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CONTENIDO DL B - 14022 - 1998

Cubierta: Juan Carlos García.Edita: Editorial Teosófica SCooCL. para la Sociedad Teosófica Española.Presidente de la Sección: Clarisa ElóseguiLa Sociedad Teosófica Española sólo es responsable de las comunicaciones oficiales queaparecen en esta revista.Las opiniones de los autores son de su propia responsabilidad.

SOPHIANº 256 SEPTIEMBRE 2010

EDITORIALHAY MÁS SANTOS QUE LOS DEL “SANTORAL” ..........................................................3

DESDE LA ATALAYA, Radha BurnierUn centenario digno de señalar ...............................................................................................5La naturaleza de la enseñanza respecto al Sendero.................................................................6

LAS TRES CORRIENTES DE EVOLUCIÓN EN EL HOMBREMary Anderson ........................................................................................................................8

LA FIESTA DEL LOTO BLANCODanielle Audoin ....................................................................................................................18

EL MOVIMIENTO DEL DOLORBaden Offord.........................................................................................................................21

EL YO, LA CULTURA Y LA ESPIRITUALIDADRadha Burnier .......................................................................................................................23

ACTIVIDADES ........................................................................................................................28

OBITUARIO .............................................................................................................................28

2 Sophia nº 256

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EDITORIAL

La santidad no está en los genes, ano ser que se traiga elaborada devidas anteriores.

La santidad es una cualidad intrín-seca al ser humano pero que no se ma-nifiesta, que no puede manifestarse másque a copia de descubrirla y ejercerla enel transcurso del vivir.

Los santos no están primordialmen-te en los altares donde normalmente semezcla la política con la fe y los intere-ses de la propia religión.

Axel Munthe, en su libro Historiade San Michele —escrito en Capri don-de fue enviado por la reina de Suecia dela que era su médico particular para quecurara su tuberculosis— en el últimocapítulo de esta obra que, por lo que sa-bemos, es la única que escribió, hizo unadescripción clara pero con una fina iro-nía del Paraíso y su valedor, San Padromostrándole al autor todo el panorama.

Ante la figura apoteósica reveren-ciada y aclamada de uno de sus mora-dores, rodeado por una multitud, AxelMunthe le pregunta a San Pedro: “Y èse,quién es?” Y San Pedro, lleno de reli-giosidad y devoción le dice: “¡Ah! Ésees San Ignacio de Loyola, un gran santoen la tierra.”

Luego, Axel Munthe, siguiendo supaseo por el mismo recinto paradisíaco,siempre guiado por San Pedro, se en-cuentra en un rincón con un hombre ves-tido con unos pobres hábitos, aislado ysin nadie a su alrededor que le haga coro,y le pregunta a su guía: “¿Y éste, quiénes?” Y San Pedro, con aire displicente ycomo desentendiéndose,de la respuesta,dice: “¡Ah! Ése es San Francisco deAsís,” y ahí termina su comentario.

Todo el libro de Munthe es una de-licia pero este último capítulo es el co-lofón de la obra.

Que la santidad se traduce con losactos y que éstos son un reflejo del pen-samiento y más que de éste aún, del sen-timiento, todo el mundo lo percibe.

De los altares sólo se filtra la in-fluencia redentora de una imagen repre-sentativa imbuida a veces de todo el fer-vor religioso y devoto de aquellas per-sonas que de buena fe solicitaron susfavores y cuya fuerza mental coadyuvópara que esto se realizara a través delsanto de los altares, proporcionándole lafuerza magnética y la energía que ellosmismos propulsaron.

Nuestras enseñanzas teosóficas noshablan de los mundos supra-terrenales

HAY MÁS SANTOS QUE LOS DEL “SANTORAL”

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donde se mueven infinidad de seres an-gélicos y elementales de la mejor espe-cie que se convierten en ayudantes delos mismos santos a los que la gentevenera cuando cunde el pánico ante unasituación drástica determinada y optanpor dirigirse en su desesperación al San-to de su devoción, olvidando que la ima-gen, en si misma, no tiene ni la fuerza niel poder para ayudarles si no fuera por-que esas huestes angélicas y elementa-les superiores recogen las riendas y apre-suran el paso de la redención o la cura-ción.

La santidad es, pues, inmanente ypermanente, cuando es cierta, en una uotra de aquellas personas que la traba-jaron durante siglos y la pusieron demanifiesto en su deambular terrenal,cuando convino y como convino, dan-do pie a que la gente lo considerara mi-lagro, cuando lo que hubo en realidadfue sólo una manifestación plena de lallamada “Gracia de Dios” a través de suscriaturas más queridas, más desarrolla-das espiritualmente.

Dios, la Vida misma, el HacedorSupremo, lo Infinito, el Todo, démosleel nombre que queramos, es lo que sevale de la fuerza y valor de cada uno paraatraer a éste mundo en funciones todolo que haga falta para su mayor fructifi-cación espiritual. Y para ello se sirve detodas las fuerzas y santos a su alcance.

¿Podríamos considerar santo a Vi-cente Ferrer? ¿Podríamos considerarsanta a la Madre Teresa de Calcuta?

Cabe pensar que ambos, en sus pro-pios dominios terrenales hubieran co-nectado con una santidad sagrada ocul-ta en su interior y hubieran desarrolladoese amor que hace santo a cualquierhombre o mujer que labore para ayudara paliar “el pesado karma del mundo”según palabras de los Maestros de Sabi-duría.

Ambos, Vicente Ferrer y Teresa deCalcuta, llegaron a un país, la India, conánimo de servir en primer lugar a suOrden, y en segundo lugar a servir yamar a sus hermanos los hombres. Elprimero obvió su primer objetivo yadoptó el segundo y primordial. La se-gunda, sin obviar el suyo, antepuso elsegundo en su entrega total al Servicio.

Es bueno que en los caminos de lavida se crucen a veces seres de tan granenjundia como los mencionados. Paramantener el equilibrio del mundo losSeres Superiores se valen de cualquierdestello que vean brillar dondequieraque sea, desde donde ellos se encuen-tran, y que destaque entre el espesor dela bruma ordinaria, para echar una manoa este mundo tan desvalido.

C.B.

Debéis distinguir entre lo verdadero y lo falso; debéis aprender a serveraces en todos los sentidos, en pensamiento, palabra y obra.

A los Pies del Maestro, J. Krishnamurti

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DESDE LA ATALAYA Radha Burnier

Un centenario digno de señalarEste año, en toda la India y también

en algunos otros lugares, nuestros miem-bros están celebrando el centenario dela publicación del texto A los pies delMaestro. El nombre oficial que se le dioal autor fue el de Alcyone, una de lasestrellas del firmamento, pero natural-mente, todo el mundo sabe que se esta-ba hablando de J. Krishnamurti. Decíanque cuando era muy joven, cada nocherecibía enseñanzas de su Maestro. El li-bro se ha estado vendiendo continua-mente desde hace cien años y ha signi-ficado mucho para numerosos lectores.

E.A. Wodehouse, hermano del fa-moso P.G. Wodehouse, escribió lo si-guiente:

Lo que nos asombraba especialmente erasu naturalidad, sin rastro alguno de afec-tación o segundas intenciones. Era, sinembargo, de naturaleza retraída, modestoy respetuoso con sus mayores y cortés contodo el mundo. Además, mostraba unafecto profundo, singularmente atractivo,con las personas de su agrado. De su car-go “oculto” parecía totalmente incons-ciente. Nunca hablaba de ello, nunca, nipor un momento, dejaba entrever la másmínima señal ni en sus palabras ni en sumodo de actuar… Otra cualidad que te-nía era una generosidad serena. Parecíano estar lo más mínimo preocupado porsí mismo… Nosotros no éramos fanáti-cos suyos cegados, dispuestos a no ver enél más que la perfección. Éramos gentemayor, educadores y con cierta experien-

cia de los jóvenes. Si hubiera habido al-guna traza en él de vanidad o afectación,o modales de “niño santo”, o una concien-cia de sí mismo algo pedante, indudable-mente habríamos dado un veredicto ad-verso.Esta cualidad de la modestia, de una

cortesía para todo el mundo y de unaausencia total de orgullo, la “generosi-dad serena” que le hacía no ver nadaimportante en sí mismo, las mantuvodurante el resto de su vida. Era cierta-mente consciente de que le embargabaun poder más grande cada vez que teníaque dar una conferencia y había perío-dos, cada día y cada noche, en los queparecía estar en otro mundo, pero apar-te de esto, no había ningún sentimientode superioridad en su comportamiento.Este sentimiento de poca importancia ibasiempre con él como la fragancia quedesprende una hermosa flor; aunque porsu posición conocía y trababa amistadcon gente muy importante, siempre es-taba dispuesto a entregar su afecto acualquier persona que le respondiera.Recuerdo al chófer de la Sociedad per-maneciendo a cierta distancia una vezque fui a ver a Krishnaji, pero Krishnajise le acercó espontáneamente, le tomóde las manos y le mostró un gran afecto.Lo hacía con mucha gente sencilla delos que no eran capaces de comprenderlas conferencias que daba.

El librito A los pies del Maestro,aunque nunca fue reivindicado por él,

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ha llegado al corazón de miles de per-sonas. El lenguaje es muy simple por-que el escritor era joven y no conocíamuy bien el inglés. Esto ha sido una ven-taja para miles de personas que han leí-do el libro, porque no han necesitadoconocer palabras ni frases difíciles eninglés. Podían seguir bien lo que decía.Hay algún pasaje ocasional que no pa-rece ser suyo, sino de C.W. Leadbeater.Seguramente se debía a que, al no co-nocer el inglés lo suficiente, necesitabaayuda de otra persona para expresar loque quería decir. Pero eso no significaque el libro expresara el pensamiento deotra persona. Incluso el primer párrafoya nos transmite algo de las profundi-dades en las cuales él se movía y de loque a él se le decía.

Este centenario no se parece a nin-gún otro. Aporta a quienes estudian ellibro una parte de la gran sabiduría quese encuentra detrás de él. Le transmiteal lector el sabor de una enseñanza quepuede elevarle al nivel de una personadevota e interesada por la verdad. ¿Quémás podemos pedirle a un librito quecualquier persona puede leer y compren-der?

La naturaleza de la enseñanzarespecto al Sendero

Los Maestros hablan de su mundocomo de un mundo distinto al humano,a nuestro mundo. Nos es más fácil en-tenderlo cuando pensamos en una per-sona ciega de nacimiento. No puede vertodas las cosas que vemos nosotros, nila belleza de la tierra ni los colores delcielo. Pero sigue oyendo los sonidos,puede oler, notar el sabor de las cosas,

etc., y experimenta el mundo de unaforma totalmente distinta a la nuestra.No hay modo de transmitirle las expe-riencias que nosotros tenemos gracias anuestra visión. También tenemos elejemplo de otras criaturas, animales,pájaros etc., que viven en su propiomundo. En ese mundo apenas se razo-na, y todas las experiencias que tienenque ver con el razonamiento en la vidahumana no tienen ningún significadopara ellos.

El ser humano recibe afecto de esascriaturas, pero ellas no pueden compren-der la experiencia humana. El ser huma-no, de igual modo, no puede entender-les a ellos totalmente, porque viven porinstinto, que es un tipo de concienciadistinto al razonamiento. Por analogía,podemos tratar de entender que tal vezhaya gente que lleve una vida muy dis-tinta a la nuestra. Su mundo no es elmismo que el nuestro, porque lo que esesencial y vital en su mundo no tieneimportancia para nosotros; y lo que pa-rece importante para nosotros tiene pocarelevancia en el mundo donde viven.

En el mundo humano, el tiempo esmuy importante; en el mundo modernomucho más que en el mundo antiguo.Todas nuestras organizaciones e institu-ciones dependen del tiempo para funcio-nar. Si los seres humanos no fueranconscientes del tiempo, estas organiza-ciones desaparecerían. Pero eso es a ni-vel externo. Esta ilusión del tiempo noshace enfrentarnos psicológicamente almundo de cierta manera. La primera re-gla que leemos en Luz en el Senderodice “Mata toda ambición”. La ambiciónexiste porque estamos bajo el control del

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tiempo. La ambición es el deseo de al-canzar algo; de conseguir hacer algo enun tiempo determinado.

Todo en la naturaleza crece, existey muere según los dictados de la Natu-raleza. Un niño nace y no hay que hacernada para que crezca. Plantáis una se-milla y si las condiciones son las correc-tas, germinará, se convertirá en un talloy después quizás en un árbol grande, conflores y frutos. Todo eso ocurre por símismo.

Hay numerosos ejemplos de cómotiene lugar la expansión, no sólo a tra-vés del crecimiento físico, sino del cre-cimiento de las facultades.

Cada ser humano tiene unas facul-tades extraordinarias, no sólo la facul-tad del razonamiento, sino las faculta-des que despiertan el sentido de la be-lleza, que le hacen consciente de la pazetc. Pero estas facultades han crecidodentro de la conciencia humana por símismas. Tal vez no aceptemos que elcrecimiento, la expansión y todo lo de-más esté conectado con ellas. Pero, de-bido al sentido del tiempo, sentimos quedentro de nuestra vida en particular, he-mos de llegar a algún sitio o hemos deconseguir algo.

El tiempo es ilusorio. El tiempo pasade forma distinta si estamos contentos osi no lo estamos. Si estáis en una cola,el tiempo pasará muy despacio. Si ha-béis llegado al principio de la cola, en-tonces ya no irá tan despacio. Tiene,pues, algo que ver con nuestro deseo. Siestáis al final de la cola desearéis contodas vuestras fuerzas estar delante; yel tiempo pasará despacio. Pero si es-táis al principio de la cola, entonces no

seréis conscientes de que vaya tan des-pacio.

Por esto tal vez Krishnamurti dijola frase siguiente “El deseo es el tiem-po”. La ambición es un tipo de deseo,de un deseo intenso. Causa toda clasede dificultades en las relaciones. Lasguerras que han tenido lugar en el mun-do y han desgraciado a millones de per-sonas, son los productos de la ambiciónde la mente humana. La ambición haceque la gente quiera tener cada vez máscosas que le satisfagan. Tal vez tenga-mos la ambición de conseguir una satis-facción espiritual o una satisfacción in-telectual, aparte de las satisfaccionessensoriales. Pero todo es la misma cosa.

Es causado por el deseo de lograrcosas en esta vida o en un período deuna vida. Pero los animales no tienenambición, porque no tienen sentido deltiempo. A diferencia de los seres huma-nos, viven libremente y espontáneamen-te y no sienten la necesidad de que otrosanimales reconozcan que han ido mu-cho más allá que sus amigos. Pero elambicioso ser humano quiere que todoel mundo sepa que él ha superado a losdemás. Parte de la satisfacción que nosda la ambición es la de compararse a unomismo con todos los demás. Yo he co-rrido más rápido que todos los demás yhe conseguido la medalla de oro olím-pica. Pero el animal corre de prisa, in-conscientemente, sin tratar de impresio-nar a nadie. La competición en este mun-do es la fuente de muchos males.

En uno de los trabajos de MadameBlavatsky, encontrado en el librito Ocul-tismo práctico, la autora señala que lacompetición del mundo moderno es muy

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perjudicial. Es una parte del mundo enla cual la ilusión del tiempo es muy fuer-te. La ambición, el deseo, el logro, todoson expresiones de la mente humana queestá bajo la ilusión del tiempo. Pero enel mundo del Maestro, este sentido deltiempo no oprime a ninguno de Ellos.Los Maestros saben esperar que las co-sas crezcan de acuerdo con el fluir de laNaturaleza.

A veces la gente pregunta ¿Por quéno intervienen y arreglan las cosas? ¿Nopodrían hacer desaparecer rápidamentealgunas de las características negativasdel ser humano? Es como preguntar:¿Por qué la planta pequeña no es un ár-bol grande? Si no pensamos en térmi-nos de tiempo, veremos cómo la plantase convierte en un árbol. Nos daremoscuenta de que lo que llamamos un hom-bre malo crecerá lentamente y se con-vertirá en un hombre bueno, sin tenerque forzarlo, modelarlo, cambiarlo, ni

hacer todas esas cosas que los seres hu-manos quieren hacer. Lo que llamamos,pues, la paciencia es una de las grandescaracterísticas que prevalece en el mun-do de la luz, que es el mundo del Maes-tro.

Ellos saben lo que ha ocurrido y loque ocurrirá, porque todo existe ya enla eternidad. Nosotros somos prisione-ros del tiempo, psicológicamente, peroEllos viven en lo eterno. En Luz en elsendero, se señala repetidamente estecontraste entre ese mundo de luz y elmundo ilusorio. Cuatro veces nos dicen“Vive en lo eterno”. Y desde ese puntode vista eterno todas las actividades,especialmente los cambios psicológicosy las actitudes que existen en el ser hu-mano y se basan en el tiempo, son fal-sos. Por eso es maya.

(The Theosophist, junio 2010.)

IntroducciónHace muchos años, cuando yo era

niña, me dijeron algo que me causó una

profunda impresión: “Tú no eres uncuerpo que tiene un alma. Tú eres unalma que tiene un cuerpo.” Por “alma”

LAS TRES CORRIENTES DE EVOLUCIÓNEN EL HOMBRE

Mary Anderson

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no querían indicar la psique (sentimien-tos, pensamientos) sino “espíritu,” en elsentido religioso.

No es difícil darse cuenta de quenosotros no somos nuestro cuerpo, por-que podemos observarlo objetivamen-te. La mayor parte de la gene que pien-sa, no se identifica necesariamente consus cuerpos aunque algunas veces de-jen que sus cuerpos los gobiernen. Seidentifican principalmente con sus pen-samientos y sentimientos porque allí esdonde está su conciencia.

Es más difícil darse cuenta de queno somos los pensamientos y los senti-mientos que experimentamos conscien-temente, sino que somos “espíritu.” Es-píritu es un concepto vago, al mismotiempo que íntimo y desconocido. Y sesupone que nos hemos de identificar conalgo de lo cual no somos conscientes deque exista y lo cual no podemos conce-bir debidamente.

¿No radica la clave de esta dificul-tad en el hecho de que el hombre estátodavía en un período de evolución, deque es todavía, espiritualmente, un niñoque no se conoce a si mismo? Si esto esasí, significa que algún día esto serácompletamente distinto de lo que es aho-ra, igual que en el pasado también fuediferente.

No podemos ver estos cambios te-niendo lugar en los períodos de tiempoque nos son familiares. Se necesita untiempo muy largo durante el cual la hu-manidad (como un reino de la naturale-za entre otros) evoluciona poco a pocoy evolucionará más; unos períodos detiempo que no son sólo históricos y pre-históricos, sino también geológicos e

incluso astronómicos.Esta evolución a través de largas

edades no es solamente física sino que,sobre todo, es psíquica, intelectual y es-piritual. Y no es una “humanidad” abs-tracta la que evoluciona; son los indivi-duos —vosotros y yo. Esta evoluciónsólo se concibe si se admite la reencar-nación.

Hemos estado hablando de “espíri-tu” en singular ‘porque no somos “espí-ritus” sino “espíritu.” El “Espíritu” esuno, y en espíritu todos somos uno, aun-que física y psíquicamente seamos mu-chos. La palabra “Mónada” se utiliza enla literatura teosófica para el hombre es-piritual o divino; “mónada” significaalgo que por su misma naturaleza es uno.

Hemos mencionado tres aspectos delhombre:

su cuerpo,sus pensamientos y sentimientos conscien-tes,su espíritu o verdadero ser.

En la literatura teosófica el hombrecomo ser triple es presentado corriente-mente de un modo diferente; es presen-tado como:

la personalidad (el hombre terrestre),el Ego (el hombre espiritual),la Mónada (la Chispa Divina).

Si bien todo hombre constituye ensi una unidad, también es consideradorepresentando 3, 4, y a menudo 7 aspec-tos, dependiendo de nuestro punto devista y de cómo enfocamos nuestra vi-sión.

Estos diferentes aspectos no son, en

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su totalidad, antagónicos, sino más biencomplementarios; nos muestran al hom-bre desde diferentes puntos de vista —como un monte al que se accede desdedistintos puntos. Considerada así, cadauno de estos aspectos sólo es válido re-lativamente. Nos ayudan a comprenderal hombre, pero no son el hombre en simás de lo que la ruta que conduce almonte es el monte.

El tema de este trabajo, pues, es laemergencia del hombre y la evolución.Esta evolución tiene lugar en tres co-rrientes distintas, la espiritual, la inte-lectual y la física, las cuales se unen enél y evolucionan dentro de él. Según laTeosofía, nosotros, los seres humanos,fuimos dotados de nuestros cuerpos ymentes por seres más superiormentedesarrollados, los cuales, en la incon-mensurable lejanía de un remoto pasa-do, también habían sido humanos. Loscuerpos y las mentes representan dos delas tres corrientes de evolución de lasque he hablado —la física y la intelec-tual. La tercera corriente —la espiri-tual— no nos llegó de otros seres, por-que nosotros mismos somos esta terce-ra corriente espiritual.

Consideremos la evoluciónMonádica o Espiritual

¿Cuál es el lugar del hombre en elmundo, junto con los otros reinos de lanaturaleza? Imaginemos un lago en undía tempestuoso. Las olas se abalanzanhacia adelante, una tras otra, en una di-rección determinada.

El Espíritu (o podemos llamarloVida o esencia cósmica o monádica) quees nuestro verdadero ser, se mueve en

oleadas sucesivas progresivamente a tra-vés de los diferentes reinos de la natu-raleza durante períodos de tiempo queson llamados adecuadamente “eternida-des.”

Los reinos mineral, vegetal, animaly humano nos son familiares. La Teoso-fía nos dice que detrás del reino mineraly delante (por así decirlo) del reino hu-mano, están dos configuraciones de tresreinos más. Siguiendo al reino animalhay tres denominados “reinos elemen-tales,” el reino de los “centros de fuerzanacientes,” a los cuales pertenecen aque-llos seres llamados gnomos,salamandras, sílfides y ondinas, las cua-les son los “espíritus” que configuran laforma de la materia. Por encima de laetapa humana están tres clases de seresdivinos —“superhombres,” dioses o án-geles y arcángeles que son también lla-mados Dhyâni-Chohans.

Cuando una oleada de vida penetraen el reino humano ocurre algo muy es-pecial —algo que se ha estado preparan-do desde su estancia en el reino vegetal.La oleada que alcanza la etapa humanaestalla, por así decirlo, en pequeñas go-tas. Emergen los seres individuales (us-tedes y yo), las denominadas “mónadas”o las chispas divinas que somos. Estono ocurre todo enseguida a través detoda la oleada, sino gradualmente a lolargo de períodos muy prolongados.

Hablamos de edades sin fin o “eter-nidades.” Nuestra existencia en esta tie-rra como humanos se pone en acción enencarnaciones sucesivas. Entre éstas hayépocas de descanso, en un estado debeatitud, donde se dice que se estáaproximadamente diez veces por térmi-

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no medio tanto como duran las mismasencarnaciones.

Nuestra oleada de vida, que ha al-canzado la etapa humana, no ocupa latierra permanentemente, sino periódica-mente, y en nuestra época, por cuarta vezentre siete. ¿Dónde está nuestra oleadade vida durante sus intervalos en la tie-rra? ¿Y dónde están las otras oleadas devida que avanzan delante de nosotros ydetrás de nosotros?

Se dice que cada planeta visible denuestro sistema solar tiene siete plane-tas invisibles. Estos últimos son invisi-bles a nuestra mirada porque son demateria más sutil que nuestra tierra.Corresponden también a estados de con-ciencia más sutiles.

Según estas enseñanzas, las oleadasde vida habitan sucesivamente los pla-netas invisibles o Globos A, B, y C,nuestro globo visible D (la tierra) luegolos Globos invisibles E, F, y G, con pe-ríodos de descanso entre los que aque-llos consumen en los globos. El viaje delGlobo A al Globo G se llama una “Ron-da.” En el curso de una Ronda, las olea-das de vida descienden desde regionesinvisibles más sutiles donde el espíritupredomina sobre la materia, hasta regio-nes cada vez más toscas donde la mate-ria predomina cada vez más hasta alcan-zar completamente nuestro globo mate-rial D. Entonces, estas oleadas se ele-van de nuevo a regiones más espiritua-les, más sutiles. Es como un “hundi-miento” gradual del espíritu en la mate-ria, seguido por su gradual resurgir.Ahora estamos en un estado de materiaburda donde es difícil para el espíritumanifestarse.

Nuestra Ronda actual —o descensoy ascenso— se dice que durará alrede-dor de trescientos ocho millones de años(308.448.ooo). Éste es uno de los pocosnúmeros que se nos dan. Se halla en unaantigua obra india y la cita MadameBlavatsky.

Quedó dicho que las oleadas de vidavisitan la tierra siete veces en total. Via-jan siete veces del Globo A al Globo G.Estas siete Rondas constituyen una Ca-dena. También se dijo que nuestra hu-manidad no emergió como individuostodos a la vez, sino a lo largo de perío-dos de tiempo. Esta emergencia tuvolugar parcialmente en la Cadena ante-rior, y parcialmente durante la segunday tercera Rondas, y en la primera mitadde la actual o cuarta Ronda de nuestraCadena.

Ahora podemos considerar nuestraoleada de vida con una base en el espa-cio y en el tiempo. Una oleada de vidaemplea como norma una Cadena de sie-te Rondas en un reino de la naturaleza—con superposiciones, tal como hemosvisto. Cuando añadimos los períodos dedescanso entre las Rondas, llegamos auna cifra de 4.320 millones de años. Lamayor parte de este enorme período seemplea en los mundos que son visiblespara nuestros ojos terrenales, y en otraclase de conciencia donde el tiempo esprobablemente de naturaleza distinta.(Consideremos cuán diferente es el tiem-po mientras dormimos o cuando soña-mos, del tiempo experimentado en nues-tra conciencia vigílica.)

En la actualidad estamos aproxima-damente a la mitad de la Cadena, puestoque estamos en la 4ª de las siete Rondas

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de nuestra oleada de vida que en el pre-sente habita la tierra —“el planeta delmedio.”

¿Qué ocurrirá después de nuestrassiete Rondas de existencia como sereshumanos? Algún día la tierra desapare-cerá, con sus planetas gemelos, tal comolo hacen todos los cuerpos celestes conel tiempo. Nuestra oleada de vida entra-rá gradualmente en el primer reino deseres divinos o Dhyâni-Chohans. Con-tinuará su evolución en una nueva seriede planetas que emergerán después delperíodo correspondiente de decanso, lomismo que una reencarnación de nues-tro sistema actual. Es posible que losrestos de nuestra tierra se conviertan enel satélite de un nuevo “Globo D” físi-co. Se dice que la luna —el satélite denuestra tierra— son los restos del Glo-bo D de la Cadena anterior. Durante esadenominada “Cadena Lunar,” nuestraoleada de vida perteneció en gran medi-da al reino animal. Esto no significa queestos animales fueran necesariamenteiguales en apariencia a aquellos que hoyconocemos.

Volvamos desde la evolución espi-ritual del hombre y considerémosle talcomo lo conocemos hoy en su cuerpo,mente y emociones.

LOS SIETE PRINCIPIOS DELHOMBRE

7. ATMA Mónada6. BUDDHI Buddhi-Manas5. MANAS (Mente)4. KAMA (Deseo) Kama-Manas3. PRANA (Energía Vital)2. Doble Etérico/Cuerpo Vital/Cuer-

po Modelo1. Cuerpo Físico.Los siete principios pueden dividir-

se en 3 predominantemente espiritualesy en 4 principios más materiales —latríada superior y el cuaternario inferior.

Atma-Buddhi es la Mónada. Atma,el Espíritu universal, no puede expresar-se en nuestro mundo excepto a travésde Buddhi, su vehículo.

Manas, la mente, tiene dos aspectos:por un lado está, en su forma pura, elvehículo de Atma-Buddhi. (En esta re-lación decimos Manas-Superior oBudhi-Manas.) Por el otro lado Kama—la naturaleza del deseo— es el vehí-culo de Manas. (Y aquí decimos ManasInferior o Kama-Manas.)

Junto con Kama —el 4º Principio—el cuerpo físico y el Prana o vitalidad(el 1º y el 3er. Principios respectivamen-te) tenemos en el cuaternario ser huma-no externo, el 2º Principio, llamado al-gunas veces el doble etérico (o astral)porque —aunque está constituido demateria más sutil— se parece al cuerpofísico, jamás se separa de él y sobrevivea su muerte, pero sólo durante un cortotiempo. También se le llama el cuerpovital o el aura de salud, porque es el ve-hículo del Prana o vitalidad (principionº 3). Una designación más del segundoPrincipio, que es de un interés particu-lar para nosotros aquí, es el Cuerpo Pa-trón, porque es el patrón para el cuerpofísico y existe antes de este último.

CORRIENTE FÍSICA DEEVOLUCIÓN EL EL HOMBRE

Se ha mencionado que el hombre

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debe su cuerpo (igual como debe sumente) a seres que también fueron hu-manos y que han progresado más. Estasson las mónadas que completaron suevolución como seres humanos al finalde la Cadena anterior (la lunar) y quepor consiguiente constituyen una claserelativamente inferior (si es que puedeutilizarse este término) de RhyanChohans. Físicamente son nuestros crea-dores y por eso son llamados los PitrisLunares o “Padres Lunares.”

¿Cómo y cuándo aparecieron nues-tros cuerpos? Antes de que podamos res-ponder, tenemos que explicar que el pe-ríodo de tiempo que las oleadas de vidaemplean en un planeta visible o invisi-ble, también entra dentro de siete divi-siones. En el caso de la humanidad, es-tos siete períodos se llaman las sieteRazas-Raíz. Pero en este contexto, lapalabra “raza” no tiene el significadoque corrientemente se le da. Una Raza-Raíz es una fase mayor de desarrolloevolutivo. Actualmente estamos en la 5ªRaza-Raíz —la 5ª fase evolutiva ma-yor— que ha estado en la existenciacomo una “Raza” en si, alrededor de unmillón de años.

De esto se deduce que hemos pasa-do el punto medio de nuestra Ronda ac-tual, por lo que a nuestro estado de evo-lución se refiere, y así —puesto quenuestra presente Ronda es la 4ª de sie-te— deducimos que estamos ligeramen-te por encima del punto medio de nues-tra cadena actual. En otras palabras, he-mos empezado el camino de retorno des-de los reinos más materiales hacia losmás espirituales.

Nuestra humanidad despierta, tal

como dijimos, parcialmente en la “Ca-dena Lunar” y parcialmente (en estaCadena actual) en la 2ª y 3ª Rondas y aprimera mitad de la 4ª Ronda, pero losPitris Lunares nos dotaron con cuerpos—o lo que se iba a desarrollar comonuestros cuerpos— solamente al princi-pio de nuestra actual permanencia en latierra durante esta 4ª Ronda.

Los Pitris Lunares se tomaron el tra-bajo, durante la primera Ronda —aun-que ellos ya habían trascendido la etapahumana— de encarnar en las formas delos reinos primitivos de la naturaleza(desde el mineral en adelante) para crearestas formas, ya que al principio de cadaCadena, todas las formas tienen que de-sarrollarse de nuevo. En las últimas Ron-das las formas ya están presentes en losdistintos planetas, pero en estado laten-te, hasta que las oleadas de vida las al-canzan de nuevo y las despiertan a unanueva vida.

De modo que, cuando las oleadas devida alcanzaron nuestra tierra por cuar-ta vez (durante la 4ª Ronda) las formasanimales ya estaban allí, ocupadas sinembargo por los Pitris Lunares super-humanos. Madame Blavatsky escribe:

“En el principio de la etapa humana dela 4ª Ronda en este Globo, ellos“exudaron poco a poco” sus doblesastrales desde las formas semejantes a“antropoides” de las que habían evolu-cionado en la 3ª Ronda. Y es esta formasutil más delicada, la que sirve de mode-lo alrededor de la cual la Naturalezaconstruye el hombre físico. (Esto ocurriómás tarde y fue tarea de los elementales.”Por el momento no había ningún

cuerpo físico tal como hoy los conoce-mos, solamente cuerpos modelo para

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cuerpos físicos humanos muy rudimen-tarios.

Los humanos de la 1ª Raza-Raíz denuestra tierra en esta presente Ronda nopresentaban ningún parecido con nues-tra humanidad. Criaturas sin mente, flo-tando como sombras, hubieran sido in-visibles para nosotros puesto que susformas etéricas estaban compuestas demateria más sutil incluso que el aire conel cual hoy estamos familiarizados. Poresa razón ellos podían soportar las con-diciones que imperaban en aquel tiem-po en la tierra física —fríos y caloresextremados, terremotos y otros distur-bios. También por esa razón no dejaronningún rastro que hoy pudiera ser halla-do, por ejemplo, en forma de fósiles.

La humanidad de la Segunda Razafue algo más “sólida” y la de la primeramitad de la 3ª Raza todavía lo fue más.

Durante estas primeras dos Razas ymedia, las formas llegaron a ser relati-vamente más burdas y más sólidas. Sereproducían en primer lugar por mediode la fisión (como células u organismosunicelulares); más tarde por exudación,por así decirlo, o bien por brotes o ye-mas (tal como lo hacen algunas plantas)y más tarde aún, por medio de huevos.

Fue sólo a mitad de la 3ª Raza o faseprincipal de desarrollo que el hombre“se fundió” completamente en el cuer-po físico. Alrededor de esta época (des-pués de un período como hermafroditas)los sexos se dividieron en macho y hem-bra, y los humanos empezaron a repro-ducirse tal como lo hacen en la actuali-dad. Por la misma época fueron dotadosde mente. Esto ocurrió hace dieciochomillones de años.

LA CORRIENTE EVOLUTIVAINTELECTUAL

Consideremos en primer lugar quédebe haber parecido el hombre sin men-te.

Tenemos en la “cima” la Mónada(Atma-Buddhi) y debajo el modelo delcuerpo etérico, el vehículo de vitalidad,y el cuerpo físico que ahora está cons-truido alrededor del cuerpo modelo,Kama, la naturaleza de deseos —el 4ºPrincipio que se desarrolla en el trans-curso de nuestra 4ª Ronda es aún incom-pleto.

”EL HOMBRE” ANTES DE QUEFUERA DOTADO CON LAMENTE

El espíritu, o Mónada, está allí yasimismo lo está el cuerpo. Pero entreellos.—entre “arriba y abajo”— se haperdido el lazo de unión. El hombre aúnestá sin inteligencia —sin la habilidadde conocerse a si mismo. Es consciente,pero todavía carece de razonamiento.Madame Blavatsky dice del hombre talcomo era en aquel tiempo:

“Encarnad la Mónada espiritual de unNewton injertada —en el cuerpo físicomás perfecto que podáis imaginar. . . y sicarece de los principios medio y quinto,habréis creado un idiota —a lo más. Unabella, hueca e inconsciente apariencia sinalma.”Hacia la mitad, pues, de la 3ª Raza-

Raíz, o fase principal de la evolución denuestra cuarta permanencia actual enesta tierra, el hombre fue dotado con lamente. Antes de eso, no estaba prepara-do. La mente sólo podía serle dada cuan-do estuviera preparado un vehículoapropiado y estuviera lo suficientemen-

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te desarrollado para recibirla. Este ve-hículo de la mente es Kama.

Durante cada Ronda se desarrolla unprincipio del hombre hasta la perfección.En nuestra actual 4ª Ronda, se desarro-lla el 4º Principio. Este es Kama, la na-turaleza del deseo, el principio que va aser el vehículo de manas o mente. Porconsiguiente, Manas sólo puede apare-cer en nuestra 4ª Ronda y por esta razónsólo cuando Kama está suficientementedesarrollado. En si, Manas es el 5º Prin-cipio y se desarrollará completamentesólo en el transcurso de la 5ª Ronda.

Los seres que dotaron al hombre conla mente —los Pitris Lunares (llamadostambién Kumaras y manasaputras)—están simbolizados por Prometeo, quetrajo el fuego a la tierra. Igual que losPitris Lunares que nos dotaron de nues-tros cuerpos, los Pitris Solares fueronhumanos una vez, pero su humanidadestá enterrada en un pasado más remotoque el de los Pitris Lunares, en las Ca-denas anteriores a la Cadena Lunar.

Existen diferentes clases de PitrisSolares. Hay mención de una deudakármica que debe pagarse. Hay, también,mención de “Nirvaneos con retorno” oseres que han aprendido y apurado labendición del Nirvana y que ahora re-gresan a nuestro mundo.

La manera cómo el hombre fue do-tado con Manas se diferenció según elgrado de su desarrollo. Algunos de losPitris Solares penetraron realmente lasformas humanas primitivas de la 2ª Raza—en el caso de aquellos humanos queya estaban preparados— y les dotaroncon la mente. Así nacieron los Arhats oSabios. Pero en la gran mayoría de la

humanidad, que no estaba preparada to-davía para recibir la mente en su pleni-tud, otros Pitris Solares enviaron sola-mente una chispa de mente por enton-ces, o esperaron hasta la 4ª Raza antesde hacerlo así.

Esto es importante para nosotroscomo humanos en la actualidad. Sólohay una chispa de Manas en nosotros.Nuestro estado actual a este respecto serefleja tal vez en el hecho de que el hom-bre actual utiliza en realidad malamenteuna pequeña parte de sus células cere-brales. Sólo en la siguiente Ronda —laquinta— Manas se desarrollará comple-tamente en nosotros en su sentido máselevado (Buddhi-Manas, cuando losPitris Solares puedan penetrar en noso-tros, porque entonces estaremos prepa-rados para recibirles. Y sólo al final deesa quinta Ronda es cuando Manas es-tará completamente desarrollado en no-sotros.

La chispa de Manas que hay en no-sotros hoy corresponde probablementea Manas inferior (Kama-Manas), nues-tro diario pensar y sentir combinados.Kama-Manas es como la sombre:Buddhi-Manas es como la Luz.

¿Qué significa esta etapa para losPitris Solares que entran en la humani-dad, tanto que sea (en casos excepcio-nales) durante la Tercera Raza-Raíz denuestra 4ª Ronda, o bien, como en nues-tro caso, en la futura 5ª Ronda? Por unlado, tiene que significar una especie desacrificio o limitación para ellos. Con-duce a la pérdida de sus conciencias su-periores y de su independencia. Por otrolado, esta experiencia es probablementenecesaria para su desarrollo.

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En cualquier caso, su motivo estádescrito en términos muy hermosos porMadame Blavatsky:

“La Doctrina Secreta enseña que losDevas de Fuego, los Rudras, y losKumâras, los “Ángeles Virginales”. . .prefieren el curso de la encarnación ylos largos ciclos de la existencia en la tie-rra y los renacimientos, al ver la miseria(aún inconsciente) de los seres (desarro-llados como sombras separadas de sushermanos) a través de la energía semi-pasiva de sus Creadores también espiri-tuales. . . De aquí, pues, que la tradiciónpresente a los yoguis celestiales ofrecién-dose como víctimas voluntarias para re-dimir a la humanidad. . . Para hacer estoellos tienen que renunciar a su status na-tural y, descendiendo a nuestro globo, tie-nen que asumir su morada en él durantetodo el ciclo del Mahâyuga,intercambiando así sus individualidadesimpersonales por personalidades indivi-duales —la condición de la existencia si-deral por el curso de la vida terrenal.”

RESUMENAquí hemos considerado con algún

detalle las tres corrientes de evoluciónen el hombre. Puesto que el tema es di-fícil y tal vez sea nuevo para muchos,trataremos de resumir lo que se ha di-cho.

—Nosotros somos Espíritu —comotodo es Espíritu— y el Espíritu, lo divi-no, ES. . . en toda la eternidad. Jamáshubo un tiempo en que no fuera.

—Como Seres Espirituales indivi-duales, como chispas divinas, comomónadas, como seres humanos, hemosexistido desde algún tiempo entre el finde la última Cadena y la mitad de laCadena actual.

—Nuestros cuerpos nos fueron da-dos solamente en la 1ª Raza-Raíz o faseevolutiva principal de nuestra actualcuarta permanencia en la tierra (y no,pues, en su forma actual, sino comocuerpos modelo etéricos rudimentarios)y nuestra mente data de una época pos-terior, de la mitad de la 3ª Raza-Raíz ofase evolutiva de nuestra actual estan-cia en la tierra.

EL SIGNIFICADO DE ESTEESTUDIO

Tal vez podría pensarse que este es-tudio de las corrientes de evolución enel hombre no tiene un gran sentido prác-tico importante para la humanidad ac-tual. Pero, puesto que somos humanos,es inevitable que todo lo que se relacio-na con el hombre nos interese. Y estapresentación de Madame Blavatsky con-tribuye a nuestra comprensión de lo quetan a menudo nos confunde en nosotrosy en los demás.

HPB habla de un “esquema evoluti-vo triple” en la naturaleza, o más biende tres esquemas separados de evolu-ción, los cuales en nuestro sistema es-tán inextricablemente entrelazados yentremezclados en cada punto. Estos sonla evolución Monádica (o espiritual), laintelectual y la física. . . Cada uno deestos tres sistemas tiene sus propias le-yes, y está regulado y guiado ‘por dife-rentes configuraciones de los Dhyâni-Chohans más elevados o “Logos.” Cadauno de ellos está representado en laconstitución del hombre, el Microcos-mo del gran Macrocosmo; y es la uniónde estas tres corrientes en él lo que lehacen el ser complejo que es ahora.”

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Esta presentación puede proporcio-narnos la perspectiva de que no sólo noestamos solos en la tierra, sino que cla-ramente formamos parte del conjunto yestamos relacionados con todo. Aplica-da a la tierra física, esta es una perspec-tiva que cada vez se está abriendo máspaso en nuestro amenazado mundo mo-derno. No podemos perjudicar a la na-turaleza sin perjudicarlo todo, incluidosnosotros mismos.

Debemos no solamente nuestroscuerpos, sino también nuestras mentesa otros seres que se sacrificaron por no-sotros igual como tal vez nosotros, mástarde, tendremos la oportunidad de sa-crificarnos por nuestros hermanos másjóvenes en posteriores oleadas de vida(y tal vez reparar el daño que les hemoshecho.) Además, de una u otra manera,estamos seguros de servir a los Pitrishumanos y Solares en su evolución, aldarles una oportunidad para ese sacrifi-cio.

Esta presentación, además, nosmuestra claramente donde estamos hoyy también el hecho de que como sereshumanos estamos todavía solamente enel curso del desarrollo —no sólo física-mente, sino intelectualmente y, por en-cima de todo, espiritualmente.

En gran medida somos seres incom-pletos, imperfectos.

También esta presentación abre antenosotros una visión de futuro. Platón yConfucio, como predecesores nuestros,son citados como ejemplos en la Natu-raleza —igual como esos hombres sere-mos nosotros solamente al final de la 5ªRonda. Buddha es descrito como unhombre cuyo desarrollo corresponde al

de la humanidad de la 6ª Ronda. En elsentido de que todos los siete Principiosestán presentes en nosotros, somos po-tencialmente, incluso ahora, seres huma-nos completos. Pero el más espiritual deesos principios todavía espera su desa-rrollo en el arco ascendente de la evolu-ción en la que entramos únicamente haceunos cuantos millones de años. Sin em-bargo, no podemos ascender simplemen-te por ese arco de la evolución y que noslleve hacia arriba; hemos de aportar cier-ta cantidad de esfuerzo por nuestra par-te. Pero cuando llegamos a una deter-minada visión interna, llega el entusias-mo que nos facilita el esfuerzo necesa-rio.

Llegará el momento en que cada unose verá a si mismo no meramente comoun pequeño “yo” defendiéndose contrael mundo, sino que se dará cuenta de queél es el mundo entero. Y no él solo, por-que todos los seres son el mundo en estesentido. ¡Nos sentimos tan orgullososhoy de nuestras ideas e inventos! Pero,¿no sabe cada inventor, cada artista, todoaquel que busca ayudar a los demás deuna manera desinteresada, o que se sien-te responsable de ellos, que está reali-zando su mejor trabajo, no cuando ac-túa arbitrariamente, sino cuando “aque-llo” piensa, siente y decide en él?“Aquello” que algunas veces es llama-do la voz interna; puede ser un débil ecode la Mónada, o la chispa de Manas deun Dhyâni-Chohan, la cual —una connosotros— se está desarrollando ennuestro interior. Lo que “aquello” esexactamente no importa, porque todo esuno.

(The Theosophist, julio 1985.)

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Madame Blavatsky había mani-festado el deseo de que losteósofos que le eran adictos se

reunieran el día del aniversario de sumuerte y que se leyeran unos pasajes delBhagavad-Gitâ y de La Luz de Asia. Espor eso que el día 8 de mayo de cadaaño tiene lugar esta ceremonia conme-morativa a la que se le da el nombre de“Día del Loto Blanco.”

Una conmemoración, generalmente,es la ocasión de evocar la vida o la obrade la persona a la que se honra. Se handicho y se han escrito tantas cosas so-bre Madame Blavatsky que parece difí-cil no repetirse. Existe también el ries-go de ver crearse una leyenda alrededorde un personaje tan fascinante. Y, a me-dida que el tiempo pasa, ya no se sabe

qué es lo que corresponde a la historiaauténtica y qué es lo que ha forjado laleyenda.

Su extravagante vida aventurera, susdotes excepcionales, el misterio que ro-dea algunos episodios de su vida, hacende ella un ser aparte, imposible de defi-nir según las normas generalmente acep-tadas.

Todos los defectos de los seres hu-manos han tenido su origen, directo oindirecto, en el egoísmo. Ahora bien,detrás de los supuestos defectos deMadame Blavatsky, no se encuentra elmenor rasgo de egoísmo. El interés per-sonal y la ambición siguen siendo demanera sutil el poderoso motor de nues-tras actividades, aunque hayamos em-prendido con sinceridad una búsqueda

LA FIESTA DEL LOTO BLANCO

Danielle Audoin

Es más que justo que haya un día al año dedicado ala memoria de aquella que fundó la SociedadTeosófica y que ofreció al mundo moderno esta mag-nífica exposición de la Sabiduría eterna a la que lla-mamos Teosofía.

N. Sri Ram

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espiritual. Nada parecido respecto aMadame Blavatsky. Un ser humano or-dinario, que posea una fuerte personali-dad, actúa siempre más o menos en fun-ción de los otros, buscando complacer-les o deslumbrarles, conciliarse o domi-narlos —lo que jamás hizo MadameBlavatsky.

Ante el elogio o el vituperio, ellamanifestaba una gran indiferencia, unvivo sentimiento del deber y el despre-cio por toda consideración personal.Para ella sólo contaba una cosa: servir ala Causa de la Verdad. Al aceptar estamisión, lo sacrificó todo: fortuna, como-didad, reputación, salud. Se ha sacrifi-cado a si misma. Me gustaría evocar aquílas dificultades con las que se topó y lossufrimientos que tuvo que soportar..

Una carta escrita por la CondesaWachtmeister evoca el desasosiego enel que llegó a encontrarse.

Soy desgraciada porque en mi mismacada día aumenta más la convicción deque no existe un rincón en esta tierra enel que pueda vivir y morir en paz. Puestoque no tengo ni casa, ni nadie en quienpueda confiar ciegamente, porque nadiees capaz de comprenderme a fondo, ni lafalsa posición en la que me encuentro...En definitiva, haga lo que haga, todo sevuelve contra mí y todo es mal interpre-tado y desnaturalizado por mis mejoresamigos. Soy denigrada, calumniada, nopor extraños, sino por aquellos mismosque me apoyaron o que más parecían apo-yarme y a los que realmente amé. Porquela mentira, la hipocresía y el jesuitismoreinan soberanos en el mundo y que, alno tener y no poder tener nada en comúncon todo eso, parezco condenada.

Porque estoy cansada de la vida y de lalucha, de esta roca de Sísifo y este eterno

trabajo de las Danaidas, y que no me per-mite salir de esta miseria, ni del resto.Porque, tenga yo razón o no, no se mecomprende. Porque estoy de más en estatierra. He aquí todo.

No puede usted imaginar cuan penoso essentir tantos pensamientos y tantas co-rrientes de opinión hostiles dirigidos enmi contra. Es algo parecido a los pincha-zos de un millar de alfileres, y tengo quelevantar a mi alrededor un muro de pro-tección.Escuchemos también lo que dice la

Condesa Wachtmeister, que vivió al ladode HPB durante los últimos años de suvida.

Muy pocos miembros de la S.T. están encondiciones de comprender eso. Solamen-te aquellos que han vivido diariamentecon HPB, aquellos que han sido testigosde su sufrimiento diario así como de quelas torturas que infligieron las calumniasy los insultos y que, al mismo tiempo, hanobservado el desarrollo y la prosperidadde la Sociedad en la atmósfera relativa-mente calmada y vivificante que le habíafacilitado la protección que ofrecía susobresaliente personalidad, sólo éstospueden juzgar la importancia de la deu-da contraída con ella, mientras que mu-chos otros ni siquiera sospechan la deu-da que han contraído con ella...

Todos aquellos que han conocido y ama-do a HPB han sentido qué atractivo ema-naba de ella, cuán buena y amable era. Aveces era como una naturaleza infantilexpansiva la que parecía irradiar de ella,y era como si un ambiente alegre dedivertimiento se manifestara en toda suactitud, haciendo que apareciera la ex-presión más seductora que yo haya vistonunca en un rostro humano. Una de lascosas más maravillosas de su carácter eraque parecía diferente a cada uno de no-

20 Sophia nº 256

sotros. Nunca la he visto tratar a dos per-sonas de la misma manera. Los rasgosparticulares del carácter de todas las per-sonas le aparecían instantáneamente, yel modo extraordinario en que ella losdescubría era sorprendente. Para aque-llos que vivían en contacto diario con ella,el conocimiento del Yo se adquiría gra-dualmente y para aquellos que preferíansacar provecho de la puesta en prácticade sus enseñanzas, podían realizarse pro-gresos rápidos. Pero para muchos de susdiscípulos, el procedimiento no era de sugusto, porque nunca es agradable enca-rarse con sus propias flaquezas. Tambiénmuchas personas se apartaron de ella.Pero aquellos que pudieron soportar laprueba de mantenerse fieles a ella cons-tataron en si mismos el desarrollo inter-no que sólo conduce al ocultismo.

Para mí, no hay nada vulgar, nada queno tenga significado en la personalidad,en las costumbres y en el lenguaje deHPB, y deseo comunicar al lector, tantocomo sea posible, todo lo que conozco delas dificultades y de las desesperacionesque la agobiaron en el curso de su traba-jo. La mala salud, la vida errática, el en-torno nada favorable, la falta de mate-riales, la defección de falsos amigos, losataques de los enemigos, fueron los obs-táculos que entorpecieron su trabajo. Sinembargo la cooperación de personas debuena voluntad, el amor y la solicitud delos fieles adictos y, por encima de todo,el apoyo y las instrucciones de sus muyamados y venerados Maestros, hicieronposible el poder llevar a cabo este traba-jo.Un trabajo para el cual ella no hizo

ningún arreglo como podemos compren-derlo por lo que sigue:

En ocultismo, se hace el voto más solem-ne de no utilizar ninguno de los poderesadquiridos o conferidos en beneficio de

su propia persona. Porque actuar así se-ría poner el pie en la pendiente rápida ypérfida que desemboca en el abismo dela magia negra. Yo he hecho este voto yno soy una persona que rompa un com-promiso cuya santidad no puede ser com-prendida por el profano. Antes sufriré tor-turas que ser infiel a mi promesa. Y estoincluso para asegurar las condicionesmás favorables en el cumplimiento de mitarea. Nosotros no somos los que admiti-remos que el fin justifica los medios, comotampoco nos permitiremos hacer el malcon el fin de que de ello resulte un bien. Yno son sólo los sufrimientos y las flaque-zas del cuerpo y los estragos de la enfer-medad que tengo que soportar con tantapaciencia como sea posible dominándo-los con mi voluntad, en vista de mi traba-jo, sino además el sufrimiento moral, laignominia, el oprobio y la burla.Sri Ram nos recuerda que todo lo

que ella era, así como la naturaleza desu abnegación, se encuentra resumido enestas palabras extraídas de una de lasprimeras Cartas de los Mahatmas:

Alma casta y pura, perla encerrada en lasapariencias externas de una naturalezatosca... cualquiera se sentirá deslumbra-do ante la luz divina que se esconde bajoesta corteza. Consagrada a la gran cau-sa de la Verdad, ella le ha sacrificado lamisma sangre de su corazón.Para nosotros me parece importan-

te que tratemos de comprender cada vezmejor no sólo su obra, sino también suvida. Hallaremos en ésta más inspiracio-nes que harán que nuestros motivos seanmás desinteresados y harán también quenosotros mismos estemos dispuestos asacrificarnos por la Causa de la Verdad.

(LE LOTUS BLEU, mayo, 2010.)

Septiembre 2010 21

La belleza y la verdad son cualidades excepcionales en la vida humana. Poca gente es sencilla,

pura, inocente de corazón, guiada por elansia interna y externa de la verdad. Elmundo es un lugar de dolor para la per-sona que ha empezado a despertar. Anteella se extiende la aflicción, la crueldady la opresión, sus placeres, comodida-des y atractivos.

La sensitividad ante estas cosas per-mite que tenga lugar el movimiento deldolor. Hasta aquí, el movimiento deldolor ha estado (y para la mayoría denosotros está) confinado a nuestros te-mores, a las torturas que nos infligimosa nosotros mismos, y a la credulidad.Dentro de cada seer humano hay un di-que que contiene el dolor dentro de unapsico-estructura y cuando de vez encuando el dolor necesita liberarse, el sis-tema nervioso lo expele por medio deuna neurosis o de una enfermedad físi-

EL MOVIMIENTO DEL DOLOR

Baden Offord

El que desea seriamente disipartoda la aflicción de los demás,es un hombre excelente,porque en la corriente de su propia existenciaha comprendido la naturaleza de la aflicción.

Bodhipathapradipa.

ca.Pero la persona que desea vivir ín-

tegramente, rompe el dique y lo destru-ye de modo que la corriente del dolorinunda todo su ser. Tiene lugar un cam-bio cualitativo de dos facetas. En pri-mer lugar, cuando el dolor sostenido esliberado, se crea una inmensa yomniabarcante inseguridad. Esto puedeoriginar confusión, agitación, y una os-curidad interior parecida a la NocheOscura del Alma de San Juan de la Cruz.En segundo lugar, arrastrará el pasado,rompiendo todas nuestras barreras, to-dos los gritos del ego auto-suficiente.Ambas acciones son presagios de latransformación del yo.

Por un lado, la psique se encuentracara a cara con la energía primordial, ypor el otro, con la terrible fuerza de ladestrucción. De la agitación nace la crea-tividad, de la destrucción la purificación.Las dos caras al mismo tiempo, lado a

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lado; no están separadas por el tiemponi por el espacio. Es la totalidad simul-tánea de la creación y la destrucción.

Por eso, el movimiento del dolor tie-ne en si la semilla de una revolución in-terna. Y el que está dispuesto a enfren-tarse con esa revolución total con sen-cillez, crecerá, a medida que la energíaatrapada en el independiente “mi” flo-rezca en belleza y en verdad.

La mayoría de nosotros tenemosmiedo de este movimiento y lo rehui-mos a toda costa. El cerebro es infinita-mente inteligente al jugar su partido conel dolor, fragmentándolo y teorizandosobre él. Hemos de ser conscientes deesta tendencia, observarla y cuestionar-la, y entonces el movimiento del dolorllegará, porque el mismo enfrentamien-to con él trae la liberación.

El dique es el apego de nuestra na-turaleza, el yo. Aquellos hábitos quesostienen el yo deben verse como lo queson y tienen que ser descartados.Ramana Maharshi dijo una vez que laúnica necesidad era destruir el yo. Estoes, desde luego, lo que se requiere delser humano despierto; el pasado tieneque destruirse, la charada del yo tiene

que llegar a su fin.Cuando el movimiento del dolor in-

vade toda la existencia, la mente em-prende la revolución que marca el prin-cipio de la vida realmente religiosa. Elmovimiento del dolor posee una ener-gía inmensa que puede utilizar la mentecomo instrumento de percepción, pro-porcionándole una realización de la to-talidad de la vida, Esa energía lleva con-sigo una pasión por la vida, por la belle-za y por la verdad. De esta manera seforma la naturaleza religiosa, y enton-ces es movida por el espíritu Bodisattvade la compasión.

El movimiento del dolor, pues, es laenergía de la inteligencia, una chispa delcual puede encenderse la llama en lamente cuando la acción simultánea dela creación y la destrucción destruye el“mi” y da nacimiento a la naturalezasuperior. No puede existir ninguna frag-mentación en un ser humano así. Lacompasión ha nacido en él, porque elmovimiento de dolor es amor y el amores el corazón del mundo.

(The American Theosophist,especial de 1983.)

Si presenciáis un caso de crueldad hacia un niño o hacia un animal,vuestro deber es intervenir. Si veis que alguien quebranta las leyes delpaís, debéis informar a las autoridades. Si tenéis a vuestro cargo lainstrucción de otra persona, puede ser deber vuestro hablarle amable-mente de sus faltas. Excepto en esos casos, no os metáis en los asuntosde los demás y aprended la virtud del silencio.

A los Pies del Maestro, J. Krishnamurti

Septiembre 2010 23

La palabra “cultura” ha llegado aadquirir un significado de altorango. Originalmente viene del

latín cultura, que se refiere al cultivo ycuidado de las plantas. Hay miles de va-riedades de plantas que crecen sin laayuda del hombre, siguiendo los proce-sos de la naturaleza. Hay magníficascreaciones de la naturaleza —hermososárboles, orquídeas, helechos, plantas tre-padoras— cuya belleza no tiene nadaque ver con los esfuerzos de los hom-bres.

Cultura implica prestar una delibe-rada atención al desarrollo de la planta.El trabajo del cultivador es hacer todolo posible para ayudar a su desarrollo,su florecimiento y su fructificación dela mejor manera posible, y cuidar de suconservación.

El cultivo abarca un número de ope-raciones. Se ha de conocer con lo quese está tratando. El suelo tiene quelabrarse y abonarse con la substanciaadecuada; se ha de regar. La maleza tie-ne que arrancarse continuamente. Laatención que se presta no ha de ser es-

porádica ni caprichosa, sino continua yconcienzuda. Pero todas estas operacio-nes —el cavar, el regar y todo lo de-más— no producen las plantas a menosque haya una semilla, una raíz, un bul-bo —un elemento que es de la propianaturaleza, de la tierra. El hombre nopuede crear la semilla, ni fabricar el bul-bo. Puede entremezclar diferentes ele-mentos, puede fecundar por polinizacióny puede insertar; puede injertar un tipode mango a otro y producir una varie-dad en cierto modo diferente, pero sinembargo tiene que tomar dos mangosque son productos de la naturaleza yentremezclarlos. Por si mismo, él nopuede producir un mango de la nada.

Por lo tanto, por más original quepueda parecer el trabajo de un horticul-tor, él sólo presta su ayuda a un procesoque está en la naturaleza misma. La plan-ta tiene su propia naturaleza, crece deacuerdo a ciertas leyes o designios queson inherentes a ella misma. Un robleno puede desarrollarse de un grano detrigo, ni un mango puede salir de unhueso de cereza. Cada uno crece según

EL YO, LA CULTURA Y LA ESPIRITUALIDAD

Radha Burnier

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lo que es inherente a la semilla. La se-milla del árbol baniano es tan diminutaque casi no se ve, y sin embargo en suinterior está la potencialidad que la con-vertirá en un gran árbol bajo el cual pue-de guarecerse un ejército. Esa potencia-lidad está en cada semilla y el cultiva-dor ayuda al poder, que es parte de lamisma naturaleza, por medio del estu-dio y de la comprensión de sus proce-sos.

Ha habido muchas opiniones, comosabemos, respecto a la naturaleza ver-sus nutrición. Hay aquellos que creenque la naturaleza debe dejarse en com-pleta libertad, y luego hay otros quecreen que las fuerzas aplicadas desde elexterior deben condicionar y substituirlo que está dentro. El cultivo implica quelas fuerzas externas pueden desempeñarun papel haciendo aflorar los elementosinherentes. Si eso no fuera así, no ha-bría necesidad de hacer nada en absolu-to. Pero el hecho de que diferentes ope-raciones son coadyuvantes, demuestraque los factores ambientales y las fuer-zas externas se ponen de acuerdo obje-tivamente con la potencialidad internay que de esta asociación depende el de-sarrollo de la planta.

La naturaleza se manifiesta más omenos dependiente según sean las con-diciones. Sea cual fuere el estado evo-lutivo, la vida es una interacción condiferentes fuerzas elementales, así comocon otras vidas del exterior, y el desa-rrollo depende del modo cómo actúanentre ellas. Las fuerzas externas —elmedio ambiente— pueden reprimir oestimular lo que está dentro.

Los psicólogos partidarios de la teo-

ría del behaviorismo creen que todo pue-de estar condicionado a la acción talcomo uno desea que se actúe. Ellos con-dicionan a los animales castigándoloscuando no hacen lo que se supone quetienen que hacer y recompensándolescuando hacen las cosas adecuadas. Losanimales de circo son entrenados de estamanera. Un elefante con su enorme ta-maño y peso no se sostiene fácil ni vo-luntariamente en una pequeña banque-ta. Pero es golpeado y aguijoneado y sele ofrecen bananas y otras clases de re-compensas hasta que al fin queda con-dicionado para representar esta actua-ción antinatural. Los prisioneros de loscampos de concentración son obligadoscon métodos por el estilo a hablar y ac-tuar de acuerdo con la voluntad de losue representan la autoridad. De aquí quelos behavioristas crean que todos losseres humanos pueden ser obligados aactuar del modo que ellos considerandeseable por medio de la utilización delas fuerzas externas.

Muy a menudo, cuando la gente ha-bla de cultura, creen que esto es cues-tión de moldear a los demás según unapauta determinada, que se les puede en-señar cómo comportarse, cómo hablarde un modo determinado y con ciertoacento, cómo vestirse de acuerdo con losdictados de la sociedad. Los modelos deurbanidad y la tradición, la educaciónque enseña a un niño lo que debe pensary cómo pensar —todo esto son factoresde lo que se denomina cultura. Las tra-diciones —el pensamiento colectivo delas generaciones pasadas— son impues-tas a aquellos que forman parte de lastradiciones. Igualmente, la raza, la reli-

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gión, el clima social, todos desempeñansu papel en la formación del carácter yla personalidad de la gente. Así pues, eltérmino cultura, cuando se usa en unsentido colectivo, tiene un carácter re-gional, sectario, nacionalista, tribal yparroquial. Por consiguiente, hay cultu-ra hindú, musulmana, cultura india ycultura europea. La cultura se ha con-vertido en un factor separador. Una cul-tura se superpone a otra. La gente tienemiedo de perder su cultura porque estáequiparada a su pensamiento colectivoy a sus códigos de convivencia; la cul-tura es el medio colectivo de encontrarseguridad para su grupo particular, seaun grupo regional, religioso, racial o tri-bal. El individuo en si, también está con-dicionado por el exterior, porque lo quenormalmente se llama cultura es unacuestión de maneras, de gusto cultivadoy de conformidad a la etiqueta.

En civilizaciones distintas hay dis-tintos modelos establecidos por la socie-dad. Los que se adaptan a ese modelodestacan en sociedad y son considera-dos miembros cultos. Otra civilizaciónpuede tener otras costumbres con otrosmodelos y otras formas de urbanidad yla adquisición de este barniz exterior seconsidera cultura.

La cultura puede incluir determina-do número de habilidades: gusto por laliteratura o por la música, elocuencia enla conversación, y brillantez de argu-mentación. Todo esto está consideradocomo elementos de cultura y son total-mente compatibles con la ambición y unimpulso agresivo por el éxito y todo lodemás. No importa que la persona seacruel o inmoral; si se pueden adquirir

ciertas capacidades —trucos mentales ofísicos (como los animales del circo)—a uno se le considera una persona culta.

El título de este artículo no tienenada que ver con la cultura autodidacta,porque en realidad no existe tal cosacomo cultura autodidacta. Cuando el yose cultiva, cuando el egoísmo va en au-mento, no existe ninguna cultura verda-dera cualesquiera ue sean las formas ex-ternas o el refinamiento. La verdaderacultura tiene que ver con nuestro propiopotencial interior, con la cualidad inhe-rente de la vida. Externamente puedenhaberse aplicado varias fuerzas, perocomo hemos dicho antes, sólo puedenayudar a lo que es innato a la mismanaturaleza. El que no examina la cues-tión de si lo que llamamos el yo, es in-nato o si es algo artificial, no puede con-vertirse en realidad en una persona cul-ta.

La auto-cultura, demasiado a menu-do, es una forma de egoísmo —el deseode ser no solamente superior a la genteordinaria, sino superior entre la genteextraordinaria, se convierte en una am-bición para destacar, para conferirse asi mismo una identidad. Las denomina-das culturas nacionales, regionales yparroquiales actúan como medios debúsqueda de una identidad superior. Lanecesidad de buscar una identidad es unade las connotaciones que más prevale-cen en la sociedad moderna porque espenoso el ser un don nadie. Desde la in-fancia, todo el mundo está condiciona-do para pensar que él tiene que ser al-guien. Tiene que ser un artista, un lite-rato, un ejecutivo; sólo entonces, cree,puede estar completamente realizado. Es

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por eso que la cultura es en realidad unacosa muy rara.

Nos identificamos por separadounos de otros, reafirmando nuestras pro-pias características, imaginando cualida-des en nosotros y concienciándonos denuestros propios méritos. De modo quela identidad es la segregación del restodel mundo: cada persona se esfuerzaduramente en sentir que él es él, parasostener el sentimiento de “Yo soy así yasá.” Sin embargo, esa identidad es ilu-soria. El mismo hecho de que un hom-bre luche y se sienta ansioso, se sientatemeroso y herido cuando no es apre-ciado, que haya una tormenta en su in-terior, es la evidencia del hecho de quesu identidad es casi imposible de soste-nerse.

La cultura no puede producir lo queya no está allí. Esta falsa identidad, estesentido del yo, este sentido deseparatividad, es un producto delcondicionamiento. De ello se deriva todoel sufrimiento que sólo la humanidad yninguna otra criatura, tiene que sopor-tar. El ser humano es el único animaldeliberadamente cruel, el único animalque se destruye a si mismo, el único que,conscientemente, lucha por el poder yestá dividido por las cosas que no nece-sita. Todo este amor al poder, toda estaansia, es el resultado de sus propios pen-samientos e ideas, todas las cuales for-man parte de lo que él se complace enllamar su “cultura.” Fue Arnold Toynbeeel que dijo: “El progreso que nosotrosllamamos civilización es un perfeccio-namiento de la tecnología, la ciencia yla manipulación impersonal del poder.”No es un perfeccionamiento de la moral

porque la moral no puede nacer del sen-tido de separatividad o del deseo de seralguien. Volvamos a la analogía de lasimiente: está en barbecho; se le ha dedar tiempo para que no sea molestadaantes de que pueda estallar en la bellezade una rosa o en la magnificencia de unárbol baniano. Si el cultivador hurga yremueve la semilla, la planta es impro-bable que se desarrolle en absoluto. Dela misma manera, el ser humano no cre-ce a través de una identidad del yo an-siosamente sostenida, al cultivar lo queno está allí.

La verdadera cultura es, en realidad,el olvido del yo. Uno de nuestros Presi-dentes, C. Jinarajadasa, escribió: “Unhombre culto no es calificado así a cau-sa de su nacimiento sino a causa de simismo. Así pues, ocurre que algunasveces una persona puede tener poca oninguna educación y sin embargo pue-de tener una visión singularmente culti-vada. Porque el hombre culto tiene unavisión desde un centro que no es él mis-mo sino un yo más ampliado.” La falsacultura está siendo condicionada en unsentido de separatividad. Puede que sehaga muy sutilmente (cuando se aprue-ba normalmente) o puede que se intentecon crueldad, cuando es rechazada porlo general. Pero todo condicionamientodel sentido del yo es cultura falsa, in-cluso aunque pueda ir acompañada delrefinamiento de las costumbres o de loque se llama los respetables anhelos poruna nueva educación. La falsa culturaes el objetivo de la auto-diferenciación.

El hombre piensa que su inteligen-cia y su capacidad le pertenecen. Cons-ciente o inconscientemente, todo hom-

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bre, mujer o niño está en un estado deauto-satisfacción. Estamos tratandosiempre de demostrar nuestro propiomérito y, evidentemente, si podemosencontrar faltas en los demás, indirecta-mente esto nos hace a todos más cons-cientes de nuestra propia superioridad.Por eso es por lo que la crítica es tanfácil para el ser humano. Por eso es porlo que es tan fácil ver las faltas de losdemás, porque cuando vemos las faltasde los demás nos estamos felicitando anosotros mismos por no tenerlas, por serseres superiores. La conciencia del pro-pio mérito es la antítesis de la cultura.

Por lo tanto, la verdadera cultura noes el sentido del yo, sino la negación dela auto-suficiencia y eso requiere unagran cantidad de atención. No hay cul-tura donde no hay atención constante.No podéis crear un hermoso jardín siintentáis remover de cuando en cuandouna semilla. Tenéis que prestar atenciónuna y otra vez al trabajo de cuidarla.Similarmente, en este trabajo de auto-renuncia tiene que haber una gran can-tidad de atención. Cuanto más se anulael yo más se agudiza la sensibilidad antela belleza de la naturaleza, ante el soni-do y el color, ante la bondad humana,ante el orden o desorden de las cosas,ante la sinceridad de las ideas, ante elreconocimiento de las cualidades de losdemás y ante la presencia de la vida,dondequiera que esa vida pueda mani-festarse.

La cultura, pues, es un estado deconciencia; no tiene nada que ver con laadquisición de un barniz. De ella derivauna buena disposición natural, una con-sideración natural hacia los demás, una

apreciación natural de los valores eter-nos que no son creaciones del ser hu-mano. Toda inteligencia, belleza y per-fección está en la naturaleza. El hombrees una parte de la naturaleza, y por eso,cualquiera que sea su inteligencia, cua-lesquiera que sean los poderes que po-sea, son expresiones de la naturaleza yde los poderes de la naturaleza de la cualtodas las leyes y procesos del universoson una manifestación. Los verdaderos“milagros del mundo” no son obra delhombre, sino de la misma naturaleza.Las maravillas de la inter-relación entrelos insectos y las plantas, la migraciónde los pájaros, las flores que se inclinandel lado del sol —éstos y otros inconta-bles fenómenos revelan los poderes ymilagros de la naturaleza. Al lado deesto, los logros del hombre de los que élestá tan orgulloso, son efímeros e insig-nificantes.

En el Bhagavad-Gitâ, Sri Krishna,representando el divino poder de la Na-turaleza, describe lo que es todo eso ydice: “No hay ningún límite para susmanifestaciones... sea cual fuere la se-milla de todos los seres, ésa es la Natu-raleza divina.” Únicamente esa semilladivina que es parte de la Existencia Di-vina es la que puede desarrollarse, no laque el hombre pone en si mismo con sumente y trata de cultivar. Cuando elhombre se da cuenta de que con el aban-dono de su sentido del yo —su falsanoción de si mismo— puede llegar a seruno con una perfección que está más alláde todas sus imaginaciones, es un hom-bre culto. Pues cuando descubre su uni-dad con la existencia universal, con elpoder único que se manifiesta en las

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múltiples maravillas del mundo, enton-ces, en esa realización de la unidad, sealcanza la espiritualidad.

La Dra. Besant escribió: “La espi-ritualidad no conoce el ‘mi’ ni ‘losotros.’ Sólo conoce el Ser único del cuallas formas son una manifestación.” Enese sentido, dondequiera que el sentidodel yo se abandona, se instaura la basepara la espiritualidad. Puede no existir

OBITUARIO

La Rama Shakti-Pat de Benidorm nos comunica que el día 26 de Junio 2010falleció D. Rafael Ferro, pianista y compositor, miembro de esta Rama. Anterior-mente y durante muchos años miembro de la ST en Miami. Descanse en paz.

ninguna espiritualidad en una mente queestá llena de separatividad, que busca laidentidad, que, convencida de sus méri-tos está sumida en un estado de auto-complacencia. La virtud que se recono-ce a si misma como virtud, no es unavirtud; y ciertamente no es la espiritua-lidad.

(The Theosophist, febrero de 1985.)

ACTIVIDADES

RAMA RACOKZY

Lunes 13 y 27 Grupo de Meditación Activa y Ritual Dévico. -20- O.T.S. Ritual de Sanación.Miércoles 15 Curso de Meditación. -22- Meditación a cargo de J. L. Fernández. Estudio

grupal sobre la Voz del Silencio. -29- Meditación a cargo de F. Béjar. Estudio grupalsobre la Voz del Silencio.

Julio - Valor10. Un discípulo aceptado no está libre de tentaciones,pruebas y de en-trenamiento.

MEDITATIONES, extractos de cartas de los Mahatmas.