la ramona 297

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*EL PAPIRRI L lego a un Boston tibio, en la parada trucha de buses chinos me espera un compa chileno de nombre Sergio Reyes, sesentón, barba blanca, con acento medio gringo. Es que vivo acá desde el golpe de Pinochet, dice como masticando algo. Vamos a su departamento, me entrega dos panfletos con una estrella roja de fondo, uno de la marcha de organizaciones sociales y otro de mi con- cierto. Era 1ero de mayo de 2008 y Reyes -ex militante so- cialista- le daba duro a las saudades revolucionarias en USA, organizando estos eventos. En el departamento, la esposa de Sergio -una señora chilena amable- sirve un tre- mendo desayuno, cuenta que su hija vive en Santa Cruz, que ama Bolivia. Breve descanso, duchita y directo al acto por el 1ero de mayo en el centro de Boston, en un parque fastuoso rodeado de árboles esbeltos y edificios patrimo- niales. Una cúpula para retreta en el centro del parque ha- bía sido transformada en escenario, un grupo de reggae saltaba letras en englishñol con protestas contra el siste- ma. Jaleaban talvez cien personas sentadas en el pasto, parejas plurimultitutifruti con aretes y tatuajes, todo un mini Woodstock. Mientras Sergio cantaba a Violeta Parra, un compatriota orureño de nombre Jhonny se acerca a hacerme una entrevista para su programa de folklore an- dino en Boston. Pasan rozando los caballos con policías encima, parsi- moniosos, amenazantes en sus cachiporras. Sergio me lla- ma al escenario, un saludo desde Bolivia digo ante la ova- ción y ahí nomás lanzo canciones de protesta que me salen de la memoria más remota, mientras en el fondo veo que se acerca una contramarcha republicana con sus carteles pulcros contra el comunismo. El público siente aquello, la actuación se acaba rápido, se paran, se ordenan en cua- drados estilo guerra medieval, poco a poco los bandos se aproximan. Jhonny de Oruro me llama, aparecemos ade- lante, los caballos con sus policías van creando una fron- tera invisible para que las marchas no se encuentren en un topetazo. A dos metros, una gringa parece insultarnos con cara despiadada, el Jhonny le responde, se putean en in- gles perfecto, pregunto a los gritos qué dice, el orureño traduce que se queja porque no puede terminar su maes- tría por culpa de los migrantes. Yo le respondí tan vieja y haciendo maestría, dice el Jhonny riendo con su k’asa. Un gordo amarillo con cara de buldog amenaza con su bate de béisbol, le hago la señal de pija con los dedos, el rollizo de- ramona 2 cochabamba, 2 de enero de 2011 editores: santiago espinoza, andrés laguna y sergio de la zerda la troupe: adriana campero, camila ramírez yaksic, ricardo bajo, javier y luis rodríguez y luis brun colaboradores: bartolomé leal, benjamín santisteban, xavier jordán, javier velasco, manuel monrroy, pablo virgüitti, andrés rodríguez y liliana colanzi diseño: luis brun armado: lucio huaranca magne contactos publicidad: 72217007 - 72253816 PRESUNTOS IMPLICADOS Desde el ombligo del mundo USA II: La sección “La Preguntita” de la RAMONA se trasladó al Facebook (Ramona opinión). Se publican todas las respuestas posibles. La nueva pregunta de la semana, que igualmente estará en el Facebook, es: ¿A quién no le afectará el gasolinazo? Las respuestas también podrán enviarse, como es costumbre, a la dirección: [email protected]. La edición virtual de la revista puede encontrarse en el sitio www.opinion.com.bo. ¡Gracias a todos! [email protected] Qué fue lo peor del 2010 PREGUNTITA cide embestir, se tropieza cayendo de nariz, la sangre pin- ta el pasto, dos gringas aúllan, llega la ráfaga violenta de gas lacrimógeno. Terminamos corriendo adelante de los caballos hacia el cuarto piso de uno de los edificios patri- moniales donde se daría el recital. Jhonny me ayuda con la guitarra. Entramos a una sala bonita con unas 100 butacas, pro- bamos sonido mientras algunos marchistas se lavan los gases de la cara. Entonces aparece el Larita, un batero que estudiaba música en Berkeley, nos abrazamos, habíamos tocado alguna vez con este músico boliviano alemán que cargó su bombo para que tocáramos juntos y así fue. El concierto en dos partes transcurrió con excelente aten- ción y disfrute de la gente que participaba, reía, lloraba y al final bailaba. Vendimos disquitos, ganamos hasta para pa- garle al Larita. Fue la primera vez que toqué en un cuarto piso. Terminado el recital, nos fuimos al restaurante mexi- cano del piso uno a comer y beber cerveza Tecate, gritába- mos vivas por el 1er de mayo, gloria a Víctor Jara, Jhonny se inflaba morado con los vivas a Sacco y Vanzeti. En lo mejor de la fiesta, yo debía partir a Nueva York para continuar la tournée. Entonces Sergio organiza una comitiva intercultural bien chispeada para despedirme en la terminal de chinos de Boston. Un argentino de aretes emparejado a una hindú bostoniana comandaban la corte clamando un hip hop con rimas sobre Bolivia, un mulato haitiano de Hawai le daba duro a una especie de vuvuzela de caña, otro barbudo con acento chileno cubano levanta- ba la mano gritando Viva Fidel, Jhonny raspaba la Tecate como matraca. Me despidieron en coro general con “Te recuerdo Amanda”. Mientras el bus partía se escuchaba en lontananza Manuel, Manuel, Manuel, el Larita me ha- cía señas telefónicas y Reyes se inflamaba de canciones. *El Papirri es el popular cantautor paceño Manuel Monroy Chazarreta, quien continúa el envío de sus cróni- cas desde Quito, Ecuador. [email protected] Una cúpula para retreta en el centro del parque había sido transformada en escenario, un grupo de reggae saltaba letras en englishñol con protestas contra el sistema. Jaleaban tal- vez cien personas sentadas en el pasto, pa- rejas plurimultitutifruti con aretes y tatuajes.

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Suplemento cultural del periodico Opinion

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Page 1: La Ramona 297

*EL PAPIRRI

L lego a un Boston tibio, en la parada trucha de buseschinos me espera un compa chileno de nombreSergio Reyes, sesentón, barba blanca, con acento

medio gringo. Es que vivo acá desde el golpe de Pinochet,dice como masticando algo. Vamos a su departamento, meentrega dos panfletos con una estrella roja de fondo, unode la marcha de organizaciones sociales y otro de mi con-cierto. Era 1ero de mayo de 2008 y Reyes -ex militante so-cialista- le daba duro a las saudades revolucionarias enUSA, organizando estos eventos. En el departamento, laesposa de Sergio -una señora chilena amable- sirve un tre-mendo desayuno, cuenta que su hija vive en Santa Cruz,que ama Bolivia. Breve descanso, duchita y directo al actopor el 1ero de mayo en el centro de Boston, en un parquefastuoso rodeado de árboles esbeltos y edificios patrimo-niales. Una cúpula para retreta en el centro del parque ha-bía sido transformada en escenario, un grupo de reggaesaltaba letras en englishñol con protestas contra el siste-ma. Jaleaban talvez cien personas sentadas en el pasto,parejas plurimultitutifruti con aretes y tatuajes, todo unmini Woodstock. Mientras Sergio cantaba a Violeta Parra,un compatriota orureño de nombre Jhonny se acerca ahacerme una entrevista para su programa de folklore an-dino en Boston.

Pasan rozando los caballos con policías encima, parsi-moniosos, amenazantes en sus cachiporras. Sergio me lla-ma al escenario, un saludo desde Bolivia digo ante la ova-ción y ahí nomás lanzo canciones de protesta que me salende la memoria más remota, mientras en el fondo veo quese acerca una contramarcha republicana con sus cartelespulcros contra el comunismo. El público siente aquello, laactuación se acaba rápido, se paran, se ordenan en cua-drados estilo guerra medieval, poco a poco los bandos seaproximan. Jhonny de Oruro me llama, aparecemos ade-lante, los caballos con sus policías van creando una fron-tera invisible para que las marchas no se encuentren en un

topetazo. A dos metros, una gringa parece insultarnos concara despiadada, el Jhonny le responde, se putean en in-gles perfecto, pregunto a los gritos qué dice, el orureñotraduce que se queja porque no puede terminar su maes-tría por culpa de los migrantes. Yo le respondí tan vieja yhaciendo maestría, dice el Jhonny riendo con su k’asa. Ungordo amarillo con cara de buldog amenaza con su bate debéisbol, le hago la señal de pija con los dedos, el rollizo de-

ramona2 cochabamba, 2 de enero de 2011

editores: santiago espinoza, andrés laguna y sergio de la zerdala troupe: adriana campero, camila ramírez yaksic, ricardo bajo,javier y luis rodríguez y luis bruncolaboradores: bartolomé leal, benjamín santisteban, xavier jordán,

javier velasco, manuel monrroy, pablo virgüitti, andrés rodríguez yliliana colanzi diseño: luis brunarmado: lucio huaranca magne

contactos publicidad: 72217007 - 72253816

PRESUNTOS IMPLICADOS

Desde el ombligo del mundo

USA II:

La sección “La Preguntita” de la RAMONA setrasladó al Facebook (Ramona opinión). Se publicantodas las respuestas posibles. La nueva pregunta dela semana, que igualmente estará en el Facebook,es:

¿A quién no le afectará el gasolinazo?

Las respuestas también podrán enviarse, comoe s c o s t umbre , a l a d i r e c c i ón :[email protected]. La edición virtual dela rev is ta puede encontrarse en e l s i t iowww.opinion.com.bo. ¡Gracias a todos!

[email protected]

Qué fue lo peor del 2010PREGUNTITA

cide embestir, se tropieza cayendo de nariz, la sangre pin-ta el pasto, dos gringas aúllan, llega la ráfaga violenta degas lacrimógeno. Terminamos corriendo adelante de loscaballos hacia el cuarto piso de uno de los edificios patri-moniales donde se daría el recital. Jhonny me ayuda con laguitarra.

Entramos a una sala bonita con unas 100 butacas, pro-bamos sonido mientras algunos marchistas se lavan losgases de la cara. Entonces aparece el Larita, un batero queestudiaba música en Berkeley, nos abrazamos, habíamostocado alguna vez con este músico boliviano alemán quecargó su bombo para que tocáramos juntos y así fue. Elconcierto en dos partes transcurrió con excelente aten-ción y disfrute de la gente que participaba, reía, lloraba y alfinal bailaba. Vendimos disquitos, ganamos hasta para pa-garle al Larita. Fue la primera vez que toqué en un cuartopiso.

Terminado el recital, nos fuimos al restaurante mexi-cano del piso uno a comer y beber cerveza Tecate, gritába-mos vivas por el 1er de mayo, gloria a Víctor Jara, Jhonnyse inflaba morado con los vivas a Sacco y Vanzeti.

En lo mejor de la fiesta, yo debía partir a Nueva Yorkpara continuar la tournée. Entonces Sergio organiza unacomitiva intercultural bien chispeada para despedirme enla terminal de chinos de Boston. Un argentino de aretesemparejado a una hindú bostoniana comandaban la corteclamando un hip hop con rimas sobre Bolivia, un mulato

haitiano de Hawai le daba duro a una especie de vuvuzelade caña, otro barbudo con acento chileno cubano levanta-ba la mano gritando Viva Fidel, Jhonny raspaba la Tecatecomo matraca. Me despidieron en coro general con “Terecuerdo Amanda”. Mientras el bus partía se escuchabaen lontananza Manuel, Manuel, Manuel, el Larita me ha-cía señas telefónicas y Reyes se inflamaba de canciones.

*El Papirri es el popular cantautor paceño ManuelMonroy Chazarreta, quien continúa el envío de sus cróni-cas desde Quito, Ecuador.

[email protected]

Una cúpula para retreta en elcentro del parque había sido

transformada en escenario, un grupo dereggae saltaba letras en englishñol conprotestas contra el sistema. Jaleaban tal-vez cien personas sentadas en el pasto, pa-rejas plurimultitutifruti conaretes y tatuajes.

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SANTIAGO ESPINOZA A.

S ólo a un completo desubicado -comoyo- se le puede ocurrir lanzarse al cinepara ver una película boliviana un jue-

ves de fin de año, a mediodía y en pleno paro detransporte. Eso es lo que me digo mientras sal-go rumbo al Cine Center. Lo mismo debe pen-sar el taxista que me lleva, corriendo sin razónpor las calles y avenidas de la ciudad antes deestacionar frente al monstruo de cemento de laRecoleta. Algo parecido me sugiere la miradadesconcertada de la boletera, que me pide es-perar unos minutos antes de venderme la en-trada de la cinta nacional de marras, cuyas fun-ciones ni siquiera están registradas en susistema. Ni hablar de la sonrisa compasiva delempelado que revisa mi boleto y me deja entrara la sala, donde, al parecer, él y el proyeccionis-ta arrancaron la exhibición minutos antes de lahora señalada, confiados en que a ningún desu-bicado se le ocurriría ir a ver una película boli-viana un jueves de fin de año, a mediodía y enpleno paro de transporte. Acaso sea mi madrela única persona que debe seguir celebrando midesubicada salida al cine, aunque no tanto porun gesto de conmiseración hacia mi cinefiliadescontrolada, sino por la fe que tiene en queaproveche mi estadía en el centro de la ciudadpara hacer unas compras domésticas inaplaza-bles en estos días de post-gasolinazo.

Como fuere, ya estoy sentado en mi butaca,con pipocas y todo, procurando encontrarle elritmo a Casting, el largo escrito y dirigido a cua-tro manos por Denisse Arancibia y Juan PabloRichter, que ha sido promocionada como laprimera película boliviana de terror (gore, paraser más precisos). Demás está decir que soy elúnico espectador en la sala. La cinta ya ha em-pezado, así que tardo unos segundos más en su-perar la indignación por el apuro del proyec-cionista. En fin, la bronca pasa y entro en latrama, porque, a decir verdad, el material pro-mocional ya había echado luces sobre el argu-mento del filme. La premisa es la siguiente: Un pequeñogrupo de cineastas –director, productora y camarógrafo-realiza el casting de la que dicen será la primera películaboliviana de terror, probando la resistencia al dolor físicode las ingenuas postulantes que se presentan para hacerlas pruebas, sin sospechar lo que les espera. La idea es quela mujer que aguante más sea la protagonista de la obra; yen ese afán, el director (Bernardo Arancibia) so-mete a las actrices a cuanto vejamen se le venga ala cabeza: pinchazos con fierro caliente, cortadascon cuchillo, martillazos en los dedos de los pies,palazos por la espalda, baldazos de agua fría… La pro-ducción empieza a marchar mejor cuando los realiza-dores dan con Alejandra (Daniela Lema), una actrizque se resigna y soporta las terribles torturas infligidas,en un comportamiento que, más allá de ser favorablepara la cinta, despierta sospechas.

Tratándose de una película ajustada a esa suerte desubgénero que se ha dado en llamar “cine dentro del ci-ne”, lo que se nos muestra en Casting es lo que va gra-bando el camarógrafo del experimento (Diego Revollo),ya sea mientras ruedan escenas planificadas como cuandose le da por hacer imágenes para el making-of. Esas imá-genes se alternan con unas grabaciones caseras en las queaparece Alejandra posando para su hermana, registradastiempo atrás del casting. De esta manera, se busca generaren el espectador un margen de duda sobre la verosimili-tud de lo que se muestra. El solvente trabajo del reparto(en especial, de Arancibia y Revollo), el acertado diseño

escenográfico (casi todo fue rodado en una sola locación yen unos pocos días) y el sorprendente esfuerzo en el ma-quillaje y los efectos especiales, son todos elementos que,en algún caso, podrían llevar a que el espectador cuestio-ne si lo visto es completamente ficcional o si pudo habersucedido en la vida real. A la construcción de este climadiegético contribuyen también los guiños hacia el queha-cer cinematográfico boliviano y, en particular, hacia algu-nas películas nacionales, de las que Arancibia y Richter

(ambos titulados de la carrera de Cine de la UniversidadCatólica Boliviana, que debutan en el largometraje) pare-cerían burlarse, aunque sin renunciar del todo a la fun-ción dramática de las referencias.

Ahora bien, este marco de verosimilitud que resultadel rudimentarismo de la producción, no es incompatiblecon el registro del cine gore. Con la salvedad de las imáge-nes domésticas, la obra rebosa de sangre, heridas supu-rando, llanto desbocado, gritos escalofriantes y otros re-

cursos muy propios del género, cuyos códi-gos parecen conocer bien Arancibia y Rich-ter. Así pues, más que miedo, lo que provocala película son sobresaltos por el grado deexplicitación de las secuencias de violencia;sobresaltos como a los que nos tienen(mal)acostumbrados películas del estilo delas sagas Saw y Hostel. Pero, más allá del di-vertimento de ensuciar la pantalla con san-gre y saturar la sala con gritos, se percibe enlos directores también un interés por sugerirlos juegos perversos a los que puede condu-cir la manipulación de una cámara de video ocine y el poder destructivo que puede ejerceraquel que filma sobre el que es filmado. Uninterés que, por su sugestión, nos remite alHaneke de Código desconocido (2000) o,yendo más atrás, al Michael Powell de Pee-ping Tom (1960). (En este sentido, resultailustrativa la escena en que, luego de ser in-terrogada sobre el porqué de su resistencia atanto suplicio, la actriz torturada respondediciendo “por amor”, como dando a enten-der que hacer cine puede llegar a ser, efecti-vamente, un acto de amor, pero capaz de de-generar en masoquismo.) Por supuesto queen Casting las imágenes y el discurso no al-canzan el poderío visual o la espesura dis-cursiva de las obras antes citadas, pero, almenos, hablan de las pretensiones de sus di-rectores y del lugar que le reconocen a la vio-lencia en el cine más allá de la función deco-rativa y morbosa con que suele vérsele.

En un año en el que el cine boliviano hadado películas de “terror”, de una factura vi-sual y discursiva tan deprimente y capaz deponernos los pelos de punta al momento depensar el futuro de nuestra cinematografía,Casting ha tenido, al menos, la decencia deentregarnos un experimento visual y narra-tivo ajustado a las pretensiones de sus direc-tores: entretener. Es cierto, no es una cintade terror impecable o modélica, pues no al-canza las cotas de suspenso y terror ideales

para una obra de sus características. Pero, eso sí, aun a pe-sar de sus evidentes limitaciones materiales o, incluso, ha-ciéndolas jugar a su favor, la cinta ofrece unos agradeci-bles sobresaltos, incomoda con algunas imágenesrepulsivas, despierta risas por la espontaneidad de sus ac-tores, sorprende por su consistencia argumental (su de-senlace revela el cuidado con que ha sido engranada lahistoria) y hasta se permite una reflexión mínima sobre el

oficio cinematográfico y la perversidad a la quepuede llevar. En fin, divierte. Y, por qué no, pro-mete, porque resulta prometedor el curso que va-yan a seguir las carreras de sus jóvenes directoresy actores.

Si eso no resulta suficiente, y el espectador exi-ge miedo de verdad, se me ocurre la siguiente se-cuencia terrorífica: salir a la calle, intentar tomarun micro que le cobre menos de 2,50, buscar envano –como yo- azúcar en los anaqueles del su-permercado, tratar de cargar combustible, acudiral banco por una simple transacción para encon-

trarse con el infierno de los ahorristas desbordando a lospolicías por la alarma del falso “corralito” financiero, veren la tele la enésima explicación al gasolinazo de unos go-bernantes insensatos e insensibles, soportar la vergüenzade ver una movilización ciudadana encabezada por el Co-mité Cívico… Ése, y no otro, es el horror en estos días. Sí,el horror, el horror…

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ramona 3cochabamba, 2 de enero de 2011

Casting, la primera película de terror boliviana, se exhibe en el Cine Center

De castings, gasolinazos, corralitos y otras de terror bolivianas

Más allá del divertimento de ensuciar la pan-talla con sangre y saturar la sala con gritos, se percibeen los directores un interés por sugerir los juegos per-versos a los que puede conducir la manipulación deuna cámara de video o cine y el poder destructivo quepuede ejercer aquel que filma sobre el que esfilmado.

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Triángulo de Amor Bizarro – “Año Santo”

¿La Velvet haciendo versiones de Julieta Venegas?¡Sí! ¿El surrealismo sarcástico de Buñuel volcado en can-ciones sobre política y religión? ¡Doble sí! Triángulo deAmor Bizarro es una banda de rock indie como ya no seencuentra: construida desde abajo, ganando concursos ycultivando su público con trabajo y entrega, sin hypes,chiripas, ni padrinos de por medio, y “Año Santo” repre-senta su consagración, transformándolos en referentesde la escena indie hispanoamericana gracias a ese sonidoabrasador pero asombrosamente pegajoso del que sondueños.

El despiporre noise-popde “De la monarquía a la crip-tocracia” confirma esta intuición, que la chirriante apiso-nadora sónica de “La malicia de las especies protegidas”y las melodías embadurnadas de ruido blanco de “Amigosdel género humano” proyectan hacia una gloriosa sensi-bilidad lista para trascender los claros referentes shoega-ze (“El culto al cargo o cómo hacer llegar el objeto mara-villoso”, “El baile de los caídos”) y post-punk (“Muchosblancos en todos los mapas”) y ofrecer un coctel musicaltan propio e innovador como lo son sus bizarras letras,que tampoco hay que ser un erudito en semiótica/histo-ria española para disfrutar.

Habrá quien encuentre contradictorio elegir un ejer-cicio de género como disco del año, pero ¿dirían lo mismode ser esta una banda yanqui auspiciada por Pitchfork?Pues eso. Queda disfrutar del extraordinario momento deTriángulo de Amor Bizarro y esperar lo que promete seruna carrera larga y brillante, al estilo –no podría ser deotra forma– de los egregios ruidistas Sonic Youth.

El Guincho – “Pop Negro”/”Piratas de Sudamérica,Vol. 1”

“Bombay” debería ser suficiente para ganarle el cieloa cualquiera –o al menos un lugar en este ranking. Impul-sado por la positiva recepción de su anterior disco (“Ale-granza”, 2008) y el éxito del afro-tropicalismo que ayudóa inventar, Pablo Diaz-Reixa se la jugó en 2010 por unaversión oscurecida de su sonido, con canciones de coc-ción más lenta y quizás de mayor calado conceptual, co-mo lo demuestra la producción más fina y los abundantesganchos de una colección de canciones en las que no pa-rece haber nada gratis.

Rescatando sonidos de antaño (“FM tan sexy”,“Muerte MIDI”) y tratando de dar preferencia a la respi-ración y lo orgánico antes que al arsenal de samples queadministra (“Novias”, “Lycra Mistral”), con “Pop negro”El Guincho a momentos amenaza con enterrar el colori-do exotismo sintético de su debut, aunque de lo que real-mente se trata es de una fascinante evolución sonora, conla que le gana de mano a todos los imitadores chillwaveque han seguido su estela. Como evidencia de ese tránsi-to el EP “Piratas de Sudamérica, Vol. 1” redondea un añopletórico para Diaz-Reixa y lo encuentra hurgando en lacanción popular latinoamericana para apoderarse de vie-jos hits del Trío Matamoros o Miguelito Valdez, tentandocon hibridar su exotismo fauxcon los mejores sabores ca-ribeños, regalándonos gemas como “Hindou”, “Frutasdel Caney” o “Marimba”, seductores vistazos al posiblefuturo sonoro detrás de “Pop negro”.

Delorean – “Subiza”

Este disco tranquilamente podría estar en el Top 10internacional, por el impacto global que ha tenido tanto anivel público como crítico/artístico. Obra de un cuartetovasco afincado en Barcelona, “Subiza” destila el sonidode la noche ibicenca para engendrar lo más cerca que he-mos estado de escuchar pop innovador en el indie postAnimal Collective. Con ese objetivo dosis idénticas de he-donismo y erudición musical confluyen en una propuestaque eleva la apuesta del exitosísimo “Ayrton Senna”(2009) y cobra en grande.

Bailable, glorioso, aspirando a la perfección pop, re-bosante de intensidad y en plena madurez artística de loque ya es una banda de súper-productores/DJs tentandolas posibilidades del estudio, “Subiza” es el soundtrackideal para ese hipotético verano de la mente. Un crisol deacid-house, balearic beat, techno de primerísima hora ycasi toda la música bailable (primordialmente electrónicay europea) de los últimos veinte años, “Subiza” está re-pleto de hitazos como “Stay close”, “Grow”, “Simple Gra-ces” y “Come Wander”, que materializan la posibilidadde conquistar el epicentro hipster desde la periferia rock.Es más, lo de este disco es tan grande y difícil de explicaren su éxito que, de ser un pelín más dinámico y menos ob-sesivo con los detalles técnicos, apuntaba fácil a disco delaño. En la lista absoluta, por si acaso.

Como fuera, en 2010 pusieron en el mapa a su natalZarautz, revitalizaron la escena bliss pop barcelonesa(Lemonade y John Talabot les deben el mundo, así comotodos los fans del desparrame nocturno) y redibujaron lafrontera creativa del pop bailable de este lado de lasaguas indie… si nos preguntan, no hay otro candidato conmayor derecho, potencial o méritos para el codiciado tí-tulo de banda del año.

Javiera Mena – “Mena”

Synthpop de suprema elegancia y la gran esperanzadel indie chileno, una combinación que, por improbableque parezca, funciona de maravilla en este disco, muchomás que la confirmación de un talento de magnitud glo-bal.

Incrustadas en un diseño a las claras dance, resaltan lahipnosis bailable de “Hasta la verdad”, que convierte unmantra cósmico-político en el hit italo disco que GiorgioMoroder jamás grabó, lo mismo que la brillante “Primeraestrella”, el toque New Order de “Acá entera” o el bos-quejo acid-house de “El amanecer” y “Luz de Piedra, Luzde Luna”, a las que hay que sumar la participación deJens Lekman y Daniel Hunt, cereza de una torta de glase-ado tan deslumbrante como las luces de una disco al bor-de del amanecer.

Rita Indiana y los Misterios – “El Juidero”

¿Calle 13 es lo mejor del hip hop latino? Nada que ver.Atrapados en el laberinto de la política panfletaria y loscantos de sirena del “pop rock latino”, los de Puerto Ricohan perdido la vanguardia a manos de Rita Indiana y sucombo electro-tropical, inventores de un minimalismodance que a momentos sugiere a unos Suicide tocandosalsa, pero es siempre original, estimulante y divertido.

Los discos en del 2010ramona6 cochabamba, 2 de enero de 2011

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Los discos en del 2010ramona 7cochabamba, 2 de enero de 2011

El esperado debut de los dominicanos ha llenado todaslas expectativas creadas por sus shows y vídeos, cabalgan-do la electrónica de fuste más experimental, el hip hop ylos sones caribeños con una destreza sin par, combinaciónmusical que encuentra su contraparte lírica en la tremen-da Rita (además de frontwoman magnética y una de lasmejores compositoras de estos lares, cabeza de la vanguar-dia literaria dominicana). El resultado es una explosiva si-nergia que está plasmada en su más pura esencia en esedelirio que es “El blu del ping pong”. Otra prueba, por sihiciera falta volver a cerrarle la boca a Pedro Aznar, de queel indie latino está pasando por un momento creativo ini-gualable.

Bigott – “This is the beginning of a beautiful friend-ship”

De acuerdo, Bigott no canta en español, pero no poreso dejaría de verse tan marciano en esta lista. El zarago-zano va a su propio aire, riéndose él solo de sus maldadesy bromas privadas (“¿Por qué cantas en inglés?, ¡Porqueme sale de los cojones!”), mimando a sus fans y perfeccio-nando ese folk cósmico que es tan de su propiedad. Vancuatro discos y “This is the beginning of a beautifulfriendship” sigue la escalada en calidad, combinando hu-mor gamberro (“Dead mum walking”, “I’m little retar-ded”), dandismo de bolsillo (“Cool single wedding”, “Ho-nolulu”) y joyas pop de sofisticada personalidad (“Sparklemotion”, “Pachanga”, “Not drunk today”) que ya son mar-ca registrada de ese tándem genial formado por Bigott y elproductor Paco Loco (¿El Nigel Godrich español?). Perohay algo mejor, si Bigott viene con ganas de hacer amigos,bien puede que deje de ser el secreto mejor guardado delpop independiente hispano, como ya hace tiempo merece.

Los Planetas – “Una Ópera Egipcia”

Si bien es cierto que la segunda incursión de Los Pla-netas en la fusión flamenco-indie ha entregado un discomenos redondo y conceptualmente más laxo que el magis-tral “La Leyenda del Espacio” (2007), no es menos ciertoque es el que mejores canciones pop presenta, amén de su-gerir una fusión mucho más lograda. He ahí la jonda ykraut “Romance de Juan de Osuna”, la psicodelia bubble-gumde “Soy un pobre granaino”, los giros coldwavede “Laveleta”, la magnífica y emotiva balada “Señora de las altu-ras”, la toxicidad noise-mística de “Los Poetas”, el cameodel desaparecido Enrique Morente… en fin, la eficiente (yconfiable) nueva obra de un grupo legendario.

Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondi-cionado – “El Perfume de la Tempestad”

Para Carlos Alberto Solari los días de Patricio Rey sonmenos que un recuerdo y, de a poco, el calibre de su leyen-da ha dejado de opacar su trayectoria solista. A una déca-da del quiebre ricotero y con las relaciones con Skay en supeor momento, Solari se saca de la manga un disco quecrece con las escuchas, gana peso poético al macerarselentamente en Luzbola y sigue siendo capaz de interpelar-nos como casi nadie.

En efecto, “El Perfume de la Tempestad” acusa unamenor rotundidad que “Porco Rex” (2007), pero cumple elreto de sonar “moderno” como pretende un Indio que citaa CocoRosie y Arcade Fire (“Vino Mariani”), pero tambiéncomo la obra de un autor que no le debe nada a nadie(“Black Russian”, “Torito es muerto”, “Submarino solu-ble”). En resumen, si discos como “El Perfume de la Tem-pestad” no nos abren los oídos a la dicha de ser contempo-ráneo de Prometeo…

Onda Vaga – “Espíritu Salvaje”

¡Con un demonio!, los clichés latinos son un privilegioque nos podemos permitir de vez en cuando. Así, las bue-nas maneras que delineaba “Fuerte y caliente” (2007) seconfirman en este disco, consiguiendo esquivar todas lassospechas de boutade al templar la creatividad extrava-gante de la banda con el aliento comunal del folklore lati-no. “Jovens”, “Pipa de la paz”, “La zamba”, “Héroe delmar”, “Baila” son algunas de las canciones de este largo yfestivo álbum, que con un pie en la tradición popular, otroen el pop del Río de la Plata y otro (!) en el discurso des-prejuiciado del indie, llega como una bocanada de airefresco y el pretexto perfecto para volver la mirada a esasuerte de Old Weird America que ya es tiempo de redescu-brir en nuestra música de raíces.

107 Faunos – “Creo que te amo” / La Ola que quería serchau – “Películas Caseras”

¿Brooklyn?, ¡La Plata! En el año de El mató a un policíamotorizado (gira europea, reconocimiento de los mediosextranjeros, amistad con Jota de Los Planetas e Ira Kaplande Yo La Tengo), el mejor disco de indie–sí, indiede guita-rras marca 1996– salió de la ya mítica Discos Laptra. Y, enrigor, el título se lo disputan 107 Faunos con “Creo que teamo” y La Ola que quería ser chau con “Películas caseras”,haciendo cada uno de Cymbals Eat Guitars y Avi Buffaloen la particular Williamsburg argenta.

107 Faunos siguen la satisfactoriamente predecible ru-ta sugerida por su debut de 2008, con guitarras tan promi-nentes como desfachatadas (“El Jefe de los malos”, “Mu-chachita”), estribillos ridículamente coreables (“Nochespooky tropical”, “Un montón de miedo”), letras intimo-lúdicas (“La gloria secreta”) y esa urgencia por reinventar–¡reventar!– las caducas referencias urbanas del rock ar-gentino (de las casas con diez pinos a la farsa del rock cha-bón, cf. “Pretemporada”, heredera de ese hito llamado“Amigo piedra”).

En una entente no vista desde los días del Nuevo RockArgentino, Laptra sirve también de casa a Go-Neko! (nota-ble nuevo disco en 2010) y La Ola que quería ser chau, es-tos últimos dueños de un sonido algo más depurado que elde 107 faunos (“Polacos”, “Hijo mío”), pero exponencial-mente más lúdicos (“Kriptonita”, “Teta”, “Namek”) y po-siblemente más en el rastro de Deerhunter que de Super-chunk o Pavement, en lo que cabe sopesar es el prodigiosopresente de la música independiente latinoamericana.

Josephine Foster and the Victor Herrero Band – “An-da Jaleo” / The Chieftains featuring Ry Cooder & Los Ti-gres del Norte – “San Patricio”

Standstill – “Adelante Bonaparte”Astro! – “Le disc de Astrou”Kiko Veneno - “Dice la gente”Los Niños de Paganini - “En vivo en Feicobol

2010”

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Este texto fue leído en el acto de pre-sentación en Cochabamba de la antologíade escritoras bolivianas emergentes, Lomás profundo… ¿la piel? La colección, com-pilada por la narradora cruceña GiovannaRivero y editada bajo el patrocinio de laempresa Yanbal, reúne relatos de 11 es-critoras nacionales, acompañados de ilus-traciones de la artista Alejandra Alarcón.Entre los cuentos incluidos figura uno es-crito por Adriana Campero Urcullo, inte-grante de la RAMONA.

VILMA TAPIA ANAYA

L es pido que imaginen el congestion-ado centro de una ciudad cualquiera.Y, en medio de esa urbanidad exac-

erbada, les pido que imaginen la aparición,como de la nada, de un gigantesco huevo demadera, un objeto que por unos días va apermanecer ahí, intacto y misterioso, des-pertando la curiosidad de todos. En algúnmomento, no anunciado, el cascarón demadera se abre y de él sale una niña gi-gante, también de madera, es una hermosamarioneta de pestañas encantadoras y ves-tidito corto. La marioneta se yergue, mideentre diez y doce metros, y empieza arecorrer las calles de la ciudad. EnCochabamba, tomaría la avenida SanMartín. La muñeca desordena el tráfico ve-hicular y el de los viandantes. La gente estáabsolutamente maravillada, le abre paso, lasigue, la fotografía, la filma. Algunos toman sus celu-lares, llaman a sus amigos y parientes. Vengan, dicen.Vengan a ver esto. En otro punto de la ciudad algo simi-lar ha sucedido, de un huevo de madera de proporcionesmayores y aparecido de la nada, ha salido un elefantemecánico, aún más grande que la niña. El elefante tam-bién ha tomado las calles y camina en dirección haciadonde está la muñeca.

Decenas de hombres y mujeres vestidos de maneraespecial -llevan trajes rojos-, manejan estas dos con-strucciones hijas de la invención, del asombro, de la gen-erosidad, de la maravilla. Se han formado unos nutridosdesfiles de gente sonriente y desconcertada, custodianlas marionetas. La niña y el elefante van a encontrarse enmedio de una calle llena de personas que han olvidado loque hacían antes de estas apariciones. Los que están ahídejaron propósitos y tareas que consideraban inaplaz-ables. Tienen los ojos y las bocas abiertas, el espíritu in-quieto. La imaginación se les adelanta, se desprende deellos. Les confiere imágenes del inminente encuentroentre esos dos seres caídos del cielo de la inteligencia ydel espíritu del arte.

Esta noche estamos preparándonos para un acontec-imiento similar. Ha caído en nuestro territorio unenorme huevo. En su interior trae una sustancia con-movedora. Esta enormidad tiene la facultad de la meta-morfosis. En unos minutos más la tendrán entre susmanos, es un objeto por demás precioso. No es madera loque se ha usado para su capa exterior, se le han puestotapas de cartón blancas y sólidas, maquilladas con car-mín y finos trazos dorados, estas tapas contienen las in-venciones de una serie de artistas de alto vuelo.

Acontecimientos como éste no abundan, son excep-cionales. Es cosa que debemos agradecer a Yanbal, decuyo carácter corporativo me entero recién ahora. En

países de economías como la nuestra, el sector empre-sarial puede influir de manera decisiva en la vitalidad delas demostraciones del arte y de la cultura generadas enla región. Éste es un gesto que debería imitarse. Es demuy buen gusto y de muchas luces el que una entidadque genera capital se ocupe también de la vida espiritualde la sociedad de la que es parte.

Este proyecto ha logrado reunir en una sola impor-tante tarea a Raquel Schwartz y a Alejandra Alarcón, dosde las artistas visuales más importantes del país. A Gio-vanna Rivero, cuya escritura, cada día más brillante,tiene ya un lugar destacado en la literatura latinoameri-cana. Y, no puedo dejar de mencionar, uno por uno, a to-dos los nombres que se reúnen aquí: Adriana Campero,Anabel Gutiérrez, Cecilia Romero, Lourdes Saavedra,Emma Villazón, Liliana Colanzi, Mariana Ruiz, JuliaPeredo, Claudia Andrea Michel, Paola Senseve y MagelaBaudoin.

Giovanna Rivero nos ha dado la clave para abrir esteobjeto. Nos ha dado la clave de lectura o de disposiciónaconsejada para aproximarnos a esto, un libro: nos ha di-cho que se trata de un marco sensible. Un marco como lacáscara de aquel huevo de madera que imaginábamos.Un marco como el hermoso envoltorio que ideó RaquelSchwartz ahora. ¿Y cuál la potencia de lo aquí enmarca-do? Quizá sea, me animo a plantearlo: la repetición. Larepetición de algunas singularidades que en la mani-festación de la diferencia generan puntas, ondas, espa-cios de encuentro, de convergencia, de comunión, defuerza. Todas son expresiones del pensamiento de artis-tas, son doce artistas mujeres, artistas mujeres de edadesparecidas, artistas mujeres de edades parecidas cuya ex-periencia de vida, y voy a ser un poquito más atrevida,cuya infancia, ha tenido el sello de un mismo territorioidentitario: Bolivia. Hay un elemento importante, todasfueron convocadas con esa terrible sentencia de Valéry

que ha dado tanto que decir.Y hay una cosa más, quizá la que realmente define el

que estas repeticiones alcancen vibraciones de nivelesaltos y brillantes. Tanto el trabajo de Alarcón, como eltrabajo de las escritoras aquí reunidas, está signado porel compromiso al que nos llama el arte. Raquel Schwartz,mejor que lo que yo podría decir, señala la maestría conla que Alejandra Alarcón maneja la técnica, una poten-cialidad fundamental del hacer del arte, y, en este caso,remarca la gran sensibilidad con que la artista tradujo lalectura que hizo de estos textos a un lenguaje visual. Re-specto a la escritura aquí reunida, puedo decir que esuna gran alegría constatar que el trabajo literario, el tra-bajo artístico que están realizando todas estas personas,es un trabajo que ha logrado expresiones que con-mueven, trasladan, interpelan, hacen imaginar, sentir,comprender, preguntarse, pensar. Es un trabajo en elque se distingue la relación cuidada, amorosa, in-teligente, respetuosa, que cada una de estas autoras tienecon la materia de sus creaciones: el lenguaje. La piel, sí,es lo más profundo, y su profundidad puede ser unocéano o una trampa. La relación que tengamos con ellenguaje o, dicho de otra manera, las modulaciones depensamiento que alcancemos definirán el que la pielpueda tener tanto como de levedad, de gravedad, en jus-ta medida; y el que pueda ser -además de herida, depliegue, de lunar, de borde, de sangre, de lugar separado-, infinitud, vastedad, trascendencia, consubstanciacióncon el universo. Ésta es una tarea de vida.

Yo agradezco cordialmente a todas las artistas queparticiparon en este trabajo, agradezco a Yanbal,agradezco que se me haya invitado a ser una de las per-sonas que, desde una primera fila, pudo presenciar elmomento único, atrevido, polifónico, en el que el cas-carón del huevo se rompió.

Tupuraya, noviembre, 2010

La antología recoge relatos de escritoras bolivianas compilados por Giovanna Rivero

Doce artistas reunidas en un importante proyecto editorial

ramona8 cochabamba, 2 de enero de 2011

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Los mejores discos en inglés de 2010Kanye West – “My Beautiful Dark Twisted

Fantasy”

¿Se acuerdan cuando Michael Jackson eraun balbuceante pederasta al que se le caía la ca-ra a pedazos y no el talentoso/incomprendidocadáver que es hoy? ¿Y cuándo era el artista másrelevante del planeta, capaz de cosechar prime-ras planas con el lanzamiento de sus discos y ví-deos? Pues si parecía imposible encontrarle unheredero, con este disco el polémico KanyeWest apostó por su candidatura, confirmandoque tiene todo el talento, ego y... ¿genio? pararespaldar tal ambición. Claro, no sería un año“normal” si no apareciese un nuevo aspirante altrono; la diferencia es que West sabe perfecta-mente que abrazar ese sueño también suponehundirse en los recovecos más oscuros de estaretorcida y hermosa fantasía. Y esa es la cues-tión.

Al margen de la ubicuidad mediática de suautor (incidente en los VMA, verborrea Twitte-ra, la disputa con George Bush, etc.), “MBDTF”es un logro artístico mayúsculo que se potenciade esa resaca de celebridad y alumbra un tourde force a través de la inseguridad, confusión,paranoia y arrogancia de West, conjuntando alKanye-mito con el Kanye-hombre en una mis-ma persona. Adjetivos como sinfónico, épico,desbordado, cinematográfico o inclemente, seajustan a este disco con la fortuna de que Kanyesí tiene el talento para ejecutar un proyecto tandesmedido –cosa nada sencilla, pregúntenselosino a M.I.A. La pieza central de “MBDTF” essin duda “Runaway”, un cataclismo personalconvertido en canción, casi una evisceraciónque marca el tono del álbum y sirvió de single allanzarse con un cortometraje de 40 minutos di-rigido por el propio West, haciendo las veces devideoclip. En similar vena aparece “Monster”,que tan despreciativa como es, podría triunfaren cualquier discoteca, o el mareante soul de“Devil in a New Dress”. Tampoco falta el egodescomunal de West, plasmado aquí en “PO-WER”, a la sazón el himno rock más potenteque se haya hecho en años, o el comentario so-ciopolítico de turno (“All of the lights” y el cie-rre con “Who will survive in America”), aunquelo sorprendente es cómo todas esas líneas argu-mentales se expanden, complementan y mez-clan a lo largo de todo el disco.

Y sí, no hace falta ser afecto al hip hop paraapreciar esta obra de arte, que efectivamentearrastra el género hacia una nueva frontera cre-ativa, pero que goza también de la perfecciónpop de los genuinos clásicos, allende anclajesde tiempo, forma y estilo. Es más, con citas aTony Williams, Black Sabbath, Aphex Twin,Bon Iver y King Crimson, West la tiene más fá-cil conquistando a los rockeros prejuiciosos, asícomo la inmediatez e ingenio poético atraerána los intelectuales más circunspectos. Lo cierto

es que Kanye hace mucho que conquistó el tro-no del hip hop y con “MBDTF” se muestra muycerca de capturar la cúspide del Olimpo pop,acaso en un rol más cercano al de Dr. Dre, MilesDavis o Evo Morales que al de simple MC o en-tertainer. Cuando menos, y esto lo podemos de-cir sin temor a equivocarnos, si todo superhé-roe necesita su banda sonora… parece queKanye ha encontrado la suya.

Arcade Fire – “The Suburbs”

Llegará un día en el que la gente explicaránuestros tiempos a partir de este disco, tan pro-ducto del boom indie como resultado de la evo-lución de la vapuleada tradición rock. Las com-paraciones son inevitables: R.E.M., U2, DepecheMode y Radiohead siguieron caminos muy pa-recidos al de Arcade Fire –una de las bandasmás grandes del mundo, etiqueta indie o no depor medio– y todo apunta a que los de Canadáproseguirán el linaje, como ya anticipa el ambi-cioso y magnifico “The Suburbs”. Es más, esode consagratorio se inventó pensando en discosasí. Pero en este caso la popularidad masiva noha demandado al septeto que cambie su sonido,sino que lo ha encumbrado en pleno ejerciciode ese estilo rockocóde estadio, tan Springsteencomo Replacements.

Añadiendo toques electrónicos a ese mag-ma sonoro y tocando a sus atormentados perso-najes preadolescentes con la sabiduría de la ex-periencia, “The Suburbs” continúa explorandoel gran tema del rock –crecer–, pero lo hace conla ventaja de la madurez. Si bien hay letras car-gadas de autoindulgencia y derrapes imperdo-nables (“Los hombres de negocio beben mi san-gre, como los chicos de la escuela de artedijeron que harían”, dice “Ready to start”), líri-camente el disco funciona como un gran relato,homogéneo, distinguido y depurado, que crista-liza en canciones como “Modern man”, “Weused to wait” o “Suburban Wars” lo que signifi-ca hacerse adulto con ganas de huir a la granciudad. Pero el disco no se queda allí, pues tam-bién incluye el viaje de vuelta de ese adulto, de-cepcionado pero listo para envejecer más o me-nos feliz, como se escucha en la fabulosa“Sprawl II (Mountains beyond mountains)” oen la coda “The Suburbs”.

El único defecto de un “The Suburbs” quesupo tomarle el pulso a un momento histórico ya una generación (lo que es lo mismo que decirque a todas, a cualquiera), es el exceso, pues lesobra minutaje y alguna que otra canción podíacortarse sin demasiada pena, aunque sospechoque este es uno de esos discos que obtendrá in-cluso mejores reseñas dentro de 20 años –esomientras a Win Butler no se le ocurra conver-tirse en Bono. Y bien, incluso si eso sucediera,tendremos que agradecerle a Arcade Fire ha-berle dado a una generación tan cínica como és-

ta algo en lo que creer, por mucho que sea unsimple producto.

Deerhunter – “Halcyon Digest”

El orfebre pop, al que muchos damos pormesías del rock independiente, lo ha hecho denuevo. Añadiendo la concisión y el lustre meló-dico a su ya amplio repertorio musical, con“Halcyon Digest” Bradford Cox redefine losprincipios del indie pop al bañarlo de una deli-cada belleza que estalla hacia el infinito en can-ciones como “Earthquake” o “Sailing”, abonan-do las expansiones cuasi-garage de “DesireLines”, “Coronado” o “Revival” y dándole carneal estremecimiento fantasmagórico de “Heli-copter”; en un disco que anuda los suspiros mástrémulos de Atlas Sound con el filo más experi-mental de Deerhunter.

Pero “Halcyon Digest”, así como es el queconsolida la identidad sonora de la banda, estambién el disco de Deerhunter que ofrece can-ciones más directamente identificables con elreverenciado sonido indie de la segunda mitadde los noventa (“Fountain stairs”, “BasementScene”), que sabemos que Cox adora. Tambiénse trata del primero en que la fragilidad surrea-lista de las letras de Cox se abre a Dennis Coo-per y al aporte de sus colegas Moses Archuletay Lockett Pundt, curiosamente sonando porprimera vez a cómo imaginamos debe ser me-terse en la cabeza de alguien con síndrome deMarfan, o la sensibilidad exquisita de Cox. Encualquier caso, sobran las palabras; escuchen eldisco y prepárense para lo que se siente al pre-senciar a un genio construyendo una revolu-ción.

Titus Andronicus – “The Monitor”

En Nueva Jersey te enseñan a cantar lascanciones de The Boss en el kínder. Habiendobebido de ahí es lógico que este quinteto punkheredase la ambición pop de Springsteen, sumaña narrativa y el oído para la composición

épica. “The Monitor”, segundo álbum de labanda, afina su veloz registro sonoro y lo cata-pulta a una estratósfera de ambición artísticaadmirable. Tomando como tema la Guerra Civilde los Estados Unidos, los de Nueva Jersey tra-man una historia de realismo sucio personalis-ta, encarnada en la entonación desgarrada, ur-gente, tosca de Patrick Stickles (un tipo quemerece nuestro respeto simplemente por labarba de prócer que se gasta); logrando la com-binación perfecta de rock de grandilocuenciaclásica, garra punk y pretensiones intelectuales(¡Tiene citas a Walt Whitman y Abe Lincoln!).

Pero a pesar de ser un álbum conceptualcon canciones largas e interrelacionadas, a“The Monitor” no le faltan golazos cancionisti-cos. Ahí tenemos el arranque con “A more per-fect union”, el himno de pop monumental quesólo Springsteen re-encarnado podría firmar,los coros de cantina de “Titus Andronicus Fore-ver”, de nuevo el Bruce circa “Nebraska” en“Four Score and Seven” o el cierre con esa su-pernova titulada “The Battle of Hampton Ro-ads”, coloreada por matices celtas que se prodi-gan igualmente en el resto del álbum.

Heredando la erudita polenta de The HoldSteady y en pleno goce del genoma Springsteen,uno se atrevería a decir que Titus Andronicusamenaza con un potencial de talla histórica, sino fuese porque este disco huele a clásico, acumbre absoluta de la trayectoria de cualquierbanda. Es que con discos así, ¿puede seguir ha-biendo gente que dice que ya no hay “buenamúsica”?

Janelle Monáe – “The ArchAndroid”

¿De qué planeta vino esta chica? Hija deBetty Davis, Sly Stone, George Clinton, Sun-Ray James Brown, lo suyo sin embargo no se res-tringe a las ligas mayores de la música negra,pues su ambicioso proyecto artístico (del que“The ArchAndroid” constituye la segunda ytercera parte) se presenta como una novela deciencia ficción y eclecticismo musical tan ex-tremo como diestro.

Así, adoptando un concepto afrofuturistapero muy consciente del aquí y ahora (“Danceor die”), Monáe se moja en el hip hop (“Wonda-land”, “Neon Valley Street”), la psicodelia soul(“Mushrooms & Roses”), el neo R&B de manual(“Cold War”), el funk de hueso colorado(“Tightrope”, una de las canciones del año), eljazz (“Faster”), el pop orquestal del siglo pasa-do (“Sir Greendown”, “Oh Maker”) y lo mejorde la música clásica negra (“Come alive”), sa-liendo airosa en cada uno de esas aproximacio-nes.

Pero incluso más que tratarse de una colec-ción de canciones perfectas, “The ArchAn-droid” es uno de esos cada vez menos usuales

discos totales, que funcionan como una pelícu-la (o una sinfonía, con suites, oberturas, etc…), yenamora a la primera escucha, jamás haciéndo-se repetitivo, extenso o cansino (Joanna New-som, te estamos mirando a ti). De hecho, estadistopía funk sirve para consagrar a JanelleMonáe como mucho más que una cantante, bai-larina y compositora excepcional (además deguapa e inteligente), sino como el talento máspuro y descollante que se ha visto en un enter-tainer desde la aparición de Prince.

LCD Soundsystem – “This is happening”

¿El momento “Lodger” de James Murphy?Sí, pues “This is happening” de algún modo cie-rra por todo lo alto la década que Murphy do-minó ideológica y prácticamente. Con esa mez-cla de música bailable e impecable post-punk,aquí encontramos la novedad de un Murphydispuesto a mojarse en la canción románticacon resultados sublimes (“I can change”), elpunk de avanzada (“Drunk girls”) y los himnosart rock (“All I want”), arropado por una bandade ases (los J.B.s de DFA Records) que hacen deeste amago de jubilación el mejor disco que hahecho Murphy hasta ahora.

“This is happening”, al margen de ese refi-namiento y maduración, sigue siendo la carac-terística cornucopia modelo Murphy en la quetoda clase de música bailable, las ínfulas artísti-cas de la electrónica experimental y el rock in-die/post-punk, son una sola cosa. Es más,Murphy sigue despachando esos épicos temas,mitad desbroce sentimental, mitad excusa parabailar hasta que le salga humo a nuestras zapa-tillas, que son su marca registrada (“Dance Yr-self Clean”, “One Touch”) con una facilidadpasmosa. Y de hecho, todas las comparacionestienen asidero, pues la sombra de Fripp, Eno,Bowie, The Fall o la Velvet se cuela por todo eldisco, pero Murphy no pretende esconderlas enabsoluto, como si no le importara que le viesenel contenido de la mochila cuando está muchosmetros por delante de sus pares. De ahí que ha-ya al menos dos canciones que son calcos des-carados de “Boys keep swinging” y “Heroes”,cosa que Murphy puede permitirse sin pensar-lo dos veces.

Pero lo más notable son las dos últimas can-ciones del disco, señales de que Murphy hacomprendido antes que nadie que el punk-funkque ayudó a resucitar ya está demasiado des-gastado. De ese modo es que sacudones creati-vos como el de “Somebody’s calling me” –unacanción que nunca explota pero expande unaidea melódica tremendamente “Low”– o “Ho-me” –que sueña extrañamente orgánica, conuna línea de sintetizador onda UB-40 y la com-postura que se le exige a un auteur dance–, avi-san que eso de “Losing my edge” en el caso de

Murphy es un mal chiste. Visto eso, si es queBowie dejaba un atisbo de su futuro en la últi-ma canción de sus discos, ¿toca esperar el“Scary monsters” de James Murphy?

Ariel Pink’s Haunted Graffitti – “Before Today”

En un universo paralelo Hall & Oates, JanHammer y Phil Collins jammean con Lou Reed,Public Image Ltd. y Can. De ahí se escapó estabanda, que encontró en el inclasificable geniolo-fi Ariel Pink, su conductor idóneo. En partesrecuerdo imaginado de una infancia ochentera,aunque también genuino rescate del sonido deuna época de imperfecta inocencia tecnológica,el soft-indie de “Before Today” prefigura un im-probable matrimonio entre la tradición culta delos ochenta y el sonido del entretenimiento deaquellos injustamente vilipendiados días.

Impredecible como la mejor parte de laobra de Pere Ubu o Captain Beefheart (conquienes acaso sólo comparte la excentricidad),Pink se imagina tocando baladitas de rock sua-ve en una boda… ¡entre personajes de WilliamBurroughs! (“Menopause man”), versionando ala Tears for Fears historias de violencia salvaje(“Little Wig”, “L’estat…”) o componiendo labanda sonora para la próxima secuela de Ou-trun (“Fright Night”), o el videojuego retro quequieran. Pero es el trío de “Round and Round”,“Beverly Kills”, “Can’t hear my eyes” –cancio-nes en las que Pink y los suyos se transformanen los Steely Dan de “Gaucho”– cuando vemosla esencia de lo que estaban queriendo decirnoscon este disco. ¿Y cómo va eso? Pues algo así co-mo la fallida secuela de “Saturday Night Fever”o una sesión de aerobics en LSD. ¿Irónicamentedisfrutable, placer culposo o nada de eso? Su-pongo que eso es algo que cada oyente deberáresponder por su cuenta.

Sugiriendo una imagen mental en las quelas hombreras y colores pastel comparten esce-na con el post-punk y el pop hipnagógico, lo queeste disco nos permite celebrar es la salida a laluz del genial Ariel Pink, un tipo al que vale lapena seguirle el rastro y que con su “debut” es-tuvo muy cerca de perpetrar toda una declara-ción estética… de no ser porque a “Before To-day” se le va la cabeza tan fácilmente. Pero esaes su gracia, ¿no?

Oneohtrix Point Never – “Returnal”¿Cómo hizo para colarse entre los fogona-

zos del pop hipnagógico un compositor con-temporáneo tan serio y respetado como DanielLopatin? No tenemos la menor idea, pero a sal-vo de toda etiqueta, su “Returnal” es un testi-monio de la capacidad creativa de este jovencompositor.

Más escultura sonora que música pop, ha-brá a quien este disco –exigente como pocos– le

parezca imposible de escuchar (“Nil admira-ri”); su pérdida, pues las atmósferas oníricas(“Ouroboros”, “Describing bodies”) que se de-velan tras el órdago inicial, remontan al mejorBrian Eno ambient, actualizándolo por la víadel hyperdub (“Returnal”) y las texturas cuasidream-pop (“Stress waves”). ¿Cómo sonaríauna colaboración entre John Cage y AndreiTarkovsky? Creemos que bastante parecido a“Returnal”. Si tiene dudas, le recomendamosescuchar “Where does time go”, y seguimoscharlando.

Neil Young – “Le Noise”

No quiero ni pensar en lo que estaría di-ciendo la prensa si este disco lo hubiese firma-do una banda sub 25 criada en alguno de los bo-roughs neoyorquinos: haría falta un balde parala baba. Como si necesitara ser padrino delpost-wave (Sun Araw dejó bastante claro el pa-rentesco con su cover de “Barstool blues”), ensu esperada colaboración con Daniel Lanois,Neil descarta el folk, la crudeza de sus fielesCrazy Horse, el country y hasta su reciente fa-ceta garage para cocinar en solitario su álbummás eléctrico y experimental desde el sound-track de “Dead Man”, o incluso desde el abs-tracto “Arc”.

En realidad este es un proyecto integral: undisco, un documental, un show grabado en ví-deo y una performance en la mansión/estudiode Lanois (parte esencial, con sus ecos y atmós-feras, del espíritu sonoro de “Le Noise”); algo yausual en el prolífico modus operandi de Young,que tampoco olvida aquí las letras cargadas dereflexiones personales (“Hitchhiker”), políti-cas (“Love and war”, “Angry world”) o el re-cuerdo de sus amigos recientemente caídos(Ben Keith, L.A. Johnson y David Briggs). Lasorpresa está, pues, en el sonido: chicotazos detensión eléctrica, confusas tormentas de feed-back, voces distorsionadas, procesadas con ecosy fundidas en loops cual si se fuesen parte de lainstrumentación. No es que se trate de algo

inesperado en un tipo como Neil Young, menosde una postrera “reinvención”, la verdaderamaravilla está en poder disfrutar de música tanvital y personal de uno de los genios máximosde la música pop de todos los tiempos. Ya qui-siera yo tener ese sentido del riesgo y esa agili-dad creativa a mis sesentaytantos años.

Das Racist – “Sit down, man”

Añada una dosis de comedia, otra de de-construccionismo de marca irreverente, el in-genio de un humorista judío, cantidades em-brutecedoras de cultura pop, la arrogancia deun estudiante de Ivy League, una ración de co-mida rápida, incorrección política y el exotis-mo amortiguado de los migrantes, agite y ob-tendrá algo parecido a “Sit down, man”. Peroaunque eso ya daría para un disco fascinante,Das Racist son un trío con pergaminos de eru-dito dominio del canon hip hop, el esnobismode un crítico de rock neoyorquino y, además,las habilidades de liristas/MCs extraordina-rios.

Tampoco debemos olvidar que “Sit down,man” es un disco que se hincha de cancionesmemorables: “Puerto Rican cousin” y su sátiradescacharrante al racismo yanqui, esa actuali-zación de “Juicy” que es “Amazing”, la ondatrans-world music de “Return to innocence” ola proeza de convertir a Kraftwerk en esa pa-rodia de VH1 que es “Fashion show”, por citarapenas algunas. Cierto que son un productomás elitista que el artista de hip hop prome-dio, además de deberse tanto al universo 2.0como M.I.A., pero se han ganado el respeto desus pares (Jay-Z, The Roots, Diplo, El-P, conlos que colaboran en este disco), crítica y pú-blico, en lo que ya se lee como una revoluciónestética en el hip hop.

Nos despedimos con un chiste, ¿Qué hacenun paquistaní, un hindú y un latino inspiradosen “Wonder Showzen” sampleando a The Do-ors para rapear sobre Lady Gaga y MichelFoucault? Das Racist, esos Beastie Boys post-post-post-todo, o como dicen ellos “proto-postworld pop”. Amén.

The Walkmen – “Lisbon”Beach House – “Teen Dream”The National – “High Violet”Flying Lotus – “Cosmogramma”Swans – “My father will guide me up a

rope to the sky”Sufjan Stevens - “The Age of ADZ”Charlotte Gainsbourg – “I.R.M.”Caribou – “Swim”Joanna Newsom – “Have one on me”Big Boi – “Sir Lucius Left Foot: The Son of

Chico Dusty”