofemenino exclusivo. Composición ampliaque muestra la inocente alegría de lasjóvenes pueblerinas. El protagonismo de lasmuchachas se ve completado con el paisajede fondo de la campiña de Fregenal.Presenta un grupo de figuras que se vansuperponiendo creando un ritmo cadenciosoque se forma con las acampanadas sayascampesinas y las posturas de balanceocontrapuesto de las jóvenes. Cuida ladescripción de objetos como las frutas ycestos, así como los tejidos. El coloridovariado crea toda una sinfonía de colores que es resaltada por la clara luz que baña el conjunto. Es una exaltaciónde los humildes festejos propios de la campiña, con una visión optimista de la vida que fue patrimonio de la corrienteregionalista de la pintura, fomentada por la exaltación de los valores propios de la nación.