educativa ii. justificación teórica del mutismo selectivo

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    MUTISMO SELECTIVO: UNA APROXIMACIÓN YJUSTIFICACIÓN TEÓRICA

    Ana Isabel Aragón Fernández

    Jorge Garrido Ramos

    UNIVERSIDAD DE CÁDIZPSICOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN II

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    ÍNDICE

    -  INTRODUCCIÓN…………………………………………………………….. Página 2 

    -  DEFINICIÓN………………………………………………………………….. Página 2 

    o  TIMIDEZ

    o  MUTISMO SELECTIVO

    -  ¿ESTOY FRENTE A ESTE CASO? SIGNOS DE ALERTA………….…... Página 4 

    DATOS EPIDEMIOLÓGICOS……………………………………………… Página 4 

    -  MODELOS EXPLICATIVOS……………………………………………….. Página 4 

    -  TRATAMIENTOS……………………………………………………………. Página 9 

    -  REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS………………………………………. Página 10 

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    INTRODUCCIÓN

    Este documento está pensado para que usted, profesor, madre o padre, entienda qué es el

    mutismo selectivo, de forma que en caso de encontrarse con un caso, sepa que hacer. Así, servirá para

    delimitar si lo que se encuentra en ese caso es solo timidez, o si realmente es un caso de mutismoselectivo que pueda limitar la vida de tu alumno o hijo.

    En primer lugar se explicarán las consideraciones iniciales sobre Mutismo Selectivo y timidez,

     para a continuación explicar el motivo de la ocurrencia, y que soluciones o consejos deberíamos llevar

    a cabo.

    DEFINICIÓN

    Timidez

    Es interesante en primer lugar delimitar un poco la definición de timidez dada la tendencia a

     pensar que en muchas ocasiones, los niños con mutismo selectivo son nada más que niños tímidos,

    cosa que no es para nada la realidad. Así, definimos primero a los niños tímidos como aquellos cuya

     principal característica es la presencia de, según Monjas (2001), “un patrón de conducta caracterizado

     por déficit y/o inadecuación de relaciones interpersonales y tendencia de escape o evitación del

    contacto social con otras personas en diversas situaciones sociales”. 

    Mutismo Selectivo

    Según indica la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, 2013), el Mutismo Selectivo es un

     problema de conducta cuya característica más relevante es la inhibición selectiva del habla en

    contextos específicos, cuyo inicio suele encontrarse en los años preescolares. Históricamente, este

    trastorno conductual fue descrito por primera vez en 1877 por Kussmaul bajo el nombre de “afasia

    voluntaria”. Tiempo después, en 1934, Tramer designó este trastorno como “mutismo electivo”,

    enfatizando así que los niños elegían no hablar, y limitaban su comunicación oral a personas ysituaciones muy específicas). Así, mientras que el DSM toma como nombre para este trastorno

    “mutismo selectivo”, la CIE-10 sigue manteniendo el tér mino “mutismo electivo”. De esta manera, se

    utilizan términos como “electivo”, “selectivo” o “adquirido”, de forma indistinta por una gran variedad

    de autores.

    La delimitación del trastorno debe atenerse a distintos criterios de uno de los manuales

    diagnósticos en uso, estos son, CIE-10 (OMS, 1992) o DSM-5 (APA, 2013). Existen pocas diferencias

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    significativas entre los criterios diagnósticos en ambos manuales, de forma que, extraeremos del DSM-

    5 (APA, 2013).

    A.  Fracaso constante de hablar en situaciones sociales específicas en las que existe expectativa por

    hablar (p. ej., en la escuela) a pesar de hacerlo en otras situaciones.B.  La alteración interfiere en los logros educativos o laborales o en la comunicación social.

    C.  La duración de la alteración es como mínimo de un mes (no limitada al primer mes de escuela).

    D.  El fracaso de hablar no se puede atribuir a la falta de conocimiento o a la comodidad con el

    lenguaje hablado necesario en la situación social.

    E.  La alteración no se explica mejor por un trastorno de la comunicación (p. ej., trastorno de fluidez

    [tartamudeo] de inicio en la infancia) y no se produce exclusivamente durante el curso de un

    trastorno del espectro del autismo, la esquizofrenia u otro trastorno psicótico.

    Como podemos conocer gracias a Olivares, Macià y Méndez (1993), la consideración de los

    trastornos de la conducta en un contexto dimensional frente al esquema categorial de la psiquiatría

     permite una delimitación del concepto en términos de continuo. Una delimitación de este tipo permite

    sostener, como modo alternativo de delimitación, la ocurrencia de un descenso generalizado (hasta su

    anulación) de la frecuencia de ocurrencia de la conducta verbal (negativa persistente a hablar) en

    situaciones sociales específicas o con carácter general ante personas ajenas al ámbito íntimo

    (excepción hecha de algún amigo y/o familiar, generalmente la madre); todo ello sin que, por otra parte, se haya podido encontrar ningún otro problema de orden psicológico, o somático, que pudiera

     justificarlo.

    De esta manera, tomando una perspectiva descriptiva, hay que destacar que existe una gran

    variedad de correlatos asociados al trastorno denominado mutismo selectivo, como son la timidez

    excesiva (como por ejemplo, uno de los grupos de tímidos que distingue Zimbardo (1997) que es aquel

    grupo que se siente atemorizado ante la posible consecución de sus expectativas sociales y culturales),

    aislamiento y retraimiento social, negativismo, tartamudeo, ansiedad, enuresis y conducta

    oposicionista o manipuladora, particularmente en el contexto del hogar (v. gr., APA, 2002).

    Además, aun con la presencia de habilidades lingüísticas normales, ocasionalmente pueden

     presentar asociado un trastorno de la comunicación o enfermedades físicas que causan alteraciones en

    los órganos y sistemas implicados en los mecanismos de articulación. Así, se puede asociar con

    trastornos de la ansiedad (como la fobia social), con retraso mental, con problemas derivados de la

    hospitalización o con estrés prosocial grave (Olivares et al., en prensa).

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    ¿ESTOY FRENTE A ESTE CASO? SIGNOS DE ALERTA

    A forma de pre-diagnóstico de mutismo selectivo, dado que para un diagnóstico más fiable, se

    recomienda acudir a consulta si el sujeto presenta signos claros, se llevará a cabo un análisis

    topográfico en el cual, entre padres y profesores, se delimitarán las situaciones y la información acercade los distintos contextos en los que el sujeto presenta tanto dificultad para hablar, como un habla

    espontánea. Otra parte importante es analizar su comportamiento, dado que el aspecto físico, su

    conducta, su tono de voz, su expresión corporal… pueden indicar un nivel de ansiedad que sería propio

    del mutismo selectivo.

    DATOS EPIDEMIOLÓGICOS

    Según datos suministrados por la APA (2002), el mutismo selectivo ocurre en un reducido

    número de niños, probablemente, menos del 1 por 100 de los niños en educación primaria. Se

    desconoce así la frecuencia que tiene este problema en los años prescolares, aunque se prevé un

    aumento de su prevalencia en estas edades debido al incremento en el número de niños que cursan

     prescolar.

    Haciendo referencia a distintos estudios, existen datos que informan de la ocurrencia de 1 por

    cada 1000 niños, con mayor prevalencia en las niñas, razón 1,2-1,6:1 (Kumpulainen et al., 1998;

    Steinhausen y Juzi, 1996), o una proporción del 66 por 100 para las niñas y de un 33 por 100 para losniños (Olivares, Macià y Méndez, 1993) Labbe y Williamson (1984); Olivares, Macià y Méndez

    (1993), o Wright, Holmes, Cuccaro y Leonhardt (1994), permiten concluir que la frecuencia de

    ocurrencia parece depender tanto de la edad de los sujetos de las muestras como de la delimitación y

    operacionalización del problema, así como del tipo de mutismo. Esta variabilidad se explica

    mayormente dado que los estudios que constatan la prevalencia del mutismo selectivo se basa en

    muestras comunitarias obtenidas en el contexto escolar más que en muestras clínicas (Kumpulainen et

    al., 1998;; Standart y Le Coutier, 2003), debido al hecho de que en general los adultos tendemos a ser

    más sensibles a los problemas de los niños cuando se presentan por exceso que cuando lo hacen por

    defecto, tal cual es el caso que nos ocupa.

    MODELOS EXPLICATIVOS

    Se han propuesto múltiples factores como variables explicativas implicadas en la génesis del

    mutismo selectivo, pudiendo agruparse en dos modelos con base experimental, la perspectiva

     biologicista y la psicológica, que son claro ejemplo de la controversia acerca de la existencia de un

     perfil único o múltiple de mutismo.

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    La perspectiva biologicista plantea que existe una base orgánica en la etiología del mutismo o

    al menos, una relación con el retraso psicomotor o la inmadurez en el desarrollo (Black y Uhde, 1995;

    Kolvin y Fundudis, 1981). De esta forma, algunos investigadores han hallado relaciones entre el

    mutismo y determinadas alteraciones cromosómicas, como es el caso del síndrome de X frágil

    (Hagerman, Hills, Scharfenaker y Lewis, 1999) o la alteración del cromosoma 18 (Grosso, Cioni,

    Pucci, Morgese y Balestri, 1999; Simons, Goode y Fombonne, 1997). Además, otros trabajos

    establecen relación entre el mutismo y alteraciones de la fosa posterior (Gordon, 2001), o la existencia

    de una predisposición biológica para el desarrollo del mutismo selectivo, concretamente, el rasgo

    temperamental catalogado como “inhibición conductual” (Drewes y Akin-Little, 2002).

    Desde el punto de vista psicológico, el mutismo selectivo se toma como una respuesta

    aprendida, cuya adquisición y mantenimiento parece provenir de procesos de condicionamientodirecto, procesos de aprendizaje vicario y de transmisión de la información. Quizá, la propuesta

    explicativa desde este punto de vista más relevante es la de Olivares, Méndez y Macià (1996). De esta

    manera, Siguiendo la conclusión de Reed (1963) de que el mutismo selectivo puede ser interpretado

    como una conducta aprendida, resultado “de una pluralidad de factores precipitantes”, estos autores

    incluyen en su modelo un conjunto de variables organísmicas y ambientales, las cuales se suponen

    responsables de la presencia/ausencia de aprendizajes básicos que, a su vez, dificultan/impiden la

    adquisición de recursos conductuales que habrían de permitir al sujeto hacer frente a las nuevas

    situaciones de interacción social con las que va a tener que ir enfrentándose a lo largo de su desarrollo.

    En un primer grupo de variables (organísmicas), existen dos grupos de variables, que serían los

    determinantes biológicos (de carácter universal, y otras variables como sexo, lesiones…). 

    En un segundo grupo de variables (biológicas), se incluyen variables de carácter evolutivo (de

    forma que, existe relación entre las respuestas de ansiedad por separación, y otras, y además, según

    indican Olivares et al. 1993, en la actualidad los datos de los que se dispone indican que la edad de

    inicio del problema de conducta aparece directamente relacionada con la edad de incorporación a los

    centros educativos), o de carácter no evolutivo, como son los daños sufridos por el cerebro en fase

    neonatal, (Kurth y Schweigert, 1972 o Roesler, 1981), el sexo (Kolvin y Fundudis, 1981; Ollendick y

    Matson, 1986, Schater, 1977), problemas neurobioquímicos (Golwyn y Weinstock, 1990), alteraciones

    anatómicas con implicación en la articulación y producción de sonido (Kolvin y Fundudis, 1981;

    Wilkins, 1985), etc.

    Un tercer grupo de variables serían las variables psicológicas, tales como la timidez (Kolvin y

    Fundudis, 1981; Meijer, 1979; Salfield, 1950; Sluckin, Foreman y Herbert, 1991), las respuestas de

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    temor/escape ante la presencia o interacción con extraños, el déficit de aprendizaje, u otros factores

    individuales como pueden ser la inteligencia límite (Schachter, 1977), el retraso mental (Klin y

    Volkmar, 1993) o las relaciones entre los hermanos (Tachibana, Nakamura, Shichiri y Usuda, 1982 o

    Wallace, 1986), además de enuresis y encopresis (Eldar, Bleich, Apter y Tiano, 1985; Heil, Kunze-

    Turmann, Ferget y Meitinger, 1978 o Kolvin y Fundudis, 1981), rituales obsesivo-compulsivos

    (Benedetti-Gaddini, 1981), o los cuadros depresivos (Wilkins, 1985) y ansiosos (Boon, 1994; Wilkins,

    1985; Wright y Cuccaro, 1994).

    Así, un último grupo son las variables pertenecientes al contexto social, que incluirían el

    contexto familiar, el contexto educativo, y otros como la inmigración o la hospitalización, que suponen

    altamente estresantes para los futuros mudos selectivos.

    De esta manera, las variables intervinientes y el proceso de génesis entendido desde el modelo

    explicativo de Olivares, Méndez y Macià (1996), se puede resumir en las siguientes tres figuras:

    Figura 1. Principales variables y grupos de variables cuya interacción resulta altamente propiciatoria

    de la aparición del mutismo selectivo.

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    Figura 2. Propuesta de modelo explicativo para la génesis del mutismo selectivo.

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    Figura 3. Propuesta de modelo explicativo del desarrollo del mutismo selectivo.

    De esta manera, las propuesta psicológicas no excluyen el hecho de que es posible que participen

    variables biológicas o de predisposición individual que condicionen esas respuestas de ansiedad al

    igual que otros factores ambientales que pudieran facilitar la génesis o modulen en el mantenimiento

    del trastorno.

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    TRATAMIENTOS

    En primer lugar, es importante enmarcar el mutismo selectivo, como según indica el DSM-5

    (APA, 2013), dentro de los trastornos de ansiedad, puesto que una vez entendido esto, es más o menos

    lógico el tratamiento a seguir. Los principales datos respecto a su tratamiento son aportados porrevisiones, llegando a poner en relieve que las principales actuaciones implican terapias de conducta

    como reforzamiento, desvanecimiento estimular, economía de fichas, moldeamiento e instigación

    (Sheridan, Kratochwill y Ramírez, 1995). Se suele afirmar que cuando un sujeto habla a una o más

     personas, al menos en una situación, los tratamientos que conllevan la exposición del sujeto son los

    que han resultado más útiles para lograr el incremento y la generalización del habla espontánea. Aun

    así, su tratamiento no siempre arroja resultados tan positivos como se esperan, de forma que hoy en

    día se sigue una estrategia de detección e intervención temprana, o si la solicitud de ayuda se producesin que medie una excesiva demora entre el inicio del problema y su tratamiento (véase Carr y Afnan,

    1989, u Olivares, Méndez y Bermejo, 2002).

    De esta forma, dada la naturaleza del mutismo selectivo como trastorno de la ansiedad, una

     pequeña propuesta de intervención sería la siguiente:

    -  Se enseñará a la pequeña y a su familia diversas técnicas de relajación para poder reducir la

    ansiedad del sujeto, tales como:

      Técnica de la Tortuga (Scheider y Robin).

      Técnica de relajación de Jacobson.

    - Se llevará a cabo una terapia de Desvanecimiento estimular (transferencia del control estimular

    a través de la atenuación del estímulo discriminatorio. Se utilizan personas con las que se habla en un

    contexto determinado introduciéndolas en situaciones en las que usualmente no se comunicaba

    oralmente).

    - Se llevará a cabo un automodelado (exposición gradual, manejo de contingencias, transmisiónde información, implicación grupal e institucional…). 

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