wilco

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WILCO “Escribidnos y mandárnoslo, lo leeremos”, ha dicho irónico el vocalista, siempre tocado por su inseparable sombrero. La energía del concierto, que ha subido progresivamente, se ha desatado del todo con la doble tanda de bises, especialmente con la incomparable y pe- culiar Via Chicago, epítome de los ejercicios más experi- mentales y eruditos de Wilco. En ella, una preciosa melodía se ve enmascarada por una capa de caóca distorsión eléctrica que desaparece tan fugazmente como aparece para que fluyan de nuevo las notas más amables como si nada. El público, entregado al juego de este ejercicio celebrado con aplausos la capacidad de Tweedy para mantener el empo y la cadencia principal sin dejarse arrastrar por ese marasmo. De ahí al final, con el concierto converdo en una fiesta. “¿Alguien más ene algo que decirme?”

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Page 1: WILCO

WILCO

“Escribidnos y mandárnoslo, lo leeremos”, ha dicho irónico el vocalista, siempre tocado por su inseparable sombrero. La energía del concierto, que ha subido progresivamente, se ha desatado del todo con la doble tanda de bises, especialmente con la incomparable y pe-culiar Via Chicago, epítome de los ejercicios más experi-mentales y eruditos de Wilco. En ella, una preciosa melodía se ve enmascarada por una capa de caótica distorsión eléctrica que desaparece tan fugazmente como aparece para que fluyan de nuevo las notas más amables como si nada.El público, entregado al juego de este ejercicio celebrado con aplausos la capacidad de Tweedy para mantener el tiempo y la cadencia principal sin dejarse arrastrar por ese marasmo. De ahí al final, con el concierto convertido en una fiesta.

“¿Alguien más tiene algo que decirme?”