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Lo llaman meritocracia y no lo es Jorge Riechmann

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Lo llaman meritocracia y no lo es. Jorge Riechmann. La regla formal de justicia. - PowerPoint PPT Presentation

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Lo llaman meritocracia y no lo es

Jorge Riechmann

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La regla formal de justicia

La regla formal de justicia, analizada por Chaïm Perelman en una investigación clásica, dice: se debe tratar igual a los seres pertenecientes a una misma categoría. Chaïm Perelman: De la justicia. Cuaderno 14 del Centro de Estudios Filosóficos, UNAM, Méjico 1964 (el

trabajo original se publicó en 1945).

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“Que los que son iguales tengan lo mismo”

Otra formulación: los casos similares han de ser tratados de forma similar. Esto recibe a veces el nombre de justicia formal.

La idea es aristotélica: “La equidad consiste en que los que son iguales tengan lo mismo”, Política 1132b (y Aristóteles argumenta ahí que los hombres son bastante iguales en cuanto a su constitución física y su alma).

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Pero ¿qué seres pertenecerán a una misma categoría?

En cierto sentido con este enunciado no hacemos sino desplazar un problema: la cuestión peliaguda --con graves implicaciones político-morales-- se convierte en elucidar qué seres pertenecen a una misma categoría.

El carácter formal de la regla de justicia hace necesario contar con criterios materiales de justicia para establecer cuándo dos o más seres pertenecen a la misma categoría. Es decir, decidir a qué semejanzas y diferencias fácticas reconocemos relevancia moral.

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Seis grandes criterios materiales de justicia, según Perelman

1. A cada uno lo mismo (igualdad absoluta)

2. A cada uno según lo atribuido por la ley (justicia y Derecho positivo coincidirían)

3. A cada uno según su rango (sociedades patriarcales, esclavistas, estamentales…)

4. A cada uno según sus méritos o capacidad (justicia meritocrática)

5. A cada uno según su trabajo (justicia socialista)

6. A cada uno según sus necesidades (justicia comunista)

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La igualdad absoluta no es un principio adecuado

Podemos ver con facilidad que 1) (igualdad absoluta) no es un principio adecuado. Ahí se está confundiendo el principio formal contenido en la misma definición de justicia (evitar la arbitrariedad; tratar a todo el mundo de la misma forma, a menos que existan diferencias relevantes) con un principio sustantivo inadecuado.Una buena razón para no tratar a todo el mundo de la misma manera es que diferentes personas tienen diferentes necesidades… Luego volveremos sobre ello.

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Tampoco 2), que identifica justicia con derecho positivo, resulta adecuado (obviamente, las leyes aprobadas mediante los procedimientos establecidos y mantenidas en vigor pueden ser injustas).Y 3) –el principio material de justicia de las sociedades patriarcales, esclavistas o estamentales--, a estas alturas de la historia, nos deja muy descontentos…

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En cambio, los tres últimos criterios sustantivos o materiales de justicia de Perelman merecen ser discutidos más por extenso:

* A cada uno según sus méritos o capacidad (justicia meritocrática)

* A cada uno según su trabajo (justicia socialista)* A cada uno según sus necesidades (justicia

comunista)

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Méritos y necesidades

Notemos de entrada que “a cada uno según sus capacidades” y “a cada uno según su trabajo” podemos unificarlos bajo la común noción de mérito.

Puesto que un trato justo no tendrá en cuenta la mera posesión inactiva de capacidades, sino el ejercicio de las mismas.Nos queda pues por discutir la cuestión de las necesidades, y la cuestión de los méritos. Ambas son centrales para cualquier discurso sobre la justicia y la injusticia. Nos centraremos en la segunda. Abordé por extenso la cuestión de las necesidades en Jorge Riechmann (coord.): Necesitar, desear, vivir. Sobre necesidades, desarrollo humano, crecimiento económico y sustentabilidad (Los Libros de la Catarata, Madrid 1998).

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Principios de justicia en Marx

En la Crítica del Programa de Gotha se ofrece una anticipación de la sociedad socialista/ comunista, articulada –en lo que se refiere a la distribución de bienes– en torno a dos principios de justicia:1. Conforme al trabajo aportado, en la primera fase –socialista– de la sociedad emancipada. Principio contributivo: “a cada cual según su trabajo” (éste sería el criterio meritocrático que comparten socialismo y capitalismo).2. Según las necesidades de cada individuo, en la fase superior, propiamente comunista. Principio de satisfacción de las necesidades: “A cada cual según sus necesidades”.

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El principio superior de justicia

“En una fase superior de la sociedad comunista, después de que haya desaparecido la esclava subordinación del individuo a la división del trabajo, y con ella también la antítesis entre la división intelectual y física del trabajo; una vez que el trabajo se haya convertido no sólo en un medio de vida, sino en el primer deseo vital, una vez que las fuerzas productivas se hayan incrementado también con el desarrollo completo del individuo, y las fuentes de la riqueza social fluyan con mayor abundancia, sólo entonces se podrá cruzar completamente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad inscribirá en sus banderas: de cada cual según su capacidad, a cada cual según sus necesidades.” Crítica del programa de Gotha

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Nota histórica

Louis Blanc había enunciado esta famosa fórmula en su libro de 1839 L’organisation du travail: “A cada cual según sus necesidades, de cada cual según sus capacidades”.

Y se pueden buscar sus antecedentes… ¡en la regla monástica de San Agustín!

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Reyes Mate cita a Agustín de Hipona:

“De cada cual según sus posibilidades y a cada cual según sus necesidades. No igual a todos porque no todos estáis en las mismas condiciones.” RM, Tratado de la injusticia, Anthropos, Barcelona 2011, p. 98.

“No consideréis nada como propio, sino que todo sea común. A cada uno de vosotros distribuya vuestro prepósito la comida y el vestido, no a todos por igual, pues no gozáis todos de la misma salud, sino más bien a cada cual según lo necesite. Pues así leéis en los Hechos de los Apóstoles, que «todo lo poseían en común, y se distribuía a cada uno según su propia necesidad» (Hech 4, 32 y 35)”. Regla de San Agustín 1, 3. Puede consultarse en la web de la orden de Agustinos Recoletos: http://www.agustinosrecoletos.com/news/view/4-noticias-actualidad/330-la-regla-de-san-agustin-un-texto-imprescindible-para-entender-la-historia-monastica

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Sin embargo (volviendo a Marx)…

No parece muy atractivo el ideal de la satisfacción de cualquier necesidad, incluyendo refinamientos caros o lujosos.La autorrealización no está garantizada para nadie: uno puede fracasar en su proyecto personal y ser infeliz.Ni todos tenemos las mismas capacidades, ni nadie puede desarrollar simultáneamente todas sus capacidades.

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Una sociedad formada por individuos geniales ocupados en su autorrealización puede verse en conflicto con los valores comunitarios.“Además, es totalmente utópico pensar que la coordinación de las actividades de una sociedad moderna compleja pueda producirse espontáneamente y sin conflicto, por aprobación unánime o elección, sin estructuras o instituciones que regulen la voluntad colectiva.” Gerard Vilar, “Marx y el marxismo”, en Victoria Camps (ed.), Historia de la ética, vol.2: La ética moderna, Crítica, Barcelona 1992, p. 571.

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Una reformulación del criterio de justicia de Marx

De cada cual según sus capacidades (teniendo en cuenta las constricciones antes mencionadas);

a cada cual según sus necesidades... básicas, y teniendo en cuenta los límites biofísicos del planeta.

Pues los límites de la naturaleza delimitan la justicia.Ahora bien, tenemos que examinar con más detalle la cuestión de los méritos/ capacidades. ¿Qué quiere decir “de cada cual según sus capacidades”? Y ¿qué sentido tiene la idea de justicia meritocrática?

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Vuelta al principio meritocrático

Vimos antes que Perelman llamaba al “a cada cual según sus capacidades/ méritos/ trabajo”, el principio contributivo o meritocrático, un “principio de justicia socialista”.Pero con igual propiedad podríamos llamarlo “principio de justicia capitalista”… El capitalismo hace gala de retribuir las contribuciones de cada cual de acuerdo con el principio de mérito.

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Meritocracia neoliberal

Margaret Thatcher creía que el progreso personal llega de la mano del esfuerzo y la responsabilidad individual (y no gracias a la herencia recibida o a la generosidad del Estado). Su principio sería “a cada cual según sus méritos” (no según sus necesidades). Cf. Walter Oppenheimer, “La Dama de Hierro pasa a la historia”, El País, 9 de abril de 2013.

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¿Sólo el mérito es fuente de legitimidad y criterio de justicia?

“La izquierda no ha comprendido que en un mundo global que proporciona oportunidades a demografías inmensas hasta ahora en la pobreza sólo el mérito es fuente de legitimidad. La desigualdad será inevitable. La diferencia será entre una desigualdad de salida, la opción de derechas, o una igualdad de salida, en que el mérito es la única fuente legítima de desigualdad.” José Luis Álvarez, “La tory y la crisis de la izquierda”, El País, 9 de abril de 2013. Este tipo es “Profesor de Liderazgo” en ISEAD, París- Singapur.

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Pero, desde otro lugar del espectro político…

El presidente ecuatoriano Rafael Correa es un rendido adepto de la meritocracia. El lema con que atormenta a sus ministros – “extraordinariamente rápido y extraordinariamente bien”-- ya apunta en ese sentido.El Ecuador de la “Revolución Ciudadana” ha creado ¡un Instituto Nacional de la Meritocracia! Su web en http://meritocracia.gob.ec/

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¿Qué es el mérito?

Tener necesidades distintas es una razón relevante para alejarnos del criterio de básico de igualdad en una dirección. El diferente mérito o merecimiento nos apartaría de la igualdad en otra dirección.Pero ¿qué significa merecer algo? “Significa que se ha actuado de una manera que exige un determinado modo de trato como respuesta a esa acción”. David Miller, Filosofía política: una breve introducción, Alianza, Madrid 2011, p. 121.

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El mérito se vincula con la responsabilidad

El mérito se vincula con la responsabilidad. Lo que merecemos depende de acciones (u omisiones) de las que somos responsables.Pensemos en las circunstancias atenuantes con las que podemos esquivar un reproche o un castigo (si, por ejemplo, hubo coerción o ignorancia).Solamente atribuimos méritos –o deméritos– a los agentes responsables.

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“Ninguna desigualdad sin responsabilidad”

Félix Ovejero, desde la izquierda, toma en cuenta los argumentos que critican el paternalismo del Estado. “Cada uno es responsable de su vida y debe asumir las consecuencias de sus decisiones. Algo con lo que yo estoy bastante de acuerdo. Yo y quienes han defendido en serio el ideal de ciudadanía, cuyas trazas esenciales quedan bien recogidas y precisadas en el lema ninguna desigualdad sin responsabilidad.”

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El impuesto de sucesiones (y la transmisión de propiedad en herencia)

“(…) La desigualdad de acceso a las oportunidades vitales, no relacionada con decisiones de los individuos, es lo que parecen querer consagrar los críticos del impuesto de sucesiones: el linaje del tener.” Félix Ovejero, “Sucesiones”, El País, 5 de marzo de 2010.

Cuestión: ¿qué tipo de bienes deberían ser heredables en una sociedad justa?

Desde posiciones socialistas o meritocráticas, no se puede defender la herencia de propiedades significativas…

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Notemos que la idea de “ninguna desigualdad sin responsabilidad” parte del criterio de igualdad como principio básico, y propone apartarse del mismo sólo en función de los méritos (méritos de los que podamos considerarnos responsables).Enseguida volveremos a esta idea (es la propuesta de teoría de la justicia de Tom Campbell, por ejemplo).

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Una objeción a la justicia meritocrática: ¿somos libres y responsables?

Hay quien señala que en realidad la gente nunca es responsable de sus acciones en el sentido fuerte que hace falta para justificar cuestiones de merecimiento.

“Miremos detrás de la conducta de una persona y encontraremos detrás de ella una cadena de causas que se remontan mucho más allá de ella misma. Esa persona ya nació con determinadas capacidades y propensiones (incluyendo la propensión a optar por un tipo de conducta en vez de por otro) …”

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“…y aún otras muchas propensiones fueron inculcadas en ella por su familia [y por otros agentes de socialización], de modo que cualquier ‘reconocimiento’ por una buena conducta o ‘culpa’ por una mala conducta debería dirigirse en realidad a sus genes o a sus padres.” Miller, op. cit., p. 123.

Aquí enlazamos con la difícil cuestión de la responsabilidad personal y la libertad… No puedo tratarla aquí, y remito a mi ppt LIBERTAD. Baste aquí señalar que cualquier idea de justicia meritocrática presupone la creencia en la libertad humana.

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Tom Campbell: igualdad de valor, diferencias según mérito

Tom Campbell propone una interesante concepción de la justicia basada en el mérito: igualdad de valor, diferencias según mérito.Igualdad en la base como “justicia por defecto”: la igualdad antecedente es el punto de partida respecto del cual, si hay diferentes rumbos, han de justificarse por los diferentes méritos de cada cual.Las cuestiones complicadas, claro, son 1) si es posible una “igualdad de las condiciones iniciales” en una sociedad como la nuestra y 2) qué debe contar como un mérito…

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“Todas las formas de justicia tienen que ver con la idea de recompensar [o castigar] a las personas en términos de su responsabilidad personal como agentes morales. (…) Un estado de cosas es justo si y sólo si refleja correctamente la igual valía y el desigual mérito de las personas sensibles y responsables.” Tom Campbell, La justicia, Gedisa, Barcelona 2008, p. 24 y 36.

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Una precisión

Es importante señalar que la idea de mérito no está en absoluto conectada de forma necesaria con la idea de igualdad (la “igualdad antecedente” en el sentido de Tom Campbell).Por el contrario, morales no igualitarias (como las de Trasímaco y Nietzsche) pueden reivindicar tratos diferenciados según supuestos méritos.

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En sociedades desiguales, la meritocracia ahondará la desigualdad

En la Grecia antigua, “meritocracia” se decía aristocracia: el gobierno de los (supuestamente) mejores o excelentes.En general, en una sociedad de clases (o patriarcal, o atravesada por otras desigualdades profundas) la práctica de la meritocracia profundizará las desigualdades sociales. Los méritos, reales o supuestos, serán establecidos desde lo alto de la pirámide social, y no cuestionarán la jerarquía (si acaso, las formas de acceso a las posiciones sociales desiguales).

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“Son los intereses de las clases dominantes los que dominan el ejercicio de selección humana que se plantea como meritocracia, por encima del discurso que supone una inexistente igualdad”. Edgar Isch, “Meritocracia no es democracia”, en sin permiso, 10 de febrero de 2013. Puede consultarse en http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5668

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Meritocracia y sociedad jerárquica

"No hay más igualdad social en la meritocracia que la que había en cualquier otra concepción jerárquica de la sociedad. Lo que ha cambiado es el modo de justificar las diferencias sociales: ahora es el mérito individual, una combinación de talento y esfuerzo, lo que dota de legitimidad al acceso a la desigualdad". Angel Puyol González, "Filosofía del mérito", en: Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. XII, Universidad de Málaga 2007. Recomiendo la lectura íntegra y atenta de este excelente artículo.

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¿Qué ha de contar como mérito? ¿Cómo comparar los diferentes méritos?

Que el mérito ha de contar en una teoría de la justicia adecuada parece indudable.Pedía Francisco Fernández Buey, en sus ensayos Por una universidad democrática, que se garantice “la meritocracia en el acceso de los estudiantes y en la selección del profesorado”.Y no hay más que pensar en cómo reaccionan incluso los niños muy pequeños cuando creen que no se les está tratando según cada cual merece…Pero las cuestiones difíciles, repitámoslo, son: ¿qué ha de contar como un mérito real , y cómo comparamos entre sí diferentes clases de mérito?

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Como hemos visto, gentes de izquierda asumen el principio contributivo o meritocrático.El problema: el mérito y la meritocracia suelen asociarse a las aspiraciones igualitarias de quienes confían en que los individuos sean valorados, en el acceso a las posiciones sociales, por su capacidad y no por otros requisitos moralmente irrelevantes (como el origen social, étnico, cultural, el sexo, el aspecto físico, las creencias religiosas, las adscripciones políticas, la ideología…).Pero, paradójicamente, tanto el mérito como la meritocracia tienen un vínculo débil con el valor de la igualdad (que es constitutivo para la izquierda). Lo veremos desde varias aristas.

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Sigamos analizando la cuestión del mérito

Por el lado positivo, no debería esperar reconocimiento o alabanzas por los resultados de acciones que no me he propuesto y que no podía haber anticipado.

Sin embargo los altos, guapos y delgados cobran mejores salarios (en una sociedad supuestamente “meritocrática”). Según estudios empíricos en EEUU, cada 2’5 cm. adicionales de estatura se relacionan con un incremento de los ingresos de cerca del 2%.

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Los guapos ganan más

Los empleados considerados guapos tienden a ganar un 5% más por hora que las personas de aspecto corriente, mientras que los considerados feos ganan un 9% menos.La obesidad puede provocar un descenso del salario de las mujeres blancas. Patricia Cohen, “¿Influye la anatomía en el perfil criminal?”, The New York Times/ El País, 27 de mayo de 2010.

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Quienes ofrecen servicios sexuales medran

Me escribía una amiga –en enero de 2013-- desde su experiencia dentro de una gran organización –llamémosla X--: “…hay un montón de mujeres que están ahí porque han tenido algún rollete con alguien de peso [algún varón] dentro de X, sí, es muy fuerte, pero está plagado. La paridad está llena de estas cosas, porque cuando vas de viaje [por asuntos de trabajo] tienes que divertirte. Ya se que te parecerá muy fuerte lo que te estoy contando, pero en organizaciones enfermas como la nuestra, el tema está a la orden del día, pues es otra manera de dominación y control…”

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La justificación tramposa de la desigualdad

Apelar al mérito se convierte fácilmente en un instrumento de justificación de grandes desigualdades en salarios y riqueza.

Antón Costas: “El de banquero es el único oficio en que puedes cobrar una millonada por fracasar profesionalmente y llevar a tu empresa a la quiebra. Es como si un cirujano cobrase más cuando se le mueren los pacientes, o un arquitecto cuando se le caen los edificios.”

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“En las escuelas de negocios se explica a los alevines de banquero que los elevados salarios que recibirán serán la contrapartida a su talento gerencial. Y se les dice que como ese talento es escaso, el salario es elevado. Les aseguro que este argumento es pura filfa. Existe una amplia investigación académica que lo desmiente. Son los propios altos directivos los que fijan la cuantía de sus ingresos e indemnizaciones, sin que la calidad de su gestión tenga nada que ver con sus ingresos. Para muestra, las cajas [de ahorros] quebradas.”

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Los salarios del fracaso

“Un equipo de la Universidad de Harvard dirigido por un especialista en el tema, Lucian Bebchuk, ha analizado las retribuciones cobradas entre 2000 y 2008 por los directivos de Lehman Brothers y de Bear Stearns. Comprueban que han sido elevadísimas. Hablan de ‘salarios del fracaso’. En realidad, estos dos casos responden a una tendencia general de crecimiento desmesurado de los salarios del sector financiero. Cobran entre un 30% y un 50% más que los directivos del resto del sector privado. Y estarán de acuerdo conmigo que su trabajo no es un 50% socialmente más productivo que el de un ingeniero o un maestro, por ejemplo.”

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No siempre fue así

“Esto no ha sido siempre así. En EE UU los salarios y otras compensaciones fueron, de media, muy similares en los sectores financiero y no financiero desde los años cuarenta a los ochenta [del siglo XX]. Pero a partir de esa fecha, coincidiendo con la desregulación, se fue abriendo una brecha creciente, como ha puesto de manifiesto el informe final de la Financial Crisis Inquiry Comisission de 2011 [en EEUU].” Antón Costas, “Los salarios del fracaso”, El País, 16 de octubre de 2011.

Reparemos una vez más en la importancia de los años alrededor de 1980 como gozne histórico…

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¿Salarios máximos? La clase dominante dice siempre que no

“La brecha salarial se viene incrementando cada año desde los últimos veinte años. La gente debe ser pagada en función de lo que aporta al negocio. No creo que exista una obligación moral de fijar un tope al número de veces que el sueldo del directivo multiplique el del empleado medio. ¿Dónde está el límite entre lo justo y lo injusto? ¿Quién lo establece?” Jon Terry, experto de PwC en remuneraciones dentro del sector financiero, entrevistado en El País Negocios, 13 de mayo de 2012.

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¿Puede el trabajo de un ser humano valer mil veces más que el de otro?

El premio Nobel estadounidense Paul Krugman señalaba en 2010 que, en lo que se refiere a la distribución de ingresos y riqueza, el mundo ha vuelto a los niveles de desigualdad de los años veinte del siglo XX: el capitalismo pre-keynesiano.

Si en 1970, en EE.UU. –epicentro de la “contrarrevolución” neoliberal--, el máximo directivo de una empresa cobraba cuarenta veces más que el salario promedio de un trabajador, en el 2000 cobraba mil veces más.

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¿O 1.723 veces más?

En 1970, el ingreso medio de los cien ejecutivos mejor pagados de Estados Unidos era 45 veces mayor que el salario medio de los trabajadores de aquel país.En 2006, era 1.723 veces mayor. Fuente: Les Leopold, “The 6 Economic Facts of Life in America That Allow the Rich to Run off with Our Wealth”, AlterNet, 5 de diciembre de 2012. Puede consultarse en http://www.alternet.org/economy/6-economic-facts-life-america-allow-rich-run-our-wealth?akid=9779.1117295.f-JOKT&rd=1&src=newsletter757454&t=3

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¿Ganar en una hora lo que otro gana en un año?

¿Es justo que alguien como Tim Cook, el sucesor de Steve Jobs como consejero delegado de Apple en 2011, gane en una hora de trabajo lo que un trabajador promedio de EEUU gana en un año?En 2011, el año en que sucedió a Jobs, Timothy D. Cook cobró de la empresa unos 900.000 dólares en efectivo… más acciones de Apple por valor de 376’2 millones de dólares. El asalariado promedio en EEUU ganó 45.230 $ ese año. Natasha Singer, “Directivos: la nueva élite”, The New York Times/ El País, 19 de abril de 2012.

Otros datos (procedentes de la Casa Blanca, en este caso): en 1979, en EEUU, el director ejecutivo medio ganaba 30 veces más que su empleado medio; en 2012, unas 110 veces más. Andrea Rizzi, “75% de IRPF para millonarios: ¿justicia social o castigo?”, El País, 19 de abril de 2012

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Otro ejemplo:

Un trabajador que gane el sueldo medio de los empleados de MacDonald’s en Estados Unidos tendría que trabajar 1,1 millones de horas para ganar el sueldo de su director ejecutivo, Jim Skinner, en el año de 2011 (8’75 millones de dólares). Eso equivaldría a trabajar más de cien años sin parar, o a 550 años trabajando 40 horas durante todas las semanas del año. Fuente: Leslie Patton, “McDonald’s $8.25 Man and $8.75 Million CEO Shows Pay Gap”, 12 de diciembre de 2012 en http://www.bloomberg.com/news/2012-12-12/mcdonald-s-8-25-man-and-8-75-million-ceo-shows-pay-gap.html

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O también:

En 2009 y en EEUU, 25 managers de fondos de inversión de alto riesgo (hedge funds) cobraban lo que 680.000 profesores que podrían enseñar a 13.000.000 de estudiantes (http://bit.ly/de3pdg).

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¿Topes para los salarios más altos?

En Suiza, el 24 de noviembre de 2013, se votó una iniciativa legislativa popular que buscaba poner topes a los salarios más altos: la iniciativa 1:12.

Si hubiera prosperado, el salario de los altos ejecutivos de una compañía no podría superar en un mes lo que en un año gana el más modesto de los empleados.

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La iniciativa 1:12 de la izquierda suiza

El consejero delegado de la farmacéutica Roche Severin Schwan --quien recibió un salario 261 veces superior al trabajador peor pagado de la compañía en 2012-- aseguró que sería mucho más difícil para la empresa reclutar personal cualificado si se aceptaba la medida.Y no se aceptó… Fue derrotada en las urnas.

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Teoría del capital humano

En los últimos decenios, ha funcionado legitimando las desigualdades la muy neoliberal teoría del capital humano formulada por Gary Becker y otros autores.

Según ellos, gran parte del crecimiento económico de las sociedades occidentales podía explicarse si se introducía una variable llamada capital humano, correlacionada con el nivel de formación especializada que tenían los agentes económicos de una sociedad.

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En sociedades complejas, la productividad individual no es medible

Esta gente postula que 1) la remuneración de los agentes económicos, en economías de mercado, depende de la productividad individual

Y 2) la productividad individual depende de la educación acumulada.Pero en las sociedades complejas ¡la productividad individual es inmedible! (Luego volveremos sobre este imporatnte asunto.)

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Lo llaman mérito y no lo es

Aquí el problema no es solamente el de reconocer o evaluar méritos comparándolos entre sí, sino más bien qué criterios de mérito empleamos.¿Los de ganar dinero en un “capitalismo de casino”, pongamos por caso –o los de servicio a la comunidad? (Recordemos que el capitalismo financiarizado está llevando al mundo al abismo de un colapso socio-ecológico global.)Igual que “lo llaman democracia y no lo es” (lema del movimiento 15-M en España), bien puede ocurrir que lo llaman mérito y no lo es.

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¿Qué significa una verdadera igualdad de oportunidades?

Premiar al mejor preparado –por ejemplo, eligiéndolo para un buen puesto-- no significa necesariamente actuar con justicia, porque no todos ni todas tienen las mismas oportunidades de acceder a una buena formación. El problema no es que valoremos los méritos adecuadamente los méritos –hay que hacerlo--, sino todas esas situaciones en que lo llaman meritocracia y no lo es.

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La verdadera nivelación del terreno de juego es en realidad una quimera

Ángel Puyol: “Decir que Pedro y Ana tienen igualdad de oportunidades para ingresar en la Universidad Politécnica sólo porque las leyes de acceso no vetan a las mujeres es adoptar una visión muy superficial de la igualdad de oportunidades. Hay que preguntarse si ambos han dispuesto de la misma educación previa y de la misma calidad, si sus respectivas obligaciones familiares no les instan a entrar tempranamente en el mercado laboral contra su voluntad y si los prejuicios sexistas de la sociedad no aplacan –incluso desde la niñez– los deseos potenciales de Ana de estudiar una carrera técnica.”

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¿Qué es una igualdad equitativa de oportunidades?

“De ahí que la igualdad de oportunidades deba ir más allá de la igualdad formal hasta alcanzar la igualdad equitativa de oportunidades o nivelación del terreno de juego para que podamos decir que la competición social es finalmente justa. Sin embargo, la verdadera nivelación del terreno de juego es en realidad una quimera, lo que pone en un brete al mismo principio del mérito…”

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¿Cuántos libros tienen tus padres en casa?

Por ejemplo, y en relación con el famoso informe PISA, una de las diferencias más importantes de resultados (más altas que entre la mayoría de países, mucho más alta que la diferencia entre Comunidades Autónomas en España) se da entre los alumnos/as que tienen menos de 10 libros en casa, y quienes tienen más de 200: un abismo de 124 puntos (sobre 500) en España, y 126 en el promedio de la OCDE. Datos del informe PISA de 3013.

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Sigue Ángel Puyol:

“Recientes estudios provenientes de la economía, la sociología y la biología confirman que, a pesar de los esfuerzos meritocráticos, plasmados en una fuerte escolarización y otras tantas medidas sociales, y de la fe que muchos todavía depositan en tales esfuerzos, existen pruebas de que la conexión entre las capacidades cognitivas –o la inteligencia– y la desigualdad social es sorprendentemente débil y demuestran que esta última se sigue debiendo a factores como la herencia social y familiar antes que al mérito individual.”

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“La escuela, por ejemplo, determina el éxito laboral y profesional con independencia de las capacidades cognitivas, los coeficientes de inteligencia no predicen el éxito económico, y los vínculos sociales –como la clase social, el círculo de amistades y vecinal o los lazos familiares– siguen explicando la mayor parte de la pobreza observada.” Angel Puyol González, "Filosofía del mérito", en: Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. XII, Universidad de Málaga 2007, p. 171. Los estudios a los que se refiere se sintetizan en K. Arrow, S. Bowles, S. Durlauf (eds.), Meritocracy and Economic Inequality, Princeton University Press 2000.

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La clave aquí: ambiente familiar y educación preescolar

“Muchos igualitaristas han confiado durante largo tiempo en que las reformas educativas crearían un mundo de iguales oportunidades para todos. Pensaron que el capital humano se abriría paso automáticamente en un entorno laboral y profesional ansioso por ser eficiente y se convencieron de que la educación es el factor clave que vincula el estatus de los padres al destino de sus hijos.Ahora sabemos, tras décadas de reformas educativas, que éstas no han disminuido significativamente la importancia del origen social en la cantidad y la calidad de las oportunidades vitales de los individuos. Y sorprendentemente, los datos demuestran que en los países hipotéticamente más meritocráticos, como Gran Bretaña y los Estados Unidos de América, es donde los hijos heredan con mayor fuerza la situación económica y el estatus social de sus padres sin que la herencia genética pueda explicar tal correlación.”

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Reformas educativas y escuela pública

“¿Por qué han fracasado las reformas educativas? Dichas reformas han combatido la herencia social con una estrategia en parte desenfocada. Se han centrado en la escolarización obligatoria y comprehensiva, con la idea de que si mantenemos en la escuela a los niños y las niñas tanto tiempo como sea posible, adentrada incluso la adolescencia, las diferencias sociales entre ellos se reducirán al máximo.La escuela pública debe ofrecer unos contenidos educativos que compensen e igualen la formación dispar con la llegan a ella y, de paso, si es de verdadera calidad, debe minimizar el impacto social de la escuela privada, dedicada principalmente a perpetuar las diferencias sociales.”

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La batalla de la herencia social se lucha en otro campo

“El problema de esta estrategia es que la batalla de la herencia social se lucha en otro campo. Es cierto que una escuela pública de calidad y comprehensiva ofrece a los niños y las niñas unas oportunidades que no podrían obtener en otro lugar: esto es algo manifiesto si comparamos los países que poseen un sólido sistema público de enseñanza obligatoria con los que carecen de él.Pero la escuela primaria y secundaria y los efectos de la socialización son desafortunadamente menos importantes que otros dos factores que acaban siendo, según los expertos, verdaderamente determinantes en la propagación de la desigualdad de oportunidades: el temprano desarrollo cognitivo que tiene lugar en el seno de la familia y la desigual inversión económica de los padres en la educación y las oportunidades sociales de sus hijos.” Angel Puyol González, "Filosofía del mérito", en: Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. XII, Universidad de Málaga 2007, p. 172.

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En consecuencia: ¡estrategias redistributivas igualitarias!

“A pesar de algunos avances en la movilidad social, lo cierto es que en buena medida la desigualdad económica se sigue heredando. Y eso es más cierto en las sociedades con mayor desigualdad económica que en el resto. Cuanto mayor es la pobreza, más difícil es para los hijos de los pobres escapar de ella; y cuanta más inseguridad económica se vive en los hogares, más fácil es que los más jóvenes de esos hogares reproduzcan de adultos las mismas condiciones de vida de sus familias.De lo cual se desprende que la medida más efectiva para paliar la desigualdad de oportunidades por origen económico no es un sistema educativo obligatorio, sino, en primer lugar, la supresión de la pobreza y, más ampliamente, una menor desigualdad económica.” Puyol, loc. cit.

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Desigualdad de las posiciones finales vs. desigualdad de los puntos de partida

Profundicemos en este asunto. Indica François Dubet que la desigualdad social presenta dos dimensiones distintas aunque relacionadas entre sí. Por un lado, la desigualdad de las posiciones sociales que pueden llegar a ocuparse en una estructura o sistema social. Por ejemplo, la desigualdad entre los profesionales titulados y los trabajadores manuales.Y por otro, la desigualdad entre las condiciones de origen desde las que se inicia la competición para alcanzar dichos puestos a ocupar. Por ejemplo, la desigualdad entre las familias autóctonas y las familias inmigrantes.

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Para reducir la desigualdad social…

Para reducir la desigualdad social podemos tratar de igualar tanto las condiciones de salida (igualdad de oportunidades; política liberal) como las metas de llegada (igualdad de posiciones sociales; política socialista).Pero, argumenta François Dubet, la política de igualdad de oportunidades, por progresista que parezca y bienintencionada que sea, genera efectos contraproducentes. Dubet, Repensar la justicia social, Siglo XXI, Buenos Aires 2012. El libro se subtitula: Contra el mito de la igualdad de oportunidades.

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¡No todos pueden estar en lo alto de la pirámide!

No reduce la desigualdad de las posiciones de llegada, sino que –en el mejor de los casos-- favorece e impulsa la movilidad social entre unas y otras, que se hacen cada vez más desiguales. Así reconvierte el problema de la desigualdad en una competición meritocrática por el acceso restringido a las posiciones más desiguales y selectivas: es decir, en una carrera cada vez más concurrida en pos del ascenso social.Pero ¡no todos pueden estar en lo alto de la pirámide!

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“Cuando la modernización entra en su fase de madurez y las clases medias ya no pueden seguir creciendo, como ha ocurrido ya en Occidente, la igualdad de oportunidades se convierte en una trampa, pues como ya no hay puestos privilegiados para todos, cada vez son más los llamados y menos los escogidos.Entonces la igualdad de oportunidades ya solo genera rivalidad y competitividad entre todos los concurrentes, mientras los perdedores se dejan ganar por el resentimiento y el desclasamiento.”

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“En consecuencia se desata una guerra de todos contra todos solo movidos por la envidia social y la privación relativa, lo que generaliza el individualismo posesivo, la privacidad egoísta, las identidades sectarias, la desconfianza mutua y la polarización conflictiva.Lo cual produce como resultado agregado el crecimiento geométrico de unas desigualdades sociales que acaban por normalizarse y legitimarse en nombre de la sacrosanta competitividad. Es la pesadilla neoliberal en que ha degenerado el sueño americano…” Enrique Gil Calvo, “El advenimiento de las desigualdades”, El País, 21 de octubre de 2013.

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Políticas para igualar las posiciones sociales finales

En conclusión: la política (liberal) de igualdad de oportunidades no conduce verdaderamente a reducir las desigualdades…Para eso hacen falta políticas que igualen las posiciones sociales finales, por ejemplo mediante la redistribución progresiva de las rentas, las limitaciones a la herencia de la riqueza… Políticas socialistas.

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“Capital social” (Pierre Bourdieu), red de contactos y enchufismo

“El llamado networking, los contactos, son una forma de enchufismo que tiene un peso extraordinario a la hora de cubrir los puestos más relevantes, tanto públicos como privados. Y, sobre todo, hay un encendido debate sobre la justicia misma de la meritocracia porque a largo plazo los que vienen de arriba están mejor preparados y los que vienen de abajo tienen una larga serie de obstáculos que en la práctica les hace muy difícil aprovechar las oportunidades que se llevan quienes, desde niños, han recibido una educación de superior calidad.” W. Oppenheimer y A. Romero, “Elegir al más preparado no siempre es justo”, El País, 7 de enero de 2013.

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En España, el 80% de las ofertas de trabajo no se publican. Las empresas optan por no hacer públicas sus ofertas de empleo porque es más rápido, económico y, en determinados casos, más eficaz, según un informe de Adecco sobre el mercado laboral español en 2012. (También, porque algunas de esas compañías están reduciendo personal al mismo tiempo y se quiere evitar la mala imagen que ello provocaría.)

El mismo informe de Adecco estima que el 56% de las personas que buscan un empleo lo encuentran gracias a su red de contactos.

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Segregación invisible

En Gran Bretaña, afirma afirma Jonathan Clifton, investigador del Instituto para la Investigación de Política Pública (IPPR), “sólo en torno al 7% de la población ha estudiado en escuelas privadas, pero las profesiones están dominadas por esa gente. El 75% de los jueces, el 70% de los directores financieros, el 45% de los altos funcionarios o el 55% de los principales periodistas han estudiado en escuelas privadas”.

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Oxbridge y el Grupo de Russell

“Es un problema que empieza en la educación primaria”, explica Clifton. “Sabemos que los niños de familias pobres van por detrás que los niños de familias más ricas en el sistema escolar y dejan la escuela con peores notas. Ese problema se traslada luego a las universidades. Oxford, Cambridge y las universidades que llamamos del grupo de Russell [las veinte mejores del país], tienden a tener estudiantes procedentes de familias ricas. (…) los grandes despachos de abogados, las grandes empresas financieras, la función pública, tienden a centrar de forma muy intensa sus contrataciones en ese puñado de prestigiosas universidades.” Citado en W. Oppenheimer y A. Romero, “Elegir al más preparado no siempre es justo”, El País, 7 de enero de 2013

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Otro enorme problema: en el mundo de la telemática y la globalización…

En el mundo contemporáneo, donde proliferan fenómenos del tipo “el primero se lo lleva todo” y efectos “bola de nieve”, diferencias marginales en talento pueden dar lugar a abismales desigualdades en recompensa económica. Véase Nassim

N. Taleb, El cisne negro, Paidos, Barcelona 2008, p. 74-84.

Tendríamos que introducirnos en la noción de escalabilidad… Outputs que crecen exponencial-mente a partir de inputs que aumentan linealmente.

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El BBVA nos ilustra: negocios escalables… ¡Nada de proporcionalidad!

“Uno de los requisitos fundamentales a la hora de estructurar un negocio de éxito es que sea escalable. La escalabilidad es una característica muy apreciada porque permite hacer crecer el beneficio empresarial sin incrementar los costes necesarios para conseguirlos.El principio fundamental de la escalabilidad es la desproporción entre los resultados de la actividad empresarial y los recursos empleados para su obtención. Esa desproporción es precisamente la que facilita que se incrementen los beneficios sin apenas incrementar los recursos, o por lo menos incrementándolos en menor medida.Precisamente esa característica es la ideal, si el negocio es capaz de crecer exponencialmente y los recursos sólo se incrementan linealmente el margen de beneficios aumenta…” “¿Qué es la escalabilidad de un negocio?” en la web del BBVA consultada el 28 de diciembre de 2012. Véase http://www.bbvacontuempresa.es/actualidad/modelos-de-negocio/%C2%BFqu%C3%A9-es-la-escalabilidad-de-un-negocio

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Escalabilidad: pelotazo

Escalabilidad quiere decir, en román paladino: pelotazo. No el pelotazo cutre al que estamos acostumbrados en España –ya sabe usted: recalificación de terrenos, previo pago de sobornos y comisiones, para obtener superbeneficios construyendo viviendas en los años de la “burbuja inmobiliaria”– sino pelotazo a lo grande, del que se teoriza en el blog del BBVA.Nótese que, en un país como España, la pasión popular por un juego como el de la Lotería Nacional probablemente apunta hacia un ethos que asume el pelotazo como algo normal en el funcionamiento de la sociedad

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La hegemonía del capital financiero

“La actual hegemonía del capital financiero se sustenta en su capacidad de hacer confluir a los factores de producción –el capital mobiliario, el trabajo móvil, científico y altamente especializado y la transformación móvil y estandarizada de la naturaleza– en un solo punto para obtener provecho de unos costes ínfimos en todo el planeta. Con ello se suprime el capital vinculado a una zona geográfica.” Wolfgang Sachs y Tilman Santarius (coords.), Un futuro justo. Recursos limitados y justicia global, Icaria, Barcelona 2007, p. 129.

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¿Qué papel juega el azar?

Los éxitos en la vida –o el ganar dinero en mercados capitalistas-- ¿reflejan diferencias de talento o esfuerzo –o el azar interviene de forma importante?

Investigaciones empíricas del tipo de las descritas por el sociólogo Duncan J. Watts –en su libro Everything is obvious

(once you know the answer)-- señalan que acontecimientos fortuitos pueden influir en los resultados en el mercado más que la calidad de los productos.

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Efectos de “bola de nieve” y path dependency

“A menudo resulta complicado encontrar información sobre la calidad de un producto, así que confiamos en las reacciones de otros.Cualquier diferencia aleatoria en la reacción inicial suele amplificarse al compartir nuestras opiniones con los demás. El éxito temprano –aunque sea inmerecido– alimenta más éxito, y un fracaso temprano alimenta más fracaso.La conclusión es que el destino de los productos a menudo entraña un enorme elemento de suerte.” Robert H. Frank, “El éxito también es cuestión de suerte”, The New York Times/ El País, 11 de octubre de 2012. Para este asunto, Taleb, El cisne negro; y véase mi ppt sobre azar y acción humana.

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“¿Dónde está el mérito en los beneficios espectaculares de la industria avícola en plena crisis de las vacas locas hace unos años, y los que ahora pueden obtener la industria vacuna y bovina ante la crisis de la gripe aviar? ¿Los beneficiarios de la mala suerte ajena merecen su buena suerte? El filósofo Friedrich Hayek, premio Nobel de Economía en 1974 y adalid del capitalismo más liberal, tenía muy claro que «el valor que tienen para nosotros las capacidades o servicios de una persona, por lo que es retribuida, guarda escasa relación con cualquier cosa que podamos denominar mérito o merecimientos morales».” Angel Puyol González, "Filosofía del mérito", en: Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. XII, Universidad de Málaga 2007, p. 175. La cita de Hayek procede de Alex Callinicos, Igualdad, Siglo XXI, Madrid 2003, p. 95.

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Sobre la justificación de la propiedad privada

¿Cómo se puede justificar la sacrosanta propiedad privada? Sólo vinculándola con el trabajo: desde la convicción de que el hard work y el ejercicio de los altos méritos propios conlleva, como recompensa, riquezas y propiedades.

Pero una de dos: o bien el hard work se reduce a revender con beneficio, y entonces casi siempre se trata de una actividad antisocial condenable; o bien es trabajo productivo/ reproductivo…

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En sociedades complejas, el mérito individual es cada vez menos medible

O bien es trabajo productivo/ reproductivo, decíamos –del que contribuye a crear y recrear el mundo común—, y entonces, en las condiciones ultrasocializadas de producción que impone la complejidad social moderna (y su división del trabajo concomitante), se trata de un aporte individual al trabajo socialmente necesario que no justifica semejantes exigencias de retribución privada (pues depende de otras mil contribuciones individuales entrelazadas en una inescrutable maraña).21/04/23 justicia 82

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Una impresionante anticipación de Marx

En los Manuscritos de 1857-58 escribe: “Tan pronto como el trabajo en su forma directa ha dejado de ser la gran fuente de la riqueza, el tiempo de trabajo deja de ser necesariamente la medida del valor de cambio (…).

Por un lado, el capital despierta a la vida todos los poderes de la ciencia y de la naturaleza, así como de la cooperación y del intercambio sociales, para hacer que la creación de riqueza sea relativamente independiente del tiempo de trabajo empleado en ella.”

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“Por otro lado, procura medir con el tiempo de trabajo estas gigantescas fuerzas sociales creadas de esta suerte y reducirlas a los límites imprescindibles para que el valor ya creado se conserve como valor.” Karl Marx citado según la edición francesa de Manuscrits de 1857-1858, Eds. Sociales, París, vol. 2, p.192.

Recordemos que la “ley del valor” establece que el valor de una mercancía está determinado por las cantidades de tiempo de trabajo que se requiere para producir la mercancía (teoría del valor- trabajo). Aunque se asocia muchas veces con Marx, ya fue sugerida por Adam Smith:

“Si entre una nación de cazadores, por ejemplo, normalmente cuesta el doble de trabajo matar un castor que matar un ciervo, un castor, naturalmente, debe ser cambiado por el valor de dos ciervos. Es natural que lo que se suele producirse en dos días o dos horas de trabajo, sea el valor doble de lo que suele corresponder al producto de un día o una hora de mano de obra…" - Adam Smith, La riqueza de las naciones, libro I, capítulo 6.

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Comenta Daniel Bensaïd:

“Este extraordinario párrafo anunció, hace más de siglo y medio, la crisis de la ley del valor inherente al desarrollo de las fuerzas productivas: cuando las formas mediatas de trabajo (la parte de trabajo y de conocimientos acumulada a lo largo de las generaciones) se imponen sobre las formas inmediatas, y cuando la creación de riqueza se vuelve relativamente independiente del tiempo directamente dedicado a su producción, la medida de la riqueza por el tiempo de trabajo resulta literalmente miserable.” DB, La sonrisa del fantasma, Sequitur, Madrid 2012, p. 69.

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Podemos decirlo de otra forma: el empresario capitalista que no tiene en cuenta el enorme grado en que la riqueza social ya acumulada es responsable de la nueva riqueza producida, y retribuye el trabajo actual sin tenerlo en cuenta, esta procediendo de hecho a una injusta privatización de esa riqueza social acumulada por las generaciones precedentes.

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Trabajo en equipo… del que forman parte los muertos

La producción de bienes y servicios, en economías industriales modernas, es un trabajo de equipo: y de ese equipo forman parte –de manera muy destacada— también los muertos.

Lo que logramos hoy es posible sólo porque nos apoyamos en el acopio de recursos –incluyendo el conocimiento— que debemos a las generaciones anteriores. 

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Recién llegados a un mundo de desigualdad y acumulación

Dicho de otra manera: somos recién llegados a un mundo donde han tenido lugar, durante siglos, impresionantes procesos de acumulación en un marco de lacerante desigualdad social.

Acumulación de destrezas, acumulación de conocimiento, acumulación de capital (incluyendo en ella tanto la “acumulación primitiva” –Marx-- o “acumulación por desposesión” --David Harvey--, como la acumulación mediante explotación laboral).

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Si somos como enanos sobre hombros de gigantes *…

¿Por qué creer que nuestra contribución marginal, a partir de lo acumulado durante generaciones anteriores –y que fue acumulado casi siempre de forma injusta, insistamos en ello--, merece retribuciones enormes?* Por cierto, sobre esta expresión comenta José Antonio Monge que es la traducción castellana de un viejo tópico de la retórica escolástica medieval: Quasi nanos gigantum humeris insidentes.

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La expresión “nosotros somos como enanos aupados a hombros de gigantes” se le atribuye a uno de los más prestigiosos escolásticos (maestro de escuela) de la primera hora (s. XII), Bernardo de Chartres. La fuente es un escrito de Juan de Salisbury, uno de sus discípulos más conocidos en la escuela catedralicia de esa ciudad: “Decía Bernardo de Chartres que somos como enanos aupados a hombros de gigantes, de manera que podemos ver más cosas y más lejanas que ellos, no por la agudeza de nuestra vista o por nuestra elevada estatura, sino porque estamos alzados sobre ellos y nos elevamos sobre su altura gigantesca” (Metalogicus, IV). La frase fue retomada por Luis Vives y llegó a los científicos del siglo XVII, significando que sus logros se levantan sobre la obra de sus predecesores…

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Individualizar el mérito en tales condiciones es cosa ardua

En cualquier economía moderna, ya se coordinen las aportaciones de trabajo individual mediante plan o mediante mercado, la socialización objetiva es tal (la interdependencia a través de la división del trabajo es tan grande) que lo justo sería una distribución muy igualitaria del producto social a través de los salarios.

Si de mí dependiera: no permitir diferencias salariales de más de uno a cinco.

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La “regla de Tinbergen”…

De Jan Tinbergen –1903-1994, premio Nobel de economía en 1969— vale la pena recordar, en estos tiempos nuestros de tribulación, su famosa “regla de Tinbergen”: si la diferencia entre los salarios más bajos y los más altos en una empresa excede la razón 1:5, ello resultará perjudicial para la misma, a la larga.

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…¡y su antecedente en Platón!

Tiene interés constatar que Platón, en Las leyes, proponía también la relación 1:5 como límite de las desigualdades tolerables en una ciudad bien ordenada: como recuerda Aristóteles, su maestro “pensó que se debía permitir el aumento de la propiedad hasta cierto límite, pero que ningún ciudadano debía tener derecho a adquirir más del quíntuplo del mínimo fijado” (Política, 1266b; en la edición del Centro de Estudios Constitucionales, Madrid 1983, p. 43).

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¿En qué medida somos responsables de nuestro talento?

La meritocracia sería un sistema social basado en una “aristocracia del talento”.

Pero ¿en qué medida somos responsables de nuestro talento? Lo recibimos por herencia –natural y social-, y las diferencias pueden estar sólo en el cultivo que hagamos de esa herencia…

Todo ello nos devuelve a la idea de distribución muy igualitaria de los bienes y posiciones sociales.

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Y por último, una idea ya antes evocada:

Como subraya por ejemplo Iris Marion Young en La justicia y las políticas de la diferencia, la idea de un criterio del mérito objetivo y no sesgado con respecto a valores, prejuicios y atributos personales es sencillamente imposible.Los valores están inevitablemente presentes en la definición y evaluación de los méritos.

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Recapitulemos las 7 críticas de fondo a la meritocracia:

1. En sociedades patriarcales de clases, la verdadera nivelación del terreno de juego (igualdad de oportunidades) es en realidad una quimera.2. No somos responsables de nuestro talento (lo recibimos por herencia natural y social), sólo de su cultivo más o menos afortunado.3. En el mundo contemporáneo, donde proliferan fenómenos del tipo “el primero se lo lleva todo” y efectos “bola de nieve” (escalabilidad), diferencias marginales en talento pueden dar lugar a abismales desigualdades en recompensa económica.

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4. Importancia del azar.

5. Nos aprovechamos de un enorme proceso de acumulación heredado de generaciones anteriores.

6. En la sociedades industriales modernas, con su complejísima división del trabajo, individualizar el mérito resulta arduo.

7. No podemos medir objetivamente el mérito.

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Lo llaman meritocracia y no lo es

Así que cabe pensar que el concepto mismo de meritocracia es un error colosal para los de abajo; pues, lejos de fomentar la movilidad social, perpetúa el dominio de la clase dominante.Con el agravante de que da a ese dominio un barniz de legitimidad (que proviene del valor igualdad).Históricamente, uno de los críticos más destacados fue Michael Young (1915-2002), sociólogo militante del Partido Laborista (coautor del programa electoral de 1945), que en 1958 escribió un famoso libro en clave de ironía, El ascenso de la meritocracia.

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The Rise of Meritocracy

“The Rise of Meritocracy, escrita en 1958, proyecta con clarividencia la idea del mérito individual hasta sus límites más grotescos y siniestros, imaginando un mundo –para el siglo XXI– en que los grandes avances en la identificación de la inteligencia y el talento permiten predecir los beneficios de la educación y, consiguientemente, escoger a los más aptos para recibir la mejor formación. Ninguna barrera al mérito individual, como la clase social, el origen familiar, la etnia, el sexo o la religión impediría que los mejor dotados copasen los mejores trabajos.”

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“Pero el resultado imaginado por Young para su utopía meritocrática no es una mayor justicia social, sino una sociedad con enormes desigualdades de beneficios y premios vinculados a los trabajos, cuya justificación proviene de la necesidad de generar incentivos y garantizar la eficiencia en la productividad laboral; una sociedad en la que, además, no se eliminan los privilegios heredados, puesto que los más talentosos, una vez en el poder, se aseguran de que sus descendientes continúan perteneciendo a las elites sociales a través de la herencia genética.”

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“No hay más igualdad social en la meritocracia que la que había en cualquier otra concepción jerárquica de la sociedad. Lo que ha cambiado es el modo de justificar las diferencias sociales: ahora es el mérito individual, una combinación de talento y esfuerzo, lo que dota de legitimidad al acceso a la desigualdad.” Angel Puyol González, "Filosofía del mérito", en: Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. XII, Universidad de Málaga 2007, p. 170-171.

En opinión de Young, la llamada meritocracia es un sistema que no solo perpetúa en el poder a los de arriba, sino que ha dejado a los de abajo “cada vez más y más desconectados y alienados, hasta el punto de que ni se preocupan de votar”.

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Contradicción interna de la meritocracia

Si la primera generación fuese seleccionada de manera rigurosa de acuerdo con el principio de mérito…

¡para evitar que se hereden las ventajas adquiridas, de cara a la segunda generación habrá que actuar con principios igualitarios no meritocráticos –p. ej. reglas de discriminación positiva!

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Un ideal condenado al fracaso –por razones intrínsecas

“La estructura interna del proyecto meritocrático es claramente contradictoria, puesto que cuanto mejor funciona el ascensor social en una generación, más desigualdades finales se producen y más complicado resulta garantizar la igualdad de oportunidades para la siguiente generación. Así pues, la meritocracia es un ideal, en la teoría, y no sólo en la práctica, condenado al fracaso.” Angel Puyol González, "Filosofía del mérito", en: Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. XII, Universidad de Málaga 2007, p. 174.

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¿Una sociedad de ganadores y perdedores?

En el mundo contemporáneo, el lenguaje de la meritocracia se ha expandido en conexión con el capitalismo competitivo (no en conjunción con principios socialistas).“La relación entre meritocracia y competitividad está presente continuamente. Cuando se piensa en educación, aquí se presenta una contradicción irresoluble entre educar para la solidaridad, que en el ejemplo de los andinistas [y alpinistas] prefieren esperar al compañero para llegar juntos a la cumbre, o educar para la competitividad que supone, bajo el ejemplo del mercado, que el pez grande se come al más chico. (…)”

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¿Hacer cumbre juntos… o la “ley de los peces”?

“¿Es democrática una sociedad de ‘perdedores’ y ‘ganadores’? Absolutamente no y menos lo es cuando esta clasificación se presenta como condición vital y permanente. Tampoco cuando justifica las disparidades sociales y, bajo la presunción de que ‘cada quien tiene lo que se merece’, ocultando las raíces de la desigualdad y justificando la injusticia social…” Edgar Isch, “Meritocracia no es democracia”, en sin permiso, 10 de febrero de 2013. Puede consultarse en http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5668

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Rematemos:

Ángel Puyol: “La meritocracia no se ha acabado de realizar en ninguna parte donde se ha intentado. Aquí he destacado que ese fracaso se debe a algo más que a una falta de voluntad política y social: se debe a las propias contradicciones internas de la meritocracia, que supone –ilusamente– que podemos nivelar el terreno de juego de la competición social y que podemos medir objetivamente el mérito personal.Pero la gran paradoja de la meritocracia, que la convierte en un ideal contrario a las exigencias de una sociedad justa desde el punto de vista de la igualdad de los ciudadanos, es todavía más profunda.”

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“La meritocracia basa su bondad moral en la imparcialidad de los procedimientos de selección de los candidatos en la competición social, pero no discute ni la injusticia en la desigualdad de resultados que produce –sobre todo en la desproporción entre las posiciones sociales obtenidas y los premios materiales y no materiales asociados a ellas– ni la bondad misma de la aplicación de la competición a determinados ámbitos de la vida social.” Puyol, op. cit., p. 178.

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Lo que la meritocracia persigue es la eficiencia, no la igualdad

Y además: “A pesar de lo que se suele pensar, la meritocracia no es parte de la igualdad de oportunidades, sino que, en buena medida, se trata de un objetivo social incompatible con ella.Lo que la meritocracia persigue es la eficiencia, no la igualdad. Es cierto que la meritocracia se propone tratar por igual a todos los que tienen un talento igual, pero la elección a partir del talento, que es la esencia de la meritocracia, está seriamente reñida con el valor de la igualdad. Aunque pensamos que es injusto rechazar a alguien que posee más méritos, en realidad no es la igualdad lo que justifica nuestra indignación, sino la eficiencia.” Puyol, op. cit., p. 182. El autor subraya que la ausencia de discriminación es la única forma de igualdad compatible con la meritocracia.

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Necesidad y mérito, dos criterios para desviarnos de la igualdad

Voy concluyendo. Necesidad y mérito son dos conjuntos de razones justificadas –dentro de la “caja de herramientas” de la justicia– para tratar a la gente de manera desigual, si queremos ser justos.“Hay otras razones menos fundamentales. Por ejemplo: la gente se forma a menudo expectativas legítimas sobre el tipo de trato que va a recibir (expectativas que no tienen nada que ver con la necesidad ni con el mérito), y a veces la justicia nos exige corresponder a esas expectativas. Hacer promesas y firmar contratos son ejemplos evidentes de ello.” Miller, Filosofía política,, op. cit., p. 124.

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Si se quiere como fórmula:

Igualdad antecedente + necesidades especiales + méritos especiales(Con todas las cautelas y matices introducidos anteriormente: la satisfacción de necesidades topa con límites en una biosfera finita, en muchas ocasiones lo llaman meritocracia y no lo es, etc.)

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Mérito, igualdad y proporcionalidad

Jonathan Haidt, profesor de Psicología Social de la Universidad de Virginia, señala que el elemento desencadenante de la rabia social –en los años de la crisis que empezó en 2007-- no es tanto la desigualdad en sí como la falta de proporcionalidad.

“Creo que, psicológicamente, el aspecto clave no es la igualdad de los resultados: es la proporcionalidad”, dice Haidt.

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“En EEUU, por ejemplo, hay una generalizada aceptación de la riqueza como consecuencia del mérito. Nadie tiene ningún problema con que Bill Gates o Steve Jobs acumularan esas enormes fortunas.El problema surge cuando cunde la percepción de que la riqueza no es proporcional al mérito, sino consecuencia de rentas de posición, ventajas fiscales, ayudas legislativas, etcétera. La equidad está en la proporcionalidad, no en la igualdad. Sin proporcionalidad, surge la rabia”. Citado en Andrea Rizzi, “75% de IRPF para millonarios: ¿justicia social o castigo?”, El País, 19 de abril de 2012

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Retribución asociada a proporcionalidad

En este mismo sentido, la antropóloga y politóloga A. Renteln sostiene que el principio de retribución asociada a la proporcionalidad es universal para los humanos.Recompensar el bien y castigar el mal; pero utilizando una escala de proporcionalidad que probablemente variará de una sociedad a otra. Alison

D. Renteln, “A cross-cultural approach to validating international human rights: the case of retribution tied to proportionality”, en International Human Rights: Universalism vs. Relativism, Sage Books, Newbury Park y Londres 1990, p. 88-137.

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En síntesis, nuestra propia propuesta:

Igualdad como “justicia por defecto”. Igualdad antecedente (basada en alguna idea de la dignidad humana o el valor intrínseco humano), que conduce a una igual distribución de los bienes básicos (cf. la teorización sobre las necesidades básicas).Y dos clases de razones para desviarse de la igualdad de forma legítima: A) necesidades especiales, B) méritos.

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Subordinar el principio del mérito a la igualdad, y no al revés

Pero tengamos siempre presente que “el mérito no es un valor comprometido con la igualdad, sino con la eficiencia o con la diferenciación, de modo que confiar la construcción de una sociedad más igual al principio del mérito puede debilitar, en vez de fortalecer, esa construcción.Si queremos fomentar una sociedad más justa e igualitaria, deberíamos subordinar el principio del mérito a la igualdad, y no al revés. Es la única forma de que el mérito no agudice la brecha cada día más abierta de la desigualdad.” Angel Puyol González, "Filosofía del mérito", en: Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. XII, Universidad de Málaga 2007, p. 170.

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Las desigualdades siempre requieren legitimación, en cualquier grupo humano (valga esto como última prueba de que la igualdad es la “justicia por defecto”). Y el reconocimiento de méritos se convierte demasiado fácilmente en un mecanismo de legitimación de desigualdades inaceptables…

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