la ballesta de papel número 10, abril de 2012

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Revista de la Asociación de Amigos de la Biblioteca de Priego de Córdoba.

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La Balleta de Papel, revista de la Asociación de Amigos de la Biblioteca de Priego de Córdoba, nº 10, abril 20122

EDITORIAL

En relación a un tema tan controvertido en nuestro país como es la educación, hemos de comenzar diciendo que la lectura es la base de esta y un factor básico para una efectiva igualdad social hoy día. Esta hay que entenderla como igualdad de oportunidades, legal y en la participación política, porque se descubre que la asimi-lación comprensiva de la información que percibimos por cualquier medio, para lo cual es necesaria una previa formación lectora, es una herramienta que sirve de estrategia para la vida. Tantoeldominioeficientede la lecturacomoelgustoporla literatura son cualidades que han de desarrollarse en los niños. Lamentablemente, en la actualidad la lectura está perdiendo im-portancia y la literatura ha pasado a un lugar secundario entre las formas de recreación de la persona. Y aunque salta a la vista que el texto escrito es parte esencial de nuestro sistema de comunicacio-nes, sin embargo, invenciones como el teléfono han comenzado a disputar la preponderancia que ostentaba la escritura en la comuni-cación formal. El cambio de una cultura exigente a una cultura de masas es visto como una pérdida fundamental. Así, en muchos países se han publicado toda clase de argumentos contra este proceso de empo-brecimiento cultural que ha traído principalmente la televisión, a la que se dedica cada vez más horas, sobre todo de jóvenes y niños. Es porello,quevalelapenaseñalaralgunosargumentosquejustifica-rían que el libro siga teniendo un papel esencial en la formación del individuo y por ende el esfuerzo de aquellos que desean promover la lectura en los niños y especialmente la de textos literarios. Frente a la imagen, la lectura exige procesos mentales más complejos para su entendimiento que, a su vez, permiten mantener una distancia con el mundo que nos rodea y una actitud crítica y creativa. Además, gran parte de la comunicación fundamental entre los hombres solo se consigue mediante el uso del lenguaje. También, la imagen audiovisual es más pasiva, en la medida de que depende más de quienes programan los contenidos; por el contrario, el texto literario sería una forma más rica de transmitir la herencia cultural y de manejar, mediante la cultura, los propios impulsos y deseos. Paradójicamente, una de las primeras razones para promover entre los niños la lectura de textos literarios es que aprendan a leer, con facilidad y plena comprensión, los textos no literarios. Además, se suelen convertir en lectores competentes y asiduos aquellos niños que han tenido en su hogar una experiencia que valore el libro y el texto escrito, dado que ven que los libros son objetos valiosos para sus padres. Parafinalizar,dejemossentadoqueenelhogar,enlaescuelay en los medios de comunicación social, es necesario restablecer el aprecio por la, al decir de muchos, “inútil” literatura para que esta sea verdaderamente útil.

EDITAAsociación de amigos de la Biblioteca Pública de Priego de CórdobaBlog LITERATURA EN PRIEGO: http://rafaelrequerey.blogspot.com

COLABORAN:Alfredo Witschi CestariManuela Calderón.José Puerto CuencaTrinidad CaracuelManuel Guerrero CabreraRocío Pérez CampañaLorenzo SilvaMª Antonia Gutiérrez HueteAlejandro López AndradaRafael Requerey BallesterosFrancisco José Segovia RamosRafael Pimentel LuqueAngustias González HuertasConcha BallesterosAntonio MéridaMaricruz Garrido LinaresAntonio RodríguezJC. Rguez. BúrdaloMiguel Forcada SerranoDori M. LozanoRafa BermúdezÓscar Martín CentenoMaría RosalIsabel RodríguezÁngeles FernangómezLuis A. Ruiz MartínÁngel C. Gutiérrez Huete

ILUSTRACIONES:Asociación de Pintores de PriegoJuan LópezLuis CabezasLulaMaría Rosa MarínAntonio RuizManuel Jiménez PedrajasAntonio RuizAntonio SánchezAraceli AguileraFrancisco EscaleraAntonieta CastroFrancisco CuberoJavier Zorrilla

CONSEJO DE REDACCIÓN:Marisa RojasLuis A. RuizDori MartínezMaricruz GarridoRafael Pimentel

ISSN: 1887-1336MAQUETA: Rocío Pérez CampañaIMPRIME: IMPRENTA ROJASDEPÓSITO LEGAL: CO-1552-2006

Excmo. Ayuntamiento de Priego de Córdoba

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EL COLOR DE LOS ÁNGELES

Atardecer llanero (Apure – Venezuela)

Quiero dedicar estas líneas a la poesía, quiero compartir sentimientos y nostalgias sobre la forma literaria que menos conozco… que menos comprendo. No son muchas las horas que la vida me ha asignado a apren-der poemas: de niño con mi madre, mis tías y tíos, mi abuela Angélica y los curas agustinos. Éstos trataban de hacer asimilar a nuestros distraídos cerebros criollos, sendos poemas de clásicos peninsulares que apenas entendíamos, y cuyos versos éramos incapaces de pronunciar. De adolescente, tuve que enfrentarme a las exigenciasdelaescuelafrancófonayalaomnipresenciadelasgrandesfigurasdelapoesíafrancesa:Ron-sard, Rimbaud, Baudelaire, Apollinaire… hasta que llegaron los (¡horrendos!) ensayos propios… inspirados por los altibajos de primeros amores de toda la vida... Luego fue la irrupción en nuestra existencia de Brel, Brassens, Cohen, Cat Stevens, Violeta Parra, Gabriela Mistral, Ali Primera, Víctor Jara, los Quilapayún o Mer-cedes Soza quién, endulzando almas con Alfonsina y el mar, nos zambulló en las letras de Storni; mientras a Pablo Neruda se le otorgaba el premio Nobel. Las mujeres de mi infancia declamaban poco, pero cantaban mucho. En nuestras casas, las paredes re-picaban en permanencia con versiones musicales de poetas de toda la América nuestra. Pero, sobre todo, se oía el bolero, las coplas llaneras y el indomable son caribeño. Si el tocadisco callaba, aparecía el cuatro, ese instrumento criollo (indispensable en cada hogar venezolano) que sonaba y sonaba… como deberían sonar las arpas en el cielo… hasta más no poder. Orgullosas llaneras de armas tomar; eran todas apureñas, pero napolitanas también. A los golpes, los pasajes, las tonadas y el contrapunto de mi madre y mis tías, sucedían a menudo estrofas de la infancia napolitana que la abuelita cantaba con voz de ruiseñor. También hablaban de Aquiles Nazoa, de su fantástico humor, de su amor por la tía Rosa (lo que ella negaba con una sonrisa), antes que llegara mi tío Antonio y declamara un verso, o cantara un soneto, con el añejo y romántico perfume de una serenata de amor. No faltaba en el repertorio algún poema bien criollo, alegre (y con frecuencia algo soez…) o versos llenos de nostalgia, de amor y de atardeceres llaneros. En cualquier momento podían llegar arpa, guitarra y maracas que nos acompañaban toda la noche, con el sudor y las risas que siempre arrastra consigoeljoropoendiablado,deesastierrasdeinfinitohorizonte. Aquiles Nazoa, periodista, escritor, poeta y humorista caraqueño, ampliamente reconocido en su época y parte de nuestro patrimonio nacional, vivió defendiendo a los pobres de su tierra y pagando el precio de su compromiso cabal. Como en el caso del inmenso Andrés Eloy Blanco, su defensa de la justicia y de la libertad, lo llevó a la sombra y al exilio. Algunos dicen que Aquiles no alcanzó las alturas de Andrés Eloy, quizás sea verdad, pero ambos hicieron del humor un arma letal y del amor un himno inmortal. Ambos se consideraban poetas, a la vez que actores de la realidad nacional. Andrés Eloy, abogado, fue además político y diplomático, así como poeta, escritor y humorista… Él pasó mucho más tiempo que Aquiles entre cuatro paredes o en la lejanía del exilio, en donde le alcanzó la muerte. Extraña coincidencia, ambos murieron en un accidente de tráfico,AndrésEloyencarreterasmexicanas,Aquilesensutierranatal. Ambos amaron tierna y apasionadamente a Venezuela y a su pueblo arco iris. Ambos le cantaron al hu-milde, al desterrado, al humillado. Ambos lucharon por defender los derechos de la gente y denunciar a los diversos abusadores; entre los que destacaban los gobernantes de todo pelo, atropelladores de libertades de repúblicas caribeñas e interventores foráneos. Y entre las víctimas de aquellos tiempos (y de este presente, que fuera futuro y que deseaban mejor) los niños y las niñas destacaban en toda su variedad. Indígenas, mes-

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tizos y castizos, o descendientes de los africanos que llegaron a nuestra América cual mercancía, embarcados como animales por aquellos que decían exportar la civilización; todas y todos, niñas y niños, ocuparon sus almas e inspiraron sus obras. De la pluma de Andrés Eloy nació un poema hermoso, versos que han recorrido el mundo, en pedazos sobre todo… sin que la mayoría admirativa supiera quién lo escribió. Al poema, en su reencarnación, le puso música Manuel Álvarez Maciste para que su compatriota Pedro Infante lo cantara en su truncada versión, sin quitarle, sin embargo, ni pizca de la emoción. Javier Solís, como Pedro, mexicano y desaparecido prematura-mente (al igual que los poetas venezolanos) dejando atrás añoranzas y tristezas, la interpretó, para muchos, como nadie. Quizás porque no escucharon las versiones de Eartha Kitt y Roberta Flack, enormes artistas que, respetando la lengua original, la cantaron sin igual. Los Panchos hicieron popular su propia versión. Dalida tuvo la osadía de ponerle palabras en francés… A Celia Cruz la acompañó una orquestra monumental que invadía su voz y Antonio Machín, según parece, la dio a conocer en la Madre Patria peninsular; en donde Niña Pastori ha terminado por darle un saborcito andaluz.Mientrastanto,desdesupequeñarepúblicaoccidental,losuruguayosOlimareños,cantanunamagníficaversión más cercana al original, acompañados de música llanera ¡con arpa, cuatro y maracas!

PÍNTAME ANGELITOS NEGROS¡Ah mundo! La Negra Juana,

¡la mano que le pasó!Se le murió su negrito,

sí señor.

- Ay, compadrito del alma,¡tan sano que estaba el negro!

Yo no le acataba el pliegue,yo no le miraba el hueso;comoyomeenflaquecía,lo medía con mi cuerpo,semeibaponiendoflaco

como yo me iba poniendo.

Se me murió mi negrito;Dios lo tendría dispuesto;

ya lo tendrá colocaocomo angelito del Cielo.

Andrés Eloy Blanco

LA JUANBIMBADA - Los Cantares negros

(POESIA –vol-. 2 - EDICIONES CENTAURO - Caracas / Venezuela / 1980)

Alfredo Witschi Cestari

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FUENTE DEL REY

Vetusto el tronco, la copa encumbraday en su ramal, un coro de alba anida,acompasando en cada amanecidael brotar entre la piedra labrada.Fuente del Rey, grandiosidad sembradadel Barroco, simbología y vida,donde hermosos caños le dan salidalavando a la luna en noche quebrada. Aguas como el cristal esmeriladodiscurren ante un Neptuno imparable,cabalgando sobre ellas cual vigía. Llegar a visitarla es obligado,y reposar, mientras ella incansablecanta una relajante melodía.

Manuela Calderón.

María Rosa Marín

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AGUA NARANJA TU SEXO

(Soneto Dual dedicado al Chacra 2: Swadhisthana)...spiritus Dei ferebatur super aquas.(LIBER GENESIS 1, 2)

Gruesa sube por mí, creciente, la marealunar de los adentros de todos mis adentros;y llego, inundación, tormenta del deseoa anegar tu jardín, tu terrena frontera.Agua clara es mi deseo con sed de otros arroyosdondetusedafloradeseosa...,deseada...,danzan las dos buscando caños dulces y lágrimas,perdiéndose en un baile de cálices y brotos.Tú vienes hacia mí desde fuentes caudalesconlafuerzaagolpadadeflujosyquerencias,quebrando sin vencerlas las leves resistencias,venciendo sin romperlos los tenues desniveles.Tú eras nieve y ahora eres ola embravecidadonde se ahoga el colmado canal de mis deseosque vienen de un lugar donde duermen los hielos,camino hacia una mar de ondas lentecidas.Tú me buscas... te busco en lagunas cavernosas,yo te busco... me buscas en venas terrenalesnos buscamos en yemas, en pétalos y en hojas.Tú me encuentras... te encuentro llorando en las cascadas,yo te hallo y me hallas manando en fontanaresnuestras aguas rebosan el mar de las miradas.Yo te invado, me agrando, me acoges, te engrandeces,se remueve la tierra debajo de la carne...Dios se siembra en el ponto dulce de tu vientre.Somos dos, somos Dios, somos una consciencia;El Principio del Verbo en hogueras borealesque prenden y prometen la luz a la existencia.

José Puerto Cuenca,del poemario “La Esencia Prometida”http://puertodepoesia.blogspot.com

Antonio Sánchez

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AL ALMA DEL POETA

Eterna madrugadadel 18 al 19 de agosto,en el camino de Alfacar.Los oídos sordos,la garganta seca, el alma rota.

Toda una vida segaron los fusilesen una noche sin amanecer,una noche de amargura.Quisieron callar tu boca,quisieron callar tu alma,pero tu voz aún vuela.

Nadie podrá quitar tanto amor como pusiste en tu poesía.Federico, cuánta belleza ycuánta hermosura para tu corta vida.Al entrar en la huerta de San Vicente,allí donde crece el magnolio,tualmaflorece.

Cada magnolia es una nueva poesía,que yo percibía no con los oídos,pero sí con el alma.Quién me dirá que aquello yo no lo sentía,que no lo veíay que tu alma en la vega no moraba.

El aire que respiré estaba impregnado de tus versos.Lasletrasjugabanconcadapétalodeflorquecrecía.Cuando vuelva a Granada iré a verte,a escuchar tu romancero manando de la fuente.Federico García Lorca: no hay fusilque pueda borrar tu huella.

Trinidad Caracuel

Antonieta Castro

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CINEMA PARADISO

Quiero recuperar los besos de la infancia, los maternales, los de la abuela y estos en especial: los que no vi, los que nunca me dieron, los que turbaron a generaciones y apasionaron a tantos amantes, los que siempre buscaron los censores antes de que existieras.

Manuel Guerrero Cabrera

DÓNDE QUEDA

Siempre hay que llegar más lejosaspirar a lo más altoser más joven, fuerte y guapodecir que no tienes miedos.

Hay que ser el más veloztambién el más eleganteuna persona “importante”el héroe de más valor.

Dime entonces dónde queda…

El calor de lo cercanoel contacto con la tierrael consejo del ancianoel abrazo que consuela.

Dime entonces dónde queda…

Los besos lentos, sin prisala risa del carnavallo importante en cada cuallos héroes del día a día.

Rocío Pérez Campaña

Lula

Juan López

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DOCE BALIZAS

Desde su sala de operaciones, el narco se recrea en el espectáculo maravilloso que le ofrecen las pantallas de sus ocho ordenadores. 12 lucecitas esparcidas por el mapa le señalan las posiciones de todas las patrullas de sus enemigos. Esos 12 puntos luminosos, que se corresponden con otras tantas balizas colocadas en once vehículos y una embarcación, son las que marcan la diferencia entre él y todos los demás que, ahora mismo, tratan de pasar alijos desde el otro lado del estrecho. Los otros tienen que encomendarse a la fortuna y a lo que pueda ver la red de vigilantes improvisados quehayanacertadoadesplegarsobreelterreno:unaredquesalecarayquenoresultanunca100%fiable,aunque no falten voluntarios en una tierra donde los chavales se han habituado a preferir apostarse con un teléfono móvil en un cruce de carreteras o en la bocana del puerto, antes que deslomarse en un subempleo de los asequibles a su nula formación por menos de mil euros. Pero él está exento de esas incertidumbres. Él sabe. Recuerda el día que se le ocurrió la jugada maestra. Fue a raíz de que cayera uno de sus competidores, cuando trascendió que los picoletos se las habían arreglado para balizarles las semirrígidas y los coches y se habían permitido el alarde de seguir sus movimientos durante semanas hasta que organizaron una entrega de gran volumen. Ahí les cayeron encima, para apuntarse una pila de kilos en sus estadísticas y, de propina, despacharlos al talego con la condena más abultada posible. Entonces fue cuando lo pensó: ¿Y si los baliza-mos nosotros a ellos? Para un profano en el negocio o para un desconocedor del estrecho, la pregunta podía sonar disparatada. ¿Cómo demonios iba un delincuente a hacerle a la autoridad lo que la autoridad le hacía al delincuente, con todos los medios del estado, todas las prerrogativas y toda la información de que dispone el aparato estatal? Eso él no lo tenía, desde luego, pero a cambio tenía algo que venía a valer lo mismo: la maña y las estrategias y las cantidades de billetes necesarias para convertir a un servidor público en un enemigo público como otro cualquiera. El factor humano, siempre vulnerable si uno le echaba paciencia y audacia.Notardómuchoenencontrarlos.Unoeramuyjoven,aficionadoalavidanocturnaypolitoxicómanocom-pulsivo.Elotroledescubrióelflancoporelladodeljuegoylaaficiónalsexomercenario,mejorsisalíadebalde. No le costó convertirse en su proveedor y persuadirlos de que bien podían prestarle un pequeño ser-vicio, que nadie tenía por qué vincular con ellos, a cambio de recibir satisfacción ilimitada de sus pulsiones. Empezó balizando un par de coches, para abrir un espacio de seguridad por donde colar los alijos. Pero su ambición y el atrevimiento de sus peones fue poco a poco a más y acabó por marcarlos todos, además de la patrullera que cubría su sector de operaciones. Así es como ha llegado a tener este control, a convertir el trá-ficoenalgotansencilloyseguroquepormomentoslepareceindecenteganartantoexponiendotanpoco. Lo que el narco no sabe es que en ese preciso instante su némesis ha decidido manifestarse ante él. Una a una, las doce lucecitas se van apagando. La tensión se dispara en sus arterias. Tiene una tonelada en camino y ahora no puede dar ninguna instrucción a los tripulantes. De pronto, se ha quedado ciego. Suena un golpe yunruidodebotassobreelpisoylasescalerasyalfinirrumpendosmarcianosarmadosylegritan: – Guardia Civil. Al suelo. Nada en la vida, piensa, mientras se tira, es nunca tan fácil.

(Publicado en la edición digital del El Mundo el 29-04-2011)

Lorenzo Silva

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PIDON PERDÓN

Al árbol,por soñarlo siempre secoen mitad de una vereda,misterioso, centenario,rodeado de hojas muertas.Al cielo,por pintarlo en tonos grisesque ocultaban su belleza;por borrarle los azulesy trazarle mis tormentas.Al día,por no verlo luminosoy cerrarle mi cancela;por quebrarme en su alboraday escupirle mis tristezas.Al tiempo,por perpetuarlo en mi viday romper su cadencia;por intentar atraparloy someterlo a mi esfera.Al río,por envidiar su corrientedeaguasmansas,deaguasfieras,a través de mil lugares,a pesar de tantas piedras.Al mundo,por retirarle mi manoy esconderme en su presencia;por no mirarlo a los ojosy no comer en su mesa.A la vida,por creerla despreciabley no arbolar su bandera;por no saberla, de todo,la mayor de las riquezas.A ti, amigo,por perderme en los recodosde mis noches de miseriay postergar tu cariño;por dudar de tu grandeza.A ti, hermano,por beberme la esperanzaque destilamos a medias;por quedarme en la otra orillay difuminar mi estela.A ti, padre,por no llevarte conmigoa rebuscar primaveras;por dejarte en el camino

y olvidarme tus muletas.A ti, madre,por no encontrarme en tus horasy tenerte siempre en vela;por no aprender a buscarteen mi casa de muñecas.A vosotras, hijas,por dormirme en el anhelode acariciaros pequeñas;por lijar vuestros defectoscon mis ojos centinelas;por suavizar vuestro airey revestirlo de esencia;por disfrazarme de faroy acecharos en la niebla...Por no pediros permisoal sembraros en mis tierras.A ti, amor,por clavarte en las retinaselperfildemisquimeras;por entrar en tu castilloy creerme la princesa;por sentarme en tus rodillasy envolverte con promesas;

por ovillarte ilusionesy tejerte lunas nuevas;por respirarte desnuday subirte a mis estrellas....Por despertarte de golpey ofrecerte sólo penas;por destaparme la heriday negarte la evidencia;por venderte mis fracasosy pedirte recompensa;por recoger mis fragmentosy tirar de la cisterna...Por amarte con el almasin pautas, modas ni reglas....Pido perdón al caminoque he pisado, a cada huellaque he dejado, a todo, a todos...si no fui de otra manera.

Mª Antonia Gutiérrez Huete

blogde8

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HOMBRE RÍO (Ribera de Córdoba)A Manuel Pérez

Ahora resides dentro de las aguas,atado por la soledad del río, ajeno a lo que ocurre a un paso tuyo, en la alegría oscura de la feria.Ante tu rostro, reverbera el solcomo una gran mezquita en el poniente.Pasan parejas, niñospor la orillaque ni siquiera sirve de cobijoa tu árido silencio. Ya hace días que te diluye el gris de la Ribera.Vuelan las malvasíassobre tu alma, pero resistes firme,indiferentea todo el griterío, a ese bullicio que raja la alta bóveda de azúcar.Apareciste un día sobre el río;¿quién te clavó en el corazón del agua?Mi soledad ya es tuya;como a ti meaburreesaalegríaartificialhiladaporelvinoyporlasflores.Me gusta vivir lejos de los ruidos, dando la espalda a la estupidez febrilque reverbera en las aglomeraciones.

Alejandro López Andrada

Francisco Cubero

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HOY, POR SI MAÑANA ME AMORDAZAN

Hoy quiero romper las cadenas, despedazar los versos en trizas,desmantelar la mesa de la estrofa, engullir la esfera de los axiomáticos.

Hoy no añoro lector alguno de repisa, actor de farsa en escenario de engaño tampoco consiento ni doctor ni mentor ni guiño descafeinado de compromiso.

Hoy me duele el aliento por dentroy por fuera me hienden los teloneros de seda y apresto. Y el huevo huero de los encantadores de serpientes.

Hoy rechazo el ritmo impuesto, laambigüedadfingidadelasílabacontada para armar un esqueleto de muestrario y un caricato de estrofa.

Hoy busco la palabra llana, lisa, áspera y contundente que corte cual cizalla;el verbo de pensamiento y de verdad que ponga la cuestión sobre el tapete.

Hoy, por si mañana me amordazan.

Rafael Requerey Ballesteros

Luis Cabezas

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LOS DRAGONES DE LAS NUBES

Mei llora desconsolada. Ha sido madre por segunda vez pero, en esta ocasión, el bebé que tiene en sus brazos le causa tristeza. Wong Liu, su esposo, la contempla en silencio. Para desgracia de ambos han tenido una niña. Son campesinos pobres y no pueden sustentar una boca que no les ayudará en las duras tareas del campo donde su hijo único, Yu, trabaja con su padre desde el amanecer hasta la noche. Liu hace lo úni-co que puede: toma a la recién nacida en brazos y se aleja con ella de la casa, acompañado por los lamentos de su esposa, que queda atrás, inmersa en las penumbras de la tragedia. En el páramo, escondido entre montañas, Liu abandona el cálido y lloriqueante bulto, como se ha hecho desde muchas generaciones atrás. En pocas horas la niña habrá muerto, víctima del frío o del hambre. Se aleja sin mirar atrás. Notranscurremuchotiempodesdequesemarchacuando,derepente,desciendeunaaladafigura,brillante como un sol de atardecida. El dragón se posa suavemente junto a la niña abandonada y, con labios dulces como la miel, susurra a sus orejitas recién hechas palabras que la calman y silencian. Después toma el delicado paquete y se eleva con él hasta los cielos, y desaparece entre las nubes. En el lugar de la niña ha dejado unos restos irreconocibles de un animal muerto. Cuando la niña abre los ojos se encuentra dentro de una gran caverna, profusamente adornada con telas de vivos colores y plumas de dragón. No está sola. Allá donde su vista alcanza, decenas, cientos de niñas como ella juegan y se divierten, y ríen mientras cosen o hacen otras labores propias de la edad. Entre la multitud infantil y alegre varios dragones pasean y observan, sin perder detalle. Xiao, la niña abandonada, ríe por puro placer. No sabe aún que los dragones han salvado a todas las niñas chinas abandonadas en siglos de ignorancia y hambre. Desconoce también, aunque pronto se lo explicarán, que los dragones de las nubes esperan el momento adecuado -cuando los hombres comprendan- para devolverlas al mundo del que nunca debieron ser expulsadas sólo por ser hembras. Mientras llega el momento las niñas chinas viven en la seguridad de la infancia eterna, protegidas por los dragones de las nubes.

Francisco José Segovia Ramos

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LUIS PIMENTEL

Luis Benigno Vázquez Fernández, conocido como Luis Pimentel, seudónimo que utilizará durante toda su trayectoria literaria, nació en Lugo el 18 de diciembre de 1895. Estudió medicina y ejerce como médico en el Hospital Provincial de Lugo desde 1922 hasta su fallecimiento el 13 de febrero de 1958. Sorprende la reclusión de este poeta tras las murallas de su ciudad natal cuando había cursado estudios de doctorado en Madrid alojándose en la Residencia de Estudiantes. Allí va a tener relación con Lorca, Aleixandre, Dalí o Alberti, además de leer con entusiasmo a Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. En vida del autor, su obra apenas fue conocida pues únicamente va a publicar una plaquette con ocho poemas titulada Triscos y colaboraciones en revistas como La Gaceta Literaria, Resol, Yunque, Vanguardia Ga-llega, Galiza y Ronsel. Póstumamente, verá la luz Barco sin luces y en gallego Sombra de aire na herba editado en 1959 por Galaxia. Décadas después aparece Cunetas y Obra inédita o no recopiladaaunquelaedicióndefinitivaa cargo de Luis Rei Núñez será publicada en Granada por la editorial Comares en su colección La Veleta. La poesía de Luis Pimentel es muy personal, alejada de las modas imperantes y ajena a las vanguardias; el dolor humano ante la vida permanece a lo largo de su producción poética. En opinión de Herrero Figueroa: “Tenemos, pues, en Pimentel, al poeta elegíaco de la belleza provinciana a lo Jammes”. Con la llegada del franquismo, este autor va a sufrir junto a su familia la represión; el poeta opta por el exilio interior y compo-ne entonces Cunetas basada en las impresiones de cuanto ha experimentado en los años de la Guerra Civil. Como Juan Ramón Jiménez, este escritor cree que la poesía es belleza, la perfección en el mundo de las ideas de Platón. Esta obra parte de experiencias próximas, cercanas y alcanza la trascendencia debido a la hondura quetransmite.Sabequelapoesíalíricareflejalabellezadelespíritu.Elpoetaeselhombrequemejordotadose encuentra para facilitar el progreso espiritual de la sociedad. Conversaciones, paseos y literatura le unían a nombres gallegos como Ánxel Fole, Celestino Fernández de la Vega, Evaristo Correa Calderón, Ramón Piñeiro y Jesús Bal y Gay. En los años anteriores a la contienda aceptóuncargoenelCírculodelasArtesdeLugo,conloquelavidaculturaldelaciudadseviomuybenefi-ciada. Aunque sus composiciones están básicamente en castellano, escribió varios poemas en gallego y algún texto en prosa entre los que destaca A morte de Castelao, fechado en 1950.

BIBLIOGRAFÍA: Agustín Fernández, Susana, revista Madrygal, nº 10, 2007, págs. 35 a 43.

Rafael Pimentel Luque

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NO ME GUSTA Y ME GUSTA

No me gustan los ojos en cuya mirada no existe dulzurani las manos que jamás supieron acariciar.Tampoco me gusta un pecho que no supo de ternurasni los pies que ignoraron lo que era caminar.Me gustan los ojos cuya mirada es de niño, quereflejaninocenciaentredulzuraycandor.Me gustan las manos que acarician con cariñoque curan las heridas y saben del dolorMe gustan los pies que sangraron buscando el caminoesos pies que dudaron qué camino tomarY sin embargo, cansados y cubiertos de espinos,siguieronadelantehastallegaralfinal.

Angustias González Huertas

MIEDO

Permanece en silencio la paloma:cabizbaja,observando el palomar,como pájaro olvidado,sin sombra,sin cobijo.Sólo una nube negra se divisa en el cielo,Silva el aire bajito.La alondra se ha callado.La golondrina ha retornado al nido.Se ha quebrado la tarde.En el árbol se esconde el pájaro carpintero.Hasta las mariposas se han dormido.Todo queda en silencio.Sólo se siente el vuelo del halcón peregrinodominando el cielo...

Concha Ballesteros 22/04/2009

OTOÑO

El crujir de las hojas secasbajo los pies doloridos,los truenos de la tormentaque me suenan a quejidos. Las tardes tristes y húmedas,los árboles despojados;acortando van los días,mustios se quedan los campos. Con recuerdos y añoranzas,con pena en el corazón,con honda melancolía,el otoño ya llegó.

Concha Ballesteros

Francisco Escalera

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ENTRE SUEÑOS Y REALIDAD

Cuando me introduje bajo las sábanas las noté más frías que de costumbre, lo que hizo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo. Con las rodillas pegadas al pecho, hecho un cuatro, intenté durante un rato entrar en calor sin conseguirlo. En el silencio de la noche escuché como la puerta se cerró dando un golpe que nadie pareció escuchar, ya que al incorporarme para ver lo que sucedía, todos dormían plácidamente. Viendo que nadie había reaccionado al portazo, volví a meterme en la cama que sorprendentemente se había caldeado como si alguien hubiese expuesto las sábanas al fuego. Pero esa calidez, en lugar de relajarme y permitirme coger el sueño, me produjo un desasosiego que nacía de dentro, llegando a provocarme lágrimas y sonrisas descontroladas, anticipo de un hormigueo general con el que comencé a sudar y sumergido en un estado de semiinconsciencia me notaba rodeado de desmesuradas llamas que lo cubrían todo a mi alrededor sin llegar a quemar mi cuerpo. Las llamas, como bailarinas sarracenas, contoneaban su cuerpo exhortándome a danzar con ellas mientras notaba mi piel cada vez más caliente, pero sin llegar a provocarme ningún dolor ni quema-dura. Miré hacia una zona oscura que se distinguía al fondo y corrí hacia ella con esperanza de refrescarme. Cuando volví en mí, descubrí que estaba tendido boca abajo en la nieve y me encontraba completamente desnudo. Tiritando de frío, volví a mi cama que estaba toda revuelta y empapada. Sin pensarlo dos veces, cogí mi mochila y metí en ella todas mis exiguas pertenencias, volviendo a salir por esa zona oscura que no era otra que la puerta del claustro. En medio de la oscuridad de la noche y con nieve hasta las rodillas, caminé sin rumbo con la mente con-gelada por un helado y al mismo tiempo cálido sopor bajo el que únicamente conseguía recordar las últimas escenas vividas en el monasterio, las cuales se iban repitiendo una y otra vez como grabadas en una cinta sin fin. Conforme me alejaba, las escenas se iban ralentizando al tiempo que se hacían más borrosas y entrecor-tadas, llegando el momento en que mi mente se quedó en blanco y mis piernas se pararon. No tengo más recuerdos hasta el momento en que abrí los ojos y vi el rostro de una joven que muy pegada a mí vocalizaba unaspalabrasroncasydesafinadasquerepetíasipararcomounaretahílaininteligible.Sorprendido ante tal visión, intenté levantarme pero mis miembros no respondían a las órdenes del cerebro, parecía no haber conexión entre ellos. La joven al notar mi perplejidad, intentó tranquilizarme. Sus palabras, o más bien su runrún parecía compuesto de varias voces distintas pero emitidas desde un mismo origen que, en lugar de ser recogidas por mis oídos, entraban por la planta de los pies, subían por las piernas y los brazos, hasta llegar al pecho donde mi corazón tronó al tiempo que una descarga llegó a mi cabeza. Un tanto aturdido me di cuenta de que mi mente y mi cuerpo estaban de nuevo unidos y tras varios intentos, conseguímoverlosdedos,losbrazosylaspiernas,quedandoalfinaltodoslosmiembrosdenuevoatentosy dispuestos. En ese momento su voz cambió por completo haciéndose dulce y sedosa. Sus labios eran gruesos, rosados y dejaban escapar una cariñosa sonrisa, a ellos se acercó un cuenco y probó su contenido, no sé si con idea de comprobarsutemperaturaoparadeshacercualquierdesconfianzapormiparte,traslocualdirigióelreci-piente a mi boca dándome a probar. El bebedizo era espeso, cálido, agridulce y un tanto picante, al notarlo en mi garganta traté de sorberlo con ansia, pero ella me hizo señas de que lo tomara despacio. Me acabé la sopa saboreando lentamente cada uno de los tragos y a continuación me quedé dormido de nuevo, esta vez con el convencimiento de que sería la última, con el convencimiento de no volver a despertar.

Antonio Mérida

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SONETO A Sacramento Rodríguez

Llama tu gracia a la nobleza plena Y reclama tu espíritu a lo bello Naturaleza viva es todo aquello Que reviste tu pluma tan serena.

Nohayflor,nivid,nitorreconalmenaQuetuluznoreflejecondestello Hacia todo lo que haces y por ello Hoy tu autóctona rima es tan amena. Pues tu voz de poeta se amamanta De la tierra que habitas y enardeces Día a día con ritmo de taranta Cuando pules tu rima y embelleces Tu verso que en lo clásico se implanta, A eso llaman soneto y tú lo acreces.

Maricruz Garrido Linares

Manuel Jiménez Pedrajas

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Soy como el pájaroque un día voló a la tierra de Jauja,asentándose en árbol desconocido.Pájaro que viviócomo ave emigrada,como ave pasajeraque no siente prisapor llegar a su destino.Sonará el trueno.El día se nublaráy será la noche …El pájaro batirá sus alasy saldrá en estampidadel árbol desconocido …(Quizá algún día,alguien recuerdeal pie de ese árbol,que hubo una vez un pájaro,un pájaro extraño que cantó).

Ya perciboel renacer del frío y la podredumbre biliosade los helechos penetrarme.Siento que la tierra me llamaal juego de cada añopara cantar unidosla partitura de su agrestey húmeda languidez.Entre las hojas que arrastranlos aires venidos de las Galiasme besa el tenue vahode una tierra del sur;efluviodeestelaextraña,que me inunda y se confundecon mi andaluz sentir.

Antonio Rodríguez

El día se me hundebajo los piesy la noche me abresus bellas entrañasamante y joven.(Murciélago peregrinoque al alba de las tinieblas no vive sin el rayo y la lluvia).

05-04-77

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MEMORIA DEL SILENCIO

CONTEMPLO AHORA, y reunidas,las innumerables derrotas de mis pasossobre el alba.Apenas el recuerdo alcanzaa redimir con su soplo de esferasla cadencia de manos abiertas a la noche,el silencioso corredor hacia los astros,la impenetrable quimera de lo incierto.

Taciturno y roto, el sol apura el curso;ha quemado el aire que azulea,rendido las uvas y otros frutos de los hombres;ha devuelto al misterio su andadura.Mas no puede encabalgar las rutasde la clara lanza que prolonga el día.Y vierte su ceniza, el desperdicio de las horassobre el rostro suplicante de los cerros;señala con su dedo de lumbreel proceloso agujero de la noche,el inicial camino a la desolación.Así mi estremecimiento es su mensaje,el escozor del crepúsculo sentencia,mi turbada lenidad su poderío.

Contemplo ahora, y roto,el invisible cordón umbilicalque unía mi niñez a las estrellas.Vuelvo los dos ojos hacia dentro y buscoel nutricio polen del Cosmos, el silente vuelode todos los ríos, la sola primavera de un pájaro,el nido glauco de algún amanecer remoto en mi pupila.Estiro aún más los ojos;aparto el tiempo, sus puentes de piedra cruel,las cortinas de impotencia que tejieron los hombres;escruto el ancho palmo que vemos detrás de los planetas,inquiero alguna sílaba de aquella melodía,la palabra mágica que abre los almendros en marzo,la secreta potestad que ordenaba el retorno de las aves. Pregunto, pregunto, preguntoy escucho sólo la carcajada del viento.

Contemplo ahora, como una lluvia inclemente y dura,la soledad del hombre,las soledades todas del universolloviéndome tristeza de siglos al alma,doblándome el alma con la impasible carga del olvido,de su oscura celebración,el rito amargo que borró caminos y conduce a nada,las defenestradas luces, estelas de vidaderrotadas en un momento sólo,en todos los suspiros de un momento sólo. Miro atrás y nada queda. Si acaso la sombra de un temblor,la ingenua sombra de una infancia,de su estatura en el muro.Y me pregunto: ¿para qué?, ¿por qué?.Para qué el color, la sed y la memoria,para qué el hombre sensitivo, para quéel sueño de ser en lo imperdurable;para qué,si somos sólo átomos de duda,diminutas moléculas de ópalos ardidosque giran sin tino cerca del silencio.

JC. Rguez. Búrdalo

viajoavosenestacancion

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PRIEGO EN LOS LIBROS

“POESÍAS MERIDIONALES”

El poeta prieguense Carlos Valverde López (1856-1941) reunió su obra poética en varios volúmenes a lo largo de su vida. En 1911 (hace ahora un siglo) y bajo el título “POESÍAS MERIDIONALES”, publicó un tomo de 200 páginas que se imprimió en Madrid, en la “Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos”. Contiene una recopilación de 50 poemas de temática diversa y probablemente compuestos casi todos ellos entre 1903 y 1911. En esa época, Carlos Valverde participaba asiduamente en los “Juegos Florales” o certáme-nes literarios que se organizaban en distintas ciudades, ganando en ellos varios primeros premios y nume-rosos accésits o premios menores. Hasta quince de los que aparecen en este libro habían sido premiados en certámenes celebrados en las ciudades de Málaga, Córdoba, Granada, Antequera, Guadix, Cádiz, etc. En la introducción realizada para la edición conjunta de sus obras “Gaspar de Montellano” y “Memorias íntimas y Populares” en 1988 el profesor y académico José María Ocaña Vergara comenta este volumen de poesía con las siguientes palabras: “… conjunto de encantadoras vivencias de las tierras andaluzas, princi-palmente malagueñas y cordobesas. Con profundo sentido lírico canta las bellezas de estas tierras, sus cos-tumbres,fiestasreligiosasyprofanas,saliendoelalmapurificadatraslalecturadelossentidossintonemasversales, agrupados en las más variadas estrofas. Su poesía admitiría un notable parangón con la pintura de supaisanoLozanoSidro.AmbosnosreflejanescenasdelavidasencillaycandorosadePriegoenlosalboresdelS.XXyfinalesdelXIX.” No encuentro demasiado acertada esa descripción del contenido de “Poesías Meridionales”. La “vida sencilla y candorosa de Priego…” aparece muy escasas veces en los versos de este libro que está muy lejos del “localismo prieguense”. Aunque en algunos poemas aparece claramente lo andaluz (nunca ese “tipismo” que más tarde explotarían los hermanos Álvarez Quintero), en la mayor parte de ellos desarrolla temáticas de alcance nacional (“Al soldado español”, “A Zorrilla”, “Canto a la bandera”, “La toma de Granada”, “La tumba de los héroes”, “Canto a la patria”, etc.) o de interés general (“La guerra y la paz”, “La tempestad”, “La felicidad”, “La poesía”, “Fantasía”, “Al trabajo”, etc.). Llama la atención que frente a la temática dramática o lírica, hay relativa abundancia de poemas humorís-ticos. El poeta sale airoso en esta difícil modalidad en “Canto a las feas” (primer premio en los Juegos Florales de Cádiz en 1908), “Cantáridas” o “La mosca y el moscardón”. El estilo del poeta prieguense es casi siempre grandilocuente y romántico; está claro que sus ídolos son Zorrilla y Carlos Fernández Shaw, al que dedica este libro y un poema que leyó en su presencia en los Juegos Florales de Málaga de 1908. Valverde no supo entender la llegada del modernismo (se opuso claramente a él e incluso escribió su “Catilinaria contramodernista” para combatirlo) y en cierta forma su estilo quedó anti-cuado en los albores del siglo XX. He aquí, en los primeros versos de “La Tempestad”, un ejemplo del estilo que mejor domina:

La bóveda purísima del cieloparece que se viste de tinieblas: moles gigantes de plomizas nubes,el horizonte, rápidas, bordeany suben por el cóncavo azuladohasta velar el sol; calma siniestrareina doquier; los pájaros no cantan;el aire está caliginoso, quema,y se presiente por su vaho eléctrico, el próximo estallar de la tormenta.

En cuanto a la temática prieguense, en este libro solo la encontramos dos veces y de forma muy indirecta. La primera en el poema “Al trabajo” y la segunda en “A nuestro Padre Jesús Nazareno”. “Al trabajo” es un largo poema compuesto al parecer expresamente para ser leído en el “Círculo de Obre-ros de Priego” como conclusión de un interesante episodio. En 1903 se declaró una huelga en la fábrica de sombreros “San Luis”, huelga que (enmarcada en los movimientos obreros de la época), alcanzó relevancia a nivel nacional pues los trabajadores prieguenses recibieron apoyo incluso desde Barcelona. Pues bien, el empresario y los huelguistas aceptaron la mediación de Carlos Valverde que consiguió un acuerdo entre ambas partes, acuerdo que fue aprobado por las sociedades obreras de Barcelona, según cuenta él mismo

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en sus “Memorias íntimas y populares”. Como consecuencia de aquello, el “Círculo de Obreros de Priego” invitó al poeta a dar varias conferencias en su sede y en la primera de ellas, Valverde leyó este poema. En largas estrofas, comienza diciendo que el trabajo ha sido en su origen un castigo para la humanidad, “baldón y oprobio” y esclavitud bajo los tiranos; pero que en la época (comienzos del siglo XX) el mundo ha cambia-do y ahora los héroes son los sabios que redimen a la humanidad a través del trabajo, la investigación y los avancescientíficos;trascitaraFranklin,Watt,BellyEdison,elpoetaescribe:

Y…, ¿sabéis por qué medio a tal alturaHan llegado esos ínclitos varones?¡Por el trabajo!, laborando siempre;Libros, talleres, máquinas, crisoles,En su porfía eterna revolviendo;Ciegos y sordos a los falsos gocesQue ofrece el mundo; acaso de los fatuosLa sátira sufriendo o los reprochesY tornando al trabajo con más bríos,Con fe creciente, con afán más noble,Hasta lanzar el formidable ¡”Eureka”!Que el sello augusto a sus empresas pone.

El segundo poema relacionado con Priego, aunque en ningún momento se menciona a nuestro pueblo al presentar el poema ni en sus propios versos, es nada menos que “A nuestro Padre Jesús Nazareno”, la letra delaplegariaqueconmúsicadelmaestroJuanAntonioGómezNavarro,secantacadaañoenlasfiestasnazarenas de mayo:

Nazareno que al Gólgota subesdel dolor bajo el rudo capuz.Tú que moras en trono de nubesahora vas a morir en la Cruz…

Miguel Forcada Serrano

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SABER MÁS DE:

Adeline Virginia Woolf nació en Londres en 1882, considerada como unadelasmásdestacadasfigurasdelmodernismoliterariodelsigloXX, novelista, ensayista, miembro del grupo Bloomsbury en el que se encontrabanescritoresyfilósofoscomoE.M.ForsteryBertrandRussell, compartiendo criterios estéticos e intelectuales, rechazo hacia la cla-se media alta a la que pertenecían , relaciones emotivas y personales, comoasímismolainfluenciadelasociedadliterariavictoriana.Casadacon el escritor Leonard Woolf, de quién adoptó su apellido, el suyo de soltera era Stefhen; fundaron la editorial Hogarth Press, que editó su propia obra. Es considerada gran defensora del feminismo y de los profundos cambios culturales que trajo el nuevo siglo. A lo largo de su vida, Virginia Woolf sufrió constantes depresiones y crisis nerviosas, siendo diagnosticada su enfermedad como trastorno bipolar, sin em-bargo su productividad literaria no se vió interrumpida, aunque decía no sentirse satisfecha ni segura de su obra: “Cada vez que me sumergo en la corriente de mis pensamientos, me siento expulsada de ella”. Con sus novelas “Al faro” y “La señora Dalloway” comenzaron los

críticos a elogiar su originalidad literaria por introducir en la prosa novelística un estilo e imágenes más pro-pios de la poesía. Sus narraciones consiguen captar y descubrir la vida cambiante e inasible de la conciencia; experimentóconeltiemponarrativo,tantoensuaspectoindividual,enelflujodevariacionesenlapropiaconciencia del personaje, como en su relación con el tiempo histórico y colectivo.Encontramos en éstas dos obras a una Virginia Woolf repleta de pensamientos encontrados, con sus mundos de fuera y de dentro, de pasado y presente, que en ocasiones parecen destruirla anímicamente. Escribió una serie de ensayos que giraban en torno a la condición de la mujer, en los que destacó la cons-trucción social de la identidad femenina y reivindicó el papel de la mujer escritora en su famoso libro “Una habitación propia”; uno de los textos más citados del movimiento feminista. En sus “ Diarios”, escritos con totalhonestidad,agudezaysentidodelainmediatez,haceafloraresacorrientedevidaquefluyeincontenibleen todas sus novelas, y nos cuenta: “Yo utilizo a mis amigos más bien como lámparas: veo que ahí hay otro campo, con tu luz ensancho mi paisaje”. Destacó a su vez como crítica literaria y como autora de biografías. SuobranovelísticarecibeinflujosdeMarcelProust,JamesJoyceyDorothyRichardson.Endefinitivasuobraestá llena de un intenso lirismo y virtuosismo estilístico que se funden para crear un mundo abundante de impresiones auditivas y visuales. Recordemos otras obras célebres como: “Fin de viaje” “El cuarto de Jacob” “Orlando”“Lasolas”“Losaños”y“Entreactos”,asícomocoleccionesdecuentos,librosdenoficción“Tresguineas”; numerosísimos ensayos, obras de teatro. En 1941 Virginia Woolf se suicidó. Se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras y se sumergió en el río Ouse cerca de su casa. Dejó una carta a su marido en la que le decía: “Siento que voy a enloquecer de nuevo, esta vez no podré recuperarme, comienzo a oír voces y no puedo concentrarme; así que hago lo que creo mejor. Te eximo de culpa pues tú me has dado la máxima felicidad posible; no puedo luchar más y sé que estoy arruinando también tu vida, a tí, a quién debo toda mi felicidad ya que has sido muy paciente con-migo. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad”. Estas palabras fruto de una mente enferma pero profundamente lúcida constituyen su más patético legado.

Dori M. Lozano

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FLORES PARA PADRE

- Madre, no se entretenga usted más que no voy a llegar a tiempo de ver el partido. Ya le dije que viniera con su hija como siempre hace, pero mira tú por donde se ha empeñado usted en que viniera yo precisamente hoy.Nosequéempeñotieneustedhoyenqueveamosapadreyletraigamosflorescuandonitansiquieraes el día de los difuntos. Ya hemos parado en la tumba del abuelo Antonio y la abuela Carmen, en la de la tía Cristina y ahora…¿Ahora dónde para usted madre? Hons Hans Helber no se qué. 20 de enero de 1917 a 6 de junio de 1937. Murió joven el tipo este. Ah, este debe ser el misterioso alemán ese del que cuentan historias en el pueblo. Mira,éstasfloresmustiassonlasquesiemprecubrensulápidaynadiesabequienlasponeniporqué. - Hijo, a estas alturas de mi vida soy incapaz de recordar bien lo que comí antes de ayer, pero recuerdo con claridad cada detalle de aquél día en que lo conocí: durante toda la semana hubo un gran movimiento de tropas por el pueblo. Habían atacado el frente. El enemigo había penetrado ahí en la sierra, a menos de media hora a pie. Los moros habían tenido que venir a echarlos de aquí. Yo hacía de enfermera en el hospital de sangre. Requisaron la que fue tu escuela a los pocos meses de estallar la guerra. Tenía cuatro clases que se adaptaron como habitaciones. Pidieron cuarenta camas pero las mandaron de color gris. Tuvimos que ir a la droguería de enfrente para pintarlas de color blanco. Las madres mercedarias se encargaban de todo. En-trábamos a las nueve de la mañana y salíamos a las once de la noche. No teníamos días libres, ni domingos, ni festivos...había que hacer las camas todos los días, llevar de comer a los enfermos, limpiarlo todo y dejar a todo el mundo acostado antes de irnos. Allí todo el día sin parar. Cuando teníamos un rato libre nos liábamos a coser con una máquina Singer que nos regalaron. Hacíamos pijamas para los enfermos y ropa de abrigo para los soldados del frente. Yo la hacía con mucho gusto porque tu padre, que cuando aquello era mi novio, estaba por esos cerros pegando tiros. A las once de la mañana llegaba el director médico. Unas cuantas de nosotras íbamos con él a pasar vi-sita cama por cama con una libreta en la mano y un lápiz para apuntar lo que se le mandaba de curas a cada uno. Aquella mañana estábamos desbordadas. Los camilleros no paraban de traer heridos. El rojo intenso de la sangre lo salpicaba todo. Al quitar la venda de un soldado sentí en mi cuerpo el calor y el olor dulzón del líquido vital que se le escapaba de su cuerpo a borbotones. Como pude le taponé la herida con mis manos. Mientas gritaba que necesitaba un médico con urgencia pude observar como la vida se le iba entre convul-siones.Cuandoalfin llegóelmédico tansólopudocertificar lamuerte.Lamuerte…nuncahabíaestadotan cerca de ella. Mientras se llevaban el cuerpo me quedé allí, parada, con los brazos extendidos mirando fijamentemisensangrentadasmanos.Oíacómomehablabanperonopodíareaccionar.Micuerposehabíaquedado inerte como un fotograma. La madre Angustias me cogió por los hombros y me zarandeó con fuer-za mientras que repetía una y otra vez mi nombre. Volví bruscamente a la realidad. Me mandaron a casa a despejarmeycambiardeuniforme.Todasteníamosdosbatasblancasconsucofiaytocadegasa.Meponíauna limpia cada día. De paño colorado nos hicimos dos cruces rojas y nos las cogíamos con un imperdible a la bata porque al lavarlas desteñían. Salíalacalle.Abrílabocademaneradesmesuradayaceleradamenteinsufléunayotravezaireenmispulmones hasta que mi pulso se fue apaciguando.Enfilélacalleyanduveporellaconlacabezagacha.Nopodíaapartardemispensamientosaquellatezlívida y aquellos ojos que me miraron antes de cerrarse para siempre. No quería llegar a casa. Di un pequeño rodeo para pasar por el parque. Bajé las escaleras sin dejar de observar las gotas de sangre que cubrían la punta de mis zapatillas blancas. Seguía ensimismada en mis pen-samientos. No sentí la ausencia del sol que fue cubierto por la sombra de los árboles, ni el rumor de decenas de caños al precipitarse en el estanque. Fue el olor lo que me hizo volver. ¿Olor a qué?, me pregunté antes de alzar la vista. Olor a una comida que desconocía, olor a sudor, olor animal, olor metálico. De repente me vi inmersa en una ajetreada escena castrense. Soldados uniformados que pululaban hacia todas las direcciones. Una batería de cañones colocada en un rincón cubierta bajo los árboles para evitar su vista aérea. Una reata de bestias atadas junto al nacimiento del agua de cual bebían…no quise ver más y eché a andar con el paso más rápido que me proporcionaban mis pies. Giré a la izquierda y me di de bruces con un grupo de soldados de piel morena. Tenían los pantalones de bombacho y casi todos cubrían su cabeza con un turbante blanco. Estaban sentados de cuclillas alrededor de un fuego. Sobre éste reposaba una desvenci-jada olla metálica. Comían directamente con las manos de unos tazones de cerámica. Junto a ellos un haz de fusiles depositados sobre el suelo. Se apoyaban unos sobre otros con la punta de sus cañones, formando una perfecta pirámide en equilibrio. Yo no había visto nunca un moro, pero tu abuelo me había contado muchas historias sobre ellos de cuando estuvo en las guerras africanas. Aceleré aún mas mi marcha. Al pasar junto a ellos se levantó el más fornido cerrándome el paso. Era muy alto, de espaldas anchas y duras facciones. Una

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horrible cicatriz atravesaba la parte izquierda de su cara. Ésta se contorneó a la vez que se arrugaba al dibujar su rostro una extraña mueca. Mi cuerpo quedó pétreo. No podía articular palabra, ni mover un solo músculo. Dirigiéndose a sus compañeros les habló durante unos segundos en un lenguaje que no entendía y todos se rieron a carcajadas. A la vez que sentí una presencia tras mi espalda cesaron las risotadas. Todos adquirieron un semblante serio. Una mano me asió con fuerza el brazo desplazándome hacia mi derecha. Y así apareció él por primera vez ante mi vista. Tan alto como aquel moro pero rubio y con unos profundos ojos azules. Las caras de aquellos dos hombres quedaron enfrentadas a menos de medio palmo. Se quedaron mirándose a los ojos durante varios interminables segundos. Finalmente, el de tez morena apretó con fuerza los puños, inclinó levemente el cuello y se sentó de nuevo junto a sus compañeros de armas. Tras el percance el bello rostro sonrosado de aquél quijotesco soldado me brindó una amplia sonrisa. Yo se la devolví e inicié una frenética carrera que me llevó hasta la puerta de mi casa. Durante unos metros percibí que me seguía, lo que hizo que me sintiera más tranquila. Antes de perder de vista el parque, sin parar de correr, giré la cabeza escudriñando entre el bullicio de soldados hasta que mi mirada se cruzó de nuevo con la suya viendo como agitaba sus manos en señal de despedida. - Madre, ya está bien de batallitas que ya me he perdido el primer cuarto. Vamos a ver a padre, le dejamos rapiditoestasfloresynosvolvemosacasa. - Hijo mío, de fútbol sabrás mucho pero de sentimientos aún te queda mucho por aprender. ¡Suelta las floressobreestalápidayvámonosya!Aquíyahemoshecholoquehabíamosvenidoahacer.

Rafa Bermúdez

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ÚLTIMA NOCHE EN ÍTACA

Esta noche se acaban las canciones, el silenciose hace sangre de mar, y la locurapesa sobre los ojos como una espesa niebla que atraviesa la carne.

Mis pupilas son sólodos tristes lunas rotas, y las sombrasse vuelven marejada,negros caballos resonando al bordede la fuente del sueño. Soledadvuelta lluvia de mayo, vena abiertaque desborda el torrente de la angustia.

Uno no sabe dónde están los dioses, dónde brillala furia o la discordia, dónde el airedeja de ser aliento para volverse azufre. Estoysentado a las orillas de tu nombre,perdido en el murmullo de la página, estoy arpegiando este sueñosobre el órgano en fuga de la arena.

Pero esta noche, amor,se acaban las canciones, me disuelvoconvertido en espumasobre un lecho de escarcha bajo el sol de Ítaca.Y te sientocosida a mi miradacomo una luz al fondo de dos piedras negras.

Porque a miles de piesnunca te dejan de seguir mis ojos, pero ahora,cuando llega el momento de cerrar los párpados,acaba entre la lluviala lenta melodía de tu cuerpo y mi cuerpo, va cerrándoseel círculo de los prodigios,y yo dejo que suba la marea,para que se derrame el horizontey me lleve la brisade vuelta una vez más entre tus brazos blancos.

Óscar Martín Centeno

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LOS ARMA EL DIABLO(Capricho epanadiplósico)

Soneto cuando nace no es soneto.Es una idea, un ritmo, un verso...y esRevés de metro y rimas al revés, boceto descarnado de un boceto.

Reto a donosas musas y es el reto cortés. ¿Por qué, oh pluma descortés,en vez de aliento, ofrécesme el envés?Completoesyaelcuarteto.¡Alfincompleto!

Trabajo peliagudo este trabajo.Has perdido. ¡Si no te queda un as!Cabizbajo el terceto, cabizbajo.

Tras el verso descubres –¡marcha atrás!–bajo las consonantes golpea bajo Satanás con el rabo, Satanás.

De A pie de páginaMaría Rosal

Escher

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GEOGRAFÍA

En el rumor de azúcar de los vientos alisios,en la hoz de trueno de los huracanes,en el pedernal ígneo del simún y el siroco,en la miel susurrante del aura estremecida,tu nombre me acorrala,me tironea,agarrami norte más lumínico y mi sur más oscuro,mi occidente designio y mi oriente misterio,y me deja clavadosu aguijón de cianuro irremisible.

Por la aguda cintura de los ríos sin cauce,por la revolución de los océanos,por la risa de cobre de las cascadas,por el llanto subterráneo de los lagos,por el desasosiego de las quebradas,llega rodandoincólume,perenne,tu nombre de serrín y pedernal.

Desde la redondez generosa de las bahías,desde la lancinante espada de los cabos,desde el desorden ecuménico de las penínsulasy la húmeda camaradería de los archipiélagos,y sobre todo,sobre todo,desde la necrosis irrestañable de los calendarios,se precipita, amor, de nuevo y sin remedio,tu nombre sobre mí, su rueda de alacraneshurgando en mi costado, su simiente de piedragerminando en las líneasde mi cartografía.

Isabel Rodríguez

Javier Zorrilla

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Antonio Ruiz

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Prepárenme una cuna que hoy renazco.Preciso no será una madre nueva.La misma puede ser también la tierra;para empezar de cero, rebobino.

Me haré leona en defensa de sus crías.Si no lo entienden, será problema de ellos,(nomeseréinfielparaganarsuapoyo).Prepárenme una cuna, que hoy renazco.

Prepárenme una cuna que…, hoy renazco.Lo que no supe hacer, hoy lo retomo;lo agito en mi matraz, libre de miedos.

Juro ocuparme un poco más del mundosin necesitar de líderes ni credos.Prepárenme una cuna, que hoy…¡renazco!

Ángeles Fernangómez(marzo 2008)

Soneto sin rima

VARIACIÓN de “Tu daga me ha herido muy dentro” de Paqui Rivera

Tu ausencia tiene el corte de una daga.

Yo no era más que una gaviota blancaQue volaba en la sencillez de mi sonrisaVulnerable, en tu olor a primavera.

Yesadagadeflor,defloryasinretorno,HarasgadosufilopormipleuraY ha quebrado el aliento en pleno vuelo;Hueco al caer, mortal y herido, el golpeRompió la rosa que asperjaba por mi bocaLa vida cada noche, cada sueño,En íntima liturgia de palabras…

Y ahora todo es nadaEn el voraz acantilado de la noche.Y ahí se quedarán, pendidos (ingrávidos) para siempre,La rosa y el letargo de tus besos.

Un íntimo dolorCasiinfinitoVa aplastando el color de cada rosa,Y en la cruz invisible de tu ausenciaUn herido perfume de nostalgiaA sangre me cincela: Requiescat in pace:

Pues el rosal no brota ya en otoño,Y, aterida, reposa en el silencioEsa rosa de luz que fue mi aliento.

Quizás, sólo esté oculta en el olvido,Llamándome. Tal vez Desde la verde voz de mi recuerdo Ingenuamente espere tu regreso.

Luis A. Ruiz Martín

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La Balleta de Papel, revista de la Asociación de Amigos de la Biblioteca de Priego de Córdoba, nº 10, abril 201230

SOLILOQUIO EN PRIEGOPara Marisa Rojas

La Luna. Pasear por Priego. LlueveLentamente sobre el cristal rayadoDe un colorido escaparate. LloroUna incierta nostalgia que me empapaY no sé descifrar su empeño seco.Mi corazón pregunta y no puedo aclararpor qué llora la luna cada noche,en la negra acuarela del asfalto.

La noche es un cristal, un pentagramaDe nubes migratorias que se aleja. Micaraessureflejo.ComienzoacaminarComo un compás que traza lluvia muertaEn el frágil papel de un diafragmaQue agoniza sin ritmo en su ternura.Pregunto nuevamente y mi epiglotisAsaltada de arritmia se desmaya.La noche está desierta. La penumbra.Camino por la Historia. ConversamosPriego y yo, las farolas nos alumbranEl incunable pergamino blancoDe sus calles. La Luna. Las nubes se han marchado.La Soledad se anuncia en una iglesia,Oscura y fantasmal, como al acecho,En la recia madera de su puerta.

Llueve. Llueve sobre el cristal del tiempo Y una campana anuncia que ya es tarde.De la mano, la Aurora nos abraza.

El agua se ha secado a sorbos de lechuza.Y mientras parpadean de su ramagotas de lluvia y lágrimas sin rumbo,La Luna nos sonríe, rosal y transparente,Como una mariposa de rocío.

Luis A. Ruiz MartínJunio 2011

Araceli Aguilera

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EL DESAMOR

Cuando el amor solloza lluvia,y en el pecho henchido zozobrala lucidez trémula y enturbia

la emoción que atempera la obra,vivificalasencillezdelsenoy extravía la virtud que cobra.

El ser languidece de dolor lleno,su apariencia enjuta y mortecina,ya no siente el apego ajeno.

Al sempiterno abismo se inclina,mostrando su desgarrador semblantey charlando con la muerte divina.

No sobrevivirá el ser triunfantedelpérfidorostrodeoscuridad.Desvalido, en el averno de Dante.

Rotunda la grieta de su soledad.Fustigando la unidad de su mentey destrozando el fruto de su edad.

Ángel C. Gutiérrez Huete

enotravida

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NICANOR PARRA

Nicanor Parra Sandoval nació en San Fabián de Alico, Chile, en 1914. Licenciado en Ciencias Exactas y Físicas por la Universidad de Chile, se gradúa como profesor en 1937. Entre 1943 y 1947, becado por el Institute of International Education de la universidad norteamericana de Brown, se especializa en Me-cánica Avanzada. En 1948 es nombrado director interino de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile y entre 1949-1951 estudia cosmología en Oxford. Desde 1968 hasta 1996 ejercerá la docencia como profesor titular de Física en la escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. Desde 1973 fue profesor, junto al poeta Enrique Lihn y otros, del mítico Departamento de Estudios Humanísticos dependiente de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, que había sido fundado en 1963 y que durante la Dictadura de Pinochet constituyó una de las pocas islas de pensamiento libre en el país Comienza a escribir poesía desde muy joven, publicando su primer libro en 1937 con el título Cancionero sin nombre. Fue el creador de la denominada ‘antipoesía’ que supuso la introducción del lenguaje cotidia-no en la poesía tradicional. Ha destacado como defensor de la democracia en su país, formando parte del Frente Amplio de Intelectuales por el NO, constituido en 1988 en relación con el plebiscito convocado en dicho año. Es miembro de la Academia Chilena de la Lengua y pertenece a la Fundación Gabriela Mistral. Entre otros, ha obtenido los siguientes galardones: Premio de Literatura en Lengua Castellana “Miguel de Cervantes” (Ministerio de Cultura) en 2011, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (Patrimo-nio Nacional, Universidad de Salamanca) en 2001, Premio Luis Oyarzún (Universidad Austral de Chile) en 1997, Premio Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana y el Caribe (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Guadalajara, Jalisco)) en 1991, Premio Richard Wilbur (Asociación Americana de Traduc-tores) en 1985 y el Premio Nacional de Literatura de Chile (Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) de Chile) en 1969. Algunas de sus obras de poesía más destacadas son: Obras completas & algo + (1975-2006) (2011), Obras completas & algo + (1935-1972) (2006), Lear, rey & mendigo (2004), Páginas en blanco (2001), Discursos de sobremesa (1997), Trabajos prácticos (1996), Poemas para combatir la calvicie (1993), Hojas de Parra (1985), Chistes para desorientar a la policía/poesía (1983), Coplas de Navidad Antivi-llancico (1983), Ecopoemas de Nicanor Parra (1982), Poemas y antipoemas a Eduardo Frei (1982), El Antilázaro (1981), Nuevos sermones y Prédicas del Cristo de Elqui (1979), Poesía política (1983), Anti-poemas (1972), Obra gruesa (1969), Poemas y antipoemas (1954) y Cancionero sin nombre (1937).

FUENTE: WEB DEL MINISTERIO DE CULTURA DE ESPAÑA.