Download - Epístola Diocesana
Queridos hermanos:
En este camino de prepa-
ración que realizamos con vistas al XI Congreso Euca-rístico Nacional a realizarse en 2016 y teniendo como sede nuestra Arquidiócesis es que queremos continuar ofreciendo a todas las comu-nidades, movimientos, insti-
tuciones y sectores, tanto de nuestra Iglesia particular como de la sociedad en gene-ral, este subsidio pastoral llamado Epístola Diocesana.
La Epístola, como instrumento de evangelización, está al servicio de un itinerario pastoral y misionero que genere espacios de reflexión y encuentro entre los diversos agentes de pastoral y la sociedad en su conjunto para la celebración del Congreso Eucarístico. La misma, además, se produce en el marco del Bicentenario de la decla-ración de nuestra independencia. Oportunidad propicia para repensarnos como Nación, recuperar los valores que impulsaron a nuestros próceres y afrontar el futu-ro con responsabilidad y esperanza. Asumiendo como Iglesia el lugar que nos corres-
ponde en la construcción de una Patria más justa y solidaria.
Los invito, por tanto, a disponer el corazón para la celebración del Congreso Euca-rístico Nacional preparando cada hogar y cada comunidad; asumiendo y revitalizan-do nuestra vocación discipular sabiendo descubrir los signos de los tiempos y así, ver en cada hermano y en cada acontecimiento la presencia de Jesucristo, Señor de la Historia. A que, como misioneros, llevemos al corazón de cada argentino un mensaje de esperanza y compartamos la alegría de encontrar en la Eucaristía la fuerza que
renueva nuestra misión cotidiana de transformar nuestra vida para que el señorío de Cristo se haga realidad en la construcción de nuestra Nación. De esta manera, la Epístola Diocesana nos ayuda-rá a transitar el camino de preparación hacia el Congreso y el Bi-centenario desde el encuentro, el anuncio y la alegría de compartir todos el mismo Pan y la misma Vida nueva que Jesús nos ofrece.
+ Alfredo H. Zecca Arzobispo de Tucumán
El Equipo Arquidiocesano de Pastoral, presidido porArzobispo y conformado por un
grupo de sacerdotes que él nombró para tal fin tiene la misión de alentar la pastoral y
orientarla para que sea más evangélicamente eficaz, acompañar las orientaciones
pastorales de la Iglesia universal en general y del Sr. Arzobispo en particular,
promoviendo, con todos los medios a nuestro alcance, un itinerario pastoral y misionero
organizado, afianzando la vida de fe y la unidad de las comunidades parroquiales,
instituciones, movimientos y comisiones a través del encuentro, la formación y la
celebración, cultivando la actitud de escucha, diálogo y disponibilidad del auténtico
discípulo (DV 22).
En este tiempo de trabajo compartido venimos haciendo un interesante camino
en equipo, pues los carismas y visiones pastorales, distintos, deben conjugarse en un
criterio pastoral eclesial que nos permita involucrarnos a todos y con todos los miembros
de la Iglesia (EA.36). El haber venido desarrollando una pastoral orgánica y participativa
nos permite revitalizar la conciencia de una Iglesia misionera, en salida, para ver de
manera simple y profunda la comunidad en general y desde allí proponer las respuestas
necesarias. En la Asamblea de Pastoral nos planteamos como objetivo “Redescubrir en la
reflexión y el trabajo, la oportunidad para renovar el compromiso misionero”, para ello
vamos discerniendo y proponiendo un modelo sencillo, que indique el horizonte de
nuestra Iglesia y lleve como novedad cotidiana la invitación de Jesús a encontrarnos con
Él, vincularnos estrechamente con Él (DA. 132).
Este tiempo pastoral y misionero estará impregnado por el espíritu celebrativo del
Congreso Eucarístico Nacional de 2016 y del Bicentenario de la Independencia de nuestra
Nación, sabiendo que nos toca ser anfitriones y para ello debemos preparar nuestro
corazón fortaleciéndolo con el alimento substancial de los discípulos y misioneros
(DA.26), La Eucaristía, poniéndonos de rodillas ante Él para alabar su grandeza y
poniéndonos de rodillas ante el hermano, en quien le reconocemos; para servirle con
amor fraterno y cercanía, gestando así una cultura del encuentro con autentica solicitud,
generosa entrega y sincero compromiso, tocando y transformando la carne sufriente de
Cristo en el pueblo (EG.24), que quiere celebrar su Bicentenario y refundar su “Ser
Nación” con principios y valores, con dignidad y justicia, con equidad y respeto, en
definitiva con libertad, paz y solidaridad.
"Hacia un Bicentenario en comunión y participación desde la misión"
EQUIPO ARQUIDIOCESANO DE PASTORAL
www.facebook.com/Equipo de Pastoral
Arquidiocesano Tucuman
Los argentinos entre el 2010 y el
2016 conmemoramos el bicentena-
rio del proceso que llevó a la Inde-
pendencia de nuestra Patria, éste
comenzó con la formación del pri-
mer gobierno patrio un 25 de Mayo
de 1810 y culminó con la declara-
ción formal de la Independencia el
9 de Julio de 1816.
Recordemos que nuestra patria
surgió al amparo de nuestra fe ca-
tólica. Ya en sus albores y en el
desarrollo del encuentro de las dos
culturas se hizo presente la acción
evangelizadora de la Iglesia, así fue
germinando la fe en nuestra na-
ciente nación. La revolución de Ma-
yo puso los cimientos del proceso
independentista que se cristalizó
en 1816. La declaración de la In-
dependencia por su parte repre-
sentó una decisión valiente por
parte de los congresales de 1816,
muchos de ellos clérigos. En efec-
to tras la caída de Napoleón Bona-
parte (1814), retornó al poder
Fernando VII que se propuso y lo-
gró recuperar todas sus colonias
suspendiendo temporalmente los
procesos emancipadores salvo los
del Rio de la Plata, en estas circuns-
tancias sumados a la separación de
las provincias unidas del Rio de la
Plata de España y de cualquier otra
nación extranjera. Por esta razón
al unirnos a los festejos del Bicen-
tenario lo hacemos en el marco de
la celebración del XI Congreso Eu-
carístico Nacional, renovando y vi-
gorizando nuestros cimientos cris-
tianos, hagamos pues votos para
que en nuestra Patria florezca nue-
vamente la fe cristiana, los valores
sublimes y las virtudes heroicas
que acompañaron a los ilustres
gestores de la Independencia.
DEL TEXTO PARA LA PREPARACIÓN PASTORAL AL
XI° Congreso Eucarístico NacionalJESUCRISTO, PAN DE VIDA
Y COMUNIÓN PARA NUESTRO PUEBLO
Con la independencia política un pueblo llega al momento fundamental de su propio camino histórico. Hagamos memoria del día en que empezamos a transitar dicho camino, penetrando como pueblo en nuestro interior, para discernir acabadamente nuestra identidad, asumiéndola en la tarea de construir la Nación.
Reconocemos que nos duele la Patria y queremos hacernos cargo de ella. Hace casi diez años, mirando hacia el Bicentenario, propusimos varias metas. Hoy quisiéramos destacar algunas, que conservan su urgencia y actualidad. Nos interesa especialmente promover el diálogo entre las distintas corrientes de opinión política y entre todos los sectores de la sociedad. Necesitamos alcanzar un razonable consenso en cuestiones que tienen que ver con la superación de la pobreza, la mejora de la educación, el funcionamiento transparente de las instituciones republicanas, y la erradicación de la corrupción. Tal diálogo sólo será posible si, en sincera reconciliación, nos aceptamos mutuamente y construimos un proyecto común.
Del diálogo así propuesto podrán emerger respuestas a las grandes cuestiones políticas, económicas y sociales, que deberán ser aceptadas con ejemplaridad moral por todos quienes tenemos alguna responsabilidad como dirigentes. De esta ejemplaridad podrá resultar un auténtico liderazgo que sirva a todos los argentinos, en especial a aquellos que aún siguen postergados.
El Señor Jesús estuvo presente en el nacimiento de nuestra Nación y en toda su historia. Entre los grandes artífices de nuestra independencia había cristianos convencidos, y la fe ha guiado durante estos doscientos años a muchas personas que dieron la vida por la Patria. También hoy, la fe sostiene a la mayor parte del pueblo argentino en su camino de liberación. Por eso, celebrar al Señor Jesús nos da la posibilidad de profundizar nuestra identidad y de lanzarnos hacia adelante. Es lo que queremos significar celebrando un nuevo Congreso Eucarístico.
Para Reflexionar:· Nos sentimos convocados a refundar nuestra Nación?. De que
manera.· Que compromisos concretos asumimos para gestar el diálogo y ser
constructores de un proyecto común?.· Como comunidad y sociedad propongamos 3 valores y actitudes
que surjan de nuestro ser creyentes y la podamos ofrendar, de manera concreta, en el Corpus Christi del Bicentenario.
Propuesta para el 9 de Julio: En las comunidades parroquiales se propone la Santa Misa, por la Patria en vísperas de la celebración del aniversario de la Independencia.
COLEGIO SALESIANO GENERAL BELGRANO
CAMINEMOS HACIA EL 11° CONGRESO EUCARISTICO NACIONAL16-19 DE JUNIO DE 2016
CONVOCATORIA
Queridos hermanos y hermanas de nuestra Patria:Queremos invitarlos a celebrar juntos el 11° Congreso Eucarístico Nacional en la ciudad de San Miguel de Tucumán, cuna de nuestra independencia, durante los días 16 al 19 de junio de 2016.Vamos a celebrar en la Eucaristía al Señor Resucitado, adorar su presencia y agradecer su acompañamiento desde los inicios de nuestra vida como pueblo. Por eso al lema del Congreso: “Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos” lo acompaña la frase: “Jesucristo, pan de vida y comunión para nuestro pueblo”.El Bicentenario de la Independencia nacional nos ofrece un marco histórico desafiante para que, asumiendo el legado de nuestros próceres, nos comprometamos a sembrar la cultura del encuentro que nos ayude a superar heridas y agobios, y a hacer de nuestra Patria una Nación fraterna cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.La comunión con Jesucristo Resucitado, presente en la Eucaristía, nos permite mirar creativamente la historia y descubrir nuestra identidad y nuestra cultura, verdadero desafío para forjar el futuro, renovando nuestra fe, comprometiéndonos con la justicia y sirviendo solidariamente a la fraternidadNos disponemos, como familia de Jesús, a celebrar el Año Santo de la Misericordia que ha de impulsarnos a buscar en la Eucaristía la fuente inagotable de su amor, a abrir nuestros corazones a la misericordia y a ser testigos de ella, especialmente frente a los pobres, a los enfermos y a los excluidos. a Iglesia tiene Como enseña el Papa Francisco, “lla misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona. La Esposa de Cristo hace suyo el comportamiento del Hijo de Dios que sale a encontrar a todos, sin excluir ninguno”. (Bula "Misericordiae Vultus", 12)Confiamos el Congreso Eucarístico a la oración de todos ustedes. Que el camino a recorrer nos haga verdaderos discípulos misioneros de Jesús, centinelas de un tiempo nuevo, anunciadores de la civilización del amor.Con todos ustedes, nos ponemos en marcha en nombre del Señor. Que Nuestra Señora de Luján nos guíe y nos acompañe.
Los Obispos Argentinos 109° Asamblea Plenaria Pilar, 25 de abril de 2015
MISIONEUCARISTICACASAPORCASA
Recordamos algunas cosas trabajadas en la Asamblea Decanal de Pastoral:
Orientaciones prácticas para las visitas a las familias
Las visitas a las casas tienen por objetivo conocer a las familias de una manera informal y llevar el
Mensaje del Evangelio a los que no acuden normalmente a las distintas actividades de la parroquia.
Para organizar las visitas a las casas, es conveniente haber realizado en la un mapa de toda la zona, y
distribuir las manzanas entre los equipos de misioneros. Conviene que cada equipo misionero
reconozca bien las casas de su zona, identificando aquellas en las que hay personas cercanas a la
comunidad y en las que no las hay. Durante las visitas es preciso que se dedique un tiempo
considerable al conocimiento de la familia, sus inquietudes y necesidades. De esta manera, la
evangelización será un proceso "de corazón a corazón". Conviene realizar más de una visita a cada
familia: una primera visita puede ser de conocimiento, una segunda para tratar la temática concreta de
la misión y una tercera para invitarlos a integrarse a la comunidad parroquial.
Durante la primera visita puede resultar práctico entregar a la familia un folleto con las actividades y
horarios de la parroquia. De esta manera, la invitación será recordada y llegará también a los que
estaban ausentes. Luego de la 1° visita (no durante la visita), conviene anotar en un cuaderno datos de
la familia que puedan servir en futuras visitas o a quienes permanecen trabajando en la comunidad de
manera permanente. Pueden detectarse también necesidades especiales de la familia: enfermos y
ancianos, necesidades sacramentales (bautismos, comuniones, confirmaciones) y materiales, etc.
Toda la información recogida en las visitas debe ser entregada al Párroco del lugar, pues le servirá para
organizar mejor su actividad pastoral y responder a los requerimientos de con quienes corresponda.
En las siguientes visitas, se busca llegar al tema religioso: a través de una lectura bíblica, un momento
de oración compartida, etc. También puede realizarse una bendición de la casa, llevarse una estampita
o imagen para la oración, etc.
En una última visita, los misioneros se despedirán e invitarán a la familia a integrarse en la comunidad
parroquial
Para tener en cuenta en las visitas a las familias:
Distribuirse los sectores a visitar.
Cuando vamos a salir controlar que llevamos los materiales necesarios: la Biblia, la guía, la imagen de
María, la Cruz, una vela. Repartirse las actividades (Guía, lectura, Etc.)
Al llegar, presentarse. Si nos hacen pasar, hacer preguntas sobre la familia que muestren interés por
ellos, creando un clima fraterno y de confianza. No vamos como curiosos ni para realizar un censo. Si
conoces a la familia que visitas, mantén el respeto y la seriedad.
Los misioneros deben ir en una actitud de escucha, si hay silencios no preocuparse por llenarlos con
cualquier comentario, ser humildes y respetar los tiempos de la gente.
No apurarse para comenzar la celebración.
Conversar con la gente.
Tomarse todo el tiempo necesario para las visitas que la gente no sienta que vamos “por cumplir”
sino que vamos a compartir.
En la reflexión: Hablar todos los integrantes del grupo.
No reírse de lo que la gente comenta o plantea.
No hablar mal de nadie ni dejar que me hablen mal de ninguna persona, nosotros vamos a
recordarles que Dios los ama y a invitarlos a participar de la Iglesia.
No olvidar invitar a la misa y a las distintas actividades de la comunidad, recordando en cada casa
el horario.
No tener mal trato entre nosotros ni siquiera jugando, ni por la calle ni en los hogares.
No discutir.
Si vamos a una familia no católica, tener respeto por sus creencias.
Estructura de la Misión 2015: La misión eucarística para el 2015 está estructurada en 3 días o momentos conforme como lo organice cada comunidad parroquial. Servirá para la preparación de la misma la Asamblea Decanal de Pastoral. Sería bueno que cada parroquia haga una bajada con las personas que van a salir a misionar y no participaron de dicha Asamblea.Primer día: "Salir al encuentro del hermano”
Visita casa por casa
Sensibilizar acerca del CEN: ¿qué es?, ¿cuándo se hace?, ¿Para qué se hace?Catequizar acerca de la Eucaristía: aprovechar los trípticos que realizaron las Comisión de Catequesis del CENComentar y alentar a la participación del CEN alojando al peregrino y siendo servidor.Invitar a una reunión a realizarse en el templo parroquial, capilla, gruta o centro misionero. También puede hacerse en la casa de uno de los vecinos. Lo importante es reunirse como iglesia comunidad a orar alrededor de la Palabra de Dios.Segundo día: "Acoger al hermano que se acerca a la Parroquia"Acoger al hermano que llega aceptando la invitaciónRealizar el círculo bíblico sobre la Eucaristía o novena a Corpus Christi (Ver)Compartir algo fraternalmenteTercer día: "Celebrar la fiesta de la Eucaristía"Realizar una misa con Procesión Eucarística. Se puede invitar a hacer un gesto de caridad al hermano más necesitado.
LITURGIA:VIALUCIS
El Vía Lucis es el camino de contemplación
de los misterios de la Resurrección de Nues-
tro Señor Jesucristo, Lo haremos reflexionan-do, orando y cantando. En la procesión se
puede llevar el Cirio Pascual o una imagen de Jesús Resucitado; en cada estación se puede poner un símbolo junto al título de la esta-ción.
Puede celebrarse el domingo de Resurrec-ción, durante la semana de Pascua o cual-
quier día de la cincuentena Pascual.
CÓMO REZAR EL VIA LUCIS
* Enunciado de la estación;
* Monición
* Texto evangélico correspondiente, con cita de los lugares paralelos (en las dos últimas
estaciones hemos tomado el texto de los
Hechos de los Apóstales).
* Comentario al pasaje de la Escritura;
* Oración
ORACIÓN PREPARATORIA
Señor Jesús, con tu Resurrección triunfaste sobre la muerte y vives para siempre comu-nicándonos la vida, la alegría, la esperanza firme. Tú que fortaleciste la fe de los apósto-les, de las mujeres y de tus discípulos ense-ñándolos a amar con obras, fortalece tam-bién nuestro espíritu vacilante, para que nos entreguemos de lleno a Ti. Queremos com-partir contigo la alegría de tu Resurrección gloriosa. Tú que nos has abierto el camino hacia el Padre, haz que, iluminados por el Espíritu Santo, gocemos un día de la gloria
eterna. Amén.
1ª. ESTACIÓN: JESÚS RESURGE DE LA MUER-
TE
* TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL
MUNDO. AMÉN.
"Ya sé que ustedes buscan a Jesús, el crucifi-
cado. No esta aquí. Ha resucitado, como había dicho. Vengan a ver el sitio donde
yacía” (Mateo 28, 5-6)
Aquella mañana de incertidumbre, un vuelco misterioso se da en la vida de aquellas muje-
res que con tristeza y amor se acercaron de
madrugada al sepulcro de Jesús de Nazaret. El ángel, el mensajero de Dios, revela la glo-ria de Aquel que ha atravesado la frontera
de la muerte: la tumba está abierta, sobre ella se hace visible el cielo donde Cristo resu-citado vive para siempre y nos espera.
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.
Cantamos “Gloria, gloria, aleluya… Jesús es
el Señor”.
2ª. ESTACIÓN: LOS DISCÍPULOS ENCUEN-
TRAN EL SEPULCRO VACÍO
* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL
MUNDO. AMÉN.
"Entró también el otro discípulo, el que
había llegado primero al sepulcro..., vio y
creyó" (Juan 20,8).
Corrieron juntos aquella mañana hacia la
tumba de Jesús, Pedro y el discípulo amado. A los ojos de este último le parecieron sólo
vendas funerarias y un sudario abandonado
en la tierra. A esos ojos no llega sólo la mara-villa sino el estupor de la fe: "vio y creyó" en
el Señor, vencedor de la muerte. La suya es
la mirada de todos los creyentes en Cristo, de todos los tiempos y de toda la tierra. Es hoy nuestra mirada.
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro
Señor.
Cantamos “En ti, en ti, en ti Señor, he-mos puesto nuestra fe”.
3ª. ESTACIÓN: EL RESUCITADO SE MA-
NIFIESTA A MAGDALENA.
* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECI-MOS. + QUE POR TU SANTA PASCUA
REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.
"Jesús le dice: "María", ella, volviéndo-se, le dijo : "Rabbuni” (que significa "Maestro"). (Juan 20, 16)
María Magdalena había caminado con Jesús durante meses y meses, lo había escuchado, y había visto cómo sus ma-
nos sanaban a los enfermos. Sin embar-go, no lo reconoce en la aurora de la Pascua. Es necesario que Jesús la llame por su nombre. Se necesita una vocación
personal para que los ojos de la fe reco-nozcan y vean lo que la sola mirada hu-mana no sabe intuir. Hoy día, Jesús pro-nuncia nuestro nombre.
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro
Señor.
Cantamos: “Hoy, Señor, me llamas tú, con mis manos y mi voz, a ser luz entre los hombres, ser un canto de esperan-
za”.
4ª. ESTACIÓN: EL RESUCITADO EN EL CAMINO DE EMAÚS
* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECI-MOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMIS-
TE AL MUNDO. AMÉN.
"¿No era necesario que el Mesías sopor-tara todo este sufrimiento para entrar en la gloria? Y comenzando por Moisés
y todos los profetas, les explicó lo que en la Escritura se refería a él" (Lucas 24, 26-27).
En aquel camino polvoriento que desde Jerusalén conduce a Emaús, caminan tristes los discípulos con un viajero des-conocido. Sus palabras no son comunes,
despliegan un sentido escondido que la historia vivida hasta ahora no ha mani-festado y que sólo Él sabe mostrar.
Aquella palabra hace arder hoy nuestro corazón y hace florecer la esperanza y la fe.
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.
Cantamos “Quédate con nosotros, la
tarde está cayendo, quédate”.
5ª. ESTACIÓN: EL RESUCITADO PARTE EL PAN
* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECI-MOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMIS-TE AL MUNDO. AMÉN.
"Estando recostado con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se los dio. Se les abrieron los ojos y lo reco-
nocieron”. (Lucas 24, 30 -31)
Ya se hacía tarde. Los discípulos de Emaús están a la mesa con aquel viajero misterioso que les ha manifestado el sentido de la histo-ria que estaban viviendo. Después de su pala-bra, vino el gesto: “partir el pan”, como en la cena eucarística. Aquel rostro los lleva a algo que ya conocen: al Cristo del Cenáculo, que en el pan y en el vino ofrece su Cuerpo y su Sangre, alimento para la vida del mundo. A nosotros es preciso que se nos abran los ojos para reconocerlo también “al partir el pan”.
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.
Cantamos:
6ª. ESTACIÓN: EL RESUCITADO SE APARECE A LOS DISCÍPULOS
* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.
"¿Por qué ese temor y a qué vienen esas dudas? Miren mis manos y mis pies: soy Yo en persona” (Lucas 24, 38-39).
La sospecha de estar frente a un fantasma es fuerte. ¿No ha sido Jesús sepultado en la tumba con los signos de la tortura y de la crucifixión? Sin embargo ahí esta él, delante de sus amigos con las manos y los pies heri-dos en la plenitud de la vida. Y esta Vida Nue-va es la que expulsa la amargura, la tristeza y la duda, y nos hace mirar mas allá de la muerte y su silencio. Seguimos mirando tus manos y tus pies, para descubrir “el dolor resucitado”.
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.
Invitamos a guardar un minuto de silencio y a que cada uno bese en sus propias manos las
llagas hoy dolientes en que el Señor nos resu-cita.
7ª. ESTACIÓN: EL RESUCITADO DA EL PODER DE PERDONAR LOS PECADOS
* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.
"Sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo, a quien perdonen los peca-
dos les serán perdonados" (Juan 20, 22-23).
Este soplo de Cristo en la tarde de Pascua se difunde en los discípulos que lo rodean admi-rados. Es el signo de un nuevo nacimiento que solamente el Espíritu puede operar, ha-ciendo salir al hombre de la muerte del peca-do y poniéndolo en camino a una vida nueva en la verdad y la justicia. En la Iglesia siempre debe soplar este aliento divino del perdón que renueva, transforma y santifica a la hu-manidad.
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.
Cantamos
“Resucítame y conviérteme, Tú cada día, glorifícame y renuévame, Espíritu Santo, ven” 8ª. ESTACIÓN: EL RESUCITADO CONFIRMA LA FE DE TOMÁS
*TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.
"Jesús dijo a Tomás: "No seas incrédulo, sino creyente". Responde Tomás: "Mi Señor
y mi Dios" (Juan 20, 27-28).
La duda se insinúa en el corazón del discípulo que había escuchado a Jesús y había visto los signos de su poder divino durante sus días terrenos. Ahora, sin embargo, el Resucitado esta ahí, ante los ojos de Tomas, en la viva
realidad de su presencia. Y el discípulo retor-na a la luz de la certeza y pronuncia su mas pura profesión de fe, que muchas veces es la nuestra: "Señor mío y Dios mío".
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.
Cantamos
9ª. ESTACIÓN: EL RESUCITADO SE MANIFIES-TA EN EL LAGO TIBERÍADES
* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.
"El discípulo que Jesús amaba dice a Pedro: "Es el Señor". Entonces Jesús se acercó,
tomó el pan y se los dio" (Juan 21, 7.11. 13).
A la orilla del lago de Galilea, en las primeras luces del alba, hay un hombre a la espera. Los discípulos de Jesús han vuelto a su antigua profesión de pescadores y están navegando sobre su barca. El discípulo amado dirige la mirada sobre aquella figura y dice en voz baja: "Es el Señor !!! Jesús los espera en la playa, dispuesto a ofrecer a los hombres pa-ralizados y dudosos el pan de su presencia.
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.
10ª. ESTACIÓN: EL RESUCITADO CONFIERE EL PRIMADO A PEDRO
* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.
"Simón, hijo de Juan, ¿me amas mas que estos? Él le responde: "Si, Señor, tú sabes que te amo". Le dice: "Apacienta mis corde-
ros". (Juan 21, 15)
Tres preguntas y tres respuestas de amor constituyen la trama del diálogo entre Cristo Resucitado y Pedro, a la orilla del lago de Galilea. El discípulo, que tres veces lo había traicionado, repite sus tres confesiones de fe y de amor. Y Cristo le confía la hermosa mi-sión de ser Pastor de su rebaño a lo largo de los siglos. A través de la palabra, la mano y la persona de Pedro, Cristo continúa guiando hoy a su Iglesia y multiplicándose en cada altar de la Eucaristía.
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.
Cantamos “El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar”.
11ª. ESTACIÓN: EL RESUCITADO ENVÍA A LOS DISCÍPULOS POR EL MUNDO
* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.
"Vayan y enseñen a todas las naciones, bau-tizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final del mun-
do" (Mateo 28, 19-20).
Sobre la montaña de Galilea, el Cristo glorio-so de la Resurrección saluda a sus discípulos. Aunque haya una ausencia exterior, su pre-sencia será viva, diaria, eficaz y constante por siempre, y sostendrá la acción apostólica de la Iglesia, que proclama el Evangelio de la Vida Nueva en el Espíritu, a través del Bautis-mo que nos salva. Sentimos que esa presen-cia nos acompaña “todos los días”.
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.
12ª. ESTACIÓN: EL RESUCITADO ASCIENDE
AL CIELO
* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL
MUNDO. AMÉN.
"Hombres de Galilea: ¿Por qué están miran-do al cielo? El mismo Jesús que ha sido lleva-
do a lo alto de entre ustedes, vendrá tal co-
mo lo han visto marcharse al cielo" (Hechos
1, 11).
El monte de los Olivos, signo del encuentro
entre el cielo y la tierra, encuentro que es completo en el Cristo Resucitado. En la Ascen-
sión Él retorna al horizonte infinito de la gloria
divina donde esperará a la humanidad redimi-da. Debemos vivir en el camino de la historia y
del mundo, construyendo en nuestra comuni-
dad y en la familia el Reino a la espera del
retorno de Cristo.
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.
Cantamos:
13ª. ESTACIÓN: CON MARÍA A LA ESPERA
DEL ESPÍRITU SANTO
* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL
MUNDO. AMÉN.
"Los apóstoles eran asiduos en la oración, junto con algunas mujeres y María, la madre
de Jesús. (Hechos 1, 14)
La comunidad cristiana se reúne en torno a María en la fe, en la oración constante y en el
amor. Apóstoles y fieles, hombres y mujeres,
juntos alabando a Dios, dando testimonio de su fe en el Cristo Resucitado, en la espera que
se cumpla la promesa de Jesús de enviar al Espíritu Consolador "para que permanezca
con ustedes para siempre". (Juan 14, 16).
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.
Cantamos
14ª. ESTACIÓN: EL RESUCITADO ENVÍA EL
ESPÍRITU SANTO
* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL
MUNDO. AMÉN.
“ Un ruido del cielo, como una violenta ráfa-
ga de viento, resonó en toda la casa donde se
encontraban y vieron aparecer unas lenguas como de fuego que se repartían posándose
encima de cada uno de ellos. Todos se llena-
ron del Espíritu Santo." (Hechos 2, 2-4).
En la sala del Cenáculo, el día de Pentecostés,
sopla el viento del Espíritu. Es el aliento divino
que se difunde en los discípulos del Cristo Resucitado. Se enciende el fuego del amor
que calienta el corazón de los creyentes y los conduce al mundo a dar testimonio de la vida,
de la luz y de la caridad de Dios; Es la Iglesia
de las diversas culturas
Rezamos el PADRE NUESTRO
* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.
ORACIÓN FINAL:
Señor y Dios nuestro, fuente de alegría y de
esperanza haz que la contemplación de estos
misterios nos llene de tu gracia y nos capaci-
te para dar testimonio de Jesucristo en medio
del mundo Te pedimos por tu Santa Iglesia,
que sea fiel reflejo de las huellas de Cristo en
la historia y que llena del Espíritu Santo ma-
nifieste al mundo los tesoros de tu amor, nos
santifique con los sacramentos y nos haga
partícipes a todos los hombres de la resurrec-
ción eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
(Pbro. José Andrés Castilla)
Habiendo celebrado la Pascua del Señor Jesús, culminamos este tiempo con la venida del
Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la manifestación de la iglesia.
Lo celebramos en el marco de la preparación al XI Congreso Eucarístico Nacional, los doscien-
tos años de la independencia de nuestra patria, y del año Santo extraordinario de la Miseri-
cordia de Dios.
¿Quién es el Espíritu Santo?
…”Sopló sobre ellos y añadió: -Reciban el Espíritu Santo-…” Jn 20,22
El Espíritu Santo, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, igual al Padre y al Hijo en
cuanto Dios, distinto de ellos en cuanto persona. Jesús en los evangelios, lo llama Consolador
(Jn 14, 16.20), Espíritu de Verdad (Jn 16, 13); San Pablo le llama Espíritu de la Promesa (Ef. 1,
13), Espíritu de Dios (Rom 8,9), San Pedro le llama Espíritu de Gloria (1 Pe. 4, 14). El Credo le
llama “…Señor dador de vida”.
El Espíritu Santo es representado con el signo del agua relacionado con el Bautismo, que
purifica y nos da la vida de hijos de Dios (1 Cor 12, 13), unción relacionado con el Óleo-Santo
Crisma, relacionado con la confirmación signo sacramental de la misma por el que el cristiano
está unido a Jesús y a su misión; y fuego significa la energía transformadora que recibe el
creyente para dar testimonio de Jesús, vivir su vida y anunciarlo.
El Espíritu del Señor está presente desde la creación, de un modo especial en toda la historia
del pueblo de Dios, desde los orígenes hasta la venida de Jesús donde se cumplen las prome-
sas hechas a este pueblo. Toda la vida de Jesús está acompañada por el Espíritu en su vida
pública, en sus palabras, en sus enseñanzas, en sus milagros y en todas sus obras; prometido
por Él especialmente antes de la realización de su obra Redentora, Pasión, Muerte y Resu-
rrección. Jesús Resucitado apareciéndose a sus Apóstoles les da el Espíritu Santo y a toda la
Iglesia para que lo acompañen en la obra Evangelizadora (Jn 20, 21).
Él en la Iglesia por el Bautismo nos hace partícipes de su vida divina e hijos de Dios, para
que podamos dar frutos,…”Caridad, Alegría, Paz, Paciencia, Afabilidad, Bondad, fidelidad,
Mansedumbre, Templanza”… (Gal. 5, 22 -23). En la Iglesia y a cada uno de nosotros los cre-
yentes viene el Espíritu Santo para realizar en nosotros la viva imagen de Jesús y hacernos
perfectos como el Padre celestial.
Que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católi-
ca: Nº737: “La misión de Cristo y del Espíritu
Santo se realiza en la Iglesia, Cuerpo de Cristo
y Templo del Espíritu Santo. Esta misión con-
junta asocia desde ahora a los fieles de Cristo
en su comunión con el Padre en el Espíritu
Santo: el Espíritu Santo prepara a los Hom-
bres, los previene por su Gracia, para atraerlos
hacia Cristo. Les manifiesta al Señor Resucita-
do, les recuerda su palabra, y abre su mente
para entender su muerte y resurrección. Les
hace presente el Misterio de Cristo, sobre
todo en la Eucaristía para reconciliarnos, para
conducirnos a la Comunión con Dios, para que
den “muchos Frutos” (Jn 15, 5.8.16)” . Este
texto muestra que el Espíritu Santo se hace
presente en el misterio de Cristo y sobre todo
en el Misterio Eucarístico, en lo referente al
culto y al amor a Jesús en la Eucaristía, es
importante recordar el lugar del Espíritu Santo
en el mismo. El Paráclito, primer don para los
creyentes que actúa ya en la creación
(cf. Gn 1,2), está plenamente presente en toda
la vida del Verbo encarnado; en efecto, Jesu-
cristo fue concebido por la Virgen María por
obra del Espíritu Santo (cf. Mt 1,18; Lc 1,35); al
comienzo de su misión pública, a orillas del
Jordán, lo ve bajar sobre sí en forma de palo-
ma (cf. Mt 3,16 y par.); en este mismo Espíritu
actúa, habla y se llena de gozo (cf. Lc 10,21), y
por Él se ofrece a sí mismo (cf. Hb 9,14). Es
decir Él está presente en toda la vida de Cristo,
desde la Encarnación hasta el fin de su obra,
Muerte y Resurrección. En los Discursos de
Despedida recopilados por el Evangelio de San
Juan dónde Jesús establece una relación entre
el Don de su vida en el misterio Pascual, y el
Don del Espíritu dado a los suyos (Apóstoles),
(Jn 16, 7). En la Resurrección Jesús lleva en su
carne los signos de la Pasión, y nos da el Espíri-
tu Santo que nos enseñará todo y nos recorda-
rá lo que Jesús realizó. (Benedicto XVI, exhor-
tación post -sinodal “Sacramento de la Cari-
dad, nº: 12 y 13” ). En este contexto, vemos
como Cristo está presente por la acción del
Espíritu Santo, presente y operante en la Igle-
sia, desde su centro vital que es la celebración
de la Eucaristía, particularmente en el mo-
mento de la consagración del pan y del vino. A
esto San Cirilo de Jerusalén afirma en sus Ca-
tequesis que invocamos antes de la Consagra-
ción al Padre que envíe el Espíritu Santo, para
que ese pan y ese vino se transformen en el
Cuerpo y la Sangre de Jesús. Es necesario que
todos, fieles y sacerdotes, tomemos concien-
cia que en la celebración de la Misa esta invo-
cación al Espíritu Santo que realiza el cele-
brante sobre ese pan y ese vino, para que se
conviertan en Jesús, se llama Epíclesis, la hace
In Personae Christi y es el Espíritu Santo quien
reúne a los fieles que se alimentan de Cristo,
en un solo cuerpo, la Iglesia.
“Ven, Espíritu de Dios Creador,
Y visita el Hogar de Tus fieles
Haz un templo de Gracia su pecho
Con el don de tu Santa presencia”
Para Reflexionar:
Invocamos al Espíritu Santo? En que mo-
mentos?
Pedimos su ayuda para crecer en el amor a
Dios y al prójimo.. de que manera?.
Que frutos he recogido cuando lo invoco?.
De que manera siento que me anima en la
vida cotidiana y en el compromiso apostólico
y pastoral asumido?
SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
(COM. LITURGIA CEN)
LITURGIA
Esta novena es una propuesta para realizarlas
en parroquias, capilla, centros comunitarios,
etc. basada en el Documento propuesto por
nuestros pastores “Hacia un bicentenario en
Justicia y solidaridad” y Jesucristo, pan de
vida y comunión para nuestro pueblo” . Pue-
de adecuarse a las necesidades de cada co-
munidad.
Día Primero: Jesús, pan de vida y comunión
para nuestro pueblo
1. Oración preparatoria
Por la Señal de la Santa Cruz... En el nombre
del Padre...
2.- Liturgia de la Palabra: Lectura de los Hch,
2,46
Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el
Templo, partían el pan en sus casas, y comían
juntos con alegría y sencillez de corazón.
PALABRA DE DIOS.
3.- Reflexión.
Guía: Como Pueblo nunca llegaremos a la
capacidad de dialogar sin una sincera reconci-
liación. Se requiere renovar una confianza
mutua que no excluya la verdad y la justicia.
Las heridas abiertas en nuestra historia, de
las cuales también nos sentimos responsa-
bles, pueden cicatrizar si evitamos las parcia-
lidades. Porque mientras haya desconfianzas,
éstas impedirán crecer y avanzar, aunque las
propuestas que se hagan sean técnicamente
buenas. Todos debemos ser co -responsables
de la construcción del bien común. ¿Creo que
es posible el dialogo en nuestro pueblo, en
nuestra familia? (Hacia un bicentenario en
Justicia y solidaridad, 7) (Momento de silen-
cio)
Preces.
Guía: - Roguemos a Dios, nuestro Padre,
respondiendo a cada invocación:
“Señor de la Historia te necesitamos”.
Para que la Iglesia, el Papa Francisco, nuestro
obispo Alfredo, sacerdotes y diáconos, siem-
pre sean testimonio de fraternidad y unidad
para tu pueblo.
Para que en nuestra Patria los que nos ali-
mentamos con tu Palabra y tu Cuerpo vaya-
mos al encuentro de todos los hermanos,
especialmente los más necesitados. Para que
el XI Congreso Eucarístico Nacional sea la
fuerza renovadora para todo el Pueblo Ar-
gentino. Para que toda la humanidad, en-
cuentren en tu Palabra y tu Eucaristía, la
fuerza y los medios para una convivencia
fraterna y en paz.
Para que nosotros, sepamos reconocerte en
las especies eucarísticas de pan y vino, reci-
biéndote, adorándote y compartiéndote.
En silencio pidamos a Dios, las gracias y bie-
nes que deseamos alcanzar y agradezcamos
por lo recibido.
Con la alegría de sabernos hermanos e hijos
del mismo Padre , recemos todos juntos: -
Padre nuestro…..
Guía: Oremos: Oración por el Congreso Euca-
rístico
Cantamos el Himno del XI CEN 2016
Día Segundo: La Eucaristía saciar el hambre
y la sed más profunda
1. Oración preparatoria ( Ídem primer día )
2.- Liturgia de la Palabra: Lectura del Evange-
lio de San Juan (6,10-11)
“Jesús le respondió: «Háganlos sentar». Ha-bía mucho pasto en ese lugar. Todos se senta-
ron y eran uno cinco mil hombres. Jesús tomó
los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los
pescados, dándoles todo lo que quisieron.”
Palabra del Señor
3-Reflexión
Guía: La Eucaristía nos hace descubrir que la plena comunión con Jesús en la Eucaristía no
se puede hacer “en solitario”, sino sólo incor-
porándose a la multitud creyente; no es ge-nuina la comunión con Jesús que no admite
sin reservas la comunión eclesial, esta es
incompatible con grados escandalosos de
desigualdad.
La Eucaristía contribuye a romper nuestro
individualismo hacernos fraternalmente soli-darios de nuestros hermanos necesitados o
marginados, por eso ¿Tomamos en serio que
la Eucaristía es la mesa común que el Padre Dios dispone para todos sus hijos? ¿Creemos
que es posible una verdadera comunión en-
tre un saciado y un hambriento?
Ídem primer día
Día Tercero: Un Dios que siempre está cerca
1. Oración preparatoria ( Ídem primer día )
2.- Liturgia de la Palabra: Lectura del Evange-
lio de San Marcos (14,35 -36)
“Y adelantándose un poco, se postró
en tierra y rogaba que, de ser posible, no tuviera que pasar por esa hora. Y decía:
“Abba –Padre– todo te es posible: aleja de mí
este cáliz, pero que no se haga mi voluntad,
sino la tuya”. Palabra del Señor
3. Reflexión: cuando escuchamos estas pala-
bras de la Sagrada Escritura, lo primero que percibimos de Dios es su proximidad, su cer-
canía. El habita en la tierra y especialmente
en el corazón humano humilde, pobre, gene-roso y justo, fraterno y libre. El Dios que se
aproxima a nosotros nos quiere hacer experi-
mentar su ternura, su paz, su inagotable amor que nos salva. Esta cercanía de Dios
que desborda nuestros esquemas humanos,
se nos manifiesta como relación paterna, amistosa y familiar. Jesús se dirigía a Él con
una palabra “Abba” que podríamos traducir por “papá”. ¿Creo que Dios Padre es cercano
a mí? ¿Los siento Padre amoroso, de que
manera?.
Ídem primer día
Día Cuarto: La Eucaristía invita a una nueva
vida
1. Oración preparatoria ( Ídem primer día)
2.- Liturgia de la Palabra: Lectura del Evange-
lio de San Juan (6,51-54)
“Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El
que coma de este pan vivirá eternamente, y el
pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”. Los judíos discutían entre sí, dicien-
do: “¿Cómo este hombre puede darnos a
comer su carne?”. Jesús les respondió: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del
hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe
mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré
en el último día. Palabra del Señor
Día Quinto: La Eucaristía produce una nueva
vida
1. Oración preparatoria.
Ídem primer día
2.- Liturgia de la Palabra: Lectura del Evange-
lio de San Juan (11, 25-26)
“Jesús le dijo: Yo soy la Resurrección y la
Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá:
y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?. Palabra del Señor
3 . R e f l e x i ó n :
Guía: Esa nueva vida produce en nosotros un movimiento de fe, esperanza y caridad. La fe es “tocar”, dejarse “tocar “por Jesús y recibir
la fuerza de su Gracia. San Agustín decía “Tocar con el corazón es creer”, Creer es
pronunciar “Amén” delante del Amor del
Padre manifestado en Jesús para pasar con Él de la muerte a la Vida. Al dejar entrar en la
propia vida esa Vida nueva los creyentes gustamos ya lo que confiamos alcanzar. Esta
es nuestra esperanza que nos lanza siempre
hacia adelante llenos de confianza. Creyentes esperanzados, amigos de Dios y de nuestros
hermanos, y la caridad llena de gozo y de
amistad la vida compartida ¿Me dejo tocar
por el amor de Jesús?
Ídem primer día.
Día Sexto: La Eucaristía enseña a aprender y
caminar juntos
1. Oración preparatoria. ( Ídem primer día )
2.- Liturgia de la Palabra: Lectura de la Carta
a los Corintios (12,12-13)
“Así como el cuerpo tiene muchos miem-
bros, y sin embargo, es uno, y estos, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuer-
po, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espí-
ritu para formar un solo Cuerpo -judíos y
griegos, esclavos y hombres libres - y todos
bebimos de un mismo Espíritu.
3. Reflexión:
Guía: La Iglesia es ese cuerpo formado por
todo el Pueblo de Dios donde la Eucaristía, sacramento de unidad, siempre nos invita y
nos impulsa a sanar los lazo que nos unen, a
crear vínculos, a construir entre todos la uni-dad que nada puede romper. En la Eucaristía
descubrimos nuestra verdadera voluntad, la
que vivimos no en árida soledad de un yo aislado sino en Comunión ¿Qué lazos o víncu-
los debo sanar para buscar la unidad? (DP.XI
CEN-CEA.nº 19).
Ídem primer día
Día Séptimo: Un Dios que nos llama a vivir
en comunión
1. Oración preparatoria ( Ídem primer día )
2. Liturgia de la Palabra: Lectura del Evange-
lio de San Lucas (14,13-14)
Al contrario, cuando des un banquete, invita
a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen
cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa
en la resurrección de los justos!».
3. Reflexión:
Guía: Si queremos entender bien la fraterni-
dad cristiana debemos dar lugar sobre todos a los pobres en nuestros proyectos y en nues-
tras celebraciones, es algo que el mismo Je-
sús nos ha reclamado. Por eso no podemos celebrar digna y fructuosamente la Eucaristía
si olvidamos una indicación tan clara del Se-
ñor. Pienso en este momento en una persona que necesita mi ayuda y hago el propósito de
hacerlo (enfermo, ancianos, pobres, etc.)
Ídem primer día
Día Octavo: Un Dios que nunca abandona
Oración preparatoria
Ídem primer día
2.- Liturgia de la Palabra: Lectura del Evange-lio De San Juan (6,34-35)
Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese
pan». Jesús les respondió: «Yo soy el pan de
Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre;
el que cree en mí jamás tendrá sed.
3. Reflexión:
Guía: La celebración eucarística es el desbor-de de la Cercanía divina en la figura del pan y
del vino, fruto del amor sin límites que sana
las heridas y renueva la existencia. Esa fuerza redentora se extiende a toda la humanidad
en todo momento particularmente cuando la
vida castiga con sus angustias y su carga de dolor. Todos padecemos el desconcertante
límite del sufrimiento, de la pobreza, de la
exclusión y de la injusticia y necesariamente el consuelo de la eucaristía ¿Me dejo conso-
lar por Jesús?
Ídem primer día
Día Noveno: La Eucaristía es un llamado a la
Misión
1. Oración preparatoria ( Ídem primer día )
2. Liturgia de la Palabra: Lectura del Evange-
lio De San Mateo (28,19-20)
“Vayan, y hagan que todos los pueblos sean
mis discípulos, bautizándolos en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes
hasta el fin del mundo».
Reflexión
Guía: La Eucaristía, en la que Cristo se da
generosamente, es una llamada a sus discípu-
los para hacer lo mismo. Desde el Bautismo el cristiano es un misionero, invitado a una
Mision hacia los demás. Es la Mision de inun-
dar de amor, de justicia y de paz el mundo cotidiano. ¿La Eucarsitia, renueva mi entu-
siasmo misionero? Como?
En el desafío de sumar manos y corazones a la animación de la Colecta, es clave contar con la colaboración de toda la
comunidad eclesial.
Las distintas áreas de trabajo de Cáritas, el clero, las pastorales, los grupos y movimientos diocesanos y parroquiales,
las familias, que participan en los programas, proyectos y actividades…¡Desde su carisma particular, todos pueden
aportar sus capacidades!
Cuando animamos juntos la Colecta, le estamos presentando a la sociedad un signo concreto y visible de la unidad
que proponemos y la fe que compartimos. Somos Iglesia. ¡Seamos testimonio de aquello en lo que creemos!
"Desde hace más de medio siglo, cada día,
desde ese 2 de noviembre de 1946 en que
celebré mi primera misa en la cripta de San Leonardo, en la catedral del Wawel de Craco-
via, mis ojos se han recogido sobre la hostia y
el cáliz en los que el tiempo y el espacio pare-cen haberse "contraído" y el drama del Gól-gota vuelve a presentarse vivo, desvelando su misteriosa "contemporaneidad". Cada día, mi fe ha podido reconocer en el pan y el vino consagrados al divino Viajero que un día se
acercó a los dos discípulos de Emaús para abrirles los ojos a la luz y el corazón a la espe-
ranza (cfr. Lc 24,13 -35)". Así escribe Juan
Pablo II en su reciente encíclica sobre la Euca-ristía ( Ecclesia de Eucharistia , n° 59), dando
testimonio de la manera en que ha educado
sus ojos a ver lo invisible en la escuela de la fe enamorada del Dios hecho carne, hallado
cada día en la celebración eucarística, y a partir de ella le ha enseñado a su corazón a
latir al unísono con el del amor divino, a su
boca a ser un vehículo de verdad evangélica, a sus manos a realizar obras de caridad y paz,
a sus pies a llevar la buena nueva al mayor
número posible de hombres y mujeres. Este testimonio, tan personal y cautivante, de-
muestra, mucho mejor que cualquier razona-
miento abstracto, el carácter esencial de la eucaristía para la vida y la identidad del presbítero, cumbre y fuente verdadera de
todo lo que éste es y hace. Y este ejemplo me alienta a reflexionar sobre la relación entre el
sacerdote y el sacramento eucarístico , me-
morial de la pascua del Señor, de manera directa y discursiva, dirigiéndome como her-mano a mis hermanos presbíteros, no sólo bajo la luz de la fe pensada, sino también
bajo la del misterio celebrado y vivido como
cita fiel en la sucesión de los días. Escribo así
una suerte de carta que dirigida a los amigos sacerdotes, reflexionando con ellos en voz
alta, en presencia de nuestro Dios, sobre el
mayor don colocado en nuestras manos y sobre las razones que hacen de la eucaristía el acontecimiento que da sentido, fuerza y belleza a cada uno de nuestros días. Comienzo por la pregunta que me han plan-teado muchas veces: ¿por qué celebrar la
eucaristía cada día? ¿No es suficiente el en-cuentro dominical en el que se reúne toda la
comunidad cristiana? ¿Y por qué celebrar la
Misa estando solo o ante "dos gatos"? ¿No se vacía así del sentido comunitario que tiene la
celebración de la muerte y la resurrección de
Jesús? Quisiera responder a estas preguntas no sólo a partir de mis convicciones teológi-
cas (que, por otra parte, son las de la Iglesia, explicitadas, en especial, desde el principio
del segundo milenio), sino bajo la luz de la
experiencia espiritual contenida en las pala-bras del Papa, citadas al comienzo, que son
un testimonio luminoso y convincente. Voy
pronto al grano: ¿por qué somos sacerdotes? ¿Quién nos ha impulsado a dar nuestra vida
por este ministerio del Evangelio de la recon-
ciliación, la eucaristía y la caridad? Hay sólo una respuesta posible: Jesús. Somos sacerdo-tes porque así lo ha querido Él, porque para
ello nos ha llamado y nos ha amado, y aún sigue queriéndonos y amándonos por ello, Él
que es siempre fiel en el amor. El sentido de
nuestra vida, la razón verdadera de nuestra vocación, no consiste en algo, aunque fuera lo más hermoso del mundo, sino en Alguien: y ese Alguien es Él, Cristo el Señor. Somos
ESPIRITUALIDADPRESBITERAL
( P. Gerardo R. Dieguez)
sacerdotes porque un día Él nos alcanzó
(cada cual sabe cómo: en la palabra de un
testigo, en un gesto de caridad que nos ha tocado el corazón, en el silencio de un ca-
mino de escucha y oración, tal vez en el dolor
de una vida que de repente nos pareció des-perdiciada sin Él...).
A Él que nos llamaba le dijimos que sí: y des-
de entonces en nosotros se encendió una llama de amor vivo , que con su gracia nunca
se ha apagado. Una llama que nos hace arder
por Él, nos hace desearlo, querer lo que Él quiere para nosotros. No creo estar exage-
rando, ni usando palabras demasiado aladas.
En realidad, no hubiéramos podido ser sacer-dotes, y serlo, a pesar de todo, en la fideli-
dad, si no hubiéramos recibido de Él, si Él no
hubiera vivido en nosotros, si Él no hiciera siempre enamorarnos de Él. Este amor nos ha
impulsado a todas las obras que hemos he-cho por los demás: desde la simple y mera
acogida del corazón, hasta la escucha perse-
verante y paciente de los demás y el esfuerzo por transmitirles el sentido y la belleza de la
vida vivida por Dios y su Evangelio, hasta las
obras de caridad y el compromiso por la justi-cia, compartiendo en especial la angustia del
pobre y tratando de ser la voz de quien no
tiene voz. Por supuesto, siempre nos parece poco lo que hemos podido hacer: pero lo
cierto es que, si hemos hecho algo verdadero
y bello por los demás, lo hemos hecho por-que Jesús nos ha brindado la posibilidad de
hacerlo, Él es quien se nos ha donado y nos
ha vuelto capaces de gestos gratuitos que nosotros solo no hubiéramos podido siquiera
pensar o soñar. Este prólogo (que no es más que el testimo-
nio humilde de nuestra vida de llamados y
amados por Cristo) me ayuda a explicar la razón por la que considero justo y necesario
celebrar cada día la eucaristía: no se trata de
un precepto, sino de una real necesidad , no sólo emotiva (es más, pues a veces la emoti-
vidad parece quedar totalmente de lado),
sino profunda e ineludible. Es la necesidad de
colmar mi vida cada día con Su persona: es
Jesús quien nos ha dicho que cada día tiene
bastante con su mal (cfr. Mt 6,34), es decir, cada día es lo suficientemente largo como
para sostener la lucha por conservar la fe.
Cada día el sol se levanta para nosotros y cada día nuestro corazón, sediento de amor,
necesita que el sol del Amado lo alcance y
vuelva a calentarlo: si Él es nuestra vida, su sentido y su belleza, no podemos dejar de
encontrarlo allí, donde Él, vivo y verdadero,
se ofrece por nosotros. ¿Qué diríamos de un enamorado que, pudiendo hacerlo, no sintie-
ra la necesidad de encontrar hasta todos los
días a la persona amada? Y si así es para el amor humano, que a menudo es tan frágil y
voluble, ¿cómo podría ser distinto para el
amor que no desilusiona ni traiciona, el amor que hace vivir en el tiempo y por la eterni-
dad, el amor de Dios en Cristo Jesús, nuestra vida?
Es ésta la razón por la que tenemos la necesi-
dad de encontrarlo cada día y siempre nue-vamente: ¿y dónde podríamos encontrarlo
sino allí en donde Él nos ha prometido y ga-
rantizado el don de Su presencia? "Éste es mi cuerpo, éste es el cáliz de la nueva y eterna
alianza, derramado por vosotros y por todos
para remisión de los pecados". Sí, todos los días tenemos necesidad de Ti, Jesús: y si el
domingo Te encontramos en la fiesta del día
primero y último, el día octavo de Tu resu-rrección y de la nueva vida que Tú das a Tu
Iglesia y al mundo, la gracia que Tú nos ofre-
ces, con generosidad infinita, de poder cele-brar cada día el memorial de Tu pascua, nos
llena de alegría y paz. Verdaderamente, no estamos solos en el camino de nuestro minis-
terio: Tú eres quien llega siempre hasta noso-
tros con Tu Palabra de vida; Tú eres quien nos visita en los hermanos y hermanas que
envías en nuestro camino; Tú eres el que nos
pide amor en el pobre y en todo el que tiene necesidad del amor, que nos llamas a brin-
dar; Tú eres, en la cima de todo esto y como
fuente viva de este río de vida y amor, quien
se hace presente en la eucaristía, para que
podamos alimentarnos de Ti, vivir de Ti,
amarte, hoy y para la eternidad Pues, ¿por qué celebrar la eucaristía cada día
y hacer lo posible para que nunca falte? ¿Por
qué celebrarla cuando junto conmigo, el cele-brante, la viven sólo la Virgen Madre María,
los ángeles y los santos y algún que otro fiel (y
a veces, sucede que ni siquiera uno o una)? Para encontrarte a Ti, Jesús, amor que a todo
confieres sentido y todo lo transformas, amor
que sólo Tú nos haces capaces de gracia y perdón. Celebrar cada día significa volver a
pedirte siempre, en la novedad del tiempo,
que todos puedan conocerte y amarte de la manera en que sólo Tú puedes capacitar a
cada uno. Celebrar cada día quiere decir ser
conscientes de que, así como cada día tene-mos necesidad del pan para vivir, también
cada día tenemos necesidad de Ti para vivir la vida que no se acaba: en este doble sentido
le decimos al Padre, por nosotros y por nues-
tros hermanos, las palabras que Tú nos ense-ñaste: "Danos hoy nuestro pan de cada día".
Celebrar cada día es encontrarte, Señor Jesús,
para que nos alcances y transformes cada vez más con Tu belleza que libera y salva, para
que seamos, a pesar de nosotros mismos, un
reflejo pobre y enamorado de Ti, el Pastor hermoso. Claro está que todo esto puede
convertirse en una costumbre: por eso es
necesario vigilar para que el encuentro con Cristo sea nuevo y verdadero cada día. Sin
embargo, también la costumbre, si es signo
de fidelidad, es algo verdadero y bello. Al encontrarte, podemos decir verdaderamente
que celebramos para los demás y con ellos, aunque no estén visiblemente presentes,
porque en Ti encontramos al pueblo que nos
has confiado, a Ti confiamos su amor y su dolor, aunque muchos nunca lo sepan. Éste
es el misterio de intercesión al que nos has
llamado, de oración por los demás y en su lugar, también por quienes no hemos conoci-
do ni conoceremos nunca, esa oración que
sólo podemos vivir verdaderamente unidos a
Ti, en Ti y por Ti, porque Tú eres el Sacerdote
de la nueva y eterna alianza, entregado por la
vida, la alegría y la belleza de cada una de tus criaturas.
Sí, porque Tú, Señor Jesucristo, no eres sólo
verdad y bondad: eres la belleza, la belleza que salva. Eres el pastor hermoso que nos
guía por los prados de la vida, donde tu belle-
za no tiene ocaso. Celebrando cada día, espe-ramos volvernos también nosotros un poco
más verdaderos, mejores, más hermosos, en
Ti que en tu Iglesia llegas hasta nosotros co-mo el único bien, la bondad perfecta, la belle-
za que todo lo transfigura. No es temerario
pensar que en el fondo del corazón de cada presbítero, siervo de la reconciliación, testigo
del evangelio, unido a Ti, Cabeza del Cuerpo
eclesial, exista la misma necesidad . Es, pues, verdaderamente una gracia el que podamos
encontrarnos todos cada día en el altar de la vida: cada uno de nosotros llevará a los de-
más, y todos a cada uno, y, al mismo tiempo,
Cristo nos llevará a nosotros, llevará nuestra cruz y también la de los que nos han sido
confiados, nos dará Su vida de Resucitado,
que ha vencido el pecado y la muerte para vencerlos en nosotros y en nuestros compa-
ñeros de camino, en el tiempo y por la eterni-
dad. Verdaderamente -como afirma el Papa concluyendo su encíclica - "en el humilde
signo del pan y el vino, transustanciados en su
cuerpo y sangre, Cristo camina con nosotros, es nuestra fuerza y nuestro viático, convir-
tiéndonos en testigos de la esperanza para
todos. Si, ante este Misterio, la razón siente sus límites, el corazón iluminado por la gracia
del Espíritu Santo intuye plenamente qué actitud tomar, sumergiéndose en la adoración
y en un amor sin límites. Hagamos nuestros
los sentimiento de santo Tomás de Aquino, teólogo y cantor apasionado de Cristo euca-
rístico, y dejemos que también nuestra alma
se abra en la esperanza a la contemplación de la meta hacia la que aspira el cuerpo, pues
está sediento de gozo y paz: "Bone pastor,
panis vere, Iesu, nostri miserere...".
BEATO CURA BROCHERO
TALLERMARIANO
Asunción de María
(En preparación al Congreso Eucarístico)
Con motivo de celebrar el próximo 15 de
agosto la Fiesta de la Asunción de María
presentamos un taller para realizar e nues-
tras comunidades parroquiales, grupos, mo-
vimientos, etc. Para ir preparando nuestros
corazones hacia el bicentenario en el cual
nuestra provincia será del Congreso Eucarís-
tico Nacional
Objetivo: Afianzar nuestra fe en la Resurrec-
ción al celebrar la Fiesta de la Asunción de
María
Introducción:
La Asunción es un mensaje de esperanza que
nos hace pensar en la dicha de alcanzar el
cielo, la gloria de Dios y en la alegría de te-
ner una madre que ha alcanzado la meta a la
que nosotros caminamos.
Este día, recordamos que María es una obra
maravillosa de Dios. Concebida sin pecado
original, el cuerpo de María estuvo siempre
libre de pecado. Era totalmente pura. Su
alma nunca se corrompió. Su cuerpo nunca
fue manchado por el pecado, fue siempre un
templo santo e inmaculado.
El Papa Pio XII definió como dogma de fe la
Asunción de María al cielo en cuerpo y alma
el 1 de noviembre de 1950
La Fiesta de la Asunción es la “fiesta de Ma
ría”, la mas solemne de las fiestas que la
iglesia celebra en su honor. Este día festeja-
mos todos los misterios de su vida. Es la cele-
bración de su grandeza de todos sus privile-
gios y virtudes, que también se celebran por
separado en otras fechas
Ambientación: Canto ¿Quién será la mujer?
¿Quién será la mujer, que a tantos inspiró
poemas bellos de amor?
Le rinden honor la música y la luz, el mármol,
la palabra y el color.
¿Quién será la mujer que el rey y el labrador
invocan su dolor, el sabio, el ignorante, el
pobre y el señor, El Santo al igual que el
pecador?
MARIA ES ESA MUJER QUE DESDE SIEMPRE
EL SEÑOR SE PREPARÓ PARA NACER COMO
ENAMORÓ.
¿Quién será la mujer radiante como el sol,
vestida de resplandor, la luna a sus pies, el
cielo en rededor, y ángeles cantándole su
amor?
¿Quién será la mujer humilde que vivió en un
pequeño taller amando sin milagros, vivien-
do de su fe, la esposa siempre alegre de Jo-
sé?
Aporte Legión de Maria
Proclamación del Evangelio de San
Lucas (Lc 1, 39 -43)
“Por entonces María tomó su decisión y se
fue, sin mas demora, a una ciudad ubicada en
los cerros de Judá. Entro en la casa de Zaca-
rías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo el
niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó
del Espíritu Santo y exclamo en alta voz:
“¡Bendita tu eres entre todas la mujeres y
bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he me-
recido yo que venga a mi la madre de mi Se-
ñor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el
niño saltó de alegría en mis entrañas ¡Dichosa
tú por haber creído que se cumplirían las pro-
mesas del Señor!”
Para Reflexionar:
Estas dos mujeres se encontraron, cuando
ambas estaban encintas, y entonces sucedió
el milagro, en el que la devoción antecedió a
la propia naturaleza: San Juan Bautista, reco-
noció a Nuestro Señor Jesucristo, cuando solo
era un embrión. Y Así lleno del Espíritu Santo
salto en el vientre de Santa Isabel. El Saludo
de la Santísima Virgen fue suficiente para
ello. En esta solemnidad de la Asunción con-
templamos a María: Ella nos abre a la espe-
ranza, a un futuro lleno de alegría y nos ense-
ña el camino para alcanzarlo: Acoger en la fe
a su Hijo; no perder nunca la amistad con el,
sino dejarnos iluminar y guiar por su Palabra;
seguirlo cada día, incluso en los momentos en
que sentimos que nuestras cruces resultan
pesadas. María, el arca de la alianza que esta
en el santuario del cielo, nos indica con clari-
dad luminosa que estamos en camino hacia
nuestra verdadera Casa, la comunión de ale-
gría y de paz con Dios.
Preguntas para compartir:
Tus momentos de oración ¿animan tu
esperanza cristiana?
En tu comunidad parroquial ¿Cómo se
refleja esta esperanza?
La Devoción a María ¿Alimenta tu fe en
la Resurrección?
Oración Final:
Oración del Papa JUAN PABLO II
Madre en el cielo, tu eres esplendor que no
ensombrece la luz de Cristo, porque vives en
Él y para Él.
Tu eres la inmaculada, eres transparencia y
plenitud de la gracia.
Aquí estamos, pues, tus hijos, para buscar
amparo bajo tu materna protección e implo-
rar confiados tu intercesión ante los desafíos
ocultos del futuro. Te encomendamos a todos
los hombres, comenzando por los más débi-
les: A los niños que aún no han visto la luz y a
los que han nacido en medio de la pobreza y
el sufrimiento; a los adolescentes rebeldes; a
los jóvenes en busca de sentido, a las perso-
nas adultas que no tienen empleo y a las que
padecen hambre, olvido, violencia y enferme-
dad. Te encomendamos a las familias rotas, a
los ancianos, venerables y patriarcas que
carecen de asistencia y a cuantos están solos
y sin esperanza. Abre nuestros corazones a la
justicia y al amor, y guíanos hacia una com-
prensión recíproca y hacia un firme deseo de
paz. Amén.
Caminando hacia la celebración del XI Congreso Eucarístico Nacional con la alegría esperan-
zada de “hijos amados y mimados del Buen Dios”, esperamos celebrar y compartir con todos
los hermanos peregrinos en esta Iglesia Particular de Argentina. Queremos dejar huellas en este camino que empezamos a recorrer como Pueblo y es necesa-
rio preparar el corazón para este gran Encuentro con el Dios de la Vida que convoca, y que
espera una respuesta generosa de cada uno de nosotros.
Contemplar juntos que Jesús, EL PAN VIVO BAJADO DEL CIELO, quiso y quiere quedarse en
medio nuestro, y que, de un modo especial, quiere ser partido y compartido por todos los argentinos. Dios que desde siempre nos pensó como pueblo, anhela hoy caminar con nosotros, con nues-
tros dolores, alegrías, agobios y esperanzas. Él es el compañero de camino, es el que alienta y fortalece nuestro peregrinar cotidiano, es EL SEÑOR DE LA HISTORIA.
“Jesucristo Señor de la historia te necesitamos” Es necesario recorrer este camino hacia el Bicentenario de la Independencia, reflexionando,
rezando y celebrando juntos nuestra identidad y misión como ciudadanos de este país y co-
mo Iglesia en esta tierra argentina, profundizando el porqué decimos: Jesús es Señor de la historia.
Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo nacido de mujer (Gal 4, 4 -11) El tiempo es Don y creatura de Dios confiado al hombre
Si bien cada día, cada año es una realidad distinta, estos se van sumando unos a otros con su
repetición y su rutina, provocando muchas veces una sensación de monotonía y cansancio, donde parece no haber novedad. Sin embargo, para el cristianismo, el tiempo tiene una im-
portancia fundamental, porque allí se descubre la presencia constante de un Dios que nos ama y que es cercano , en el tiempo ha sido creado el mundo y en su interior se desarrolla la historia de la Salvación que culmina con la presencia del Dios encarnado Jesucristo.
Por eso confesamos lo que creemos:
Jesús es Señor: Porque es Dios y está por encima del tiempo y del espacio; tiene dominio y
soberanía sobre todo. Nosotros nos dirigimos a Jesús diciéndole: “Señor…”. Así expresamos
nuestro respeto, confianza y afecto por su cercanía. Y en cada Eucaristía, lo invocamos, lo llamamos y saludamos, por ejemplo: “El Señor esté con ustedes…” o “Gloria a ti, Señor…”
Jesús es Señor de la historia por su nacimiento: vivió como uno de nosotros y marcó un
antes y un después en la historia. El tiempo y la vida humana han sido visitados por la Eterni-
dad.
Jesús es Señor de la historia por su pasión y muerte: No se alejó de nuestros sufrimientos.
Él vivió expuesto al rechazo y al dolor, hasta que llegó su “hora” tan temida y tan ansiada.
Jesús es Señor de la historia por su resurrección : En su Cuerpo Resucitado, una parte de
este mundo ya alcanzó la plenitud definitiva y la eternidad ha acogido para siempre al tiempo y a la historia. Su vida resucitada atrae nuestras vidas caminantes para que lleguen también a la luz que no tiene ocaso.
Jesús es Señor de la historia por su nueva presencia a partir de Pentecostés : El Espíritu
TALLERDECATEQUESIS (Com. Catequesis CEN)
Santo hace presente a Jesús resucitado en
cualquier tiempo y circunstancia.
“Jesús es Señor de la historia porque nos da
la certeza de que la historia de cada uno de
nosotros concluye en el Dios que quiere que
todos se salven”.
Ilumina la “propia historia personal” para no despreciarla o escapar de ella. pero, dentro
de nuestra historia nos encontramos con Él. Y ayudados por el Espíritu Santo, nos mueve a
mejorar la nuestra y la de la sociedad.
Jesús Eucaristía es la forma privilegiada de la presencia del Dios que acompaña y fortalece
la vida de todos los hombres dentro de la
historia. El mal que nos agobia en estos tiempos
(corrupción, cultura de la muerte, desem-
pleo, intolerancia, el sin sentido de la vida, el narcotráfico, la decadencia de los valores, la
falsa democracia, la inseguridad, etc.) no nos
detiene a descubrirlo en la realidad y confe-sarlo, por esto, reconocemos que tenemos
necesidad de Él, de su luz, de su perdón y de
su gracia, para edificar la comunidad humana en la verdad, la justicia y el amor según el
plan de Dios. La Patria es un don de Dios confiado a nues-
tra libertad. Un regalo que debemos cuidar y
perfeccionar. Es esperanzador constatar que sigue vivo en el alma de nuestro pueblo en su
camino de liberación, el deseo de ser nación y
de construir juntos un proyecto de país pro-fundizando nuestra identidad y lanzándonos
hacia adelante. (Txt p/prep.CEN-CEA 2015 .5)
Desde nuestro corazón suplicante y esperan-
za confiada, le decimos a Jesús: Te necesita-
mos.
Nuestro Tema:
Jesucristo, Pan de Vida y Comunión para nuestro pueblo
* Mientras Jesús estaba con los suyos, repeti-
das veces calmó el hambre, no solo material, de su pueblo, sino que se quedó en la Euca-
ristía para alimento espiritual y para calmar el
hambre y la sed de los que lo buscan, hasta
sin saberlo.
* En el relato de los discípulos de Emaús (Lucas 24, 13 -35), Jesús les revela su presen-
cia luminosa en su Palabra y en la Eucaristía:
“Y ellos lo reconocieron al partir el pan”. Jesús les da la certeza de que siempre estaría con
ellos, desde una nueva presencia: el Pan, la
Eucaristía. En la mesa de cada celebración eucarística, ellos, como comunidad, llenos de
admiración descubrirán que solo Él sacia los
anhelos más profundos del hombre. * De la misma manera, nosotros recibimos
este Pan de Vida para ser renovados como
comunidad en nuestra Fe, nuestro fervor apostólico y el ardor para anunciarlo, adorar-
lo, compartirlo y vivirlo en medio de nuestra
Patria, para ser luz del mundo y sal de la tie-rra.
* Estamos convocados a entrar en Comunión
con Jesús y los hermanos, siendo instrumen-
tos y promotores de comunión, sanando los
lazos que nos unen y creando vínculos de
unidad fraterna en la sociedad.
Momento Personal
1) Leer Homilía del Papa Francisco y el Subsi-dio.
“CRISTO ES EL CENTRO DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD Y DE TODO HOMBRE”.
(24/11/ 2013)
“A el podemos referir las alegrías y las espe-ranzas, las tristezas y las angustias que entre-
tejen nuestra vida. Cuando Jesús es el centro,
incluso los momentos más oscuros de nuestra existencia se iluminan, y nos da esperanza”.
los momentos más oscuros de nuestra exis-
tencia se iluminan, y nos da esperanza”. “Cada uno de nosotros tiene su historia, sus
pecados. Sus momentos Felices y aquellos
oscuros. En esta jornada nos hará bien pensar en nuestra historia y repetir con el corazón,
en silencio: acuérdate de mí, Señor. Acuérda-
te de mi, Jesús. Tu puedes acordarte de mí porque eres el centro de todo. Qué hermoso,
hagámoslo todos hoy, cada uno en su cora-zón”. El apóstol San Pablo en la carta a los colosenses 1,12 -20, nos ofrece una visión muy profunda de la centralidad de JESUS.
Nos presenta como el primogénito de toda la creación: en él, por medio de él y en vista de él fueron creadas todas las cosas. EL es el centro de todo, es el principio, Jesucristo es el Señor. Dios le ha dado la plenitud, la totali-dad, para que él todas las cosas sean reconci-
liadas. Esta imagen nos ayuda a entender que Jesús es el centro de la creación; Y así la actitud que se pide al creyente, que quiere ser tal, es
la de reconocer y acoger en la vida esta cen-tralidad de Jesucristo, en los pensamientos, las palabras y las obras. Y así nuestros pensa-
mientos serán pensamientos cristianos, pen-samientos de Cristo. Nuestras obras serán obras cristianas, obras de Cristo. Sin embargo cuando se pierde ese centro, al sustituirlo por
otra cosa cualquiera, solo provoca daños, tanto para el ambiente que nos rodea como para el hombre mismo. Además de ser centro de la creación y centro de la reconciliación, Cristo es centro del pue-blo de Dios. Y precisamente hoy está aquí al centro de nosotros, ahora está aquí en la
Palabra y estará aquí en el altar, vivo, pre-sente en medio de nosotros su pueblo. Es lo que nos muestra la primera lectura, en la que se habla de día en que las tribus de Israel se acercaron a David y ante el Señor lo ungieron rey sobre todo Israel (cf. 2S 5,1 -3) En la bús-queda de la figura ideal del rey, estos hom-bres buscaban al Dios mismo: un Dios que fuera cercano, que aceptará acompañar al hombre en su camino, que se hiciese her-mano suyo. CRISTO, descendiente del Rey David, es el “Hermano” alrededor del cual se constituye el Pueblo, que cuida de su pueblo, de todos nosotros, a precio de su vida hasta el Final…En El somos uno, un solo pueblo, unido a Él,
participamos de un solo camino, un solo des-tino, y solamente en EL, en El como centro, tenemos la identidad como pueblo.
Y por Último, Cristo es el centro de la Historia y de la Humanidad y también el centro de la Historia de todo Hombre. A El podemos refe-rir las alegrías y las esperanzas, las tristezas y
las angustias que entretejen nuestra vida. Cuando Jesús es el centro, incluso los momen-tos más oscuros de nuestra existencia se iluminan, y nos da la esperanza, como le sucedió al buen ladrón en el Evangelio. Mien-tras todo se dirigen a Jesús con desprecio, “ Si
tu eres el Cristo, el Mesías Rey, Sálvate a ti mismo bajando de la cruz” - aquel hombre, que se ha equivocado en la vida pero se arre-piente, se agarra a Jesús crucificado implo-
rando: “ Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino” ( LC 23,42). Y Jesús le promete: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. (v43). Jesús
solo pronuncia la palabra de Perdón, no la de condena; y cuando el hombre encuentra el valor de pedir este perdón, el Señor no deja de atender una petición como esa. Hoy todos
nosotros podemos pensar en nuestra historia, nuestro camino. Cada uno de nosotros tiene su historia, cada uno de nosotros tiene tam-bién sus errores, sus pecados, sus momentos felices, y sus momentos oscuros, nos hará bien en este día pensar en nuestra historia y mirar a Jesús y repetir muchas veces con el
corazón en silencio, cada uno de nosotros: Acuérdate de mí ahora que estás en tu Reino, Jesús acuérdate de mí porque quiero ser bueno, quiero ser buena, pero no tengo fuer-za, no puedo, soy pecador, soy pecador. Pero acuérdate de mí Jesús, tú puedes acordarte de mí porque tú estás en el centro, tú estás en tu Reino. Es bonito. Hagamos hoy todos, cada uno en su corazón, muchas veces, acuérdate de mí Señor tu estas en el centro, tu estas en tú Reino. La promesa de Jesús al buen ladrón nos da la esperanza: Nos dice que la Gracia de Dios es siempre abundante que la plegaria que la ha pedido. El Señor siempre da más, es muy generoso, da siempre más de lo que nos pide:
le pides que se acuerde de ti y te lleva a su Reino. Jesús es el centro de nuestros deseos, de alegría y de salvación. Vayamos todos
acuérdate de mí Señor tu estas en el centro, tu estas en tú Reino. La promesa de Jesús al buen ladrón nos da la esperanza: Nos dice que la Gracia de Dios es
siempre abundante que la plegaria que la ha pedido. El Señor siempre da más, es muy ge-neroso, da siempre más de lo que nos pide: le pides que se acuerde de ti y te lleva a su Reino. Jesús es el centro de nuestros deseos, de alegría y de salvación. Vayamos todos
juntos sobre este camino. 2) Para Reflexionar:
¿Es Jesús el Señor de mi vida?
¿Está dentro o fuera de mi vida? Si está dentro de tu vida: ¿Quién es el centro de ella? ¿Vos y tus intereses? o
¿Jesús como Señor? Momento Grupal Momento Grupal 1) Proclamar los siguientes textos haciendo momentos de silencio; dejar que los mismos penetren en nuestro corazón: Juan 13, 1 -17; Lucas 9,10-17 2) Seguimos pensando: Él es el Señor de la historia, el que se quedó
para siempre con nosotros como alimento, como maná, como Pan Vivo bajado del cielo. El Señor que desde siempre se preocupó por alimentar a su Pueblo, con su Palabra y con su Pan. 3) Reflexionemos mirando nuestra sociedad,
nuestra historia, los lugares y sitios por donde transitamos el día a día: ¿Nos alimentamos con el Pan de Vida con el anhelo de ser partidos y compartidos con y por nuestros hermanos? Es decir, preocupar-
nos del pobre, del anciano, del enfermo, del desvalido, del que sufre mal trato o cualquier otra situación.
4) Preparamos en grupo un gesto para com-
partir y celebrar al Dios de la Vida, dispone-
mos un altar para la palabra de Dios.
Monición:
El Dios de la Vida, el Dios de la Historia que
caminó y camina desde siempre junto a noso-tros, nos toma de la mano para estar a nues-tro lado, iluminar nuestro camino, alimentar-nos para permanecer juntos, asegurándonos
su presencia hasta el final de los tiempos. Esto llena de gozo nuestro corazón y por eso lo celebramos cantando: Canto Lectura ( Juan 6, 56-58) “Señor Amado, queremos alabarte y bende-
cirte compartiendo hoy con nuestros herma-nos lo reflexionado y trabajado durante esta
jornada”. La Eucaristía nos permite: *Reconocer al hermano como “alguien que me pertenece”, para compartir sus alegrías, sufrimientos, intuir sus deseos y ofrecerle una verdadera y profunda amistad. *Ver al hermano como un don de Dios *Acercarnos al que está lejos, que no acepta-mos o con el que estamos peleados.
*Salir a buscar al que necesita una mano amiga que lo levante de su postración *Ofrecerle el pan del consuelo, de la esperan-
za y de la dignidad. *Comprometernos a transformar las estruc-
turas de la sociedad argentina desde dentro con la fuerza del Evangelio, como misioneros valientes del Reino de Dios, al estilo de las
primeras comunidades cristianas. Cada grupo presenta su trabajo y culmina-mos con un canto. Oración Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios Vivo, Tú eres quien revela al Dios invisible, Tú eres la Palabra de Dios hecha carne, el fundamento de todas las cosas, Tú, el Maestro de la humanidad,
Tú eres el Redentor, Tú naciste, moriste y resucitaste por todos Tú eres el Centro de nuestra historia, Tú eres el que nos conoce y ama de verdad, Tú eres el compañero y el amigo que nunca falla, Tú eres el hombre del dolor y de la Esperanza. Amén.
Asambleas decanales: (CON LA METODOLOGIA DE TALLER )
Participa el consejo de pastoral parroquial ampliado y todos los que
van a misionar.
Fechas:
Día 16 de mayo:
DECANATO 1 de 8 a 12 Colegio Sagrado Corazón de Jesús (25 de Mayo y
Marcos Paz)
DECANATO 2: de 8 a 12 Parroquia Ntra. Sra. de Lujan
DECANATO 3: de 8 a 12 Parroquia Ntra. Sra. de Fátima
DECANATO 5: de 8 a 14.30 Parroquia Ntra. Sra. del Carmen (Famaillá)
Día 23 de mayo:
DECANATO 4: de 8.30 a 12.30 Parroquia Santo Cristo (BRS)
DECANATO 6 y 7 a CONFIRMAR.
FECHA DE FORMACION PARA EL VOLUNTARIADO CEN
23 de Mayo: Colegio LEON XIII (Entre Ríos de 8 a 12)
20 de Junio: Colegio LEON XIII
4 de Julio: Colegio LEON XIII
INFORMACIONGENERAL
30 de Mayo: para todos los agentes comprometidos con el
CEN y los que deseen sumarse al voluntariado (FINALIDAD
FORMAR EN PRIMEROS AUXILIOS , SIMULACRO DE
EVACUACION en coordinación con las instituciones de la
provincia y la municipalidad)
JORNADADECAPACITACIÓN
XI CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL 2016 - TUCUMÁN
16 al 19 de junio 2016
“Jesucristo Señor de la historia te necesitamos”
Comisión de Hospedaje
Ficha destinada a buscar lugares en las familias de la comunidad para dar alber-
gue a los peregrinos que vendrán a participar del XI Congreso Eucarístico Nacio-
nal.
Ficha de Inscripción:
Nombre y Apellido del dueño de casa:
……………………………………………………………………………………………………………………………
Domicilio:…………………………………………………………………………………………………………….
Teléfono………………………….……..E -
- Les interesa albergar( marquen con una cruz):
Adolescentes Mayores Jóvenes adultos Adultos
Matrimonios
Que género prefieren:
Varón Mujer Indistinto
Cuantas personas puede recibir:………………………………………………………………………….
Características donde dormirá el peregrino
(marque con una cruz):
Dispone de una habitación para el peregrino Compartirá la habita-
ción con un integrante de la familia Dispone de otro espacio en la vivienda ,
cual?........................................................................................................................ .
Si tuvieran que dar desayuno y cena podrían hacerlo? SI NO

Planificación para la formación de los voluntarios y Agentes de Pastoral
Objetivo general
- Convocar y formar humana, espiritual, social e históricamente a los agentes de pastoral y que deseen integrar el equipo del voluntariado. - Esta formación promoverá un sentido de responsabilidad, compromiso y servicio cristiano permanente que trascienda el CEN.
Objetivos específicos
- Organizar una serie de encuentros para formar a los agentes y a los voluntarios en temas doctrinales.- Coordinar con otras Comisiones del Congreso Eucarístico la capacitación técnica específica de cada Comisión que contribuya a la formación del Voluntario.
Contenidos Conceptuales
1er. Encuentro: EL LLAMADO DEL SEÑOR.¿Quién me ha llamado?¿Quién los llamo a ustedes? Dios nos está llamando siempreJesús nos convoca hoy La alegría de responder A que nos llama Jesús
2do. Encuentro: JESUCRISTO PAN DE VIDA Y COMUNIÓN.Comprensión y vivencia de los sacramentosUna vivencia de fe responsable y de propia convicción
Jesús, soñaste Argentina
Este suelo, este amor,
Como nuestros padres
Pan, familia, comunión.
El pueblo que soñaste te suplica,
Con heridas y esperanzas:
Danos fortaleza,
Con tu Cuerpo y Sangre Señor.
Cristo Eucaristía,
Presencia y salvación.
Argentina, canta y camina,
Contigo está Jesús.
Señor de nuestra historia,
Necesitamos tu amor.
Haz que salgamos al encuentro
de quien necesita más.
Como tus discípulos,
Es el lio del amor.
Nos pides una revolución
la fuerza de la ternura:
Gestos cotidianos,
Bajo el cielo y ante Dios.
Cristo Eucaristía,
Ofrenda y reconciliación.
Argentina, canta y camina,
Contigo está Jesús.
Señor de nuestra historia,
Necesitamos tu amor.
Jesús, celebramos a nuestra Patria:
Gracias por la libertad!
Queremos ser Nación
En justicia y en verdad.
Jesús, Dios y hombre, pan de vida,
Nos convocas, envíanos,
Somos tu Iglesia
Con María en misión.
Cristo Eucaristía,
Memorial y comunión.
Argentina, canta y camina,
Contigo está Jesús.
Señor de nuestra historia,
Necesitamos tu amor.
Argentina, canta y camina,
Contigo está Jesús.
Señor de nuestra historia,
Necesitamos tu amor.
Amén.
HIMNO CONGRESO EUCARISTICO NACIONAL 2016