tremere 1- el mirador de la viuda - eric griffin

Upload: lasartenporelmango

Post on 04-Apr-2018

219 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    1/198

    ___________EL MIRADORDE LA VIUDA

    `

    (Coleccin: "Old World of Darkness"~"Viejo Mundo de Tinieblas", Grupo: Vampiro)

    `

    (Triloga: Tremere, Tomo-1)ERIC GRIFFIN

    "Widow's Walk" 2000Traduccin: Manuel Mata lvarez-Santullano

    `

    `

    `

    `

    `

    `

    _____ 1 _____Les tremeres

    `

    Antgona Baines despert con un sobresalto, demasiado

    aterrada hasta para moverse. Tena los miembros tan rgidos comolos de un cadver. Temblaban levemente, como si los perturbara lavibracin de unos pasos... los pasos de un extrao que caminarasobre su tumba.

    La inquietante imagen no era del todo ajena a la realidad. Conun escalofro, la expuls de sus pensamientos mientras su cuerpo sedeslizaba entre las sbanas arrugadas, que an conservaban elinconfundible contorno de su forma. Como si pudiese desaparecer

    por entero de la vista. Para yacer inadvertida. Olvidada.Encontraba solaz en el hecho de pasar inadvertida. Era un arteque Antgona haba cultivado durante mucho tiempo. Estaba el rostroque le mostraba al mundo: el rostro de una mujer joven de no ms deveintiocho aos. Pero hasta ella tena que admitir que no era msreal que las fotografas amarillentas e imprecisas de las ltimaspginas de cualquier lbum familiar. Puede que un da s hubiera

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    2/198

    sido su rostro, aos atrs. Pero si en verdad era as, ahora no habamanera de demostrarlo. Y si no lo era, no quedaba nadie que pudieraacusarla o preguntarle cmo lo haba conseguido.

    Era un rostro agradable. Sonriente. Algunos diran hasta que

    hermoso. Pero no era un rostro que uno pudiera mirar sin empezar ahacerse preguntas. Sobre la falta de color (como en una fotografavieja) en las mejillas juveniles. O sobre los ojos. Eran ojos ancianos,no podan describirse de otra manera. No como los de una abuela,con la piel arrugada alrededor de los bordes, como hojaldre.

    Ancianos como ancianos son los ojos de una serpiente. Ojos que seremontan con la mirada al comienzo de las cosas.

    Antgona yaca del todo inmvil, a solas en el capullo de laoscuridad. No perciba el martilleo de la sangre en los odos, niirrumpa el palpito de su corazn en el silencio absoluto. Seconcentr, tratando de captar el sonido de la respiracin del extrao.

    Nada.Su cuerpo estaba cubierto de sanguinolento sudor. Tena las

    manos manchadas de dulce y pegajosa vitae. Las sbanas de satnya estaban arruinadas.

    Se oblig a calmarse, pero aquellos ojos --aquellos ojos deserpiente-- se mantuvieron rgidamente abiertos, sin pestaear; se

    negaban a regresar a la pesadilla y se negaban a cubrir de detalleslos objetos indistintos que contenan las sombras de la habitacin.Darles forma era, de una manera inexplicable, darles vida.

    Pas algn tiempo antes de que lograra convencerse de queestaba a salvo, dentro de los familiares confines del domicilium delos novicios. Por tercera noche consecutiva, Antgona haba soadocon los Nios del Pozo.

    Siempre era igual: los rostros de los nios observndola desde

    el interior de su hmeda tumba. Antgona no lograba encontrar elmenor esbozo de acusacin en sus miradas lquidas, en sus ojos queno parpadeaban, ni palabras de condena en sus labios fros y teidosde azul. Pero su mera visin bastaba para llenarla con un temor quedesafiaba toda razn.

    Sus ojos le rogaban, le suplicaban. Pero sus labios azuladosno podan darle voz a su desesperada necesidad. Nunca podra

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    3/198

    arrebatarles el secreto de lo que esperaban de ella.Antgona reuni fuerzas y permiti que sus prpados

    descendieran levemente. Saba que los rostros seguiran all,esperando su regreso. Redondos y brillantes como lunas,

    sonrindola justo desde debajo de la superficie del agua.Infinitamente pacientes.

    Slo que no estaban all. No haba nios, no haba pozo. Slola oscuridad la esperaba, aterradora de tan trivial. Consternada,

    Antgona comprendi que la repentina ausencia de los Nios era anms ominosa que su presencia.

    Dnde estaba la nia de cinco aos que siempre era laprimera en tirar (con unos deditos hinchados y azulados) de lamanga de su tnica? En su mente, an poda verla, poda trazar lacurva de su mejilla suave e inmaculada. Los ojos verdes de la niaeran tan grandes y perfectamente redondos como dos platillos. Sulargo cabello negro enmarcaba su rostro brillante, como una red depescadores arrojada sobre la superficie de las negras aguas. Losmechones enmaraados laman con suavidad las resbaladizasparedes del pozo. Pero ahora haba desaparecido.

    Los rostros no se haban movido ni haban hablado jams.Aunque parecan tranquilos, casi serenos, Antgona saba que sus

    muertes no haban sido apacibles. Haban sido ahogados, todosellos. Arrojados al pozo, abandonados a su pnico, hundidos bajo lasaguas heladas. Perdidos para la vista, perdidos para el recuerdo.

    Ojal permanecieran all.Antgona haba sospechado siempre que el pozo estaba en

    secreto atestado de jvenes, inundado de ojos brillantes y doradosque cada vez se acercaban ms a sus bordes, empujados por lamera presin de los cuerpos que se agolpaban debajo. Siempre

    haba temido que cualquier noche despertara y descubrira que sehaban desbordado... haban atravesado la lnea que los separabadel mundo que haba tras el despertar. No era un pensamientoreconfortante.

    Antgona no le tema a la muerte. Para ella era una especie decompaera de juventud. Poda recordar no menos de seisencuentros con ella. Siete vidas distintas. En realidad era algo

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    4/198

    sencillo, una vez que uno saba cmo hacerlo. El truco estaba en losnombres. Haba magia en los nombres.

    El ms antiguo que recordaba era el de Antgona Ruth Scoville,pero quin saba cuntos ms haban pasado de puntillas frente a

    ella antes de que comprendiera cmo se jugaba. Aos ms tarderegresara para examinar el archivo de partidas de nacimiento de laIglesia Congregacionalista de Scoville, Massachusetts, y descubriraque cierta Antgona Ruth, hija del capitn James Scoville y seorahaba nacido el vigsimo primer da de febrero en el ao de nuestroSeor de mil novecientos uno.

    21/02/1901. Dos ms uno ms cero ms dos ms uno msnueve ms cero ms uno igual a diecisis. Uno ms seis igual asiete. Su abuela (por parte de madre) haba sido la primera ensealar que el siete era un nmero muy importante para Antgona.Un nmero mgico. Aquello se le haba quedado grabado.

    Repiti la reconfortante numerologa como si fuera un mantra.La ayud a expulsar el hambriento abismo de terror que se estabaabriendo debajo de ella. No le tema a su propia muerte, pero s a losNios, a sus expectativas, a su necesidad apremiante y exigente. Ytema que, una vez ms, fuera incapaz de ayudarlos.

    Proveniente de algn lugar prximo, los odos atentos de

    Antgona captaron un sonido lgubre. Un solitario sollozo spero.Luego el silencio volvi a cernirse sobre ella.

    Slo es otro de los novicios, pens. Pero el sonido fuesuficiente. Rompi el hechizo que los nios le haban lanzado. Largida parlisis. Le dio algo en lo que concentrarse. Sac los pies dela cama antes de tener tiempo de cambiar de idea.

    Se puso la tnica por la cabeza en un movimiento fluido. Suspies desnudos emitan suaves chapoteos al caminar sobre las fras

    baldosas del suelo. Tras unos pocos pasos, el rastro desanguinolentas pisadas se redujo a una serie de manchas indistintasde color rojo y Antgona abandon en silencio el domicilium. Sus piesla condujeron instintivamente por el camino que llevaba a la sala decontrol de seguridad de la capilla.

    La intensidad de los temores de la noche --les tremeres-- habaempezado ya a remitir en su nimo. Con cada paso que daba se

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    5/198

    volva ms alerta, preparada, profesional, letal. Para cuando lleg ala sala de control, apenas quedaba en ella rastro alguno de laaterrorizada novicia. Se haba puesto su mscara de la muerte,tallada para convertirla en una verdadera aparicin de ultratumba.

    ``

    `

    `

    _____ 2 _____Un crculo de proteccin, invertido

    `

    --He venido en cuanto me he enterado. He... --Antgona seinterrumpi y mascull una imprecacin--. Qu demonios hapasado aqu?

    A Antgona le gustaba pensar en s misma como una veteranaendurecida, una veterana de muchas vidas. Alguien que no sealarmaba con facilidad y sin motivo. Se enorgulleca de su capacidadpara trazar una lnea entre la indefensin completa de los temores dela noche y la fra eficiencia con la que se enfrentaba al despertar dela pesadilla.

    Pero lo que vio all la aterroriz.

    Helena no levant la mirada. Estaba arrodillada junto al cuerpode Aisling Sturbridge, regente de la capilla de los Cinco Distritos. Lastres mujeres se encontraban en las profundidades de las catacumbasque se extendan bajo la capilla, rodeadas por los fragmentos deladrillo de varias criptas destrozadas. Sturbridge se haba hecho unovillo, todo ngulos, codos y rodillas. Tena la tnica empapada deagua helada. En un muro de la tosca cmara se vean los restos deuna diagramma hermetica.

    --

    No estoy segura de lo que ha ocurrido--

    dijo Helena--

    . Laencontr as y desde entonces no se ha movido. No creo que lahayamos perdido, pero desde luego ya no se encuentra aqu. No meatreva a moverla. Estaba empezando a resignarme a pensar quetendra que esperar hasta el amanecer. Por qu estabas verificandolos canales de seguridad a esta hora?

    --No poda dormir--respondi Antgona.

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    6/198

    Al escuchar estas palabras, Helena se volvi y dirigi a lanovicia una dura mirada. Entre los vivos, pasar sin comer o sindormir era algo normal, una mera posibilidad. Entre los de su raza,sin embargo, las opciones eran menos. Los deseos primarios tenan

    formas de hacerse or. Y no toleraban disenso alguno. Cuando salael sol, imponan al cuerpo un sopor del que slo la puesta del sol loliberara. El sueo de los muertos. Cuando la Bestia interior tenahambre, despertabas, cazabas y te alimentabas.

    Si eras listo, lo dejabas estar. No hacas demasiadaspreguntas. No probabas hasta dnde podas tensar la cuerda. Como

    jefa de la seguridad de la capilla, Helena haba tenido en ms de unaocasin la desagradable responsabilidad de "reprender" a algnnovicio que haba cometido el error de pensar que poda ignorar losdictados de la Bestia. Los resultados no eran nunca agradables.

    --Pues qu bien --dijo Helena con tono despectivo y volvi aatender a su paciente.

    Antgona se encogi.--Quiero decir, que me despertaron. No era nada. Slo... un

    sueo --confundida y avergonzaba, trastabillaba con las palabras.--Una pesadilla? --pregunt Helena. La tensin de su voz

    resultaba apenas perceptible. A cualquier otro odo le hubiera

    parecido calmada, templada, perfectamente controlada.--No --Antgona respondi con un ligero apresuramiento. No

    quera que la adepta pensara que era una chiquilla asustada.Entonces cambi de idea--. En realidad no. No era una pesadilla.

    Apenas recuerdo nada sobre ello. Pero por qu iba un sueo adespertarme, en especial si no era una pesadilla? Oh, no importa.Debis de pensar que soy una tonta.

    --En absoluto --replic Helena--. No hay nada tonto en ellas.

    Me refiero a las pesadillas. Les tremeres.--Vos tambin las tenis --afirm Antgona mientras empezaba

    a comprender poco a poco--. Tampoco podais dormir. Por esoestabais paseando por aqu --se estremeci y su voz se convirti enun susurro de conspiradora--. Vos tambin los habis visto, envuestros sueos. Los Nios del Pozo --poda verlos frente a sus ojosincluso ahora. Sus cabellos extendidos como algas sobre las aguas.

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    7/198

    Sus rostros serenos y azulados mecindose contra las piedrasresbaladizas. Sus ojos grandes y brillantes como lunas.

    Helena no respondi inmediatamente.--No fueron los Nios los que me despertaron --dijo al fin; una

    afirmacin renuente--. Fue ms bien su repentina ausencia. El hechode que ya no estuvieran all, por todas partes. Los busqu pero nopude encontrarlos.

    --Que los buscasteis,Adepta? --Antgona pareca incrdula--.Jess, la mayora de las noches me hubiera sentido feliz con queslo me hubieran dejado tranquila un... --se detuvo. Si hubieraestado encantada, por qu habra despertado como impulsada porun resorte y baada en sudor sanguinolento?

    --Cuando despertaste --le pregunt Helena con vozcautelosa--, haba algo... extrao?

    Antgona se sobresalt. Era como si la adepta le hubiera ledoslos pensamientos. No estaba sorprendida pero s un poco resentidapor aquella intrusin. Por supuesto, entre los novicios corra el rumorde que algunos de sus instructores haban dominado el poder de leerlas mentes. Antgona llevaba en la capilla el tiempo necesario parasaber que deba atesorar celosamente la poca privacidad que se lepermita... aunque no fuera ms que la privacidad de sus

    pensamientos.--Qu queris decir con extraa?--Estabas herida? --pregunt Helena.--No, por supuesto que no. Despert empapada en sudor. Las

    sbanas se han estropeado, me temo, pero aparte de eso no. Porqu lo preguntis? --supo la respuesta a su pregunta en el momentomismo en que la formul, y se arrodill junto a la adepta con airepreocupado. Titube, indecisa entre el impulso de poner una mano

    tranquilizadora sobre el brazo de Helena y el miedo al reproche queesta demostracin de familiaridad hubiera podido provocar--. Estisbien? --pregunt con un susurro.

    Helena asinti pero su rostro estaba sombro y apagado.Haban pasado horas y estaba segura de que la hemorragia no habaremitido an. Era, acaso, un recuerdo demasiado cruel e ntimo de loque haba sacrificado al unirse a las filas de los Tremere.

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    8/198

    --Sea lo que sea lo que ha ocurrido --dijo Helena--, los Nioshan desaparecido. Sturbridge est casi muerta. Cuando me hedespertado estaba... herida. Y t te has levantado de repentesudando sangre. Alguien tiene que comprobar el estado de los

    dems.--Yo me quedar con la regente. Id vos. No nos pasar nada

    --aadi al sentir las dudas de Helena.La adepta se puso tensa.--No pienso abandonarla. No hasta que haya descubierto lo

    que ha ocurrido aqu. Sube t y busca a los dems. Puede que hayaotros afectados.

    Antgona mir a su superior sin esconder su preocupacin.Helena deba de estar ms grave de lo que admita. Qu le habanhecho?

    --Los dems --repiti con voz hueca. Entonces pareci volveren s--. Se sabe algo de los otros desaparecidos? El daemon deseguridad sigue considerando al embajador y Eva comodesaparecidos en acto de servicio.

    --Algunas cosas sabemos, s. Pero no demasiado buenas. Hayun montoncito de cenizas en el fondo del pozo central que conservaan la forma de un hombre --pero por poco, pens Helena. Saba

    que si se le ocurra tocarlo o barrer con demasiada fuerza cerca del, la frgil forma se colapsara bajo su propio peso y se dispersara alos cuatro vientos.

    --El embajador, Adepta? --pregunt Antgona--. Debo dehaber pasado sobre l sin darme cuenta mientras bajaba.

    --Puedes considerarte afortunada por no haber terminadotirada a su lado. En esta oscuridad resulta demasiado fcil dar unmal paso. sa fue una de las primeras cosas que orden cuando me

    hice cargo de la seguridad de la capilla: que toda esta maldita zonaquedara estrictamente prohibida. Salvo para las ceremoniasfunerarias formales. Y si hubiera sido por m, ni eso se hubierapermitido. Me encantara cegar todas las entradas y olvidarlo de unavez.

    --Decdmelo a m --dijo Antgona--. Mientras bajaba no dejabade pensar que este laberinto parece ideado para conseguir que uno

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    9/198

    se caiga por el pozo central. Hay un par de zonas abiertas en las queresulta ms fcil caer que seguir adelante.

    Helena sacudi la cabeza.--No andas demasiado desencaminada. Algunas de esas

    cadas fueron concebidas precisamente para disponer de laspersonas no deseadas... o al menos de los restos de las personas nodeseadas. Talbott dice que uno de los primeros regentes, al menosuno, odiaba tanto la mera idea de bajar aqu que orden a losnovicios que barrieran las cenizas y huesos de las criptas superioresy las arrojaran al pozo. Para hacer sitio a ms cuerpos en lasgaleras superiores. Una costumbre encantadora, no te parece?

    Cenizas por el pozo, pens Antgona.--Deliciosa. Pero habis dicho "algunas cosas", en plural. Hay

    rastro de Eva?Helena se volvi lentamente y Antgona sigui la mirada de la

    adepta hasta el centro de la sala. All, en el suelo, un contornoparecido a una sombra cubra la misma roca. Pero la sombra parecael negativo de una imagen fotogrfica: la figura, de un blancodestellante, de una joven que se cubra el rostro con los brazosalzados.

    Antgona silb entre dientes.

    --Y a eso lo llamis "no demasiado bueno"? Espero no estar

    all cuando algo os parezca malo.--La condicin de Sturbridge es mala --dijo Helena con voz

    apagada--. Tengo miedo de que podamos perderla. No puedo dejarque eso pase.

    La afirmacin arranc a Antgona todo rastro de frivolidad.Alarg la mano para acariciar el rostro de la regente cada con lasyemas de los dedos. Estaba helada. Le pareci ver un tinte azulado

    en sus rasgos. El cabello mojado y enmaraado de la regente sedesplegaba en abanico a su alrededor, como un halo hecho aicos,como si la hubieran arrojado violentamente al suelo. Sin darsecuenta, Antgona empez a arreglrselo.

    --Podemos moverla?Helena dirigi una mirada ceuda a la novicia, como si quisiera

    reprenderla por atreverse a tocar el cuerpo de la regente. Pero se

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    10/198

    contuvo.--Yo no me arriesgara a levantarla, si te refieres a eso. No

    parece tener nada roto pero por lo que he visto desde que laencontr, bien podra estar paralizada.

    --Y si intentamos una aportacin? --pregunt Antgona--. Tal

    vez as podamos sacarla de este lugar... y llevarla de regreso a susantuario. A su cama. Aqu abajo hay mucha humedad y el aire...--se estremeci.

    Con aire resignado, Helena asinti para mostrar suconsentimiento.

    --Muy bien. Merece la pena probar. Hay tiza y velas all, junto ala diagramma. Pero ten cuidado. Tendremos que improvisar un pocoy trazar el crculo alrededor de su cuerpo.

    Antgona se puso en pie lentamente. Senta parte de larenuencia de Helena a abandonar a Sturbridge. Atraves lahabitacin hacia los restos del diagrama mstico.

    --Creis que el lazo podra ser ms estable si locanalizsemos a travs de este...? --se interrumpi--. Eh... Helena?Habis visto este diagrama?

    --S --replic Helena y no dijo ms.No es la mejor de las respuestas, pens Antgona. Qu

    demonios era aquello? Sigui su contorno completo con la mirada.--Esto no tiene el menor sentido --dijo en voz alta y al instante

    se dio cuenta de que un jirn de la aprensin que senta se habatransmitido a su tono--. Todas las barreras estn mal. Es como sisealasen hacia dentro. Por qu iban a dibujar un crculo deproteccin invertido, como ste?

    Helena no respondi al instante. Al cabo de un momento, dijo:--Al principio pens que era una especie de prisin --replic--.

    Pero, para quin? O quiz la pregunta sea ms bien, para qu?Puede que convocaran algo en su interior.Algo con lo que quisieranhablar pero que no quisieran de ningn modo que pudiese penetraren el mundo...

    Antgona frunci el ceo y reflexion.--Si es eso, es la ms condenada jaula espiritual que jams he

    visto. Por qu proteger a la entidad espiritual que uno acaba de

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    11/198

    convocar? A menos que el clima de este mundo pudiera daino paraella. Como si nos convocaran a vos o a m en un prado soleado.

    --He dicho que era miprimera impresin. Pero si eres capaz depreparar un diagrama que proteja contra eso, seguro que te dan tu

    propia capilla.Antgona se ruboriz. La reprimenda de Helena haba dado en

    un punto sensible y era perfectamente consciente de ello. Ese pluralenigmtico: la jerarqua Tremere. La Pirmide. Sencillamente, eraimposible que los poderes del clan Tremere le dieran a Antgona unacapilla propia. Y tanto Helena como ella lo saban. En dos ocasionesle haban negado el ascenso al segundo crculo del noviciado. Y nohaba sido por culpa suya. En ninguno de los casos haba sido culpasuya.

    Setenta aos, pens. Setenta aos de servicio --de servicioejemplar-- y no serva de nada. Antgona no poda ascender. Y loms probable era que permaneciera as indefinidamente.

    En Scoville se deca que la Visin --y los dones que laacompaaban-- se transmita siempre a las mujeres. Pero si era as,haba saltado a Antgona. Medea, su hermana menor, poda decirtecundo iba a llegar una tormenta y era muy ducha con los sortilegiosy las pcimas. Verrugas y filtros de amor, esa clase de cosas. Su

    hermana mayor, Electra... bueno, los encantamientos de Electra eranmenos arcanos y ms eficaces que cualquier filtro de amor. Unaenvidiable combinacin de encanto, belleza y la promesa deprosperidad. Pero los haba conseguido todos ellos de manerahonesta: la belleza de su madre, la prosperidad de su padre y elencanto de la Academia de Jovencitas de la Seora Jane Simpson.No se la poda culpar por ello. Era desde luego la ms dotada de lastres hermanas. Y en el pueblo todo el mundo lo saba. Incluida la

    propia Electra. Nadie le hubieran podido ocultar una cosa as.Pero Antgona era un desastre. Si tena un solo hueso conmagia en el cuerpo, deba de estar bien enterrado. Tan bien queincluso ahora --tras casi cien aos-- segua desafiando los esfuerzosde varios maestros taumaturgos por ensearle algo que superara losms bsicos rudimentos de las artes de la sangre. Comprenda lateora en todo su doloroso detalle, pero la prctica...

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    12/198

    En toda su existencia slo haba sabido un truco: su letal juegode equilibrios. La intrincada danza que interpretaba en el umbral queseparaba vida y muerte. Poda recordar la primera vez que se habaentregado a ella, el da exacto: el 7 de febrero de 1906. Dos

    semanas antes de su quinto cumpleaos. El da era otro sieteperfecto, aunque ella no se dara cuenta hasta varios aos despus.

    Despus de todo, los nmeros no eran lo importante. Eran losnombres.

    Aquella maana baj a desayunar de manera ms queapresurada, por la ruta ms directa y precipitada posible: a travs dela puerta francesa del dormitorio de sus padres, en el segundo piso.Por el mirador de la viuda y sobre barandilla.

    Cuando ms tarde, aquel mismo da, recobr la conciencia,volva a estar en su cama. El mdico haba echado de la habitacin atodo el mundo excepto su madre. Antgona los oy cuchichear sobrefracturas y contusiones pero no comprendi lo que significaban suspalabras ni su solemnidad. Haba ganado! Es que no locomprendan?

    No importaba, ya lo haran. Todos ellos. Ahora tena tiempo desobra. Todo el tiempo del mundo, en realidad.

    Se estremeci involuntariamente. El aire hmedo y fro de las

    criptas pareca buscarla a tientas. Trat de concentrarse en losdetalles del diagrama. La muerte de Sturbridge deba de estar yamuy prxima. Antgona casi poda or el batir de las alas negras,cernindose sobre ellas en crculos cada vez ms cerrados. Seoblig a examinar las barreras mgicas y balbuci las primeraspalabras que le vinieron a la cabeza.

    --No veo ninguno de los glifos necesarios para conjurar lasfuerzas elementales que permiten abrir un canal a mundos extraos.

    No, no creo que esto sea una prisin. Podra formar parte de unritual de exorcismo?--Hmmm. No lo haba pensado --replic Helena--. Quieres

    decir para tratar de proteger a alguien que estuviera posedo de loque haba en su interior? No estoy segura de que funcionara pero laverdad es que mi campo no es se. No puedo decir ni que s ni queno. Pero tengo la impresin de que faltan las tpicas campanas, libros

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    13/198

    y velas. Y adems, normalmente estas cosas requieren de unsacerdote.

    Antgona estaba aturdida.--S, s. Ya os entiendo. Y conseguir que un sacerdote bajara

    aqu, para tomar parte en un ritual de sangre hermtico y vamprico,ser como mnimo una tarea difcil. Ni siquiera se me ocurre por qupodra estar aqu Su Regencia. Y mucho menos con Eva y elembajador.

    --Eso tambin me preocupa a m --admiti Helena--. De ellostres, slo Sturbridge tena acceso a las criptas. Me cuesta creer quedecidiera de pronto bajar a visitar el lugar acompaada por unanovicia y el embajador. Y adems, no es que el embajador y ellaestuvieran muy bien avenidos que digamos.

    --Peleaban como lobos, si es eso lo que queris decir--dijoAntgona.

    --Su Regencia era siempre la cortesa personificada --sealHelena--. Lo era por una razn muy precisa. Si yo fuera t, tendramucho cuidado a la hora de describir sus relaciones con elembajador. En especial en las actuales y desagradablescircunstancias. Habr una investigacin. Y seguro que no quieresestar en el extremo investigado.

    Antgona abri mucho los ojos.--No quera decir... no pensaris...--Est bien. Tus palabras quedarn entre nosotras. Confiemos,

    no obstante, en que Su Regencia se recupere antes de que la CasaMadre de Viena aumente la presin. Estoy segura de que existe unaexplicacin perfectamente razonable para lo que ha ocurrido aqu.Pero por desgracia para nosotros, ahora mismo est atrapada en elinterior de la cabeza de Su Regencia. Si la perdemos ahora...

    Helena no tuvo que terminar la frase. Si la perdemos ahora,pens Antgona, estaremos solos cuando lleguen los agentes deViena.

    Antgona nunca haba visto a los Astores en accin pero nohaba un solo agente de seguridad que no conociera las historias quese contaban de ellos. Lo que haban hecho en la capilla de Tel Avivera slo su ms reciente --y ms implacable-- "liquidacin".

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    14/198

    El modus operandiera siempre el mismo. Llegaban de repente.Clausuraban el lugar para impedir que se extendiera el contagio.Entonces empezaban a buscar, ponindolo todo y a todos a pruebacontra el criterio de unos estndares de grupo idealizados.

    Arrancaban el cncer de raz, sin importarles lo que tuvieran quesajar para llegar hasta l. Pero hacan el trabajo y para cuando eltorbellino de su ciruga de campaa haba terminado, las capillasvolvan a ser los ejemplos de obediencia que Viena deseaba.

    Antgona saba que una visita de los Astores en aquelmomento significara que Helena y ella se quedaran sin trabajo. Enel seno de la Pirmide Tremere haba poca ambigedad conrespecto al trmino "cese". Y cuanto menos se hablase de la"severidad" que lo acompaaba, mejor. Dudaba que pudiera hurtarlesu propia muerte a un inquisidor resuelto. Trat de recordar losdetalles concretos que rodeaban a cada una de sus seis transicionesanteriores: los pasos dramticos, casi formales, entre una vida y lasiguiente. Alguna vez haba sido capaz de hacerlo bajo presin?En presencia de testigos?

    Atraves la cripta como una sonmbula y, sin decir palabra, letendi las tizas y las velas a Helena. Obedeca las rdenes de laadepta sin rechistar pero tambin sin autntica conviccin. Como un

    voluntario extrado de las filas del pblico, incapaz de saber cmo sehaca el truco.

    Helena no dijo nada pero deba de haberse arrepentido de suanterior crueldad. Era dolorosamente consciente de las limitacionesde Antgona y no le pidi a la novicia que la ayudara en nada mscomplicado que la preparacin de los elementos ceremonialesnecesarios para el rito de aportacin.

    Antgona no pudo contener una mirada de envidia cuando la

    adepta invoc el poder de la sangre. Mientras entreteja los diversoselementos de tiza y luz de las velas, glifos arcanos y nombressagrados. Tras setenta aos al servicio de la Pirmide, Antgonasegua sin saber ms "magia" que el solitario truco que haba llevadoconsigo desde la infancia, el teatral acto de desaparicin (ahora meves, ahora no me ves) que separaba la vida de la muerte.

    Haba esperado que con el tiempo acabara encontrando la

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    15/198

    manera de ganarse su respeto. Cuando Helena haba formado elequipo de seguridad de la capilla, Antgona haba sido la primera enpresentarse voluntaria para la peligrosa y difcil tarea. Pero aquellono haba acallado los cuchicheos.

    Ella los haba odo, por supuesto. Hubiera sido imposibleocultrselos. Y los dems novicios no eran dados a esconder suspuyas. Chacal, la llamaban. A causa de su trabajo. Seguridad de laPirmide. Como Anubis, el risueo guardin de los muertos decabeza de chacal, Antgona montaba celosa guardia en la casa delos no-muertos.

    --Me la llevo --dijo Helena--. Ve a ver a los dems. Y luegointenta descansar un poco. Tienes un aspecto horroroso.

    --Gracias --musit Antgona--. A vos tampoco os vendranada...

    Pero ya haban desaparecido. Helena y Sturbridge habanparpadeado una vez y se haban esfumado, dejando a Antgona solapara encontrar la salida de las criptas.

    `

    `

    `

    `

    `_____ 3 _____Sacar al dragn

    `

    Hubo un traqueteo de marfil en la oscuridad. Un sonidoparecido al que se hara cribando huesos viejos con una mosquitera,pens Felton. Salvo que las posibles ganancias eran mucho mayoresde lo habitual: algn empaste de oro o anillo de compromiso.

    --

    Viento del Este--

    la voz crepitaba y chisporroteaba, un sonidoabrasivo como el que hacen las cerillas al encenderse.Se alz un murmullo colectivo en el anillo de conspiradores y el

    marfil volvi a bailar. El sonido estaba ahora ms prximo. Feltontrat de discernir cunto. La nica luz que haba en la habitacinprovena de algn destello espordico de nen que se colaba porentre los tablones que cegaban la ventana. A pesar del cuidadoso

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    16/198

    interrogatorio al que la estaba sometiendo, la habitacin se negaba adesvelar sus secretos.

    Felton sabia que, en circunstancias menos onerosas, hubierapodido reconocer a dos de sus camaradas de vista, y haba logrado

    averiguar el nombre de otros dos. El resto del Conventculo slo leera conocido por sus voces apagadas o el contorno de sus sombraspresencias. Supuso que aquella noche seran cerca de una docena.Una multitud ms numerosa que de costumbre. Felton odiaba lasmultitudes tanto como cualquier cosa que se saliera de lo ordinario...en especial en situaciones tan delicada como aquella.

    Los conspiradores formaban un tosco crculo. Las sillas derespaldo alto en las que se sentaban eran los nicos muebles quepodan verse en el desvn del teatro. Felton estaba inquieto ypasaba las manos por la madera barnizada de los brazos de suasiento. Poda sentir en ella el peso de una edad avanzada y unadestreza notable. Aquello no era atrezzo. Con aire frvolo, acarici lasfilas de clavos de latn de la tapicera. Instintivamente, sus manosrehuan el contacto de la piel que cubra el asiento. Le recordaba auna piel vieja de serpiente, abandonada por su duea. Emitadesagradables crujidos cada vez que Felton se mova en su asiento.

    El traqueteo del marfil se detuvo y en la habitacin volvi a

    hacerse un silencio expectante.--Viento del Sur--esta vez era una voz diferente. Su decepcin

    resultaba evidente, pero se vio rpidamente acallada por renovadotraqueteo de ametralladora provocado por el baile de los huesos.

    --Me complace tenerte al fin entre nosotros.Felton apenas capt el susurro de bienvenida. Era evidente

    que el que haba hablado quera ocultar sus palabras bajo lavigorosa sacudida del marfil. Felton saba que las palabras no

    estaban dirigidas a l.Un hombre, que deba de estar sentado varios puestos a suizquierda, replic:

    --Ha faltado poco para que no lo consiguiera. No sabamos sipodramos librarnos de l. Dejara que la ciudad se sumiera en lanegligencia y la ruina, pero nosotros...

    --Lo s, lo s. No hablaremos ms de eso esta noche. Ahora

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    17/198

    ests aqu con nosotros y eso es lo que importa.Felton repar en la presencia de unos pasos regulares y

    apagados que se aproximaban. Los huesos crujieron y se detuvieronuna vez ms.

    --Viento del Norte --esta vez era la voz de Charlie y haba en

    ella una nota de alivio mal disimulada. De modo que el viejo Charliehaba esquivado la bala. Probablemente era cosa de suerte. Dehaber sido verdaderamente bueno en toda aquella historia deengao y sigilo, no sera el nico de los presentes al que Feltonconoca por su nombre, rostro y voz. Demonios, hasta saba dndedorma Charlie la mayora de las maanas. Era un tipo bastantemajo, pero Felton comparti su alivio al saber que el viejo se habalibrado de aquella misin de locos.

    ltimamente todas eran misiones de locos. Qu diferenteshaban sido las cosas mientras se dedicaban a cazar a los Sabbat.Haba sido slo unas pocas semanas atrs? Pareca que hubierapasado una vida entera o ms an. S, el Sabbat te mataba encuanto te vea. Pero nunca se trataba de lanzarse de cabeza contrauna manada entera. Haba un trabajo de reconocimiento. Se lesinterrumpa el suministro y las comunicaciones. Si uno tena unabuena oportunidad, la aprovechaba (y sas misiones eran siempre

    las mejores). Pero se entraba y se sala con rapidez... antes de queuno se viera accidentalmente metido en un "encuentro prolongado".

    Ahora todo era diferente. Si todava quedaba algn Sabbat, sehaba escondido y no asomaba la cabeza. Aunque sa era la clasede cosa que no se les daba nada bien. Cuando uno lleva algntiempo siendo el rey de la ciudad, le cuesta librarse del sndrome deperro grande. Felton se haba dado cuenta de que lo mismoempezaba a ocurrirles a los "liberadores" de la Camarilla y su nuevo

    Consejo Provisional. No tardaran mucho en ser tan malos como losmalditos Sabbat, si no peores. Supuso que por esa razn segua lall, por eso su pequeo ncleo de resistencia segua unido y segualuchando. No podan dejar que las cosas se estropearan de nuevo dela misma manera.

    O no somos capaces de dejarlo estar. Mir al crculo de figurassiniestras que se agolpaban en el silencio del sombro desvn, a su

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    18/198

    alrededor. Podan dejarlo estar y marcharse sin ms? Podahacerlo alguno de ellos? Poda l?

    Se pregunt, y no por primera vez, lo que hara si no estuvieraah fuera cada noche, luchando por una causa justa. Cerr los ojos y

    dej que el crculo de doce figuras que lo rodeaba cobrara unaspecto muy diferente. Se sentaban a una enorme mesa deconferencias. Se los imagin ataviados con traje y corbata,discutiendo hasta la saciedad cuestiones de orden y precedencia;luchando para mantener las Tradiciones de la Mascarada. Trat deimaginarse a s mismo como un conspirador de la Camarilla: tratandode obtener apoyos, ofreciendo favores de doble filo y sacrificandouna procesin eternamente cambiante de peones.

    S, bien. l no. Aquello era lo nico que saba hacer. La jugadasin dobleces. La lucha nocturna por el dominio de las calles.

    Algo se estremeci como una serpiente delante mismo de sunariz. Se encogi antes de poder evitarlo.

    --Calma, hroe --respondi una voz suave y burlona--. Unaposibilidad entre doce no es una mala apuesta. No hay de quasustarse --el que haba hablado sacudi vigorosamente la bolsa.

    Felton solt un bufido desdeoso, un sonido que se abricamino con facilidad entre el traqueteo de los huesos. Agarr la

    mueca del otro y la atrajo hacia s, con algo ms de fuerza de lanecesaria. Su otra mano busc la abertura del tosco saco.

    --Ahora es una entre nueve, genio --desliz la mano al interiory movi los dedos entre los pedazos de fro marfil. Los recogi todosde una vez y dej que fueran resbalando entre sus dedos hasta queslo qued uno de ellos. Sac la mano y suplic en silencio un pocode suerte.

    Poco a poco, abri los dedos. Esper a que el cartel de nen

    del exterior volviera a encenderse, una cuchillada de luz rosa que secol entre los tablones.En la tesela de su mano, Felton distingui una delicada "S" de

    color azul. Estaba pintada sobre una rosa de los vientos cuyo rayoinferior era de color azul. Otro viento del Sur.

    --Mierda --minti--. Dragn Azul. Parece que es mi noche desuerte.

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    19/198

    Alz la tesela y mostr el lado vaco al resto de los presentesantes de volver a meterla en la bolsa. Saba que, en la oscuridad, noseran capaces de distinguir la tesela, as que mucho menos elsmbolo que luca. Pero veran el movimiento y eso sera suficiente.

    --Eres un nombre muy afortunado --ronrone la Voz de los

    Huesos, mientras la bolsa de teselas penda lacia y olvidada de sumano--. Esta misin traer gran gloria a nuestra causa. El equipo ylas instrucciones te esperan fuera de la habitacin. Nadie laabandonar antes de media hora para que ninguno de los presentespueda, inadvertidamente, por supuesto, poner la misin en peligro.No te demoraremos ms. Que tu golpe encuentre su objetivo.

    Felton solt un bufido.--S, vale. Pero que no os encuentre esperndome cuando

    regrese, eh, seoritas? No me gustara pensar que alguien haperdido una sola hora de sueo por mi causa.

    Sufrieron su broma en silencio, absorto cada uno de ellos ensus propios pensamientos. Pero, como uno solo, todos se levantaronal unsono mientras dejaba la sala... sin saber con certeza sivolveran a verlo.

    `

    `

    ``

    _____ 4 _____Devoradores de los muertos

    `

    Sturbridge despert vomitando agua estancada. Su cuerpoentero se estremeci. Se agarr a las cortinas para sostenerse perono logr ms que arrancar el anillo que las sujetaba al dosel de

    hierro y caer pesadamente al suelo. Consciente de pronto de que noestaba sola en el santuario, utiliz una mano para limpiarse la bocacon toda la dignidad que pudo reunir y levant la cabeza con airemiserable para mirar a los ojos a su invitado.

    --Helena --logr decir con voz ahogada y evidente alivio--.Cunto tiempo llevo...?

    La adepta no miraba a su regente a los ojos.

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    20/198

    --Me alegro de que volvis a estar entre nosotros, VuestraRegencia. Tema por vuestra vida. Habis estado casi una semanasin conocimiento.

    --Una semana? --repiti Sturbridge con voz hueca, como si

    las palabras no lograran hacerse hueco entre sus pensamientos--.Una semana entera, perdida. Dios mo. Qu les has dicho...?

    --Qu poda decirles? --la interrumpi Helena con repentinavehemencia--. No entiendo nada de esto. El prncipe ha demandadoveros. Viena quiere saber por qu el embajador ha dejado deinformar. Y a m me gustara saber qu demonios est ocurriendoaqu!

    Sturbridge, en medio de un nuevo ataque de tos, no le ofrecirespuesta. La preocupacin resultaba evidente en el rostro deHelena, pero segua apartada, sin hacer ademn de acercarse uofrecerle ayuda. Estaba tratando de conseguir que su rostro fuerauna mscara impasible para esconder el pnico que empezaba alevantarse en el fondo de su mente. Dnde est la sangre?Mientras segua mirando a Sturbridge, ese nico pensamiento seguaacosndola. Su raza se alimentaba de sangre, sudaba sangre, hastalloraba sangre. Sturbridge, sin embargo, segua vomitando slo aguaestancada y trocitos de carne muerta de color azulado. Helena

    apart la vista, asqueada.--Vuestra Regencia, qu le ha pasado al embajador y a...

    Eva?Al escuchar la nota de horror y acusacin que haba en la voz

    de la adepta, Sturbridge levant la cabeza. Tosi y escupi.--Oh, Helena. Cmo puedes pensar que yo...? --se puso en

    pie trabajosamente y extendi una mano temblorosa hacia la adepta.Helena se retir, tensa.--

    Qu les ha pasado?--

    repiti con aire obstinado.Sturbridge se apoy sobre el poste de la cama.--No me es fcil contarte esto, as que entender que no te sea

    fcil creerlo. Eva era la responsable de los recientes asesinatos quese han producido en la capilla. Atrajo al embajador con engaos a lascriptas y all lo asesin. Encontrars sus restos en el fondo del pozocentral.

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    21/198

    Helena asinti con cautela. All era precisamente donde habaencontrado lo que quedaba del embajador.

    --Qu horrible y qu conveniente. Que los dos bajaran a lascatacumbas y all se mataran el uno al otro, quiero decir.

    Sturbridge observ a Helena con mirada perpleja. El dolor y laamargura que supuraba su voz la haban sorprendido.

    --El embajador no fue quien mat a Eva. Creo... creo que lohice yo.

    Sin que ella lo viera, las manos de Helena se hundieron en losbolsillos de su tnica y se convirtieron en sendos puos. Una de ellasse haba cerrado alrededor de algo duro, suave y hecho de madera.

    --Qu queris decir con ese "creo"? --Helena hablaba con vozglida.

    Sturbridge se daba cuenta de que la situacin estabaadquiriendo un cariz desagradable. Tena problemas paramantenerse derecha y le preocupaba que la adepta pudiera darsecuenta de ello.

    --Adepta. Helena. Sintate --seal con un ademn el extremode la cama.

    La mirada de Helena era fra y distante, pero obedeci.--S, Vuestra Regencia --atraves la habitacin y tom asiento

    en el espacio indicado. Sturbridge se sent pesadamente junto a ella.--Helena, yo estimaba mucho a Eva, casi tanto como si fuera

    mi propia... hija --se atragant al pronunciar la palabra--. Pero eso nocambia el hecho de que soy responsable de la seguridad y bienestarde esta capilla. T lo sabes. Tena que averiguar qu estabahaciendo y por qu. Descubr ms de lo que quera saber. Eva novolver a hacer dao a nadie.

    Saltaba a la vista que la compostura de Helena estaba

    cediendo.--Dnde est su cuerpo? --pronunci cada palabra lenta y

    separadamente.--Se quem, Helena. Se consumi por completo. La luz de la

    verdad es an ms voraz que la del sol.La adepta record el severo contorno blanco grabado a fuego

    sobre el suelo de la cripta que haba encontrado junto al cuerpo de

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    22/198

    Sturbridge. Por el momento, la historia de la regente concordaba conlo que haba encontrado en la escena del crimen. Apret los dientesy mir a Sturbridge a los ojos por vez primera. No haba modo deseguir demorando la cuestin.

    --Vuestra Regencia, hay evidencias innegables en estos casos.

    Habis estado comiendo carne humana. Creo que habis matado ydevorado a una novicia confiada a vuestro cuidado.

    All estaba, lo haba dicho. Las palabras sonaban monstruosas,casi absurdas, en sus labios. Pero ya no poda traerlas de vuelta.

    Sturbridge pareca a un tiempo herida y entristecida.--No, Helena. No como t crees, desde luego. Pero ahora

    estn todos ellos conmigo. Dentro de m. Eva, el embajador, losNios...

    Sturbridge oy el inconfundible aullido animal que brotaba de lagarganta de Helena y sinti, ms que vio, cmo sala disparado elpuo de la adepta. El golpe la acert en pleno pecho y se doblsobre s misma. Se atragant y sinti que las aguas heladas volvana alzarse de nuevo.

    Sujetando con las dos manos el pedazo de madera quesobresala de su pecho, la regente sinti que las aguas del olvido secerraban sobre su cabeza y se hundi en los brazos infinitamente

    pacientes de los Nios.`

    `

    `

    `

    _____ 5 _____Un elaborado mecanismo de relojera

    `

    Emmet se detuvo al llegar a la Capilla de los Cinco Distritos. Seapoy con todo su peso sobre la jamba como si quisiera recobrar elaliento, como si el esfuerzo de arrastrar su cuerpo quebrantado portodo el vestbulo hubiera sido demasiado para l. Inspirentrecortadamente. No era algo que se le diera bien. Haba perdidoprctica.

    Pero no era lo que tena detrs lo que lo dejaba sin aliento; era

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    23/198

    lo que estaba delante. Tras aquel umbral se encontraba el GrandeFoyer, sugerente en sus cambiantes velos de sombras y luz de gas.La capilla tronaba como una fbrica de gas victoriana: el martilleosobre las tuberas de cobre, los ardientes chorros de llama azul.

    Entre el staccato de llamaradas y sombras se deslizaban figurassilenciosas. Caminaban con la cabeza gacha, los brazos cruzados ylas manos ocultas en el interior de grandes mangas.

    Mientras Emmet observaba boquiabierto, una de las figurasencapuchadas se lleg sin hacer ruido hasta una curiosa fila detuberas que sobresala de una pared. Cada una de las tuberasterminaba en un capuchn de latn del que colgaba una etiqueta depapel al otro extremo de una delicada cadena. La sigilosa figuraextrajo un pergamino de una de sus mangas, sac un gastadocilindro de cuero de un nicho dispuesto a la sombra de las tuberas y,tras abrirlo a duras penas, deposit su carga en su interior. Pasalgn tiempo examinando las etiquetas de papel hasta encontrar laque buscaba. Con algn esfuerzo, abri el capuchn de latn eintrodujo el cilindro en la tubera. Sali despedido con mucho ruidohacia la oscuridad y desapareci en la compleja red de tubosneumticos que discurra cerca del techo.

    Para Emmet, todo el Grande Foyer era como un elaborado

    mecanismo de relojera: cada pieza de brillante latn que encajaba ala perfeccin, cada llamarada que brotaba en el momento preciso,cada movimiento calculado de las fascinantes figurillas que seentregaban a sus misteriosas tareas. Perfecto.

    Tuvo que hacer un gran esfuerzo para apartar la mirada. Eratan fcil perderse all, en medio de los cambiantes velos de deseo ysecreto que ocultaban la entrada a la capilla Tremere. Emmetdeseaba apartar aquellos velos, uno tras otro, desnudar los

    prohibidos, dulces, flexibles secretos de aquella casa. La intensidadde aquel deseo le haca temblar. Slo a medias fue consciente de lafigura del portero, que haba aparecido delante de l o del incmodosilencio que se haba aposentado pesadamente entre ambos.

    --Estoy aqu para ver a Sturbridge, Aisling Sturbridge --dijo convoz spera mientras trataba de recobrar la compostura--. Ella meconoce --si respirar se haba convertido en una tarea complicada,

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    24/198

    hablar supona un verdadero esfuerzo de voluntad. Sus colmillos,demasiado grandes, chocaban entre s, provocando un sonidohmedo que era como el de unos cuchillos afilndose.

    Talbott, el Hermano Portero, no se movi un pice. Se pas

    una mano por los plateados y escasos cabellos. Dorados antao,pens, un poco ausente. En verdad una pobre recompensa por unavida entera al servicio de esta casa. Durante los cuarenta aos quehaba desempeado su labor, Talbott haba hecho pasar por el GranPortal que daba acceso al dominio de los Brujos a un sinnmero desuplicantes, embajadores, nefitos, dignatarios y hasta algn queotro extraviado. Haban pasado muchas dcadas desde la ltima vezque se haba encogido frente a una monstruosidad como la queahora se encontraba frente a l... o, lo que es lo mismo, frente a loscambios, de ordinario terribles, que cada una de ellas haba trado alGrande Foyer con sus desbocadas expectativas y deseos.

    --S, recuerdo bastante bien vuestra anterior visita --el rostro deTalbott estaba impasible bajo el cambiante juego de las luces y lassombras--. Traais un fajo de papeles y fotografas para que las vierala regente. Pero en este momento se encuentra en mitad de unosdelicados experimentos y no puede ser molestada. Estoy seguro deque lo comprendis.

    Emmet, consternado por aquel contratiempo inesperado,musit algo para sus adentros. Empez a andar y se detuvo derepente.

    --Esperar.Talbott sacudi la cabeza con aire triste.--Por supuesto, podis hacerlo as si lo deseis. Pero, aqu

    entre nosotros, os dir que estos experimentos no suelen durarmenos de una quincena. Sera mejor que...

    Emmet no iba a dejarse desalentar.--Traigo un mensaje importante de Calebros. Elprncipe

    Calebros.Si esta invocacin haba tenido algn efecto sobre el portero,

    esto no dio seales de que fuera as.--Podis dejrmelo a m, en ese caso.--Tengo que entregrselo a la propia Sturbridge --insisti

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    25/198

    Emmet--. El prncipe espera su respuesta.--Por supuesto --dijo Talbott con voz apaciguadora--. Podis

    esperar dentro. Yo le llevar vuestro mensaje --alarg una mano.De mala gana, Emmet le entreg un sencillo sobre blanco,

    manchado de huellas dactilares. Talbott estaba diciendo algunaformalidad, pero Emmet apenas lo escuchaba.

    --Estoy preparado para esperar cuanto sea necesario --dijo conaire ausente y sin mirarlo. Ya se haba vuelto y su atencin volva aestar perdida entre los capas cambiantes de sombra y luz de gas.

    --Estoy seguro de que s --dijo Talbott. Olvidado ya por el otro,se retir.

    `

    `

    `

    `

    _____ 6 _____Una reunin de cuervos

    `

    Antgona se sentaba, sumida en un silencio rgido, en medio delo que quedaba del Conventculo, con los puos apoyados sobre elregazo. El rito de Sacar el Dragn haba consumido toda su actividad

    durante la pasada semana. Era la nica razn por la que estaba all.Todo cuanto ocurriese en adelante sera algo mundano para ella,una nota al margen. Pero tena que permanecer all y asegurarse deque aquel desgraciado asunto conclua de una maldita vez.

    Alguien tena que quedarse atrs y aceptar la responsabilidad,arrostrar las consecuencias. Aunque todos sus camaradas deconspiracin siguieran en la inocente inconsciencia, ella lo saba: elrito haba ido terriblemente mal.

    La siguiente media hora result una tortura. Soport la letanacasi clerical, la lista de casas seguras que haban dejado de serseguras. La enumeracin de contactos que, desde la ltima reunin,haban dejado de ponerse en contacto. Una coleccin entera denuevas frases clave y contraseas que haba de memorizar.

    Una vez ms, sus pensamientos regresaron al elegido de laSierpe, el miembro de su crculo que haba atrado al Dragn. Haba

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    26/198

    algo caliente all, resentimiento, pero lo tap y dej que se agitara.Montura de la Sierpe, pens con amargura, y sonri. No era unasonrisa agradable. Como si eso fuera a evitar, despus de haberfastidiado mi ritual, que me ra sobre su carcasa inundada de

    gusanos.Las palabras de la Voz de los Huesos haban dejado haca

    mucho tiempo de grabarse en sus pensamientos. Su voz zumbabacomo un canto monstico. Antgona crea poder detectar una notasutil y ominosa en ella. Le recordaba al ruido que hacan lastormentas cuando se formaban.

    Mientras la letana de minucias segua aumentando, empez apreguntarse de forma ausente cmo lo sabra l. El Elegido erasiempre enviado antes que el resto del Conventculo, en teora paraimpedir que los dems interfirieran, inadvertidamente o no, con sutarea. Cmo, se pregunt, podra conocer las ltimas seales yclaves? Cmo podra evitar los refugios que ya no fueran seguros?Cmo podra...?

    No lo hara, comprendi con repentina claridad. sa era lacuestin. Slo se recurra al Rito del Dragn para las misiones mspeligrosas. Las que proporcionaban la parte del len en el reparto delas glorias... y tambin los riesgos equivalentes. Si el Elegido era

    capturado en el transcurso de su misin, no le hara ningn bientener las ltimas contraseas y lugares de reunin en la cabeza. Lainformacin poda extraerse: ste era un principio central entre losque eran como ella, aquellos que vivan y moran de acuerdo alcapricho de los inconstantes dioses del conocimiento y los secretos.

    Exista una posibilidad ms siniestra, por supuesto, peroAntgona no estaba an preparada para considerarla: la posibilidadde que se contase con que el Elegido no regresara de la misin

    asignada. Record la sensacin de solemnidad que la embargabacuando el crculo entero de conspiradores se pona en pie al unsonopara honrar al colega que marchaba. Como los portadores de unpao mortuorio, apartndose para dejar pasar al atad.

    Fue el nombre lo que la sac de sus ensoaciones. Johanus.La cabeza de Antgona se levant de repente antes de que pudieraesconder su reaccin. Permaneci muy quieta, confiando en que

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    27/198

    nadie hubiera reparado en su repentino inters. Con un sobresalto,Antgona se dio cuenta de que la letana haba concluido variosminutos atrs y la Reunin de los Cuervos ya estaba bastanteavanzada.

    La Voz de los Huesos haba vuelto a sentarse y haba cedidosu puesto. Alguien que se encontraba a la izquierda de Antgona sehaba puesto en pie con aire titubeante y se estaba dirigiendo a lospresentes.

    --Es otra vez como lo de Ellis Island --se quej con unmarcado acento del Bronx--. Hacedme caso, si nadie le para lospies, va a hacer que cada uno de esos malditos refugiadosrespondan directamente ante l. Nunca he visto nada igual. Escomo si estuviera tratando de contabilizarlos, dirigirlos y alistarlos!Les dice dnde pueden vivir, dnde pueden alimentarse, lo quepueden hacer y lo que no. Les est asignando dominios, por el amorde Dios! Es una locura. Me gustara saber de dnde ha sacado laidea de que tiene derecho, o capacidad, ya que estamos, para hacereso. No s quin es ese to ni quin se cree l que es, pero alguientiene que pararle los pies bien parados.

    Rebusc dentro de un saco que descansaba junto a l y sacun pequeo fardo inerte. Lo arroj con un gesto desdeoso en el

    centro del crculo de conspiradores. Aterriz con un ruido sordo y sequed all, inmvil. Antgona no necesitaba ver para saber lo que era.Un montn de plumas negras. El cuerpo quebrado de un cuervo, conel cuello partido limpiamente. Una acusacin silenciosa arrojada a sucara.

    --Yo no s quin es pero puedo imaginarme para quin trabaja--haba amargura en la nueva voz. El que haba hablado no hizoademn de levantarse, pero se agit incmodo en su asiento--. El tal

    Johanus es un Tremere. Y no hay uno slo de ellos que tenga laspelotas de asomar el cuello sin saber que cuenta con respaldo. No, siese Johanus est tratando de conseguir apoyo entre los refugiados,podis estar seguros de que los Tremere estn detrs y tienenbuenas razones para tratar de cambiar las cosas.

    --Aunque fuera una especie de lobo solitario --lo interrumpiuna tercera voz--, no podemos tolerar que unTremere, ningn

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    28/198

    Tremere, tenga tanta autoridad sobre lo que ocurre en la ciudad--escupi y murmur algo sobre los brujos.

    --Muy bien, concedido. Sera una estupidez darle an mspoder a la maldita Pirmide Tremere. Pero si de verdad est

    haciendo lo que decs, repartir dominios y territorios de caza, le estpisando el terreno al prncipe y lo est haciendo intencionadamente.Lo miris como lo miris, eso le costar al prncipe parte de suprestigio y debilitar su posicin. Y eso es bueno para nuestrosintereses.

    --Quieres cambiar a un testaferro Nosfi por un dictadorTremere? Debes de haber perdido la...

    --Recuerdo haber visto tal Johanus durante la Liberacin. Unto grande de la capilla. Pelo y barba rojos. Siempre pareca un pocofuera de lugar, como un vikingo avanzando en medio mismo de lostiroteos. Pues no le dieron una sola vez. Y no es que me parezcabien...

    --Caballeros --lo interrumpi con voz suave la Voz de losHuesos--. Obviamente, el tal Johanus es un brujo de ciertaimportancia, y uno que no est acostumbrado a los rigores delcampo de batalla. Qu accin estn proponiendo? El asesinato dealguien as no es asunto balad y tal vez fuera mejor presentarlo

    directamente al dragn.Se alz un murmullo de asentimiento por todo el crculo.

    Antgona saba que lo mejor que poda hacer era mantener la bocacerrada. Pero a pesar del riesgo de levantar sospechas o inclusorevelar su identidad, tena que decir algo. Para arrancar de raz esalnea de especulacin antes de que pasara a mayores. Antes de queel asunto fuera presentado al dragn y algn otro idiota sacara elhueso equivocado y se encontrara embarcado en una misin suicida.

    --

    Yo he luchado a su lado--

    alz la voz para asegurarse de quese la oa por encima de los murmullos--. En la Liberacin. He visto aese bastardo caminar en medio de una lluvia de balas. He visto cmoarrojaba fuego sobre sus enemigos. He visto cmo mataba con unasola palabra. No vais a detener a alguien as con la bala de unasesino.

    Sus palabras hicieron que volviera a estallar la discusin. En

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    29/198

    medio del clamor reinante, una figura situada a su derecha selevant y se coloc en el centro del anillo, ignorando la conmocin,cogi el pequeo pjaro roto y lo alz para que todos pudieran verlo.La habitacin se calm poco a poco.

    --No tenemos por qu matarlo para detenerlo.

    Para sorpresa de Antgona, se trataba de otra voz femenina.Casi sin darse cuenta, empez a entornar la mirada para tratar dedistinguir algn atisbo de los rasgos de la otra.

    La mujer situada en el centro del anillo continu.--Podemos aprovechar la riada de refugiados e inmigrantes. Ya

    estn asustados e inseguros, huyen de los peores excesos delSabbat. Podemos usar eso, alimentar su miedo y su incertidumbre.Cuando hayamos terminado con ellos, no se atrevern a mostrarse,a l o a cualquier otro que asegure poseer autoridad.

    --El Desafo ha sido aceptado --intervino rpidamente la Vozde los Huesos para restablecer una semblanza de orden--. Hayalgn otro?

    Sigui as durante algn tiempo, pero Antgona tena ahoraalgo de lo que preocuparse. Tendra que advertir a Johanus a lamenor oportunidad. No saba qu estaba planeando exactamente sucamarada de conspiracin pero saba que no auguraba nada bueno

    para Johanus y su proyecto.Dos desafos ms fueron ofrecidos y aceptados. Antgona

    apenas se dio cuenta de ello. Al cabo de treinta minutos exactos, laVoz de los Huesos dio comienzo al Lanzamiento de las Piedras. Diotres vueltas al crculo de conspiradores, por detrs, en sentidocontrario a las agujas del reloj. Entonces dio una palmadita a una delas figuras, elegida aparentemente al azar. Sin una palabra dedespedida, la figura se levant y sali de la habitacin. La seleccin

    se repiti a intervalos de cinco minutos exactos.Slo quedaban cuatro de ellos en la habitacin cuando la Vozde los Huesos se detuvo tras la silla de Antgona. Le puso una manodelicada sobre el hombro. Ella no hizo ademn de moverse. Tras unmomento de incertidumbre, las Voz le apret el hombro una vez,volvi a ponerse en marcha y despidi a los otros dos conspiradores.

    Slo cuando la puerta se hubo cerrado tras el ltimo de ellos

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    30/198

    rompi la Voz de los Huesos el silencio.--Ests decepcionada. Es comprensible --se aproxim a la

    puerta, ech el cerrojo y a continuacin encendi la luz.Antgona se sentaba inclinada en su silla, con los codos sobre

    los muslos. Estaba jugueteando con una pequea tesela de marfil.Pasndola entre sus dedos.

    --Decepcionada? Bueno, es una manera de decirlo. "Jodida"podra ser otra. Semanas de esfuerzo arruinadas.

    --No arruinadas, seguro que no. La misin seguir adelante.Derribaremos una de las muletas del prncipe. Esto puedoasegurrtelo.

    Ella se volvi hacia l mientras se le acercaba y le mir losojos. An llevaba las insignias ceremoniales, la tnica con capuchaanudada a la cintura con una cuerda tosca. La mscara esculpidaestaba pintada de un blanco de tiza. Tena la forma del crneo de unave de presa. Antgona se estremeci. Por muchas veces que laviera, algo en aquella mscara lograba inquietarla siempre. Era unaestupidez, lo saba. No era ms que una herramienta ceremonial,una cosa hecha de corteza y pintura y sangre de buey. Pero saberlono serva de nada. Haba poder en la mscara, una especie depotencia. Su silencioso grito pareca hacer saltar una alarma en su

    cabeza, una nota vibrante y aguda que trepidaba directamente ensus huesos sin pasar por el intermedio de sus odos.

    Baj la mirada frente al escrutinio impasible de aquel rostro deave. Sus pensamientos estaban ya muy lejos. Recordaba un paseopor el bosque con su padre. No deba de tener ms de tres aos. Sehaba alejado de l, riendo, y se haba topado, como por accidente,con el cuerpo quebrado de un pjaro.

    Recordaba vvidamente la expresin en el rostro de Padre

    cuando emergi de la espesura y la vio all (tan silenciosa), parada,con el ftido cadver aferrado en un puo diminuto y blanco. Nohubo el menor atisbo de disgusto, el menor destello de alarma en surostro. No trat de quitarle el ptrido montn de plumas ni de hacerque lo soltara. El lento y paciente conocimiento de una montaa querinde un muy amado arroyo de su hielo a su larga y solitaria travesa.Una despedida.

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    31/198

    Todo era tan inevitable como el curso del agua colina abajo.Respir profundamente para aprestarse a lo que sin duda seavecinaba.

    Ella levant el pequeo y roto montn de plumas y lo coloc

    frente a Padre.--Por qu no vuela? --demand--.Arrglalo.

    Antgona dio la vuelta a la fra tesela de marfil con el pulgar y acontinuacin la lanz hacia el techo. Su vuelo era torpe. La observmientras ascenda dando vueltas y el dragn azul le guiaba el ojo.Una vez, dos veces, tres...

    --sa era mi misin. Tenamos un trato --dijo.La tesela cay al suelo. La Voz no se movi para recogerla.--Estoy completamente de acuerdo. Pero las cosas no han ido

    como estaba planeado. Alguien parece haberse encargado de lascosas. Primero tenemos que aceptar esto y luego tenemos queencargarnos de las consecuencias.

    --T puedes encargarte de las malditas consecuencias. saera mi misin. Yo la ide, yo la plane... hasta escrib el malditoinforme. Es culpa de la maldita red de los tos, no? No podis creerque una mujer sea capaz de hacer algo importante. Bueno, puesestoy harta. Harta de todo. No crees que pueda encargarme de una

    misin comprometida? Amigo, llevo en el ramo de la inteligenciadesde la Guerra... la Gran Guerra. Y ya entonces se me daba bien.No creers que es fcil para una mujer irrumpir en este perpetuo clubde caballeros, verdad? Si supieras la mitad de las cosas que hetenido que hacer...

    --Nadie est poniendo en duda tus credenciales, querida. Notienes que demostrar nada...

    --Y si vuelves a llamarme "querida" otra vez, te parto el... pico--

    lo fulmin con la mirada, observando sus ojos a travs de losagujeros de la severa mscara de hueso, desafindolo a decir algoms.

    Sabiamente, l no esboz ni tan siquiera una sombra desonrisa.

    --Cmo preferiras que te llamara? --pregunt.Lo pens un instante.

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    32/198

    --Puedes llamarme seora Baines.--Seora? --pregunt con toda intencin--. Ests casada?

    Debes perdonarme. Es que pareces tan joven...Antgona se enfureci.

    --As que ahora soy demasiado joven adems de demasiado

    mujer? Es eso? Me largo.Se levant para hacerlo, pero al instante l estaba all, tratando

    de apaciguarla con sus gestos.--Por favor. Sintate. No pretenda decir eso, en absoluto. Ya

    sabes que tengo la mxima confianza en ti, en tus habilidades. De noser as, jams hubiera accedido a dejar que participaras en estamisin. No olvides que fui yo quien te confi el dragn --arrastr latesela por el suelo con el pie.

    Ella se par pero no volvi a sentarse.--Y pusiste "accidentalmente" otro dragn en la bolsa para

    que otro lo sacara? Eso no hay quien se lo crea.--No, por supuesto que no. Qu te hace pensar...? Ah, ahora

    entiendo por qu estas tan enfadada. Espera un momento --sedirigi a su silla y recogi la pequea bolsa de arpillera. Regres y sela arroj--. Adelante. Examnala por ti misma --dijo--. Estn todasah. Doce vientos. Ni un solo dragn en la bolsa. Adelante, cuntalas.

    Antgona abri la bolsa y sac las teselas de marfil. Lasexamin una tras otra.

    --Doce vientos --admiti de mala gana--. Entonces, cmo hapodido...? --se interrumpi.

    --Ha mentido --dijo la Voz de los Huesos--. Desconozco susrazones. Por derecho, la misin te corresponda a ti. Tenamos untrato. Te haba dado mi palabra. Te haba dado el dragn. Slofaltaba que el rito hubiera avanzado un paso ms en el crculo y

    habras sacado la tesela y reclamado la misin para ti.--Slo que alguien interfiri con el rito --dijo--. Quin?--Si te lo dijera sera una violacin de confianza --dijo l.--Maldita sea, era mi rito, mi misin. Crees que voy a dejarlo

    estar sin ms?--Por supuesto que no. No pretendo que dejes pasar

    semejante afrenta. Pero las cosas deben hacerse de la manera

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    33/198

    apropiada. Aun asumiendo que conociera la identidad de esehombre, no te la revelara. Eso comprometera la integridad delConventculo.

    --Voy a tras l. Lo sabes verdad? Cuento con... medios para

    ello --la amenaza tena poca sustancia pero ella dudaba que la Vozde los Huesos supiera con exactitud lo que era o no capaz dehacer--. Lo encontrar de todos modos pero me gustara pensar queseguimos en el mismo bando. Que no te has guardado a propsitouna informacin que podra haberme sido de utilidad.

    --Contigo todo es blanco o negro --dijo l--. Ayudar o estorbar.Amigo o enemigo. Acaso he dicho que no fuera a ayudarte? Slohe dicho que no iba a revelar la identidad de ese hombre. Eso serauna deshonra. Pero puedo decirte esto: si sobrevive a la misin,tendr que encontrar la manera de ponerse en contacto connosotros.

    --Porque no conoce ninguna de las nuevas contraseas ni lospuntos de reunin --dijo ella--. El elegido de la Sierpe siempre semarcha antes de la Letana.

    --Eres muy observadora, queri... Seora Baines --se corrigi--.Regresar al ltimo lugar en el que nos encontramos. T lo estarsesperando.

    --Aqu --dijo ella--. Maana por la noche?

    --Puede. Si hay complicaciones, podra tardar ms en volver aaparecer. Pero s, deber regresar aqu si quiere encontrarse denuevo con nosotros.

    --Entonces esperar. Gracias, has sido de gran...--S, de nada, seora Baines. Buenas noches. Y buena caza.

    `

    `

    `

    `

    _____ 7 _____Sub specie aeternitatis

    `

    Calebros apoy los codos sobre el parapeto y contempl laciudad que se extenda debajo de l. El mirador del Empire State

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    34/198

    Building estaba desierto, cerrado como todas las noches. Una frabrisa acariciaba el tenso pergamino de su rostro. Esboz una sonrisacontenida, una horripilante grieta abierta en aquella mscara demuerte. Aqul era uno de los pocos lugares descubiertos en los que

    se senta a salvo. Ignor con testarudez todas las evidencias queindicaban que no era sabio hacerlo: la vertiginosa altura, elhelicptero de la polica que levitaba demasiado cerca, el ruido sordoprovocado por el viejo ascensor al recorrer los ochenta pisos dealtura...

    Crea haber desconectado manualmente el ascensor despusde llegar. Emmet le haba enseado a hacerlo una vez. lsabra. Deforma ausente, Calebros sigui el progreso del ascensor con lospensamientos, pero sus ojos no se apartaron de la ciudad. Miciudad, pens, que Dios los ayude.

    Una parte escptica de su mente no dejaba de recordarle quelo que estaba viendo no era la ciudad... no la verdadera ciudad. Laverdadera ciudad era la que se ocultaba tras este velo de brillantenen. De los guios coquetos de las marquesinas poda deducirapenas a las grandes damas de Broadway: los teatros histricoscuya edad de oro haba pasado ya pero que seguan pavonendose,capa sobre capa de maquillaje fosforescente. De los aullantes

    logotipos que ardan en Times Square poda derivar apenas lapresencia de los parlanchines gigantes de los medios decomunicacin, mientras voceaban sus banalidades al cielo nocturno.Ondas de radio y televisin rebotando sin direccin entre lasdistantes estrellas. Sub specie aeternitatis.

    Mucho ms abajo, diminutas farolas con forma de antenasponan a prueba los muros del Laberinto, se escabullan por entre lainvisible red de giros de noventa grados y calles de un solo sentido

    que slo podan inferirse gracias a las veloces y curiosas luces. Lalgica de la ciudad era circular. No afirmaba nada, no probaba nada.Si haba all algn retazo de sustancia, tras las vaporosas

    capas de luz trmula, haba de ser rondada con sigilo y sorprendidadesprevenida. Tras l, las puertas del ascensor se abrieron con unsiseo. La campanada que anunciaba tradicionalmente su llegadaguard un conspicuo silencio. Era posible que se hubiera apagado

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    35/198

    tras su llegada, pens. Pero pareca ms probable que hubiera sidodesconectada. Calebros no se volvi hacia las puertas sino que lesdio la espalda a propsito y se acerc al ms prximo de lostelescopios cromados. Sac una bolsa de arpillera putrefacta de una

    de sus mangas y empez a buscar en su interior la monedaapropiada.

    Los pasos que se aproximaban eran casi imperceptibles. Lavoz spera, cuando habl, lo hizo con suavidad, justo detrs de l.

    --Es la que tiene el guila en una cara y el hombre calvo en laotra. se es George Washington. Es grande, de plata y tiene el bordeserrado. Por qu no habis desconectado el ascensor como osdije?

    --Gracias, Emmet --replic Calebros con cierta tensin--. Creoque ya s lo que es un cuarto de dlar. Malditas monedas nuevas...--interpuso su espalda entre Emmet y la ranura de las monedas.

    --He dicho el hombre calvo. se es Kennedy; tiene pelo. Y estclaro que no va a caber en una ranura tan pequea. Dejadme ver.

    Calebros se encorv un poco ms sobre su bolsa paraescudarla de la mano ansiosa de Emmet. ste insisti un poco mspero enseguida abandon.

    --Olvidadlo. Mirad. Esto es un cuarto de dlar--extrajo una

    moneda de su bolsillo y se la mostr a Calebros. Pas alrededor delprncipe y la insert en la ranura. Hubo un traqueteo en el interior dela mquina y a continuacin un crujido brusco.

    --Se mira por esos dos agujerillos de ah... --empez a decirEmmet pero se interrumpi al ver la mirada furiosa de su superior.

    Calebros hizo pivotar el visor y empez a registrar las moles delos edificios en busca de las verdaderas y sombras formas que seocultaban tras las esquivas llamaradas de las luces.

    --

    Artilugio infernal...--

    musit. Dirigi el telescopio hacia lasluces que asomaban por las ventanas del hotel situado al final de lamanzana--. Con esta cosa no se ve nada --frustrado, propin unruidoso golpe al visor. El soporte de metal, tan grueso como el brazode un hombre, se dobl ostensiblemente.

    --Calma! Lo vais a arrancar--Emmet pas deslizndose a sulado y trat, en vano, de enderezarlo.

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    36/198

    --Arrancar? --buf Calebros--. Acabo de decirte que el malditoaparato funciona mal. Es que es demasiado pedir un viejo y buencatalejo? Ya que me piden que haga algo as, que reconstruya elltimo baluarte de la Camarilla en la costa este, al menos podan

    proporcionarme un maldito catalejo. Es demasiado pedir?Emmet ignor a propsito el estallido de su prncipe. Sac una

    argolla con no menos de cincuenta llaves del interior de su chaquetamanchada de aceite. Registr metdicamente la maraa de llaveshasta encontrar la que andaba buscando. Se coloc detrs deltelescopio, insert la llave y la gir. El panel trasero se abri haciaabajo y revel un delicado conjunto de circuitos electrnicos. Emmetmeti la mano en la maraa de entraas y puls un interruptor. Sevio recompensado con tres luces rojas parpadeantes y un zumbidomecnico, emitido por la antena al tratar de establecer el enlace porsatlite.

    --Vamos... --la anim. Uno tras otro, los interruptores sevolvieron verdes--. S!

    Se volvi hacia Calebros, posedo por un entusiasmo nodisimulado, pero la mirada dolorida que se vea en el rostro de susuperior lo abati al instante. Era la clase de mirada que uno lehubiera dirigido a un nio que acabara de depositar orgullosamente

    un pjaro muerto a tus pies.--Presumo que eso significa que has arreglado el maldito trasto

    --dijo Calebros.Emmet gru e hizo un gesto hacia el visor. Como si esperara

    recibir una descarga elctrica, Calebros toc con recelo los asiderosy se inclin para mirar.

    --Vaya, esto est un poco mejor--admiti de mala gana. Lahabitacin del hotel, que antes haba aparecido como un vago

    rectngulo de luz, renda ahora sus secretos. En la pequea mesaque haba cerca de la cama, se distingua con claridad el logotipo delhotel sobre una hoja de papel, as como el nombre y el nmero detelfono que alguien haba garabateado a toda prisa sobre ella.

    Adam Graves. Un nmero local. Calebros tom nota mentalmente.A continuacin, apart el visor del bullicio del barrio teatral y lo

    dirigi a Mornigside Heights y el recluido campus de Barnard

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    37/198

    College. El edificio administrativo posea la dudosa distincin de serla entrada ms pblica a la Capilla de los Cinco Distritos, el dominiode los Brujos.

    --No me has dicho cmo ha reaccionado la regente Sturbridge

    a nuestra invitacin, Emmet.Emmet se agit con aire incmodo, un hecho que a su superior

    no le pas inadvertido a pesar de que no levant la mirada del visorun solo instante.

    --No pude verla. Su perro guardin, el tal Talbott, dijo queestaba en medio de no s qu brujera y que no se la poda molestar.

    Al escuchar esto, Calebros se volvi hacia l, pero Emmet seanticip a la esperada reprimenda alzando una mano.

    --Insist, por supuesto, pero no sirvi de nada. Al final, por lomenos consegu que le llevaran vuestra nota. He aqu su respuesta--le tendi un sobre con la inconfundible apariencia de la viteladorada. La parte delantera no tena ninguna inscripcin. En la traserase vea slo una letra solitaria, una "C" miniada que cubra lalengeta como un sello de lacre.

    Calebros abri el sobre por arriba con una ua negra,cuidndose mucho de no tocar el sello. Abri y examin con rapidezla epstola que contena. Pareca a punto de decir algo cuando se

    contuvo y volvi a leer la carta. Esta vez con mucha ms lentitud.--Has ledo el contenido de esta carta? --la voz de Calebros

    estaba ms alzada de lo normal, no tanto con clera como conincredulidad.

    --Estis loco? Disculpad. De veras creis que soy tan idiotacomo para asomar la nariz en algo que ha salido de una capillaTremere? Ni siquiera s si hubiera abierto la maldita carta de haberestado dirigida a m.

    Calebros dirigi a su hermano de clan su ms paciente mirada,la que sola reservar para los idiotas y los nios. Emmet se encogibajo el peso de aquellos ojos crepusculares.

    --Pero no haca falta que la leyera. Capt la idea a laperfeccin. Con slo ver a ese Talbott. No va a venir, verdad?

    --Mira esto --Calebros le tendi la carta y, al ver que Emmetvacilaba, la sacudi frente a sus ojos. Pareca ansioso por librarse de

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    38/198

    ella. Emmet tom la carta y examin la breve pero educada negativa.[[

    A Calebros, Prncipe

    De Sturbridge, Regencia, C5D

    Gracias por vuestra generosa invitacin. Estoy desolada pero metemo que no podr acudir. En el momento presente estoy entregada a la

    delicada tarea de terminar de limpiar los restos de la infeccin Koldum.

    Estoy segura que comprenderis que se trata de una responsabilidad que

    no puede tomarse a la ligera ni confiarse a manos menos experimentadas.

    Es poco probable que mis labores concluyan antes de una quincena.

    Estoy impaciente por reunirme con vos lo antes posible para discutir los

    detalles administrativos que mencionabais en vuestra nota.

    Fide et Vigilante

    ~ A.S.

    ]]

    --S. Parece que no va a venir. Y ahora qu? --Emmet tratde devolverle la carta pero el prncipe lo ignor.

    --No ves nada raro en esa nota?Emmet frunci el ceo y volvi a leerla.--S, ms Kolduns. Es muy amable por su parte mencionarlo.

    Habra sido an mejor que lo hubiramos sabido ayer, antes de dar

    luz verde a ese reconocimiento en la Batera. Hay dos patrullas quean no han informado. Tenemos gente siguiendo el rastro de laspatrullas pero ya casi han pasado veinticuatro horas. No soydemasiado optimista.

    Las manos de Calebros aferraron con ms fuerza la barandillay le arrancaron un gemido metlico de protesta. Ms noticiasdesagradables. Su primer impulso fue responder, interrogar a susubordinado para pedirle detalles y castigarlo por no haberlo

    informado antes. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para conteneresta compulsin. Aspir lentamente y contuvo el aliento hasta quelogr calmarse. Sabia que todo lo que poda hacerse se estabahaciendo ya.

    --Sabas --medit en voz alta-- que en los viejos tiempostenamos la costumbre de ejecutar sumariamente a los portadores denoticias como stas? Puede que slo sea nostalgia, pero estas

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    39/198

    noches me siento tentado de reinstaurar esta encantadora tradicin.--Como queris --Emmet se encogi de hombros--. Pero para

    m que as lo nico que vais a conseguir es tener ms mensajerosmuertos que buenas noticias.

    Calebros esboz aquella sonrisa que era una mscara de lamuerte.

    --No tengo nada contra los mensajeros muertos. ltimamentelos utilizo casi en exclusiva. No, el problema no es que sus cuerposestn muertos, es que se les han secado las entendederas. Vuelve amirar la carta. No ves nada extrao en la nota? No hablo de sucontenido.

    Emmet examin cuidadosamente la carta y luego el sobre perono descubri nada fuera de lo normal.

    --Cmo qu?--Como la letra, para empezar. No es la de Sturbridge.--Qu queris decir con que no es la suya? --demand

    Emmet--. Por supuesto que lo es. De quin ms podra ser? Porqu iba nadie a ser tan estpido como para...? --dej la preguntainacabada.

    --Para falsificar una nota suya? Eso, por qu? Haydemasiados interrogantes aqu --Calebros reflexion durante un

    momento. El tamborileo de sus dedos sobre el visor de cromodesgranaba un ritmo lento e hipntico--. Pero creo que podemosreducir las posibilidades a unas pocas. Si no estoy equivocado, loesencial de este enigma se reduce a dos escenarios significativos.Todas las dems respuestas pueden identificarse con una de estasdos.

    --Queris decir que o bien alguien est tratando de engaarnoso bien esto es lo que algn tarado Tremere entiende por una broma

    de mal gusto.Calebros lo mir con el ceo fruncido.--Me decepcionas, Emmet. Para m es una fuente constante de

    asombro ver que, mientras con una sola mirada eres capaz decomprender esa maraa infernal de cables, te resulta imposibledeshacer en tu interior los ms sencillos nudos lgicos. Esasposibilidades no agotan la totalidad. Hay muchas ms que no has

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    40/198

    contemplado. Necesitas un ejemplo?--Decid tres --lo desafo Emmet, con aire beligerante.--Muy bien. En primer lugar, hay unas pocas causas

    perfectamente inocentes que explicaran que la letra de Sturbridge

    no apareciera en esta nota. Posibilidad primera: Sturbridge utiliza unintermediario para ocuparse de la correspondencia. Desde luego, unsecretario mortal estara acorde con su posicin y con lascostumbres de los tiempos de su vida mortal. Ella es producto de unaera ms elegante, el cambio de siglo, si no recuerdo mal. El siglo

    pasado --aadi.--S, pero ningn secretario personal se atrevera a rechazar

    una invitacin formal del prncipe --replic Emmet--. Tendra queconsultarlo primero con Sturbridge.

    --Salvo que no pudiera hacerlo --dijo Calebros--. Posibilidadsegunda: la situacin es exactamente la que describe esta nota.Sturbridge est en la actualidad metida hasta la barbilla en la sangrede algn ritual taumatrgico. Molestarla arruinara semanas deesfuerzo. El segundo en el mando de la capilla ha recibido la ordende actuarin loco regentiae hasta que termine el ritual.

    Emmet sonri y contest.--Pero no habis escogido esta explicacin en primer lugar,

    verdad? No os lo tragis. Slo estis haciendo de abogado deldiablo. Sque pensis que alguien est tratando de engaarnos.

    --Puedes llamarme escptico si quieres, pero no creo que lahonestidad absoluta sea la solucin ms probable en este caso--asinti Calebros a regaadientes--. Debo admitir que el escenarioque ms peso tiene en mis pensamientos es el ms siniestro.Posibilidad tercera: consideremos por un momento que la regenteSturbridge est muerta.

    --

    Muerta? Pensis que est muerta? Eso va a provocar uncaos en vuestros planes para la cena.Calebros ignor el sarcasmo.--Sus subordinados no querran que se supiera, por supuesto,

    hasta que se hubiera elegido un sustituto. Su posicin sera derepente... muy precaria.

    --Y que lo digis. Cualquiera que tenga una cuenta pendiente

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    41/198

    con los Tremere podra aprovechar la oportunidad para cobrarse unapequea venganza. De veras pensis que est muerta?

    Calebros se frot los ojos. Pareca cansado.--He dicho que tema que lo estuviera. No hemos sabido nada

    de ella desde la confirmacin de que los Tremere haban cumplidocon su parte en aquel feo asunto de Leopoldo y el Ojo. Encrgate decomprobar tambin la letra de aquellas cartas, Emmet. Es del todoposible que ella pereciera en aquella batalla. El choque de energasarcanas logr acabar con una manzana casi entera del centro deManhattan. Pero Sturbridge es una mujer dura. Puede que nobastase con eso para sacarla de la circulacin.

    Emmet asinti y escribi unos pocos smbolos crpticos en unalibreta de notas. Calebros continu dictando:

    --Que se vigile a todas horas la entrada principal de la capilla,Millbank Hall, as como cualquier punto de acceso que conozcamos.Quiero tenerlos controlados. Que nadie se ponga en contacto conellos sin autorizacin, nadie en absoluto. Nada que no sea unaintervencin mdica de emergencia, comprendido?

    Emmet cerr la libreta.--Sin problemas. Me parece que me toca la parte sencilla.

    Mientras tanto, vos tendris que mantener unida esta maldita ciudad

    sin ayuda. Podremos hacerlo? Sin contar con el apoyo de losTremere, me refiero.

    Calebros no respondi de inmediato.--Tenemos que aprovecharnos de la ausencia de los Tremere.

    Haz correr el rumor de que hemos logrado intimidar a Sturbridge y nose atreve ni a asomar la cabeza. O diles que le he prometido laciudad entera cuando mi mandato termine. No, mejor an. Deja quelos dos rumores circulen a la vez. Si los Tremere estn debilitados,

    debemos proporcionarles algo de tiempo para que puedanreagruparse. Y si las dems facciones piensan que Sturbridge tienelas manos atadas, sus movimientos sern ms favorables a nuestrosintereses. Al menos inicialmente.

    Emmet pareca dubitativo, pero el prncipe insisti.--Y si los Tremere estn, como t has dicho, "tratando de

    engaarnos", tenemos que proporcionarle a todos los dems una

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    42/198

    buena razn para actuar contra los brujos antes de que termine elao. Y para eso bastar con que crean que Sturbridge es laheredera.

    --Sabis?, nunca fuisteis tan malicioso antes de que os

    hicieran prncipe --dijo Emmet.--S que lo era; slo que no lo demostraba. Me temo que estoy

    perdiendo mi sutileza. Estas responsabilidades nuevas slo sirvenpara sacarme a campo abierto.

    Emmet desech las preocupaciones del prncipe con unademn.

    --Eso es slo para que sus francotiradores puedan teneros enel punto de mira.

    Instintivamente, los ojos de Calebros escudriaron los tejadoscircundantes en busca del revelador destello de la luz de la lunasobre el metal de un arma.

    --Bajemos, la noche empieza a enfriar--de mala gana, le dio laespalda al velado paisaje de la ciudad.

    Emmet solt una risilla, un sonido sordo y chirriante, como sialguien estuviera frotando dos tejas, y abri la puerta que conduca alcentro de visitantes con sus paredes de cristal.

    --Maldita sea. Hubiera jurado que haba cerrado esa...

    La luz que haba sobre la puerta del ascensor parpade,acompaada, no por la tradicional campanada musical (que habasido desconectada) sino por el rugido gutural de una bola de fuegoque brot de los reducidos confines de la cabina. La explosinzarande la estructura entera. El suelo se estremeci como lacubierta de un barco en plena tormenta. Las paredes de cristalestallaron y se esparcieron por la noche.

    Emmet slo tuvo un segundo para reaccionar... tiempo

    suficiente para soltar el picaporte de la puerta y arrojarse de brucessobre el hormign del suelo. La ola de fragmentos de cristal rompisobre l. Una fraccin de segundo ms tarde, sinti la bocanada dellamas ondulantes. Se extendieron, riendo, sobre todo su cuerpotendido. Entonces, la congoja de la carne remiti un pice, tornadairrelevante por la impaciente inmediatez de sus propios alaridos, elterror y las dentelladas de la Bestia.

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    43/198

    Calebros no tuvo tanta suerte. La flor de llamas y cristales seabri sobre l. Al instante le hizo jirones la ropa y cubri su carnedesnuda de rojas heridas mientras lo arrojaba sin esfuerzo sobre elparapeto.

    ``

    `

    `

    _____ 8 _____Sueos del padre

    `

    Helena pas otro da de sueo intranquilo en el santuario de laregente. Al menos su sueo no fue perturbado por pesadillas de losNios del Pozo. Les tremeres no la haban visitado desde la nocheque haba encontrado el cuerpo de Sturbridge en las criptas. Lamisma noche en que empez esta maldita hemorragia, pens.

    Aquella noche, en el mismo momento del despertar, Helena sedio cuenta de que no todo andaba bien. Se levant del jergn que sehaba preparado entre los libros de Sturbridge, se estir y examin lahabitacin. Casi se parte el cuello movindolo de un lado a otro antesde percatarse de qu era lo que la escamaba.

    Para empezar, el zumbido proveniente del monitor quedescansaba en la mesilla de noche. Cuando haba depositado a laregente en su cama, con una estaca clavada en el pecho, no estabaencendido. Helena estaba segura de ello.

    En segundo lugar, la seccin de las cortinas de la cama quehaba sido arrancada del dosel de hierro y yaca en desorden sobreel suelo. La pasada noche estaban sueltas, pero an colgaban de laestructura.

    Con ansiedad creciente, Helena confirm la tercera cosa queandaba mal: Sturbridge haba desaparecido.Las sbanas estaban manchadas de agua estancada y sobre

    ellas se vean algunos mechones de cabello enmaraado, pedacitosde carne desgarrada y azulada y un pedazo de ua blanqueada. Enel centro exacto de la cama descansaba la estaca. Helena extendila mano lentamente y la recogi. La madera tena una mancha

  • 7/29/2019 Tremere 1- El Mirador de La Viuda - Eric Griffin

    44/198

    oscura y estaba saturada de agua estancada. Rezumaba cuando lacogi. Suave, blandamente, las fibras se deshicieron entre susdedos. Como si la estaca hubiera pasado muchos aos bajo el agua.

    Sobre las almohadas, muy por encima de las manchas de

    humedad, haba un solitario papel. Estaba doblado por la mitad yerguido como una pirmide. Helena utiliz las cortinas para limpiarsela fibra de madera de las manos y abri la nota.

    [[

    Helena,

    Es posible que no haya sabido explicarme. Todo va bien. Tan bien

    como podra esperarse. Quiz mejor de lo que puede contarse.

    Eva est muerta del todo y el mal ya no puede alcanzarla. Parece que

    el resto de nosotros no es tan afortunado. Creo que pasar mucho tiempo

    antes de que pueda empezar a comprender la herida que nos ha infligido, y

    ms an para curarla. Mientras duermes, puedo sentir tu calor. Puedo oler

    tu sangre sobre tu cuerpo y s qu es lo que ests sufriendo. El mismo mal

    est sobre m y su fuente es la misma.

    Estabas mucho ms cerca de la verdad de lo que yo estaba dispuesta

    a admitir cuando dijiste que haba devorado a nuestros muertos. S que

    parece algo monstruoso pero en este momento no tengo otra manera de

    explicarlo o comprenderlo. No es que los devorara fsicamente, por

    su