revista subterránea nº1

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Número 1 de la Revista Subterránea revisado.

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Page 3: Revista Subterránea Nº1

Sumario.

AÑO I. NÚMERO I. MAYO 2010.

POLÍTICA CRÍTICA.

“Democracia y República “Breve crítica a la en España”............. 5 Revolución”............ 9

espíritu de nuestra era”......................... 23

FILOSOFÍA. LITERATURA.

“Dios no puedeser”............... 18

STAFF.

Director, Editor y Redactor Jefe: Víctor Gómez López.Estudiante de Ciencia Política en la Universidad de Burgos (UBU).([email protected])

Subdirector, Redacción y Con- sejo Editorial:Juan Carlos Calomarde García. Estudiante de Ciencia Política en la Universidad de Valencia (UV).([email protected])

Celia Rivas López.Estudiante de Ciencia Política en la Universidad de Granada (UGR).

Esta revista y los artículos de la misma poseen Copy Left.

Distribución GR A TUI T A , queda prohibida absolutamente su venta bajo pena prevista por ley.

Ediciones digital e impresa.

ww w .revistasubterranea.tk

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DDII

OORRIIAALL

EEAÑO I. NÚMERO I. MAYO 2010

Desde el subsuelo, al que no llega la luz, luz que nosiempre ilumina, pues también puede deslumbrar. Bajo tierra, se escuchan voces que incomodan, que moles- tan. Son sonidos de crítica, pero no sólo hacia lo esta- blecido, sino también dirigidas hacia todo y todos. Queremos que lo que queda bajo los cimientos de lo políticamente correcto tenga también una voz, es más, creemos que es necesario.

Se ha construido una sociedad caracterizada por la más descarada unilateralidad ideológica, un poder único y omnímodo dirige la política desde sus aposen- tos, vastos y amurallados. Un poder que busca perpe- tuarse, que no tiene problema alguno al afirmar que descansa sobre una forma de gobierno democrática. Todo eso hoy en día se debe cuestionar, es bueno apostar por un pensamiento crítico. Herbert Marcuse al

TT principio de su obra cumbre, sostuvo lo

siguiente:

Tristes guerrassi no es amor la empresa.

Tristes. Tristes.

Tristes armassi no son las palabras.

Tristes. Tristes.

Tristes hombressi no mueren de amores.

Tristes. Tristes.

Miguel Hernández.

“Una ausencia de libertad cómoda, suave, razonable y democrática, señal del pro-greso técnico, prevalece en la civilización industrial avanzada. ¿Qué podría ser, re- almente más racional que la supresión de la individualidad en el proceso de mecanización de actuaciones socialmente necesarias aunque dolorosas; que la con- centración de empresas individuales en corporaciones más eficaces y productivas; que la regulación de la libre competencia entre sujetos económicos desigualmente provistos; que la reducción de prerrogativas y soberanías nacionales que impiden la organización internacional de los recursos?”

Esa racionalidad perversa que señala Marcuse, y que según él es utilizada sistemá- ticamente en nuestro mundo. ¿Podría ser cierta?.Los espacios contraculturales desaparecen y, hasta en la literatura, es complicado encontrar nuevos movimientos. El partido de fútbol y la cerveza en el bar; si acaso, algún comentario de reproche al estilo son todos iguales. Más de cuatro millones de parados y continuamos cobijándonos en la economía sumergida. Destruimos el pla- neta y seguimos confiando en que alguien lo arregle. La pobreza asola a millones de personas pero, como mucho, realizamos alguna aportación a una ONG. Es palpable que cunde la opinión generalizada de pensar que no podemos hacer nada por cam- biar y derruir la hegemonía dominante, por levantar nuevas realidades; que es inútil e imposible porque lo que hay es lo natural, mas esto es una gran falacia. El hombre no es, se hace según su hábitat; y el nuestro, por desgracia, fue moldeado desaten- diendo aquella máxima de Rousseau que decía que los frutos son de todos y la tierra es de nadieSubterránea nace como una revista bimensual de corte alternativo y crítico. Es total- mente gratuita y la ponemos a tu disposición para que la distribuyas libremente. Somos gente joven, con ilusión y energía, que pensamos que no nos debemos con- formar con lo que creemos injusto. Por ello en este medio plasmaremos nuestras re- flexiones e inquietudes, como del mismo modo también las tuyas si quieres. Desde las páginas de Subterránea nacerá una nueva voz que clamará por un mundo dife- rente, más humano, más respetuoso con nuestro

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entorno, en definitiva otro mundo. Tal vez sea tarea imposible, nosotros pensamos que no. Aún así, nunca olvidaremos el ejemplo de aquellos que no sabían que lo que querían conseguir era imposible.4

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AÑO I. NÚMERO I.

POLÍTICA CRÍTICA.

“Democracia y República en España” por

Juan Carlos Calomarde García.En este artículo se examina el régimen político español,para tratar de ver si cumple acertada- mente con algunos requisitos básicos de lo que es una democracia.Al final del mismo, en la conclusión, señala si una República podría mejorar el régimen político del país.

¿Qué es la democracia y como se puede definir? Sería la primera pregunta que deberíamos ha- cernos para poder comprender si un sistema político es democrático. Etimológicamente hablando democracia es: el gobierno del pueblo. Es decir, el poder debe pertenecer al conjunto de ciudada- nos, quienes deben ejercer su soberanía de forma directa o a través de representantes; a pesarde lo contradictorio que puede resultar el hecho de la posible representación de la soberanía, con- tradicción que con gran destreza avistó Rousseau: “La soberanía no puede ser representada porla misma razón de ser inalienable; consiste esencialmente en la voluntad general, y a la voluntad no se la representa: es una o es otra.”[1].

Efectivamente nuestra voluntad es nuestra, valga la redundancia. Es imposible represen- tarla porque no puede existir tal grado de empatía y conexión en ningún ser humano, capaz de si- mular, pero a la vez comprender, la voluntad de otra persona. Ergo mucho menos la de un pueblo, porque esa, y no la mera suma de voluntades particulares, es la voluntad general a la que se re- fiere Rousseau en su Contrato Social.

A pesar de esta aparente contradicción, se podría argüir que lo que se lleva a cabo es un traspaso temporal del poder a los representantes, y si dicho traspaso se somete a ciertas premi- sas y límites podría, entonces, hablarse de democracia, al menos democracia representativa.

El requisito que conviene citar en primer lugar es el de la división de poderes. Entrando ya a analizar el caso de España hay que mencionar que se distinguen, en teoría, tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. En principio el régimen político se asienta sobre los tres pode- res que establecieron en su día Locke y Montesquieu. Se analizará a continuación.

Los órganos más representativos del poder judicial son: el Tribunal Constitucional que es el encargado de velar porque la Constitución no se vea vulnerada, así como de asegurarse deque los derechos fundamentales no sean conculcados. El Tribunal Supremo que es a quien le co- rresponde decidir en última instancia sobre los asuntos que le competen, sus sentencias efectiva- mente no admiten recurso de ningún tipo. Y por último el Consejo General del Poder Judicial, que es el órgano de gobierno de los jueces, a dicho órgano le corresponde velar por la independencia de jueces y magistrados.

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AÑO I. NÚMERO I.

“Democracia y República en España” por Juan Carlos Calomarde García.

Una vez listados, lo lógico, para continuar el análisis, es saber de que manera se nombran a sus miembros; de los 12 magistrados del Tribunal Constitucional, 4 se eligen por el Congreso, 4 por el Senado, 2 por el partido en el gobierno, y otros 2 por el CGPJ. Es decir 10 de los 12 son designaciones claramente POLÍTICAS, pero además de esos 10 es sensato admitir que una gran parte serán colocados por el poder ejecutivo, directamente o a través de su mayoría en las Cor- tes. Los 2 magistrados que nombra el CGPJ en principio podrían servir para asegurar una mínima independencia, no obstante los 20 miembros del CGPJ son elegidos también por el Congreso y el Senado a partes iguales, es decir más designaciones hechas por políticos, quienes no van a colo- car a personas que sean hostiles a ellos. Y éstos 20 miembros nombrados por los políticos que conforman el CGPJ son quienes proponen a los componentes del otro órgano judicial, el Tribunal Supremo. Ante semejante tesitura cuesta creer que dichas personas puedan comportarse de ma- nera independiente respecto a los partidos políticos que los nombraron. Parece difícil que no vayan a recibir presiones por quienes los nombraron, así como frecuentes recordatorios sobre a quienes deben agradecer los cargos que ocupan.

Se ha podido comprobar que la independencia del poder judicial respecto al tándem eje- cutivo – legislativo, no es todo lo idílica que debería ser, porque ante el panorama descrito es complicado que no se den situaciones en la que el poder judicial no sea un mero trámite que se encarga de justificar jurídicamente decisiones políticas de los otros poderes.

En lo que concierne al poder ejecutivo y legislativo, aunque a priori pueda no parecerlo, su separación es también de suma importancia. Sin embargo el ejecutivo y el legislativo se confor- man a raíz del mismo proceso electoral, deesta manera es difícil que sin tener orígenes diferentes puedan ser independientes uno del otro. Me explico; en España cada 4 años hay elecciones ge- nerales, éstas determinarán la composición de las Cortes, el partido ganador de estas elecciones ostentará la mayoría del poder legislativo, porque, evidentemente, se trata de elecciones legislati- vas, hasta aquí todo correcto ¿Pero cómo se puede entender que de ese mismo proceso nazca también un poder diferente como es el ejecutivo? asombroso, no obstante sucede que la mayoría resultante de las elecciones legislativas se encarga también de formar gobierno (poder ejecutivo)y de nombrar presidente. Es decir de un único proceso electoral nace un grupo que controla la mayor parte de las Cámaras y forman gobierno.

Atenor de lo expuesto se deduce que el partido victorioso en las elecciones legislativas tendrá una influencia decisiva en los 3 poderes, del mismo modo el principal partido de la oposi- ción también tendrá su parcela de control en el poder judicial, ya sea por su cuota de participación para decidir su composición, como también de carácter residual si gobernaron con anterioridad.

La carencia anterior tiene funestas consecuencias debido a que es importante que todo poder tenga otro enfrente que lo controle, es decir los llamados frenos y contrapesos. Cuando un único poder adquiere tal capacidad de maniobra puede ya no solo ensombrecer la acción de otro poder, sino supeditarlo a sus propios designios. En estas circunstancias ningún poder va a super- visar a otro, porque no tienen orígenes diferentes, no son formados por personas ajenas e inde- pendientes de otros poderes. Ante este panorama el control, los contrapesos son inexistentes, se vislumbra por tanto una mera separación de funciones, diferentes si, pero dirigidas todas ellas por las mismas personas.

El origen del sistema político no es baladí tampoco; La Transición hoy en día considerada como el virtuoso proceso, casi sagrado, que trajo la democracia a este país ¿Realmente fue así? En primer lugar habría que tener en cuenta que la democracia no la traen, exclusivamente, los procesos, sino que éstos son consecuencia de unas circunstancias y éstas son losresultados de los comportamientos de las personas.

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AÑO I. NÚMERO I. “Democracia y República en España” por Juan Carlos Calomarde García.

Si fueron las personas las que asentaron las condiciones para que tuviera que nacer en un proceso, es lógico (y deseable) pensar que la Transición fue un proyecto abierto y participativo, pero la realidad pudo ser diferente. Resulta imposible de no cuestionar el elitismo del proceso. Se sabe a día de hoy que fue conducido por muy pocas personas, es decir, de forma oligárquica. En primer lugar: 4 personas en un despacho decidieron los asuntos clave de la Transición, a saber que clase de concesiones se hicieron ahí; se dice que el PSOE aceptó la monarquía a cambio de las listas pro- porcionales, acordado todo pactaron y se dio por inciado el proceso. A continuación se convocan elecciones y el Parlamento surgido de las mismas se encarga de dirigir la redacción de una Cons- titución. Sin embargo es bien sabido que las cortes que deben redactar una constitución deben ser cortes constituyentes, que se deben hacer elecciones específicas para ello. Por el contrario las cor- tes que redactaron la Constitución no eran constituyentes en absoluto, de modo que se puede afir- mar que la Constitución nació en la más absoluta ilegalidad, en tanto en cuanto no se adecuó a derecho, por ende a las leyes.

Tiempo después dicha Constitución se sometió a referéndum, y es de este hecho donde nace no solo la legitimidad de nuestro sistema político, sino de la forma de estado elegida, es decir la mo- narquía parlamentaria. Sin embargo ningún análisis al respecto puede, ni debe, huir de estudiar las condiciones en las que se llevó a cabo el referéndum. Es conocido que se abogaba desde las ins- tancias del poder a que se aprobara la Constitución, ello es lógico ya que habían creado un sistema de una manera determinada y respondiendo, probablemente, a intereses concretos. Por otro lado deseaban, y les era necesario, una cierta legitimidad. Para ello era requisito indispensable que el pueblo refrendara la Carta Magna. El problema, no es ya, si quiera, la delgada línea que separa algo tan importante como es la legitimación del mero trámite, sino que dicho refrendo fue sometido a una campaña devastadora con mensajes poco realistas, que clamaban por la aprobación de la Constitución arguyendo que si ésta no era aprobada, podría venir otra guerra, o que moriría la de- mocracia antes de nacer, o miles de eslóganes de este tipo con la intención clara y determinada de que fuera aprobada la Constitución. Inevitablemente estos mensajes calaron en una poblaciónaún temerosa e insegura de lo que podía suceder, y muy probablemente influyeron en su voto. Única- mente el tiempo ha demostrado la falsedad de dichos mensajes, sin embargo si finalmente estos es- lóganes pudieron, en su día, orientar el voto hacia una dirección determinada, el efecto que generaron persiste a día de hoy. En Derecho Civil cualquier consentimiento contractual “prestado por error, violencia, intimidación o dolo.”[2] Es nulo, y el propio Código Civil Español entiende que existe dolo: “cuando, con palabras o maquinaciones insidiosas de parte de uno de los contratantes, es inducido el otro a celebrar un contrato que, sin ellas, no hubiera hecho.”[3]. De modo que si se demuestra que esos mensajes constantemente repetidos, e insisto que la historia ha desmentido, han tenido una relación directa en la inclinación del voto, lo cual no sería descabellado pensar, es- taríamos hablando que el consentimiento prestado de los ciudadanos para refrendar la Constitución fue prestado por dolo, cuando no con algo más. Motivo por el cual si se tratara de un contrato civil sería causa de nulidad inmediata. Es obvio que la Constitución no es un contrato civil, yo entiendo que la norma suprema de nuestro ordenamiento jurídico es algo más que eso, por lo tanto los me- canismos de control deberían ser más severos. Cada cual determinará si son suficientes o no.

El papel de los partidos políticos, en una democracia, es también esencial para su buen fun- cionamiento. Deben ser: por un lado democráticos y por otro intermediarios entre las necesidades de la sociedad civil y el estado, es decir transmisores de las inquietudes del pueblo al estado ¿es lo que sucede? La cuestión ineludible a plantearse en este asunto es ¿de que manera se financian los partidos políticos? Reciben la casi totalidad de sus recursos del estado, lo que asegura necesaria- mente que los partidos nunca vayan a ir en contra del estado, ni en contra de sus estructuras básicas ni del orden fundamental, aunque éstas dañen a la sociedad, porque de quien reciben el sustento económico es del propio estado y de sus instituciones.

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AÑO I. NÚMERO I.

“Democracia y República en España” por Juan Carlos Calomarde García.

La consecuencia de esto es que los partidos se estatalizan y pierden anclaje en la sociedad civil, de modo que no exista ya solo un seguro de supervivencia del régimen político en los partidos, sino que éstos han perdido anclaje en la sociedad civil, para enquistarse en las instituciones del es- tado, motivo por el cual no pueden ser ya intermediarios entre la sociedad civil y el estado, porque forman parte del estado, están anclados en el estado y no en la sociedad civil, por lo que cabría pre- guntarse en última instancia a quienes sirven.

Para responder a esta pregunta debemos atender a las votaciones que hacen los “represen- tantes” del pueblo en las Cortes. Supuestamente cada diputado o senador tendría su propia opinión en algunos casos y podría, perfectamente, diferir de la línea del partido, no obstante la mayoría de veces se impone una disciplina férrea partidista que obliga a los diputados y senadores a votar lo que los jefes de partido dicen que deben votar. Por lo tanto ¿A quienes representan realmente? ¿Al pueblo que los eligió o al partido? La pregunta es enrevesada ya que son unos los que eligen a los diputados, pero por elcontrario son otros los que les dicen que deben votar ¿Podría resultar, por tanto, que el poder recayera sobre 3 o 4 personas pertenecientes a los partidos más votados? Pero si teóricamente el pueblo traspasa los poderes a sus “representantes” para que estos velen por los intereses del pueblo ¿por qué razón votan lo que les dice su partido? ¿No es acaso esto una con- tradicción?

Finalmente la elección de los cargos públicos es lo que se entiende hoy en día como impres- cindible en una sociedad organizada democráticamente. Es sensato comprender, a tenor de lo dicho que el máximo cargo del estado debe ser el que más garantías electorales ofrezca para ser elegido de la forma más democráticamente posible. El jefe de estado debe ser elegido en un proceso limpio, transparente y participativo. Llegados a este punto es cuando no queda más remedio que optar por una República como forma de estado, por el insalvable obstáculo que supone a una democracia la forma monárquica de estado. Es moral y democráticamente inaceptable que el máximo cargo de re- presentación del estado no pueda ser elegido por los ciudadanos mediante procesos electorales estandarizados, así como del mismo modo, es igual de reprochable que cualquier ciudadano no pueda optar a dicho cargo si así lo desea, ya que esta predeterminado por caracteres puramente biológicos. Mezclar política y biología es realmente peligroso, Jorge Verstrynge, ya advirtió que al- gunos rasgos de la personalidad son heredables. Por lo tanto ante unos rasgos personales que no varían, la forma monárquica de estado tiene más dificultades para adaptarse a los constantes cam- bios de la sociedad.

Por todo ello me permito concluir que en España no existe una democracia, a pesar de que se diga constantemente. Quizás sería mas correcto referirse a su régimen político como una parti- tocracia. El hecho de que algo se repita en numerosas ocasiones o que sea compartido por mu- chas personas no determina ni su certezani ni su falsedad, únicamente se tratará de una opinión generalizada la cual por si sola no implica veracidad.

Reivindico como primer paso, necesario e inexcusable, traer la República para poder fundar una verdadera sociedad democrática, no por motivos necesariamente románticos, sino de estricta necesidad para poder alcanzar la democracia plena. Una República que se asiente sobre una de- mocracia real, con garantías, con frenos y contrapesos, con mecanismos de participación (quizás algún día directos). Que camine sobre los pasos de La Razón, que tenga la solidaridad como guía y a la igualdad y la libertad como metas supremas.

NOTAS:

[1] Rousseau, Jean – Jacques. El Contrato Social

[2] Código Civil Español.Título II, Capítulo II, Sección Primera, artículo 1265.

[3] Código Civil Español.Título II, Capítulo II, Sección Primera, artículo 12698

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AÑO I. NÚMERO I.

“Breve crítica a la Revolución” por

Víctor Gómez López.

POLÍTICA CRÍTICA.

Desde hace cientos de años el desarrollo del ser se encuentra entroncado en una producción diferenciada en laforma (económica, social, sexual) orientada en primer término al beneficio personal y privado. Esta concepción, fuertemente arraigada por su concadenado e imparable acceso y reproducción a lo largo de la línea histórica, no ha sido superada por los procesos revolucionarios. Y, cabe resaltar, es un eje fundamental de movimiento de la cultura. De ésta forma, siguiendo determinadas convicciones preestablecidas, intentaremoscomentar de forma muy breve las revoluciones y sus aureolas. Dentro de la teorificación marxiana, podría englobarse a estas páginas como una reacción conservadora y sustentada en la mentalidadcapitalista, mas abandonaremos por un momento esos perjuicios y nos centraremos en el análisis de la realidad como la óptica general – alejada a su vez de la verdad.

Es imposible para estas páginas hablar de temas tan repetidos como los daños e inconvenientes del mercantilismo, que azuzan las desigualdades sociales, la destrucción de nuestro propio hábitat, o las injusticias. Sin embargo, la revolución mundial que preconizó el marxismo ha fracasado y, pese a las crisis crónicas del sistema financiero y rudimentario del capital, la clase proletaria ha perdido su conciencia de clase, aquel partido que la movilice y la ideología que cimentó aquella doctrina filosófica. Sea quizá uno de los abundantes motivos de tal derrumbe que no se preocupó en un primer momento de arramplar las cadenas preconscientes que ataban el funcionamiento de la psique colectiva ala propiedad privada, fuertemente arraigada en las máquinas deseantes y a las catexis conscientes del propio individuo, ocupándose tan sólo de las conexiones yo-producción y yo-trabajo en el campo social. Claro está, como muestran los sobresalientes análisis de Gill Deleuze y Félix Guattari, que Marx se introdujo indirectamente en las estructuras inconscientes del sujeto, pero es posible que no lo suficiente en sus inmanentes y preaceptadas concepciones de propiedad y rendimiento de los lucros personales. El dominio privado nace hace varios siglos con el desarrollo de la agricultura, con lo que, el hombre es en esencia un animal económico con respecto a sus rendimientos en la empresa de beneficio personal. Numerosos son los experimentos, como los falansterios de Saint-Simon, que declaran e indican que la búsqueda productiva en el campo social únicamente es la rentabilidad <<perteneciente a uno>>. A su vez podrían señalarse las experiencias en la doctrina de la organización de empresas que acabaron sucumbiendo por éste mismo motivo.

Al animal económico indudablemente lo encontramos constante e indudablemente más gradualmente avanzado en las civilizaciones occidentales que han triunfado en el control del mundo, que en aquellas pocas que escapan a las sinergías de la cultura y que se reproducen aisladas en concordancia con la naturaleza y el escaso desarrollo científico, técnico, de trabajo tecnicista y de poder expansionista.

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AÑO I. NÚMERO I.“Breve crítica a la Revolución” por Víctor Gómez López.

Hay quien afirma que la izquierda, en sus embriones más rudimentarios pero además en los fines últimos, pretende volver a la situación precultural y antecesora de la civilización contemporánea dado que, de este modo, las represiones del id, ego y superego, junto las destrucciones del sistema y del capitalismo se verían atenuadas hasta prácticamente desaparecer. Esta visión del todo incorrecta no tiene en cuenta importantes ensayos, como los de Herbert Marcuse, que preconizan que el desarrollo de las condiciones materiales, tanto tangibles (que nos proporcionarán una vida dedicada al placer) como intangibles (conocimiento), precipitarán la liberación del hombre. Más allá de mis discrepancias con el brillante filósofo alemán, algo de razón – relativamente, claro- posee el argumento aparentemente reaccionario que esgrimen aquellos que tachan a la iz- quierda de unas intereses poco racionales, viables y civilizadores puesto el socialismo científico es una vuelta atrás conforme a las relaciones de propiedad. La vuelta al trabajo comunitario, a la conciencia colectiva, a la <<solidaridad del lucro>>, y a la supeditación de una planificación total de la economía (jefe del clan en la prehistoria, Estado en el marxismo) son algunos de los ejemplos que fácilmente concuerdan. Por otra parte, la destrucción de clases (burguesía) igualmente fracasó al formarse otras nuevas (partido, trabajadores) por la osificación de la práxis marxiana, aunque asimismo ésta división podría llevarse al ámbito económico, quienes menos poseían buscaban más y tenían menos poder que los mandatarios, representantes y burócratas del partido-Estado.

En la época stalinista de la Unión Soviética con franqueza se observa el exterminio de la conciencia individual, ironizado por Orwell en su famosa obra “1984”. Sentimientos individuales como el amor son tratados como subversivos, algunas obras son censuradas porque incitaban al pensamiento independiente a pesar de alabar al sangriento dictador, etc. El individuo es continuamente controlado e imbuido artificial y externamente en unas tensiones exacerbadas y neuróticas. Hay que eliminar al ser individual en beneficio de la clase proletaria, el ser colectivo. No hace falta explayarse en reprobar tales actitudes, puesto el uso de la violencia, la erradicación física y el fascismo puro las desacreditan por sí mismas. Sin embargo, debemos plantearnos la causa de esa función colectivizadora de la psiquis. La conocida ineficiencia de los trabajadores soviéticos no tiene otra causa que el tridente preconciente-propiedad privada-lucro que se trató de eliminar de forma autoritaria, pero que era deseado por los proletarios.

Las revoluciones no son consecuencia de la historia, del progreso natural o de la lucha de clases – en parte, sino de la producción deseante que ejercita continuamente el cuerpo sin órganos al que se van añadiendo distintos artículos productivos, que localiza los flujos revolucionarios esquizoides. Lógicamente, para que estalle una situación de deseo deben darse al menos algunos factores: falta de comida y medios básicos de subsistencia, crisis política, depresión de la economía y agricultura, desestabilidad o injusticia social.

La Revolución Rusa contaba con esos componentes, pero fue llevada a cabo por una minoría que acabaría imponiéndose, y dentro de esa minoridad algunos sujetos revolucionarios, en el momento decisivo, aún computaban en su inconsciente las posibilidades que creían entre el triunfo o el fracaso del levantamiento. Y si finalmente el asalto al Palacio de Invierno se dio, fue por el deseo de acabar con el zarismo y sus inconvenientes, pero también porque los cálculos les eran favorables. Los flujos colectivos deben ser movilizados, como propugnó Lenin, para que la clase oprimida produzca y canalice esos deseos esquizofrénicos, pero, no es el partido el medio ni puede ser otra causa que la espontánea, pues de otra forma la mayoría se vería superada por los sucesos violentos y políticos que acaben por serles impuestos. 10

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AÑO I. NÚMERO I.“Breve crítica a la Revolución” por Víctor Gómez López.

La Revolución Francesa acabó con el orden medieval que proporcionaba la posición social según la sangre, y cambió ésta por el dinero, no obstante constituye un hito histórico ya que fue llevada a cabo por la mayoría de la población que, de forma entusiasta, construyó un nuevo orden sociopolítico y de las relaciones de producción (explotación). En el fondo fácilmente puede abstraerse que si bien el Tercer Estado al completo apoyó la revolución de la burguesía, fue ésta la que utilizó al campesinado, que agrupaba a la mayoría de los ciudadanos, al igual que también lo hizo la Revolución Rusa, la Revolución Cubana y en síntesis la mayoría de los cursos revolucionarios que necesitaba sustentarse en la mayoridad para legitimar y lograrsus objetivos.

¿Era también el objeto de los campesinos un desarrollo plenamente comunista de los sucesos de Moscú o, por otro lado, eran los trabajadores de la tierra más propensos al anarquismo, esto es, deseaban la anarquía?. Claramente se ha demostrado que el anarquismo estaba más asentado entre los agricultores rusos de principios de siglo XX que el bolchevismo, pero como sujetos revolucionarios,fueron aplastados. Las elecciones del 25 de noviembre de 1917 para elegir asamblea constituyente arrojaron unos resultados para los bolcheviques de tan sólo el 24% de los votos. No acataron los resultados y la minoría de Lenin acabó por detentar el poder, con lo que nacía el primerpaís comu- nista del mundo con un error inicial de base que se uniría a muchos otros más tarde. Nunca aquellos grupos reducidos que se autodeclaran portavoces o luchadores por la voluntad de la mayoría lo han hecho, pues aquí y en este caso la ideología contiene un contenido poco suficiente, y generalmente no se ha preocupado por transformar los flujos que se adquirían en el proceso de socialización, siendo transformado el hombre económico que es hegemónico frente al hombre revolucionario que está dispuesto a sacrificarse por sus ideales. De esta forma nunca podrá triunfar la propiedad colectiva pues, como anteriormente hemos dicho, sólo es anhelada por una <<vanguardia de clase>> y está instauro en los instintos secundarios del hombre lo contrario.

No estoy pregonando aquí que el hombre sea egoísta, puesto el hombre no es, se hace. Es la cultura (civilización) quien define y modela al hombre a su imagen y semejanza. Así, durante siglos el ser ha vivido rodeado de la producción del trabajo orientada a la supervivencia, pero cuando ésta es superada y cumplimentada, el excedente genera la propiedad privada que ha pasado a ser un pilar cultural fundamental en las civilizaciones occidentales. Con lo que concluyo que el individuo es fruto, manufactura, de la cultura que le rodea, y como busca el lucro en términos materialistas de la posesión será entonces egoísta en la medida que lo sea la primera. Puede visualizarse de forma clarividente en el derecho, que ha ido variando con el transcurso de los tiempos tomando posición conforme a la seguridad jurídica que garantice el derecho a la ganancia, al lucro y la propiedad privada. Ese era su ideal en un primer momento, pero tras la Revolución Industrial y el triunfo de lo jurídico como medio de la clase dominante (burguesía) éste ha sido orientado a amplificarse y regular todos los aspectos de la vida social. Por eso la revolución debe ser motor político de un proceso de contracultura que englobe al conjunto de la sociedad que desea alterar.

La introducción de la industria fabril ha generado unos paisajes de negrura, pesimismo y ruptura conla naturaleza, y a su vez ha originado la elaboración mercantilista y tecnicista que ha integrado por completo al hombre y a la máquina en un único objeto inseparable y sufridor que observa impasiblecomo la plusvalíase la sustrae el capitalista. El beneficio que crea para poder mantener una vida ajustada y humilde a su vez es causa y consecuencia de su situación de esclavitud, aun en innumerables ocasiones y como regla general ésta servidumbre es preaceptada como una situación natural. Todavía la filosofía política continúa preguntándose los motivos de tal aprobamiento y consentimiento. Es en la pisquis donde se encuentra la respuesta. 11

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AÑO I. NÚMERO I. “Breve crítica a la Revolución” por Víctor Gómez López.

Pues, en el fondo, el hombre sabe y conoce que para poder vivir en el capitalismo ha de subyugarse a un trabajo doloroso y a una felicidad mundana y artificial que no colma verdaderamente sus expectativas. La cuestión radica en conocer como se reproduce el sistema en los substratos inconscientes para, mediante la producción autómata de axiomas, poder posibilitar proyección a las relaciones de esclavismo que se establecen en el modo de producción capitalista que lleva la ganancia y plusvalía del trabajo. Yo que vivo pagando varias décadas una hipoteca, que debo jubilarme tarde y no puedo realizar mis instintos, que produzco deseos que nunca van a poder verse realizados y que ni siquiera llego a conocer, que no puedo desarrollar Eros. El tiempo de placer que se limitado y restringido hasta la extenuación; ocho horas como mínimo como ocupación laboral, dos de preparación y transporte hasta la fábrica, otras ocho de sueño y reposo, más algunas dedicadas al consumo para perpetuar la cadena represora. No sólo consumición de materias necesarias para una vida cómoda, sino la compra canalizada de bienes y servicios que la industria de la publicidad incita, que no llenan ni acarrean auténticamente ninguna contraprestación a esa tristeza que emana del trabajo capitalista. No se trata tampoco aquí de un ataque a los esfuerzos que precisa la función trabajadora, ya que la misma naturaliza y enriquece el campo social del ser, sino la conversióndel socius, del trabajo mercantilista y técnico, en uno feliz, que no requiera de demasiado tiempo, en algo sano.

Ya no puede considerarse a los proletarios como clase revolucionaria, ni tampoco aún estando movilizada en gran parte por un partido que se diga representante y adalid de sus intereses. Volviendo a unas líneas atrás, la conciencia de clase se ha difuminado, al haber perdido el marxismo la batalla ideológica frente a la manipulación, hegemonía y poderes fácticos del sistema. La socialdemocracia procura, cuando no se encuentra en crisis por la deriva liberal de sus respectivos Gobiernos y por los ciclos depresivos del capitalismo por la acumulación de capitales, una gran cantidad de prestaciones sociales - que no vamos a enumerar- que generan la demovilización política y colectiva. La revoluciónno es deseada, y por esoes imposible que se produzca por el momento.

Los partidos comunistas se han institucionalizado, como pudo observarse con gran resplan- dor en Mayo del 68, y han perdido espacio políticos que le han sido conquistados. Se han convertido en un aparato reformista, por su falta de funcionamientos, objetivos y proyectos revolucionarios.

El Estado burgués como medio opresivo se convirtió en un Estado-partido que niega las li- bertades básicas a sus conciudadanos, abandonando la democracia y la expresión libre de ideas.

La doctrina marxiana, como todas ellas, alimenta la enajenación de sus partidarios, quien ciegamente apuestan por la ortodoxia. Corrientes filosóficas más modernas como el estructura- lismo se han mostrado críticas conforme al marxismo y lo han actualizado en parte, y ahí es donde reside mi interés.

Las revoluciones exclusivamente suelen ir encaminadas a lo largo del recorrido de la historia a cambios meramente políticos. Como casos extremadamente claros pueden verse la que tuvo lugar en Portugal en 1974, la Revolución de los Claveles, o la Revolución Sandinista en Nicaragua. Estudiar los objetos de tales sucesos no se hará en estas páginas, pero si comentaremos su esencia teóricamente revolucionaria. En ambos casos una dictadura tiranizaba los territorios nacionales, y la revolución buscaba en éstos ejemplos la instauración de una democracia de corte izquierdista.

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Bien, únicamente consiguieron respectivos cambios en el Gobierno, en el centro decisor de la política, pero las desigualdades sociales, la opresión del capitalismo y las represiones delos instintos continúan hoy día vigentes en ambos países.

Ante la percepción de situaciones que originen una conciencia de inconformismo y una necesidad subjetiva de cambio, el sujeto se movilizará. ¿Pero sigue siendo la clase proletaria como tal el motor de alteración y concienciación?. A lo largo del siglo XXasí ha ocurrido, pero la pérdida de la colectividady la vida absolutamente individualista ha sugerido que quizás la energía revolucionaria <<como clase>> se halla perdido o se encuentre adormecida, puesta ésta se ha diluido en las neurosis del mercantilismo y la industrialización, en el consumo, en la percepción individual de los conflictos, y en una la despolitización que insinúa el comportamiento político como una actividad únicamente reservada a la elite, a la “clase política”, reduciéndonos depositar un voto cada cierto periodo. Es en los marginados que la sociedad expulsa donde encontramos las contradicciones más latentes contra el capitalismo, ya que éstos no se han visto imbuidos tan gravemente por los cambios del nuevo sistema dedicado a ocultar sutilmente la falta de libertades cívicas y sociales, la carencia de una democracia funcional que represente los intereses de los ciudadanos, etc.

Diferenciemos en un análisis primerizo y macróscopico dos clases, no según las relaciones económicas de producción fabril, que serían proletarios y burgueses, sino según la política, su esencia actual revolucionaria y sus posiciones en la escala económica:

1) Clase acomodada: Aquella que se encuentra integrada en las estructuras del sistema, desmovilizada y sin política como cauce de lucha combativa. Ejemplos: Empresarios, <<clase media>>...

2) Clase marginada: Aquella que se halla excluida, al menos en parte, de la organización y represión psíquica del capitalismo, que (muchas veces de manera no expresa) realiza actitudes políticas de reinvidicación. Ejemplos: Inmigrantes, movimientos políticos antisistema...

La distinción clásica marxista en dos clases históricas (opresores y oprimidos), que actualmente son los propietarios de los medios de producción (burguesía) y los trabajadores (proletarios), en la práctica, en la utilidad, ya no existen por el simple hecho de que la clase trabajadora se ha integrado – al igual que sus partidosverticalmente en el funcionamiento y la perpetuación concadenada de la barbarie. No sólo porque las capacidades materialistas la permitan procurarse una vida mejor (Herbet Marcuse), con el consiguiente conformismo apolítico, sino porque esto último confiere la aceptación de los axiomas y las contradicciones del capital, la preconcepción de las desigualdades como una situación natural, que siempre han existido y existirán, y también porque se reproducen [las actitudes del trabajador] con una potencialidad aletargada, porque se desea la estabilidad y, como conclusión, al sistema. El objetivo de todo proletario es convertirse en burgués o, en su defecto, obtener altos rendimientos privados de consumición.

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Tenemos, pues, a los opresores y a sus seguidores por un lado, construyendo juntos aunque con un reparto dispar del poder socioeconómico y de los bienes, la clase acomodada que se encuentra tan resueltamente en sintonía en sistemas como el de la socialdemocracia nórdica. Por otro encontramos a la clase marginada que lucha contra la cultura y la civilización, contra sus daños y localizaciones y que, en definitiva, es la que posee las contradicciones a flor de piel, que no cree en nada ni pretende establecerse como articulación sustantiva al capitalismo. Y es la izquierda quien debe conglomerar a ésta última para conseguir cambios y reformas, que no revoluciones, puestocomo señala Gill Deleuze, “incluso los socialistas renuncian a creer en la posibilidad de su muerte natural [ladel capitalismo] por desgaste. Nunca se ha muerto nadie por contradicciones. Y cuanto más ello se estropea, más esquizofrenia, mejor marcha, a la americana”.

*(Gilles Deleuze y Félix Guattari. “El Anti Edipo”. Colección Capitalismo yEsquizofrenia. Paidós año 1972.)

Claro está que la división social marxista es absolutamente acertada, pero ha perdido su aplicación real puesto la clase proletaria no está concienciada como tal y, por ende, he constituido una disyunción conforme a las apreciaciones y los flujos que repercuten en la política más que en las relaciones económicas.

Para finalizar con la crítica a las revoluciones, éstas no se han ocupado de transformar (revolucionar) primero a los individuos, ya que sólo se procuraban por permutar la política (Gobierno, etc.) o la titularidad de la propiedad, mientras las estructuras preconscientes, inconsciente y conscientes de los individuos continuaban intactas o incorrectamente transformadas, focalizadas en el deseo de propiedad y lucro privados.

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FILOSOFÍA.

“Dios no puede ser” por Víctor Gómez López.Dios es tan absurdo, incoherente e incomprensible, que no puede ser.

En la compleja tarea de desmontar empíricamente la existencia de Dios, la Razón se ha visto en numerosas ocasiones acuciada por diversas restricciones que la limitaban, esto es, el hombre ne- cesita saber que después de la tumba hay continuación.

La vida del individuo contemporáneo de nuestros días está fundamentada enel materia- lismo (1), lo superficial, al acato de una existencia dedicada enteramente a desarrollar influjos acerca del papel existencial. El hombre nace con el objetivo de ser alguien en la vida, que con- siste en disponer de recursos económicos suficientes que le permitan disponer de un elevado nivel de consumición. La felicidad, por ende, estriba en alcanzar lo mismo. Esta sustantividad se revela contraria a una realización vital que corrobore que no somos más que un animal dedicado a tareas triviales y mundanas.

El presente artículo pretende una proyección que acabe con la idea, al menos, de que co- nocer la existencia de una Deidad es una aporía. Para ello, previamente, debemos despojarnos de todo pavor a la muerte y también de la posibilidad de desviarnos de premisas enteramente ra- cionales.

Dios ha muerto desde la óptica nietzscheana, el prójimo anda perdido y confuso. Pero no trataremos aquí la idea de un <<Absoluto>> o del semejante entre lo último y los ámbitos huma- nos. Ya que, si partimos desde un punto de partida de la Razón y este nos conduce a la imposibi- lidad del Creador, este no será afín o asemejado a nada, de hecho, no será. Tampoco procuraremos refutar las hipótesis de la escolástica, puesto ya cayeron (2).

Debemos conocer (o al menos intuir) cómo es Dios, cuál es su personalidad. ¿Es compa- sivo, misericordioso y benévolo?. Los antiguos griegos vivían atemorizados de sus dioses, su co- metido era mantenerlos a raya para no ser castigados. En la Biblia no parece muy de fiar (3). Por el contrario, en la actualidad los creyentes aceptan la interpretación de un Dios humano y bienhe- chor. Se deduce de lo anterior que la Deidad es variable en tiempo, pero también en el número.

Con respecto a la definición no cabe tal disputa. Es una conjunción de atributos mitológicos y sobrenaturales, a menudo inmateriales, que no pueden ser elucidados por la Razón, la ciencia,o el conocimiento demostrable. Es decir, el empeño de probar la existencia del Señor o desistir en encontrar la respuesta (agnosticismo) proceden del irracionalismo (4). Sólo puede ser invento de un único autor, una expulsión hacia fuera de sí mismo. Un lastre de energías, un consuelo y un refugio.

La ciencia ha demostrado que el universo data de una determinada edad cuantificable, con lo que – para buena parte del teísmo- tuvo un principio y un creador, que es Dios. ¿Quién o qué es, entonces, causa de Dios? : Aquí te responden con dos tipos de falacias (5) que distan mucho de ser lógicas (ya que apelan a lo divino), razonables, o mínimamente coherentes.

La sapiencia científica diagnosticará el proceso de formación del cosmos liquidando para siempre la amalgama de argucias argumentativas basadas en la subjetividad celestial, mitológica y sobrenatural.

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“Dios no puede ser” por Víctor Gómez López.

Las calamidades naturales se suceden segando la vida a cientos de miles de personas en terremotos, erupciones volcánicas o huracanes. Si Dios, hoy, es bueno, por qué permite lamuerte, la destrucción o la catástrofe. La contestación teísta es que la Deidad no se entromete en la libertad humana, y que es esta el motor del mal (por ejemplo, unas inundaciones o un tornado), lo que resulta totalmente incongruente.

La creencia en los dragones – con atributos y capacidades sobrenaturales- es igual de ra- zonable que la fe en un ser divino, omnipotente y omnipresente, pero a la vez cargado de atribu- tos humanos tales como la ira, la misericordia, la paciencia, la bondad, la fidelidad, el amor o el poder.

Dios es tan absurdo, incoherente e incomprensible, que no puede ser.

Añadamos [...] el que el mensaje divino, suponiendo que sea tal, ha sido confirmado con credenciales tan insuficientes, que ha dejado de convencer a una gran proporción de las mentes más cultivadas y mejor dotadas, y que la tendencia a no creer parece aumentar a medida que au- menta el conocimiento científico y la capacidad crítica de discernir las cosas.”(John Struart Mill. “La utilidad de la religión”. Alianza Editorial)

Para Struart Mill a medida que aumenta el conocimiento (racional o científico) la creencia va decayendo gradualmente, lo que es señal de lo poco sustentadas que se encuentran las afir- maciones religiosas – aunque no pueden estarlo en mayor medida, puesto son erráticas.

Ciertamente la religión y los religiosos cuentan con características y valores necesarios, como la humildad, el perdón, la solidaridad, la ayuda a los más necesitados, etc. Pero toda esa utilidad puede llevarse a cabo fuera del dogma.

La Iglesia se ha trasformado en un elemento de poder (sobre todo durante las dictaduras fascistas) que pretendía sostener la enajenación sobre las masas. En estos momentos, las es- tructuras de la institución eclesiástica la han convertido en un organismo fuertemente jerarquizado y reaccionario a la conquista de derechos sociales y civiles que impiden (lo intentan) el progreso hacia una humanidad más libre.

NOTAS:

1. En Ciencia Política se encuadra al posmaterialismo en una serie de valores como las necesidades sociales de autorrealización: el conocimiento intelectual, la identidad, la satisfación estética, etcétera, ulteriores a los requisitos físicos. Aquí me refiero a la acepción nacida de la vida propia del capitalismo cimentado en el ideal del consumo.

2. Los supuestos de Guillermo de Ockham, Santo Tomás de Aquino, San Anselmo y otros, han sido largamente contradichos.

3. Versículos 15-16 de San Marcos. Dice Jesús “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

4. No aludo al término filosófico o existencial, sino a la incoherencia que descarta tales proposiciones.

5. Las falacias lógicas “razonamiento circular” y “petición de principio” son las utilizadas por los fieles para responder a la contra- dicción de su propio argumento.

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POLÍTICA CRÍTICA.

“El espíritu de la era” por Celia Rivas López.Celia Rivas López es estudiante de Ciencia Política en al Universidad de Granada (UGR).

El hombre ante las vicisitudes del medio terrenal en el que se desenvuelve, es capaz de inventar dio- ses, religiones, ideologías políticas para no desfallecer, ante tanta hostilidad de los elementos na- turales. Por tanto, ha desarrollado su intelecto hasta el punto de alterar su entorno y acondicionarlo a su capricho, alejándose así de su línea genética más próxima, en la cual, probablemente en un tiempo anterior, los simios también partieron de su misma meta. Lo que nos hace distintos, a nues- tros parientes más próximos, los simios, es el intelecto.

El hombre nuevo, aprendió a desintegrar el átomo y eso tiene sus ventajas, mandó naves al espacio que volvieron cargadas de tierras y minerales de otros mundos. La lanza y la espada, por ahora, ya duermen un sueño milenario tras las vitrinas que nos muestran el pasado, en cualquier museo arqueológico. Confundiendo entre tanto augurio de desolación y destrucción, y causando tanto daño al ecosistema y a nuestros semejantes fauna y flora, podemos llegar a preguntarnos: a dónde van, dónde nos llevan… después de ver caer tantas ideologías, tantos sistemas económicos, no podemos dejar de preocuparnos por todo y cuanto rodea al hombre de nuestro tiempo, materia- lista y que basa todo su desarrollo económico en asfaltar y edificar el planeta, pequeño planeta al que ya dominamos y herimos gravemente cada día más. ¿Cómo es posible que la paz terrenal esté basada en una amenaza continua de destrucción masiva?

A lo largo de la historia, las personas han tratado de resolver las cuestiones referidas en torno al existencialismo: el porqué, el cuándo, el cómo... La adquisición del conocimiento, desde épocas remotas, se llevó a cabo por los sabios, personas que se habían cultivado, desde la infancia para ser filósofos, políticos, gobernantes( como ejemplo, El príncipe de Maquiavelo, caracterizado por ser entusiasta del conocimiento, aparte de tener otras cualidades)...Eran los intelectuales de aquella época los cuáles para nada llegaban a ser conformistas con sus circunstancias, eran capaces de debatir y de contraponerse al sistema establecido, de cuestionar la forma de vida del momento his- tórico que le había tocado vivir, y de en la mayoría de las ocasiones, predecir tipos de Estados me- jores y más igualitarios para las sociedades futuras.

Es por ello, por lo que el conocimiento, se ha convertido en una carta importante de presen- tación para las personas en su vida cotidiana, incluso para diferenciar entre lo bueno y lo malo, lo que se aleja de la moral (establecida ya de por sí por los propios individuos), y la justicia de la in- justicia (establecida por el sistema de cada Estado), etc.

De forma que, consideraría que no hay forma más factible de hacer al individuo libre cuanto más conocimiento, cuanto más cultura haya adquirido desde su niñez, libre en el sentido de que hará válido al ser humano, para poder pensar por sí mismo, lejos de seguir las órdenes establecidas por los líderes del sistema, por las nuevas élites.

Lejos de querer oponerme al sistema y a la forma de cómo se ha ido desarrollando el modo de vida que nos ha hecho ser como somos, sólo quiero dar mi punto de vista acerca de cómo el co- nocimiento ha sido y ha estado influenciado, por numerosos factores que nos han convertido en los individuos que somos en la actualidad.

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El primer proyecto moderno, el Estado Nación, llegaría a obligar al ciudadano, a vincularse con el Estado, y por tanto a su burocracia. ¿Pero que nos hace vincularnos con la burocracia? Evi- dentemente para el sistema, sería preferible, crear un método por el cual, poder moderar a los indi- viduos, pues que mejor forma que mediante la educación, o mejor dicho la enseñanza doctrinal. Pero no quiero posicionarme del todo, hasta no dar algunas buenas razones.

Desde épocas remotas, han existido estamentos que se han encargado de transmitir el co- nocimiento, o al menos lo que a ellos les ha ido interesando en los distintos períodos, como ha sido la Iglesia, la cual a su vez ocupaba también un papel importante en el Estado. Sería ya en el Estado Liberal, como bien señalaría García Pelayo, cuando: “si la salvación eterna, seguía desarrollándose en la iglesia, la salvación histórica de la iglesia, comenzaría en estos momentos a depender exclu- sivamente del Estado”. Será entonces cuando tras la reforma protestante, la iglesia comenzará a ir perdiendo poder a nivel internacional para comenzar a ocupar un papel más de tipo estatal si- guiendo la idea de: cuius regio eius religio (para cada Estado una religión), en el cuál, sería el prín- cipe, o el monarca, el que ostentaría, el poder político y el religioso.

Como en un tablero de ajedrez, al Estado, siempre le ha interesado controlar nuestros movi- mientos para hacernos dóciles, para mantenernos en esta máquina que son los sistemas políticos y sus correspondientes burocracias. De forma que “si piensas demasiado, malo”, pues no seguirías la lógica de estos tiempos.

El renacimiento, sería un gran golpe para este propósito, puesto que puso fin a la época os- cura, la época del mundo medieval. Generó avances científicos y técnicos, volvió a darle un mayor protagonismo a los clásicos, y al aumento de la preocupación por el método. Paralelamente a estos avances, surgiría una nueva corriente, el racionalismo iusnaturalista, caracterizado por presentar unas bases ideológicas completamente nuevas (la autoridad política no surge de la divinidad, sino de los individuos; la meta de cualquier organización política es la de satisfacer los intereses indivi- duales de los ciudadanos; el individuo, por el mero hecho de existir, está sujeto a unos derechos que deben de ser respetados por el Estado) que darían paso a la creación de un nuevo Estado, el Estado liberal, y a la creación de uno de los principios ideológicos más importantes de esta nueva época, el individualismo, en donde el individuo pasará a estar posicionado por encima del propio Estado, un principio de carácter universal, que será válido para todas las épocas. Pero, ¿podemos decir que también es válida para nuestra época?

La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano junto con la Declaración de in- dependencia o la revolución Francesa, serían uno de los logros humanos más importantes contra el propio gobierno, motivado por el inconformismo de una buena parte de la sociedad que decidió enfrentarse al sistema que a ellos mismos les gobernaba, entendiendo que ese sistema no era del todo legítimo, no era válido, no era igualitario, y por tanto, no era aceptable para la mayoría.

Por tanto, ¿sería posible mediante una revolución hacer frente al Estado implantado? La te- oría marxista de Lenin, dejó claro, que más allá de buenas ideas, más allá de buenas palabras esta teoría en la realidad no puede llegar a ser factible, a la historia me remito. ¿ Cuántos países han im- plantado el comunismo como el mejor sistema?, ¿ cuántos de ellos, han logrado, acabar con las cla- ses?, en su intento por hacer desaparecer al Estado, lo único que han hecho ha sido más que desintegrarlo, y crear un conflicto permanente a la hora de preguntarnos, ¿ a quién le toca ahora go- bernar?. Definitivamente la historia ha demostrado que necesitamos estar gobernados, para no lle- gar a situaciones de caos o ingobernabilidad.

La Revolución francesa, así como la dos declaraciones anteriores, rompieron con todo lo conocido hasta ahora, dando paso a nuevas oportunidades y a convertirse en un ejemplo para si- tuaciones futuras.

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El recorrido del ser humano, por tanto, tendrá momentos álgidos en los cuáles se conformará con la situación que vive, se adaptará. Pero en otro momentos en los que exista una situación de crisis permanente a nivel político, económico o social (quedando reflejado en la cultura y sobre todo en los medios de comunicación, que es nuestra nueva forma de transmisión de la cultura, o al menos, de la información), logrará alcanzar un punto de inflexión en el que el hombre no caerá más bajo, de forma que se elevará, y se enfrentará al problema en su conjunto.

Así es el ser humano naturalmente, pero, ¿qué es lo que ocurre con las sociedades actuales? Parecen estar inmovilizadas, quizás debido a que tras la consolidación del Estado de Bienestar (un tipo de Estado democrático, en el que se han consolidado los derechos del ciudadano, y las pres- taciones sociales por parte del Estado a los individuos que permiten una mayor calidad de vida), no se haya logrado teorizar el posible surgimiento de otro tipo de Estado que mejorara en cuanto a condiciones al propio Estado de Bienestar.

De forma que parece, que la lucha del ser humano ha acabado aquí. Parece que ya ha con- seguido su propósito, y lo que no se da cuenta es que la vida es una lucha continua. Hemos llegado al punto más desarrollado de la civilización pero este proceso no ha sido homogéneo, puesto que sólo parecen haberlo conseguido los países que pertenecen a occidente. El resto, parece haberse quedado estancado en sus tradiciones, en su cultura, en una lengua. Pero lo extraño de todo ello, es que aunque parece existir una barrera que por ahora está impidiendo que la modernidad entre también a formar parte de estos países, podríamos decir que dentro de su caparazón se han pro- ducido ciertas grietas que han permitido la entrada de ciertos resquicios de modernidad, de mono- polios económicos que han atravesado ese muro que los separaba. La llegada de la coca-cola a Angola, será un ejemplo más.

Una de las principales consecuencias de toda esta evolución que podrían explicar dicha si- tuación, sería la globalización, que ha conseguido vincular a los distintos países en esta vorágine, que poco a poco, ha ido introduciéndose en el capitalismo como el nuevo sistema económico que continua existiendo desde el Estado Moderno.

Sin la lealtad moral, no hay convicciones que obliguen a la conciencia. El hecho de que los ciudadanos traten de imitar a los modelos o ejemplos a los que nos obligan a convertirnos a través de los medios de comunicación, impiden una vez más, el desarrollo de la propia persona, impiden el desarrollo de la formación de nuestros pensamientos. Es por tanto, tiempo de héroes y de perso- nas que dan ejemplo a los demás de una coherencia moral banal, pues en la mayoría de las oca- siones sólo nos sirven, para distanciarnos a un más de los demás individuos, tratando de alcanzar unos patrones de personas inexistentes, irreales. De forma que cada vez más sin darnos cuenta lo que estamos haciendo es tratar de cambiarnos a nosotros mismos. ¿Dónde están los valores tradi- cionales?, ¿en que nos hemos convertido?

A las instituciones no les interesa demasiado el individuo como tal, sino el conjunto que forma una organización determinada para el

funcionamiento del sistema. Sería bueno preguntarnos acerca de si, ¿cabe la posibilidad de un cambio en las sociedades con- temporáneas? Posiblemente, puedan existir corrientes como “El liberalismo intelectual”, que permita la movilización del individuo, que desarrolle el “yo personal” a favor de la sociedades donde se des- envuelven como individuo. Pues estamos comprendiendo que las sociedad de masas se está de- gradando y que por tanto, puede llegar a convertirse en un obstáculo para seguir con el proceso modernizador.

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Quizá si lográramos de nuevo generar opinión, podríamos desde la movilización del individuo, repercutir en las decisiones de la población. Para ello, necesitaríamos de nuevos sistemas que in- dujeran a la reflexión, de mecanismos un tanto desvinculados del poder mangoneador de la admi- nistración para volver a ser individuos inconformistas que no logran estar de acuerdo con las aportaciones realizadas por el Estado.

La cultura, siempre ha estado haciendo contrapeso con el mercado. Más que los intelectuales, quienes mejor lo han entendido, han sido los profesionales. A diferencia del primero, el profesional sólo entiende la concepción funcionalista, la división del trabajo. Si existe un problema de tipo tras- cendental, el profesional, que conoce el mecanismo de cómo funciona, sí lo llegará a entender, puesto que aparte de esto, tiene una relación humana más directa que el propio intelectual. De forma que serán los profesionales los que pasen a estar más influenciados por la burocracia que los intelectuales, en el sentido, de que se ajustarán mejor al funcionamiento de la administración. En cambio los intelectuales, siempre han mantenido un posición más neutral, se relacionan más con la cultura y también son críticos con ella, de forma que logran conseguir su propia estética apli- cada a la cultura, pero no entienden de mecanismos. Posiblemente ellos, sean de las pocas minorías de la sociedad que haya podido mantenerse distanciados del sistema. Para el profesional, quizá lo que aliente su lucha anti-burocrática, esté en su intento de mantener o buscar el prestigio, a pesar de que éste en muchas ocasiones dependa del apoyo o de las determinaciones de la propia admi- nistración.

La tendencia de la actualidad, está basada en hacer desaparecer a los intelectuales (a los hombres de ideas), para que pasen a ser profesionales trabajando a una escala más reducida a base de esfuerzo y constancia, eso en el caso de que sea un profesional responsable. Existe otro tipo de profesional, que perteneciendo a la clase baja, ha logrado despegarse de ésta, a través de una mo- vilización para alcanzar puestos en los que puedan propagar de forma masiva la cultura de las clases bajas. Posiblemente sea uno de los factores por los que se esté bajando el nivel académico. Este hecho, supone una falta de compromiso, tanto para el profesional que se duerme en lo laureles en función de enseñar exclusivamente lo que rija el Estado, como para el alumno que lejos de tratar de ser el mejor de su clase, pierde el interés por los estudios, o ser esfuerza lo menos posible.

De forma que, el profesional que sea un poco más independiente (no sólo me refiero al pro- fesional académico), pues tratará de buscar su autonomía para llevar a cabo su labor. Pero cuando entran en una organización, que tiene un carácter burocrático, pasará como los alumnos, ha estar evaluado por estas organizaciones sobre la labor que desarrollan.

Volvemos a la educación. Es la institución que por su dedicación al conocimiento, menos conformista debería de ser. En el intento de crear una nueva corriente en la que predominen los in- telectuales, que no sólo académicos, podríamos seguir el ejemplo de las universidades estadouni- denses. El espíritu de nuestra era, se basa en un sistema capitalista, que trata de privatizar las empresas públicas. Esto mismo no sería del todo perjudicial, sin con ello, pudiéramos alejarnos de las obligaciones administrativas.

De aquí la aparición de una enorme “burocracia académica” constituida por decanos, archi- vistas, tesoreros, administradores de investigación y similares que lo única que generan, es la cre- ación de miles de empresas alrededor de la universidad, y por tanto vinculadas con ésta, para la investigación, el desarrollo, y el estudio. Del mismo modo, permite que los alumnos universitarios, una vez acabados sus estudios, sigan estudiando y trabajando para la empresa, no para el Estado(al menos no de forma directa), y por tanto permita el desarrollo académico.

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Según Robert N. McMurry, “las organizaciones grandes ejercen en particular una atracción muy específica para aquellos que sienten inusitada necesidad de seguridad y de ese modo se allegan una parte desproporcionada, una supersaturación de pasivos, dependientes y sumisos hombres. Esta condición no constituiría tal amenaza para la moral y la integridad de la organiza- ción de una empresa si el hecho se reconociera como lo que es y se entendieran sus implicacio- nes. Pero ese caso, raras veces se da”.

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COMUNICADOS.CONTRA LA CRISIS CAPITALISTA, POR LA III REPUBLICA.

¿Qué pueden pensar los cerca de cinco millones de parados y los más de un millón de familias sin ningún ingreso de una monarquía sostenida generosamente por la hacienda pública y que ha ama- sado, sin que se sepa cómo, una de las fortunas más grandes de Europa? Lo que se siente en la calle es que la monarquía borbónica, integrante y heredera de la dictadura fascista, está más des- legitimada cada día.

Aún así, en aras de hacer tragar a la clase obrera, sin que se revuelva, las ruedas de molino que el capital ha preparado, el rey se dispone a ejercer el papel de maestro de ceremonias en la misa concelebrada entre patronal y cúpulas sindicales en aras de la salvación, económica, esta vez, de la patria.

No pueden echar mano ahora de la cobertura ideológica usada en otras épocas de crisis para descargar sobre las espaldas de trabajadores y trabajadores las durísimas medidas de ajuste que pretendían imponer. Ya no vale hablar de la corrupción de la dictadura como en 1977 o de la entrada en la CEE como en la “reconversión” industrial de 1984. Por ello es más necesario que nunca hacer presidir al fantoche real la comitiva de fuerzas políticas del marco institucional, “agentes sociales” y empresariales, para recuperar la esencia de los Pactos de la Moncloa, referente histórico de la llamada Transición: la paz social. Paz social y consenso fueron indispensables para perpetuar a las fuerzas más reaccionarias en los aparatos del Estado y para facilitar tres décadas de acumu- lación de beneficios por la burguesía, a partir de la intensificación de la explotación de los trabaja- dores y las trabajadoras.

De esos polvos vinieron estos lodos, dice el sabio refranero popular. La crisis capitalista no sólo afecta a los casi cinco millones de parados que contabilizan los organismos estatales. La rea- lidad también se vuelve mucho más cruda para los trabajadores y trabajadoras activos, mediante el empleo masivo por la patronal de las herramientas que han puesto en sus manos las sucesivas re- formas laborales: salarios miserables, precariedad en el empleo, contratos-basura, contratos por horas, pérdida de derechos por jubilación, enfermedad etc, que han debilitado y desvertebrado a la clase obrera con la “colaboración” inestimable y la claudicación de las cúpulas de los llamados “sindicatos mayoritarios”.

La violencia del sistema se muestra más criminal contra los sectores más desprotegidos de la población: jóvenes, trabajadoras e inmigrantes, que se ven constantemente acosados en todos los ámbitos. A la degradación general de las relaciones laborales se suma un proyecto educativo como el Plan Bolonia destinado a perpetuar a la juventud en unos modelos estrictamente mercan- tilistas del conocimiento, la creciente discriminación de la mujer con unos salarios que en algunos sectores suponen el 60% del que cobra un hombre por realizar las mismas funciones, y con una Ley de Extranjería que criminaliza a los inmigrantes y los persigue hasta lograr su expulsión, atentando incluso contra las normas internacionales humanitarias que dicen defender en sus foros. La priva- tización de la sanidad, con el objetivo de convertir la salud en un lucrativo negocio, al que pretenden añadir ahora el copago, atenta contra derechos esenciales duramente conquistados.

El gobierno de Rodríguez Zapatero junto con las demás fuerzas del parlamento burgués (PP, UPyD, CIU, PNV...) han puesto a disposición de la banca 180.000 millones de euros, han añadido otra partida de 75.000 millones de euros para concentrar más el capital a través de la fusión de las cajas de ahorros, han incentivado a las multinacionales de la automoción, han negado fondos para perseguir el fraude fiscal que inspectores de hacienda han valorado en 50.000 millones de euros al año, han mantenido a las grandes fortunas en las SICAV tributando al

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AÑO I. NÚMERO I.1 % mientras los asalariados lo hacemos al 24%, han rebajado los impuestos a las inmobiliarias, etc.

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AÑO I. NÚMERO I.

Ese mismo gobierno es el que apuesta por la reforma laboral para facilitar la contratación en términos cada vez más esclavistas, el que ha propuesto el llamado “pensionazo” de elevar la edad de jubilación de los trabajadores de 65 a 67 años, y aumentar de 15 a 25 años la cuota del cálculo de la pensión, el que ha acordado disminuir el gasto social en 50.000 millones de euros en cuatro años, el que ha permitido que los bancos “roben” hasta 80.000 viviendas de familias trabajadoras el año 2009 por desahucios, el que tolera a las eléctricas el corte de los suministros eléctricos de las viviendas más pobres, se ha eliminado el impuesto de Patrimonio, el impuesto de sucesiones, etc. En resumidas cuentas, el hacer cargar sobre las espaldas de los trabajadores y las trabaja- doras la supuesta salida a la crisis capitalista.

El intento de recuperación de la crisis mediante la explotación y la violencia se muestra en el terreno internacional con la participación, a través de la UE y la OTAN, en las guerras de devastación que está desarrollando el imperialismo. La decisión del gobierno Zapatero de sacar a las tropas de Iraq fue pronto superada con la política de alineamiento total con los intereses criminales del impe- rialismo y contra los pueblos que deciden defender su soberanía y sus recursos naturales. El reciente reforzamiento del contingente español en Afganistán con otros 500 militares o la anunciada venta del aeropuerto de Ciudad Real a una empresa militar privada de EE.UU con actividades en Iraq y Afganistán, son señas de identidad de un gobierno que subordina cualquier atisbo de soberanía al imperialismo euro-estadounidense.

La pertenencia a la UE, espacio donde se siguen generando las legislaciones básicas contra los sectores populares concentradas en el Tratado de Lisboa, determina y refuerza actuaciones po- líticas de reducción del gasto y de mercantilización de todo lo público, de liquidación de derechos laborales y de fascistización, xenofobia y racismo. Ese, y no el que venden los medios de comu- nicación, es el marco definitorio del actual semestre de presidencia española de la UE.

En el marco estatal, la Audiencia Nacional continúa la labor del Tribunal de Orden Público franquista persiguiendo con la Ley fascista de Partidos entre otras, a la izquierda más consecuente por su actividad política, al más puro estilo de la Inquisición. Anarquistas, comunistas, antifascistas e independentistas son tratados como herejes y engrosan la cifra de casi un millar de presos políticos en las cárceles españolas.

La negación del derecho de autodeterminación de los pueblos, la guerra sucia, la represión, la persecución de los militantes y dirigentes y la tortura se muestran como las garantes del mante- nimiento de la “unidad nacional” en torno a la figura de Juan Carlos I, llegando al esperpento encar- celando a activistas y a representantes que centran su propuesta en una solución política en un escenario sin violencia, mientras la lucha popular avanza en contenidos unitarios sin precedentes.

El modelo de la Transición está agotado y con él la figura del rey a la cabeza. La constitución de 1978 que ampara el sistema económico y la estructura monárquica del estado son una rémora para el desarrollo de un proyecto auténticamente democrático, liderado por las mayorías populares y que se posicione en la defensa de la soberanía popular y la solidaridad entre los pueblos, y ese es el marco de la III República que cada vez está más próxima."

¡¡Contra la crisis capitalista y la Monarquía borbónica!!

¡¡Contra la constitución antidemocrática de 1.978!!

¡¡Por la soberanía popular y la autodeterminación de los pueblos!!

Page 28: Revista Subterránea Nº1

AÑO I. NÚMERO I.

¡¡Viva la III República!!

Page 29: Revista Subterránea Nº1

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