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    JEAN-MARIE DOMENACH

    LA PROPAGANDA POLTICA

    Edicin Original: 1950Edicin electrnica: 2014

    http://www.laeditorialvirtual.com.ar

    OTRAS OBRAS RECOMENDADAS

    Denes MartosEl Planeamiento Poltico

    Gustave Le BonPsicologa de las Masas

    Psicologa de la Revolucin

    Alain de BenoistComunismo y Nazismo

    Noam ChomskyFabricando elConsenso

    NDICE

    INTRODUCCINCAPTULO I: EL AMBIENTE

    Coagulacin nacional y concentraciones urbanas.La invencin de nuevas tcnicas.

    CAPTULO II: LAS DOS FUENTES DE LAPROPAGANDALa publicidad.

    La ideologa poltica

    CAPTULO III: LA PROPAGANDA DE TIPOLENINISTA

    http://www.laeditorialvirtual.com.ar/http://www.laeditorialvirtual.com.ar/
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    CAPITULO IV: LA PROPAGANDA DE TIPOHITLERIANO

    CAPITULO V: REGLAS Y TCNICAS.1. Regla de la simplificacin y el enemigo nico.

    2. Regla de la exageracin y desfiguracin.3. Regla de la orquestacin.4. Regla de la transfusin.

    5. Regla de la unanimidad y del contagio.La contra-propaganda.

    CAPTULO VI: EL MITO, LA MENTIRA Y ELHECHO

    CAPTULO VII: OPININ Y PROPAGANDA

    CAPTULO VIII: DEMOCRACIA Y PROPAGANDA

    ANEXOS.1)- Goebbels sobre la propaganda.2)- Mao Tse-tung sobre la propaganda

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    INTRODUCCIN

    La propaganda poltica es uno de los fenmenos dominantes en la primeramitad del siglo xx. Sin ella seran inconcebibles las grandes conmociones de

    nuestra poca, la revolucin comunista y el fascismo. Fue en gran parte graciasa ella que Lenin pudo establecer el bolchevismo; y esencialmente a ella Hitlerdebi sus victorias, desde la toma del poder hasta la invasin del 40. Los doshombres que han marcado ms profundamente nuestra reciente historia son,antes que hombres de estado y jefes militares, dos genios de la propaganda queproclamaron la supremaca de esta arma moderna. "Lo principal, dijo Lenin, esla agitacin y la propaganda en todas las capas del pueblo. Hitler, por su parte,afirm; "La propaganda nos permiti llegar al poder y nos dar la posibilidadde ampliarlo.

    En su libroLe Pouvoir et LOpinin. Alfred Sauvy observa, justamente, queningn estado moderno de corte fascista ha cado sin intervencin exterior, y veen ello la prueba del poder de la propaganda poltica. Podra decirse que,principalmente, se trata de la consecuencia de la accin de la polica poltica.Pero la propaganda preceda a la polica o al ejrcito y preparaba su labor. Lapolica alemana poco poda hacer fuera de las fronteras de su pas; la anexinsin combate de Austria y Checoslovaquia y el derrumbe de las estructurasmilitares y polticas de Francia son, en primer lugar, victorias de lapropaganda. En la jerarqua de los poderes del totalitarismo moderno la

    propaganda poltica ocupa, innegablemente, el primer puesto, antes que lapolica .

    Durante la Segunda Guerra Mundial la propaganda acompa siempre a losejrcitos y con frecuencia los precedi. En Espaa, las brigadas internacionalestenan sus comisarios polticos. En Rusia, la Wehrmachttena "compaas depropaganda". La Resistencia francesa nunca hubiera sacrificado miles dehombres, y de los mejores, para imprimir y difundir folletos o volantes decontenido frecuentemente muy pobre, si no hubiera tenido la oscura intuicin

    de que ese esfuerzo era vital. Despus lleg el armisticio; pero la propagandano cej en su esfuerzo. Contribuy a la conversin de China al comunismo msque las divisiones de Mao Tse-tung. Radios, diarios, pelculascinematogrficas, folletos, discursos y afiches, enfrentan las ideas, seimpugnan los hechos y se disputan los hombres. Muy de nuestra poca es esahistoria de los prisioneros japoneses que, en 1949, retornan de la URSSconvertidos al comunismo despus de una permanencia en campos de"educacin poltica", y que cuando desembarcan son esperados, Biblia en mano,por los ardientes predicadores de la otra doctrina, para someterlos a una

    "reeducacin democrtica".

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    Ciertamente, desde que hay rivalidades polticas, es decir, desde el principiodel mundo, la propaganda existe y desempea su papel. Fue una verdaderacampaa de propaganda la que Demstenes realiz contra Filipo, o Cicerncontra Catilina. Napolen, muy consciente de los procedimientos que hacenadmirar a los jefes y divinizar a los grandes hombres, haba comprendidoperfectamente que un gobierno debe preocuparse, ante todo, por obtener elasentimiento de la opinin pblica. "Para ser justo no basta con hacer el bien;es necesario, adems, que los gobernados estn convencidos de ello. La fuerzase funda en la opinin. Qu es el gobierno? Cuando le falta la opinin, nada."

    En todos los tiempos los polticos, los hombres de Estado y los dictadores hantratado de lograr la adhesin a su persona y a su sistema de gobierno. Pero entrelas arengas del gora y las de Nuremberg, entre los graffitielectorales dePompeya y una campaa de propaganda moderna, no hay punto decomparacin. La ruptura se halla muy prxima a nosotros. La leyendanapolenica misma, tan preponderante que cuarenta aos ms tarde llevaba alpoder a un nuevo Napolen, no puede compararse con el mito que rodea a losjefes modernos. Aun la propaganda del general Boulanger [[1]] actualiza los

    viejos tiempos: caballo negro, cancioncillas, imgenes de Epinal ... [[2]]

    Treinta aos ms tarde, las formidables olas de la propaganda tendrn comovehculo la radio, la fotografa, el cine, la prensa de gran tirada, los afichesgigantescos y todos los nuevos procedimientos de reproduccin grfica. Alconjunto de los medios empleados en todos los tiempos por los hombrespolticos para hacer triunfar su causa, y que se relacionaban con la elocuencia,la poesa, la msica, la escultura y, en suma, con las formas tradicionales de lasbellas artes, sucedi una tcnica nueva que emplea medios puestos a su

    disposicin por la ciencia, para convencer y dirigir las masas formadas en elmismo tiempo; es una tcnica de conjunto, coherente, que puede sersistematizada hasta cierto punto.

    El vocablo con que se la designa es contemporneo del fenmeno. La palabrapropagandaes uno de esos trminos arbitrariamente extrados de las frmulasdel latn pontifical; fue empleado por la Iglesia en los tiempos de laContrarreforma (de propaganda fide) y casi no rebas los lmites delvocabulario eclesistico (Colegio de la Propaganda) hasta que, a fines del sigloXVIII, irrumpi en la lengua laica. Pero aun entonces conserv su resonanciareligiosa, que solo en el siglo XX perdi definitivamente. Las definiciones quede ella hoy pueden darse poco tienen en comn con su primer sentidoapostlico: "La propaganda es una tentativa para ejercer influencia en laopinin y en la conducta de la sociedad, de manera que las personas adoptenuna opinin y una conducta determinadas". [[3]] Segn otra definicin, lapropaganda es el lenguaje destinado a la masa. Emplea palabras u otrossmbolos a los cuales sirven como vehculo la radio, la prensa y lacinematografa. La finalidad del propagandista es ejercer influencia en laactitud de las masas en puntos que estn sometidos a la propaganda y que son

    objeto de opinin [[4]].

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    La propaganda puede compararse con la publicidad en cuanto tiende a crear,transformar o confirmar opiniones y usa algunos de los medios propios de sta;pero se distingue de ella porque persigue un fin poltico y no comercial. Lasnecesidades o las preferencias que suscita la publicidad estn enderezadas a unproducto particular, mientras que la propaganda sugiere o impone creencias oreflejos que a menudo modifican el comportamiento, el psiquismo y aun lasconvicciones religiosas o filosficas. La propaganda por consiguiente, influyeen la actitud fundamental del ser humano. En este sentido puede comparrselacon la educacin; pero las tcnicas que emplea habitualmente y, sobre todo, sudesignio de convencer y subyugar, sin formar, la hacen su anttesis .

    Sin embargo, la propaganda poltica no es una ciencia que pueda condensarseen frmulas. Primeramente, porque acta en mecanismos fisiolgicos,psquicos e inconscientes demasiado complejos, algunos de los cuales son pococonocidos; luego, porque sus principios dimanan tanto de la esttica como de laciencia: enseanzas de la experiencia, indicaciones generales que sirven debase a la invencin; y cuando no hay ideas, talento o pblico, ya no se trata depropaganda ni de literatura. La psicagoga, es decir, la direccin del alma

    colectiva, tiene mucho de las ciencias modernas. Pero puede llegar a ser ellamisma una ciencia?. Esa es la pregunta que deberemos formularnos. Por tanto,no intentaremos codificarla, aun en su estado actual. Creemos y esperamos, queno permanecer encadenada a las reglas funcionales que le reconoceremos.

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    CAPTULO I: EL AMBIENTE

    La propaganda poltica, tal como la examinamos, es decir, como una empresaorganizada para influir y dirigir la opinin, no aparece sino en el siglo XX, al

    trmino de una evolucin que le da, al mismo tiempo, su campo propio: lamasa moderna, y sus medios de accin: las nuevas tcnicas de informacin, ycomunicacin. Aun cuando la intencin del propagandista y algunos de susprocedimientos siguen siendo, en general, los mismos desde el origen de lassociedades polticas, el alcance de su influencia aument a tal punto que espreciso hablar de un salto cualitativo.

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    Coagulacin nacional y concentracionesurbanas.

    Hay dos hechos esenciales que caracterizan la evolucin de la humanidad en el

    siglo XIX: la formacin de naciones cada vez ms unificadas en su estructura yen su espritu, y una evolucin en la demografa y el hbitat.

    En grandes extensiones de Europa y de Amrica, el sujeto se convierte enciudadano. Poco a poco es llamado a votar y a hacer guerras que ya noconciernen slo a especialistas y mercenarios. Por lo menos tericamente, susresponsabilidades se amplan con la participacin en la vida pblica. Lapoltica exterior ya no interesa solamente a las cancilleras, sino que estremecea la opinin nacional. Y la opinin deviene, a su vez, un medio de poltica

    exterior. Se apuesta a su excitacin o a su calma; se la utiliza para sostener lapoltica propia o presionar enladel adversario. El desencadenamiento de laguerra de 1870, con el despacho de Ems, [[5]] las ediciones especiales de losdiarios, y la repentina aparicin de los chauvinismos, son sntomas evidentes deesa coagulacin nacional y significan que la opinin pblica entra en una nuevaetapa .

    Al mismo tiempo se produce una revolucin completa en la demografa y elhbitat. Entre 1800 y 1900 se duplic la poblacin mundial. La de Europaaument en un 165 % entre 1800 y 1932. Este nuevo poblamiento se concentrasobre todo en las ciudades industriales, en provecho de las cuales, en algunospases, se abandona el campo. Esta enorme agitacin disuelve a las clulastradicionales: la casa, que era la morada, el patrimonio de la familia, seconvierte en un lugar de paso donde se vive hacinado, el "barrio" impersonalremplaza a la aldea y la parroquia. Estas comunidades intermediarias queenmarcaban al individuo, constituan para l una sociedad particular, con supropia historia, que le filtraba los acontecimientos del mundo. Su desaparicinlo dej aislado, desorientado, frente a una sociedad nacional, en rpidaevolucin, expuesto inmediatamente a las solicitaciones exteriores. La miseria,

    la inseguridad de la condicin obrera, el temor a la desocupacin y a la guerracrean un estado de permanente inquietud que la sensibilidad del individuoexagera y lo lleva a buscar refugio en las certidumbres de la masa. "Individuosreducidos a una vida animal (debera decirse tambin psicolgica ymoralmente) privada, adhieren a lo que irradia un cierto calor humano, es decir,a aquello que ha agrupado ya a muchos individuos. Experimentan la atraccinsocial de una manera directa y brutal [[6]]

    De esta manera, la dislocacin de los antiguos cuadros, el progreso de los

    medios de comunicacin, la constitucin de aglomeraciones urbanas, lainseguridad de la condicin industrial, las amenazas de crisis y de guerra, a las

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    que se agregan los mltiples factores de uniformizacin progresiva de la vidamoderna (lenguaje, vestimenta, etc.), todo contribuye a crear masas vidas deinformacin, influenciables y susceptibles de reacciones colectivas y brutales.Al mismo tiempo las invenciones tcnicas suministran los medios de actuarinmediata y simultneamente en las masas nuevas.

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    La invencin de nuevas tcnicas

    El escrito, la palabra y la imagen, tales son los sostenes permanentes de lapropaganda .Pero su empleo estaba limitado: en el caso del escrito, el mspotente vehculo de propaganda, por lo caro de su precio y la lentitud de sudistribucin; en el de lapalabra, por el alcance de la voz humana; y en el de laimagense reduca a los dibujos o pinturas reproducidos por procedimientoscostosos. Ahora bien; los descubrimientos dan a esos tres sostenes un alcanceprcticamente ilimitado;

    1.Alcance del escrito impreso. Los idelogos del siglo XVIII usaron libelos,libros (y aun una enciclopedia) para una propaganda revolucionaria de efectoseguro. En las cercanas del 48 se asisti a un florecimiento parecido. Noobstante, aparte las excepciones que examinaremos ms adelante, el precio del

    libro lo haca objeto de lujo reservado a una lite y los plazos de impresinretrasaban forzosamente la actualidad de folletos o panfletos menos costosos.El vehculo de propaganda mejor adaptado era el diario. Ya Hegel deca que la"lectura del diario es la plegaria matutina del hombre moderno". Los diarios deopinin aparecieron con la Revolucin Francesa y desempearon en ella unpapel activo. Sin embargo, hasta mediados del siglo XIX los diarios fueronmuy caros y estuvieron reservados a una lite. Se difundan sobre todo porsuscripciones y stas eran un signo de riqueza. El diario costaba 5 centavoscuando la jornada de trabajo se pagaba 30 centavos. En 1825Le Constitutionnel

    tena doce mil suscriptores y el Times, diecisiete mil, lo que pareca enorme. Eldiario de esa poca era de una presentacin austera, de un estilo ponderado quehoy nos parece fastidioso.

    El diario moderno debe su existencia a los siguientes factores:

    a) Invencin de la rotativa, lo que aument la tirada y disminuy el precio.

    b) Utilizacin de la publicidad, lo que aport nuevos recursos.

    c) Rapidez en la distribucin(el ferrocarril, el automvil y el avin,permitieron transportar los ejemplares a todas partes en un tiempo mnimo.

    d) Rapidez en la informacin(el telgrafo remplaz a la paloma mensajera; seconstituyeron grandes agencias de informacin).

    As se cre la prensa moderna, cuyo bajo precio y presentacin la hacen uninstrumento popular y una potencia de opinin formidable. Pero al mismotiempo que aumentaron su tirada y su influencia, los diarios se convirtieron en

    "negocios", sometidos a la servidumbre del capitalismo o del Estado, ydependieron de agencias de informacin que tambin estaban controladas.

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    2. Alcance de la palabra. Demstenes trataba de cubrir con su voz el ruido delmar, y Jaurs con la suya, poderosa, poda sobreponer las interrupciones en lasreuniones pblicas. La invencin del micrfono permiti a la voz humanacubrir las dimensiones de salas inmensas, de vastos locales, de estadios, etc.

    La radiofona ha liberado definitivamente a la palabra de toda limitacin. Unavoz puede ser transmitida simultneamente a todos los puntos del mundo. Elaumento constante de radioemisoras tiende a devolver a la palabra hablada elpredominio que en un momento haba perdido frente a la palabra impresa. Sinla radio, ni Hitler ni el general De Gaulle hubieran desempeado el papelhistrico que les cupo.

    3. El alcance de la imagen.El grabado, tan importante, por ejemplo, en laleyenda napolenica, se ha beneficiado con los nuevos procedimientos dereproduccin.

    La invencin de la fotografa permiti una reproduccin directa y por ello conms fuerza probatoria, susceptible tambin de una tirada ilimitada. El cine dio

    una imagen an ms verdica y ms sorprendente, que no se aparta de larealidad ms que por la falta de relieve.

    En una masa cuya gran parte ha sido recientemente trasplantada, sustrada a susformas de vida, a su moral, a su religin tradicional, y que como consecuenciade ello se ha hecho ms sensible y ms maleable, las tcnicas de difusinvuelcan directamente, por el escrito, la palabra y la imagen, las novedades delmundo entero. Le entregaron la historia cotidiana del mundo sin darle el tiemponi los medios para ejercer un control retrospectivo; se aduearon de ella por el

    temor o la esperanza, y la arrojaron, a su vez, a la palestra. Las masas modernasy los medios de difusin son el origen de una cohesin de la opinin, sinprecedentes. Ph. de Felice, en un libro reciente, ha querido mostrar que todoslos pueblos y todas las pocas han dado muestras de delirio colectivo. Peroentonces se trataba solamente de bruscos y salvajes arrebatos, de repentinosenardecimientos que se extinguan despus de causar algunos estragos. Ennuestros das la masa est en un estado de cristalizacin latente, y la neurosiscolectiva, aunque sus formas delirantes se mantengan limitadas, alcanza ms omenos en profundidad, pero con permanencia, a un gran nmero de individuos.Aun en los sujetos en apariencia normales no es raro observar accesosinquietantes de excitacin y de depresin, extraas alteraciones de la lgica ysobre todo, una deficiencia de la voluntad que se manifiesta por una plasticidadsingular ante las sugestiones de origen interior o exterior. [[7]]

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    CAPTULO II: LAS DOS FUENTESDE LA PROPAGANDA

    La publicidadNo intentaremos dilucidar si la propaganda es la madre de la publicidad o a lainversa. Hasta la poca moderna apenas se distinguan. La propaganda deCesar, de Carlomagno o de Luis XIV era, al fin de cuentas, una publicidadpersonal, realizada por los poetas, historigrafos e imagineros, y por losgrandes hombres mismos, con sus actitudes, sus discursos y sus frases"histricas". Durante mucho tiempo la propaganda y la publicidad marcharon

    tomadas de la mano; su evolucin fue paralela.Al principio se recomiendan las doctrinas como el farmacutico recomiendasus ungentos; se describen las caractersticas y se explican los beneficios. A lapublicidad informativa, que marc los comienzos del arte publicitario,corresponden los programas y exposiciones de sistemas que pulularon en elsiglo XIV. Muchos son los procedimientos comunes a la propaganda y a lapublicidad: al anuncio corresponde "la profesin de fe", a la marca de fbrica elsmbolo y al eslogan comercial el eslogan poltico. Parecera que fuera lapropaganda la que se inspirara en las invenciones y los xitos de la publicidad y

    copiara un estilo que se supone que agrada al pblico. Es as como lospartidarios de Boulanger distribuyen juegos de la oca, como las grandestiendas, con la diferencia de que las imgenes y leyendas glorificaban algeneral.

    El progreso de la tcnica pronto llev la publicidad a un nuevo estadio: aqulen que se busc "impresionar" ms que convencer; sugestionar, ms queexplicar. El slogan, la repeticin, las imgenes atractivas, ganaron terreno,progresivamente, a los anuncios serios y demostrativos: de informativa, la

    publicidad pasa a ser sugestiva. A incitacin de los Estados Unidos,principalmente, se aplicaron nuevos modos de presentacin, nuevas tcnicas,que pronto se apoyaron en investigaciones fisiolgicas, psicolgicas y aunpsicoanalticas. Se especul con la obsesin, con el instinto sexual, etc. Lapropaganda poltica, como ya veremos, no tard en adoptar talesprocedimientos.

    Al mismo tiempo, la publicidad tiende a convertirse en una ciencia; susresultados son controlados y prueban su eficacia. La plasticidad del hombre

    moderno se pone as en evidencia: difcilmente escapa a un cierto grado deobsesin y a ciertos procedimientos de atraccin. Es posible guiarlo hacia tal

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    producto o tal marca, y no solo imponerle ese producto en lugar de otro, sinocrearle su necesidad. Formidable descubrimiento que ser decisivo para losingenieros modernos de la propaganda: el hombre medio es un seresencialmente influenciable; ha llegado a ser posible sugerirle opiniones quetendr como suyas; "cambiarle las ideas" literalmente. Y lo que es posible enmateria comercial, por qu no ensayarlo en el campo poltico?

    Todo un sector de la propaganda poltica contina viviendo en simbiosis con lapublicidad. Las campaas electorales en los Estados Unidos, por ejemplo, sonapenas diferentes de las campaas publicitarias. Los famosos desfiles conorquestas, muchachas y carretones, no son sino ruidosa publicidad. Sinembargo, otra rama de la propaganda poltica, sin dejar de inspirarse en losprocedimientos y estilos publicitarios, se apart de la publicidad para adoptaruna tcnica propia. Es esta propaganda, de naturaleza ms amplia y mscaracterizada, la que estudiaremos particularmente, por ser la que influy msprofundamente en la historia contempornea.

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    La ideologa poltica

    La propaganda de tipo publicitario se limita a campaas ms o menosespaciadas, de las cuales el caso tpico es la campaa electoral. Se trataentonces de destacar ciertas ideas y ciertos hombres con procedimientos biendelimitados; expresin normal de la actividad poltica. La fusin de laideologa con la poltica da otro tipo de propaganda, de tendencia genrica,ligada estrechamente con la progresin tctica que acta en todos los planos delo humano; no se trata ya de una actividad parcial y pasajera, sino de laexpresin misma de la poltica en movimiento, como voluntad de conversin yde conquista. Esta propaganda est ligada con la introduccin de las grandesideologas polticas conquistadoras (jacobinismo, marxismo, fascismo) en lahistoria y con el enfrentamiento de naciones y bloques de naciones en lasnuevas guerras.

    Esta propaganda poltica data desde la Revolucin Francesa. [[8]] Fue de losclubes, de las asambleas, de los comits revolucionarios de donde salieron losprimeros discursos de propaganda, los primeros encargados de la propaganda(que eran, entre otros, los comisarios en los ejrcitos). Fueron ellos los queemprendieron la primera guerra de propaganda y la primera propaganda deguerra. Por primera vez una nacin se rebelaba y se organizaba en nombre deuna doctrina considerada inmediatamente como universal. Por primera vez unapoltica interior y exterior era acompaada por la expansin de una ideologa, y

    por eso mismo, la propaganda emanaba de ella naturalmente.La Marsellesa, elgorro frigio, la fiesta de la Federacin, la del Ser Supremo, la red de clubesjacobinos, la marcha sobre Versalles, las manifestaciones en masa contra losAsamblestas, el patbulo en las grandes plazas, las diatribas deL'Ami du

    Peuple, [[9]] las injurias delPadre Duchesne; [[10]] todos los recursos de lapropaganda moderna se inauguraron entonces .

    De la Revolucin procede tambin un nuevo tipo de guerra. Todas las energasse movilizarn progresivamente en esta batalla hasta llegar al estado de guerra

    totalque Ernst Jnger crey alcanzado en 1914, pero al que no se lleg,realmente, sino en la ltima guerra. Desde 1791, la ideologa se une a las armasen la conduccin de las guerras, y la propaganda se convierte en auxiliar de laestrategia. Se trata de crear la cohesin y el entusiasmo en el bando propio, y eldesorden y el miedo en el del enemigo. Al abolir cada vez ms la distincinentre el frente y la retaguardia, la guerra total ofrece a la propaganda, comocampo de accin, no solo los ejrcitos, sino las poblaciones civiles, puesto quequiz sea ms segura la accin en stas para mejor afectar a aqullos, puestoque se puede llegar a sublevar esas poblaciones y hacer surgir en la retaguardiadel enemigo nuevos tipos de soldados, hombres, mujeres y nios espas,saboteadores y guerrilleros.

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    Nunca se destacar bastante hasta qu punto las guerras modernas, al favorecerla exaltacin, la credulidad y el maniquesmo sentimental, han preparado elterreno a la propaganda. El "atiborramiento de crneo" del 14-18 abri elcamino a las mentiras groseras. De las guerras recientes surgi todo unvocabulario de intimidacin, toda una mitologa de conquista; las guerrassirvieron como laboratorio a las tcnicas de la "psicagoga", as como lo fueronpara los aparatos mecnicos. La propaganda se lig con la guerra de tal maneraque la sustituye naturalmente, despus de 1947 alimenta la "guerra fra" comoaliment "la guerra de nervios" en 1939. La propaganda actual es la guerraproseguida con otros medios.

    Este vnculo de la ideologa con la guerra fue adoptado, llevado a otro plano yperfeccionado por el marxismo-leninismo. El marxismo sustituyprogresivamente, con una estrategia revolucionaria de masas, al blanquismo[[11]] y a la insurreccin espontnea del tipo de las Jornadas de Junio [[12]]. Elmovimiento obrero, otro factor decisivo en el siglo XIX, quiso crear unacomunidad supranacional con su mitologa propia. No hemos de olvidar que elpartido de masas fue inventado por la socialdemocracia, y que sta ensay una

    cierta cantidad de tcnicas de propaganda (desfiles, smbolos, etc.) que fueroncorrientemente usadas despus. Pero Lenin va mucho ms lejos: quiso infundirdinamismo, mediante la agitacin y la propaganda, a esas masassocialdemcratas cadas en manos de los polticos aburguesados. Lenin yTrotsky lograron, en plena guerra, descomponer el ejrcito y la administracincon una combinacin de insurreccin y propaganda, y realizaron la revolucinbolchevique. Como escribe J. Monnerot: "Los poderes destructores quecontienen los sentimientos y resentimientos humanos, pueden entonces serutilizados, manipulados por especialistas, como lo son, de manera convergente,

    los explosivos puramente materiales". La leccin no ser desaprovechada.

    De esta manera, la propaganda fue secularizada, en cierto modo, por eljacobinismo y las grandes ideologas modernas. Pero acaso no ha retornado,por un atajo, a su origen? An hoy se trata de una fe que debe propagarse defide propaganda, de una fe totalmente terrestre, es cierto, pero cuyaexpresin y difusin tienen mucho de la psicologa y la tcnica de lasreligiones. La primera propaganda del cristianismo debi mucho al mitoescatolgico. Las nuevas propagandas polticas tambin se nutren de una

    mitologa de liberacin y salvacin; pero estn ligadas al instinto de poder y alcombate, a una mitologa guerrera y revolucionaria al mismo tiempo.Empleamos aqu el vocablo mito en el sentido que Sorel le dio: "Los hombresque participan de los grandes movimientos sociales representan su accin enforma de imgenes de batallas, en las que siempre triunfa su causa. Propongodenominar mitos a estas construcciones". Estos "mitos" que llegan a lo msprofundo de lo inconsciente humano, son representaciones ideales eirracionales vinculadas al combate; ejercen en la masa una potente accindinamognica y cohesiva.

    Las grandes propagandas beben mucho en las mismas fuentes. Las inspira una

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    misma historia militar y revolucionaria, que es la de Europa, y una mismaaspiracin a la comunidad perdida. Pero es muy diferente la manera en queordenan y orientan los viejos sueos reprimidos y agudizados por la sociedadmoderna.

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    CAPTULO III: LAPROPAGANDADE TIPO LENINISTA

    El marxismo podra caracterizarse por su poder de difusin; es una filosofacapaz de propagarse en las masas, primero, porque corresponde a un ciertoestado de la civilizacin industrial, y luego porque se basa en una dialctica quepuede reducirse a formas extremadamente simples. Es cierto, sin embargo, queel marxismo no habra tenido tan amplia y rpida expansin si Lenin no lohubiese transcripto en un mtodo prctico de accin poltica.

    La conciencia de clase es para Marx la base de la conciencia poltica. Pero, yste es el aporte fundamental de Lenin, la conciencia de clase, librada a s

    misma, se confina en "la lucha econmica", es decir, se limita a una conciencia"tradeunionista", a una actividad puramente sindical y no llega a convertirse enconciencia poltica. Antes es necesario despertarla, educarla y llevarla a lalucha en una esfera ms amplia que la constituida por las relaciones entreobreros y patronos. Esta tarea recae en una lite de revolucionariosprofesionales, vanguardia consciente del proletariado. El partido comunistadebe ser, precisamente, el instrumento de esa relacin de la lite y la masa, dela vanguardia y la clase. Lenin sustituye la concepcin socialdemcrata delpartido obrero, tal como se la conoci sobre todo en Alemania e Inglaterra, porla concepcin dialctica de una cohorte de agitadores que sensibilizan yconducen la masa. En esta perspectiva, la propaganda, entendida en un sentidomuy amplio que va de la agitacin al adoctrinamiento poltico seconvierte en correa de trasmisin, en vnculo esencial de expresin, rgido ymuy elstico al mismo tiempo, que conecta continuamente la masa con elpartido y la lleva, poco a poco, a reunirse con la vanguardia en la opinin y enla accin .

    La propaganda de tipo bolchevique puede reducirse a dos expresionesesenciales: la revelacin poltica (o denuncia) y la consigna.

    Fiel a la palabra de Marx, segn la cual "ha de hacerse a la opresin real msdura an de lo que es agregndole la conciencia de la opresin, y a la vergenzams denigrante an hacindola pblica", Lenin invit a los socialdemcratas "aorganizar revelaciones polticas en todos los campos". [[13]] Esas"revelaciones" tienden a esclarecer, tras los sofismas con que las clasescorruptas envuelven sus intereses egostas, la verdadera naturaleza de susapetitos y el fundamento real de su poder, y a dar a las masas una"representacin clara" de ello". Ahora bien, dice Lenin, no es "en los libros

    donde el obrero podr hallar esta representacin clara; no la encontrar sino enlas exposiciones vivaces, en las revelaciones candentes de lo que ocurre en un

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    momento dado en torno a nosotros, de lo que se habla o cuchichea y que semanifiesta en tales o cuales hechos, cifras, veredictos, etc. Estas revelacionespolticas abarcan todos los campos y son la condicin necesaria y fundamentalpara formar las masas con miras a su actividad revolucionaria." Es sta laaplicacin concreta del plan de desencantamiento marxista: ante cualquieracontecimiento que afecte la vida de las masas, el propagandista leninista debeir de la apariencia a la realidad entendida en trminos marxistas, la cual seencuentra al nivel de la lucha de clases, e impedir que los espritus se desven ose hundan en explicaciones superficiales o contrarias.

    Una guerra, una huelga, un escndalo poltico son buenas ocasiones para ello;pero con ms frecuencia algunos hechos mnimos muy concretos sern losanalizados desde sus causas para demostrar cmo, lo que pareca un meroaccidente, se relaciona con la explicacin poltica general del partidocomunista. As el partido comunista francs se dedic a demostrar los"crmenes del plan Marshall [[14]] tomando como base una penuria parcial,como un cierre de fbrica o el retraso en el suministro de agua en una comunarural.

    Tomemos el ejemplo de una desocupacin parcial que afecta la actividad de laspeluqueras. El cliente pensar que las peluqueras son demasiado numerosas,que estn de moda los cabellos largos o aun que los cabellos crecen menos eseao. Todas son explicaciones simplistas y hasta mitolgicas que rechazar elpropagandista comunista. ste le har admitir con facilidad al cliente que si laspeluqueras estn vacas es porque las personas no tienen ms que el dineroindispensable para sus necesidades vitales, de lo cual inferir que losasalariados estn insuficientemente pagados, y que si esto sucede es porque el

    dinero que les corresponde es llevado, por medio de diversos impuestos y tasas,a alimentar un presupuesto devorado por los preparativos militares que imponea Francia la poltica atlntica, la que no es ms que una defensa de los interesesdel capitalismo internacional ste es solo un ejemplo imaginado pornosotros de esta argumentacin sistemtica con la cual un propagandista,formado en el mtodo de Lenin, debe esforzarse en relacionar la parte con eltodo y denunciar infatigablemente y en todos sus detalles las injusticias quesuscita el rgimen capitalista .

    La consigna nos lleva al aspecto combativo y constructivo de esta propaganda.La consigna es la representacin verbal de una fase de la tctica revolucionaria.Verdadero concepto motor, expresa tan clara, breve y eufnicamente como lees posible, el objetivo ms importante del momento, ya se trate, en el perodorevolucionario, del aniquilamiento del adversario o de la unificacin de la masa("Todo el poder a los soviets", "Tierra y Paz", "Pan, Paz, Libertad", "Por ungobierno de amplia unin democrtica", etc.) o bien, en el perodo de"construccin socialista", de la planificacin ("Cumplir y superar el plancuatrienal", etc.) .

    Se ha de cuidar que la tctica del comunista no se estanque en una consigna

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    superada por las circunstancias. Acerca de esto, Lenin muestra, en un artculode 1917 intitulado "Acerca de las consignas", que la consigna "Todo el poder alos Soviets" fue justa, pero que dej de serlo cuando los otros partidosrepresentados en los Soviets se aliaron con la burguesa contrarrevolucionaria.Una consigna no es una excitacin huera; condensa la lnea poltica delmomento: "Toda consigna debe deducirse del conjunto de particularidades deuna situacin poltica determinada." Las consignas jalonan plataformassucesivas que permiten obligar a las otras fuerzas polticas a definirse por ocontra la colaboracin en objetivos concretos y seductores para las masas.

    Toda consigna debe corresponder no solo a la situacin poltica, sino tambinal nivel de conciencia de las masas. Su valor depende de la repercusin quetenga en esta conciencia y para ello debe interpretar aspiraciones latentes con eltema ms favorable. "Se nos acusa de crear la opinin de las masas,argumentaba Trotsky. El reproche es inexacto; solo intentamos formularla."Lenin supo unir y expresar las dos reivindicaciones fundamentales de losmillones de campesinos-soldados del ejrcito ruso en dos palabras: "Tierra yPaz". En esto radica el xito propagandstico de la revolucin bolchevique.

    Trotsky comenta este xito, tanto ms fulminante cuanto que los bolcheviqueseran apenas un puado y carecan casi de poder: "La pobreza de los medios deque dispona la agitacin bolchevique era impresionante. Cmo entonces, conun aparato tan dbil y dada la cantidad insignificante de las tiradas de la prensa,las ideas y las consignas del bolcheviquismo pudieron imponerse al pueblo? Elsecreto del enigma es muy simple: las consignas que corresponden a lanecesidad aguda de una clase y de una poca se abren millares de caminos. Elmedio revolucionario, llevado a la incandescencia, se distingue por una altaconductibilidad de las ideas."

    Para trabajar el ambiente, con el objeto de propagar en l revelaciones yconsignas, el bolcheviquismo distingue dos clases de agentes: lospropagandistas y los agitadores. El autor de esta distincin famosa fuePlejanov, quien dijo: "El propagandista inculca muchas ideas a una solapersona o a una muy pequea cantidad de ellas; el agitador inculca solo unaidea o una pequea cantidad de ellas, pero, en cambio, las inculca a toda unamasa de personas." En un comentario a esta definicin [[15]], Lenin dice que elagitador, partiendo de una injusticia concreta engendrada por la contradiccin

    del rgimen capitalista, "se esforzar por suscitar el descontento y laindignacin en la masa por esta injusticia irritante, dejando al propagandista latarea de dar una explicacin completa de esta contradiccin. Es por esto que elpropagandista acta principalmente por escrito y el agitador de viva voz". Noobstante, Lenin teme visiblemente dejar que se transforme en una distincinterica lo que es una distincin prctica, fundada esencialmente en aptitudes detemperamento. Por otra parte, ser fcil encontrar estas dos familias a lo largode la historia de las revoluciones, sean stas sociales, polticas o aun religiosas.Hrbert y Marat eran agitadores; Robespierre y Saint-Just, propagandistas.Mussolini no pudo nunca superar el estado de agitador. Hitler, por el contrario,era un agitador que supo elevarse al nivel de sistematizacin terica del

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    proposiciones aparentemente concretas, segn la consigna que ya en 1924 dabael Bureau poltico: "Los elegidos deben presentar proyectos puramentedemostrativos, concebidos, no con miras a su adopcin, sino con fines depropaganda y agitacin" .

    Sin embargo, Lenin saba que ejrcitos de propagandistas y agitadores, aunquese contasen por millones, no bastaban para conquistar la victoria si su accin noestaba respaldada por una lnea poltica adecuada y por realizaciones prcticas.Sin actos que la apoyen, una propaganda no pasa de ser un mero verbalismo quecrea ilusiones peligrosas e inmoviliza el desarrollo de la tctica en una etapa yasobrepasada.

    En el rgimen capitalista, esta actividad se manifiesta en la lucha por lasreivindicaciones, en la accin de los sindicatos y las agrupaciones de todandole, pero tambin en las realizaciones concretas, testimonio de una voluntadinequvoca que prefigura ya la futura sociedad socialista. Es ste el papel de"muestra-testigo" que han desempeado en Francia, por ejemplo, lasmunicipalidades comunistas, desarrollando las obras sociales, las colonias de

    vacaciones, construyendo viviendas y campos de deportes. De esta manera, lapropaganda es autenticada con actos, y esto es primordial para la masa deaquellos a quienes una larga experiencia ha inspirado dudas sobre el valor delos programas polticos.

    Es incontestable que la propaganda poltica, en su forma moderna, ha sidoinaugurada por el bolcheviquismo y especialmente por Lenin y Trotsky. Lenin,con su genio de propagandista y agitador, lanz en 1917 las consignas queimprimieron el ritmo a las etapas de la conquista del poder. Trotsky, en una

    innovacin sin precedentes, se dirigi por radio a las "masas sufrientes",pasando por sobre sus gobernantes. Se realiz una propaganda y una agitacinde una intensidad inaudita entre el proletariado, el campesinado y el ejrcito.Los crculos polticos, los "diarios de fbrica" y los oradores de plaza,proliferaron. Los agitadores actuaron entre los elementos fieles al rgimenzarista, expandieron subterrneamente la inquietud y produjeron la divisin.Cuando la revolucin se instal en Leningrado y en Mosc, esta actividad, enlugar de reducirse, se amplific para extender y consolidar el poder de losSoviets. Se enviaron "comisarios polticos" a las unidades militares para quecomentasen las rdenes y las ubicasen en el contexto poltico general. [[17]]

    Recorrieron el ejrcito "equipos volantes" de jvenes comunistas: fueron a lasmunicipalidades rurales y permanecieron all un tiempo durante el cualofrecieron funciones teatrales y de canto y dieron conferencias polticas. Secre as una vasta red psicopoltica que alcanz los rincones ms alejados delpas por mltiples vas (prensa, radio, teatro, cine, diarios locales y de fbrica,conferencias, mtines, etc.). La direccin de esta actividad polifactica seconfi a una direccin llamada "agitprop" (abreviatura de agitacin ypropaganda), con representantes en todos los niveles, aun en la clula de base,

    que ser siempre una rama esencial de la actividad comunista. Ms tarde, las

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    revoluciones comunistas fueron acompaadas por un similar trabajo depenetracin y de adoctrinamiento ideolgico. Los guerrilleros yugoslavos ychinos lo realizaron a la par de la organizacin de sus ejrcitos. Esta actividadno ha sido descuidada nunca, aun en condiciones muy difciles. "Era raro escribi Djilas, un jefe de guerrilleros yugoslavos encontrar una unidad queno tuviera su prensa". [[18]]

    La tcnica leninista de la propaganda poltica fue puesta en prctica en todoslos partidos comunistas del mundo. Es fcil encontrar, en cada pas, lasaplicaciones particulares. Es de hacer notar, sin embargo, que en los regmenessoviticos o de inspiracin sovitica es imposible delimitar con precisin elcampo de la propaganda. Esta no es ms que un aspecto de una actividad totalque abarca desde la instruccin primaria hasta la produccin industrial yagrcola, incluyendo la literatura, el arte y las diversiones. Toda la actividad delciudadano se convierte en objeto de propaganda. Ya Zinoviev deca: "Entrenosotros la agitacin y la propaganda se basan en la instruccin... La agitacin,la propaganda y la instruccin forman un todo que debe realizarse segn laconcepcin leninista de la enseanza." Despus "el espritu de partido", segn

    la terminologa de Zhdanov, invadi la ciencia, "la msica, la crtica literaria,etc., cosas todas que tienen como funcin formar al "hombre sovitico nuevo" ysitan al individuo en el centro de una red de influencias convergentes.

    La escuela [[19]] se convirti en uno de los pilares de esta propaganda total.Despus, los "seminarios polticos", las "escuelas de perfeccionamiento" y los"crculos de estudio" formaron centenas de miles de "propagandistas" o"agitadores" que dictan cursos polticos, dan charlas en las fbricas, en loskoljoses, [[20]] en los establecimientos de comercio y en toda suerte de

    instituciones; son enviados, asimismo, a las minas, al campo y a todos loslugares de trabajo, en los momentos en que se pide a los trabajadores unesfuerzo extraordinario. Las obras de Marx, Engels, Lenin, Stalin y el"Compendio de Historia del P. C (b), "libro de cabecera de todos loscomunistas", son la base de la enseanza. Este enorme trabajo es patrocinadopor innumerables asociaciones culturales que constituyen un enjambre de"rincones rojos" en las fbricas, de "isbas de lectura" en el campo, porsociedades patrocinantes del ejrcito, por clubes deportivos, etc.

    El esfuerzo de la propaganda est destinado, en gran parte, al desarrollo de laproduccin, especialmente en las democracias populares. Discursos, filmes,cantos, afiches, grficos de los progresos, condecoraciones al obrero destacadoy entusiasta (udarnik), proclamacin de las metas alcanzadas y superadas, todocrea una mstica del plan cuyas variadas manifestaciones invaden la calle y loslugares de trabajo .

    La propaganda triunfa aqu al punto de que se diluye en el conjunto de lasactividades polticas, econmicas e intelectuales de un Estado. Cada una deestas actividades presenta una faz propagandstica. La obsesin que de ello

    resulta, ciertos procedimientos de puesta en escena colectiva, la direccin

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    centralizada de los instrumentos de difusin, la censura, la explotacin de lasnoticias, conforman una utilizacin coercitivamente totalitaria de lapropaganda.

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    CAPITULO IV: LA PROPAGANDADE TIPO HITLERIANO

    La aportacin de Hitler y Goebbels a la propaganda moderna es enorme. Yahemos visto que no la inventaron, pero la transformaron, y la perfeccionaron.El mundo conoce hoy cmo acab esa gigantesca maquinaria. Sin embargo, unagran parte de la tcnica y de los procedimientos que fueron innovaciones delnazismo en materia de propaganda, subsisten al margen del clima en queprosperaron, y nada puede impedir que pertenezcan desde entonces al arsenalde la propaganda poltica .

    Media un abismo entre las concepciones leninista e hitlerista de la propaganda.

    En la perspectiva leninista la propaganda es la traduccin de la tctica, pero lasmetas que propone, a pesar de ser fines tcticos, no dejan de ser, al menos hastacierto punto, las realmente perseguidas. Cuando Lenin dice Tierra y Paz, lohace porque intenta realmente distribuir la tierra y de firmar la paz; cuandoThorez proclamaMano tendida a los catlicos, intenta realmente acordar unaalianza con los catlicos, aun cuando este entendimiento sea solo una etapaprovisional en la conquista del poder. Pero cuando Goebbels, despus de haberpredicado un marcado anticlericalismo, proclama que el pueblo alemn hace laguerra "en defensa de la civilizacin cristiana", lo que hace es anteponer unarealidad fctica a una intencin por dems ambigua.

    El hitlerismo ampli la concepcin leninista de la propaganda. Hizo de ella unarma en s, de la que se sirvi indiferentemente para una amplia gama de fines.Las consignas leninistas se basan en una argumentacin de ndole racional, auncuando, en definitiva, se relacionan con los instintos y los mitos fundamentales.Pero cuando Hitler lanzaba sus invocaciones sobre la consigna de "Sangre ySuelo" a una multitud exaltada que le responda con los Sieg Heil, lo que sepropona era sobreexcitar, en lo ms profundo de esa masa, el orgullo y elentusiasmo por el poder. Esta propaganda no necesita siempre objetivos

    racionales concretos. Se dispersa a veces en gritos de guerra, imprecaciones,amenazas, profecas vagas, y hasta promesas utpicas porque bajo su influenciael ser humano responder sin reflexionar. Sin embargo, basta hacer la historia delas variaciones sucesivas que experimentaron los temas de la propagandahitleriana durante la ltima guerra desde la conquista del espacio vital hastala defensa del pueblo, pasando por la nueva Europa de los Urales al Atlntico yla salvaguardia de los valores cristianos para ver que la propaganda deGoebbels se ajusta ms a unaRealpolitikque a una concepcin ideolgicaabstracta.

    A partir de entonces la propaganda deja de estar ligada a una la progresin

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    tctica de una ideologa para convertirse en una tctica de la realidad polticaen s, en un arte particular con sus leyes propias, tan utilizable como ladiplomacia o los ejrcitos. Si se la considera en razn de su fuerza intrnseca,es una verdadera "artillera psicolgica en la que se emplea todo aquello quetenga valor prctico, y en la que "la idea" constituye solo el marco dereferencia.

    Los dictadores fascistas comprendieron perfectamente que la coagulacin de lamasa moderna ofreca a sus objetivos inmensas posibilidades, y la utilizaronintensamente, con un certero conocimiento de la condicin humana. "Elhombre moderno deca Mussolini est asombrosamente dispuesto acreer". Hitler, por su parte, descubri que la masa, al coagularse, cobra uncarcter ms sentimental, ms femenino. "En su gran mayora dijo elpueblo se encuentra en una disposicin de nimo y un espritu a tal puntofemeninos, que sus opiniones y sus actos son determinados mucho ms por laimpresin producida en sus sentidos que por la pura reflexin". sta es la razndel xito de la propaganda nacionalsocialista en la masa alemana; elpredominio de la imagen frente a la explicacin, de lo sensible frente a lo

    racional. Ya tendremos ocasin de revistar los procedimientos quecontribuyeron a llevar la masa a un estado receptivo. Todo el mundo ha odohablar del redoble de tambor que acompaaba a Hitler cuando ascenda a latribuna en el Congreso de Nuremberg y del teclado que haba en su atril parapermitirle cambiar la iluminacin a su gusto.

    Tambin se comprende, desde este punto de vista, que el nazismo haya hecho,de muy buen grado, un llamado a la mujer, en su sentimiento ms irracional, yque lo haya hecho con xito.

    Por una parte, la propaganda hitleriana echa sus races en las zonas msprofundas del inconsciente colectivo, exaltando la pureza de la sangre,remontndose, mediante la cruz gamada, hasta la ms antigua mitologa solar.Por la otra, utiliza sucesivamente temas diversos, y aun contradictorios, con lasola preocupacin de orientar a las muchedumbres en la perspectiva delmomento. Jules Monnehot not perfectamente ese carcter, irracional ydiscontinuo al mismo tiempo, de la propaganda nacionalsocialista. "Loshitlerianos dijo haban echado mano de todos los temas utilizables enAlemania, todos aquellos a los cuales una mnima coincidencia con susintenciones del momento los haca tiles". [[21]]

    Sin embargo, debemos preguntarnos cmo una tal discontinuidad no perjudicla propaganda, hitleriana, puesto que logr no solo movilizar un pueblo, sinoafectar gravemente a varias naciones europeas. Es cierto que su esfuerzo fuecolosal. En este terreno Hitler y Goebbels no dejaban nada librado al azar. Todamanifestacin estaba cuidadosamente preparada. Hitler haba llegado a notarque las horas de la noche eran las ms favorables a la influencia de unavoluntad ajena. El pblico tambin estaba "preparado. Las comunidades que

    no eran del Estado fueron desarticuladas con el fin de evitar toda

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    intermediacin y que el individuo estuviese directamente en contacto con lapropaganda.

    El partido y el jefe estaban presentes en todas partes; en la calle, en la fbrica yhasta en las casas en las paredes de las habitaciones. La prensa, el cine y laradio difundan la propaganda sin cesar. Por ltimo, tambin es innegable queciertos elementos de esa propaganda correspondan ya sea a una constante delalma germana, o bien a una situacin creada por la derrota, la desocupacin yuna crisis financiera sin precedentes.

    Esto explica muchas cosas, pero no todas, y en particular no explica lainfluencia ejercida por la propaganda hitleriana en naciones que no eranalemanas. Para que la propaganda nazi haya podido triunfar as, para que hayapodido entusiasmar a algunas masas que hubieran debido, normalmente,permanecer fuera de su alcance, se ha de admitir que su accin se ejerca menosen el campo de los sentimientos y de la razn que en otra regin, en zonasfisiolgicas e inconscientes en las que pasiones y costumbres, contradictorias ala luz de la lgica pura, encuentran asidero y equilibrio. El escritor ruso

    Chajotin, intenta esclarecer el xito de la propaganda nazi con unainterpretacin de la teora de los reflejos condicionados de Pavlov.

    Veamos, brevemente descripta, la experiencia bsica. Pongamos un terrn deazcar ante un perro previamente inmovilizado y el perro segregar saliva.Asociemos luego la presentacin del terrn de azcar con el sonido de unabocina y hagmoslo varias veces. El perro continuar segregando salivanormalmente. Ahora, si en una tercera fase, nos limitamos a hacer sonar labocina sin mostrar el terrn de azcar, el perro seguir segregando saliva.

    Habremos determinado un reflejo condicionado, es decir, que el sonido de labocina habr sido asociado lo suficiente con la aparicin del azcar como paraprovocar, por s solo, la salivacin. La bocina se convierte as en unagentecondicional. Anotemos, sin embargo, que este excitante de segundo grado noconservar siempre su eficacia. El agente condicional complejo(la bocina)tiende, en efecto, a perder su valor como sustituto del agente condicionalsimple(el azcar) si no se los asocia nuevamente, de cuando en cuando, esdecir, si no se repite, a intervalos, la experiencia primitiva.

    Pero si proseguimos an esta misma experiencia, es decir, si continuamosempleando nuestros excitantes segn un ritmo regular, la salivacin del perrono aumentar. Muy al contrario, obtendremos una inhibicin de las funcionesreflejas que puede extenderse a todo el organismo y engendrar un estado desomnolencia. Digamos por fin, que un estado parecido se puede obtener de otramanera. En este caso ya no es la repeticinsino la intensidaddel excitante laque acta para inhibir los reflejos normales de un individuo. As, la aparicinrepentina de una serpiente puede inhibir los reflejos de fuga en el pjaro que,fascinado, ir a caer en sus fauces.

    Solo nos queda ahora aplicar esto a nuestro tema. Hagmoslo primero con lapublicidad. Para recomendar un agua gaseosa en las paredes del subterrneo, la

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    publicidad recurre a una mujer que surge de entre las burbujas; es evidente queno hay ningn vnculo de orden racional entre el agua mineral X y la lindamujer. Se trata, solamente, de condicionaral futuro cliente de manera que,volviendo a nuestra comparacin, salive, desde ese momento, cada vez que oigael nombre del agua X, que le evocar inmediatamente la imagen de una lindamujer que surge del agua. Asociaciones parecidas se crean ms naturalmentecon marcas de jabn o de medias. En este caso la publicidad juega la cartasegura del instinto sexual.

    La propaganda poltica tambin puede utilizar el instinto sexual. Larepresentacin de las entidades nacionales por mujeres agradables, como la

    Marianne, [[22]] responde a ese reflejo. Pero fue sobre todo en el instinto depoder que se fund el condicionamiento en gran escala realizado por e!nazismo. Para mayor claridad distinguiremos las dos fases que corresponden alas dos experiencias que acabamos de analizar. Primero determinar los reflejosy hacerlos funcionar, y luego utilizarlos con el ritmo necesario para crear elestado de inhibicin.

    1 Se trata de determinar los reflejos condicionados que constituirn elengranaje de esta propaganda; en este caso, de asociar el objeto deseado por lamasa con el partido que se lo propone como finalidad: la grandeza delReichyla felicidad de todos los alemanes se asocian al partido nacionalsocialista. Perosera fastidioso y de efecto mediocre acumular explicaciones y razonamientosen sucesivas oportunidades, para demostrar, en cada caso, que sos son losfines perseguidos por el partido. Resulta mucho ms expeditivo sustituirprogresivamente el agente condicional simple, que es la grandeza delReich,por tal o cual individuo que se propone conquistar esta grandeza: o tal o cual

    frase o imagen que lo resumen y evocan. De tal manera, la idea que se tiene quepropagar est ligada a un rostro, a un smbolo, a un slogan o a un lema. Bastade programas detallados y demostraciones complicadas: la cruz gamada y elsaludo hitleriano bastan, adems del retrato del jefe difundido en millones deejemplares. Sin embargo, como ya hemos visto, el smbolo, el excitantesecundario, perdera su poder si no fuera revivificado, renovado por nuevasasociaciones con la excitacin primaria. Por esto el terrn de azcar sedistribuye fragmento por fragmento: programas sociales, nuevos objetivos,nuevas conquistas, nuevos planes, nuevas iniciativas en realidad, el ciclo de

    refuerzo de la asociacin primaria no tiene fin.2 No obstante, los smbolos no son solamente recuerdos de promesas oevocaciones de grandeza. Tambin constituyen llamamientos al poder en losfuertes y evocaciones de desazn en los dbiles. Se conoce el mecanismofundamental de este fenmeno. El R. P. Fessard lo analiz a la luz de ladialctica hegeliana del amo y el esclavo: "Si la voluntad del esclavo continasubyugada mucho despus del desenlace del combate, y sin que se ejerzaefectivamente la mayor fuerza del amo, es porque el terror de la muerte learranca el mnimo consentimiento que lo liga a la voluntad del vencedor.

    Cuando sea necesario, algunos castigos parciales refrescarn el recuerdo de ese

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    momento de angustia en el que cambi la libertad por la vida y lo obligarnuevamente a una adhesin infinitesimal". [[23]] Lo que el R. P, Fessarddescribe aqu es, con otras palabras, la inhibicin condicionada. Pero lo que lno dice es que estos recuerdos de inhibicin pueden conseguirse mucho mseconmicamente y mucho menos violentamente. En efecto: la propagandasuministra sustitutos que, para evocar la desazn, remplazan a los castigos, opor lo menos, dan excelentes resultados cuando se sabe asociarlos con ellos demodo conveniente. Estos sustitutos son los cantos, smbolos y slogans. De estemodo el poder de Hitler se asocia con la cruz gamada y sta se reproduce entodas partes, de manera que al verla, el partidario recuerde siempre el momentode exaltacin y el adversario el momento de desazn en que vio avanzar hacial, agrupados detrs de esa bandera, la multitud de uniformes pardos. La cruzgamada, esta simple imagen, se convierte en un instrumento de presin, queprovoca inconscientemente este razonamiento: "Hitler es la fuerza, la nicafuerza real, y puesto que todo el mundo est con Hitler, es preciso que yo,hombre de la calle, haga lo mismo si no quiero ser aplastado" .

    Se ve toda la importancia del ritmo con el que Goebbels realizaba su

    propaganda. sta no cesaba jams, ni en el tiempo ni en el espacio, y constituauna pantalla sonora y visual permanente que tena al pueblo en pie de accin.Pero variaba de intensidad. Si el objetivo pareca lejano "se pona el espritu delpueblo a fuego lento", segn la expresin empleada, para que estuviese lista enel momento oportuno. Ciertas campaas tendan inevitablemente a su fin en uncrescendoa veces muy largo, que los acontecimientos podan hacer ms lento.AlAnschluss, [[24]] por ejemplo, le precedi una campaa de cinco aos. Enotras ocasiones la gradacin era ms rpida y ms dramtica, como en las pocassemanas que precedieron la invasin de Checoslovaquia. Pero en todos los

    casos el golpe final se asestaba sbitamente y sin aviso previo. De esta manerase mantena al individuo en un estado continuo de tensin hasta la hora H. Encuanto al adversario, sometido a un perpetuo alerta, psquicamentedesarticulado, casi adormecido, como el perro de Pavlov, de tanto esperar elgolpe no reaccionaba cuando ste caa sobre l. En realidad, es de admirar lamanera como ejecutaba esa orquesta de propaganda; la msica no seinterrumpa jams. Siempre haba en la sinfona una frase en suspenso quepoda retomarse. Si la poltica internacional no convena, se sacaba a relucirnuevamente alguna cuestin interna.

    Durante la guerra sucedi lo contrario. El tema ario germnico dio paso al mitomajestuoso de la nueva Europa heredera de los valores cristianos, erigida frentea la barbarie bolchevique. No hay contradiccin, jams se vuelve atrs pararetomar el camino; se trata, simplemente, de un nuevo instrumento. Fue ascomo la propaganda antisovitica, bruscamente interrumpida en 1939, sereanud en junio de 1941. Pero la orquesta hizo tanto ruido que solo algunosindividuos empecinados en reflexionar advirtieron una discontinuidad. La reglaimpone, precisamente, no dar tregua para reflexionar. Los llamados a las urnasse suceden, as como las proclamas de combate y la lista de nuevos objetivosque deben alcanzarse.

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    La confirmacin de las experiencias de Pavlov es, por lo tanto, bastanteevidente. Pero en este mismo sentido del estmulo continuo se estableci unasuerte de alternancia regular: al azcar se agregaba el castigo. Cuando elenemigo parece renuente, se lo acaricia; despus, cuando recobra la respiracin,se lo amenaza de nuevo... Fue as como, inmediatamente despus de Munich,cuando la opinin mundial crey que poda darse un respiro. Hitler pronuncidos de sus ms violentos discursos. Los oyentes y los interlocutores advirtieronsiempre la habilidad con que alternaba la seduccin y la agresividad, lo que seha llamado su Gespraechstechnik, un arte de la conversacin que, por otraparte, ya a Napolen no le era desconocido.

    Entonces, si en lugar de repetir el estmulo se crea una alternancia en laexcitacin, se obtiene, en vez de la simple inhibicin, ese estado psquicoambiguo e inestable que P. Janet describi en su libroDe lAngoisse a lExtase.Esto se relaciona con un mismo estado psicolgico ambivalente que comprendetodos los grados, desde el miedo hasta el entusiasmo.

    Es cierto que entre los hombres que siguieron a Hitler hasta el fin y murieron

    por l hubo muchos que no simpatizaron con l. Pero el procedimiento y elritmo mismo de su propaganda los haba hipnotizado literalmente y arrancadode s mismos. A decir verdad, no lo amaban ni lo detestaban; estabanfascinados por l.

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    CAPITULO V: REGLAS YTCNICAS

    La propaganda poltica ya tiene una historia. El uso que de ella hicieroncomunistas y nazis, por otra parte de manera muy diferente, es particularmenteprecioso para discernir ciertas reglas de la propaganda. Lo intentaremos aqu dela manera ms objetiva posible, descartando todo falso pudor. Y por siocurriere que tal propsito indignara a alguien, que se nos permita recordar quehubo una poca, no muy lejana precisamente aquella en que este estudiocomenz a forjarse en la accin antes de ser redactado en que la propagandano era una curiosidad ni una actividad de segundo orden, sino una lucha detodos los das. El hecho de que hoy atravesemos en Europa occidental por un

    perodo de propaganda parcial y atenuada, no impide que hayamos vivido, yque an podamos vivir nuevamente, una poca de propaganda total.

    Nadie podra pretender confinar la propaganda en un cierto nmero de leyesfuncionales. La propaganda es polimorfa y cuenta con recursos casi ilimitados.Como dijo Goebbels: "Hacer propaganda es hablar de la idea en todas partes,hasta en el tranva". El verdadero propagandista, el hombre que quiereconvencer, aplica toda suerte de frmulas, segn la naturaleza de la idea y la desus oyentes; pero acta principalmente por contagio de su fe personal, por suscualidades propias de simpata y de elocucin. Estos elementos no sonfcilmente mensurables, y, sin embargo, la propaganda de masas no tendraefecto si no fuese sostenida por un esfuerzo tenaz y mltiple de propagandaindividual.

    La propaganda individual se expresa por la simple conversacin, por ladistribucin de volantes y diarios, o ms sistemticamente, por el depuerta en

    puerta, mtodo que consiste en llamar sucesivamente a todas las puertas de unbarrio y ofrecer diarios o formular peticiones, y si es posible, convertir esto enel principio de una conversacin.

    La toma de la palabranos pone en el camino de la propaganda de masas. stees un procedimiento favorito del "agitador" comunista, que aprovecha unincidente cualquiera para pronunciar un discurso tan breve y claro como seaposible.

    Los basamentos tcnicos de la propaganda de masa son potentes y cuantiosos.Nos es imposible tratarlos detalladamente aqu. Contentmonos con un simplerecuento.

    Material impreso. El libro, costoso y de larga lectura, sigue siendo a pesar de

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    todo un instrumento bsico. Pinsese en la importancia delManifiestocomunistay de las obras de Lenin y Stalin en la propaganda comunista, y en latirada deMein Kampfen Alemania .

    Elpanfleto, arma predilecta de la propaganda en el siglo XIX, es hoy utilizadopor los comunistas, pero se destina sobre todo a los intelectuales.

    Elperidicoes el instrumento principal de la propaganda .impresa, desde losgrandes cotidianos hasta los peridicos de barrio o de fbrica, distribuidos y

    expuestos (peridicos murales) .

    Y por fin el afichey el volante, que deben ser redactados en forma breve ycontundente. El volante tiene la ventaja de ser poco engorroso y de fcildistribucin annima. Cuando el volante se reduce a un slogan o a un smbolo,toma el nombre de mariposa.

    La palabra. El principal instrumento de difusin de la palabra es,evidentemente, la radio. Las radioemisoras, principalmente las de onda corta,

    fueron utilizadas durante la guerra, y se las usa an, con fines de propagandainterior y exterior. Se ha comprobado que la voz humana confiere a laargumentacin vida y presencia, de las que carece un texto impreso, y que larefuerza considerablemente. En los Estados Unidos se ha llegado a examinarlas voces de los locutores en funcin de su poder de seduccin. La radio puedeser puesta temporalmente, en periodo electoral, a disposicin de los partidospolticos, pero con mucha ms frecuencia es utilizada por los gobiernos, que laemplean para sostener sus concepciones y su poltica en audiciones dirigidas asus ciudadanos o a pueblos extranjeros. La influencia de la radio puede

    acrecentarse an mediante la "audicin colectiva".El altavoz se utiliza en las reuniones pblicas, pero tambin puede desplazarsea voluntad De esta manera fue usado en el frente de guerra en los aos 1939 y1940 y durante la guerra civil en China. Con frecuencia se lo instala en uncamin. Durante la campaa electoral de junio de 1950, el partido socialistabelga us camiones equipados en esa forma; se detenan de pronto en unalocalidad, y despus de algunos discos que ponan sobre aviso a la poblacin,un orador expona ante el micrfono. Este mtodo tena la ventaja de permitirentrar en contacto, en cualquier lugar, con mucha gente que no asista a

    reuniones polticas.

    En Viet-Nam, el gobierno francs utiliz tambin camiones con altavoces, peroen este caso se trataba de un bazar ambulante que serva para atraer a lapoblacin.

    El cantoes tambin un vehculo de propaganda, as se trate de cantosrevolucionarios, polticos, picos o de canciones satricas, que son un armafavorita de las oposiciones. Recordemos, por una parte,La MarsellesayLa

    Internacional, y por otra, el xito de las canciones satricas divulgadas por lasemisiones francesas de la B.B.C.

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    La imagen. Hay muchas clases de imgenes: fotos, caricaturas y dibujossatricos emblemas y smbolos y retratos de los jefes. La imagen es, sinduda, el instrumento de ms efecto y el ms eficaz. Su percepcin es inmediatay no exige ningn esfuerzo. Si se la acompaa con una breve leyenda, remplazaventajosamente a cualquier texto o discurso. En ella se resume preferentementela propaganda, tal como lo veremos al tratar de los smbolos.

    El espectculo. El espectculo, finalmente, es un elemento esencial de lapropaganda. En la Revolucin Francesa, cuando se hizo de David [[25]] un"gran seor de las fiestas de la Repblica", se tuvo el sentido de lasmanifestaciones de masas organizadas con una grandiosa puesta en escena(Fiesta de la Federacin, del Ser Supremo). Napolen aprendi la leccin. Encuanto a Hitler, supo organizar admirablemente manifestaciones gigantescascon un estilo de una solemnidad religiosa y deportiva a la vez: Congreso deNuremberg, desfile de antorchas (notemos el papel desempeado por losproyectores, las iluminaciones, las antorchas; todo lo que es llama y luz en lanoche llega a lo ms profundo de la psique humana).

    La propaganda se introdujo hasta en la liturgia fnebre. Ningn otroespectculo impresiona tanto el alma moderna, ni le inspira tanto esesentimiento de comunin religiosa al que aspira; es el nico Pguy lo hadestacado que logra con cierto fasto nuestra repblica civil y laica. Goebbelsorganizaba con cuidado y con un estilo impresionante las exequias de los jefesdel partido.

    Aunque sin caer en romnticas suntuosidades de la puesta en escena, hay pocasmanifestaciones polticas que no incluyan hoy una parte espectacular; para

    atraer y distraer a las muchedumbres, sin duda, pero tambin, y msprofundamente, porque ello responde a su nostalgia de una liturgia colectivadesaparecida.

    El teatro, que desempe un gran papel en la Revolucin Francesa, recobr sueficacia de propaganda durante la Revolucin bolchevique. En sketchsmuysimples, preparados para diversos auditorios (ejrcito, campesinos, etc.), sedestacaban los mritos y el porvenir de los obreros y campesinosrevolucionarios, en contraste con la torpeza de sus enemigos. Con la mismaintencin se representaron farsas inspiradas en el folklore.

    Con frecuencia el teatro inspir la tcnica de la propaganda; as sucedi con loscoros hablados que se originaban en las manifestaciones, o que hasta Hitler yMussolini animaban; tambin en las "conferencias dialogadas", en las que uncompinche se encarga de desempear, ms o menos groseramente, el papel decontradictor. El espectculo ocupa un lugar cada vez ms grande en los desfilesy mtines, en los que figuras carnavalescas encarnan al enemigo; carrozasdecoradas representan las escenas ideales del porvenir, en las que serepresentan sketchssimplificados, reducidos a veces a gestos solamente, suerte

    de pantomimas polticas.

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    El cine, por ltimo, es un instrumento de propaganda particularmente eficaz,sea que se lo utilice por su valor documental reproduce la realidad con sumovimiento y de ah que le confiera una autenticidad indiscutible , o biencomo el teatro, para propalar ciertas tesis a travs de una vieja leyenda, un temahistrico o un libreto moderno. Las pelculas de actualidades ms o menosorientadas y ciertos reportajes pertenecen a la primera categora. En la segunda,los nazis haban realizado un modelo de propaganda antijuda conEl judoSss. La mayor parte de las pelculas producidas en la URSS o en lasdemocracias populares son de propaganda y exaltan la epopeya militar de lalucha contra los fascistas alemanes o las grandes tareas de la construccinsocialista.

    Despus de esta rpida revista de los principales vehculos de propagandavamos a examinar las reglas principales de su funcionamiento, reglas y usosque, a ttulo indicativo, pueden inferirse de la historia reciente de la propagandapoltica.

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    1. Regla de la simplificacin y el enemigonico

    En todos los campos, la propaganda se esfuerza en primer lugar por lograr la

    simplicidad. Se trata de dividir su doctrina y sus argumentos en algunos puntosque sern definidos tan claramente como sea posible. Toda una gama defrmulas est a disposicin del propagandista: manifiestos, profesiones de fe,programas, declaraciones, catecismos, los que, bajo una forma generalmenteafirmativa, enuncian una cierta cantidad de proposiciones en un texto breve yclaro.

    Es significativo que en los orgenes de las tres grandes propagandas que hanmodificado perdurablemente el mundo, encontremos tres textos de esta clase:

    la fe catlica fue condensada en el Credoo Smbolo de Nicea; la RevolucinFrancesa redact unaDeclaracin de los derechos del hombre y del ciudadano,que constituy, por as decir, el alfabeto de su propaganda y que,sobrevivindole an hoy, es testimonio todava de la vitalidad de susprincipios. Estos dos textos son de una densidad y claridad admirables; no sepodra encontrar en ellos una palabra de ms. Los dos estn compuestos defrases cortas y rtmicas, de suerte que pueden ser fcilmente recordados. Elmarxismo, a su vez, se apoya en un documento ms largo, elManifiestocomunista, en el cual Marx y Engels condensaron su doctrina en frmulas de

    efecto.Este esfuerzo para precisar y resumir es una necesidad previa de todapropaganda. Lo encontramos tanto en un texto clebre como laDeclaracin decatorce puntosdel presidente Wilson, como, con xito diverso, en los muchosprogramas, manifiestos y profesiones de fe electorales que son comunes en lavida poltica.

    Siempre tendiendo hacia una mayor simplificacin, encontramos la consignayel slogan, tan breves y bien "acuados" como sea posible, segn una tcnica

    que ha desarrollado la publicidad. La consigna, como vimos, tiene un contenidotctico: resume el objetivo que debe alcanzarse. El slogan hace un llamado msdirecto a las pasiones polticas, al entusiasmo, al odio: "Tierra y Paz" es unaconsigna; "Ein Volk, ein Reich, ein Fhrer", [[26]] un slogan. "Ni un centavo, niun hombre para la guerra de Marruecos" es una consigna; "Doriot al poder.

    Rex vencer" son slogans. Por lo dems, la distincin no es siempre tan clara.

    En fin, caso extremo, una doctrina o un rgimen se resumen en un smbolo:smbolo grfico (S.P.Q.R.R.F., la inicial de los soberanos reinantes, etc.);

    smbolo imagen (bandera, bandern, emblemas o insignias diversas en forma deanimales u objetos: cruz gamada, la hoz y el martillo, smbolo plstico (el

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    saludo fascista, el puo levantado, etc.); smbolo musical (himno, frasemusical) .

    El smbolo, que en un principio era sobre todo figurativo, como el hacha dellictor y el gorro rojo de la Revolucin Francesa, se alej progresivamente de larealidad que representaba en provecho de la facilidad de reproduccin. La cruzgamada es un smbolo solar prehistrico que no tiene ms que un vnculopotico con el nazismo. Lo mismo las diferentes clases de cruces adoptadasestos ltimos aos, como la cruz de Lorena, por ejemplo, smbolo de la FranciaLibre, que evocaba un territorio martirizado. Su valor resida "sobre todo en susimplicidad (la cruz es el smbolo ms simple y susceptible de ser reproducidocon mayor facilidad). La "V" inglesa, adoptada como smbolo aliado, fue unxito perfecto. Por ser la letra inicial de "Victoria" tena un valor figurativodirecto, y a la vez poda representarse con un smbolo grfico extremadamentesimple y cmodo para reproducir en las paredes, con un smbolo plstico (losdos dedos o los brazos levantados) o bien con uno sonoro (los ...,transcripcin de la V en alfabeto morse, que anunciaban las emisiones de laB.B.C. para los territorios ocupados), y por este camino la V adquira, por fin,

    un valor potico, ya que se confunda con el tema inicial de la Quinta Sinfonade Beethoven, que evoca los golpes que el Destino da en la puerta .

    En el capitulo precedente analizamos el mecanismo por el cual estos diversossmbolos evocan de por s todo un conjunto de ideas y sentimientos.Recordemos, en todo caso, que la reduccin a frmulas claras, a hechos ycifras, causa siempre mejor efecto que una larga demostracin. Es seguramenteuna debilidad de ciertos partidos polticos el no haber llegado jams acondensar su doctrina y su programa en algunas frmulas y smbolos

    llamativos que la memoria pueda conservar.

    Por otra parte, una buena propaganda no se asigna ms que un objetivoprincipal por vez. Se trata de concentrar el tiro en un solo blanco durante unperodo dado. Los hitlerianos practicaron perfectamente este mtodo deconcentracin que fue el ABC de su tctica poltica. Aliados primero a lospartidos burgueses contra los marxistas, despus a la derecha nacionalistacontra los partidos burgueses y, finalmente, al eliminar a los nacionalistas, selas arreglaron siempre para tener un nico enemigo.

    Concentrar en una sola persona las esperanzas del campo al cual se pertenece ola aversin que se siente por el campo adverso es, evidentemente, la forma desimplificacin ms elemental y ms beneficiosa. Los gritos de "Viva Fulano!"o "Abajo Zutano!" pertenecen a los balbuceos de la propaganda poltica y leproporcionaron siempre buena parte de su lenguaje de masas. Reducir la luchapoltica a una rivalidad de personas, es sustituir el difcil enfrentamiento detesis, el lento y complejo mecanismo parlamentario, por una suerte de juego delcual los pueblos anglosajones aman el aspecto deportivo, y los pueblos latinosel lado dramtico y pasional.

    La individualizacin del adversario ofrece muchas ventajas. Los nazis

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    transformaban cada escrutinio en un "combate contra el ltimo opositor". Loshombres prefieren enfrentar a personas visibles ms bien que a fuerzas oscuras.Particularmente cuando se los convence de que su verdadero enemigo no es talpartido o tal nacin, sino el jefe de ese partido o de esa nacin, se matan dospjaros de un tiro: por una parte se tranquiliza a los propios partidarios, segurosde tener enfrente no una masa resuelta como ellos, sino una multitud engaadaconducida por un mal pastor que la abandonar cuando se abran sus ojos; porotra parte se puede esperar que se divida el campo contrario y se desprendan

    algunos elementos. Por lo tanto, se atacar siempre a individuos o pequeasfracciones, nunca a masas sociales o nacionales en conjunto. Fue as comoHitler no pretendi jams combatir a la clase obrera marxista, sino a algunos"judo-marxistas que tiran de los hilos"; jams a la Iglesia, sino a "unacamarilla de curas hostiles al Estado". En su propaganda dirigida a los catlicosy a los socialistas, los partidos comunistas actan segn esta regla. [[27]]

    Se advierten en esto las razones de la enorme importancia que han tomado en lapropaganda las nociones de camarilla, complot, conspiracin. Los grandesprocesos polticos como el del incendio del Reichstag o el proceso de Rajk

    [[28]] sirven para autenticar la realidad del complot denunciado y convencer ala masa que tiene contra ella, efectivamente, solo una camarilla de espas,saboteadores y traidores.

    Se tratar, en la medida de lo posible, de confinar a ese lote nfimo deadversarios reconocidos en una sola categora o en un solo individuo. Lapropaganda hitleriana present la "conspiracin de los demcratas, plutcratasy bolcheviques contra Europa", como dirigida por el "judasmo internacional.Cuando esta categora parece, insuficientemente homognea se la crea de modo

    autoritario uniendo los adversarios en una enumeracin repetida con tantafrecuencia como sea posible, para divulgar la conviccin de que "todos sondignos de meterlos en el mismo saco". La propaganda comunista emplea confrecuencia enumeraciones inesperadas en las que se confunden en una mismadetestable mezcolanza, un poltico radical, un arzobispo y un filsofoexistencialista. Esto es lo que llamaremos mtodo de contaminacin, por el cualun partido sugiere que las divisiones de sus adversarios no son sino artificiosdestinados a engaar al pueblo, cuando en realidad se coligan contra l.

    Una forma en que la propaganda hitleriana explota el sentido del enemigo esuna tctica de extraordinaria eficacia psicolgica y poltica. Es el arte del bluffllevado al lmite que consiste en adjudicar al adversario los propios errores o lapropia violencia. El resultado es generalmente desconcertante.

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    2. Regla de la exageracin y desfiguracin

    La exageracin de las noticias es un procedimiento periodstico corrientementeutilizado por la prensa partidista, que hace resaltar todas las informaciones quele son favorables: as se trate de una frase aventurada por un poltico, como delpasodeun avin o de un navo desconocido, transformados en pruebasamenazantes. Otro procedimiento frecuente es el uso hbil de citasdesvinculadas de su contexto.

    La propaganda hitleriana se sirvi sistemticamente de la noticia como mediopara dirigir los espritus. Las informaciones importantes no se daban nunca enbruto. Cuando aparecan ya estaban preparadas, cargadas de un potencial depropaganda. Un ejemplo de esto lo da la manera como la prensa alemanapresent una huelga declarada en los Estados Unidos, y que nos refiere Walter

    Hagemann. No se deca: "los huelguistas rechazan un laudo arbitral deRoosevelt", sino "los huelguistas responden con un rechazo del laudo arbitral ala torpe poltica social de Roosevelt". Como se ve, la exageracin comienza enla etapa de la informacin, y se acenta, generalmente, en el ttulo y en elcomentario.

    La preocupacin constante de los propagandistas hitlerianos fue siempre loelemental. Toda propaganda, se dice enMein Kampf, debe establecer su nivelintelectual segn la capacidad de comprensin del ms limitado de aqullos a

    quienes se dirige. Su nivel intelectual deber ser, entonces, tanto ms bajocuanto ms grande sea la masa de hombres que deba convencer. De ah la ironapesada, la burla cnica, los brulotes que caracterizaban la elocuencia hitleriana.Jules Monnerot subray que los tiranos modernos tuvieron el don de "loprimario" y volvieron a escribir su doctrina en un "lenguaje de masas". Segnel cuadro de todos los grandes propagandistas confeccionado por Bruce L.Smith [[29]] uno solo de ellos haba cursado estudios universitarioshumanistas, el doctor Goebbels.

    Sin caer en excesos, es cierto que la propaganda exige una expresin que seacomprendida por la mayora. En primer lugar deber presentarse la idea entrminos generales y de la manera ms contundente, tratando de matizar ydetallar lo menos posible. No se le creer a quien comienza por establecerlmites a sus propias afirmaciones. Para quien busca el favor de lasmuchedumbres vale ms no decir "Cuando yo est en el poder, los funcionariosganarn tanto, el salario familiar ser aumentado en tanto, etc., sino ms bienTodo el mundo ser feliz.

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    3. Regla de la orquestacin

    La primera condicin de una buena propaganda es la repeticin incesante de lostemas principales. Goebbels deca: "La Iglesia catlica se mantiene porquerepite lo mismo desde hace dos mil aos. El Estado nacionalsocialista debeactuar de la misma manera." Sin embargo, la repeticin pura y simple fatigarapronto. Se trata, entonces, de insistir con obstinacin en el tema centralpresentndolo bajo diversos aspectos. "La propaganda debe limitarse a unapequea cantidad de ideas repetidas siempre. La masa solo recordar las ideasms simples cuando le sean repetidas centenares de veces. Los cambios que seintroduzcan nunca debern afectar el fondo del mensaje uno se propongadivulgar, sino solamente la forma. Es por esto que la consigna debe presentarsebajo diferentes aspectos, pero figurar siempre condensada en una frmulainvariable como conclusin". [[30]] Esto no es una invencin, sino lasistematizacin de un procedimiento conocido ya por el viejo Catn, quienterminaba todas sus arengas con "delenda Carthago", y que usaba tambinClemenceau cuando introduca en todos sus discursos la famosa frmula:"Hago la guerra."

    La persistencia del tema, junto con la variedad de su presentacin, es lacualidad rectora de toda campaa de propaganda.

    En esta materia los partidos comunistas ofrecen un modelo por la obstinacin

    con que repiten un mismo tema, abordndolo desde ngulos diferentes. Si setoma la coleccin de L'Humanit de 1948, se advierte que, desde el 1 de enero,fecha en la que desea a sus lectores un feliz ao, un "ao de victoria contra elplan de ruina del partido americano", no hubo editorial o artculo de fondo en elcual, no importa respecto de qu asunto, no se criticara el plan Marshall. Eseleitmotiv apareca tanto en la pgina humorstica, como en los comentarios ylas crnicas cinematogrficas, deportivas, etctera.

    La orquestacin de un tema dado consiste en su repeticin por todos losrganos de propaganda en formas adaptadas a los diversos pblicos, que debenser tan variadas como sea posible. Para un pblico diferente, siempre un matizdiferente", prescriba una de las directivas de Goebbels, quien llevaba su afnde adaptacin al pblico al extremo de anotar en su Diario que "la propagandaen el terreno de la cultura es siempre la ms eficaz con los franceses".

    Como en una campaa militar, cada uno combate con sus propias armas en elsector que se le asigna. La campaa antijuda de los nazis la realizabansimultneamente los diarios, que informaban y polemizaban, las revistas quepublicaban sesudos artculos sobre la nocin de raza, y el cine, que produca

    pelculas comoEl judo Sss. Cuando los nazis tuvieron en sus manos los

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    medios para influir en toda la opinin europea, su tcnica de orquestacinalcanz su mxima amplitud. En esa poca todas las semanas apareca enDas

    Reichun editorial del Dr. Goebbels que inmediatamente era reproducido porlos diarios y las radios alemanes, por los diarios del frente y por la prensa detodos los pases ocupados, en idiomas y registros diferentes, con lascorrecciones que requeran las diversas mentalidades nacionales.

    Tambin el partido comunista practica, a su manera, una excelenteorquestacin. Los temas fundamentales son precisados cada semana en unmemorndum del Bureau poltico, y cuyo texto es siempre claro y conciso,desarrollado por toda la prensa comunista y sus oradores, hasta llegar al ltimoescaln, en la base, donde aparecen en los afiches, petitorios, propaganda oral,propaganda de puerta en puerta, etc. Es as como las grandes campaasemprendidas por el partido comunista (contra el plan Marshall, contra la bombaatmica) repercuten en todos los rincones del pas y alcanzan, de una manera uotra, a casi todos los ciudadanos.

    Una gran campaa de propaganda triunfa cuando logra expandirse en ecos

    infinitos, cuando consigue que en todas partes se discuta un mismo tema de lasms diversas maneras, y cuando establece entre los que la han iniciado yaqullos en quienes ha repercutido un verdadero fenmeno de resonancia cuyoritmo puede ser mantenido y amplificado. Es evidente, por otra parte, que paraobtener esta resonancia el objetivo de la campaa ha de corresponder a undeseo ms o menos consciente en el espritu de las grandes masas.

    Conducir y desarrollar una campaa de propaganda exige que se siga de cercala progresin, que se la sepa alimentar continuamente con informaciones y

    slogans nuevos, y que se la reanude en el momento oportuno bajo una formadiferente y tan original como sea posible (reuniones, votos, obtencin defirmas, manifestaciones de masa, etc.). Una campaa tiene su duracin y suritmo propios; debe "prenderse", al principio, de un acontecimientoespecialmente importante, desarrollarse en forma tan progresiva como seaposible y terminar en apoteosis, generalmente con una manifestacin masiva.Son verdaderos fuegos de artificio, donde los cohetes se suceden, cada vez mscargados, hasta caldear el entusiasmo y llegar a una cima que habr dealcanzarse con el lanzamiento del ltimo. La rapidez es en todos los casos elfactor primordial de una campaa de propaganda. Es preciso encontrarrevelaciones y nuevos argumentos continuamente, a un ritmo tal que, cuando eladversario responda, la atencin del pblico se desplace ya hacia otra parte. Susrespuestas sucesivas no lograrn superar la marea creciente de las acusaciones,y su nico recurso ser arrebatar la iniciativa, si es que puede hacerlo, y atacaran con ms rapidez.

    Los hechos imponen a veces una duracin mucho ms larga, como en el caso dela campaa de revisin del proceso Dreyfus, magnficamente abierta con elpanfleto de Zola, y que se desarroll de modo coordinado, apelando a todos los

    medios para influir en la opinin pblica .

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    choque cuyo contragolpe sera perjudicial para la moral del pueblo yentorpecera la propaganda que entonces se realizaba para lograr un aumento derendimiento.

    Sucede que algunos temas deben abandonarse porque son contradichos por loshechos o por la propaganda del adversario. En este caso el propagandista noreconoce su error, es una regla evidente que la propaganda no debecontradecirse. El propagandista se limita a guardar silencio en aquellos puntosen los que est dbil. La disimulacin o la desfiguracin de las noticiasfavorables al adversario se ha convertido en un procedimiento casi universal,Hagcmann examin cerca de cincuenta mil rdenes enviadas por Goebbels a laprensa y comprob que la cuarta parte de ellas eran consignas de silencio. Peroel silencio se acompaaba comnmente con ofensivas de diversin. El mismoautor cuenta que, en 1935, cuando las persecuciones antisemitas escandalizabana la opinin extranjera, Goebbels desencaden en la prensa alemana unacampaa contra la persecucin de los catlicos irlandeses por parte de losingleses. La diversin es una tctica favorita de la propaganda de guerra, perola utilizan tambin los propagandistas en tiempos de paz, y Goebbels, a decir

    verdad, haba llegado a ser un maestro en la materia.

    En su biografa de Goebbels [[31]], Curt Ries se detiene con razn en elexamen de un hecho destacado del comienzo de su carrera. Goebbels, que eradiputado y periodista a la vez atacaba violentamente a sus adversariosaprovechando abiertamente su inmunidad parlamentaria. Cuando sta le fuelevantada, se lo demand por difamacin, y lejos de defenderse, decidicontraatacar lanzando furiosas acusaciones y denunciando a jueces y fiscales.El tribunal, como hipnotizado, conden a Goebbels por ultraje a pagar 200

    marcos de multa y olvid el fondo del proceso.

    La condicin esencial de una buena orquestacin es, en todos los casos, adaptarcon cuidado el tono y la argumentacin a los diferentes pblicos. Esto, queparecera darse por descontado, resulta con frecuencia difcil parapropagandistas de formacin intelectual, que no pueden hablar el lenguaje queconviene a las muchedumbres de campesinos u obreros. En esto tambin Hitlerse haba convertido en un maestro por el arte con que variaba sus efectos: antesus antiguos compaeros evocaba el herosmo de las luchas pasadas; ante loscampesinos, hablaba de la dicha familiar; ante las mujeres, de sus deberes demadres alemanas, etc. Napolen, a quien puede considerarse uno de losprecursores de la propaganda moderna, especialmente por su habilidad en laconcisin y el slogan, saba tambin dirigirse tanto a sus tropas como a losacadmicos o a los musulmanes de Egipto en los trminos adecuados. Esinteresante comprobar que los nazis trataron de u