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Revista de Política, Economía y Cultura

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Rojo-amaterevista de política, economía y cultura

Año 1 | número 1 | agosto - septiembre | 2010

Director: Julio Moguel

Consejo editorial: David Aburto, Gaspar Aguilera, Ismael

García Marcelino, Julio Moguel, Adolfo Orive, Enrique Pérez,

Carlos San Juan Victoria, Víctor Suárez

Consejo consultivo nacional: Armando Aguirre, René Alvarado,

Brenda Arenas, Armando Bartra, Benjamín Berlanga,

Gustavo Bernal, Lourdes Bueno, Raúl Cabrera, Alberto Ca-

rral, Juan José Chagolla, Evodio Escalante, Alejandro Estrada

Salinas, Javier García Chávez, Abraham García Gárate, Mi-

guel Ángel García, Víctor Herrera, Martha Guaderrama, Ma-

riana Hernández García, Benjamín Herrejón, Víctor Jiménez,

Adolfo Lizárraga, Patricia Moguel, Arturo Montañana, Fidel

Negrete, Luis Rojas, Laila Saab, Emilio Toledo, Víctor Manuel

Toledo, Javier Morett, Alfredo Ramírez Bedolla, Héctor Ramí-

rez Williams, Roberto Sánchez, Enrique Velázquez Zárate,

Jorge Zepeda, Sergio Zermeño

Consejo consultivo internacional (en proceso de integración):

Alín Cid Fleitas, Norberto Codina, Nicolás Hernández Guillén,

Enrique Saínz, Thierry Linck

Coordinación ejecutiva: Adriana Martínez Rodríguez

Diseño editorial: Galera

Fotografías: Arturo Osorno y Martha Guaderrama

Pinturas sobre amate: Arturo Montañana

Distribución: Tinta Roja

Rojo-amate es una publicación bimestral editada por

Fundación México Social Siglo XXI A.C., Monterrey 242,

Colonia Roma Norte, Delegación Cuauhtémoc,

C.P. 06700. Teléfono 52 64 71 57

www.rojoamate.com

[email protected]

Editor responsable: Julio César Moguel Víveros.

Número de Certificado de Reserva, otorgado por

el Instituto Nacional de Derechos de Autor:

04-2010-072214451200-102. ISSN: en trámite.

Impresa por: Offset Santiago S.A. de C.V.,

Río San Joaquín 436, Colonia Ampliación Granada,

C.P. 11520, Delegación Miguel Hidalgo, D.F.,

en agosto de 2010. Tiraje: 3000 ejemplares.

Los textos aquí publicados son en su totalidad responsabili-

dad de los autores. Prohibida la reproducción total o parcial.

El rojo llega, gota de tinta que se extiende color amate (que es piel de tierra) para escribir el tiempo-furia la furia-tiempo, ese latir de sol que nace.

El rojo llega, gota de canto que se expande color amate (que es piel guerrera) para escribir la tierna-furia la furia-tierna ese latir de luz que acera.

El rojo llega, gota envolvente que te abriga color de lumbre (que es piel entera) pachamama inmortal sabor de son

de dentro y fuera.

Rojo amatejulio moguel

Fotografía de portada: Amate en el Otlayo, Pedro Cote.

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ÍnDiCeDaViD aBURto

Secretario general del Sindicato de Pesca. Escritor sobre temas sociales

y políticos. Cuentista y ensayista de temas literarios.

GasPaR aGUileRa

Narrador y poeta. Fue secretario de difusión cultural y miembro del ta-

ller literario de la Universidad Michoacana. Ha publicado más de una

decena de libros de poesía, ensayo y cuento. Premio Estatal en Literatu-

ra Eréndira, 2008, en Michoacán.

aRmanDo BaRtRa

Es director del Instituto de Estudios para el Desarrollo Rural Maya y

profesor de la Universidad Metropolitana-Unidad Xochimilco. Ha pu-

blicado numerosos libros sobre economía, política, historia y filosofía.

Actualmente es director del suplemento La Jornada del Campo.

alÍn CiD Fleitas

Joven escritor cubano que ha desarrollado importantes trabajos de

aproximación a las obras de Antonio Benítez Rojo y de Juan Rulfo.

Cuentista.

Ha-joon CHanG

Universidad de Cambridge. Es autor de varios influyentes libros, entre

ellos Kicking Away The Ladder. Ha sido consultor del Banco Mundial y

del Banco Europeo de Inversiones, así como de Oxfam. Es miembro del

Center for Economic and Policy Research de Washington, D.C.

josé lUis CoRaGGio

Economista, investigador-docente titular de Sistemas Económicos

Urbanos en el Instituto Conurbano de la Universidad Nacional de Ge-

neral Sarmiento. Responsable organizador de la Red Latinoamericana

de Investigadores en Economía Social y Solidaria. Ha escrito numerosos

trabajos sobre el tema de la economía social, popular o solidaria.

eVoDio esCalante

Doctor en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Ha escrito distintas obras literarias, filosóficas y ensayísticas. En 2009

recibió el Premio Iberoamericano Ramón López Velarde.

ismael GaRCÍa maRCelino

Escritor, poeta, novelista, periodista. Es actualmente profesor de la len-

gua p’urhepecha en el Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras

(CELE) de la UNAM. Premio Estatal del Primer Concurso de Cuento en

Lengua P’urhepecha por parte de La Voz de Michoacán y el Instituto Mi-

choacano de Cultura de Michoacán.

VÍCtoR jiménez

Arquitecto por la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM. Tuvo a

su cargo la Dirección de Arquitectura del Instituto Nacional de Bellas

Artes (1993-1998). Desde marzo de 1998 es director de la Fundación

Juan Rulfo. Historiador, analista y crítico literario en diferentes temas.

tHieRRy linCk

Doctor por la Faculté des Sciences Economiques d’Aix-Marseille II.

Coordinador de la Red Franco Mexicana de Investigadores. Miembro

del Comité Científico de la Cátedra México de Toulouse. Fue director del

Groupe de Recherche sur l’Amerique Latine.

aRtURo montañana

Consultor crítico y pintor. Elabora modelos matemáticos y preside

actualmente el Centro de Información Geoprospectiva. Ha publicado

libros como Conocimiento prospectivo, entre otros.

aDolFo oRiVe

Ingeniero civil, con doctorado en Ciencias Políticas por la UNAM y

postdoctorado en Economía Política por la Universidad de Cambridge,

Inglaterra. Actualmente es diputado por el Partido del Trabajo en la V

Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Ha publicado

diversos libros y ensayos sobre temas económicos, sociales y políticos.

CaRlos san jUan ViCtoRia

Economista e historiador. Actualmente es investigador de la Dirección

de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Histo-

ria. Ha publicado diversos libros y ensayos sobre temas sociales, econó-

micos, políticos e históricos.

emilio toleDo

Narrador y poeta. Estudió en la SOGEM y forma parte del grupo “Soni-

do y Fulgor”. Premio juvenil en cuento 2003, Universidad Iberoameri-

cana.

enRiqUe VelázqUez záRate

Economista. Investigador en temas económicos, sociales y políticos.

Crítico literario. Ha sido asesor parlamentario de la LIV a la LXI

Legislaturas.

alBeRto Vital

Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas y maestro en Letras

Mexicanas por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y doctor en

Letras por la Universidad de Hamburgo. Investigador del Instituto de

Investigaciones Filológicas de la UNAM desde 1991. Es autor de libros

de investigación y creación literaria.

RanDall WRay

Doctor en Economía por la Universidad de Washington en St. Louis.

Actualmente es profesor de Economía en la Universidad de Missouri-

Kansas City. Fue presidente de la Asociación para el Pensamiento Insti-

tucionalista (AFIT) y ha sido miembro de la junta directiva de la Asocia-

ción de Economía Evolutiva.

nUestRos ColaBoRaDoRes

PResentaCión

Rojo-amate: Una “yUxtaPosiCión DinámiCa” Julio Moguel

las lÍneas Del amateArturo Montañana

el neoliBeRalismo en Vilo, ¿HaCia DónDe?

méxiCo: la qUeRella PoR el PResenteCarlos San Juan Victoria

HaCia Una DemoCRaCia Post-liBeRalAdolfo Orive

méxiCo en la enCRUCijaDaHa-Joon Chang

la CRisis FinanCieRa aCtUal y sUs seCUelasRandall Wray

PatRimonios y PatRimonializaCión(ReFUnDaR el CamPo ePistemolóGiCo De la eConomÍa)Thierry Linck

DesPeRtaRes Del sUR: en la HoRa De eCUaDoR

la eConomÍa PoPUlaR soliDaRia en eCUaDoRJosé Luis Coraggio

nota inFoRmatiVa soBRe la ley De eConomÍa PoPUlaR y soliDaRia De eCUaDoREnrique Velázquez Zárate

exPeDiente eleCtoRal: 4 De jUlio De 2010

en el HoRno Del CentenaRio: ¿qUé CeleBRaR?

FeliPe CaRRillo PUeRto: el aDelantaDo Del neoinDianismo (lU’Um etel almeHenil)Armando Bartra

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en toRno a la maFia qUe se aDUeñó De méxiCo... y el 2012, De lóPez oBRaDoRArmando Bartra

RUlFo en el CentRo

los Retales De jUan RUlFoVíctor Jiménez

Retales [6]Gregor Von Rezzori, selección de Juan Rulfo

el lUGaR De RUlFoVíctor Jiménez

ReleeR a RUlFo DesDe otRas miRaDasAlberto Vital

letRas e imáGenes, De jUan RUlFoEvodio Escalante

CaRlos montemayoR: DesPeRtaR la ConCienCia Del alBaIsmael García Marcelino

PoRtales Del sUR (Homenaje a PaBlo neRUDa)Gaspar Aguilera

PURos CUentos

ReCUeRDos De Un insURGente qUe tamBién FUe HéRoeEmilio Toledo

Una VaCa en la alameDamaRÍa lizamBaDavid Aburto

la GRan DePResión y la ReVolUCión De 2017Randall Wray

RUPtURaAlín Cid Fleitas

GaleRÍa

la CaRiCatURa De eRasmo

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7 presentación

PResentaCión

Rojo-amate naCe para promover, apuntalar, acompañar y dinamizar una determinada reflexión sobre las cir-cunstancias del México de nuestros días, acotando sus contenidos a temas de política, economía y cultura. Y es y será México en sus pertenencias americanas, his-pánicas y globales, destacadamente, aquello que dibuje el proyecto, dirigido a marcar una ruta de cambios en la perspectiva de una creciente latinoamericanización. En el reto de avanzar por ese camino de cambios la re-vista nace latinoamericana: no habrá número de Rojo-amate que no cubra en parte importante “el tema conti-nental”, sea en la aproximación a sus condiciones de conjunto o subconjunto como en las del estudio o aná-lisis de algún caso en particular. Y buscará, también desde el principio, colaboraciones que lleguen justa-mente del sur.

No obstante, como decíamos en la primera línea, Rojo-amate tendrá como tema central la circunstancia mexicana, pues ése es el espacio-tiempo básico en el que pretende germinar. Y en dichas coordenadas de prioridad buscará entrar en sintonía con los procesos de transfor-mación en los que los sectores populares y políticos fun-damentales del país se encuentran hoy comprometidos.

Rojo-amate mantendrá una perspectiva plural y se deslindará de una visión militantista, propagandística o panfletaria. La revista busca así mantenerse como un espacio viable de reflexión, con la credibilidad que forja el texto convincente, bien estructurado y con la mejor información posible.

Rojo-amate compromete su presencia con la idea de que el conocer y el comprender social –e individual, sin duda– no provienen de un hacer contemplativo, sino de un hacer activo (de vita activa, si quisiéramos usar un tér-mino caro a Hannah Arendt)1 o, si se prefiere, de un ha-cer práctico al que algunas vertientes del marxismo

1 Hannah Arendt, La condición humana [1958], Paidós, Surcos, núm. 15, Barcelona, 2005.

(Gramsci, Sartre) han denominado como praxis. Y, somos conscientes, este conocer y comprender se da ahora “en medio de una explosión”. Reafirmamos entonces la idea del pensar desde un “hacer activo” pues “no hay teoría contemplativa de las explosiones”. Ni labor contemplati-va que valga en medio de una explosión.2

Convocar a reflexionar en medio de una explosión y poner los acentos en el presente no significa en absoluto que se dejen de lado los estudios o el debate sobre el pa-sado, destacadamente sobre el pasado nacional. Rojo-amate nace justo en el año de celebraciones centenarias sobre las revoluciones de Independencia y de 1910, en condiciones en que el pensar sobre esos específicos acon-tecimientos es tema nodal y propio de la actual “disputa por la Nación”.

La rememoración no es ni puede ser para una revista como Rojo-amate un tema de especialistas o de académi-cos, aunque se mantenga la exigencia de un máximo de rigor. Se trata, en la línea que se promueve, de pensar el pasado para pensar el presente, dando fuerza con ello a una “visión epocal”. Y se trata, a la vez, de mantener, con y desde la referida rememoración, el temple de lo que es o debe ser un espíritu libertario, cualidad que en ningún caso deberá ceder a las tendencias del conformis-mo y de la asimilación.

Rojo-amate contará en sus páginas con un importante espacio para el tema cultural, con especial énfasis en la literatura contemporánea, y más particularmente –por las razones antes expuestas– en la literatura mexicana y de América Latina. Y en este espacio específico buscare-mos caminar por circuitos distintos y distanciados de los de “la vida literaria” (en la crítica que a este concepto se hace desde Balzac), buscando publicar ensayos, reseñas o noticias que den marco y den a conocer la buena litera-tura o la literatura de fundamento.

2 Peter Sloterdijk, Experimentos con uno mismo. Una conversación con Carlos Oliveira, Pre-textos, Valencia, 2003.

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8presentación 9 presentación

Importa no escatimar esfuerzos para abrir el abanico de posibilidades de publicación de materiales literarios de los más diversos lugares del mundo. Con la convicción de que una buena cantidad de caminos poéticos, cuentís-ticos o novelísticos de los polos o puntos más distantes del planeta conducen a puertos idénticos o cercanos. Así lo mostró con suficiente claridad quien ha sido conside-rado como uno de los más grandes escritores de todos los tiempos: Juan Rulfo. Tomamos de él la idea de crear una específica “ventana” para este tipo de literatura universal, tal y como apareció en su columna “Retales” publicada entre 1964 y 1966 en El Cuento: Revista de Imaginación.

El primer número de Rojo-amate es ejemplar en cuan-to a la matriz temática que adoptaremos.

En el espacio reservado a los temas políticos, abrimos con ensayos de analistas mexicanos y de otras partes del mundo (Ha-Joon Chang, Thierry Linck, Adolfo Orive, Carlos San Juan Victoria, Randall Wray) que tratan, des-de diferentes facetas, la “crisis del capital” (internacio-nal, latinoamericano, nacional) en sus determinaciones económicas y políticas, todos ellos con un denominador común: la crítica fértil a la perspectiva neoliberal. Y el análisis sobre la temática latinoamericana es abordado en este caso por el destacado analista argentino José Luis

Coraggio. No podía faltar en nuestro primer número, una valoración sobre los procesos electorales del pasado 4 de julio, con trabajos de Julio Moguel, Carlos San Juan y Enrique Velázquez.

Inauguramos el espacio reservado a los temas cultura-les con textos de Víctor Jiménez, Alberto Vital y Evodio Escalante sobre la obra de Juan Rulfo, quien pudiera considerarse como universalmente representativo de lo que podríamos denominar una literatura de fundamento. Y, como ya lo hemos mencionado, abrimos ahora un pri-mer “retal” en la idea del autor de El Llano en llamas, tomando justamente en este caso uno de los magníficos textos que el jalisciense publicó en la revista El Cuento. Nadie mejor que Víctor Jiménez para presentarlo.

En el mismo ámbito temático, no podía faltar en esta ocasión un texto sobre la obra de Carlos Montema-yor. Ismael García Marcelino nos entrega una nota sobre la relación del autor de Guerra en el Paraíso con la temá-tica y la problemática indígena de México, en su proyec-ción universal.

Agregamos, en el cierre de este número, poemas y cuentos de invitados especiales: David Aburto, Gaspar Aguilera, Alin Cid Fleitas, Emilio Toledo y Randall Wray. Agradecemos a ellos su aportación.

julio moguel

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julio moguel

Rojo-amate: Una “yUxtaPosiCión DinámiCa”

el téRmino Rojo-amate constituye una fórmula de cons-trucción del tipo de las que Hellingrath denominaba una “yuxtaposición áspera”, cuando se refería a algunos giros característicos de la poesía de Hölderlin y Píndaro.1 Ste-fan George cobró su fama universal con una manera pa-recida de escribir sus singulares poemas.2 Y no es irrele-vante mencionar en este punto que este recurso adquiere en la poética pura de Stéphane Mallarmé sus máximas posibilidades expresivas y de sentido.

Rojo-amate juega no con la relación simple y familiar de los conceptos, no con los hábitos reconocidos de nues-tra sintaxis gramatical, sino con una conexión de contra-punto, no de opuestos sino de palabras que, en su articu-lación o en su yuxtaposición dinámica, generan imágenes particulares que, más que ambiguas, contienen mensajes polivalentes dentro de un cierto margen de interpreta-ción. Dicho de otra forma: el bloque paradójico (rojo-ama-te) libera la pluridimensionalidad de sentido de una rela-ción que expresada en un discurso articulado resulta difícil o imposible desplegar. La intervención y participa-ción activa del lector en el desciframiento del código se vuelve entonces decisiva: será él (como lector individual o colectivo) el que diga lo que “el mensaje” dice.

El rojo3 es uno de los colores relacionados más ínti-mamente con el ser. Cuando alguien “ve” rojo en sus adentros se envuelve en una específica dimensión vital,

1 Hans-Georg Gadamer, Poema y diálogo [1990], trad. de Daniel Najmías y Juan Na-varro, Editorial Gedisa, Colección Cla-de-ma, crítica literaria, Barcelona, 2004.

2 Gaston Bachelard, El derecho de soñar [1970], trad. de Jorge Ferreiro Santana, Fon-do de Cultura Económica, Breviarios, núm. 392, México, 2005 [primera edición en español, 1985].

3 “Rojo (del lat. russus). Adj. Encarnado muy vivo […]. Es el primer color del espec-tro solar […]. En política, radical, revolucionario […]. De color encendido de bra-sa […].” Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, vigésima se-gunda edición, T. 1, España, 2001.

de pasión, rabia, vuelco, desconcierto. Es el color del co-raje, en su variante suave dicha en español, o fuerte si es que se dice en francés. Por ello es que todos los otros sig-nos que le son atribuidos no son sino derivaciones de su sentido originario o de matriz.

Amate4 no aparece aquí, a contrapunto, como un particular, sino como un universal indirecto y acotado. Indirecto, porque proviene o se deriva de otro importan-te universal muy propio del ser o del sentido del ser, a saber: del árbol, idea que el ser siente tan propia porque en ella germina o se despliega tanto su verticalidad y búsqueda del cielo o de la altura como su apego o perte-nencia a la tierra, al simple estar, y a lo profundo-oculto y a lo profundo-nutriente. Y como elemento externo tam-bién es o representa, para el mismo ser, primera morada o reserva de calma.

Pero Amate es un universal indirecto acotado al espa-cio continental específico y propio que lo ha visto crecer: la América indígena, tierra que lo convirtió en piel o en corteza textual durante siglos, antes de la Conquista espa-ñola. Tiene entonces también el signo de un ser-colectivo con nombre propio, identificable sin par en el planeta.

Es esta “yuxtaposición dinámica” la que hoy da nom-bre a nuestro proyecto editorial.

4 “Amate. m. Árbol del género Ficus, de cuya corteza se obtiene el papel del mismo nombre que antiguamente servía para la elaboración de códices. 2. Papel elabora-do con la corteza de ciertos árboles como jolote, palo de brujo, mora u ojite, sobre el cual se pintan diversos motivos y escenas de vivos colores o se pegan figuras recortadas del mismo material, esto último con fines ceremoniales. 3. Pintura realizada sobre el papel obtenido de la corteza del árbol amate. De amatl, papel”, en Carlos Montemayor (coordinador), Diccionario del náhuatl en el español de México, unam-see del Gobierno de la Ciudad de México, México, 2007. “Amate (Del nahua amatl). m. Árbol de la familia de las Moráceas, que abunda en las regiones cálidas de México. El jugo lechoso se usa como resolutivo. Hay dos especies: el blanco y el negro. 2. Méx. Pintura hecha sobre la albura del amate”, en Diccionario de la Lengua Española, op. cit.

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arturo montañana

las lÍneas Del amate

los pueblos que vivían en común. Deriva de gnomos, que no es un duendecillo malévolo de orejas picudas que ha-bita en los bosques, sino la vara cuya sombra mide el tiempo en los relojes de sol.

El tamaño de la sombra permite saber la hora del día según la latitud en la que uno se encuentra, de modo que cada pueblo tiene su nomos según qué tan al norte o al sur de la Tierra se localiza.6 Nada permite saber de la longitud del mundo, y los europeos tardaron siglos para entender que ésta era una dimensión arbitraria, política.7 En la cultura occidental, el nomos devino en disciplina con dos grandes acepciones que en el fondo son la mis-ma: la nomografía.

La nomografía se entiende como arte de redactar le-yes, según la veían por una parte los revolucionarios franceses y el padre del utilitarismo,8 o como ciencia de las representaciones gráficas y matemáticas de las funcio-nes que se relacionan en diversas escalas. El nomograma une, como el códice, lo temporal y lo espacial en una re-presentación textual, numérica y gráfica.

El nomograma es hoy un objeto olvidado que habría que rescatar, para aprender y reconstruir el concepto de función del que parte la ciencia, en tanto pretende mos-

6 Thomas Kuhn, La revolución copernicana, Planeta-Agostini, España, 1993.

7 Dava Sobel, Longitud, Editorial Debate, España, 1995.

8 Virgilio Zapatero, “El arte ilustrado de legislar”, en Jeremy Bentham, Nomografía o el arte de redactar leyes, Boletín Oficial del Estado–Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2004.

trar las leyes “naturales”, “psico-sociales” y “jurídicas” que nos gobiernan. El análogo del nomos en Mesoaméri-ca es el Altepetl,9 cuya dinámica y coordenadas se repre-sentaban en los códices sobre un amate. El significado de la información y el vehículo que la transportaba no eran contrapuestos, y se unían en el rito de su creación.

Como árbol de distintas especies de Ficus, el amate lleva las marcas del colmillo que afila en él el jabalí y el pelo del lomo del leopardo que en su corteza se rasca. La historia de las avenidas de agua y los calores del lugar quedan como huellas en su corteza que las indias y los indios, viejas y niños, le arrancan. Después lo bañan y deshebran en el río, por donde fluye su roja savia.

Listo el amasijo con agua, se agrega la pulpa del bul-bo de una orquídea que sirve como aglutinante, y sobre una base lisa se colocan las hebras formando una trama más o menos densa. La gente toma sus piedras y empieza a golpearlo aquí y allá, como un sueño lúdico en el que todos juegan y preparan su papel.

La representación viva pone sus propias reglas de par-ticipación en el objetivo de hacer invisibles las redes del amate, dejando que afloren sus manchas, que ahora su-man a las “naturales” las marcas “culturales” para dejar al sol la labor de secado, o acelerarlo con danzas y antorchas si se prevé lluvia. El papel de los indígenas ya está listo.10

El modelo de representación teatral (actancial) genera al otro,11 al de los códigos que se sobrepondrán, con gra-na cochinilla o con acrílico. Seguir las líneas del amate, recuperar sus luces y sus sombras para inventar (hacer venir) lo nuevo y encontrarlo en lo cotidiano es resistir con un arte que no se puede reproducir técnicamente como el poder.

La pintura del amate es un escape hacia la realidad.

9 Sobre el concepto de Altepetl, su relación con la noción de paisaje y su represen-tación en los códices: Joaquín Roberto Martinez González, La historia vivida, Edi-torial Atarazanas, Veracruz, México, 2008. Y Federico Fernández Christlieb, Ángel Julián y García Zambrano (coordinadores), Territorialidad y paisaje en el Altepetl del siglo XVI, Fondo Cultura Económica–Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2006.

10 Una buena recopilación de textos sobre el arte de hacer amates es la de Guiller-mo Bonfil Batalla (coordinador), El universo del amate, Ediciones del Museo de Culturas Populares, México, sin fecha. Sobre los usos del amate se puede consul-tar el hermoso libro de Jonathan Smith, La tradición del amate. Arte y protesta en el arte mexicano, Mexican Fine Arts Center Museum y La casa de las imágenes, Chicago/Ciudad de México, 1995.

11 Sobre la noción de modelo vale la pena ver: Alfredo López Austin (coordinador), El modelo en la ciencia y la cultura, Siglo XXI Editores–Universidad Nacional Au-tónoma de México, México, 2005.

los antiGUos PUeBlos mesoamericanos, con todo y los miedos, la agresividad y la voluntad de suerte que carga-ban, no eran esquizofrénicos como los occidentales. Las dualidades, incluso las que desde el canon de occidente parecen más fundamentales, las trenzaban creando una (diríamos hoy) semiósfera1 que abarcaba lo material, lo natural y lo simbólico en una sola visión triádica2 armó-nica de la unidad de lo diverso (del universo).

El amate era su papel. El sustrato material con el que se construía su arte, su ciencia y su filosofía, desde lo coti-diano, con la participación de todos. Ahí descansaban sus escrituras, sus pinturas y sus matemáticas, y descansaban también sus códices y sus modelos de esculturas.3 Gracias a él se propagó Quetzalcóatl, y de amate hicieron la car-ne y la piel teñida de rojo cochinilla que forraba las ca-ñas de maíz en cuyo interior, también de amate, se ocul-taba un códice como médula de Cristo. No es una metáfora poética.

En el antiguo convento de Churubusco se ubica el Museo de las Intervenciones. Allí había un Cristo al que de forma inusual acudían a rezarle más feligreses que a otros cristos. Cuando el tiempo erosionó la divinidad, los restauradores quedaron sorprendidos de su poco peso y gran altura.4 Era el Cristo de amate y caña de maíz al que aludimos, y el códice en su interior, como todos los códices, mostraba que los indígenas no conocían la pers-pectiva pero atisbaban la geoprospectiva.5

Los códices eran un arte secuencial, como el teatro o el ensayo, en los cuales se hacían los mapas y los calen-darios y se mostraba el nomos de los pueblos, que se pre-paraba desde la hechura del amate. La noción de nomos viene de los egipcios, quienes la usaban para referirse a

1 El término viene de Yuri Lotman. Véase “La semiósfera del maíz: espacio semióti-co de convergencia de la naturaleza y de la cultura”, de Graciela Sánchez Guevara y José Cortés Zorrilla, en la página de internet: http://www.ugr.es/~mcaceres/Entretextos/entre6/maiz.htm, consultada el 29 de abril de 2010.

2 Según Florescano y Dussel, todas las culturas mesoamericanas tenían una visión cosmogónica de la política que se muestra en un canon tripartito. Enrique Dussel, Política de la liberación, Editorial Trotta, Madrid, 2007, p. 30.

3 Boris Berenzon, Los señores del papel. Escritura, papel y códices en Mesoamérica, Edi-torial Pangea, México, 1995.

4 Rolando Araujo Suárez, Alejandro Huerta Carrillo y Sergio Guerrero Bolan, “Escul-turas de papel amate y caña de maíz”, En Cuadernos Técnicos 1, Museo Franz Ma-yer, México, 1989.

5 La geoprospectiva es un estilo o enfoque general de la ciencia que implica hacerla con la gente. La noción de reciente cuño retoma la palabra prospectiva, usada por vez primera por Paul Valéry, en la introducción a Miradas al mundo, texto publica-do en 1931, cuando el autor de El cementerio marino intentó recuperar su sentido original como antropología filosófica situada geográficamente.

arturo montañana, a través, 1997

arturo montañana, El último, 1997

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14el neoliberalismo en vilo 15 el neoliberalismo en vilo

Carlos san juan Victoria

méxiCo: la qUeRella PoR el PResente

en sU PRimeRa década del siglo XXI, México vio deshacer el presente de su mayor potencial: las generaciones jóve-nes, en la migración, la informalidad masiva y la delin-cuencia, mientras las elites neoliberales prometían una gran prosperidad a la vuelta de la esquina. Hoy lo vuel-ven a hacer pensando en la continuidad de su proyecto hacia el 2012. Por eso, ante las falsas promesas de futuro resulta esencial hacer la crítica del presente. Un capitalis-mo desatado quemó en las últimas tres décadas el creci-miento incluyente, alto y sostenido, y ahora afronta la pesadilla de un futuro desintegrado donde individuos y Nación se funden en la caída. Pero hay aún un lapso de cinco o diez años para que el daño no sea irreversible,1 mientras que las razones y los caprichos que (des)gober-naron durante treinta años cada vez son más discutidos e insostenibles. Porque las elites neoliberales afrontan un presente de disputa: no hay terreno donde sus intentos por solidificar su (des)orden en políticas y leyes no ob-tengan una rápida respuesta en contra. La crítica del pre-sente amplía el horizonte de lo posible y hace que se es-criture el futuro a varias manos.

El gobierno federal quiere terminar de fabricar un re-greso al capitalismo sin regulaciones sociales y estatales en un brinco al pasado que pretende eliminar conquistas del pueblo en derechos e instituciones. Y que resista la oposición y el disgusto masivo con cercos militares y dis-tracciones mediáticas. Firme en su intención de preser-var su ciclo de apropiación y dilapidación de las riquezas nacionales. Hay cuatro ejes actuantes en el presente de

1 “Ya pasó un lapso en que el primer dividendo demográfico no pudo ser aprove-chado en toda su capacidad. Si a principios de este siglo se tenía entre 20 y 25 años de condiciones demográficas favorables para impulsar el crecimiento econó-mico por la presencia del primer dividendo demográfico, ahora el tiempo se redu-ce a 15 años, y estos próximos cinco años serán quizá la última oportunidad para preparar las condiciones indispensables para impulsar más el desarrollo económi-co.” Octavio Mojarro, “Los dividendos demográficos de México: segunda y ¿últi-ma llamada?”, en Foro Nacional: las políticas de población en México. Programa Na-cional de Población 2008–2012, Debates y Propuestas, Conapo, México, 2008. p. 277.

ese peligro contra México que lleva a la cancelación de su futuro autónomo: a) La imposición de una ruta de globalización equivocada, que no inscribe a México en el mundo sino en la economía y en la geopolítica de la po-tencia vecina; b) La fabricación doméstica de un “libre mercado” de altas ganancias especulativas y de muy ba-jos costos y contrapesos; c) La decisión de convertir a la Seguridad Pública en la prioridad para (des)gobernar a una nación fracturada por la desigualdad, y d) El resurgi-miento autoritario en la democracia. Por la acción coti-diana de esos ejes, el presente se hace frágil y lanza a la población a la incertidumbre y el desamparo; pero a la vez se configuran y se entrelazan luchas y resistencias a lo largo y ancho del país que mantienen a pulso la querella por el presente.

manteneR al PaÍs en el Camino sUBoRDinaDoDesde mediados de los años noventa hasta la fecha, el Consenso de Washington –la captura de las políticas so-beranas de los Estados por los grandes poderes financie-ros– fue erosionado por procesos internos nacionales y cambios globales. La presión de las demandas sociales, los gobiernos alternativos de las izquierdas, hasta las cri-sis recurrentes y las voces de alerta de expertos –y de no pocos organismos internacionales–, volvió a plantear la urgencia de atender a fondo la desigualdad y reconectar al Estado con el desarrollo.2 Entre 2008 y 2009 esa ruta

2 Según el Informe Latinbarómetro 2005, sólo un tercio de sus encuestados consi-dera las provechosas privatizaciones, mientras que el Informe Latinbarómetro 2006 revela un estatismo medianamente alto en la región. Citado por Fernando Calderón, “Una inflexión histórica, cambio político y situación socio-institucio-nal en América Latina”, Revista CEPAL, núm. 96, diciembre de 2008. Agrega ade-más: “Buena parte de la población aboga por una nueva relación entre el Estado y la economía, en la que el Estado genere integración social y equidad pero a la vez potencie la economía en el marco de la globalización”.

hegemónica del Mercado recayó otra vez en la crisis, mientras se aflojaron las tenazas de poder y se abrieron muchas posibilidades para inventar/rehacer caminos he-terodoxos y plurales a escala planetaria. Ironía del mo-mento: en los Estados Unidos, con Obama a la cabeza, se intentan regulaciones financieras a los bancos privados y el rescate de la salud pública. El drama es para nosotros: la neocolonización mexicana promovida por la burocra-cia financiera del Banco de México y de Hacienda man-tiene a México como uno de los pocos lugares que se aferra a lo que queda de ese Consenso deshilachado. Cuando las tenazas del poder globalizador se aflojaron, nuestros globalifílicos sólo cerraron los ojos y se atrin-cheraron en su rancho.

Los cambios mundiales obligan a reconsiderar el papel del Estado en el desarrollo, la necesaria regulación capita-lista y el resurgimiento de pactos y de agendas sociales. En contra de los muchos síntomas de las transformaciones globales, la decisión mayor de ciertas elites mexicanas es que es posible no sólo mantener un modelo antisocial, sino enraizarlo y extenderlo. Vivimos en esa ofensiva que desarticula a la República y a la nación.

Para estas elites la única globalización posible es que-darnos como patio trasero del vecino del Norte. Ahondar la integración económica y quedar inserto en su geopolí-tica. México y Colombia son piezas claves de una estrate-gia norteamericana que vincula seguridad y captura de los ejércitos nacionales. Como asunto de fondo está la ur-gencia para controlar los recursos naturales de la región, en primer lugar el petróleo.3 Y no parece ser entonces una casualidad que mediante las “guerras contra el narcotráfi-co” se avance en un esquema de control militar de “nue-vo tipo” justo donde se encuentran las grandes reservas probables del Golfo. ¿Se trata de crear una zona abastece-dora de petróleo barato y de escudo militarizado contra la paranoia norteamericana del momento? En ese medio in-fértil sólo habrá soberanías nacionales bonsái.

3 “El 11 de septiembre de 2001 elevó la prioridad de la seguridad nacional estado-unidense a elemento de lucha contra el terrorismo; y ante la eventualidad de nue-vos ataques –quizás a instalaciones petroleras– o de mayor inestabilidad política en Arabia Saudita y en Oriente Medio, el gobierno estadounidense busca revivir las negociaciones para establecer una zona energética integrada en la cual Canadá y México se comprometan a satisfacer la demanda estadounidense de crudo a la par con sus mercados nacionales.” Véase Alicia Puyana, “El manejo del petróleo mexicano, ¿política o economía?”, Revista CEPAL, núm. 100, abril de 2010.

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¿Un FUtURo PaRa méxiCo?

Carlos san juan VictoriaA finales de 2009 apareció el vibrante ensayo “Un futuro

para México” (Nexos, noviembre de 2009), con la firma

de dos reconocidos intelectuales mexicanos: Jorge Casta-

ñeda y Héctor Aguilar Camín. Llaman a trasladar el de-

bate 2010-2012 hacia un horizonte de esperanza, con un

país próspero donde al menos un tercio de su población

viva como clase media. Según su opinión, el milagro lle-

gará por el impulso que le den los motores del mercado,

el Estado, y los efectos “positivos” de una integración

más o menos definitiva con nuestro vecino del norte.

Dicen los autores que ello es posible si, y siempre si

–además de optar por una fuerte integración con América

del Norte, se avanza en por lo menos tres niveles de cam-

bios sustantivos, a saber: a) Librar a la economía de los

grandes poderes monopólicos que la aprisionan; b) Resta-

blecer la unidad y la eficacia de mando –del Estado, se

entiende– dentro de lo que hoy por hoy resulta ser una

democracia ineficiente; c) Volver al pacto con la sociedad

por medio de un intercambio preciso: más protección so-

cial a cambio de un IVA incrementado y la aceptación

por parte de la población de “las reformas estructurales”.

Como es fácil constatar, entre 2008 y 2009 “la ruta

única del Mercado” decidida por los poderes globales co-

noció su propio abismo y se abrieron entonces muchas po-

sibilidades para inventariar y rehacer caminos hetero-

doxos y plurales a escala mundial. Pero, en la mejor tradi-

ción del optimismo del siglo XIX –ahora que crecieron las

incertidumbres del XXI–, nuestros autores dictaminan un

curso obligado de las cosas: la necesidad de que México se

parezca –como dos gotas de agua– a los Estados Unidos o,

si se prefiere, al “primer mundo” en general.

Para alcanzar tan preciado objetivo, en la perspecti-

va señalada, se requeriría confrontar y echar por la bor-

da en definitiva al nacionalismo revolucionario y a la

nomenklatura; eliminar al puñado de poderes monopó-

licos (nocivos, se entiende), estatales, corporativos y pri-

vados; enfrentar la crisis fiscal y el deterioro de la pro-

tección social; combatir la patología mental que no nos

ayuda a reconocer que ya somos América del Norte, y

frenar el fenómeno de la erosión del mando estatal en-

caminado hacia la “única ruta”.

¿Ideas novedosas? No en lo fundamental, a mi pare-

cer. Se parecen –casi copian– a las del Banco Mundial. En

ambas perspectivas se hacen a un lado datos reveladores.

Entre otros, que el segmento consolidado de “la econo-

mía plena” de mercado es sólo el ocho por ciento de las

unidades productivas –que es donde se concentran los

inVeRnaDeRo sUBsiDiaDo y DeteRioRo PRoDUCtiVo y De las eConomÍas soCialesEntre 1960 y 1980 se duplicó la población del país, lo que obligó a “echar otro piso” para afrontar el “problema”.4 En las casi tres décadas siguientes una ple-na hegemonía empresarial, que dominó “lo público” (presupuestos públicos y medios de comunicación en primer lugar), reventó el híbrido capitalista y popular post-revolucionario, suprimió sus “frivolidades” redistri-butivas y aseguró que reorientar y concentrar los exce-dentes sociales hacia (algunas) empresas locomotoras asociadas a la exportación y a los servicios de punta arrastrarían al conjunto del país hacia el desarrollo ple-no. Se requería volver a levantar en ese plazo otro piso de infraestructuras y de capacidades productivas de pare-cido tamaño para aprovechar el bono demográfico y cumplirle a las generaciones jóvenes. En su lugar se acen-tuó el gigantismo de algunos conglomerados financieros, industriales y de servicios. Mientras que, en riguroso pa-ralelo, se desmantelaban las infraestructuras productivas y de servicios a escala nacional. Así nació este presente de “desperdicio” de los jóvenes.

Hay tres engranajes claves que producen hoy este de-sastre: a) La inhibición de la acción productiva del Esta-do y de su alianza presupuestal, y de fomento, con la pluralidad de formas productivas existentes en el país, de pequeños y medianos empresarios y de figuras diversas de la economía popular; b) La apuesta dirigida a canali-zar gran parte del excedente hacia los segmentos alta-mente rentables de la economía exportadora, de los ser-vicios financieros y de las tecnologías de comunicación (que, oh casualidad, estaban en manos de amigos y alia-dos locales o globales de los nuevos gobiernos: de ahí el “capitalismo de los compadres”); c) La apropiación de presupuestos y ahorros públicos, del trabajo barato y de territorios en propiedad social para alimentar a esta coa-lición depredadora por medio de “reformas estructura-les” privatizadoras, expropiaciones de propiedad social y privatización de patrimonios y servicios.

DesGoBeRnaRDesde su inicio, el gobierno encabezado por Felipe Cal-derón tuvo que cargar con el sello de la ilegitimidad, en el marco de una gran polarización política y social del país y una vasta oposición a su proyecto. En un gesto típico de las derechas globales –y de Bush hijo, en parti-cular–, decidió dar un manotazo en la mesa creando una agenda policíaca como prioridad nacional. Para neutrali-

4 Véase al respecto el interesante trabajo de Manuel Ordorica, “Cambios demográfi-cos y desafíos para la política de población en México. Una reflexión a largo pla-zo”, Papeles de Población, núm. 40, CIEAP-UAEM, abril-junio de 2004.

sando el desorden. Para ello tiene que reforzar a tres po-deres autoritarios, pilares naturales de la jerarquía, donde el mando vertical y la obediencia ciega forman parte de su naturaleza íntima: la Iglesia, el ejército, el mundo em-presarial y los (sus) poderes mediáticos.

Esta manera de gobernar desata fuerzas que desgo-biernan. El “monopolio de la violencia” legal se encon-tró con una “democratización de la violencia” ilegal que le iguala en capacidad de fuego e incendia ciudades y co-rredores turísticos. Mientras, el avance de dicho modelo antisocial y el clima de guerra que se impone desatan re-sistencias y oposiciones sociales, intelectuales y políticas.

nUeVo aUtoRitaRismo en el VientRe DemoCRátiCoDe 1995 a la fecha la globalización salvaje empezó a fre-narse por muy diversos motivos: crisis, oposiciones so-ciales y políticas y, sobre todo, por la existencia de un te-jido democrático más plural y más denso. Se hizo claro que el modelo antisocial del neoliberalismo había creci-do gracias a decisiones autoritarias de los presidentes y que carecía de consensos. En 1997, con un Congreso sin mayoría oficial y con gobierno cardenista en el ombligo de México, parecía obligado que a abrir un proceso de efectiva formación de consensos que integrara disensos y oposiciones. La democracia en serio se encontraba a la mano. Pero en lugar de ello disfrazó el presidencialismo anterior por la vía de pretender resolver la ausencia de consensos mediante un trazo vertical de decisiones: el autoritarismo democrático. Desde entonces la democracia –y sus contrapesos– se ve como traba. A partir de 2006 el asalto a la República y a la democracia pretendió conver-tir en virtud pública la ambición de gobernar sin consen-sos bajo el eufemismo de “rehacer la mayoría”.

Visto en su conjunto, el menú5 para forjar el autorita-rismo democrático tiene un extremo civil y otro policía-co–militar. En su extremo civil están los varios expedien-tes para forjar mayorías sin consenso (segunda vuelta parlamentaria y electoral), la creación de elites perma-nentes que eviten la irrupción incierta de los recién lle-gados mediante la reelección en puestos de elección popular. En medio del menú, como eje real, una presi-dencia fuerte con atribuciones de conducción de la polí-tica exterior, de veto hacia las cambiantes mayorías del Congreso y de “reconstrucción presupuestal” para desha-cer lo que haga el Congreso. Y en el otro extremo, el de su filo armado, la centralización policíaca con ayuda mi-litar y en alianza con los Estados Unidos.

5 Ese menú de reformas, como se sabe, endulzado con iniciativas y candidaturas ciudadanas, está presente en el Decálogo de la Iniciativa de Reforma Política del Ejecutivo Federal (El Universal, 15 de diciembre de 2009) y en la propuesta apare-cida en el libro de Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda, Un futuro para México, Punto de Lectura, México, 2009.

zar la división en su contra se creó al enemigo interno: un viejo socio subordinado, el narcotráfico. Para frenar las presiones hacia la atención a la desigualdad se impu-so a contracorriente la nueva prioridad de la seguridad pública. La necesaria atmósfera de miedo fue encargada a una Mátrix mediática que ejerce día a día la pedagogía del miedo, construyendo mundos virtuales de violencia infinita para que la gente acepte la mano dura. Y, en contra de la salud de la República y de sus contrapesos, definió una ruta de atropellos para consagrar una presen-cia militar cotidiana y masiva en la vida civil que invade diferentes niveles de gobierno (locales, estatales).

¿Para qué sirve esta estrategia de alto riesgo? Queda claro que no es para frenar el próspero negocio del nar-cotráfico y sus luchas por territorios, sino para fincar una gobernabilidad que desgobierna: restablecer al Poder Eje-cutivo fuerte con un presidente débil mediante el uso de la fuerza –policíaca y militar–, en condiciones de una descentralización ya lograda a gran escala del poder for-mal e informal. El calderonismo hizo y hace violenta; in-cierta y decadente la vida política nacional. Por un lado intenta neutralizar a las oposiciones sociales y políticas con la militarización y la criminalización de la protesta, y por el otro trata de avanzar en su nuevo orden impul-

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a PesaR De toDo: el emPate De FUeRzasCon esos cuatro ejes se intenta controlar al presente, mo-nopolizar la construcción del futuro e inhibir todo in-tento por salirse de la “ruta única”. Por eso es fundamen-tal la querella por el presente, su crítica, el disenso, la resistencia y la forja de alternativas. No es sólo un pleito de soluciones “técnicas”, sino sobre todo de sentido. El mundo feliz del calderonismo y sus profetas en bús-queda de socios plurales debe desarmarse. En lugar del extravío de buscar acuerdos en la agenda desnuda del rey desnudo, y desaprovechar el escaso tiempo disponible para revertir la pesadilla demográfica de millones de jó-venes sin presente, necesitamos recuperar la autonomía de propuesta.

La siembra de ánimo: voluntad y programa que una vasta pluralidad de mexicanos no deja de hacer en fe-chas (ahora) históricas: el levantamiento zapatista en 1994, la victoria cardenista en 1997, los debates sobre proyectos de nación de 2000 y de 2006, el surgimiento de un polo de convocatoria y de liderazgo como no exis-te otro en el panorama nacional con Andrés Manuel López Obrador, desde 2005 hasta la fecha.

La crítica y la memoria autónoma, la resistencia y el disenso, la emergencia de una pluralidad social, intelec-tual y política, dan consistencia y vitalidad al gran reto de nuestros días: abrir en la querella del presente otro sentido al desarrollo nacional en la globalización.

beneficios de las políticas de fomento y de los presupues-

tos–, mientras que el 92 por ciento se las arregla como

puede para mantener al 80 por ciento de la fuerza laboral.

Se mira sin concesiones a la innegable integración

mexicana con el sur norteamericano, pero se escamotea

el problema real. Pues no se trata de no reconocer una

integración iniciada desde el siglo XIX, sino de debatir

el tipo y las vías de integración. Nosotros creemos, por

el contrario, con que ambos pies en América del Norte,

México tiene que mirar hacia el Sur.

“Un futuro para México” de Castañeda y Aguilar Ca-

mín pretende un recambio de esperanza en una fecha

cargada de simbolismo: el del centenario de la Revolu-

ción. Si la violencia armada creó un horizonte de expec-

tativas durable, ahora una epopeya pacífica, la lucha co-

tidiana de millones de mexicanos para acrecentar sus

consumos, alumbrará el único futuro posible (y promi-

sorio). El comparativo no da para más: en lugar de los

ejércitos populares como fuerzas motoras del cambio,

los autores se imaginan el asalto masivo a las grandes

plazas del consumo.

“Un futuro para México” es menos una reflexión in-

telectual que el tejido coherente de diversas iniciativas

realizadas por los poderes en turno. Su cruzada es la del

Banco Mundial y su ortodoxia es la del mercado en el

nivel formulado por el Consenso de Washington.

Y salta a la vista lo que en definitiva parece ser el plus

de su originalidad: su ánimo prometeico en torno a su

idea del “progreso”, justo ahora cuando el referido “pro-

greso” amenaza con tragarse al mundo sin piedad. EN LIBRERÍAS DE PRESTIGIO

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20el neoliberalismo en vilo 21 el neoliberalismo en vilo

adolfo orive

HaCia Una DemoCRaCia Post-liBeRal

en la DéCaDa de los noventa del siglo pasado, después de la desaparición del socialismo real y de la desintegración de la Unión Soviética, Francis Fukuyama escribió un li-bro sobre el fin de la historia: el capitalismo habría de-mostrado ser el último modo de producción en la evolu-ción humana, y la democracia liberal se habría convertido entonces en el modo por excelencia de organización po-lítica de la mayoría de las naciones. En el año 2000, Ri-cardo Becerra, Pedro Salazar y José Woldenberg1 publica-ron un libro en el que mostraban la mecánica mediante la cual, con las reformas de 1977 a 1996, México había sido capaz de edificar una “democracia genuina”. Y en 2009 Roger Bartra nos dijo que la democracia nos había llegado con la alternancia en la presidencia de la Repú-blica.

El común denominador de estos tres planteamientos es la visión liberal que, desde el siglo XVII inglés, ha ido conquistando la mente tanto de políticos como de acadé-micos dedicados a las ciencias sociales. Mi tesis, en cam-bio, consiste en poner en tela de juicio el supuesto básico del liberalismo: que los ciudadanos tienen todos –más o menos– las mismas capacidades y autonomía como para tomar la decisión racional que maximice sus intereses en cualquier elección económica o política que en determi-nado momento tengan que realizar. Y lo pongo en tela de juicio a partir de la realidad de todas las naciones en las que predominan inequidades económicas, sociales y cul-turales tan grandes como en México. Preocupado tam-bién por la implicación de estas inequidades, a principios de la presente década el propio Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) solicitó al destacado politólogo Guillermo O’Donnell2 que elaborara “un enfo-que innovador sobre las vinculaciones entre la democra-cia […] y el paradigma del desarrollo humano” propuesto por Amartya Sen.3 El problema es que ni el PNUD ni

1 Ricardo Becerra, Pedro Salazar y José Woldenberg, La mecánica del cambio político en México, Ediciones Cal y Arena, México, 2005.

2 Guillermo O’Donnell, Osvaldo Iazzetta y Jorge Vargas Cullell (compiladores), Democracia, desarrollo humano y ciudadanía. Reflexiones sobre la calidad de la demo-cracia en América Latina, PNUD–Homo Sapiens Ediciones, Argentina, 2003.

3 Amartya Sen, Desarrollo y libertad, Editorial Planeta, Barcelona, 2000.

Guillermo O’Donnell ponen en tela de juicio que lo que existe en nuestros países sea democracia y solamente se dedican a analizar si esa democracia es de baja o de alta intensidad. Como dice Philippe Schmitter: “la cualidad de la democracia se ha vuelto el tema de la década entre los estudiosos de las democratizaciones”.

Permítaseme avanzar paso a paso. Liberalismo y de-mocracia no son lo mismo; desde varios puntos de vista hasta son antitéticos, como lo demostró Norberto Bob-bio. El liberalismo nació en el siglo XVII inglés bajo el su-puesto, esgrimido por la burguesía emergente, de que cada individuo es el único y auténtico responsable de su propio desarrollo físico, mental y espiritual. La democra-cia no concibe el desarrollo de los seres humanos de esa manera; supone su constitución en sociedad y en Estado. Tan son diferentes que Madison y Hamilton –padres fun-dadores de su patria– argumentan las razones por las cua-les Estados Unidos no ha de ser un régimen político de-mocrático, sino una república representativa liberal.4 Fue hasta la primera mitad del XIX que Alexis de Tocqueville y John Stuart Mill conjugan ambas corrientes del pensa-miento en lo que acabó por ser la democracia liberal re-presentativa sustentada en un régimen competitivo de partidos. Pero la contradicción original ha permanecido en su seno, a pesar de los políticos y politólogos que la promueven.

Si el liberalismo es el trasfondo filosófico y teórico de la democracia, cada individuo es capaz de desarrollarse hasta su máxima potencialidad, es decir, que es capaz de gozar de libertades, a condición de que el Estado no se lo impida. De ahí que desde la Revolución francesa la lucha por los derechos humanos haya tenido tanta importan-cia –i.e., derechos a ejercer las libertades que las capaci-dades desarrolladas por los individuos ya les permiten en principio. Los derechos civiles y políticos son los que impiden que el Estado coarte el ejercicio de las libertades de pensamiento, creencia, manifestación, etc. de los individuos. Y con base en el supuesto liberal del desarro-

4 Alexander Hamilton, James Madison y John Jay, El Federalista, Fondo de Cultura Económica, México, 1943.

llo pleno –por sí mismo– de cada individuo, ya converti-do en ciudadano por una ley, así como con base en los derechos civiles y políticos conquistados, se erige una su-perestructura política institucional que convoca a los ciudadanos a elegir representantes, de entre candidatos definidos por un sistema competitivo de partidos. A esta superestructura le llaman democracia. Madison y Hamil-ton le llamaron república representativa a finales del si-glo XVIII. Y hace más de 60 años un intelectual (no de izquierda) llamado Joseph Schumpeter le llamó partido-cracia oligárquica.

La conjunción de esta superestructura política institu-cional con el neoliberalismo ha tendido a mercantilizar al régimen político y a desideologizar a los partidos, con-virtiendo a éstos en partidos-atrapa-todo. Además, las cam-pañas electorales tienden a confrontar a candidatos sin ideas (pero con imagen), asesorados por consultores sin convicciones, en contiendas sin contenido, donde los grandes electores son los medios masivos de comunica-ción y sus mensajes cliché. Bajo condiciones similares no es difícil explicarse por qué el abstencionismo y el voto nulo son tan altos.

Pero no pretendo discutir ahora sobre la naturaleza de la superestructura política institucional de la demo-cracia liberal realmente existente, sino sobre la naturale-

za de la base ciudadana. Y es ahí donde el problema de las enormes inequidades le hace tanto ruido al supuesto liberal. ¿Qué sucede si la mayoría de los ciudadanos no tiene el nivel educativo y el grado de información impar-cial suficiente para elegir a los candidatos que más satis-fagan “racionalmente” sus intereses? ¿Qué sucede si la pobreza es tal que se requiera de programas asistenciales y de despensas para sobrevivir?, ¿y qué si tales programas o despensas están ligados a un partido o a un candidato? ¿Qué sucede si los individuos viven en una sociedad donde no existen las instituciones que les permitan desa-rrollar sus propias capacidades?

Desde 1917 la Constitución nos otorgó no solamente derechos civiles y políticos –exigidos por el liberalismo– sino también derechos sociales y económicos que son metaliberales. Pero me pregunto: sin la intervención ac-tiva del Estado para elevar la esperanza de vida, reducir el analfabetismo, incrementar el nivel medio de escolari-dad, llevar a cabo la reforma agraria, otorgarle derechos a los trabajadores y promover las empresas que industriali-zaron la economía mediante sustitución de importacio-nes, subsidios, etc., ¿hubiéramos podido los mexicanos del siglo XX desarrollar –por nuestros propios medios– las capacidades que aprendimos gracias a esa interven-ción activa del Estado?

arturo osorno

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22el neoliberalismo en vilo 23 el neoliberalismo en vilo

Sin capacidades no se pueden ejercer las libertades, aunque formalmente estén promulgados los derechos. Amartya Sen ha elaborado todo un planteamiento al respecto y Benjamín Arditi afirma que para el post-libera-lismo los derechos no desaparecen, pero sí dejan de ser decisivos. El énfasis se desplaza hacia las capacidades de la gente y, por lo tanto, hacia las prácticas que realice y las relaciones de poder en las que esté involucrada. Dice Arditi: “si nos quedamos sólo en el plano de los derechos resulta difícil comprender qué es lo que hace que la ciu-dadanía sea esencialmente una práctica o proceso de sub-jetivación […]. Esta práctica implica que el ciudadano no es un simple depositario de atributos, tales como la igual-dad ante la ley, la libertad de elegir o el derecho al sufra-gio […]”.5 La subjetivación es un empoderamiento que significa un proceso de conformación sistemática de una identidad que se va construyendo en cada momento.

Para el liberalismo la ciudadanía es un hecho exógeno dado. Para nosotros, a la ciudadanía hay que concebirla como un proceso histórico endógeno que va transfor-mando al ser humano de una condición de sujeción a una situación de subjetivación;6 es decir, pasar de estar sujeto a la historia hecha por otros, a ser sujeto de la his-toria. Y ello se logra mediante el empoderamiento huma-no (en el sentido del paradigma de desarrollo humano del PNUD), empoderamiento económico, empodera-miento organizacional y empoderamiento político de los ciudadanos. Estos empoderamientos –capacidades– tie-nen que ver con las libertades positivas que un ciudadano puede ejercer. Por ejemplo, llamemos libertades formales a las capacidades que se tienen para elegir entre las op-ciones ofrecidas por las instituciones determinadas por las relaciones de poder existentes; como cuando un ciu-dadano elige a uno de los candidatos registrados en una boleta electoral. Ahora bien, si se elige autónomamente, es decir, sin las relaciones estructurales de dependencia a las que nos referimos en las preguntas arriba planteadas, los empoderamientos previos ya permitieron satisfacer el supuesto básico liberal. Algo que, por cierto, no ha al-canzado en México la mayoría de la ciudadanía.

Pero demos un paso adicional. Llamemos libertad au-tónoma a aquella que implica salirse de las opciones ins-titucionales de las relaciones de poder existentes; v. gr., el voto nulo que el 5 de julio de 2009 llegó a ser el 10.5 por ciento de la votación en el Distrito Federal. O, mejor aún, los movimientos sociales que más allá de los partidos exigen la satisfacción de sus demandas. “Una elección verdaderamente libre no es aquella en la que simplemen-

5 Benjamín Arditi, La política en los bordes del liberalismo, Editorial Gedisa, Barcelo-na, 2009, p. 225.

6 Etienne Balibar, “Sujeción y subjetivación”, en Benjamín Arditi (compilador), El reverso de la diferencia. Identidad y política, Nueva Sociedad, Caracas, 2002.

La democracia post-liberal abre así un segundo circui-to de la ciudadanía y de la política, que en Europa se da como complemento de la democracia liberal realmente existente para hacer más efectiva la gobernanza y que en México requerimos para empoderar ciudadanos con el propósito de que nuestra democracia liberal realmente existente sea menos oligárquica y, por lo tanto, más “de-mocrática”. La democracia post-liberal, al otorgar una especie de ciudadanía colectiva a organizaciones sociales y permitirles que sus decisiones sean vinculantes para los órganos de gobierno, en el marco de ciertos límites, está dando cabida a la solución de ciertas funciones mediante una relación de corresponsabilidad sociedad-Estado en contra de lo que hace el neoliberalismo al desplazar dicha solución al mercado mediante el outsourcing.

El politólogo estadounidense Philippe Schmitter, que enseña en el Instituto Universitario Europeo de Floren-cia, Italia, dice que la política de la democracia liberal realmente existente es cada vez más una política de gru-pos y no de individuos, como lo sostiene el liberalismo. El problema es que los grupos que más hacen política en la democracia liberal son los más poderosos económica y políticamente; y la hacen en lo “oscurito” porque la democracia liberal supone que son los individuos los que deciden con su voto en las elecciones. La democracia post-liberal le da entonces a las organizaciones sociales que se registren debidamente los derechos para que par-ticipen en las decisiones políticas abiertamente; y que no solamente sean los grupos poderosos los que participen en ellas.

En diciembre de 2009, la Asamblea Legislativa y el Gobierno del Distrito Federal promulgaron la Ley del Consejo Económico y Social de la Ciudad. Es una organización integrada por representantes de los sectores privado, social, sindical, académico y público que tie-nen no solamente funciones consultivas y propositivas, sino también decisorias en materia de rectoría del desa-rrollo integral y sustentable de la ciudad, fomento del crecimiento económico y del empleo y tránsito hacia una economía que transforme la producción para impulsar su competitividad y, por lo tanto, su desarrollo. En su pri-mera sesión creó una comisión de prospectiva que pro-pondrá los ejes para el desarrollo urbano, económico y social de la ciudad para el corto, mediano y largo plazos. Esto es, por lo tanto, consecuencia de libertades autóno-mas que tomaron la decisión de ir más allá de las opcio-nes institucionales existentes y corresponde así a un pro-yecto alternativo al modelo neoliberal. Es una expresión de democracia post-liberal.

En mayo de 2010, ambos órganos de gobierno del Dis-trito Federal promulgaron lo que de hecho es una nueva ley de participación ciudadana. Se realizarán en octubre

de este año elecciones de comités ciudadanos en cada una de las 2 500 colonias de la ciudad de México. No po-drán participar en las fórmulas que compitan quienes ha-yan sido dirigentes de partido a cualquier nivel ni quienes hayan sido funcionarios públicos. Los comités ciudadanos de una delegación podrán decidir sobre el destino de has-ta el 3 por ciento del presupuesto global de las delegacio-nes y podrán participar en varios otros instrumentos como planeación participativa, iniciativa popular, contra-loría social, etc. Sus decisiones son vinculatorias para los órganos de gobierno en aquellos temas especificados en la ley. Además, se obliga a una capacitación ciudadana insti-tucionalizada permanente con el propósito de empoderar a la gente al margen de los partidos. Ello también es una expresión de democracia post-liberal.

te escojo entre dos o más opciones dentro de un conjun-to ya dado de circunstancias, sino en la que elijo cambiar ese conjunto de circunstancias.”7 Y esta concepción es válida tanto para la innovación política que empodera ciudadanos como para la innovación tecnológica y orga-nizacional que desarrolla la economía, empoderando a trabajadores y a empresarios.

La democracia post-liberal es el resultado de proce- sos de libertades autónomas que permiten empoderar ciudadanos mediante diversas formas de participación al margen de los partidos y mediante el otorgamiento a organizaciones sociales de una especie de ciudadanía colectiva. En la democracia post-liberal se hace política por fuera de los partidos, por una parte, para gestionar demandas que exceden el marco de la democracia libe-ral realmente existente y, por otra, para fortalecer el sentido de pertenencia e identidad con determinadas comunidades; contrarrestando así el aislacionismo indi-vidualista al que conduce el liberalismo.

7 Benjamín Arditi (2009), op. cit., nota de la p. 206.

arturo osorno arturo osorno

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Ha-joon Chang

méxiCo en Una enCRUCijaDaPResentaCión

Los días 23, 24, 26 de noviembre y el 3 de diciembre de 2009, se llevó a cabo una serie de conferencias magistra-les bajo el título La crisis financiera actual y sus secuelas. Los escenarios: el Auditorio Benito Juárez de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y el Auditorio Jesús Silva Herzog de la Facultad de Economía de la UNAM. La ini-ciativa de la realización de los foros provino de la repre-

en téRminos aBsolUtos México se ha mantenido básica-mente en el mismo nivel de desarrollo que en la década de los noventa del siglo pasado. En 1991 obtenía el 36 por ciento de la inversión que colocaba Estados Unidos en el mundo; para 2006 esta cifra había caído en 11 pun-tos porcentuales. En 1971 México tenía un ingreso per cápita cuatro veces más alto que el de Corea; actualmen-te se ha reducido a la mitad con respecto a Corea. ¿Qué sucedió?

el Camino neoliBeRal ReCoRRiDoEn los últimos 25 años a México se le ha recomendado no aplicar políticas como las que se llevaron a cabo en la etapa de sustitución de importaciones; que debía adoptar políticas ortodoxas como las de mantener baja la inflación, liberar al capital, ejercer el libre comercio; que requería abrir de par en par sus puertas a la inversión extranjera y dar mayor protección a la propiedad inte-lectual, sin olvidar que era necesario aplicar un poco de política social en beneficio de los más débiles. Pero bási-camente debía hacer eso, pues el mercado mismo se en-cargaría de lo demás.

Y, como sabemos, México siguió muy fielmente esta receta. ¿Cuál ha sido el resultado? Sí: la inflación ha bajado, pero podemos decir que México nunca fue real-mente un país con grandes problemas de inflación. Sí: la inflación bajó, pero se experimentó una crisis finan-ciera muy importante en 1994 y la tasa de crecimiento no ha sido de ninguna manera estable.

El crecimiento económico ha sido bajo. En décadas pasadas, cuando se vivió un proceso de hiperinflación –como en 1975 y en 1982–, el crecimiento fue de 3.1 por ciento. Y también se dio la crisis de la deuda, pero aun así el país creció.

La realidad es que México vivió una desindustrializa-ción prematura. Es una regla que los países pierden industria cuando se desarrollan, pero México perdió in-dustria mucho antes, y de mayor calado que el sufrido por otros países. Un dato da cuenta del fenómeno en for-ma clara: el nivel de productividad del país, de más de tres por ciento en los años 40 a 70 del siglo pasado, no ha sido ni siquiera del uno por ciento por año desde la dé-cada de los noventa.

Otro dato relevante: la pérdida de cuantiosos em-pleos por motivos de la referida desindustrialización. Todo esto ha creado mayor vulnerabilidad. No por casua-lidad México es uno de los países con menor crecimiento en 2009, y eso a pesar de no tener una crisis financiera local. ¿Por qué? ¿Qué corresponde hacer?

el FUtURo De méxiCoViendo el asunto desde una perspectiva meramente eco-nómica, puedo decir que el futuro de México es triste. Pero tendremos mejores condiciones de aquilatar ese fu-turo si vemos su pasado más de cerca, al tiempo que comparamos dicho pasado con el de otros países. Y en ello hay algo que vale la pena resaltar: que ninguno de los países poderosos del planeta se ha vuelto rico apli-cando las políticas ortodoxas de sello neoliberal.

En 1958 Japón trató de exportar un tipo de autobús de pasajeros a los Estados Unidos; y éste era un autobús de la Toyota. Se trataba de un vehículo tan barato que, se de-cía, era posible comprarlo con el cambio que a uno le daban en las compras del supermercado. Desafortunada-mente el negocio fue un fracaso total, lo que obligó a retirar el producto del mercado estadounidense. Cuando regresaron el vehículo a casa, se dio un debate en Japón. El Banco Central de ese país explicó el fracaso por la

sentación del Partido del Trabajo en la V Legislatura del Distrito Federal.

Entre otras distinguidas participaciones, se dieron las de los economistas de reconocimiento internacional Ha-Joon Chang y Randall Wray, de cuyas presentaciones se han seleccionado algunas partes relevantes para Rojo-amate.

martha guaderrama

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pretensión de entrar al juego del mercado (mundial) automovilístico en condiciones de plena liberalización. De hecho, la contraparte negativa para los japoneses era que su propio mercado estaba dominado por dos compa-ñías norteamericanas: la General Motors y la Ford. Pues frente al fenómeno de ese intercambio tan oneroso deci-dieron expulsar a dichas empresas norteamericanas de su mercado nacional. Y para 1968 ya las habían eliminado.

Hoy en día esto suena bizarro, pues pensamos que los autos japoneses son tan “naturales” como el vino francés y el tequila mexicano. Hace unos cincuenta años no se pensaba siquiera que la producción de autos japoneses pudiera existir. Ahora sabemos que la industria automo-triz japonesa siguió creciendo vertiginosamente. Y lo de-más ya es historia.

Lo que los japoneses trataron de hacer en ese enton-ces es lo que ahora se concibe como protección a la industria naciente, basándose en la idea de que algunas economías necesitaban proteger y nutrir a sus jóvenes productores para que pudieran defenderse por sí solos y ser competitivos en el futuro. Poca gente lo sabe, pero la persona que inventó este concepto era estadouniden-se. Y no cualquier estadounidense: Alexander Hamilton, quien fuera el primer secretario del Tesoro o ministro de Finanzas de los Estados Unidos. Pero fue en el Congreso de ese país donde se desarrolló esa teoría de protección a la industria naciente, con subsidios tarifarios, desarro-llo de la banca de fomento industrial, inversión en infra-estructura y muchas otras medidas. Al hacer esto se contradecían los consejos de varios economistas del mundo, desde que ello fuera planteado por Adam Smith. Y ahora esas economías desarrolladas nos están diciendo: “Es malo que los países –como México– protejan a su industria”; “El libre comercio creará por sí solo los equili-brios necesarios”. Y agregan: “¿Quién eres tú para creer que puedes sabotear tu propio desarrollo basándote en el proteccionismo?”.

Inglaterra y Estados Unidos, países que han promo-vido tratados de libre comercio, fueron hogares funda-dores del proteccionismo. Y es interesante observar además cómo Francia y Japón eran aún más protec- cionistas.

maximizaR las CaPaCiDaDes teCnolóGiCas y De aCUmUlaCiónSi fuera posible presentar una propuesta, diríamos que, dentro del marco de un esquema de planificación, se re-quiere encontrar formas de maximizar lo que llamo ca-pacidades tecnológicas y de acumulación, para lo cual se necesita ubicar las diferencias en lo que a capacidades tecnológicas se refiere.

México debe pensar muy en serio en el desarrollo de su tecnología. Finlandia invierte 3.5 por ciento del PIB en investigación y desarrollo. Corea invierte el 3 por ciento. China invierte 1.2 por ciento porque sigue siendo un país pobre, pero aún así el PIB de China es enorme.

México ni siquiera invierte el 0.5 por ciento. ¿Qué van a hacer? México requiere más inversión pública en investigación y desarrollo. Y lo tiene que impulsar el go-bierno, pues las empresas privadas no tienen el capital necesario para ello. En el caso alemán, italiano o japonés se optó por ese camino.

El desarrollo de tecnología requiere de inversiones vi-gorosas. Durante los periodos de crisis se antoja difícil invertir en investigación y desarrollo tecnológico por la crisis de la deuda. Pero a pesar de ello ése es el camino que tienen que seguir.

Hay que reducir la dependencia extranjera en este asunto, así sea muy difícil por la presencia del Tratado

de Libre Comercio de América del Norte. Y probar la exportación. Necesitan una nueva legislación en la indus-tria de la exportación. Y encontrar una manera de medir el desempeño de las compañías que están recibiendo sub-sidios del gobierno, pues muchas de ellas no hacen gran cosa para elevar la productividad. ¿Cómo van a lograrlo? Estos y otros temas los abordo en mi libro Pateando la escalera.

ConClUsionesVivimos el principio del fin de la hegemonía del dólar. Un dato significativo: ahora las reservas extranjeras se en-cuentran en 60 por ciento, cuando, a diferencia de lo que sucedía en las décadas anteriores, existe en la actualidad una moneda increíble que es el euro. Si Gran Bretaña de-cide unirse al euro –no va a ocurrir ahora, pero tal vez sí en unos cinco años–, esta moneda será más fuerte que el dólar.

En cuanto a la política anti-cíclica, es claro que el cor-to plazo y el largo plazo deben embonar. De inmediato, si de lo que se trata es de potenciar la demanda efectiva –como planteaba Keynes–, abriendo hoyos para luego ta-parlos, pues eso es lo que hay que hacer. En el corto plazo eso es tan bueno como invertir en infraestructura o inver-tir en investigación y desarrollo.

En México tal vez tengan que proteger al sector ban-cario de la participación extranjera. Pues una vez que se pierde el control sobre el sector bancario es difícil generar inversión para el desarrollo interior. Hay que aceptar que no existen soluciones rápidas ni mágicas. Cuando empleo el término “a largo plazo” estoy hablando de un mínimo de 20 años. Claro, si planifican con tal anticipación se da-rán cuenta que es muy diferente de lo que habían creído al principio.

¿Se debe dar protección y subsidios a las empresas? Sí, en la medida en que lo que dichas empresas produzcan sea socialmente benéfico. ¿El Estado tiene que intervenir para generar algún tipo de control en esas empresas? Sí, porque están siendo beneficiadas con recursos públicos. No debe haber protección sin intervención.

martha guaderrama

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Randall Wray

la CRisis FinanCieRa aCtUal y sUs seCUelas

la PéRDiDa De tRaBajo en Estados Unidos es enorme y ha sido más fuerte que en otras crisis. No parece que estemos remontando las dificultades ni recuperando los niveles de empleo. El plan de Obama y su paquete de estímulo con seguridad tendrán algún efecto positivo, aunque no ha tenido resultados muy notorios porque se siguen perdiendo empleos. No obstante, es claro que se requiere un estímulo mayor.

El problema es que de los 787 mil millones de dólares del paquete de estímulo se están comprometiendo mu-chos recursos con Wall Street. Por eso los políticos están furiosos y no le van a dar a Obama más dinero. Entonces eso es lo que va a evitar la recuperación real. Se trata de una sopa de letras que se ha inventado el gobierno con la mala deuda: presta contra bajos activos o garantiza malos activos para tratar de rescatar a Wall Street. Nada de esto ha funcionado, pues sigue habiendo mucha insolvencia.

Lo que están haciendo es reproducir las condiciones de 2006. De hecho ésa es su meta: regresar a las condi-ciones de ese año, que era una burbuja enorme, un perfil Ponzi a punto de reventar. Si tuvieran éxito vamos a co-lapsar en una crisis mayor de la que ya tenemos. Lo que quieren hacer es regresar al capitalismo administrador del dinero.

El Congreso estadounidense constituyó un grupo especializado para estudiar cómo podría resolverse esta crisis financiera tan seria. Buscaron ejemplos en otras partes del mundo para tener éxito. Y queda claro que, entre otras cosas, se requiere que haya transparencia, y seguridad de que el gobierno cumpla sus determinacio-nes y tenga capacidad de rendición de cuentas. Pero en los Estados Unidos no existe ninguno de esos factores.

Es evidente que la resolución de la crisis no va a ser exitosa. Cuando se abrió el proceso de crisis lo que nece-

sitábamos era un paquete de políticas de corto plazo para encararla. Había que enfrentar los problemas de liquidez, lo que se hacía por medio de un prestamista de último recurso. Esto lo sabíamos desde hace mucho tiempo, y sabíamos cómo hacerlo. Bernanke se tardó un rato en en-tender cómo se hacía, pero finalmente supo resolver el problema.

Luego tenemos que pensar: ¿qué hacer con el proble-ma de la insolvencia? Eso no es tan urgente. Podemos tardarnos un poco pensando qué bancos no son tan sol-ventes, cómo se ayuda a aquellos que sólo necesitaban un empujoncito y hacer que el sector financiero empiece a funcionar de nuevo. Pero el caso es que no lo hicimos. No se resolvió el problema de la insolvencia. Se pensó que en las condiciones de libertad que ellos tenían el problema se resolvería por sí solo. En lugar de eso debi-mos haber adoptado una política grande para salvar a las instituciones, porque éstas eran demasiado grandes; no se les debió dejar libres. Si queremos salvar instituciones financieras en espera de que esto salve la economía real, pero la tasa de apalancamiento es de 30 a 1, se tiene que gastar 30 dólares por uno.

Tendría más sentido salvar la economía para que ello permita la salvación de las instituciones financieras: ahí se está en el lado correcto del apalancamiento. Necesitá-bamos ayuda fiscal, gasto gubernamental y meter a la cárcel a los criminales, cuestión que no se ha hecho. To-das las instituciones financieras se corrompieron y nadie está pagando.

Necesitamos reducir el tamaño de las instituciones financieras, tomar los bancos más grandes, los 25 mayo-res, aunque Bernanke, cuando se hizo la prueba del stress, decía que con 19 era suficiente. Al tomar a este grupo de bancos se buscaría poner sus balances juntos,

y va a resultar que en muchos casos los swaps de mala deuda se compran y se venden entre estos 25 bancos, se balancean y se cancelan, sin que les preocupe la contra-parte. Eso se puede hacer con todos sus derivados de cré-dito. Los swaps eran de 70 trillones de dólares en su mo-mento pico; pero si se toman todos los derivados serían alrededor de 630 trillones. Por eso hay que juntar, balan-cear lo más posible, y cerrar con esto definitivamente, porque es un gran riesgo. Para el resto de los bancos, como sabemos que están en insolvencia, se debe ver cuá-les cuentan con condiciones viables para continuar y cuáles deben cerrar.

Hay que apoyar a los sindicatos, apuntalar el salario mínimo, posibilitar fuentes de trabajo, renovar el siste-

ma de retiro para convertirlo en público. Y no necesita-remos a los administradores de dinero. Los servicios de salud deben ser nacionalizados y desfinancializados. Se requiere más infraestructura y más gasto social. Y una reforma financiera. Sacar a Goldman Sachs de las institu-ciones financieras, y limitar la influencia de Wall Street porque la mayoría de las políticas de Obama proviene de ahí.

Hay que regresar a la política fiscal, porque la política monetaria no tiene el poder suficiente para enfrentar los booms y las caídas en la economía. Con la política fiscal podemos llegar al pleno empleo con estabilidad de pre-cios y, con ello, a una mayor estabilidad económica y a una estabilización financiera mejorada.

martha guaderrama

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30el neoliberalismo en vilo 31 el neoliberalismo en vilo

la DoCtRina neoClásiCa tiene un fundamento hedonista de acuerdo con el cual la búsqueda del placer constituye el fundamento último de la elección racional. Pero el placer, entendido aquí como satisfacción individual, ¿puede garantizarse por el simple recurso del intercambio y por las solas virtudes del mercado? ¿Y puede decirse que el placer no tiene más que un fundamento indivi-dual? El hombre es un animal que se diferencia de las otras especies por el lenguaje articulado y la puesta en común de saberes acumulados, reconfigurados a lo largo de generaciones y movilizados al servicio de una deter-minada colectividad. Es por el acceso a sus patrimonios –propios de los diferentes grupos y comunidades que es-tructuran la sociedad– que el individuo rige sus compor-tamientos y satisface su deseo y necesidad. Por la misma vía adquiere estatus y reconocimiento social, prestigio y capacidad de acción sobre su entorno.

En ese sentido, la relación de las personas con los pa-trimonios propios de sus grupos de pertenencia funda la identidad de los individuos en sus distintas acepciones. Considerada bajo este ángulo, la noción de placer pierde una gran parte de su connotación individual y puede ser percibida más como el producto de algo compartido que como el fruto de un intercambio. El intercambio por sí mismo no parecería ser suficiente, ni siquiera en el senti-do amplio en que el concepto es utilizado por Marcel Mauss. Pero, ¿se trata de algo que se comparte de manera equitativa? No hay ninguna razón para pensarlo. Prime-ro, porque el acceso a esos patrimonios supone diversos aprendizajes, los que dependen de los esfuerzos indivi-duales, pero, igualmente, y de manera determinante, del medio de origen, de las relaciones de fuerza y de las tra-yectorias individuales. Segundo, porque los patrimonios constituyen focos de polarización tanto en las construc-ciones identitarias como en el establecimiento de las jerarquías sociales. El control de los patrimonios –la ca-

pacidad de tener dominio sobre sus configuraciones y capacidad para reservar los derechos de acceso o de uso– constituye una reserva de poder que, en última ins- tancia, termina siendo la única.

El patrimonio es un recurso movilizado en la cons-trucción del vínculo social, pero resulta igualmente im-portante en el campo de lo económico. Los valores sociales, las representaciones compartidas asociadas a los bienes de consumo y vendidas con ellos para ampliar las ofertas –o para diferenciar los productos– también son recursos en el sentido económico del término. Lo mismo puede decirse de los conocimientos técnicos y re-lacionales activados en los procesos productivos, en los aprendizajes del gusto o en los procesos de construcción de los deseos. En cualquier caso, su incorporación en el proceso de producción o en la presentación de los pro-ductos permite generar mercado y al final hacer crecer su valor de cambio. No obstante, esos recursos no consti-tuyen activos ordinarios en la medida en que se trata de componentes patrimoniales por naturaleza desprovistos de valor de cambio y no producidos en la esfera del capi-tal. Su movilización plantea un doble cuestionamiento, susceptible de fundar el campo problemático de la eco-nomía patrimonial.

El primero lleva a la problemática de la construcción del valor: ¿cómo la activación de recursos desprovistos de valor de cambio puede implicar un crecimiento del valor agregado final? De una cierta forma, la respuesta parecería ser muy obvia: ello resulta así en la medida en que esos valores patrimoniales se vuelven escasos. Su precio, o, más precisamente, su capacidad de generar valor de cambio, procede de una escasez instituida, asemejándose entonces a una renta de monopolio: proviene de la capacidad de ajustar la oferta a una demanda efectiva preexistente.

Si la cuestión de la apropiación resulta esencial para la construcción del campo problemático de la economía

thierry linck

PatRimonios y PatRimonializaCión(Refundar el campo epistemológico de la economía)

PResentaCión

El presente material constituye parte de un trabajo más amplio de Thierry Linck que aparecerá con el mismo título en: Thierry Linck, Julio Moguel y Alfredo Ramírez (coordinadores), Economía popular y procesos de patrimo-nialización, Juan Pablos Editor–Fundación México Social Siglo XXI, México, 2010. La traducción del fran-cés es de Julio Moguel.

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patrimonial, también lo es para la definición de una se-rie de temas relacionados con la gestión –y, por tanto, con la construcción– de los patrimonios. El proceso de mercantilización es por definición disociativo. Una vez incorporados, los recursos patrimoniales tienden a no tener sentido más que por medio del producto puesto sobre la escena. Separados de su esfera original y colo-cados en el universo unidimensional de la mercancía, corren el riesgo de ser irremediablemente disociados de los componentes cognitivos que les dieron origen.

Esta aseveración adquiere sentido en las innumerables situaciones en que los productos representan o contienen valores simbólicos. Y es particularmente pertinente en el campo problemático de la propiedad intelectual. Es el caso en especial del campo alimenticio, pues las preferen-cias y los hábitos alimentarios son particularmente reve-ladores de los modos de socialización.

Considerados desde un punto de vista meramente biológico, los alimentos no constituyen más que un sim-ple nutriente: una composición de moléculas orgánicas y de sales minerales cuya ingestión y metabolización per-mite satisfacer nuestras necesidades fisiológicas. Pero son al mismo tiempo algo más que eso.

Son fuente de emociones que no son verdaderamente percibidas más que en la medida en que se vuelven com-partidas y que no adquieren sentido, entonces, más que en la memoria colectiva (los saberes movilizados en los procesos de domesticación de la naturaleza, la elabora-ción de alimentos y los modos de consumo, así como las representaciones que generan, la exploración de sabores y el respeto de los rituales que se encuentran asociados a ellos) y a partir de aprendizajes complejos: en ese senti-do, ellos fundan y definen en una gran medida nuestra relación con la sociedad. En el mismo sentido, la alimen-tación funda nuestro vínculo con la naturaleza, objetiva nuestra posición particular en la cadena alimentaria y los ecosistemas (que nosotros colonizamos) y, más allá de ello, hace aparecer fantasmas y representaciones que con-curren igualmente en la construcción de la relación del individuo con la sociedad. En fin, la ingestión de alimen-tos dotados de esas virtudes reales o supuestas instruye un proceso de metabolización simbólica que influye de ma-nera decisiva en la construcción del vínculo entre el ser humano y su propio cuerpo. El alimento debe ser consi-derado, entonces, desde un doble punto de vista: com-puesto tanto de nutrientes como de valores simbólicos y, por tanto, con la función de satisfacer tanto nuestras ne-cesidades fisiológicas como nuestras expectativas de so-cialización y de construcción identitaria. Este punto de vista coincide con el que fundan la etnología estructural y la sociología de la alimentación, disciplinas para las que el alimento tiene una función fisiológica tanto como

social por los vínculos que lo ligan al sistema de pensa-miento del grupo social.

¿Pero qué queda de esas memorias colectivas si el de-sarrollo de los intercambios, la circulación de los capitales y la uniformización de las técnicas tiende a velar y a cor-tar todo vínculo entre el alimento y su origen? En una configuración en la que la agricultura se constriñe a ser proveedora de moléculas orgánicas indiferenciadas para una industria alimentaria globalizada no quedan más va-lores simbólicos asociados al alimento que el que artifi-cialmente se le concede para la “aclimatación” mercantil del producto.

Los dispositivos de protección de origen aportan una respuesta parcial a las expectativas sociales despertadas por la estandarización de nuestros alimentos. Pero abren también una opción al negocio de la alimentación, inte-resado más que nunca en diversificar su oferta y en pre-sentar su producto con un nuevo barniz. Los dispositivos de Indicación Geográfica (IG) fijan el cuadro ambiguo de la protección de productos que una característica –por lo menos– relaciona con su origen. Pero ¿cuál es la natura-leza de esa protección y cuáles son sus alcances? Si nos mantenemos en el plano de los intercambios internacio-nales y de los acuerdos TRIPS1 establecidos en 1994 bajo la égida de la Organización Mundial de Comercio, la protección no concierne sino a la denominación, esta misma asimilada a una propiedad intelectual.

Es responsabilidad de los Estados-nación, llegado el caso, fijar el cuadro reglamentario que, en función de sus capacidades de arbitraje y de sus políticas sectoriales y territoriales, defina el sentido y el alcance de la pro- tección de sus productos de origen. Pero, más allá del cuadro minimalista fijado por los acuerdos de 1994, las opciones quedan suficientemente abiertas. La protección puede corresponder sólo a la denominación, consideran-do ciertas características del producto o extendiendo el sentido de la aplicación al conjunto de los procesos pro-ductivos implicados. Si el discurso dominante evoca de buen grado la preservación de los patrimonios loca-les, sus finalidades reales pueden limitarse a la valora-ción de las representaciones asociadas al producto, a la protección de segmentos de mercado y a la defensa de intereses particulares o a adquirir sentido en proyec-tos más ambiciosos de desarrollo industrial o territorial. Los dispositivos IG no constituyen en definitiva más que un instrumento del arsenal de políticas públicas. Sus finalidades quedan estrechamente ligadas a sus capa-cidades de arbitraje y a las tensiones que esas opciones de elección suscitan en el seno de la sociedad civil. Su concepción y su puesta en marcha se sitúan pues,

1 Acuerdos sobre derechos de la propiedad intelectual en aspectos relativos al co-mercio, negociados en el marco de la Ronda de Uruguay.

inevitablemente, en la interfase de los campos de lo eco-nómico y lo político.

Así, el alimento, extraído de su esfera original y trans-portado al universo unidimensional de la mercancía, corre el riesgo de perder todos sus atributos de bien patri-monial y de ser irremediablemente disociado de los tramos cognitivos que le dan sentido. Pero, ¿tendríamos que concluir por tanto, con Denis Barthélemy, que el proceso de mercantilización conlleva necesariamente un proceso de deconstrucción patrimonial? Desprovisto de los lazos con su origen, el alimento no conserva más que las apariencias de sus anclajes en las memorias colec-tivas de los territorios. La lógica de apropiación patrimo-nial que supone el proceso de mercantilización provoca así, en el consumidor anónimo que lo consume, una búsqueda de ilusión que reduce la consecución del placer a una perpetua fuga del individuo frente a sus frustracio-nes, en condiciones en que la alteración y la instrumen-talización de los valores sociales asociados al alimento se convierten en una violencia simbólica (en el sentido

planteado por Pierre Bourdieu). Pero todo ello tiene su contraparte: en el dominio de la alimentación –como en el de otros bienes–, la violencia del mercado hace emer-ger tendencias de contrapoder y procesos alternativos de apropiación patrimonial. El surgimiento de las Asocia-ciones para el Mantenimiento de la Agricultura Campesi-na (AMAP),2 el éxito de los circuitos de venta directa y –aunque de manera muy relativa– el interés dado a los procesos de calificación son respuestas que, en la medida en que se funden en un debate ciudadano y tienden a reconstruir nuestra relación con el alimento, se inscriben plenamente en esta perspectiva.

¿qUé CamPo ePistemolóGiCo PaRa la eConomÍa PatRimonial?El lugar que ocupan los bienes simbólicos y ambientales en nuestras sociedades contemporáneas no permite

2 Asociaciones para el Mantenimiento de la Agricultura Campesina: acuerdo entre un productor y un grupo de consumidores mediante el cual el primero entrega semanalmente una canasta a cambio de una remuneración fija.

martha guaderrama

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situar por más tiempo a la economía sobre el plano úni-co de la producción y de los intercambios de las riquezas materiales. Esta evidencia convoca a una refundación de su campo epistemológico. Podría pensarse que la especi-ficidad de la economía tendría que incorporar a sus valo-res y principios la problemática de la valorización mer-cantil de los bienes patrimoniales. Pero esta extensión no llegaría a tener sentido si no se toma en serio que la patrimonialización implica una apropiación de bienes desprovistos de valor de cambio propio y dotados de atributos que permiten asimilarlos a recursos colectivos.

La construcción de las elecciones colectivas constitu-ye así un dominio que completa, engloba y sobrepasa el de la apropiación individual y el principio de compe- tencia de inspiración liberal. Esta problemática debe ser estructurada por un examen de los dispositivos que en-marcan el acceso y las condiciones de valorización de los recursos patrimoniales. Todo se convertirá entonces en tema de dispositivos institucionales (la construcción y

la puesta en marcha de reglas formales), de dispositivos tácitos (las convenciones o acuerdos informales asocia-dos a las gobernancias consensuales) y de dispositivos técnicos.

De aquí puede concluirse que, en la medida en que los bienes patrimoniales son en una buena proporción productos que se encuentran fuera de la esfera del inter-cambio de mercado, el campo epistemológico de la eco-nomía no puede ser considerado ya como un campo autónomo. Sus fronteras son porosas y no presentan in-terés más que desde el punto de vista de las interaccio-nes disciplinarias que ellas convocan. Y esta conclusión adquiere mayor fuerza si se considera que la construc-ción de la elección colectiva se encuentra en gran medi-da ligada a la emergencia de proyectos societarios no fundados en el primado de lo económico. De lo que se desprende una clara certidumbre: la economía no puede resignarse a seguir siendo una simple “ciencia del cálculo”.

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martha guaderrama

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37 despertares del sur

la última DéCaDa registra en América Latina una presen-cia creciente de prácticas y discursos asociados a algunos de estos nombres: economía solidaria, economía de la solidaridad, economía comunitaria, economía popular, economía popular y solidaria, economía social, econo-mía social y solidaria, economía del trabajo, economía alternativa, economía plural, otra economía.

A esto han contribuido cinco circunstancias interrela-cionadas:

a) La creciente incapacidad del modelo neoliberal para resolver la cuestión social que genera. Con o sin crisis financiera, se ha venido profundizando una crisis de reproducción de la vida humana, generando una pér-dida de legitimidad del sistema de mercado global;

b) La subsecuente incapacidad del Estado para atender las necesidades masivas de acción asistencial y la percepción de que el mercado excluye masas crecientes de trabajadores y consumidores de manera estructu-ral, por lo que las acciones compensatorias –redistribu-cionistas o filantrópicas– no resuelven la pobreza, la desigualdad o la exclusión (sobre lo cual atestiguan las ya consideradas inalcanzables “metas del mile-nio”);

c) La persistente voluntad social de los movimientos au-toconvocados al Foro Social Mundial para incluir en su agenda la búsqueda de propuestas alternativas para la economía, abriendo la posibilidad de convergencias ideológicas y prácticas a partir de la serie de posiciones contestatarias que representan;

d) La voluntad política manifestada por sus reiteradas apuestas electorales y las asambleas constituyentes en tres países que se adscriben a la idea de un socialis-mo del siglo XXI (Bolivia, Ecuador, Venezuela), en el sentido de afirmar las formas no capitalistas de orga-nización económica: cooperativas, comunitarias,

josé luis Coraggio

la eConomÍa PoPUlaR soliDaRia en eCUaDoR

asociativas, renovadas empresas públicas, y la perspec-tiva del cambio de sentido del sistema económico como un todo (Sumak Kawsay, soberanía en un estado multinacional, pluralismo cultural);

e) La emergencia en el Norte de dos propuestas para atender la brecha entre las necesidades y los resultados del mercado y el Estado: el Tercer Sector y la Economía Social y Solidaria, divergentes pero ambas con voca-ción de asociarse a través de las fundaciones y progra-mas de cooperación con algunas de las perspectivas señaladas más arriba, si bien sin una agenda de trans-formación revolucionaria de las estructuras. Mientras el Tercer Sector propone proveer a los necesitados me-diante dones asimétricos, la Economía Social y Solida-ria propone avanzar con la solidaridad democrática con el cumplimiento de los derechos ciudadanos.1

1 Jean Louis Laville, “Solidaridad”, en A.D. Cattani, J.L. Coraggio y J.L. Laville (orgs.), Diccionario de la Otra Economía, UNGS–CLACSO–Altamira, Buenos Aires, 2009.

martha guaderrama

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38despertares del sur 39 despertares del sur

El texto de la Constitución ecuatoriana asume una definición sustantiva de economía, que podemos resu-mir como el sistema de instituciones, valores, normas y prácticas que organizan los procesos de producción, dis-tribución, circulación y consumo dentro de una malla de relaciones de cooperación de los trabajos humanos entre sí, y con la naturaleza, y cuyo sentido es la reproducción y el desarrollo de la vida, es decir:

a) La generación de las condiciones materiales para el sustento o la subsistencia de todos, y,

b) La reproducción intergeneracional ampliada de la vida.2

El Sumak Kausay es la forma que asume esa reproduc-ción ampliada de la vida en la Constitución ecuatoriana. Esto implica orientar el sistema económico de manera que permita lograr cuatro equilibrios:3

• El equilibrio de los seres humanos consigo mismos;• El equilibrio entre los seres humanos;• El equilibrio de los seres humanos con la naturaleza, y• El equilibrio entre las comunidades de seres humanos.

El logro de estos equilibrios requiere una adecuada insti-tucionalización de lo económico, combinando cinco principios:4 a) Subsistencia por la propia producción; b) Reciprocidad; c) Redistribución; d) Intercambio, y e) Planificación.

Los equilibrios que analiza la economía de mercado son eso: equilibrios de los mercados, instrumentales, y por lo tanto subordinados para lograr los cuatro equili-brios (por ejemplo: el equilibrio del mercado de trabajo, al tratar a la fuerza de trabajo como una cuasimercancía, atenta contra los cuatro equilibrios indicados).

En realidad, como toda economía, nuestras econo-mías son economías mixtas con tres sectores agregados: a) Economía empresarial capitalista; b) Economía públi-ca, y c) Economía popular.

En lo que sigue intentaremos dar una interpretación del mandato de la Constitución ecuatoriana de 2008 res-pecto al sistema económico, y algunas vías de acción po-sibles o ya en marcha dentro de ese campo de prácticas.

2 Ésta es una definición antropológica, universal, referida al sustento material de la vida. Pero no es suficiente con agregar que se trata de la vida en sociedad. El trata-miento del conjunto de necesidades y deseos legítimos es un desafío fundamental de toda propuesta de socialismo para el siglo XXI.

3 Comunicación personal de Guillermo Navarro. Es muy significativo que mientras la economía formal se concentra en los equilibrios micro y macroeconómicos de mercado, aquí quedan subordinados a la obtención de otros equilibrios que dan su sentido a la economía.

4 Esto está desarrollado en José Luis Coraggio (org.), ¿Qué es lo económico?, CICCUS, Buenos Aires, 2009.

la eConomÍa soCial y soliDaRia en la ConstitUCión eCUatoRianaLa constitución de Ecuador indica en su artículo 283 que “el sistema económico es social y solidario”. Asimismo especifica en su artículo 276 que “El régimen de desarro-llo tendrá los siguientes objetivos: 1. Mejorar la calidad y esperanza de vida, y aumentar las capacidades y poten-cialidades de la población en el marco de los principios y derechos que establece la Constitución; 2. Construir un sistema económico, justo, democrático, productivo, solidario y sostenible basado en la distribución igualita-ria de los beneficios del desarrollo, de los medios de pro-ducción y en la generación de trabajo digno y estable […].”

Al definir el sistema económico por su relación con la sociedad, por su valor central y por su sentido antes que por determinada institucionalidad prefijada ideológica-mente (como es el caso del neoliberalismo con respecto al mercado total), los constituyentes adoptaron una defi-nición sustantiva y plural de economía, que no se define por los procedimientos de cálculo e instituciones de asig-nación óptima de recursos, sino por garantizar de mane-ra solidaria el sustento de todos los ciudadanos combi-nando diversas formas de organización económica:

“Art. 283.- El sistema económico es social y solidario; reconoce al ser humano como sujeto y fin; propende a una relación dinámica y equilibrada entre sociedad, Esta-do y mercado, en armonía con la naturaleza; y tiene por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el buen vivir […].”

El Buen Vivir es un concepto colectivo, un modo de vida en convivencia cuya concreción será definida a lo largo de la historia por el pueblo ecuatoriano, y que no se reduce a las preferencias de los consumidores limita-dos por la escasez de sus recursos. En tal sentido, la Constitución establece que las políticas públicas (y por tanto su orientación del Buen Vivir) deberán ser defini-das participativamente.5

el meRCaDoDesde la perspectiva de la corriente latinoamericana de economía social y solidaria,6 esto significa que, a partir de la realidad actual, sociedad organizada y Estado deben reinstitucionalizar los procesos económicos de producción, distribución, circulación y consumo, de manera que pue-

5 En el art. 85 se establece que “En la formulación, ejecución, evaluación y control de las políticas públicas y servicios públicos se garantizará la participación de las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades.”

6 Esa corriente es plural y tiene muchas vertientes. Véase por ejemplo: J. L. Coraggio (org.), La economía social desde la periferia. Contribuciones latinoameri-canas, UNGS–Altamira, Buenos Aires, 2007.

dan impedir que el mecanismo global de mercado se auto-nomice de las sociedades y se naturalice como “la econo-mía”, generando consecuencias sociales no atribuibles a ningún actor responsable, sino a “los mercados”, típico lema neoliberal.

Significa, además, que el utilitarismo individualista y el fin del lucro privado, co-constitutivos con el merca-do libre, deben subordinarse a los principios de solidari-dad (seguridad y autocontrol de condiciones básicas de la propia vida, reciprocidad simétrica, redistribución pro-gresiva, planificación democrática) y de corresponsabili-dad de todos por la satisfacción de las necesidades y la calidad del modo de convivencia de todos, bajo la racio-nalidad reproductiva, incluida la naturaleza.7

Este segundo significado implica que no se trata sólo de desmonopolizar y de hacer competitivo el mercado de acuerdo con la utopía del mercado perfecto, pues éste en ningún caso puede ser solidario o asegurar la justicia so-cial dada su fragmentación intrínseca y su ética del cui-dado egocéntrico de sí mismo y la irresponsabilidad por los otros. Implica, también, admitir que partimos de una economía de mercado periférica y deformada y que es posible construir otra economía, socialmente integrada y solidaria, sin tener que pasar por el intento de desarrollar una economía de mercado pretendidamente autorregula-da como en los países considerados más desarrollados.8

Esto no supone negar la eficacia (limitada) del merca-do como institución de coordinación parcial de las múl-tiples iniciativas fragmentarias, si bien las externalidades negativas sobre otros actores, sobre la sociedad en gene-ral y sobre la naturaleza, así como las crisis recurrentes, no pueden ser evitadas por ese mecanismo si se deja li-brado a sí mismo.9 Indica, entonces, que el mercado debe ser regulado y sus prácticas subyacentes, subverti-das. Así, el principio de planificación y perspectiva re-flexiva es afirmado claramente (artículo 275)10 en un mo-mento histórico en que el neoliberalismo pretendía haber acabado con esa pretensión de interferencia con el mercado libre. Otro camino, más claramente expresado en el proceso boliviano, es la propuesta de superar el mismo paradigma modernista y colonizador.

7 Véase Franz Hinkelammert y Henry Mora, Economía, sociedad y vida humana. Pre-ludio a una segunda crítica de la economía política, UNGS–Altamira, Buenos Aires, 2009.

8 Un proyecto de ley de regulación del mercado de reciente circulación en Ecuador está, sin embargo, inspirado en la misma utopía del mercado perfecto que orienta las prácticas neoliberales.

9 Franz Hinkelammert y Henry Mora, op. cit.

10 “El Estado planificará el desarrollo del país para garantizar el ejercicio de los de-rechos, la consecución de los objetivos del régimen de desarrollo y los principios consagrados en la Constitución. La planificación propiciará la equidad social y territorial, promoverá la concertación, y será participativa, descentralizada, des-concentrada y transparente.”

Una PlURaliDaD De aCtoRes eConómiCosEl pensamiento único ha impuesto el paradigma de la empresa de capital como “la” forma de organización eco-nómica. Durante estos treinta años de neoliberalismo se ha pretendido introyectar las pautas de comportamiento propias del tipo ideal de gestión empresarial al Estado, a la escuela, e incluso a las políticas de fomento del em-prendedorismo de los pobres. Lo que no se ajustaba a ese patrón era o burocrático-estatal o informal-subterráneo, y en ambos casos ineficiente por no atenerse a los crite-rios de maximización de la rentabilidad, único sentido racional sistémico posible para el utilitarismo.

En cambio, la Constitución del Ecuador reconoce una economía mixta con una pluralidad de actores y de trabajos, que interpretamos como sigue: 11

a) Empresas privadas motivadas por el afán de lucro, es-tructuradas alrededor de la relación patrón/empleados.

b) Empresas públicas y entes del Estado productores de bienes, servicios y en particular de bienes públicos, con el fin de asegurar la cohesión social y la redistri-bución de modo que impulse el avance en la realiza-ción de los derechos como camino al Buen Vivir.

11 “Art. 283. […] El sistema económico se integrará por las formas de organización económica pública, privada, mixta, popular y solidaria, y las demás que la Cons-titución determine. La economía popular y solidaria se regulará de acuerdo con la ley e incluirá a los sectores cooperativistas, asociativos y comunitarios.”

la ley De la eConomÍa PoPUlaR y soliDaRia De eCUaDoR

enrique Velázquez zárate

La Ley Orgánica de la Economía Popular y Solidaria y de

su sector financiero de Ecuador, documento aún prelimi-

nar pero prácticamente listo para ser aprobado por la

Asamblea Nacional del referido país hermano del sur,

contempla los siguientes elementos:

DeFiniCión De eConomÍa PoPUlaR y soliDaRiaConjunto de actividades económicas, personales y fami-

liares dedicadas a la producción de bienes y servicios

destinados al autoconsumo o al mercado, con el fin de

generar ingresos para la subsistencia de quienes la prac-

tican. Es también un conjunto de actividades efectuadas

a través de formas colectivas de organización económi-

ca autogestivas y asociativas para satisfacer las necesida-

des comunes de sus miembros.

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40despertares del sur 41 despertares del sur

c) Cooperativas, asociaciones con fines económicos no de lucro y comunidades, todas ellas formas de organi-zación basados en lazos comunitarios heredados o construidos y a la asociación libre de trabajadores, también denominadas, en conjunto, economía popu-lar y solidaria.12

d) Domésticas, reconociendo las formas de trabajo pro-ductor de bienes y servicios para el propio consumo, en particular la economía del cuidado en las unidades domésticas o sus extensiones vía asociación o lazos de comunidad.

e) Familiares, abarcando una multiplicidad de formas de acción económica organizada como emprendimientos con trabajo familiar.

f) Autónomas, abarcando una diversidad de trabajos au-tónomos de individuos no asociados.

El interés individual y su realimentación con el mercado no se niegan, pero aparecen otras pautas de relaciona-miento no mercantilistas: la reciprocidad, la redistribu-ción, la solidaridad. El comercio no siempre se rige por la formación de precios según la oferta y la demanda, ni el principio de intercambio es más que uno de los princi-pios de institucionalización de la economía. Se trata de

12 Si bien la Constitución establece en diversos lugares el principio de solidaridad, al establecer taxativamente las formas de la economía popular y solidaria toma como criterio la asociación de miembros de unidades domésticas distintas (coo-perativas, asociaciones y comunidades) y no sus relaciones u objetivos respecto a su entorno o la sociedad en su conjunto.

PRoPósito GeneRal De la leyRegular o reglamentar el artículo 283 de la Constitución

Política, que se refiere al sistema económico popular y

solidario que rige a Ecuador desde el año 2008, de mane-

ra que se le conciba legalmente y se precise normativa-

mente a los sectores que lo constituyen (comunitario,

asociativo y cooperativo),1 a la vez que se fortalezca su

sector financiero popular y solidario; se le dote de una

institucionalidad propia y diferenciada y de una relación

con el Estado más efectiva y eficiente, a través de un con-

junto de políticas públicas integrales.

1 Familias, asociaciones y comunidades dedicadas a la producción de alimentos para el autoconsumo y el mercado local; asociaciones y redes para la conserva-ción de los recursos naturales; redes de abastecimiento y servicios de insumos, equipos; asociaciones de usuarios de variados servicios (juntas de regentes, con-sejos de usuarias de salud, grupos de alfabetización, de construcción, de vivien-da); cajas de ahorro y crédito de mujeres rurales y urbanas, bancos comunales, cooperativas de ahorro y crédito; pequeños comerciantes que venden en calles y medios de transporte; talleres y negocios familiares de producción y servicios que funcionan en las viviendas (alrededor de 400 oficios); redes de comercio justo y solidario (local, nacional e internacional); grupos que manejan granjas agroecológicas; asociaciones de consumidores; cooperativas de vivienda, consu-mo, producción, transporte; redes de ayuda mutua: comedores comunitarios, clubes de madres, sistemas de cuidado y protección de grupos especiales (meno-res, personas con capacidades especiales, adultos mayores).

oBjeto De la leyReconocer, fortalecer, promover, proteger y fomentar

la economía popular y solidaria; acompañar, regular

y controlar sus formas de organización; normar las

funciones de las entidades públicas responsables de la

aplicación de la propia ley.

PRinCiPios De la eConomÍa PoPUlaR y soliDaRiaCompromiso con la comunidad y responsabilidad con

el ámbito territorial; búsqueda del bien común para to-

dos y no discriminación, ni concesión de privilegios a

ninguno de sus miembros; autogestión democrática,

participativa y deliberativa, autocontrol y autorrespon-

sabilidad; prevalencia del trabajo sobre los recursos

materiales y de los intereses colectivos sobre los indivi-

duales; mantenimiento y fortalecimiento de un patri-

monio y actividad económica comunes.

FonDo De liqUiDez y seGURo De DePósitosSe crea un Fondo de Liquidez del sector financiero de la

economía popular y solidaria que concederá créditos

de última instancia para cubrir deficiencias transitorias de

liquidez a las entidades aportantes al mismo.

También se crea el Fondo del Seguro de Depósitos

del Sector Financiero de la Economía Popular y Solida-

ria, que será administrado por la Corporación del Segu-

ro de Depósitos (Cosede).

soBRe las RelaCiones Con el estaDoEl órgano rector es el Comité Interinstitucional de la

Economía Popular y Solidaria, que formula las políticas

públicas para su promoción, acompañamiento, fortale-

cimiento, regulación y supervisión de sus formas de or-

ganización. Está constituido por los ministerios de Esta-

do, responsables de la Política Económica, de la

Producción y de Desarrollo Social; y por el Secretario

Nacional de Planificación y Desarrollo.

institUto naCional De eConomÍa PoPUlaR y soliDaRiaEl organismo tendrá como misión fundamental impul-

sar el desarrollo, fortalecimiento y consolidación de la

economía popular y solidaria, en el contexto del sistema

económico previsto en la Constitución de la República,

y consistente con el Plan Nacional de Desarrollo, los

planes de desarrollo territorial nacional y las políticas

de gobierno.

construir una economía con mercado, no de mercado, su-perando la tendencia a una sociedad donde el éxito o el fracaso en el juego de mercado sean definitorios.

el sistema eConómiCo soCial y soliDaRio, la eConomÍa PoPUlaR y el DesaFÍo De las PolÍtiCas PúBliCasEs usual utilizar la denominación de economía solidaria para la promoción de actividades económicas asociativas autogestionadas por los propios trabajadores a fin de inte-grarse al sistema económico que los excluyó. Por agrega-ción y encadenamientos, los emprendimientos populares y solidarios pueden ir constituyendo un sector orgánico de peso creciente en la economía, capaz de moderar los efectos de la insuficiencia dinámica del modelo producti-vo y disputar la hegemonía de las formas capitalistas, su paradigma empresarial y sus valores.13

La Constitución del Ecuador va mucho más allá de eso: es el sistema económico en su conjunto, con sus sec-tores de economía popular, empresarial capitalista y pú-blica, el que tiene que ser socialmente orientado hacia la producción de las bases materiales que hagan posible el Buen Vivir y desarrollar la corresponsabilidad de todos por la libertad de opciones de buena vida de todos. En

13 En tal sentido van las usuales propuestas de lograr encadenamientos entre em-prendimientos y con el poder de compra de los gobiernos locales, de intervenir de manera integral en ámbitos territoriales, de armar redes de intercambio multirrecí-proco con base en monedas locales, de propiciar la soberanía alimentaria, etcétera.

ese sentido, es claro que la economía solidaria no se li-mita a las formas asociativas populares, sino que incluye las formas públicas (aplicación del principio de redistri-bución y reciprocidad normativa, como en el caso del se-guro social o de los bienes públicos gratuitos) y formas de solidaridad asimétrica propias de la filantropía empre-sarial o de otras organizaciones de la sociedad civil.

Ecuador es un país que cuenta con una amplia histo-ria de promoción y financiamiento de emprendimientos de sectores excluidos por parte de organizaciones de la sociedad civil, en especial de ONG’s y grupos solidarios. Lo nuevo que ofrece la Constitución es que el Estado asuma una política activa de desarrollo de la economía popular y solidaria como forma orgánica emancipadora de los trabajadores. La cuestión, al momento de definir políticas, será sortear la tentación burocrática de “poner orden” en un mundo básicamente informal con la idea darwiniana de lograr la integración al mercado por la vía de empujar los emprendimientos hacia el camino de las micro-pequeñas-medianas y finalmente grandes empre-sas de capital.

Es fundamental tener presente que la consolidación, crecimiento, desarrollo y complejización de la econo-

mía popular y solidaria implica no sólo trabajar sobre las cooperativas, asociaciones y comunidades ya existentes, sino propiciar la asociación, la cooperación y las formas no destructivas de competencia entre los actores de la economía popular en sentido amplio, superando realmen-

martha guaderrama

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42despertares del sur

te la brecha entre políticas “sociales” y “económicas”. Pero esto no puede decidirse en una mesa de debate de eli-tes profesionales, sino que requiere la activa participación de los actores populares, en particular de los colectivos que tienen propuestas culturales y societales alternativas.

Lejos de limitarse a la promoción de microemprendi-mientos, microcréditos, etc. aislados, una política de eco-nomía social y solidaria debe definirse y operar constru-yendo tramas en territorios, buscando la coherencia entre sistemas de necesidades y capacidades. Pero, ade-más su alcance es mucho más amplio: debe incidir en los entornos locales (la eficiencia y sostenibilidad de los em-prendimientos puede depender mucho más de su entor-no inmediato que de la gestión interna), en el sistema de precios, particularmente de los salarios, en el sistema fis-cal y tributario, en la política de comercio exterior, en la composición y sentido de la inversión y el consumo, en el logro de la soberanía alimentaria y energética; valores colectivos que no pueden reducirse a la suma de prefe-rencias individuales o locales.

Más allá del atomizado microcrédito, una política fi-nanciera acorde con la Economía Social y Solidaria debe modificar la estructura financiera, de modo que el ahorro popular realimente los ciclos de producción-reproducción colectivas de los territorios. Los sujetos de la Economía

Social y Solidaria deben incluir a todos los movimientos sociales que proponen transformaciones estructurales, para que la economía no sea sólo un modo individual de ganar dinero, sino de resolver solidariamente las necesi-dades y los deseos legítimos de todos los ciudadanos y comunidades. Más que la asistencia técnica puntual, es preciso desarrollar y reorientar el sistema de ciencia y técnica de modo que haga efectiva la voluntad de los constituyentes de poner la ciencia y la tecnología al ser-vicio de las formas de producción que aseguren el buen vivir de la población.

Un desafío principal que enfrenta el gobierno para lograr una Economía Social y Solidaria es que en realidad no hay modelos. No hay un sendero cierto y lineal de desarrollo de la economía popular y solidaria que pueda mapearse y proveer una ruta programada de acción. Esta-mos ante un amplio campo de acción que debe dar lugar a la experimentación, al desarrollo rizomático, al apren-dizaje sobre la marcha, y ello requiere de espacios públi-cos plurales y democráticos. No se trata de promover la gran industria o sólo de sustituir importaciones, sino de acompañar el desarrollo de nuevos actores socioeconó-micos y de cambiar el campo de fuerzas en la economía, por lo que la transformación del estilo de gestión de la política se convierte en un aspecto central.

martha guaderrama

EXPEDIENTE ELECTORAL

4 De jUlio De 2010

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44expediente electoral: 4 de julio de 2010 45 expediente electoral: 4 de julio de 2010

julio moguel

ContRas y aseGUnes De Un esqUema alianCista eleCtoRal

i

los resultados electorales del pasado 4 de julio repre-sentaron un freno relativo al inusitado empuje del pri hacia la reconquista de los poderes centrales del estado en el 2012 (tendencia ésta que se marcó con toda clari-dad desde las elecciones federales de julio de 2009),1 pero no llegaron a ser, como se ha venido afirmando por fuerzas y analistas interesados, un tropiezo serio en su meteórica carrera. no hubo en efecto “carro com-pleto” –como algunos de ellos mismos esperaban–, pero las conquistas tricolores no son en absoluto des-preciables: ganaron 9 de las 12 gubernaturas (algunos analistas dijeron que el pri “sólo” ganó 9 de 12, ha-ciendo así un mal chiste, seguramente involuntario), con conquistas esenciales, entre ellas la recuperación de aguascalientes (exbastión panista) y de Zacatecas (exbastión perredista). el que “se esperaran” sus triun-fos en otras entidades no quita peso ni valor político a sus votos contantes y sonantes de cara a las elecciones de 2012: en Quintana roo, tamaulipas, Veracruz, du-rango, tlaxcala, hidalgo y chihuahua. y sus derrotas en las plazas de oaxaca, puebla y sinaloa tienen que valorarse, dentro de la misma perspectiva, con la llana aceptación de que fueron arrancadas por la oposición pan-prd con mínimas diferencias porcentuales, lo que quiere decir, sin demasiadas florituras, que en dichas entidades “el poder del poder” sólo quedó –¿temporal-mente?– dividido.

1 en las elecciones federales –“intermedias”– de 2009 el pri aumentó su representación de diputados en un 123 por ciento, mientras que el pan la redujo en un 30.6 por ciento y el prd en un 43.7 por ciento. Véase, sobre este punto, el análisis de enrique Velázquez en este mismo número de rojo-amate. “para una óptima valoración de estos resultados –señala Velázquez–, es aconsejable considerar que en 1997 el pri perdió por pri-mera vez la mayoría absoluta en la cámara de diputados, y que en 2006 tuvo el retroceso más dramático de su historia, al grado de que se colocó como tercera fuerza política del país”.

ii

la alianza entre el pan y el prd fue sin duda un factor importante en la derrota del pri en oaxaca, puebla y sinaloa, pero sólo en el caso de la primera entidad pue-de hablarse de un esquema progresista: el modelo aliancista no estuvo en este caso particular lejos del es-quema de compromisos que en otras latitudes del pla-neta ha justificado bloques de unidad tan específicos como amplios contra el colonialismo, las dictaduras o el fascismo. no es posible obviar, por lo demás, el he-cho –decisivo, en nuestra opinión– de que los votos provenientes de la fuerza política de lópez obrador a favor del candidato de la coalición pan-prd-pt y con-vergencia hicieron en este caso la diferencia.2 no fue menor el peso de lo que en alguno de sus incisivos artí-culos periodísticos señaló recientemente gustavo este-va, a saber: que el voto oaxaqueño no fue en lo funda-mental a favor de (gabino cué), sino en contra de (ulises ruiz). el movimiento articulado en torno a la asamblea popular del pueblo de oaxaca (appo) –que con flavio sosa ganó por cierto una diputación emble-mática de primerísimo nivel– cobró por esta vía algunas de las abultadas facturas que ulises ruiz debía (y que sigue y seguirá debiendo, por los siglos de los siglos) a los ciudadanos oaxaqueños y al país. para efectos de comparación con los casos de puebla y sinaloa, no deja de ser significativo el hecho de que la fuerza básica so-bre la que quedó articulada la alianza favorable a la candidatura de gabino cué estuvo estructurada desde la izquierda, con el antecedente, en las elecciones fede-rales de 2009, de un 25 por ciento a favor de las fuer-zas de izquierda3 frente a un 16.3 por ciento de las fuerzas de derecha representadas por el pan.

2 como sabemos, gabino cué y andrés manuel lópez obrador visitaron en campaña los 570 municipios de la entidad, muchos de ellos en más de una ocasión.

3 15.9 por ciento del prd, 4.7 del pt y 4.4 por ciento de convergencia.

Y cuando despertó,la derecha seguía gobernando

Cuento anónimo

un dato relevante en este marco de análisis fue el abatimiento del abstencionismo anterior, con la partici-pación ahora del 56 por ciento de los ciudadanos em-padronados para la elección de gobernador. como han señalado algunos analistas, ello dio como resultado que el “voto duro” del pri y sus maniobras fraudulentas no alcanzaran a hacer la diferencia. y mostró algo que los caciquillos montunos de nuestra muy distorsionada modernidad aún no están dispuestos a aceptar: que la propagación del miedo no opera necesariamente como inhibidora de la participación social, aun en estos tiem-pos yermos en los que la más sofisticada tecnología de los medios (particularmente de la televisión) opera dili-gentemente en los “operativos terror”.

algo totalmente distinto sucedió en los otros dos es-tados del país en los que ganó el esquema aliancista. todos sabemos que en la entidad del góber precioso4 ganó la bien aceitada maquinaria de elba esther gordi-llo, en un relevo de poderes apto y listo para generar y perpetuar una “alternancia” derechista que nada tiene que ver con las exigencias de transformaciones demo-cráticas de méxico.5 en condiciones en que, por lo de-más, la izquierda perredista poco –muy poco– aportó al referido triunfo aliancista. el antecedente electoral es elocuente: en las elecciones de 2004 el prd no alcanzó más que un 5.6 por ciento de la votación para gober-nador, frente a un 36 por ciento del pan y un 49.6 por ciento del pri.

algo parecido puede decirse para el caso sinaloense, donde el candidato de la coalición pan-prd no tardó en declararse, al día siguiente de haber ganado la elec-ción, como un fiel aliado del presidente.6 en las eleccio-nes para gobernador de 2004 el prd alcanzó sólo el 4.2 por ciento de los votos, frente a un 45.6 por ciento del pan y un 46.9 por ciento del pri.

4 la alianza puebla avanza (pri y pVem) tuvo a Javier lópez Zavala como su candidato; la coalición opositora compromiso por puebla (pan, prd y panal) a rafael moreno Valle rosas. el pt jugó electoralmente por su cuenta, con armando etcheverry beltrán. “para analistas políticos –se dijo en la editorial de la Jornada del 5 de julio– la contienda se redujo a una lucha entre el gobernador priísta mario marín, a través de su ex secreta-rio de gobernación, lópez Zavala, y la lideresa del snte, elba esther gor-dillo […].”

5 nos dice el periodista Álvaro delgado: “gordillo tejió la alianza opositora, delineó la estrategia de campaña, designó representantes de las 6 mil 600 casillas y la víspera de las elecciones, el sábado 3, supervisó personal-mente un ejército de más de 600 operadores, la mayoría profesores de morelos, aguascalientes y guerrero, en una reunión subrepticia custodia-da por la policía federal, en izúcar de matamoros.” Proceso núm. 1758, 11 de julio de 2010.

6 declarando al mismo tiempo que “[calderón] sería su principal provee-dor.” Ver Proceso núm. 1758, op. cit.

iii

los avances del esquema aliancista entre el pan y el prd en puebla y sinaloa no pueden entonces ocultar lo que en definitiva parece inocultable, a saber: que la iz-quierda perredista se sube a un triunfo que no le perte-nece en lo esencial, dentro de un esquema en el que por otro lado pierde figura, rumbo e identidad.

pero el drama del perredismo actual (bajo la direc-ción de los llamados chuchos) no se reduce a ser mosca de la yunta en el esquema aliancista de puebla y sina-loa, pues su derrota electoral en Zacatecas parece ser más que sintomática y marcar un hito en el proceso que desde 1997 convirtió al perredismo en una de las tres fuerzas gobernantes del país. conviene detenerse un poco en este punto.

recordemos que fue en ese año en el que cuauhté-moc cárdenas solórzano ganó la Jefatura de gobierno del distrito federal con el 47.1 por ciento de los votos, frente a un 25 por ciento del pri y un 15.2 por ciento del pan. el prd se apuntó entonces como triunfador en 38 de los 40 distritos locales.

la emergencia cardenista de 1988 reapareció en-tonces convertida en movimiento sólido y solvente en 1997, con un triunfo en la capital de la república que, a la manera de un sismo, extendió su fuerza expansiva por todo el territorio nacional. en las elecciones nacio-nales de ese mismo año el prd conquistó 125 diputa-ciones, consolidándose como segunda fuerza política en el congreso. el pan, por su parte, ganó 120 posicio-nes, frente a 241 del pri. el pri conservó entonces su condición de partido dominante, pero sin contar por segunda ocasión con la mayoría calificada requerida para aprobar reformas constitucionales (las dos terceras partes del congreso), y por primera vez en toda su his-toria dejó de tener la mayoría absoluta del voto legisla-tivo (50 por ciento más uno).7 pero lo más significativo en el balance de la izquierda fue que, además de con-tar con no despreciables incrementos de votación en los estados donde ya antes había mostrado fuerza,8 conquistó buenos réditos comiciales en entidades tradi-cionalmente dominadas por el pri o por el pan.9

el referido proceso marcó un parteaguas en la histo-ria política del país. con una sola línea de conclusión: la

7 en el senado de la república el pri también vio mermados sus poderes. si bien mantuvo la mayoría absoluta (77 curules), no ganó la mayoría calificada exigida por ley para aprobar reformas constitucionales.

8 como en michoacán (49.2 por ciento), guerrero (42.6 por ciento), mo-relos (39.9 por ciento) o el estado de méxico (34.2 por ciento).

9 como campeche (35.7 por ciento), tamaulipas (29.8 por ciento), chia-pas (29.9 por ciento), Veracruz (24.9 por ciento) y Quintana roo (23.5 por ciento). Julio moguel, “seis de julio”, Fractal núm. 6, otoño de 1997, méxico.

¿Y por qué con el PaN contra el Pri? ¿pues qué no eran más o menos lo mismo?

otro cuento anónimo

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46expediente electoral: 4 de julio de 2010 47 expediente electoral: 4 de julio de 2010

ola del movimiento cardenista echó abajo –así fuera temporalmente– la pretensión del pri y del pan de crear en méxico un “régimen bipartidista” (sueño con reconocida marca salinista). explicamos un poco más este punto específico.

la vía de transición que entre 1989 y 1994-97 se había venido pactando entre las fuerzas representadas por el pri y el pan se identificaba, por un lado, con el acuerdo explícito de instaurar en méxico el modelo neoliberal, y, por otro, en lo político, con la desarticula-ción del “estado benefactor” y “de compromiso” y la puesta en marcha de un régimen de partidos plena-mente competitivo (reducido en lo fundamental a dos, como marcaba el modelo norteamericano). recorde-mos que el gobierno de salinas de gortari no dudó en favorecer e incluso negociar importantes posiciones po-líticas con el pan. algunas “concertacesiones” y el ma-ridaje parlamentario entre el partido de la derecha y el del gobierno fueron expresiones de este nuevo pacto. también lo fueron, entre otras, la privatización (sellada por la corrupción) de áreas estratégicas de la econo-mía, la apertura económica indiscriminada en el marco del tratado de libre comercio de américa del norte, la reforma antiagrarista al artículo 27 constitucional y la nueva ley agraria de 1992. completaron el esquema de alianza la política de depresión salarial, el acuerdo para debilitar o romper los tradicionales agrupamientos de defensa gremial de los trabajadores y, no menos im-portante, la aprobación de reformas fiscales regresivas.

considerando que la fuerza del perredismo en el ci-clo que inició el triunfo cardenista de 1997 en la capital del país habría sido “coyuntural”, algunos analistas y políticos quisieron ver en las elecciones de 2000 una nueva gran oportunidad para la instauración del referi-do régimen bipartidista (el “voto útil” representó dicho concepto y perspectiva). pero el avance cardenista ini-ciado en 1997 mantuvo su rumbo ascendente para conquistar un bien ganado y sustantivo tercer lugar en el sistema partidario nacional.

ahora bien, según los datos electorales del pasado 4 de julio, la caída de los sufragios perredistas fue tan ge-neralizada como vertical, incluyendo destacadamente en ello su derrota zacatecana, donde pasó de un 46.5 por ciento obtenido en 2004 a un 23 por ciento en 2010. la estrategia aliancista de la actual dirección del prd tiene, en consecuencia, razones de mayor fondo –y mucho más simples– que las que pudieran derivarse de alguna inteligente jugada ajedrecística para impedir el regreso a los pinos del terrible monstruo tricolor.

pero hay también aquí una conclusión específica que no podemos soslayar: la derrota del prd en Zaca-tecas fue labrada muy a pulso durante seis largos años

por el propio gobierno encabezado por la excomunista amalia garcía, quien con un bajo perfil programático de izquierda y una nula proclividad a generar espacios vivos de organización y de poder social y popular (y otros graves problemas que en este breve ensayo no viene al caso comentar) poco dejó como ejemplo a se-guir para otras entidades del país y para las futuras ge-neraciones.

iV

el triunfo de bipartidismo que se perfila hacia el 2012 si se mantiene el modelo aliancista no consistirá en borrar del mapa para siempre figuras partidarias como la del prd, sino en asimilarlas a un esquema de alianzas y de compromisos que, ahora encaminados desde el polo del pan (la derecha recalcitrante y verdadera, si mal no recuerdo), mantenga aquellas condiciones que, en tér-minos de simples y pragmáticas sumas y restas, ofrezca a algunos de los capos de su sistema cupular específicas carteras de gobierno en ayuntamientos, gobiernos es-tatales, en el congreso y en el gobierno federal. ya lo dijo ufana hortensia aragón castillo, flamante secreta-ria general del prd, cuando respondió públicamente a las preocupaciones remanentes en torno a los posibles agandalles del pan en los repartos del botín dentro de las plazas ganadas por el sistema aliancista de oaxaca, puebla y sinaloa: “no hay que preocuparse en definiti-va, pues para todos hay”.

pero aquí cabe la pregunta: ¿cómo podrán gober-nar de manera conjunta y en una perspectiva progresis-ta fuerzas que tienen lineamientos programáticos tan distintos, y en algunos casos polares? no hay misterio alguno en la materia, pues ya los dirigentes perredistas aclararon lo que algunos pensamos que era imposible aclarar. en la entrevista que recientemente hizo rosalía Vergara a Jesús ortega, aparecida en Proceso del 11 de julio del año en curso, éste consideró que “la diversidad ideológica no será obstáculo para que gobiernen sus entidades. todos se comprometieron a cumplir con un programa de cinco puntos depositado en el ife: seguri-dad, desarrollo económico, respeto a los derechos polí-ticos, avance democrático y combate a la pobreza.”10 increíble pero cierto: en un dechado de generalidades, las profundas diferencias programáticas entre izquier-das y derechas en méxico se trivializan y se convierten en inocuos conceptos-chatarra para el mercado políti-co-electoral. cantinflismo simple, en su expresión más nítida, pero sin la gracia del personaje de marras del

10 rosalía Vergara, “todo, todo, por sobrevivir…”, Proceso núm. 1758, op. cit.

cine nacional. por ello es posible que impere, como máximo valor del credo democrático del aliancismo, la tesis de la alternancia, a la que se le ha venido conside-rando como el non plus ultra del sistema político al que “debemos de llegar”.

V

el asunto no sería tan grave y quedaría ubicado acaso dentro del debate de las “pertinencias tácticas” del jue-go político –de coyuntura o de periodo– en cuestión, si no fuera porque la línea trazada por la dirigencia perre-dista busca, en nuestra opinión, consolidar dicho es-quema en una perspectiva estratégica. digámoslo rápi-do: desde este momento (a partir del 4 de julio) hasta el mes de julio de 2012 todo justifica o justificará un es-quema de alianzas que logre evitar el regreso del pri a palacio de gobierno, así sea incluso por medio de un candidato “único” (en alianza con el pan, se entiende) en la búsqueda de la presidencia. Veamos.

en 2011 habrá elecciones para gobernador –y otros cargos de elección popular– en guerrero (enero), baja california sur (febrero), estado de méxico (julio), naya-rit (julio), coahuila (septiembre) y michoacán (noviem-bre). y ya se ha adelantado el anuncio de que en estos estados se perfilará el “exitoso” –ya probado– esquema aliancista entre el prd y el pan.

dejemos de lado aquí lo que ya hemos venido plan-teando en el sentido de que “éxitos” electorales de esta naturaleza no hacen más que hacer perder a la izquier-da figura, rumbo e identidad. concentrémonos en la perspectiva de lo que esta línea de participaciones y acuerdos justifica y en mucho en realidad obliga: por más que se sostenga que este curso de negociación no es transferible al caso de la candidatura a la presidencia en el 2012, pues, según se dice, allí tendremos un can-didato “único de la izquierda” (y “sólo” de la izquier-da), nada impide pensar (¿alguien lo duda?) que en las negociaciones de las referidas cúpulas partidarias se en-cuentre claramente planteado el acuerdo de dar paso, ya inmersos en el espacio-tiempo de las campañas elec-torales, al candidato –del pri o del pan– que se en-cuentre “mejor posicionado en las encuestas”.11

triste final en tal caso para una izquierda partidaria de la que algún Warman del futuro nos dirá: ésta no vino a contradecir.

11 el modelo hacia las elecciones de 2012 ya se aplicó, aunque sin éxito, en tlaxcala. en dichas elecciones se enfrentaron el priísta mariano gonzález Zarur y la panista adriana dávila fernández. la candidata pe-rredista minerva hernández ramos declinó el 26 de junio a favor de la candidata del blanquiazul, bajo el acuerdo de impulsar un “cogobierno” (sic) si el pan llegara a ganar.

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48expediente electoral: 4 de julio de 2010 49 expediente electoral: 4 de julio de 2010

Carlos san juan Victoria

¿qUé UniDaD?

ahora resulta que tres es más que nueve. al día si-guiente de que el pri se alzara con nueve gubernatu-ras, la prensa afín al gobierno federal, algunos opina-dores selectos y líderes de los partidos coaligados iniciaron la construcción simbólica de las razones se-gún las cuales tres es mayor que nueve, porque, dije-ron, tres victorias aliancistas valen mas que nueve del partido tricolor. freno al pri, oportunidad ciudadana, desmonte de cacicazgos, unidos venceremos. las tres victorias aliancistas en territorio priísta ocultaron las tres pérdidas en sus respectivas zonas, y los seis refren-dos priístas. además nublaron el hecho de que sus tres candidatos ganadores eran recientes ex priístas, que el pri controla la mayoría de los municipios en los 12 es-tados en disputa, y que mostró una red de operación electoral territorial como no tiene ninguno de los parti-dos opositores. desgraciadamente la sencilla aritméti-ca, como la fuerza de gravedad, no respeta simulacio-nes. la verdad del 4 de julio es que el pri es la primera fuerza política nacional, y el pan, urgido de respira-ción artificial, resucitó como partido competitivo. la gran noticia es que el invento salinista y oligárqui-co del bipartidismo se rehace. ¿Qué hacen ahí las iz-quierdas?

las izquierdas se disuelven en dos caldos políticos ajenos. en un caso, como fuerza política, que se supe-dita a la urgencia del gobierno federal y del pan para evitar que sus graves errores lo eliminen de la compe-tencia por la grande en el 2012. como lo demostró en

sus alianzas, tuvo escasa influencia, salvo en oaxaca, para incidir en el perfil político de los candidatos y así garantizar cierta sensibilidad y compromiso con la ciudadanía y las causas populares. en otro caso, como fuerza con ideas y ruta propias, se disuelve en el dis-curso pragmático y de centro derecha de manuel ca-macho. un político dedicado a cabalgar sobre los aires cambiantes que le arrojen ganancias inmediatas, y con mala fortuna. ¿Qué fue del partido centro-democráti-co; qué de sus cuadros que ahora reviven a la sombra del gobierno del distrito federal y del prd?

después del 4 de julio, ¿de qué unidad hablamos? es obvio que todas las fuerzas plurales que coinciden en el ámbito de las izquierdas requieren de la unidad. pero ¿de qué unidad hablamos?

las fuerzas de izquierda y en particular el prd han alcanzado dos momentos de máxima identidad y efi-ciencia electoral: en 1988 y en 2006. en ambos casos se hizo reconociendo liderazgos excepcionales con muy amplia convocatoria que articularon ciudadanías y fuerzas diversas, con un proyecto propio de demo-cracia y de nación que puso en primer lugar a los ex-cluidos. en ambos casos las izquierdas intentaron re-vertir la derechización oligárquica en la conducción del país, y propusieron otro “centro de gravedad” para re-hacer una nación maltrecha: reconocer y aliviar la des-igualdad y la necesaria inclusión de las mayorías. las “derechas” y las izquierdas” se definen en ese punto: en la inclusión o exclusión de las mayorías en la políti-

ca, la economía y la cultura nacional. ¿Qué se ofrece desde el tres más grande que el nueve? las pequeñas ganancias de una política cada vez mas vuelta merca-do, cuyo emblema es doña esther gordillo; y una fría lógica empresarial del “ganar ganar” ya sea como alia-da del pan o del pri. así, en efecto, ganan los dirigen-tes–empresarios y los partidos–empresas, pero pierden las causas ciudadanas, populares y nacionales.

con el tres más grande que el nueve la política del centro democrático se propone ahora tomar el prd de cara al relevo de la dirección nacional en pocos meses más. Va a imponer una agenda donde el problema principal sea “evitar la llegada del pri a palacio nacio-nal”, como si el pan y su gobierno no fueran los res-ponsables en lo que va de dos sexenios de la desarticu-lación nacional. esa consigna atrapa algo de la indignación ciudadana, pero oculta que desde el 2000 hizo que muchas izquierdas quedaran como vagón atado al voto útil o al voto nulo, y a la supeditación ideológica y política de la derecha panista. y en esa in-tención del centro-derecha es esencial quebrar la prin-cipal oposición a sus planes, el eje de fuerza de los ciu-dadanos, agrupaciones populares, organizaciones y cuadros simpatizantes de la otra ruta: de andrés ma-nuel lópez obrador, cuya influencia apabullante se re-fleja claramente en prácticamente todos los agrupa-mientos de izquierda.

preservar el registro y las prerrogativas o ganar la opción nacional, democrática y popular. no se pueden

repetir los graves errores estratégicos que han dado cauce a dos sexenios panistas, la migración hacia la derecha de muchos intelectuales y las expoliaciones de los votos útiles. las izquierdas requieren de apostarle todo a la ciudadanía y a las causas y agravios de la gente. sin una política ciudadana y popular que con-voque, amarre y haga prosperar el impulso ciudadano en barrios, municipios y ciudades, no se podrá vencer al primer poder territorial del país, el pri. sin los lide-razgos que simbolizan la sed de justicia de muchos mexicanos se estará a merced de la política fabricada con mucho dinero en los medios. sin esa identidad clara y convocante no se podrá evitar que las izquier-das se disuelvan en las pequeñas ganancias del “mer-cado” político.

méxico es un caso raro donde grandes personalida-des han aparecido ligadas a proyectos de cambio pro-gramático o abriendo ruta hacia ello. es el caso de cuauhtémoc cárdenas en su lucha por la democracia con contenidos sociales y nacionales, del zapatismo y sus iniciativas de reforma del estado, y de andrés ma-nuel lópez obrador con su proyecto de nación. pero además estas figuras y eventos han logrado revertir la lógica oligárquica de exclusión ciudadana y popular de la política, dentro de perspectivas más amplias de transformación social de grandes vuelos. ese es el pa-trimonio–identidad que permite unificar a las izquier-das en una perspectiva de cambio progresivo. ese es el debate.

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50expediente electoral: 4 de julio de 2010 51 expediente electoral: 4 de julio de 2010

aGUasCalientesEl Pri y sus aliados recuperan la gubernatura, conservan y fortalecen su mayoría en el congreso local y ganan todos los municipios.

el 4 de julio de 2010, con una participación ciudadana del 54 por ciento, el pri y sus aliados (pVem-panal) arre-bataron la gubernatura al pan al obtener el 48 por ciento de los votos frente al 43 por ciento alcanzado por el parti-do blanquiazul. el prd obtuvo 4 por ciento y el pt 3 por

enrique Velázquez zárate

Una aPRoximaCión a ResUltaDos siGniFiCatiVos Del 4 De jUlioPResentaCión

el documento que aquí presentamos constituye una síntesis de un trabajo mucho más amplio elaborado por enrique Velázquez (coordinador), david aburto, lizbeth cruz y yonatan miguel hernández. hubiéra-mos deseado publicar el texto completo, pero la dic-tadura del espacio nos obligó a hacer una apretada selección. nos decidimos por estados que ofrecen in-formación de posibles “tendencias” que, al reafirmar ostensiblemente en alguno de los casos, o al variar en otros las circunstancias políticas locales a partir de los resultados electorales, ofrecen elementos del mayor relieve para el análisis de coyuntura y las proyeccio-nes que pudieran hacerse hacia el 2012. los estados seleccionados fueron: aguascalientes y tlaxcala, enti-

Cuadro 1

GOBERNADOR 2004 GOBERNADOR 2010“Alianza Contigo”

(PRI-PVEM-PT)PAN

“Viva Aguascalientes” (PRD-Convergencia)

PRI-PVEM-PANAL PAN PRD PT

122 108 190 644 22 916 191 698 172 136 17 412 10 635

36% 55% 7% 48% 43% 4% 3%

Cuadro 2

AYUNTAMIENTOS 2004 AYUNTAMIENTOS 2007 AYUNTAMIENTOS 2010

PAN“Alianza contigo”

(PRI-PVEM-PT)PRI

“Alianza en acción”(PAN-PANAL)

PVEM PAN PRI PVEM

10 1 5 4 2 0 11 0

ciento de los votos. el pri y sus aliados incrementaron su votación en 12 por ciento respecto de 2004. (cuadro 1).

el pri arrasó al ganar los 11 ayuntamientos en dis-puta, lo que significa que recuperó 6 con relación a 2007 y 10 con respecto a 2004; mientras que el pan-panal redujo su cuota en 4 y 10 ayuntamientos, res-pectivamente. a su vez, el pVem perdió los 2 ayunta-mientos que había ganado en 2007 (cuadro 2).

dades gobernadas hasta 2010 por el pan, ganados ahora por el pri; Zacatecas, estado gobernado hasta el 2010 por el prd, ganado ahora por el pri; duran-go, hidalgo y Veracruz, entidades donde el pri vuelve a ganar las gubernaturas, pero con márgenes reduci-dos; oaxaca, puebla y sinaloa, estados donde el pri perdió las elecciones, frente a la alianza del pan con determinados partidos de izquierda.

por economía de espacio hemos hecho a un lado la información sobre la distribución de triunfos elec-torales en lo que a diputaciones de mayoría se refie-re, y en algunos casos omitimos los cuadros de con-centración referentes a los triunfos en los ayuntamientos.

la Redacción

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52expediente electoral: 4 de julio de 2010 53 expediente electoral: 4 de julio de 2010

tlaxCalaEl Pri arrebató la gubernatura al PaN, y acrecentó sustan-tivamente su representación en lo escaños de mayoría re-lativa y en los municipios.

en la elección para gobernador de 2010, la coalición “unidos por tlaxcala” (pri-pVem) obtuvo el triunfo con el 47 por ciento de la votación, seguida de la alianza “progreso para tlaxcala” (pan-panal) que alcanzó el 39 por ciento, del partido socialista (ps) con el 7 por ciento, y de la coalición “transparencia y honestidad por tlaxcala” (prd-pt-convergencia) con el 5 por cien-to (en el entendido de que su candidata declinó a favor de la postulada por el pan). el pri y aliados tuvieron un incremento de 13 por ciento de los sufragios con rela-

ción a los comicios de 2004, a pesar de que también el pan y sus aliados aumentaron en 4 por ciento sus votos, mientras que el prd y sus aliados retrocedieron en 23 por ciento (cuadro 3), parte de los cuales se llevó el ps.

respecto de los ayuntamientos el pri obtuvo la ma-yoría, ganando en 28; seguido del prd con 11, el pan con 9, el pt con 3, el partido alianza ciudadana (pac) con 4, el partido socialista (ps) con 4 y el pVem con uno. ello significa que, con relación a los comicios de 2007 y 2004, el pri observó un crecimiento vertigino-so. el prd resultó ser la opción más afectada, pues tuvo 15 ayuntamientos en 2007 y 20 en 2004, mientras que el pan tuvo 20 ayuntamientos y 8, respectivamente.

CUADRO 3

GOBERNADOR 2004 GOBERNADOR 2010

VOtOs % VOtOs %

“Alianza Ciudadana por tlaxcala” (PAN-PJs-PCDt)

146 864 35“Progreso para tlaxcala”

(PAN-Nueva Alianza)193 689 39

“todos por tlaxcala” (PRI-PVEM)

142 964 34“Unidos por tlaxcala”

(PRI-PVEM)231 631 47

“Alianza Democrática” (PRD-Convergencia)

119 479 28“transparencia y Honestidad

por tlaxcala”(PRD-Pt-PC)

24 436 5

Partido socialista 32 371 7

zaCateCas El Pri recuperó la gubernatura con un amplio margen de diferencia; de igual forma tuvo un incremento considera-ble de diputaciones y municipios.

con un abstencionismo del 42 por ciento, la guberna-tura fue ganada por la alianza “primero Zacatecas” (pri-pVem-panal) con el 43 por ciento de los votos, seguida por la alianza “Zacatecas nos une” (prd-convergencia) con 23 por ciento. el pan obtuvo un 17 por ciento de los sufragios, y el pt un 14 por ciento. el gran perdedor de la contienda fue el prd, partido que tenía en sus manos la gubernatura y que la había ganado seis años antes con el 46 por ciento de los sufragios. (cuadro 4).

CUADRO 4

GOBERNADOR 2004 GOBERNADOR 2010

VOTOS % VOTOS %

PAN 72 837 15“Primero Zacatecas”

(PRI-PVEM-NA)43

“Alianza por Zacatecas” (PRI, PVEM PT)

167 024 33“Zacatecas nos Une”(PRD-Convergencia)

23

PRD 231 979 46 PAN 17

Convergencia 13 767 3 PT 14

CUADRO 5

AYUNTAMIENTOS 2004 AYUNTAMIENTOS 2007 AYUNTAMIENTOS 2010

PAN 5 PAN 9“Primero Zacatecas”

(PRI-PVEM-NA)27

PRI 16 PRI 26 PAN 16

PRD 29 PT 5 PT 4

“Alianza por Zacatecas” (PRI-PVEM- PT)

3“Alianza por Zacatecas”

(PRD-Convergencia)18

“Zacatecas nos une” (PRD-Convergencia)

10

PT 2 Convergencia 0

en la elección municipal la alianza “primero Zacate-cas” ganó 27 ayuntamientos; el pan 16; la alianza “Zacatecas nos une” 10 y el pt 4. diferencia favorable para el pri respecto de 2007, cuando conquistó 26, y de 2004 cuando en alianza (pVem-pt) ganó sólo 19 municipios. el pan también tuvo saldo positivo con re-lación a 2007, cuando gobernaba 9 ayuntamientos, y de 2004 cuando gobernaba 5 (cuadro 5). por su parte, el prd observa un franco retroceso puesto que en 2007, aliado con convergencia, tenía 18 ayuntamien-tos y en 2004 tenía 29.

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54expediente electoral: 4 de julio de 2010 55 expediente electoral: 4 de julio de 2010

DURanGoEl Pri retiene la gubernatura con una mínima diferencia porcentual, y reduce su número de escaños de mayoría re-lativa y los ayuntamientos que gobierna.

de acuerdo con el programa de resultados electora-les preliminares de 2010, actualizado al 6 de julio, el pri refrendó apretadamente la gubernatura con el 47 por ciento de los votos (considerando que en 2004 fue de 53 por ciento), seguido por la coalición “durango nos une”1 (pan-prd-convergencia) con el 45 por

1 los partidos pan-prd-convergencia adoptaron el nombre de coalición “durango nos une”, mismo que utilizó el pri en sus alianzas en 2004.

CUADRO 7

GOBERNADOR 2005 GOBERNADOR 2010

VOTOS % VOTOS %

PAN 81 193 12“Hidalgo nos Une”

(PAN-PRD-Convergencia)396 561 45

“Alianza por Hidalgo” (PRI, PVEM) 369 719 52“Unidos Contigo” (PRI-PANAL PVEM)

441 571 50

PRD 206 540 30

PT 18 182 3

CUADRO 8

GOBERNADOR 2004 GOBERNADOR 2010

VOTOS % VOTOS %

PAN 936 470 33.7 PAN

PAN-PANAL 1 030 884 41

Fidelidad por Veracruz(PRI, PVEM, PRV)

971 725 35.0 PRI-PVEM-PRV 1 104 763 43

Unidos por Veracruz (PRD, PT, Convergencia)

784 132 28.0 PRD-PT-Convergencia 336 427 13

Nulos 95 992 3.5 Nulos 67 557 3

No registrados 2 287 0.1 No registrados 1 272 0

Total 2 790 606 100 Total 2 540 903 100

CUADRO 9

MUNICIPIOS 2004 MUNICIPIOS 2007 MUNICIPIOS 2010

PAN 88 PAN 31 PAN 36

PAN-PANAL 56

Fidelidad por Veracruz (PRI, PVEM)

71Coalición Alianza Fidelidad por

Veracruz (PRI-PVEM-PANAL)144 PRI-PVEM-PRV 84

Coalición Alianza Fidelidad por Veracruz (PRI-PVEM)

11

Unidos por Veracruz (PRD, PT, Convergencia)

43Coalición Por el Bien de Todos

(PRD-PT-Convergencia)1

PRD-PT-Convergencia

33

Partido Revolucionario Veracruzano

10 Partido Revolucionario Veracruzano 4

PANAL 0 PANAL 2

PRD 14

Coalición Por el Bien de Todos (PT-Convergencia)

0 PT 2

Convergencia 4

PASD 1

Movimiento Ciudadano 0

HiDalGoEl Pri retiene la gubernatura con poco margen y –con sus aliados– cede espacios en el congreso local. las elecciones municipales serán en 2011.

con una participación del 48 por ciento de los electores, la coalición “unidos contigo” (pri-panal-pVem) ganó la elección a gobernador con el 50 por

VeRaCRUzEl Pri gana la gubernatura con poco margen, duplica a sus rivales en el número de las diputaciones locales y ob-tiene la mayoría de los ayuntamientos.

con una participación del 48 por ciento de los elec-tores, el pri y sus aliados (pVem-prV) ganaron la elec-ción para gobernador de 2010 con el 43 por ciento de los votos, mientras que la coalición pan-panal obtuvo el 41 por ciento y la alianza prd-pt-convergencia al-canzó apenas el 13 por ciento (cuadro 8).

CUADRO 6

GOBERNADOR 2004 GOBERNADOR 2010

VOTOS % VOTOS %

PAN 155 666 31“Durango nos Une”

(PAN-PRD-Convergencia)279 595 45

PRI 260 546 53 PRI 295 027 47

TD (PRD,-PT- Convergencia) 49 430 10

PVEM 2 386 1

PARTIDO DURANGUENSE 14 350 3

ciento. el comparativo es significativo: en 2004 el pan obtuvo el 31 por ciento de los votos, la alianza prd-pt-convergencia el 10 por ciento, el pVem el 1 por ciento y el pd el 3 por ciento (cuadro 6).

en las elecciones para ayuntamientos la coalición “durango nos une” (pan-prd-convergencia) obtuvo el triunfo en 18 municipios y el pri ganó en 21, lo que significa que el pri perdió uno con relación a 2004 y, con sus aliados, 6 respecto de 2007.

ciento de los votos (54 por ciento en 2004), quedando en segundo lugar la coalición “hidalgo nos une” (pan-prd-convergencia) con el 45 por ciento, en el entendido de que, en 2004, el prd obtuvo el 30 por ciento, el pan el 12 por ciento y el pt el 3 por ciento (cuadro 7).

a su vez, el pri y sus aliados conquistaron 84 ayun-tamientos, el pan 36, la dupla pan-panal 56, la alianza prd-pt-convergencia 33 y el panal 2, lo que significa un marcado retroceso para el pri y sus aliados respecto de 2007, cuando juntos ganaron 155 munici-pios. por el contrario, la alianza prd-pt-convergencia salió ganando pues en ese entonces ganó 23 (cuadro 9).

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56expediente electoral: 4 de julio de 2010 57 expediente electoral: 4 de julio de 2010

oaxaCaEl Pri pierde la gubernatura y reduce significativamente su representación en el Congreso y en los municipios.

en la elección para gobernador de 2010 el triunfo lo obtuvo la alianza “unidos por la paz y el progreso” (pan-prd-pt-convergencia), con el 50 por ciento de los votos. en segundo lugar quedó la coalición “por la transformación de oaxaca” (pri-pVem) con el 42 por ciento, seguido por el partido unidad popular con 3 por ciento y el panal 2 con 0.03 por ciento (cuadro 10).

2 5 días antes de la elección la candidata de nueva alianza declinó a favor del candidato de la alianza “unidos por la paz y el progreso”.

CUADRO 12

GOBERNADOR 2004 GOBERNADOR 2010

VOTOS % VOTOS %

PAN 642 519 36“Compromiso por Puebla” (PAN- PRD-Convergencia)

1 025 220 52

PRI 886 535 50“Avanza, Puebla Avanza”

(PRI- PVEM)816 235 42

PRD 100 157 6

PT 27 199 2 PT 116 643 6

PVEM 31 169 2

Convergencia 40 487 2.30%

en la elección de los 152 ayuntamientos (que no es-tán sometidos al encuadre comicial de “usos y costum-bres”), los partidos que conformaron la alianza “unidos por la paz y el progreso” ganaron 74 municipios, los de la alianza “por la transformación de oaxaca” 74 y el partido unidad popular 3. eso significa que, con rela-ción a 2007 (cuando ganaron 90), el pri y sus aliados experimentaron un serio revés, aunque menor con rela-ción a 2004, cuando ganaron 77 municipios. a su vez, el prd ganó 43 en 2007 y 46 en 2004, el pan 6 y 20, respectivamente, y el pVem 2 y 5, respectivamente (cuadro 11).

PUeBlaEl Pri pierde la gubernatura y reduce severamente su re-presentación en el Congreso local y en los municipios.

en la elección de 2010 para gobernador la alianza “compromiso por puebla” (pan- prd-convergencia) ganó con el 52 por ciento de los sufragios, mientras que la alianza “avanza, puebla avanza” (pri- pVem) al-canzó el 42 por ciento y el pt el 6 por ciento. eso quie-re decir que el pri y sus aliados perdieron 8 por ciento con respecto a los comicios de 2004, mientras que la

alianza triunfadora elevó su indicador en un 10 por ciento. (cuadro 12).

para el caso de los municipios, la alianza “compro-miso por puebla”, obtiene 105, contra 112 de la alianza “avanza, puebla avanza”. la alianza pri-pVem tuvo 146 en 2007 y, en 2004, el pri ganó 135 y el pVem 2. el pan obtuvo 51 y 58 en 2007 y 2004. el prd-convergencia tuvo 12 en 2007 y, en 2004, el prd 16 y convergencia 3. el pt ganó 4 en 2007 y 3 en 2004 (cuadro 13).

CUADRO 10

GOBERNADOR 2004 GOBERNADOR 2010

“Nueva Fuerza Oaxaqueña”

(PRI-PT-PVEM)

“Todos somos Oaxaca”

(PAN-PRD-Convergencia)

PUP

“Unidos por el progreso”

PAN-PRD-PT-Convergencia

“Por la Transformación

de Oaxaca”PRI-PVEM

PUP PANAL

VOTOS 474 758 448 264 41 237 733 783 613 651 48 972 20 178

% 47 45 4 50 42 3 0

Cuadro 11

AYUNTAMIENTOS 2004 AYUNTAMIENTOS 2007 AYUNTAMIENTOS 2010

PAN PRI PRD PVEM PC PAN PRI PRD PVEM PC PTPAN-PRD-

PT-PCPRI-PVEM PUP

20 72 46 5 3 6 90 43 2 2 3 0 11 0

PC: Convergencia

CUADRO 13

AYUNTAMIENTOS 2004 AYUNTAMIENTOS 2007 AYUNTAMIENTOS 2010

PAN 58 PAN 51“Compromiso por Puebla”(PAN- PRD- Convergencia)

105

PRI 135 PRI-PVEM 146“Avanza, Puebla Avanza”

(PRI- PVEM)112

PRD-Convergencia 12

PRD 16

PT 3 PT 4 PT 0

PVEM 2

Convergencia 3

PANAL 3

PSD 0

2 PEC 1

Page 30: Rojo-amate 1

58expediente electoral: 4 de julio de 2010 59 rojo-amate

PRÓXIMAMENTE EN LIBRERÍAS

sinaloaEl Pri pierde la gubernatura y reduce su representación en el Congreso y en los municipios.

en la elección para gobernador de 2010 la “alianza para el cambio” (pan-prd-convergencia) ganó con el 52 por ciento de los votos, arrebatando la plaza a la “alianza para ayudar a la gente” (pri-pVem-panal), que obtuvo el 46 por ciento. los partidos de la “alianza para el cambio” obtuvieron 2 por ciento más de sufra-

CUADRO 14

GOBERNADOR 2004 GOBERNADOR 2010

VOTOS % VOTOS %

PAN 416 205 46“Alianza para el Cambio”(PAN-PRD-Convergencia)

576 431 52

PRI 427 585 47“Alianza para Ayudar a la Gente”

(PRI-PVEM-PANAL)515 483 46

PRD 38 174 4

PT 6 441 1

PVEM 2 427 0

Convergencia 2 696 0

Partido Barzonista Sinaloense 3 686 0

gios que en 2004, cuando el pan ganó con el 46 por ciento y el prd registró el 4 por ciento (cuadro 14).

los municipios correspondieron a 9 ganados para cada una de las alianzas, lo que significa un retroceso para el tricolor y sus aliados respecto de 2007 y 2004, cuando obtuvieron 16 ayuntamientos. a su vez, el pan gobernó 2 en 2004, repitiendo la cifra en 2007 (cuadro15).

CUADRO 15

AYUNTAMIENTOS 2004 AYUNTAMIENTOS 2007 AYUNTAMIENTOS 2010

PAN 2 PAN 2 “Alianza para el Cambio” 9

“Sinaloa Avanza” (PRI, PANAL)

16“Sinaloa Avanza”

(PRI, PANAL)16

“Alianza para Ayudar a la Gente”

9

PRD 0 PRD 0

PT 0 PT 0

PVEM 0 PVEM 0

Convergencia 0 Convergencia 0

PASD 0 PASD 0

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60en el horno del centenario 61 en el horno del centenario

CaDa PResente eVoCa sus pasados y los altermundismos andino-amazónicos de Bolivia y Ecuador llaman a repen-sar la experiencia libertaria yucateca impulsada entre 1915 y 1924 por el adelantado del neoindianismo revolu-cionario que fue Felipe Carrillo Puerto.

CaPitalismo BáRBaRoEn el sureste mexicano del siglo XIX la división interna-cional del trabajo da lugar al surgimiento y expansión de plantaciones tropicales y monterías orientadas al merca-do externo y sostenidas por inversiones extranjeras. Pero el trabajo forzado, la esclavitud por deudas, las cárceles privadas, los castigos corporales, son el lado podrido del “milagro” porfirista, la letra pequeña de los contratos con el Progreso, el retrato de Dorian Gray de la Civilización. Porque la barbarie es obra de la modernidad: la gran de-manda de hilos para engavillar trigo, resultante de la ma-siva incorporación de trilladoras a la agricultura estado-unidense explica la explosión henequenera de Yucatán, el soez enriquecimiento de la burguesía agroexportadora peninsular y la progresiva esclavitud del pueblo maya.

Mansiones señoriales en el Paseo Montejo, vertigino-sas haciendas, eficaces desfibradoras, un puerto pujante y una extensa telaraña de vías de ferrocarril son la cara visible de una oligarquía que combinaba el dominio de clase con la opresión étnica de raíz colonial, una “casta divina” integrada por no más de 300 familias dueñas de tierras y hombres, es decir de la economía peninsular, que controlaban el gobierno local y tenían el respaldo del federal, que gozaban de amplios privilegios sociales sustentados en la presunta superioridad racial de los crio-llos sobre los mayas.

Salvo por motines y rebeldías aisladas en el México de las plantaciones y las monterías, la revolución que cunde en el norte y el centro del país no tiene en los primeros años mayor eco social. Pasividad que empieza a cambiar a fines de 1914 y en 1915, cuando las fuerzas beligerantes incursionan enérgicamente en el vasto territorio. Cono-cedores de la barbarie tropical por los escándalos que en las postrimerías del porfiriato habían causado las noticias sobre el trabajo forzado, los personeros político-militares del carrancismo tienen al principio una visión norteña del drama social del sureste y, ofendidos por un vasallaje in-frecuente en sus estados de origen, tratan de remediarlo con “Leyes de mozos”, decretos que sobre el papel supri-men deudas, tiendas de raya y enganches forzosos.

En febrero de 1915, Abel Ortiz Argumedo se alza con-tra la “usurpación” por parte del centro federal y declara a Yucatán país “soberano”. En marzo, el general sono-rense Salvador Alvarado, que arriba a la península con 7 mil hombres, derrota a los separatistas en un par de esca-ramuzas. El recién llegado percibe de inmediato la exis-tencia de fisuras en la oligarquía, agudizadas porque el alza del henequén a resultas de la Primera Guerra Mun-dial sólo beneficia a la trasnacional International Harvester y sus socios yucatecos. Así, aliándose con los henequene-ros marginados, Alvarado logra modificar los términos de intercambio con los compradores. Aumento de pre-cios que le permite también negociar condiciones de vida menos desfavorables para los trabajadores. De esta manera, gracias a la bonanza del sisal, en Yucatán se transita de la vacua pretensión carrancista de emancipar mozos por decreto a una efectiva aunque transitoria me-jora de las condiciones laborales. Lo que en modo algu-no suponía un vuelco social.

armando Bartra

FeliPe CaRRillo PUeRto: el aDelantaDo Del neoinDianismo (lu´um etel almehenil*)

* Tierra y Libertad.

zaPatismo PeninsUlaRImposibilitado de reelegirse, Alvarado le hereda el go-bierno a un hombre fiel: Carlos Castro Morales. Entre tanto, crece y se radicaliza la movilización político-social encabezada por el Partido Socialista del Sureste (PSS, fundado por Alvarado en 1916), al punto de que el mo-derado gobierno de Carranza interviene para enfriar la situación. Fuerzas federales toman locales y apresan líde-res, pero cuando la derecha cantaba victoria, don Venus-tiano es derrocado por los obregonistas y la izquierda retorna a la península en ancas del Plan de Agua Prieta.

Esta nueva etapa de la revolución en Yucatán tiene un ingrediente adicional llegado a la península a la vera del carrancismo: el radicalismo campesino del que es portador Felipe Carrillo Puerto, un motuleño que había militado casi tres años en las filas del zapatismo more-lense. Nacido en 1874, segundo de 14 hijos de un peque-ño abarrotero mestizo de Motul, Carrillo absorbe la cul-tura maya de su convivencia con campesinos y en particular de los relatos de la anciana Xbatab. Al socialis-mo se asoma a través del español Serafín García, párroco de la iglesia de Motul; después lee a Proudhon, Kropot-kin, Reclus y un capítulo de El capital de Carlos Marx. En 1907 funda el periódico El Heraldo de Motul, en apoyo a la candidatura de Delio Moreno Cantón, causa por la

que va a prisión. En enfrentamiento por motivos políti-cos en 1911 mata a Néstor Arjonilla y es encarcelado de nuevo por un año. En la cárcel traduce al maya la Cons-titución de 1857, versión de la que luego leerá artículos en reuniones con campesinos. Indianidad, campesinis-mo, mesianismo cristiano, socialismo, anarquismo y una pizca de liberalismo decimonónico: una mezcla que, al combinarse con el radicalismo agrario del Ejército Libe-rador del Sur, deviene explosiva.

Al salir de la cárcel, en 1913, Carrillo va a Morelos, donde primero se cartea y luego se entrevista personal-mente con Emiliano Zapata (1914, en Milpa Alta). En las filas zapatistas el yucateco llega a ser coronel de caballería y más tarde colabora con las Comisiones Agrarias encar-gadas de realizar los trabajos de agrimensura necesarios para la restitución de tierras a los pueblos. Allí permane-ce hasta que el carrancismo llega a Yucatán.

“Me avisan que el general Alvarado está repartiendo tierras entre los indios mayas. Yo estoy muy contento ayudando a los campesinos de Morelos, pero aquí tienen a Zapata, así es que yo no hago falta, me voy a Yucatán”, le comenta Carrillo al joven agrónomo Marte R. Gómez en 1915. Sin embargo, en la perspectiva zapatista del motuleño, la acción constitucionalista en Yucatán resul-taba tibia, limitada, y en carta de tono irónico enviada en 1915 a su hermano Acrelio formula lo que, años después, será su programa de gobierno: “Supongo que ya habrán dejado de tratar a los indios como a tales, que ya les ha-brán devuelto las tierras como se ha hecho en los estados de Morelos, Guerrero y México, que son los [...] que do-mina el ‘bandido’ de Zapata [...]; supongo [...] que las plantas desfibradoras de las haciendas han quedado en beneficio de los ayuntamientos [...]. Supongo también que ya no robarán despiadadamente los comerciantes [...], que ya se habrán establecido las escuelas racionalis-tas para enseñar a los niños que no se dejen explotar ni exploten [...], que ya no habrá sacerdotes [...]. Si todo lo que te he dicho se hace ahí, entonces [...] te felicito [...]. Pero la realidad me hace ver que no son tan felices.”1

De fines de 1915 a fines de 1918 el motuleño labora para el gobierno de Alvarado en la Comisión Agraria y desarrolla gran activismo en el Partido Socialista, sobre todo en sus Ligas de Resistencia: estructura de base que hacía de la organización revolucionaria yucateca un partido de masas más que vanguardia de cuadros, y mo-vimiento social más que un simple aparato político.

Carrillo tenía claras las etapas por las que debía pasar la mudanza social yucateca: “La Revolución llegó verda-deramente a Yucatán encabezada por el general Alvarado [...]; Alvarado comenzó por dar libertad a todos los

1 Acrelio Carrillo Puerto, Felipe Carrillo Puerto, redentor de los mayas. Artículos, anéc-dotas, impresiones, Mérida, 1972, pp. 169-171.

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62en el horno del centenario 63 en el horno del centenario

trabajadores, y al mismo tiempo fomentaba la Comisión Reguladora del Henequén [que] hizo más ricos a los ricos de Yucatán [...]. Nos aprovechamos de ese momento para implantar [...] el Partido Socialista, que llevaba en sus ideales la libertad económica, como la libertad política [...]. Todos los trabajadores del campo, todo el estado de Yucatán –porque hay que advertir [...] que el Partido So-cialista [...] no ha ido de las ciudades al campo sino del campo a las ciudades– se nos unió”.2

El pretendido origen rural del núcleo político de la revolución yucateca no se sostiene: el Partido Socialista Obrero se forma en junio de 1916 por iniciativa del go-bernador y jefe militar designado, en una acción operada por activistas de la Casa del Obrero Mundial, cuya finali-dad es crearle una base política a la candidatura de Alva-rado al gobierno constitucional, y sus primeros militan-tes son ferrocarrileros, alijadores, artesanos y pequeños comerciantes. Sin embargo, también es verdad que para 1917, y ya con Carrillo Puerto como presidente, el parti-do, rebautizado Socialista de Yucatán –y más tarde, al ex-tenderse a Campeche y Quintana Roo, Socialista del Su-reste–, transforma sus subcomités en Ligas de Resistencia que embarnecen sobre todo en el agro, con lo que se opera una suerte de refundación que, en efecto, va “del campo a las ciudades”.

CamPesinismo o leninismoEl yucateco no es el único socialismo que viene del cam-po. Desde 1881, en carta a Vera Zasulich, Marx autorizó que la comuna rusa se liberara “sin pasar por el régimen capitalista”. En la América continental, con una fuerte presencia rural de pueblos originarios, la aventura subver-siva de los excéntricos ha corrido por cuenta de indios como los mayas peninsulares y como los incas andinos, a quienes hace 80 años el peruano José Carlos Mariátegui asignó tareas socialistas y que hoy pisan fuerte en Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú.

No muy distinto del quechua y del aymara del XXI, el altermundismo maya del siglo XX fue diseñado por el PSS en los congresos de Motul (1918) y de Izamal (1921). En el primero se establece que: “La libertad política es un mito si no descansa sobre la libertad económica”, y el segundo va aun más lejos al sostener que: “La finalidad comunista que desde el punto de vista agrario deben per-seguir las Ligas de Resistencia es la expropiación de la tierra sin indemnización de ninguna especie, efectuán-dose la explotación de ella por los habitantes de la mis-ma [...]. La finalidad comunista desde el punto de vista industrial [...] es la expropiación sin rescate de los ele-

2 José Francisco Paoli y Enrique Montalvo, El socialismo olvidado de Yucatán, Siglo XXI Editores, México, 1977, p. 127.

mentos de la producción industrial en beneficio del esta-do Proletario; estos elementos [...] deberán ser explotados por los trabajadores y para los trabajadores [...]. La finali-dad comunista desde el punto de vista del reparto de la producción es la supresión del intermediario que deberá ser sustituido por el intercambio entre productores. Que el gobierno socialice los servicios públicos, de-sempeña-dos hasta ahora por empresas privadas […]”.3

La primera ponencia presentada en el congreso de Motul se titula Tierra y Libertad, que además era el lema del PSS; sin embargo, la retórica de las reuniones de 1918 y 1921 está más cerca del discurso comunista ortodoxo que de las formulaciones del campesinismo radical zapa-tista, cuyos equivalentes al otro lado del Atlántico eran los herederos del “populismo” decimonónico ruso: el ala izquierda del Partido Social Revolucionario, que dio or-ganicidad y contenido programático a la participación campesina en la revolución de 1917 y cuyo lema era pre-cisamente Tierra y Libertad.

Sin duda, la participación en el congreso del marxista rumano de nacionalidad estadounidense Roberto Haber-man, miembro del Partido Socialista de ese país, la difu-sión en México desde fines del siglo XIX del Manifiesto Comunista y otros escritos de ese tenor y la lectura de El capital por los fundadores del PSO,4 explican el empleo en el Congreso de algunas fórmulas canónicas de dicha doctrina. Pero las razones de la poca visibilidad y dife-renciación del proyecto político específico del campesi-nado indígena revolucionario, que termina oculto tras la fraseología de un comunismo marxista –por lo demás teórica y prácticamente muy poco generoso con los pe-queños productores agrícolas y menos aun con las posi-bilidades libertarias de los indígenas en cuanto tales– hay que buscarlas en la poderosa irradiación ideológica que acompaña al triunfo de la revolución rusa de 1917, a cuya cabeza está la corriente bolchevique.

Así, paradójicamente, el liderazgo del “agrarismo rojo” que domina en la Liga Nacional Campesina duran-te los años veinte y principios del treinta del siglo pasa-do, y con el que está ideológicamente emparentado el socialismo yucateco, es más leninista que zapatista: “¡Si nuestro Zapata hubiere tenido la preparación de un Le-nin! ¡Si hubiere podido abarcar en su visión todos los as-pectos del problema!”,5 se lamenta en 1923 Úrsulo Gal-ván, líder de la Liga de Comunidades Agrarias de Veracruz. Esto pese a que en el primer congreso de los pueblos orientales, celebrado en Bakú en 1920, Lenin

3 Idem, pp. 191, 107, 108.

4 Ramón Espadas y Aguilar, Fundación del Partido Socialista Obrero, junio de 1916, Mérida, p. 4.

5 Leafar Agetro, Las luchas proletarias en Veracruz; historia y autocrítica, Editorial Ba-rricada, Jalapa, 1942, p. 99.

había rechazado airadamente las tesis sobre el potencial socialista de la revolución descolonizadora en los países periféricos, sostenida entre otros por el nacionalista y co-munista indio Manabendra Nath Roy (que entre 1917 y 1920 había radicado en México, donde conoció a Carri-llo Puerto y se hizo comunista).6 Y pese, también, a que el líder ruso no veía en los campesinos más que un alia-do transitorio del proletariado, y a que por esos años la revolución soviética triunfante estaba aniquilando mili-tarmente al movimiento campesino encabezado por el anarquista Néstor Majno, el “zapata ruso”.7

En su etapa carrillista la revolución yucateca es sin duda india y campesina, es decir campesindia, y su estra-tegia como su dispositivo social están muy lejos del mo-delo bolchevique. Sin embargo, la simpatía de sus líderes por la exitosa revolución rusa los asimila discursivamen-te al leninismo. No será sino hasta mediados de los años veinte que un comunista peruano, José Carlos Mariáte-gui, trate de incorporar al marxismo la perspectiva liber-taria de los pueblos originarios de América. Una tarea que diez años antes y en la práctica habían emprendido los mayas peninsulares.

el VeRDaDeRo ComienzoProveniente del centro, la revolución “llega” a Yucatán con Alvarado, pero arraiga y se convierte en subversión local tres años después, al irse desplegando un verdadero movimiento popular ya no sólo inducido desde arriba, sino con motivaciones propias e impulsado desde abajo. Es con Carrillo Puerto y no antes que la revolución pe-ninsular comienza a hablar en la lengua de los mayas.

Sin duda el de Motul quería ir más a fondo que el so-norense, pero la radicalización del proceso yucateco no es asunto de ideología sino de coyuntura. Terminada la Gran Guerra caen las exportaciones de sisal, con lo que se acumulan inventarios, se reducen plantaciones, dismi-nuye la demanda de fuerza de trabajo, bajan los ingresos del peón, se agudiza el conflicto rural, se cuestiona a la Comisión Reguladora de los Precios del Henequén y en-tra en crisis la alianza del gobierno con los hacendados. Todo el armazón estratégico del sonorense se derrumba. Pero en el ocaso del alvaradismo amanece una opción augural y visionaria que se había ido forjado en el Parti-do Socialista y en las Ligas de Resistencia.

Con la caída del precio del sisal, la conciliación de clases se vuelve insostenible. Predicamento en que la

6 Stuard Scham y Héléne Carrére, El marxismo y Asia, Siglo XXI Editores de Buenos Aires, Argentina, 1974, pp. 39-78 y Paco Ignacio Taibo II, Bolshevikis, Historia na-rrativa de los orígenes del comunismo en México, Joaquín Mortiz, México, 1986, pp. 23-76.

7 Piotr Archinov, Historia del movimiento makhnovista (1918–1921), Tupac Edicio-nes–La malatesta, Buenos Aires, 2008, pp. 145-207.

avanzada postura ideológica de Carrillo y el PSS deviene posición política, al tiempo que el radicalismo campesi-no de corte zapatista va encontrando respuesta en los henequenales y pasa de discurso a fuerza social en ac-ción. Desde 1918, el PSS y las Ligas impulsan decidida-mente la lucha por la tierra, de modo que si durante el mandato de Alvarado apenas se registran 14 solicitudes de dotación –menos de 5 por año–, el gobierno siguiente recibe 130 (26 anuales). Paralelamente, los hacendados endurecen su posición. No sólo a la defensiva y como respuesta a las tomas de tierras y quemas de henequena-les, que fueron cuantiosos.

Con la emergencia a primer plano de la contradic-ción territorial entre los trabajadores mayas en servidum-bre y sus amos de la Casta Divina, arranca en sentido es-tricto el proceso revolucionario yucateco. Y es que sólo entonces los avatares peninsulares dejan de ser reacomo-dos producto de la negociación entre el centro y la oli-garquía regional, con los dominados como meros com-parsas, para convertirse en una efectiva y a veces violenta lucha de etnias y de clases.

El 7 de abril de 1919 se recibe en Mérida una comu-nicación de la Secretaría de Agricultura ordenando a sus dependencias de Yucatán que dejen de fraccionar hene-quenales, “porque dichos terrenos continuarán en poder de sus legítimos propietarios”,8 con lo que el gobierno federal desautoriza abiertamente la incipiente reforma agraria emprendida por el PSS. Durante la segunda mitad del año se encona el conflicto rural y el ejército de la federación la emprende contra los agraristas, mientras que Carranza da alas a un prefabricado Partido Liberal Yucateco (PLY), destinado a contrarrestar al PSS. A fines de 1919 y principios de 1920, las fuerzas federales ocu-pan y queman locales socialistas y apresan y sacan del estado a Carrillo Puerto, a la sazón presidente del parti-do. Pero las Ligas intensifican sus acciones y en marzo de 1920 arden, entre otras, las haciendas de Ticopo, Kantoi-ná, Nabanché, Hunkanab, Bella Flor, Santa María, Mul-say, San Juan Kop, Yaxcacab, Itzincab, Tekik.

A la larga, el enfrentamiento con las bayonetas fede-rales hubiera acabado con la resistencia desarmada del PSS y sus Ligas, si no hubiera sido porque la derrota de Carranza a manos de los impulsores del Plan de Agua Prieta le permite al socialismo yucateco rehacerse a la vera del obregonismo triunfante. Así, el 18 de junio de 1920, en el puerto de Progreso, una multitud en vilo do-minada por el blanco de la manta que viste y el rojo de las banderas que enarbola, recibe en triunfo al Carretero de Motul, a sucun (hermano) Felipe, al presidente del PSS, a su líder indiscutido Felipe Carrillo Puerto.

8 Alfonso Gamboa Ricalde, Yucatán desde 1910, Vol. II, Imprenta Standard, México, 1943, p. 133.

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Carrillo regresa a Yucatán con las fuerzas armadas de la federación y hubiera podido tomar el mando del esta-do sin más trámite, pero el zapatista peninsular rechaza el “cuartelazo político” y en vez de montarse en la ocu-pación militar, de junio de ese año a mayo del siguiente desata una intensa movilización popular contra la oligar-quía y las tendencias oportunistas dentro del PSS, que culmina en arrolladora campaña electoral por la que Ca-rrillo Puerto gana la gubernatura con 62,801 votos, con-tra 2,818 del candidato del PLY. Con 19 de cada 20 sufra-gios y habiendo logrado esta abrumadora aprobación en el curso de una lucha larga y enconada, el PSS no sólo ha conquistado la gubernatura: ha tomado el poder tanto arriba como abajo.

Pero la economía peninsular está en crisis por la caí-da de los precios del sisal, la desaparición de la Comisión Reguladora y el regreso de la International Harvester. Y en

tiempo de vacas flacas cualquier intervención del gobier-no estatal supone beneficiar a un sector de los producto-res y perjudicar a otro. Así, en diciembre de 1921 Carrillo crea una nueva instancia de control, la Comisión Expor-tadora de Yucatán, e implementa una reducción de la producción conforme a una tasa variable según el volu-men, que va de 15 por ciento para los productores me-nores a 50 por ciento para los mayores. El saldo político es que los grandes hacendados le declaran la guerra, mientras que lo apoyan los modestos, agrupados en una Liga de Pequeños y Medianos Productores de Henequén.

Pero la clave del gobierno socialista no está en regu-lar la producción para enfrentar el estrangulamiento económico y ganarse a los pequeños henequeneros; la preocupación central de Carrillo es la crisis social, pues su principal compromiso es con los trabajadores del campo, que son su mayor base de apoyo.

maÍz Del mayaBEn el cuadro de la crisis, decenas de miles de trabajadores del campo se encuentran de pronto sin trabajo, pero la habitual estrategia rural de refugiarse en la economía do-méstica y la producción de autoconsumo resulta cuesta arriba en la zona henequenera, donde las tierras son poco adecuadas para la agricultura de subsistencia y la milpa ha sido erradicada casi del todo por el agave. En un estado como Yucatán, que importaba alimentos de manera masiva –entre ellos unas 40 o 50 mil toneladas anuales de maíz–, la crisis de la economía agroexporta-dora significa hambre.

Ante el desafío, Carrillo apela al paradigma campesi-no y diseña una salida básicamente agrarista: sin abando-nar la defensa de los intereses laborales de los jornaleros y acasillados, las Ligas de Resistencia impulsan con fuerza la expropiación y dotación de tierras. Pero aunque muchas zonas reivindicadas han sido o aun son henequeneras, no se trata de crear inviables “haciendas sin hacenda-dos”, como plantearía el presidente Cárdenas años des-pués, sino de recampesinizar a los mayas en un sentido radical: devolver la tierra, restituir la milpa, regenerar la comunidad, reanimar la cultura, recuperar la dignidad, y todo en el ejercicio de una libertad recién conquistada.

Y le llovieron críticas. Los hacendados rechazan el “regreso al maíz”. Más inquietante es que veinte años después Siegfried Askinazy, quien había sido militante del “gran partido agrarista ruso, el Partido Social Revolucio-nario”, participante en 1917 en el soviet de Petrogrado y que se felicita por reencontrar en México la bandera Tie-rra y Libertad que enarbolaban sus correligionarios rusos,9 coincida con el argumento finquero: “en la zona hene-quenera que da irrisorias cosechas de 200 a 300 kilos por hectárea, [el maíz] no es actividad económica sino más bien ritual. Sembrando su milpa [...] el maya obedece in-conscientemente a sus antiguas creencias cosmológicas según las cuales el maíz es la vida [...]. Es una fantasía pensar siquiera en transformar en milpas los áridos cam-pos de Yucatán. Plantear el problema agrario es hablar del henequén”.10 Y cuarenta años más tarde, Francisco Paoli y Enrique Montalvo remachan la misma crítica: “El PSY pretendía lograr la autonomía, evitando la necesidad de importar alimentos. Trataba de crear una infraestruc-tura agrícola suficiente para autoabastecimiento de maíz y frijol [...]. Esta posición de Carrillo Puerto en 1918 es bastante utópica y próxima a los ideales tradicionales aprendidos en los campesinos zapatistas y en las lecturas anarquistas. La posición cambió después”.11

9 Siegfried Askinasy, El problema agrario de Yucatán, Ediciones Botas, México, 1936, p. 2.

10 Ibid, pp. 58, 59.

11 Paoli, op. cit., pp. 100, 101.

Tal parece que la teoría de las “ventajas comparativas” es dogma de fe que unifica a derechas e izquierdas contra la utopía carrillista del “regreso al maíz”. Pero su proble-ma es que no refutan los argumentos del motuleño.

En el artículo El nuevo Yucatán, Carrillo Puerto escribe: “La distribución de la tierra tiene grandes consecuencias políticas, sociales y económicas. La más obvia y difícil de alcanzar es la diversificación de los cultivos como resulta-do de la distribución de los ejidos. Yucatán ha sido por muchos años un estado monocultivador. Todo nuestro esfuerzo se ha ido en el cultivo del henequén [...]. Cosas que podríamos producir en Yucatán están siendo impor-tadas. Una de las razones para esto es que es más fácil ad-ministrar una plantación de un solo producto que tiene asegurado el mercado. Otra razón es que la importación de comida para dar a los indios pone a estos en desventa-ja mayor que si ellos mismos la produjeran en su casa. Nominalmente el indio era libre; pero en realidad estaba siendo endeudado por su comida y, en tanto siguiera de-biendo su comida, no podía abandonar la plantación [...]. Hasta hace cuatro años importábamos todo lo que co-míamos [...]. Importábamos maíz […]; importábamos pollos y huevos. Ahora cosechamos el maíz que necesita-mos y cosechamos algunos otros comestibles, incluso para exportar una pequeña parte. En lugar de importar leche enlatada estamos propiciando la importación de vacas. Cosechamos pues nuestros propios frutos; y espe-ramos que pronto cada población será sostenida por los frutos que generen sus propias tierras. Todo está dando al indio independencia económica y mayor confianza en sí mismo”.12 En ese mismo artículo, Carrillo sostiene que: “En un país agrícola, tierra y libertad son sinónimos. Esto explica nuestro lema revolucionario ‘Tierra y Libertad’”.

Para los carrancistas, Alvarado incluido, liberar era si-nónimo de emancipar a los peones de las labores forzosas mediante la reglamentación del trabajo, mientras que para el zapatista Carrillo es claro que la contratación libre y la sindicalización son inviables en un mundo de hacien-das: un capitalismo canalla como el del sur y el sureste mexicanos, donde pretender la libertad de los campesin-dios sin recuperar la tierra es demagogia pura. La perspec-tiva de cambio del constitucionalismo es “proletarista” y apunta hacia un capitalismo armónico y equitativo; en cambio, la visión del zapatismo y del indianismo yucate-co es “campesinista” y vislumbra un orden de comunida-des, cooperativas y productores libres. Por esto, Carrillo es calificado de utópico, tanto por la derecha, cu-yo para-digma es el capitalismo, como por la izquierda, cuyo mo-delo es un socialismo al que sólo se llega proletarizando a los campesinos y civilizando a los indios.

12 Paoli, op. cit., p. 220.

Jesús escobedo

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ReinVentaR la ComUniDaDPara Carrillo y el PSS lo esencial y urgente es “dar al in-dio maya su estatus de hombre libre”, emanciparlo de la sumisión y el envilecimiento en el que lo ha sumido un régimen de explotación-dominación de carácter colo-nial. Y esto no se logra “normalizando” la posición del indio como fuerza de trabajo de las haciendas ni instru-yendo que algunas fincas se transformen en cooperati-vas. La única posición políticamente liberadora es la zapatista, aunque pudiera parecer una “utopía” o un “retroceso”.

Las tierras del latifundio finquero yucateco no cam-biaron drásticamente de manos, ni era tal el propósito inmediato de la reforma agraria que emprende la admi-nistración de Carrillo. No obstante, bajo su gobierno “la reforma agraria en Yucatán avanzaba más rápidamente que en ninguna otra región, salvo en Morelos, antes de 1924”. Fusilado el 3 de enero de 1924, Carrillo ya no tuvo el año que necesitaba para cumplir sus metas. Sin embargo, en el primero de su gobierno entregó 209 mil hectáreas, en beneficio de casi 11 mil campesinos, y en el segundo llegó al medio millón.13

soCialismo Con FalDasNi en la sociedad yucateca ni en las comunidades mayas privaba lo que hoy llamamos equidad de género. Si los indígenas sufrían opresión étnica y de clase, las mujeres padecían una carga adicional por el simple hecho de ser-lo. Pero los socialistas yucatecos eran sensibles a una urti-cante contradicción que cruza los órdenes civilizatorios.

En el sueño de Alvarado el protagonismo de la mujer no pasaba de “sociedades altruistas” para satisfacer el “hambre material y espiritual de los pobres”, un feminis-mo que no debía caer en “ningún extremo ridículo ni contraproducente”. Pero en los tiempos de Carrillo las mujeres comienzan a empoderarse de verdad. Su hermana Elvia, que en 1912 había fundado en Motul la primera organización femenina de campesinas, participa activa-mente en el PSS y en 1922 es elegida diputada para el congreso local.14 Ella y Elena Torres impulsan fuertemen-te las cuestiones de género en los congresos de Motul e Izamal. En el primero se resuelve que: “El hombre ha su-frido la tiranía de las leyes y del capital y la mujer no sólo ha sufrido la tiranía de las leyes y del capital sino también la oprobiosa tiranía de los esposos, de los padres y aun a veces de los hijos. Los gobiernos anteriores no han querido darle significación a los derechos que tiene

13 Acrelio Carrillo Puerto, op. cit., p. 23.

14 Acrelio Carrillo Puerto, La familia Carrillo Puerto de Motul, con la revolución mexi-cana, Mérida, 1959, p. 83.

la mujer, como individualidad humana”.15 Y se acuerda: “Elevar un ocurso a la honorable Cámara del estado para que se decrete que la mujer yucateca tiene derecho a vo-tar y ser votada”.16 En el segundo, se asume como tarea del partido la “emancipación integral de la mujer”. No se llega al acuerdo con facilidad, pues en la Comisión hay socialistas que sostienen la inferioridad intrínseca de la mujer con citas de Schopenhauer y de presuntos estu-dios fisiológicos. Con estos resolutivos era previsible que el PSS agrupara a numerosas organizaciones de mujeres, entre ellas la Liga Obrera Feminista, formada por vende-doras del mercado y trabajadoras de la Cooperativa Nueva Industrial, de productos de henequén.

Pero el sexismo, del que no están ausentes los socia-listas, es más furibundo entre la buena sociedad yucateca y clases medias que la acompañan. Así, cuando en 1922 la Liga Central publica 5 mil ejemplares del folleto La brújula del hogar. Medios seguros y científicos para evitar la concepción, las buenas conciencias se escandalizan por la “obscenidad” de aludir al sexo.

El texto cuestionado es de la luchadora feminista Margaret Sanger (1879–1966), miembro del grupo radical neoyorkino de Greenwich Village, promotora de Interna-tional Workers of the World, editora de la revista The Wo-man Rebel y la mayor impulsora en Estados Unidos de la legalización de la contracepción.17

En una carta pública que hoy, cuando en muchos lu-gares se insiste en penalizar el aborto, todos deberíamos firmar, el PSS y las Ligas ratifican su impecable postura: “¿Es o no es la mujer dueña de su cuerpo? Si lo es puede, si quiere, limitar el número de sus hijos para evitar la mi-seria y la esclavitud”.18

soCialismo en mayaEl 1 de febrero de 1922, después de tomar posesión for-mal del gobierno del estado, Carrillo Puerto sale al bal-cón que da a la plaza de armas, repleta de seguidores que lo vitorean y les dirige un discurso en maya: “Ha llegado el momento de demostrar a los ‘señores’ (dzules) que sa-bemos administrar; que somos nosotros los constructores y no ellos; es necesario que les digamos que sin los traba-jadores (macehuales) no existiría esta catedral suntuosa; que sin los trabajadores no existiría este palacio; que sin los trabajadores no existiría ese parque, donde vienen a

15 Partido Socialista de Yucatán, Primer congreso obrero socialista celebrado en Motul, estado de Yucatán, Centro de Estudios Históricos del Movimiento Obrero Mexica-no, México, 1977, p. 74.

16 Ibid, p. 94.

17 Joan Martínez Alier, El ecologismo de los pobres. Conflictos ambientales y lenguajes de valoración, Icaria, Barcelona, 2004, p. 78.

18 Margarita Sanger, Regulación de la natalidad. La brújula del hogar, Mérida, 1922, p. 36.

recrearse [...]; sin los trabajadores no existirían los ferro-carriles, los automóviles, los coches; nada de lo que es útil al hombre existiría sin los trabajadores [...]. La tierra es de ustedes [y] ustedes la van a recuperar [...]. Y siendo de ustedes la tierra, y siendo ustedes quienes la trabajan, lo natural es que las cosechas también les pertenezcan”.19

La referencia a los trabajadores como creadores de toda la riqueza es muy semejante a lo que al respecto dice Marx en sus escritos económico-filosóficos de juven-tud, pero más que resonancias marxistas lo que destaca en el debut de una administración que, según Carrillo, constituye el “primer gobierno socialista de América”, es la apuesta por la identidad maya como palanca para co-hesionar el polo revolucionario en el conflicto social yu-cateco: si la Casta Divina hacía gala de su criollismo, los socialistas peninsulares celebran su indianidad.

Y no es retórica: en 1923, inscritos por el PSS, llegan a diputados locales indígenas mayas como José Ceh, Pedro Crespo, Braulio Euán, Demetrio Yamá. El gobierno de Carrillo inaugura en Kanasin un monumento dedica-do a Cecilio Chi, Manuel Antonio Ay y Jacinto Pat, hé-roes del alzamiento indígena conocido como Guerra de Castas y satanizados por la oligarquía. Crea, igualmente,

19 Ibid, pp. 55-57.

el Museo Arqueológico e Histórico de Yucatán, y em-prende la exploración de Chichén Itzá y la reconstruc-ción de ese centro arqueológico, que es la primera obra de este tipo realizada en México. Se acerca a mayistas ilustres, como Edward Thompson y Sylvanus Morley.

En 1923 el gobierno termina una carretera que une Dzitás con las ruinas mayas de Chichén Itzá, en cuyo monumento conmemorativo se lee: “Caminante: esta carretera que une el presente con el pasado de la tierra yucateca es obra del Gobierno Socialista del C. Felipe Carrillo Puerto”. En la fiesta inaugural el gobernador pronuncia un discurso en lengua con resonancias del Popol Vuh. “Compañeros: El corazón de los mayas, la sangre de los mayas, se levantan hoy con este nuevo sol, en este nuevo día, porque ya se han hecho verdad todas las cosas que decían los hombres antiguos [...]. Compa-ñeros: Así como los antiguos mayas hicieron Chichén, igualmente ustedes han hecho una carretera [...]. Este día nos enseña dos cosas; nos enseña las grandes obras de los antepasados y nos enseña el camino que, ahora, han hecho sus descendientes con su corazón y su sangre”. 20

el mito ReVolUCionaRio Mientras que la Internacional Comunista se debatía en-tre la ortodoxia que reservaba la Revolución para los paí-ses de capitalismo desarrollado y la vanguardia para el proletariado, y la heterodoxia de militantes de la perife-ria como Manabendra Nath Roy y Ho Chi Minh, quienes reivindicaban el vínculo entre liberación nacional y so-cialismo y el papel revolucionario de los campesinos y las etnias,21 los revolucionarios yucatecos construían a mano una vía maya al socialismo, un comunismo indi-genista que diez años antes ya había vislumbrado Ricar-do Flores Magón.

La demora con que la revolución arriba a la península, la coyuntura económica creada por la Gran Guerra y la influencia de la revolución rusa de 1917 posibilitan la efí-mera materialización en Yucatán del sueño de los visiona-rios. Pero hay también en el socialismo maya insoslayables ingredientes históricos, en particular la memoria de la lla-mada Guerra de Castas. Fue este un alzamiento indígena tradicional que hizo del mito y las profecías de los libros del Chilam Balam eficaz instrumento político. En 1850 los primigenios transmiten su mensaje por boca de José María Barrera: “Ha llegado el momento de que [las Cruces] ha-blen para comunicarse con sus hijos, los macehuales, y de-cirles que los dzulob serán severamente castigados [...]. Los macehuales tienen que alzarse ahora y vengar la sangre

20 Renán Irigoyen, Felipe Carrillo Puerto, primer gobernante socialista en México, Edi-ciones de la Universidad de Yucatán, Mérida, 1974, pp. 12, 13.

21 Scham y Carrére, op. cit., pp. 53-60.

fernando castro pacheco

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derramada [...]. Los macehuales no tienen nada que temer [...]. Ha llegado la hora en que los macehualob pondrán el gavilán en las altas torres de la catedral de Mérida”.22

El socialismo yucateco reivindicó la gesta de los cru-zob al levantar en Kanasin el monumento a los líderes Chi, Ay y Pat. Pero la herencia de la Guerra de Castas es más profunda, pues Carrillo Puerto y el PSS retoman el ingrediente mítico del alzamiento decimonónico. Con el gobierno socialista “se han hecho realidad todas las cosas que decían los hombres antiguos”, proclama el goberna-dor en Dzitás ante cinco mil mayas.

En la península, como en todas las sociedades desga-rradas por una contradicción étnico-clasista de origen colonial, la edificación del sujeto revolucionario pasa por la reconstitución política de la identidad indígena en confrontación con el criollismo opresor y sus institucio-nes. Pero a diferencia de la clase, la indianidad no puede afirmarse sin recuperar su pasado profundo. No el ayer históricamente verificable ni tampoco un pasado inven-tado, sino un pasado mítico: imágenes, sentimientos e intuiciones que convocan al “reino milenario”; represen-taciones simbólicas que remiten a la vez a lo que fue y a lo que será, que son puente entre la nostalgia y la utopía.

22 Citado por Nelson Redd, op. cit., pp. 140, 141.

Y el mito se actualiza en comportamientos rituales como los “bautizos socialistas”, las “bodas societarias” y los “Lunes Rojos”: reuniones multitudinarias de las Li-gas de resistencia donde se combinaban los elementos identitarios mayas con la parafernalia socialista, en un diálogo diatópico que hubiera celebrado Boaventura de Sousa Santos. “En los llamados Lunes Rojos –relata Ed-mundo Bolio– se fomentó el feminismo y se teorizó so-bre la homicultura, las Universidades Populares, el ‘birth control’, la eugenesia y el anticlericalismo. En estos lunes culturales [...] se celebraban con frecuencia unos bauti-zos socialistas que consistían en la presentación social del niño o de la niña que siempre iba desnudo, a quien luego se cubría con flores rojas, por medio de un discurso que generalmente pronunciaba el Apóstol Felipe Carrillo Puerto, cuyas palabras de igualdad, fraternidad, amor y trabajo, eran epilogadas con acordes de La Marsellesa, La Internacional o La Cucaracha, siguiendo después los poetas o las personas [que] con pensamientos revo-lucionarios le ofrendaban a los padres del niño una flor roja”. 23

“Los mitos son relatos ficticios que responden a la verdad”, escribió Aristóteles, y Nietzsche proclamó “el necesario renacimiento del pensamiento mítico como premisa necesaria de la vida y la ciencia”. Pero por mu-cho tiempo el racionalismo propio de una sociedad “des-encantada”, como la del gran dinero, al que pronto se suma el racionalismo anticapitalista del “socialismo científico”, que convierte el hegeliano absolutismo del espíritu en una suerte de providencialismo de las “fuer-zas productivas”, desplazan por irracionalistas a la ma-gia, la intuición y el mito.

El mito está presente en todas las rebeliones indígenas peninsulares, pero en las del temprano siglo XX conver-gen mito y utopía, como quiere Jean Pierre Sironeau.24 Y es que las imágenes e intuiciones que mueven a luchar se articulan con un modelo racional de sociedad libre y justa. Así, confluyen la civilización maya y el socialismo, se enlazan el ayer y el mañana como en el emblemático camino que une Chichén Itzá y Dzitás, cuya profética placa conmemorativa proclama: “Esta carretera une el pasado con el futuro”.

Hoy Como ayeRSucun Felipe es fusilado en el panteón de Mérida por las tropas de la oligarquía el 23 de enero de 1924. Su asesinato, la feroz represión y la pasividad cómplice del presidente

23 Edmundo Bolio Ontiveros, De la cuna al paredón. Anecdotario de la vida, muerte y gloria de Felipe Carrillo Puerto, Mérida, 1972, p. 78.

24 Jean Pierre Sironeau, “El retorno del mito y lo imaginario socio-político”, Casa del Tiempo, núm. extraordinario, 63-64-65, abril, mayo y junio de 1986, México, pp. 31-42.

Obregón, que literalmente deja morir solos a los yucate-cos, interrumpen el curso de la utopía maya.

Pero al alba del tercer milenio el “socialismo del Buen Vivir” 25 actualiza el mito revolucionario en el mundo andino y amazónico. Una insurgencia encabezada por los originarios, impensable sin reivindicaciones civiliza-torias extremas como, las del boliviano Fausto Reinaga: “El pueblo de los incas era tan grande, tan civilizado, tan humano, tan digno y de tan luminosa conciencia, que no había en su tiempo otro igual sobre la faz de la tierra [...]. Ante esto toda la escala de valores de occidente se derrumba...”,26 a la que siguen movimientos fundamen-talistas como el de los Ayllus Rojos, que reivindican la figura de Túpac Katari. Pero que tampoco hubiera madu-rado sin el diálogo con el radicalismo político occidental que asume la lucha partidista, practica la vía electoral y procura alguna clase de socialismo. El gobierno de Evo Morales en Bolivia, como el de Felipe Carrillo Puerto en Yucatán, resulta de una conjugación de tradiciones, de un venturoso diálogo intercultural.

Diálogo prolongado en el que brilla la figura del peruano José Carlos Mariátegui, que en los veinte y prin-cipios de los treinta del pasado siglo desarrolla una pro-puesta revolucionaria del todo semejante a la que los yucatecos –cuya experiencia no conoció– habían llevado a la práctica pocos años antes.

Mariátegui es marxista, pero también peruano, abre-va en Lenin, pero igualmente en Sorel27 y, sin abdicar de sus convicciones, busca incorporar la realidad étnica de los países andinos en el paradigma socialista. “En países como el Perú, Bolivia [...] y Ecuador –escribe–, donde la mayor parte de la población es indígena, la reivindica-ción del indio es la reivindicación popular y social domi-nante. A través de sus propagandistas indios, la doctrina socialista, por la naturaleza de sus reivindicaciones, arrai-gará prontamente en las masas indígenas [...]. Una políti-ca socialista debe convertir el factor raza en factor revolucionario”.28 “El progreso de Perú será ficticio o por lo menos no será peruano, mientras no constituya la obra y no signifique el bienestar de la masa peruana, que en sus cuatro quintas partes es indígena y campesina”. “La nueva peruanidad es una cosa por crear. Su cimiento

25 Boaventura de Sousa Santos, “Hablamos del Socialismo del Buen Vivir”, Revista América Latina en Movimiento, ALAI, febrero de 2010, pp. 4-7.

26 Citado por Félix Patzi, Sistema comunal. Una propuesta alternativa al sistema libe-ral, Comunidad de Estudios Alternativos, La Paz, 2004, pp. 73, 74.

27 Esteban Rodríguez, “El marxismo mestizo. El papel del mito político en Nuestra América”, en Vigencia de Juan Carlos Mariátegui. Ensayos sobre su pensamiento, Dialektik, Buenos Aires, 2009, pp. 34-48; y María Florencia Greco, “En busca de una gran ficción que sea su mito y estrella. Una aproximación al pensamiento político mariateguiano”, en Vigencia…, pp. 65-79.

28 José Carlos Mariátegui, Ideología y política, Biblioteca Amayuta, Lima, 1969, pp. 32, 33.

histórico tiene que ser indígena.”29 Parece como si Mariá-tegui estuviera hablando en el Foro Social Mundial y la insurgencia de los mayas peninsulares ocurriera hoy: ca-pitalismo canalla donde la opresión de raza de raíz colo-nial se entrevera con el trabajo forzado y la explotación asalariada, economías de enclave enganchadas a las tras-nacionales, monocultivos interminables, dependencia alimentaria, oligarquías locales que al sentirse amenaza-das impulsan autonomías reaccionarias; y por el lado so-leado: revoluciones descolonizadoras protagonizadas por pueblos originarios que reescriben el socialismo desde la periferia y desde la indianidad, procesos liberadores don-de cultura, identidad, reforma agraria, soberanía alimen-taria y regreso al maíz son asuntos centrales, y en los que se entrelazan la insurgencia social con la lucha electoral.

No es que las condiciones sociopolíticas se repitan tal cual un siglo después; es que –a despecho de la flecha del tiempo– la historia no es el ordenado encadenamiento de estadios progresivos, diferenciados y homogéneos que nos vendió la modernidad. En vez de sucederse, las di-versas formaciones del capitalismo coexisten. Más que secuencia epocal, la diversidad que llamamos historia es simultaneidad abigarrada de mundos que se combinan y traslapan en un presente perpetuo que contiene todos los pasados, aunque no todos los futuros.

Hoy es ayer, que es hoy, que –espero– no será mañana.

29 Ibid., p. 227.

portada de El PoPular. diario iNFormativo dE la tardE

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armando Bartra

lo qUe esCRiBe Un PolÍtiCo qUe esCRiBe (en torno a la mafia que se adueñó de méxico... y el 2012, de lópez obrador)

anDRés manUel lóPez oBRaDoR es un político atípico: ha escrito nueve libros en un país donde los políticos no escriben ¿Por qué Andrés Manuel escribe y los otros no? Se me dirá que en el siglo XIX José María Luis Mora, Ig-nacio Ramírez, Guillermo Prieto, Zarco, Altamirano, Riva Palacio, fueron ministros, cancilleres, diputados, go-bernadores y escribieron hartos libros: poesía, novela, teatro, pero también historia, derecho, sociología, eco-nomía, además de incontables artículos periodísticos. Lo que pasa es que ellos eran hombres de letras metidos a políticos, no políticos profesionales. Además de que por esos años hacer política era tarea de construcción nacional; un acto generoso y muchas veces arriesgado.

En el siglo XX hubo, igualmente, gente que escribió libros y se metió en política, como Vasconcelos, Torres Bodet, Reyes Heroles, Arturo Warman y hasta Jaime Sabi-nes, quien fue diputado por el PRI. Pero también ellos eran escritores que incursionaban en la política, y en al-gunos casos –Torres Bodet, Warman, Sabines– su paso por las instituciones públicas fue en demérito de su obra. Sin olvidar los mamotretos que escribieron –o dictaron– ex-presidentes como Portes Gil, López Portillo y Salinas; libros que en realidad son recuentos a toro pasado, ama-ñados y autoexculpatorios.

Así pues, lo cierto es que en México los políticos pro-fesionales no escriben, mientras que Andrés Manuel sí lo hace, y mucho. ¿Por qué?

Aventuro una hipótesis: los políticos del sistema son por naturaleza simuladores, acomodaticios, trapecistas, chaqueteros, veletas que cambian de opinión según so-pla el viento. Y escribir es dejar constancia de posiciones e ideas de las que en cualquier momento tendrán que abdicar. Para los mentirosos profesionales como Zedillo, quien dijo que al reprivatizarse la banca seguiría siendo nacional; o Fox, quien prometió castigar a Salinas; o Cal-derón, que sostuvo que el PAN no firmaría el Fobaproa, escribir sería una forma de balconear su oportunismo, un riesgo innecesario. Por eso, porque son mentirosos compulsivos, los políticos del sistema mejor no escriben.

En cambio, para Andrés Manuel, publicar libros es poner por escrito su visión del país y su proyecto de fu-turo, es dejar constancia de ideas y propósitos. Para Andrés Manuel escribir es hacer público su compromiso con la gente. Un compromiso que, ante el envilecimiento de la nación, es por necesidad opositor al modelo que impulsan los responsables de la debacle. Y en México los políticos de oposición escriben: Flores Magón era prolífico como perio-dista, José Revueltas publicaba literatura y ensayo, Heberto Castillo escribía mucho. A esta estirpe de escribidores com-prometidos y contestatarios pertenece Andrés Manuel.

* * *

La mafia que se adueñó de México... y el 2012 es un li-bro de circunstancias. Pero las circunstancias que transi-tamos son de encrucijada histórica; vivimos un fin de época y escribir sobre la coyuntura presente significa ponderar el pasado y avizorar el porvenir.

Los cuatro capítulos del libro no son arbitrarios: el primero documenta el encumbramiento de la oligarquía rapaz que hoy nos gobierna; el segundo da cuenta de la ruina del país y la pobreza del pueblo; el tercero sustenta la esperanza en un recuento nacional del ánimo rebelde de la ciudadanía y el cuarto aborda la trascendencia del 2012: lo que se juega en esa coyuntura.

En el capítulo I, titulado “El saqueo”, se plantea una tesis fundamental: la dictadura del mercado y la privati-zación de lo público, propias del neoliberalismo, no son ocurrencia de tecnócratas, sino mandato de las trasna-cionales en la fase gandalla del capitalismo global. En el caso de México, la subasta de los bienes de la nación per-mitió el encumbramiento de un puñado de potentados rapaces y especuladores, con lo que pasamos de gobier-nos autoritarios que fomentaban el enriquecimiento de una burguesía hija de la revolución hecha gobierno, al dominio directo de una oligarquía prohijada en los últi-mos 25 años por el PRI y el PAN. Así, hoy, mediante su control económico y mediático, los “dueños de México” ejercen un gobierno de facto, manejando como pelele a la autoridad formal y haciendo nugatorio el Estado de Derecho.

Con pelos y señales, Andrés Manuel documenta el encumbramiento de “la mafia” oligárquica, pero al ha-cerlo da cuenta también de que el gran dinero realmente existente no es el capital innovador, productivo y arries-gado del que hablan los libros apologéticos –y hasta los libros críticos– sino un capital especulativo, predador, rentista y gandalla del que en México son ejemplos la banca mayoritariamente extranjera, Telmex y aún más sus presuntas competidoras trasnacionales, el duopolio televisivo, los contratistas de Pemex, las constructoras de desarrollos habitacionales, los hoteleros del “gran turis-mo”, las mineras canadienses. Y de paso, el tabasqueño deja constancia de que –contra lo que sugiere la palabra– los tecnócratas no son expertos y calificados, sino burdos saqueadores, ladrones del montón; en una palabra: pi-llos.

En el capítulo II, titulado “Abandono, corrupción y pobreza”, se describe la ruina de la nación: un país que hace cien años era vanguardia latinoamericana en trans-formaciones sociales progresistas y justicieras, hoy es za-guero, cabuz, furgón de cola de un subcontinente en donde en casi todos los países gobiernan las izquierdas y donde soplan inspiradores vientos de transformación. Aquí, en cambio, hay estancamiento económico, hay agrocidio, hay destrucción de la industria pequeña y mediana que genera ocho de cada diez empleos, hay desmantelamiento del Estado social. Vergüenza de-bía de darles a quienes dicen que gobiernan. Pero no les da, de modo que la necesaria, la urgente regeneración de

la vida pública, tendrá que ser obra de lo que Andrés Ma-nuel llama “una nueva corriente de pensamiento”.

El capítulo III, titulado “La resistencia y el peregrinar por el país” es, para mi gusto, el corazón del libro, por-que ahí se documenta el sustento de la esperanza. Dicen los desesperanzados que un pesimista es un optimista bien informado. Yo sostengo exactamente lo contrario: los pesimistas son pesimistas por falta de información pertinente. En verdad un optimista es un pesimista bien informado.

Y, sin duda, el acendrado optimismo de Andrés Ma-nuel se origina en la abundante y privilegiada informa-ción de que dispone, y que proviene de que conoce como nadie el ánimo y la disposición de los mexicanos de a pie. Como ningún otro, Andrés Manuel le ha medido el agua a los camotes, ha palpado los sentimien-tos de la nación, se ha percatado de las energías, las capacidades, las virtudes, los defectos de los mexicanos del común.

Antes, conocer un país era recorrerlo a ras de tierra. Así lo hicieron en México viajeros como Humboldt, et-nólogos como Manuel Gamio, economistas de a caballo como Moisés T. De la Peña, geógrafos trashumantes como Ángel Bassols, agrónomos de huarache como Her-nández Xolocotzi y políticos verdaderos como el general Cárdenas. Ahora, en cambio, se piensa que se puede comprender a México por encuestas, por estadísticas, por grupos de enfoque y “baños de pueblo” debidamente desodorados y sanitizados. A contrapelo, Andrés Manuel desempolvó la vieja tradición del conocimiento presen-cial, y desde hace casi cinco años, al emprender la cam-paña por la presidencia, decidió conocer el país de bulto, apersonarse con los mexicanos en los lugares donde ha-bitan.

Pero Andrés Manuel de plano no se mide: pata de pe-rro como nadie, después de 2006 decidió realizar asam-bleas y formar comités en cada uno de los casi 2500 mu-nicipios del país, recorriendo para ello 175 mil kilómetros. Y cuando se le acabaron los municipios, mar-chó de nueva cuenta por toda la República reuniéndose en las ciudades importantes con los representantes de los comités. Casi 200 mil kilómetros, la mayoría por malos caminos: cinco vueltas al planeta por la parte más ancha, la mitad de la distancia de la tierra a la luna.

En el libro nos da una probadita de sus experiencias: caminos virtuales, pueblos desolados donde falta todo menos los refrescos, las enfermedades, las carencias, la precariedad, la desolación. Pero donde también hay gen-te trabajadora, creativa, animosa, salidora, dicharachera, entrona, solidaria, alzada, “gente buena”, como gusta de-cir Andrés Manuel. Si leen el libro igual se enteran de que en la Costa de Guerrero al caldo de mariscos le

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llaman “rompe catres”, y sobre todo se darán cuenta de por qué Andrés Manuel se acabó de convencer de que en las comunidades indígenas está la mayor reserva civiliza-toria del país. Y es que recorrer los 500 y pico municipios de Oaxaca dice más que todos los rollos indiófilos del mundo.

En el último capítulo, titulado lacónicamente “2012”, Andrés Manuel presenta el decálogo programáti-co que leyó en el Zócalo el 22 de diciembre de 2009 y de-fine una vez más su posición respecto de las próximas elecciones federales, como oportunidad para plantear ante el pueblo de México una disyuntiva que hoy –cuan-do el PAN y el PRI se mimetizan– es más cierta que nun-ca: dos caminos se abren ante la nación, el de la regene-ración y el cambio verdadero o el de la continuidad de los poderes y políticas que nos llevaron a la ruina. La ta-rea, dice Andrés Manuel, es hacer llegar el fondo de esta disyuntiva a todos los mexicanos, de modo que en 2012 nadie pueda llamarse a engaño. Si aun así votan por el PRI, es decir, por el regreso de Santa Anna, pues...ya esta-ría de Dios.

Andrés Manuel reitera también, en este último capí-tulo, su respeto por la postura de Marcelo Ebrard y por su trabajo como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Méxi-co, e insiste en que en 2012 “el candidato de las fuerzas progresistas debe ser el que esté mejor posicionado”. Ex-presiones importantes, pero marginales al contenido principal del libro, que sin embargo serán, muy posible-mente, las únicas que recojan y malinterpreten la mayo-ría de los medios de comunicación.

La afirmación de que será la opinión ciudadana la que decida la candidatura puede parecer retórica, vinien-do de quien ha construido a mano y encabeza personal-mente un enorme movimiento ciudadano que tiene el 2012 en la mira. Pienso que no lo es. Y no lo es porque la construcción del movimiento obradorista ha tenido un costo, un precio que pudiera tener efectos electorales. Me explico.

En 2006 Andrés Manuel sabía que no se puede nadar y guardar la ropa. Y decidió nadar, nadar a contraco-rriente 200 mil kilómetros de nación y de ciudadanía. Y quizá la ropa se humedeció un poco. En los últimos años Andrés Manuel se ha ganado la adhesión ferviente, deci-dida, organizada y militante de dos millones y medio de mexicanos y la simpatía y respeto de muchos millones más. Pero se ganó también el rechazo explícito de mu-chos otros, que posiblemente serían neutrales si el tabas-queño hubiera decidido quedarse quieto y nadar de a muertito.

Me parece a mí que para un hombre como Andrés Manuel no había opción; crear un movimiento nacional, organizar desde abajo una gran fuerza societaria y ofrecer

a la nación un proyecto claro y un liderazgo creíble es mucho más importante que no despertar enconos. Un político verdadero no es monedita de oro.

A la hora de elegir candidato habrá, pues, que ponde-rarlo todo. Pero por encima de cualquier otra cosa, habrá que sopesar el prestigio, la autoridad, la invaluable credi-bilidad de Andrés Manuel, adquiridas nadando contra la corriente.

* * *

En la parte final, Andrés Manuel nos explica por qué el regreso del PRI sería como el retorno de Santa Anna. Y lo hace en páginas afiladas y brillantes donde se plasman los mejores talentos del tabasqueño: un hombre apasio-nado por la historia al tiempo que avezado en extraer lecciones para el presente de las experiencias del pasado. Y es que, en efecto, el síndrome nacional que está detrás de la ominosa recuperación del dinosaurio priísta es muy semejante al que hace un siglo y medio permitió que el vendepatrias de Manga de Clavo fuera nombrado presi-dente por undécima vez.

Amigos, neutrales y antagonistas. Les recomiendo mucho que lean este libro. Que lo lean con cuidado, de manera reflexiva y crítica. Estoy seguro de que al final habrán aprendido mucho, no sobre Calderonia, sino so-bre el México real. Y creo, también, que comprenderán mejor a Andrés Manuel.

Texto leído por Armando Bartra en la presentación del libro de Andrés Manuel López Obrador,

el 10 de junio del presente.

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74rulfo en el centro 75 rulfo en el centro

Víctor jiménez

los Retales De jUan RUlFo

alBeRto Vital, el biógrafo de Juan Rulfo, tenía hace tiem-po interés en explorar un episodio de la actividad litera-ria de Juan Rulfo no completamente desconocido pero sí poco estudiado: de mayo de 1964 a noviembre de 1966, al principio de manera mensual y después con interrup-ciones, Juan Rulfo entregó a la revista El Cuento, creada por su amigo Edmundo Valadés, un total de 17 textos, aunque no de su autoría precisamente. Se trataba de al-gunos cuentos, un poema, fragmentos de novelas, textos de historia o antropología No los precedía ninguna nota; sólo se informaba que esa sección estaba a cargo de Juan Rulfo. Su nombre, Retales, alude a fragmentos, tro-zos de tela: eran, en fin, muestras de las lecturas de Juan Rulfo.

Vital se propuso reunir esos textos, con un estudio suyo y de Sonia Peña que permite rastrear el origen de los mismos, así como descubrir las estrategias de trans-cripción de Rulfo, ya que a veces modifica sutilmente al-guna parte de ellos. Como Vital destaca, el común deno-minador de los retales es la demostración de que Rulfo estaba en lo cierto cuando decía: “Leo, eso sí; soy un pro-fesional de la lectura, me interesa mucho la lectura. Y [ ] no es por modestia, pero quizá hay pocos autores que leen como yo, a veces leo dos libros por noche amanez-co leyendo, soy un vicioso de la lectura”. El trabajo de Alberto Vital concluyó felizmente con la publicación del libro Retales: compilación de Juan Rulfo, publicado por Edi-torial Terracota, de México, en noviembre de 2008. En el mismo se aparecen los 17 textos publicados en El cuen-to con las notas de Vital y Peña.

Uno de estos retales, el sexto, aparecido en el número seis de El Cuento, de octubre de 1964, lleva sólo el nom-bre de su autor como cabeza: Gregor von Rezzori. Provie-ne de El húsar de Chernopol, traducción de Carmen Casta-ñeda, publicado en 1960 en Barcelona por Seix Barral, como descubrieron Vital y Peña. Aumenta su interés si consignamos que en diciembre de 2008 la revista SP daba a conocer la traducción al español de un elogio a Von Rezzori leído por Claudio Magris en 2007. En ese texto alude Magris, por cierto, al mismo fragmento que había impresionado a Juan Rulfo. Lo presentamos a los lectores de Rojo-amate.

existen RealiDaDes por encima y por debajo de la nues-tra, la cual como única que conocemos, nos parece la sola realidad existente.

Un hombre sale tambaleándose de la barahúnda en-sordecedora de un antro a la incierta luz del amanecer.

En la arriesgada e imprecisa seguridad de sus movi-mientos –la mortalmente seria pirueta del payaso– se ad-vierte al bebedor habitual.

Su rostro es el campo de cráteres de un satélite perdi-do.

En su vacilante cerebro excitado se entremezclan los gritos de la taberna, discusiones filosóficas, orgullo, hu-mildad, citas, obscenidades, odio, soledad, credulidad, pureza, desesperación: no conoce el camino de su casa. Y marcha como un sonámbulo hasta el siguiente cruce de calles, por el que pasan lo rieles del tranvía: dos serpien-tes de brillo apagado.

Allí, a tientas, con la cabeza erguida como un ciego, mete el bastón en el carril y se deja guiar como asido a una pértiga.

La punta del bastón va levantando, en oleadas, hojas podridas, basura, grava, barro y agua sucia. Sus zapatos chapotean en los charcos, tropiezan con los adoquines desiguales, se hunden en la grava, se envuelven en el polvo. La niebla le golpea la cara como algodón húme-do, el viento le sacude los mechones que asoman bajo el sombrero, cayéndole sobre la frente; el rocío se le fija en la boca, dándole un gusto salado, y forma gotas que le hacen cosquillas en las comisuras de los labios, porque la piel de sus mejillas es grasienta y no las absorbe. Mar-cha, pues, murmurando; a veces habla en voz alta, ento-na una canción, la interrumpe, se ríe, se calla, vuelve a rezongar. Mira ante él en línea recta, con los ojos muy

abiertos, como los de los ciegos; sin parpadear, como los de los dioses.

Así atraviesa la ciudad de un extremo a otro. La ciu-dad está situada en un lugar del viejo sudeste de Europa y se llama Chernopol.

El hombre no sabe nada de la realidad de la ciudad. Ni nota que la ciudad se despierta, no se da cuenta de cómo las blanquecinas luces de los arcos voltaicos se van apagando por encima de su cabeza y cómo en las casas a izquierda y derecha, aquí y allá, destacan los rectángulos de las ventanas iluminadas. No ve los carros entoldados de los panaderos salir dando tumbos de las oscuras calles laterales. No percibe el olor cálido, pesado, del pan recién cocido, no oye el traqueteo de los carros de los campesi-nos que en pacientes filas se dirigen al mercado, ni el re-sonar de las herraduras de sus flacos caballos, venidos de la llanura a las grandes y tristes calles. No sabe nada de las risas de los últimos noctámbulos con que se cruza, ni de la inútil llamada del policía que no lo conoce, ni de las sombras que se desprenden de los porches negros de las casas y marchan a lo largo de las calles hacia metas desconocidas; no sabe nada del cielo sulfuroso que se des-pliega por encima de las copas de los árboles, como un cielo del día del Juicio; ni tampoco del chirriar desafinado del primer tranvía que sale de la curva de su terminal y enfila la recta, viniendo a su encuentro. Ningún hombre hace otra cosa que marchar al encuentro de su muerte.

No oye tampoco el grito lastimero y nostálgico de los trenes a lo lejos, al abandonar la ciudad para lanzarse, solos, en el país perdido, hacia una realidad diferente, solitaria y magnífica en sí misma, remota y nostálgica.

Porque todos –los hombres y las ciudades– están per-didos en su soledad.

Por Gregor Von Rezzoriselección de juan Rulfo

Retales [6]1

1 Revista El Cuento, año 1, tomo i, número 6, p. 15. México, octubre de 1964. El compilador lo extrajo de El húsar de Chernopol. Título de la versión original: Ein Hermelin in Tschernopol, Rowohlt, Hamburgo, 1958. Traducción del alemán por Carmen Castañeda, Seix Barral, Barcelona, 1960, pp. 9-10. La edición utilizada para el cotejo se encuentra en la Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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Víctor jiménez

el lUGaR De RUlFo

el tÍtUlo De este texto copia el de un artículo y libro de Jorge Rufinnelli de 1977 y 1980, respectivamente.1 El académico uruguayo trataba entonces de enmarcar la obra de Juan Rulfo en el panorama de la literatura de su tiempo para concluir que la diversidad de lecturas que había recibido bastaba “para admirarla y ubicar con justicia a su autor entre los máximos exponentes de la literatura de nuestro siglo”.2 Ese mismo título tendría aquí una intención similar, aunque diferente en alcance: ¿cuál sería el lugar de Rulfo en el panorama de la litera-tura mexicana —considerada como un todo— en 2010, cuando nos acercamos ya al primer cuarto de siglo de la desaparición física del escritor?

Andrés Trapiello, autor de una biografía de Cer-vantes, reprodujo en ocasión del IV Centenario del Quijote (2005) la conocida opinión que sobre la obra de Cervantes tenía Lope de Vega, trasladando la relación entre ambos autores al contexto de la vida literaria de nuestro tiempo: el exitoso escritor-cortesano no hubiese desdeñado apropiarse del premio que lleva el nombre del “autor para necios”.3 No es seguro que en realidad desdeñase al Quijote; lo más probable es que lo irritase el reconocimiento que había recibido e intentase empañar-lo para alejar una fastidiosa sombra sobre su propia obra. Debió sorprenderle que alguien carente de todo relieve social fuese el autor de una obra calificada por otros como notable: sólo podían ser necios... Francisco Rico, el notable cervantista de nuestra época demostró que la consagración del Quijote como un clásico se produjo primero fuera de las fronteras españolas y sólo después, a remolque (se le acusaba de exhibir “los vicios de Espa-ña”), en su país de origen.4

1 “El lugar de Rulfo”, en El lugar de Rulfo y otros ensayos, Universidad Veracruzana, Xalapa, 1980, pp. 9-40.

2 El lugar de Rulfo y otros ensayos, p. 40.

3 Andrés Trapiello, “Cosa de brujos”, Babelia, 23 de abril de 2005, p. 2.

4 Francisco Rico, “De cómo el ‘Quijote’ llegó a ser un ‘clásico’ también en España”, Babelia, 23 de abril de 2005, p. 3.

Cervantes trataba de mejorar su opaca biografía con la historia de su participación en la célebre batalla que lo había baldado. No era suficiente. En el siglo xix Charles Augustin Sainte-Beuve, el máximo crítico literario fran-cés de entonces, había dictaminado que si un autor care-cía de una atractiva personalidad su obra no podía valer nada. Era el caso de algunos que descalificó por tal causa: Stendhal, Baudelaire y el propio Flaubert, a quien perdo-nó la vida dándole consejos para escribir mejor. Flaubert le respondió con La educación sentimental, donde carica-turiza al cacique literario, pero tuvo que lamentar que Sainte-Beuve muriese antes de la aparición de su novela.

Lope de Vega había sido cortesano y funcionario honorario de la Inquisición, Sainte-Beuve fue senador vitalicio con Napoleón III e “inquisidor” literario en el nuevo tribunal del periodismo de masas, además de mediocre poeta y novelista. Desde ese púlpito no sólo se encargó de fulminar a los mencionados, también impul-só a quienes lo seducían por su atractiva personalidad y brillante conversación. Todos han pasado al olvido.

Cuando Marcel Proust inicia lo que será En busca del tiempo perdido, en la década de 1900, concibe una extra-ña obra mixta en la que alterna tanto evocaciones de su infancia como las reflexiones que dedicó al crítico deci-monónico. El proyecto fue rechazado por el editor y sólo se publicó de manera póstuma, en 1956, con el título de Contra Sainte-Beuve. La parte correspondiente es una fe-roz demolición del periodista decimonónico, excluyendo consideraciones personales (el crítico murió en 1870 y el inventor de Combray nacería en 1871), en la que Proust explora la verdadera naturaleza de la literatura para de-moler todos los supuestos de la crítica literaria ejercida por Sainte-Beuve.

En el mismo siglo xix Balzac se ocuparía del campo del que había emergido Sainte-Beuve: con el personaje de Lucien de Rubempré describe la trayectoria de un provinciano aspirante a escritor que, emigrado a París, se encuentra al mismo tiempo con uno verdadero y otro

“No hay nadie tan necio que alabe el Quijote”, dirá Lope

de Vega, el mimado de las musas y del público, aquel

a quien hubiera estado destinado el primer Premio

Cervantes, de haber existido entonces tal galardón.

andrés Trapiello

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que le abre las puertas de la “vida literaria”; es decir, el mundo en que la crítica se escribe en unos periódicos plenamente conscientes de sus intereses económicos y políticos. Deslumbrado, Rubempré se presta a un juego que terminará por desecharlo con la misma rapidez con que lo utilizó. Sainte-Beuve, sin embargo, tuvo mejor suerte que el personaje de Balzac.

No sería difícil definir el perfil de un protagonista que, con ejemplos que van de Lope de Vega a Rubempré y Sainte-Beuve, sigue hoy tan vivo e influyente como en el pasado. También existe en México, naturalmente, y su habitat es aún el del siglo xix: el periodismo. Directores de revistas, articulistas frecuentes, colaboradores de la prensa, quizá los más conspicuos de las últimas décadas sean Octavio Paz y Carlos Fuentes (sin olvidar que el primero tomó previsiones mediáticas para el futuro). No debería extrañarnos, en fin, que el argentino Ricardo Piglia haya definido a Octavio Paz sobre todo como un periodista. El autor de El laberinto de la soledad supo muy pronto que esa era la vía para acceder al puesto domi-nante en la vida literaria mexicana. Fuentes lleva toda la vida concediendo entrevistas a la prensa y escribiendo artículos, además de dictar conferencias por todo el pla-neta. Ambos supieron convertirse en recipiendarios de premios importantes: como el Cervantes, para no hablar del Nobel de Paz.

El periodismo literario, por último, hace crecer a sus practicantes a los ojos del poder político y econó-mico convirtiéndolos en figuras con poder propio. No consigue, empero, atraer de manera duradera otro tipo de reconocimiento, el de los lectores, sobre todo si los imaginamos dispersos a lo ancho de la geografía y lo largo del tiempo. Nos referimos a la universalidad y a la posteridad de una obra: ambas son los límites de la vida literaria y pertenecen en forma exclusiva al territorio de la literatura.

Regresemos a Juan Rulfo. Hace poco se ha publicado un título, Juan Rulfo: otras miradas, que trata de explorar este último tipo de reconocimiento, atendiendo a la am-plitud geográfica que cubre ya su obra y al hecho de que sus dos libros emblemáticos, El Llano en llamas y Pedro Páramo, han rebasado ya el medio siglo y siguen aumen-tando sus ediciones en todas las lenguas. La obra de Rul-fo comenzó muy pronto a recibir el elogio de escritores y críticos mexicanos y extranjeros de primera importancia —entre éstos Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges, Susan Sontag, Kenzaburo Oé, Günter Grass, Tahar Ben Jelloun o Gao Xingjiang—, y me quiero detener en el último porque ilustra de manera muy clara la diferencia entre el brillo que concede la vida literaria y el prestigio que proporciona la autoría de una gran obra. El ganador del Nobel en 2000, primer autor chino en obtenerlo

(lo que no estuvo al margen de los cálculos políticos acostumbrados en la Academia Sueca), fue entrevistado en París el día posterior al anuncio de su premio por la periodista mexicana Mónica Delgado, del diario Reforma. Cito una parte de las palabras que intercambiaron:¿Qué obras o autores han influido en su universo literario?

–Hay tantos. Pero le puedo decir que entre los que más me gustan y más admiro están los latinoamericanos y, en particular un mexicano que me gusta muchísimo. Lo leí en China, porque allá los autores latinoamericanos son muy traducidos. Hay uno que es maravilloso, pero espere, espere (frunce el ceño y junta las manos), no recuerdo exactamente su nombre.

¿Octavio Paz, Carlos Fuentes?–Paz, claro que lo conozco. También he leído a Fuen-

tes, claro. Pero no son ellos, espere.¿Será Juan Rulfo?–¡Rulfo! ¡Eso! ¡Magnífico! Me gusta mucho, incluso

cuando se publicó en China uno de sus libros escribí una crítica e hice un gran elogio de su arte. Es también al-guien que yo considero universal. No lo siento lejano.

Ya Paul Valéry había observado cómo la obra lite-raria puede terminar por imponerse sobre su autor, lo que llamó la atención de Hannah Arendt, quien lo cita a este propósito. Este fenómeno sería como el negativo de la vida literaria, y no sólo Cervantes deslumbra muy poco frente a su Quijote; el mismo Shakespeare parece-ría una sombra de contornos difusos tras sus dramas y personajes. El alegato de Proust contra Sainte-Beuve se centra en el “culto a la personalidad” del autor que el crítico había colocado como eje de la valoración de una obra literaria. Las “personalidades” de Paz y Fuentes (sus nombres continuamente repetidos en la prensa) hacen que acudan primero a la memoria de Mónica Delgado. El autor chino recuerda esos nombres, cuya obra no parece importarle en absoluto, pero no el del autor (menos me-diático) de la obra que realmente le interesa. Proust hu-biese comprendido muy bien este contraste. Lo notable, por lo demás, es que el propio Gao tome la iniciativa de afirmar que Rulfo “es también alguien que yo considero universal”. García Márquez dijo en 1980, a propósito de la brevedad de la obra de Rulfo, algo sobre su previsible posteridad: “No son más de 300 páginas, pero son casi tantas, y creo que tan perdurables, como las que conoce-mos de Sófocles.”

En qué medida está fuera del alcance del escritor que llegue a la cima de la vida literaria garantizar para su obra las ansiadas universalidad y posteridad lo muestra Javier Marías con el caso de Camilo José Cela:

“Entre nosotros fue Cela el escritor que más se pre-ocupó por quedar, y a ello dedicó buena parte de sus energías. Inseguro de su valía, conservó, ordenó y ar-

chivó sus originales y cartas, se afanó por que en su co-lección no faltase una sola edición de cualquiera de sus títulos, por insignificante que fuese. Hasta reescribió a mano, y a destiempo, el único original que había perdi-do o regalado, el de La familia de Pascual Duarte, convir-tiéndose así en un extraño falsificador de sí mismo. Se-gún las últimas noticias, cuanto atesoró con megaloma-nía y obsesión en la Fundación Cela, recaudando dinero público para su construcción, empieza a deteriorarse y a ser víctima de la incuria y la bancarrota. Y al parecer casi nadie se molesta en visitar su sede. Murió hace sólo ocho años y además recibió el Premio Nobel, pero no estoy seguro de que se lo lea ya mucho. Que algo dure hoy diez años es un milagro, quizá –salvo excepciones incomprensibles– la forma máxima de la posteridad.5

Camilo José Cela recibió también ese premio, el Cer-vantes, que Lope de Vega habría luchado, intrigando, por obtener. Pronto podría engrosar la lista de los reci-piendarios de grandes premios cuya obra nadie lee. Y ya que estamos con Javier Marías, el escritor español parece muy interesado desde hace años en el tema de la poste-ridad, y en relación con esto se ocupó del caso de Juan Rulfo. En 1989 publicó Marías por primera vez una co-lección de cuentos escritos por autores de una obra bre-ve, o de la que sólo habría sobrevivido una pieza. En la Introducción decía: “Siempre se ha dicho que pasar a esa historia [de la literatura] no depende de la cantidad de obra escrita, y quienes lo sostienen no carecen de buenos ejemplos a los que recurrir: desde Benjamin Constant,

5 Javier Marías, “La breve vida de la posteridad”, La zona fantasma, en El País Sema-nal, 28 de febrero de 2010.

que hoy ocuparía el mismo lugar que ocupa si sólo hu-biera publicado su novelita Adolphe, hasta el máximo caso de nuestros tiempos, Juan Rulfo, hoy por hoy vene-rado (aunque ya veremos mañana) por sus celebérrimas doscientos y pico páginas.” 6 No es imposible ver en Marías una hispánica esperanza de que el prestigio de la obra de Rulfo se diluya con el tiempo. Bien: quince años después, en enero de 2004, volvía a publicar la misma antología con la misma Introducción. Ya van, en este 2010, 21 años desde que la escribió (él, que considera difícil que una obra dure más de diez años). En ese lapso han aumentado mucho, como ya dije, las ediciones de la obra de Rulfo en español y los más diversos idiomas, sin mencionar la posición que ocupan sus libros en encues-tas de todo origen que indagan sobre el canon literario de nuestra lengua o al margen de cualquier idioma, y ya se trate de la época moderna o a lo largo de la historia: es siempre la única obra de un autor mexicano que aparece en estas valoraciones. Hablamos, además, de ejercicios realizados en la última década. Nadie tiene asegurada la posteridad, pero la obra de Rulfo, que ha alcanzado una notable universalidad rebasado el medio siglo de su pu-blicación, parece caminar con firmeza (y sin compañía nacional) hacia ella.

Este artículo podría parecer una larga digresión sobre el tema que se adelanta en su primer párrafo, pero el recorrido es necesario si se desean poner sobre la mesa los elementos de juicio que permitan indagar cuál sería el lugar de Rulfo en la literatura mexicana.

6 Javier Marías (selección de textos), Introducción, en Cuentos únicos. Edición amplia-da, Reino de Redonda, Barcelona, 2004, p. 11.

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en sU texto sobre la relación entre François Villon y Paul Verlaine, Paul Valéry se admiraba de que desde los remo-tísimos años de Villon y gracias a la versátil y bien medi-da poesía de éste, innovadora y clásica a la vez tanto en la forma como en el fondo, la poesía francesa gozara de una continuidad que no ha perdido pasados varios si-glos. En México, no valorar como se debe a Juan Rulfo no le hace ningún daño al autor de Pedro Páramo; le hace un daño inmenso a la continuidad de la mejor tradición de la literatura mexicana, aun cuando Rulfo no cabe ni lejanamente en los límites de una literatura nacional y mucho menos regional, según lo recuerda el autor del preámbulo del libro que aquí nos ocupa, Jorge Zepeda.

No sólo en la literatura, sino en todos los órdenes, México puede definirse hoy como el país de la tradición

alberto Vital

ReleeR a RUlFo DesDe otRas miRaDas

de la fractura y de la fractura de la tradición; como un país donde la fractura se ha vuelto tradición y donde la tradición se fractura a cada paso. Ya están muy lejanos los tiempos en que, así fuera sólo en el arte, romper la tradición era necesario. Hoy más nos vale la continuidad dentro de una permanente renovación e innovación. Tradición, por cierto, no debe ser visto como un concep-to conservador y pasivo. Es todo lo contrario: es traer el pasado a cuentas; es traer lo mejor del pasado, lo vivo del pasado, al sitio que le corresponde: el presente, el diálogo con el presente. Regatear los altísimos niveles de Juan Rulfo, ponerse remilgoso o astutamente elogioso-desdeñoso (o desdeñoso-elogioso) con él, no le hace, in-sisto, ningún daño al escritor y fotógrafo que es objeto de este libro. Nos lo hace a nosotros. Y el perjuicio es todavía mayor para los jóvenes escritores, investigadores o docentes que ya formamos parte, bien que mal, de la institución académica y del sistema literario.

El libro colectivo Juan Rulfo: otras miradas, animado por Víctor Jiménez, Julio Moguel y Jorge Zepeda y edita-do por Juan Pablos, la Fundación Juan Rulfo y distintas instancias del actual gobierno de Michoacán, es suscepti-ble de ser visto como una aportación fundamental no sólo a la tarea de sanar esa fractura, sino, en otro orden de cosas, a la búsqueda de un modelo de arbitraje para la vida y la salud de dicho sistema. Pongo, sí, sobre la mesa, el concepto de arbitraje, pues Juan Rulfo: otras mi-radas merece ser visto como un volumen que sienta las bases de un modelo general de arbitraje y de un arbitraje concreto acerca del sistema de la literatura mexicana. Y nuevamente: Juan Rulfo no necesita ningún sistema al-rededor suyo; es el sistema el que bien hará en consti-tuirse o reconstituirse arbitrando con respecto al canon y colocando a Rulfo en su cúspide, aunque Rulfo se le sal-ga de las manos y sea leído y apreciado mucho más allá de las fronteras de un sistema literario nacional, conti-nental o de la lengua española.

Si me pongo a tono con los días próximos, diré que el sistema literario actual en México, y probablemente en todo el ámbito de la lengua española, es como una cancha de futbol con muchos partidos simultáneos, con jugadores buenos, regulares y malos, sin ningún árbitro (o ningún árbitro que se note y sea tomado en cuenta) y

PResentaCión

El texto que ahora se presenta fue leído por Alberto Vital en la presentación del libro Juan Rulfo: otras miradas, el 12 de mayo de 2010, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Víctor Jiménez, Julio Moguel, Jorge Zepeda (coordinadores), Juan Rulfo: otras miradas, México, Juan Pablos Editor/Fundación Juan Rulfo/Gobierno de Mi-choacán, 2010.

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prácticamente sin público. Estadios vacíos: pocos, muy pocos lectores de literatura mexicana. Arbitrajes imper-ceptibles o inexistentes. Un sistema literario se conforma gracias a dos requisitos: 1) autonomía y 2) autosuficien-cia. La ausencia de árbitros en México revela la falta de autonomía de nuestras letras, pues entonces no hay quien oriente al lector sobre las mejores producciones y anime a que se lean. La ausencia de público impide la autosuficiencia de la literatura mexicana, que depende entonces de políticas públicas de apoyo o que simple-mente se diluye, se desvanece, pierde fuerza y pierde pre-sencia pese a que existen buenos escritores.

Desde el principio, Rulfo se salió de los esquemas propios de un sistema que hacia los años cincuenta esta-ba terminando de consolidarse en México: no necesitó de árbitros locales porque tuvo, y muy buenos, árbitros internacionales. Y, si no hubiera tenido lectores locales, los habría tenido más allá de nuestras fronteras, tam-bién, por cierto, muy buenos. El presente volumen nos da testimonio justo de eso: de que lectores de la talla de Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Susan Sontag, Günter Grass, Kenzaburo Oé, Gao Xingjian y José María Arguedas, entre otros, hicieron ya irrelevante el hecho de que la crítica periodística se ocupara o no de la obra de Rulfo. El volumen asienta asimismo testimonios de aque-llos otros lectores que, mediante la traducción, hacen patente una lectura agradecida y participativa.

En otra parte hice ya, también a propósito de Rulfo, un elogio de la medición y una medición del elogio. Para competir, así sea lúdicamente, con las ciencias duras que todo lo pueden medir y todo lo quieren y deben cuanti-ficar, la ciencia literaria haría bien en crear un medidor de elogios y un calibrador de silencios interesados, esos silencios o ninguneos a los que tan afectos somos los mexicanos, para perjuicio, más temprano que tarde, de nosotros mismos. Un elogio de Jorge Luis Borges vale 100 puntos, pese a que no recibió el Premio Nobel. El elogio de Borges a Cien años de soledad vale cincuenta puntos, pues el autor argentino dijo que él hubiera deja-do la novela de García Márquez en Cincuenta años de so-ledad: cien años son mucha soledad, concluyó el autor de El Aleph. Pues bien, si a un juez literario se le asignara una calificación entre 1 y 100 por la calidad de sus pro-pias obras, de su trascendencia, de su claridad y valor éti-co, y si a cada juicio de cada juez se le asignara asimismo un valor de 1 a 100 por el nivel de admiración, entre ab-soluta o más o menos reticente, con respecto al texto o a la obra que se somete a juicio, tendremos que grandes escritores de dimensión mundial y con valor de 100 o poco menos le otorgan un 100 de admiración a Juan Rulfo. Esto nos permite, en última instancia, construir, de una vez por todas, nuestro canon en narrativa y poe-

sía (o poiesis) colocando a Rulfo en el sitio de piedra an-gular: las desmoronadas piedras de Pedro Páramo son pie-dras angulares que en cualquier momento sirven de base para fundar o refundar una literatura (si el doctor José Narro ha dicho que urge refundar la República, nada nos cuesta subirnos al mismo carro y añadir que, de paso, también urge refundar el sistema literario mexicano). Si en algún momento se rompió el vínculo con Rulfo (hace un par de años el periódico Reforma entrevistó a uno o dos jovencitos ignotos y éstos se declararon alejados del escritor, poco afines a él; el periódico generalizó sin sus-tento y “cabeceó” con la noticia de que los jóvenes escri-tores ya no leen a Rulfo; si esto fuera cierto, habría que recurrir a Bertolt Brecht y decir que urge disolver al país entero, o por lo menos a las nuevas generaciones de plu-míferos, y convocar a elecciones), el presente volumen nos puede ser sumamente útil para que recuperemos el puro y llano placer de acercarnos a nuestra piedra angu-lar, desechada por más de un arquitecto autóctono (pero no por el arquitecto Víctor Jiménez).

En general, Juan Rulfo: otras miradas hace un aporte valiosísimo 1) a la teoría de la recepción en general y 2) a los estudios de la recepción de Rulfo en particular. 1) Proporciona un método para que trabajemos con las encuestas y otras prácticas periodísticas que cada cierto tiempo, en especial a finales de decenio, siglo o milenio, se preocupan por hablar de los libros del decenio, del si-glo o del milenio. Una encuesta sola, aislada, puede ser una fuente de información insuficientemente objetiva. Varias encuestas en que se repitan ciertos títulos y auto-res ya nos estarán proporcionando datos muy sólidos para la construcción de un canon irrefutable. En varias encuestas internacionales, muy significativas, Pedro Pára-mo aparece como un nombre seguro, estable, necesario. Luego entonces, el cotejo o la compulsa de varias en-cuestas arrojará un saldo o lista de nombres y títulos a los que habrá que considerar parte del canon de la len-gua o incluso del planeta. De la literatura mexicana, sólo Pedro Páramo alcanza ese nivel, si bien voces tan autori-zadas como la de García Márquez nos insisten en que no olvidemos la dimensión de El Llano en llamas, la cual po-dría quedar opacada por el hecho de que los encuestados se ven en la obligación de disminuir y diseminar sus elecciones y ya no les es posible incluir El Llano en lla-mas. 2) La recepción nacional e internacional de Juan Rulfo es el caso de recepción mejor estudiado en México (y este dato es de suyo significativo); quizá con tropiezos, sin duda con errores, aun así es innegable que la crítica académica está haciendo su trabajo y está aportando va-riadas y valiosas investigaciones en torno a la recepción del autor nacido en Jalisco; el presente volumen se vuel-ve imprescindible para quienes quieren seguir proporcio-

nando datos útiles a la hora de estudiar la recepción de literatura mexicana en general y la recepción nacional e internacional de Rulfo en particular.

Parte importantísima de esa recepción es el estudio de las traducciones. Traducir es unir literaturas. Es unir cul-turas, países. El traductor, humilde por naturaleza y por exigencia del oficio, es un gozne fundamental para la comprensión entre personas distantes. Gracias a traduc-tores de más de 30 lenguas, Rulfo es disfrutado por millo-nes de personas más allá de las fronteras del idioma. Este libro rinde homenaje a los traductores de Rulfo dándoles voz o permitiendo que se analicen las distintas estrategias y resultados de dicha labor, civilizada por excelencia.

Los tres editores merecen, por último, un buen elo-gio. Quienes hemos hecho o editado libros sabemos qué

difícil es llevar a cabo una labor como la que significa sa-car adelante cada una de las páginas de este tomo que alcanza las 485. No parece haber un solo error. Si los hay, son muy pocos. Encontré uno al azar: la encuesta de El País no se publicó el 1º de agosto de 2008, sino exacta-mente diez días después, ya que apareció en El País Se-manal, publicación dominical, y el 1º de agosto de 2008 no fue domingo (p. 144). El 10 de agosto sí, dos días an-tes del cumpleaños de Clara Aparicio de Rulfo, la máxi-ma musa de la literatura mexicana. La diferencia entre el 1º y el 10 es tan poco relevante que no hace sino demos-trar, por contraste, que los editores han cuidado obsesi-vamente todos los detalles y que el volumen es sustancia pura para escritores, profesores, traductores e investiga-dores de recepción y de traducción.

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evodio escalante

letRas e imáGenes, De jUan RUlFo

CUalqUieR Cosa qUe se DiGa sobre Juan Rulfo se queda pequeña. Es el gran maestro de la lengua, el señor indis-cutido del ritmo y de los matices. La fuerza del lenguaje se aúna en él al oído más fino que ha habido entre noso-tros: el habla de los mexicanos nunca había sonado tan auténtica, tan voz, tan ligera y profunda a la vez, como en los textos de Rulfo. No es la retórica ni el circunlo-quio: es el arte pegado a la tierra. Leyéndolo se tiene la sensación de que sus textos durarán para siempre, que se-guirán vivos mientras la lengua española también lo esté, y que su nombre perdurará cuando muchos de los escri-tores que hoy acaparan los premios y los primeros lugares en las listas de ventas hayan sido sepultados por el olvi-do. Su palabra de barro y de nube cumple la gracia de de-volvernos, más allá de cualquier pretensión metafísica, el sabor primigenio del solar natal. Por eso regresamos de modo constante a sus libros y por eso cualquier hallazgo en torno a su figura y su obra tiene que interesarnos.

Hace ya algún tiempo, la familia de Rulfo dio a la prensa una serie de materiales inéditos, casi todos ellos fragmentarios, tomados de las libretas de apuntes del au-tor. El libro, que se tituló Los cuadernos de Juan Rulfo (Era, México, 1994), permitía al lector el ejercicio de una mira-da indiscreta, consistente en la posibilidad de asomarse al “taller” del escritor, conocer sus tanteos y sopesar aque-llos párrafos y trozos completos que fueron desechados por el ojo rigurosísimo del autor de Pedro Páramo y El Lla-no en llamas. La escritura, como lo saben todos, es pareci-da a la escultura: se trata de eliminar con el cincel la ma-teria sobrante. Cualquiera pensaría que con esta publicación se habría agotado el Rulfo “inédito”. Que ya no quedaba nada por descubrir. Pero luego llegaron otros textos, de los cuales uno de ellos me importa resaltar: el que integra un importante material fotográfico del propio Rulfo, interesantísimo y de primera, acompañado por una serie de textos tomados también de sus cuadernos de apuntes pero esta vez no de la fuente propiamente “lite-raria”, si se la puede llamar así, sino de la preocupación

rulfiana por conocer al detalle la historia del país y por recorrer cámara en mano todas aquellas zonas en las que existe algún monumento arquitectónico de interés. Rul-fo, y esto queda documentado en este libro titulado Le-tras e imágenes (Editorial RM, México, 2002), tenía no sólo un detallado conocimiento de los vocablos que utili-zaba para construir sus relatos, también poseía saberes muy precisos acerca de la historia nacional, y un interés más que evidente por documentar ese México plural, mu-chas veces recóndito, perdido detrás de cerros y de caña-das que salta a la vista en sus fotografías.

Preparada por el arquitecto Víctor Jiménez, quien construyó la casa de descanso de Rulfo en Chimalhua-cán, Chalco, éste es un libro peculiar. Lo forman los apuntes de un autor que a menudo se limita a transcri-bir, a propósito de una tal o cual iglesia, lo que se dice de ella en algún catálogo histórico preparado por especialis-tas en la materia. Si sólo se tratara de una transcripción, acaso este material carecería de mayor interés. El asunto es más complicado, porque Rulfo copia en unos casos, pero en otros selecciona y ordena según su gusto, elimi-nando por ejemplo –como lo hace notar el editor– la visión piadosa de la “evangelización” (su visión de la his-toria era un poco más ruda) que a menudo campea en los catálogos. En otras partes, agrega observaciones de su puño y letra que denotan un conocimiento sobre el te-rreno. ¿Se trata de un trabajo de los que llaman “por en-cargo”? Todo indica que sí. De hecho, algunos de estos textos fueron publicados (y pagados, por supuesto) en la revista Mapas, entiendo que hoy desaparecida. Esto no obsta para que advirtamos una faceta muy auténtica del autor. A la vez que toma fotografías del templo de Tlaya-capan, por poner un ejemplo, Rulfo redacta la nota des-criptiva del monumento histórico. El texto base estaría tomado de un artículo publicado en la revista antes mencionada por un autor que ahora no tiene caso men-cionar..., pero a la transcripción agrega varios pasajes con sus observaciones. De tal suerte, anota: “Su aspecto

general es de iglesia-fortaleza con gruesos y elevados contrafuertes. Es de una nave, cubierta con bóvedas de cañón.” Prosigo: Las celdas y otros compartimientos pre-sentan un aspecto –y aquí viene otra vez la voz de Rulfo: “de la más desoladora destrucción, y la obra ruinosa de los años deja ver sus huellas en este enorme conjunto almenado”.

La nota dedicada a “Meztitlán” es impresionante. De su puño y letra surge esta descripción, implacable: “Saliendo de Pachuca hacia el norte, por la carretera que une a esta ciudad con Molango, se ofrece al viajero un espectáculo imponente desde la cima de la Barranca de los Venados. Como si de pronto se hubiese abierto la tie-rra, se presenta a la vista una enorme grieta que rompe la monotonía de las llanuras de Atotonilco el Grande.”

Pero el hallazgo absoluto, y lo digo también en el sentido literario, lo constituye el relato que se titula “Castillo de Teayo”, éste sí totalmente surgido de su plu-ma. El texto podría ser muy bien la crónica periodística de un fotógrafo que anda buscando un pueblo perdido en la huasteca veracruzana en una inclemente noche de lluvia..., pero se convierte en una pieza literaria de pri-mer orden, digna de figurar en la más rigurosa de las an-tologías. En manos de Rulfo el relato se convierte desde las primeras líneas en una incursión casi mágica en el tiempo otro de la comunidad rural mexicana, una comu-nidad asediada todavía por los fantasmas del pasado pre-hispánico, que no se dejan aplacar. Se ha dicho hasta el cansancio que en el mundo literario rulfiano casi no apa-recen los indígenas; el propio Rulfo quizás se defendería diciendo que en su región los españoles arrasaron con todo, y que no podría hablar de lo que no perdura ni como ceniza. El “Castillo de Teayo” es como la revancha. El Rulfo que trabajó durante años en el ahora desapareci-do Instituto Nacional Indigenista le otorga toda su voz y toda su fuerza a la voz de la memoria indígena en este relato alucinante que no puedo describir sino sólo reco-mendar. Como quien dice: hay Rulfo para rato.

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86carlos montemayor 87 carlos montemayor

ismael García marcelino

CaRlos montemayoR:DesPeRtaR la ConCienCia Del alBa

la tRaDiCión oRal es uno de los rasgos culturales que ma-yor reverencia tuvo de Carlos Montemayor en su misión de comprender los tonos en el color del rostro mexicano. Más allá de la dermatología, el rostro del pueblo mexica-no no se completa sin la iluminancia multicultural de los pueblos indígenas, ni la sinfonía cosmogónica sin sus lenguas, de acuerdo con lo que el propio escritor expresó con frecuencia cuando presentaba en diversos festivales de la palabra –en la UNAM, en El Colegio de México o en el Centro Cultural Cabañas, de Guadalajara– a los poetas indígenas.

En la tradición oral, el escritor chihuahuense encon-tró la mejor forma de acercarse a la segunda lectura que del México contemporáneo debe hacerse, si se trata de comprender los avatares de su resistencia, la heroicidad de su supervivencia, la continuidad en su desarrollo y la magia de su permanencia, a pesar de (o por encima de) la violencia globalizadora que contra los indígenas toda-vía se ejerce.

El involucramiento y compromiso de Carlos Monte-mayor con las lenguas indígenas tuvo bases extraordina-riamente sólidas. Su amor por la pluralidad representada en “todas las lenguas” del mundo lo invitaba. Ya había incursionado en las traducciones del griego, con los clá-sicos, en latín y en napolitano. Recuerdo la traducción que hizo con Kápatos en su Antología de la poesía griega. ¿Cómo no iba a ser tentadora la aventura de meterse en las aguas de las más de 300 lenguas y variantes dialecta-les de este México multicultural y multilingüe?

Sus vínculos con las lenguas y los movimientos indí-genas se extendieron a otros dominios. Un ejemplo pue-de ser significativo. En 1995, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes extendió su cobertura para designar becas a escritores indígenas. El jurado estuvo integrado

por Víctor de la Cruz (zapoteco del Istmo), Miguel May May (escritor maya peninsular) y Carlos Montemayor. Con el Programa de Apoyo a los Escritores en Lenguas Indígenas se abrió desde entonces un mundo de posibili-dades que no había sido considerado jamás por progra-ma alguno (como no fuera para folclorizar la palabra de los indios de México). Con ese espacio para las letras ori-ginarias (que ahora se ha ampliado para que los escrito-res sean becados por tres años y se incorporen al Sistema Nacional de Creadores), se ha avanzado hacia la confor-mación de una asociación de escritores que aglutina a la mayor parte de los escritores de México y América Latina y que cuenta con una biblioteca especializada en la lite-ratura en idiomas americanos (incluido el castellano, el garífuna de Belice y el francés de Canadá). Esta asocia-

ción, la ELIAC, cuenta entre sus filas a especialistas como Carlos Lenkersdof o Miguel León-Portilla y, hasta el día de su muerte, con Carlos Montemayor.

El impulso a la incorporación de “lo indígena” en la educación nacional de base (el ámbito que articula la SEP) también fue otra de las importantes acciones de Monte-mayor en el terreno al que nos referimos. Él subrayó la importancia que tenía conformar una educación pluricul-tural a partir de una revisión profunda de los contenidos, e insistió en que deberían ser indígenas los educadores que aportaran métodos y contenidos para las adecuacio-nes correspondientes.

Como poeta, Carlos Montemayor ayudó a los hablantes de una lengua originaria a meditar en ella para ayudarse a encontrar la poesía de la conciencia. Muchos no se sabían poetas hasta que supieron buscar y aprendieron a encontrar. En tanto traductor, el escri-tor parra-lense los llevó a incursionar en la disciplina de la transferencia de una lengua a otra a la manera de los antiguos maestros rurales, que no vieron sentido a su profesión hasta no convertirla en apostolado.

No puedo terminar sin atender en una brevísima evo-cación a lo que como ser humano representó Carlos Montemayor para el amigo. Fue emocionante disfrutar su presencia cuando tocaba el piano interpretando a Greever, a Lara o a Sarita Montiel, o cuando interpretaba nuestros queridos corridos. O cuando teníamos veladas en la isla de Yunuén, cantando pirekuas. Y recordar sus pláticas: sobre los movimientos sociales, la historia, sus novelas. Fue igualmente importante para el que esto escribe escuchar sus comentarios a la novela Alonso Mariano en el Museo Nacional de Culturas Populares, junto a David Chávez Rivadeneira y Frida Villavicencio, en 2004. Gracias, tata.

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88portales del sur 89 portales del sur

la ex-CáRCel De ValPaRaÍso

Manchas de sangreenrojecen las paredes azuleslas rejas guardan aún lágrimastras los barrotes oxidadosa espaldas de una ciudad que nunca duerme

Las crujías han sido tomadas por asaltoniños y jóvenes dejan su improntaen las paredes semiderruidasen este lugar de muertemariposas y bufonesbailan abrazando la vida

Atrás el mar y una ciudad que fue tomada a sangre y fuegoen el jardín Aníbal Pintolos perros que se sienten palomasignoran olímpicamente la prepotencia de Neptunodespués de esa visitael caldillo de congrio de la oda elemental de Nerudanos sabe amargo y triste

Incrustada en la montañaen esta ciudad ilustrada por graffitisuno de ellos resume la sentenciaque se comparte al pisar estas tierras:“Este país es mío, mío, mío…

CaCHao

Las rocas blancas Por el guano de focas y pelícanosVigilan el mar Pacífico

Las olas rompenFrente a corredores obesosQue ignoran el estruendo marino

El gran reloj vegetalMarca las 2 en punto de la tardeSin conmover a la foca giganteNi a los altares de algas marinas

La sal de ese marMoja quedamente tus labiosHumedecidos ya por el deseo

Viña del Mar, Chile, diciembre 6, 2009

PoRto Viejo

Siento en el cuerpoLa tenue brisa del mar que estoy por conocerEs la imagen mejorDe nuestra aterradora fugacidad

En este mar restallando de luzNos abrazaLa impúdica fragilidad del amor invernal

toRmenta en el PaRqUe lezama

Los copos amarillosHan cubierto el inmenso y misterioso jardínY los breves arroyos marcados por las parejas pares

Un viejo vestido con pielesEscucha tangos en un radio de pilasFrente al monumento que recuerdaAl fundador de Buenos AiresEsbeltas mujeres pasean a sus robustos perros

Las nubes a las siete de la nocheViajan a gran velocidadSin importarles los desaforados gritosDe los pájaros

En esta entrañable torre de Babel¿En qué idioma describirTanto desamor acumulado?

isla neGRa

El reloj de la salaFrente a esa costa de grandes rocasMarca permanentemente las 7:30 Frente al gran pez verde y astrolabio

Presiden la escenaUn caballo gris de gran alzada Un telescopio brillante apuntando al infinitoY un ancla gigantesca de metal

En el comedor para nueve invitados–y grandes copas de cristal rosa–La mesa que vino del marY mascarones de tamaño natural

Baudelaire, Whitman y PoeSon algunos de los pasajeros silenciososQue junto a una cocina cerrada para siempreViajan en este barcoQue flota en el abismo…

Isla Negra, Chile, diciembre 5, 2008

la seBastiana

Al fondo el marlos barcos semilentosinmensos edificios al fondo del horizonteenmarcan el perfil azul de la bahíacasas verdes azules amarillasse van desvaneciendo a lo lejosextrañamentese acercan tres barcos de guerra sin insigniasel bosque es un jardíndonde se oyen los pasos de Nerudasobre el barandaltu cuerpo es otro mascarón entrañablea punto de arrojarse al vacío

Valparaíso, Chile, diciembre, 2009

PoRtales Del sUR (Homenaje a Pablo neruda)

Gaspar aguilera

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90puros cuentos 91 puros cuentos

emilio toledo

ReCUeRDos De Un insURGente qUe tamBién FUe HéRoe

en la naRanjÍsima taRDe de un otoño antigachupín, el insurgente sintió cómo una bala fría perforaba su pecho. Las siluetas escopeteras, anhelosas de libertad, y las caras imbéciles de güeros lampiños se desvanecieron. El insur-gente pensó en treinta y siete, en la bala fría, en el águila que abre el vuelo para, tranquila, devorar la paloma. Miento. El insurgente sólo pensó en el graznido –que sea el olvido– y por eso sintió miedo. Preocupóse por lo su-blime del instante y, a manera de un libro que se rompe y se deshoja, caminó, lentamente, la memoria. El insurgen-te cayó y ya no sentía la frialdad de la bala, y en su caída el sonido fue seco y treinta y siete años, los años de su vida y el sonido seco y qué importaba y que importó si, de pronto, al insurgente Manuel Villalongín se le ocurrió creer que había sido un héroe. (Momento de silencio. Perdura el miedo. ¿Para siempre? Quizás, quizá para siem-pre.) El insurgente lo creyó –y lo siguió creyendo incluso después de la muerte– porque en su mirada absorta apare-cieron los recuerdos que sólo los héroes pueden ver.

Recordó los trágicos días en que echó de menos el sa-bor del agua. Para entonces contaba ocho años. La ciu-dad fue un escándalo. Los hombres caminaron muchas leguas hacia el río Grande y las mujeres soltaron opro-bios, con tal de no escuchar a su sed. Por caprichosa, la Virgen de Guadalupe no alcanzó la misericordia. El cla-mor terminó en murmullo y el santiguamiento se con-formó. La penuria no acabó sino muchos meses después. Un obispo giboso y con manos de bondad reparó el acueducto de quinientos arcos y tal vez más que atrave-saba Valladolid: ciudad colonial, confusa y jardín de la Nueva España.

Recordó un paisaje de maíz, ojal de ojitos, trigo, llan-to de ojos, cebada, confusión de ojales/un paisaje crepus-cular pero también del alba/un paisaje repetido tantas veces donde la lluvia era eventual. La lluvia le gustaba. Donde a lo lejos, montañas pero más bien montes.

Donde a lo lejos, su padre de tez morena, machete en mano, su madre exclamaba: “Métete pues, Manuelito, que te vas a enfermar, que se cae el cielo, y las ropas nun-ca se secan luego. Te vas a enfermar y luego quién te cura.” Manuel respondía: “ya voy”. Pero Manuel nunca habría de ir. Manuel habría de mirar la lluvia, y sus cabe-llos se mojarían y también su rostro y sus ojos negros.

Recordó los arcos. Mariachis y villanciqueros. Indios. Todos los días. Pobres. Viejas del desprecio. Calles. Se confundió su memoria. El insurgente Manuel Villalon-gín quiso seguir recordando su infancia pero la bala le estaba quemando las arterias de su corazón. No le sobra-ban instantes. Olvidó veinte años de su vida sólo para recordar, escupiendo sangre, el día más feliz de su vida y algunos otros no menos importantes.

(Pero, carajo, la historia requiere hechos que el insur-gente no ha logrado recordar. Hago un recuento para que veinte años no caigan en el olvido. Así pasaron: en 1776, Manuel construyó una casa de adobe y, más esbel-to que nunca, bigotudo por vez primera, se mudó a ella. Siguió cultivando porque el movimiento danzarín del trigo lo seducía. En 1800 se embriagó con un tequila amargo y en los años siguientes, Manuel se introdujo numerosas veces en la biblioteca del colegio de San Nico-lás. Leyó libros que llegaban desde Europa lejana. Vis-lumbró, con anticipo, algo que en silencio muchos nom-braron “revolución”).

Recordó la risa. Manuel Villalongín sabía que un hombre se enamoraba de una mujer por tres circunstan-cias: el oportunismo de su perfume, la expresividad de sus senos y la casual mirada, acaso ingenua, que de la mujer es brillo de ojos y del hombre ceguera. Por eso se sorprendió cuando, en noche de interlunio, se conmovió al escuchar una risa que era de mujer/que de niña/que era sincera/que aniquilaba el fragor/que era belleza. “Me llamo Josefina”, dijo. Y Manuel oyó la risa en sus Jo

sé g

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92puros cuentos 93 puros cuentos

palabras y en su rostro y en sus cabellos. Y quiso saber si la risa reposaba en su cuerpo, en sus muslos desnudos, en su tacto sin calma. Y lo supo.

Recordó al hombre flaco. Había sido el primero en cultivar la morera en Colima. Manuel lo escuchaba y le oía palabras vagas. En aquel conventículo apodado la Francia Chiquita el hombre flaco pregonaba justicia, igualdad y fraternidad, decía Fernando VII, pueblo, ar-mas, repartición de tierras y otra vez libertad. Abría la Bi-blia, reía, leía el periódico, su voz dejaba de temblar. Se dirigía a los indios en su lengua, presumía un latín fúne-bre y un francés trastocado. Se palpaba el corazón con la mano derecha, y cada acto, cada gesto, quería decir revo-lución, quería decir independencia.

—Manuel Villalongín —llamó el hombre flaco.—Dígame —respondió nervioso.—Serás insurgente, mariscal de campo. Servirás bajo

mi capitanía, pelearás, pelearemos por la patria, hasta lo-grar la revolución o hasta tu muerte. ¿De acuerdo?

Manuel Villalongín no lo pensó mucho.—De acuerdo.El hombre flaco esperaba más respuestas. Se acarició

los cabellos que eran escasos y también entrecanos.—¿Todo bien, Villalongín?—Sí… no… he guardado una pregunta desde hace

tiempo.—La escucho.—¿Cuáles son las virtudes de morera?(En alguno de esos días, en una boda feliz, el insur-

gente se casó con Josefina).Recordó su primera batalla. Difícil pero ganada. El in-

surgente Manuel Villalongín fue de los pocos hombres que cogió un arma de fuego. Era una escopeta, dañada, y sin embargo monumental ante la impotencia de hachas y palos que cargaban campesinos, carpinteros e indios. Ocurrió un 28 de septiembre en Guanajuato. Doce días antes el hombre flaco había gritado –con tono más deli-rante del usual– vivas y más vivas, había llamado al pue-blo a pelear contra los españoles. Veintiocho años antes el insurgente tenía sed. De repente, disparaba a otros hombres y el viento era ligero y el insurgente gritaba libertad para no cagarse de miedo. Los realistas fueron vencidos. Manuel Villalongín sonrió satisfecho porque el hedor de matar no era tan grave.

(Después de Guanajuato siguió Valladolid, donde los esclavos dejaron su oficio; el cerro de las Cruces, donde ganaron enérgicamente los insurgentes; y Guadalajara, donde el hombre flaco mandó publicar un periódico que divulgara la causa de Independencia. En julio de 1811, un hombre de paliacate informó a Manuel que su esposa había sido secuestrada. Tenía que entregarse a los espa-ñoles, o de lo contrario Josefina sería fusilada).

Recordó las palabras Los gachupines secuestraron a Jose-fina como el desvanecimiento de las cosas, como el triste final de una historia escrita por la infamia. Pero antes de oírlas las vio. Y sus ojos se colmaron de ira. ¿Se entregaría? No podía regresar a Valladolid. La ciudad estaba cercada, lo buscaban por todas partes. Prefirió caminar largos tra-zos, en días de resignación, de monólogos inquietantes. ¿Se entregaría? Una segunda noticia lo estremeció: el hombre flaco había sido aprehendido y sería fusilado en el norte. Manuel se encontró temiblemente solo, ca-minando firme, cabizbajo, sin saber a dónde dirigir sus pasos. Su rostro se opacó porque las cosas se habían tor-nado color gris en Michoacán, región de históricos cielos naranjas. ¿Se entregaría? Entonces lo supo. La dignidad de un insurgente, la melancolía de un hombre que se confunde. Ideó el rescate de Josefina y se aferró al sueño. En lo más profundo del insurgente Manuel Villalongín surgió la verdadera revolución.

Recordó el día en que las palomas abrieron el vuelo para ser devoradas. Dialogó con el hombre de copete, nuevo líder revolucionario. Le pidió cinco hombres ar-mados. Sin caprichos, aceptó dos. Un tercero, un joven de ojos verdes entusiasmado por la temeridad, se sumó voluntariamente. El sol se había ocultado. El insurgente Manuel Villalongín cogió su caballo, acicaló el par de ar-mas. “Vamos”, ordenó, y poco antes de llegar a la ciudad tuvo un presagio: “lloverá”. A lo lejos avistó a los guar-dias. Recordó la risa, pensó en Josefina; ¿yacería en llan-tos, en sangre, en el último instante? Sólo el señor lo sa-bía. Sólo el Señor la cuidaría. “Siga lo que sigue”, exclamó. Y dos de sus escoltas simularon un altercado frente a la base de vigilancia. Los gachupines se distraje-ron al separarlos. Por detrás del disturbio, entraron Manuel y su camarada a Valladolid. Las palomas ya vola-ban. La plazuela de las ánimas fue capilla y ahora refugiaba a Josefina, y ahora estaba rodeada por españo-les armados y una luna ensimismada. Empezó a llover. Cara en alto, fugacidad aproximada, el joven de ojos verdes cruzó la calle real, disparando a guardias escanda-lizados, golpeando para huir. La distracción fue útil. El in-surgente logró llegar a la puerta de la cárcel. El portero fue sorprendido por una pistola en la sien. En un acto de des-esperación, pero siempre sigiloso, abrió la prisión. Con una sonrisa escapada, Manuel le golpeó en la nuca. Una vez dentro, llamó a Josefina, recorrió las habitaciones, final-mente la escuchó. El llanto de Josefina se entremezcló con el recuerdo de su risa. Se miraron. Ella se acercó, ella lo abrazó. Él permaneció serio. Su rostro se ocultaba bajo el gesto consagrado de un héroe. Salieron, montaron el caballo. El insurgente esperaba un balazo final en la es-palda. Estaba nervioso. Tardó en darse cuenta pero las palomas seguían en el aire, melódicas, sosegadas, con un

aleteo que había de augurar días de fuego y amor y paz para la familia Villalongín, luego de aquel rescate para siempre soberbio.

El insurgente Manuel Villalongín no pudo respirar más. La bala le dejó muerto, incapaz de recordar su última batalla, sus últimos momentos.

Vivo, habría recordado Puruándiro, donde batalló por última vez. Donde, antes de morir, mató a tres realis-tas, le dispararon y tuvo recuerdos que lo hicieron creer que era un héroe. Que lo hicieron llorar.

El insurgente lloró por miedo pero también por nos-talgia. Porque la nostalgia es la mezcla más simétrica de la tristeza y la felicidad, y porque ignoraba si la muerte

debía dejar a un héroe triste o feliz. Manuel tampoco de-dujo el porqué los héroes debían morir en batalla. Prime-ro murió. Dios no quiso que el insurgente supiera que todo héroe muere en batalla porque su lucha pretende ser eterna y humana. Y no lo quiso porque el mismo insur-gente, tirado en los pastos de Puruándiro, lo recordó. Y entre el afán de la decepción y la persuasión del coraje, disparó al cielo, peligrosamente sereno. Entonces, el vien-to de la muerte lo internó en las calles de Valladolid. En los arcos del acueducto, en el trigo, en Josefina, en la pla-zuela de las Ánimas (que años después llevaría su nom-bre), en el grito del hombre flaco, en la Revolución. El in-surgente Manuel Villalongín pasó a ser un recuerdo.

alfredo Zalce

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95 puros cuentos

David aburto

Una VaCa en la alameDa

naDie saBe de dónde vino ni cómo fue que llegó; pero ahí está la vaca en la Alameda, entre sauces y fresnos y tres o cuatro pinos, ramoneando el escaso pasto del pra-do de enfrente de la fontana de la plazoleta central. Los viandantes de las avenidas paralelas se acercan y la mi-ran atónitos, pasmados por el asombro de tan insólito acontecimiento; en intervalos recurrentes observan a la vaca y se ven unos a otros, incrédulos.

De poco en poco se convencen de que el animal está ahí, porque muge lastimeramente y con ello contribuye en su certidumbre, y los expectantes citadinos celebran con risas y aplausos la entonada presencia de la bovina. Los co-nocedores echan de ver que es una vaca y ésta, azorada, alza la testa y los mira, a su vez, con sus ojos acuosos.

Además de los mirones expectantes parados sobre los asientos de cantera que rodean la fontana y recargados en las pilastras, atentos a los movimientos de la cuadrúpeda doméstica, otro viaje de gente se aglomera en los altos del kiosco y festeja con risotadas y gritos los mugidos de la pinta lechera.

Los concurrentes con iniciativa comenzaron a plan-tear sus conjeturas:

“Que si es parte de un espectáculo…”“Que si un irresponsable urde un mal rato para el go-

bierno de la ciudad…”“Que si alguna de las huestes del otro partido llega-

rán con la hornilla y la paila para freír al marranote…” ¡Y ya ven a la vaca cual res patas arriba y abierta en canal!

Para la mañana del sábado todo mundo sabe de la vaca en la Alameda, y las multitudes se congregan a su alrede-dor; la vacuna les recibe con resoplidos, manoteando en el suelo y meneando la testuz de abajo arriba amenazadora.

Algunos atrevidos la rondan y no falta quien intente torearla. “¡Los marranos no embisten!”, sentencia cate-górico un bolero ilustrado, que parado en un pie sobre su cajón de trabajo atisba el comportamiento de la mugi-dora bovina.

Sobre el pavimento de la segunda avenida, la más próxima, chirriaron las llantas de un vehículo: de la ambulancia descendieron dos médicos y otros tantos paramédicos con atuendos inmaculados, como quien atiende a peregrinos a la Basílica en días memorables, que rápidamente ampliaron el espacio vital de la vaca, reculando a los mirones diez pasos atrás que no bien-querían retroceder.

Las televisoras, ubicuas hasta el sacrificio, siempre por trasmitir las mejores noticias nacionales, filmaron detalle y pormenor de la minuciosa auscultación médica que fue desde los cuernos hasta la cola.

Al principio la hembra se siente conturbada y luego, exasperada, dice para sus adentros: “cómo dejarse revisar ante el público…”, “y por cuatro desconocidos…” “¿Qué irán a decir los hijos de mi futuro marido?”

A los vendedores de chatarra no les fue difícil enve-nenar a la concurrencia con sus productos, y por aquello de las tientas vendían hasta franelas de todos los colores y aun negras: “¡total, si no la puedes torear… pos la ordeñas!”

Una mañana ya no estuvo más en la Alameda Marga-rita, que así la bautizó la voz infantil en sus raros acerca-mientos a la robusta novillona; los curiosos tardíos la buscaron, frustrados, pues perdieron la oportunidad de conocer, en pie, la fuente habitual de sus tacos.

Pero pronto trascendió y se supo que Margarita se en-cuentra en un espacio improvisado pero en condiciones inmejorables para su dignidad: “¡Mi novia de la Alame-da!” la llaman los masculinos que tuvieron la fortuna de conocerla, y que en su calidad de mascota de la ciudad, una vez que los profesionales convocados para el caso confirmaron que Margarita es real y verdaderamente una vaca, permanecerá en el zoológico del bosque. Y podrán visitarla preferentemente, según exigencias de la propia Margarita, aquellos citadinos que todavía no saben dis-tinguir una vaca de un marrano.

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96puros cuentos 97 puros cuentos

GaRRoBo, qUinCeUñas, jadea exhausto asido a los matojos de la cúspide del médano. Aunque su muleta está rema-tada con una tabla plana “¡Pa’caminar los arenales, pro-fe!”, la pendiente del médano dificulta su ascenso a la cima; cimas efímeras en esa temporada del año cuando los vientos del norte desatan sus embates contra toda la zona costera. “¡Huele a muerto!”, musita, divisando el dorso del mar…; escudriña tenso, otea mar adentro y sospecha el presagio fatal pero no ata a comprender el por qué de su desasosiego; y siente una mezcla de ansie-dad y miedo, un temor inusitado como nacido de la des-confianza a lo desconocido.

Pasada la medianoche se tiende a su alrededor una neblina pegajosa, y no alcanza a discernir si el cuarto creciente lunar viene o va: “¡qué puta madre hago aquí!”, se repite, regañándose, como si acaso tuviera algo mejor por hacer; pero la brisa con sus olores y barruntos le dice de algo muy raro en aguas adentro..., lejano y aje-no a sus decisiones.

Ahora se percata que el descenso del médano reclama su mayor arresto y se le reencabrona su modo; su atrevi-miento queda fracasado, hollada su cusca naturaleza abatida como la playa por la pleamar. Pero su ansioso fis-goneo que no se acomoda a la sujeción de los aconteci-mientos, espera impaciente avistar en las oscuridades.

“¡Ejte jijoeputa antojo de sabé antequesuceda!”Antes de descaminar la cuesta del médano liba a gran-

des tragos, con excitante fervor, medio cuartillo de mula-prieta que lleva consigo siempre… “¡Pamij apuro, pué!”.

María Lizamba es un pueblo de la costa donde las mujeres no envejecen… “¡Poque no quieren, pué!”.

Desde que Pilar Sosa se robó el tren, no sucedía nada de tanto asombro, pasmo y ambición en el pueblo.

David aburto

maRÍa lizamBa

“¡Mira que encalar el terraplén con ese polvo blanco y raro de los paquetes que recalaron en la playa!”, comen-tan Rubén Castro y Nacho Carmona, suspicaces y taima-dos que divisaron las querellas y no le erraron.

Fue en el mes de abril, en una de tantas salidas tem-praneras para la pesca de jurel, cuando vislumbraron los bultos: “A la ojeada creyeron que eran muertos, ¡hom-bres botados al agua!, ya luego divisaron qu’eran esos pa-quetes desconocidos nunca vistos poacá; ¡amieso meijo el hijo de Goyío!”.

—¿Goyío?—¡Tío Goyío, coño, de Punta Marcial!—Los hechos que le han dado notoriedad a María Li-

zamba han sucedido por las Fiestas de Octubre, ¡qué Fe-ria del Jurel ni que la chingada! ¡Las Fiestas de Octubre!, —afirma categórico, casi colérico, Nacho Carmona—.

—¿Tú sabes qué sucedió Tila?, —la tantea Rubén Castro—. Tila es, a fuerza de saberle todo a todos y por su lengua incontinente, la periodista del pueblo.

—¡Pos luego!,—–contesta Tila y advierte—: “¡cómpra-me caguamas y te converso!”

—¡Pobecita miaijada, ni treaño alcanza, babeaba y ejtaba como ida! —Describe Tila después de destapar cuatro caguamas—.

—La llevamoj con el médico Mirafuentes y él fue que nojdijo: “¡no es cal!, ¡la cal quema! ¿qué comió esta criatura?”

—Entonj le enseñamo el polvo… ¡y lo probó!: “¡esto es cocaína!, ¿cómo tienen ustedes este polvo?”.

—¿Dotó, cocaína?, ¿en María Lizamba cocaína, cómo pué dotó?

“¡Goyo ya no asocia más…, todo lo borró de su men-te!” —comenta Raúl Castro—.

“¡Y cómo no, con las idas y traidas, las amenazas y madrizas que le despacharon los perjudiciales hasta yo nobienquisiera!”; —sentencia Nacho Carmona como peí-do, y torna a su reclamo—: “¡Lo notable en María Lizam-ba acontece en las Fiestas de Octubre!…”

Con un viaje de gente esperando el juego de pelota, Caballo y Chéjere limpian el terraplén y lo encalan con ese fino polvo blanco y raro, presentido, casi augurado, procedente de los bultos que el hijo de Goyío divisó a la deriva mar adentro, y que entrada la mañana recalaron en la playa.

Alineando el cuadro a cuatro manos Caballo y Chéje-re mudaron el terraplén en un campo de beisbol.

GlosaRio

Jurel: nombre común de peces que se caracterizan por sus colores

dorados, plateados o azules. Son peces marinos, de aguas

profundas y migrantes. Viven en el Mediterráneo, Atlántico,

Pacífico e Índico.

Mulaprieta: una mezcla de alcohol de caña de noventa y seis gra-

dos pintado con refresco de sabor.

Peído: de peerse, pero que no tiene la acepción estricta en este

caso, sino la de enojarse, encabronarse.

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98puros cuentos 99 puros cuentos

PResentaCión

A finales de mayo de 2010, “la cultura de la estabili-dad” –declarada como “no negociable” por la canciller alemana Angela Merkel–, así como la presión del Fondo Monetario Internacional para reducir drásticamente los déficit públicos, flexibilizar los mercados de trabajo y consolidar los sectores bancarios en los países de la Unión Europea, se convirtieron en mandato para los gobiernos del Viejo Continente. Italia, Gran Bretaña y España fueron los primeros en acatarlo, después de Gre-cia, donde se había iniciado la crisis provocada por los mercados financieros. Los economistas –portavoces ofi-ciales de dichos gobiernos– aceptan que las medidas de austeridad lastrarán el crecimiento y el empleo hasta 2013.

Joseph Stiglitz, Nobel de economía, afirmó en Ma-drid que “recortar en gasto social o en capital humano para atajar el déficit es absurdo. Puede conducir a la re-cesión. Randall Wray –economista post-keynesiano in-ternacionalmente reconocido– va más allá que Stiglitz y propone, ante el hecho de que los gobiernos europeos no son monetariamente soberanos, que la solución al-ternativa a la reducción del déficit “para ayudar a todos los países de la zona euro [consiste en] crear una autori-dad fiscal supranacional [semejante al Banco Central Europeo] similar al Tesoro de Estados Unidos, con capa-cidad para gastar como un gobierno soberano”. Ello evitaría caer en una depresión.

La histeria sobre los déficit gubernamentales ha con-tagiado incluso al presidente Obama, quien ha afirmado estar preocupado por dejar a sus nietos “una montaña de deuda”, a menos que se controle el déficit presu-puestal estadounidense. Wray se pregunta qué tanto esta histeria tiene razones ideológicas o proviene de in-comprensiones teóricas, porque el gobierno de los Esta-dos Unidos tiene 173 años administrando déficit públi-cos y nunca se ha declarado en bancarrota. Y, en cambio, “cada reducción significativa de la deuda públi-ca [desde 1819], con la excepción de los superávit de Clinton, ha sido seguida por una depresión y cada depresión ha sido precedida por una significativa reduc-ción de la deuda”.

Leamos ahora la sátira escrita por Randall Wray.

Randall Wray

la GRan DePResión y la ReVolUCión De 2017

WasHinGton, 7 de noviembre de 2017. Ayer, el Presidente de la Casa Blanca, Dennis Kucinich, fue jurado como Presidente, en reemplazo del presidente Jeb Bush, quien había huido a Riad, Arabia Saudita, a bordo del avión Air Force One, solicitando asilo en el complejo de su padre que es resguardado por el palacio de la familia Bin La-den. El vicepresidente Dick Cheney, quien ha estado en coma desde agosto después de sufrir su décimo quinto ataque al corazón, fue declarado incompetente. El Presi-dente Kucinich anunció inmediatamente un amplio pa-quete de políticas destinadas a poner fin a la Gran De-presión, que comenzó con la crisis financiera mundial de 2007. Hizo un llamamiento a la calma y rogó a los líde-res del ejército revolucionario del Partido del Té, que ha cercado Washington, cancelar el ataque que había sido planeado para hoy, en el aniversario número cien de la Revolución bolchevique. El comandante Dick Armey dijo estar dispuesto a reunirse para una discusión de un alto al fuego, siempre y cuando su milicia pueda llevarse a casa las armas.

Al parecer, el presidente Kucinich ordenó a los mari-nes invadir Goldman Sachs en la sede de Manhattan, a muy temprana hora de esta mañana. Aunque hubo algu-nos informes de disparos de armas pequeñas, la mayoría de los 6000 trabajadores se retiraron –al parecer sin librar batalla–, y están en camino hacia varias cárceles y prisio-nes del área metropolitana de Nueva York. El Presidente de Goldman Sachs, Timothy Geithner, fue capturado en el aeropuerto La Guardia, en un intento de abordar un avión privado para dirigirse a Riad. Una fuente anónima dijo que Geithner se quejó de que el presidente Bush lo abandonó a su suerte a pesar de haberle prometido su protección. El Presidente Kucinich anunció que Geithner sería acusado de fraude, extorsión y evasión de impues-tos. El caso se remonta a 2012, pero había quedado en suspenso cuando la presidenta Sarah Palin ordenó a la

oficina del Fiscal General detener la investigación en el Departamento del Tesoro. El Presidente Kucinich dijo que Goldman, el último banco que queda en los Estados Unidos, sería nacionalizado. Aseguró a los depositantes que el banco volverá a abrir el próximo lunes, bajo la gestión de un equipo de funcionarios nombrados por la presidencia encabezada por William Black. Todos los de-pósitos asegurados serán protegidos, pero se cree que otras reivindicaciones no podrán cumplirse. Agentes del FBI se habrían trasladado para tomar todos los activos de los empleados actuales y pasados de Goldman. Las órde-nes de detención de los ex secretarios del Tesoro, Paul-son, Rubin y Summers, también fueron publicadas.

El paquete de políticas del Presidente Kucinich inclu-ye condonación de la deuda de manera universal e inte-gral. Bajo el plan, todas las deudas privadas serán decla-radas nulas y sin efecto. Las consecuencias no son inmediatamente claras, pues los índices de morosidad ya han alcanzado el 95 por ciento en la mayoría de las cate-gorías de la deuda. Varios economistas dijeron que el nuevo presidente estaba sólo validando la realidad, pero otros sostuvieron que les dio protección legal a los ocu-pantes ilegales que se han negado a abandonar sus casas con ejecución hipotecaria en la última década. El movi-miento mundial para el “Año del Jubileo” había estado presionando por el alivio de la deuda de este tipo desde que comenzó la crisis.

Las propuestas de políticas, que han sido llamadas “New Deal 2.0”, incluyen también una garantía univer-sal de empleo, mediante la cual se da trabajo y salarios a unos 75 millones de desempleados en el país. El plan pa-rece seguir una propuesta que el entonces Representante Kucinich introdujo en la Cámara de Representantes en 2011. Los fondos del programa estarían a cargo de Washington, pero los proyectos serían creados y gestio-nados a nivel local. En ese momento, Kucinich había ar-

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gumentado que el programa “podría tomar a los trabaja-dores como son y donde están”, ofreciendo un salario digno a los participantes y servicios públicos útiles e in-fraestructura para sus comunidades. Cuando se le pre-guntó cómo pagaría el gobierno este programa, el Repre-sentante Kucinich señaló: “mediante la acreditación en las cuentas bancarias”, pues, por supuesto, “ésa es la úni-ca manera en que un gobierno soberano gasta”. Sin em-bargo, su proyecto de ley no había podido salir del comi-té; se reveló que hubo grandes contribuciones que fueron realizadas posteriormente por el gestor de fondos de cobertura, Pete Peterson, a todos los miembros del co-mité que se habían opuesto a la legislación –y aunque nunca fue acusado de malas prácticas, se sospechó por mucho tiempo que pudo haber existido una conexión–.

El Presidente Kucinich también anunció un nuevo “Plan Marshall” para Europa devastada por la crisis, que se ha sumergido en una práctica anarquía desde que la Unión Europea se derrumbó a fines de 2010. Pidió al ejército de las Brigadas Rojas italianas poner fin a su sitio de Berlín. Se comprometió a iniciar un puente aéreo de alimentos para millones de hambrientos de Europa, se-guido de productos industriales para ayudar a que las na-ciones europeas comiencen a producir para el consumo interno. Pidió el fin de la austeridad fiscal y argumentó que, dado que cada nación ha adoptado su propia mone-da con la caída del euro, cada uno tiene ahora la capaci-dad de “gastar mediante la acreditación en las cuentas bancarias”. Por lo tanto, “lo que es técnicamente posible es financieramente viable”.

En las noticias, Wall Street se recupera, con el Nasdaq alcanzando un nuevo máximo de casi 250 y el Dow gol-peando 1150 –los más altos niveles vistos desde la Gran Crisis de octubre de 2011 –El dólar también subió, a $52 por cada renminbi chino (RMB). El optimismo se exten-dió al mercado japonés, con el yen cerca de 132 por dó-lar.

En su declaración, el presidente Kucinich dijo que la larga “pesadilla” estaba llegando a su fin. Él usó un tono conciliador cuando respondió a una pregunta sobre las acciones de la administración del presidente Obama en los primeros años de la Gran Depresión, quien muchos creen fue el que sentó las bases para la Gran Crisis. “Mira, el Presidente Obama, así como sus sucesores, siguieron el consejo de los economistas –que continuamente pedían más austeridad fiscal, al igual que los médicos en los si-glos pasados solían desangrar equivocadamente a los pa-cientes hasta la muerte. Los economistas que fueron ase-sores, y los que aún están ahí, no tienen ni idea. Te prometo que yo prohibiré la presencia de todos los economistas en mi administración. No voy a buscar, ni voy a seguir, los consejos de los economistas.” Después

de una década de sufrimiento en el transcurso de la se-gunda Gran Depresión, el aliento de la nación tendrá un suspiro colectivo de alivio.

El Presidente señaló las experiencias de China, India y Botswana, únicos países que escaparon de la Gran De-presión. Recordó que hace apenas una década el PIB de los Estados Unidos y el nivel de vida promedio del esta-dounidense eran muy superiores al de cualquiera de es-tas naciones. De hecho, Botswana fue ridiculizado am-pliamente por sus políticas, que supuestamente habrían generado hiperinflación. Sin embargo, en cada uno de estos países se adoptaron programas para garantizar el trabajo y el desarrollo, y alcanzar el pleno empleo con estabilidad de salarios y precios. Y mientras que el des-empleo aumentó dramáticamente en todo el mundo, es-tas tres naciones gozan de pleno empleo y aumento en los niveles de vida –de hecho, los tres han superado el nivel medio real de ingresos de los hogares de los Estados Uni-dos. El presidente Kucinich dijo que Botswana ha ofreci-do enviar asesores para ayudar a que la política fiscal y monetaria de los Estados Unidos vuelva a encarrilarse. Proclamó que los días de equivocada austeridad fiscal han terminado, y se comprometió a “gastar lo que sea necesario para que los trabajadores y las fábricas de nues-tra nación funcionen a plena capacidad”.

En noticias relacionadas, unos cuantos economistas han declarado su apoyo a las políticas del presidente Ku-cinich. Entre ellos se encuentra el ex presidente de la Fed, Alan Greenspan, quien se había retractado de su creencia en la economía de libre mercado a principios de la depresión. A lo largo de los años se ha movido cada vez más a la izquierda, adoptando las reformas que están en línea con una medicina socialista para abolir la pro-piedad privada de los medios de producción. Mientras que algunos economistas han desestimado las declara-ciones públicas de Greenspan como los exabruptos de “un viejo senil”, otros han señalado que las declaracio-nes han sido muy convincentes, en contraste con los tes-timonios que solía dar como Presidente de la Fed. De ser uno de los primeros discípulos de Ayn Rand, ahora los testimonios recientes de Greenspan incluyen citas oscu-ras de Marx, Lenin y Rosa Luxemburgo. También ha es-tado pidiendo la eliminación de la Fed, argumentando que la política monetaria y la política fiscal deben fusio-narse en el Departamento del Tesoro del Gobierno de Es-tados Unidos.

alín Cid Fleitas

RUPtURa

…y el amoR DesPUés del amor después del amor después del amor… He pasado todo el día repitiendo esa parte de la canción ¿Qué habrá después del amor?

La ciudad está desierta. La llovizna fría impide que la gente salga a estas horas de la noche. En Sri Lanka una niña huérfana no sabe cómo hacer para detener la san-gre que sale de entre sus piernas. Una famosa actriz de Hollywood donó un millón de dólares para los huérfa-nos de la catástrofe, pero se le olvidó explicar, en caso que sucediera, cómo ayudar a esa niñita con su sangrar ocasional. Me cuestiono los hechos de mi vida: ¿Si las cosas hubieran sido distintas, yo estaría mejor o peor? El viento arrecia. La sombrilla se vuelve inútil. No me importa; a estas alturas ya nada importa. De todas mane-ras en Tokyo no lo entienden y seguirán comprando el agua de beber, a pesar de los procesos de higienización, y ya quedó claro que el agua del grifo es limpia pero la de la tienda es para tomar. En Sarajevo defecan en letrinas. El acto se hace más corto, la posición lo propicia.

Yo tampoco sabía qué hacer cuando me enteré, si buscarla y decirle que su amor me hizo cuestionar todas las leyes de la razón, o intentar olvidarla. La luz de su casa está encendida; hay un auto parqueado fuera. En el suroeste de Etiopía ha muerto un Konso ilustre; su ima-gen se tallará en madera y será clavada en la tierra. Los konsos aún tallan para sus héroes. Durante un tiempo el cuerpo se guardará embalsamado en miel y mantequilla, y se enterrará el día en que sea erigida su estatua. Mien-tras tanto los helicópteros sobrevuelan las calles de São Paulo, para vigilar el tráfico y asegurar el orden. Enton-ces es ahí donde me pregunto si ella fue feliz conmigo

todos estos años, y la maldigo, aunque reconozco que soy capaz de hacer cualquier cosa por ella.

Pero nadie sabe de esto, y un grupo de científicos de la Universidad de Leipzig sueñan con estar en dos luga-res al mismo tiempo, revisan los apuntes de Schrödinger y vuelven sobre pretenciosas ecuaciones para valorar po-sibles tele-transportaciones en los próximos decenios. Toco la puerta. Me abre un hombre desconocido. Qué estúpido fui. No lo quise creer cuando me lo dijeron pues pensé que no era cierto, pero ahí estaba la prueba frente a mí, tratándome como a un extraño, llamándola a ella para decirle que la buscaba un tipo, que hasta ayer era su marido y ahora un desconocido que tocaba a la puerta a las doce de la noche bajo la lluvia.

La contaminación hace de Norilsk una ciudad no apta para vivir. Situada en el norte de la Siberia, sus habi-tantes producen el noventa por ciento del paladio mun-dial. Las chimeneas de sus fábricas escupen millones de toneladas de dióxido de azufre. Cáncer de piel y asma son las dolencias más comunes entre sus habitantes. En Ilesha le cortan el clítoris a las niñas. Es una costumbre milenaria, algunas no logran sobrevivir a la infección.

Me enjuago la sangre. Costó trabajo matarlo. Tuve que apuñalarlo hasta que dejó de moverse. Ella aún res-pira, el golpe la dejó inconsciente. Presiono con mis ma-nos sobre su boca e impido que el aire entre. Mejor así, no quiero hacerle daño y que su cuerpo quede como el de él. Afuera ha escampado …Y el amor después del amor después del amor después del amor… ¿Qué habrá después del amor?

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las Fotos qUe ComPonen la Galería de este número de Rojo-amate son obra de los magníficos fotógrafos Arturo Osorno y Martha Guaderrama. De Osorno se presenta la serie que hemos titulado “El progreso al desnudo”, y de Guaderrama las que hemos titulado “Después de todo, la vida”. Como en toda obra de arte fotográfica poco hay que decir ante el decir mismo de la imagen. Pero vale re-saltar, en la primera de las series: la manera elocuente en que nos habla del modelo productivo del derroche, eje

de un esquema de consumo más dirigido hacia las exi-gencias de un mercado –extremadamente– individuali-zado y egocéntrico que hacia los requerimientos básicos de transporte de una determinada colectividad; y, en la segunda, la forma en que la imagen hace aparecer, den-tro de la placidez aparentemente estática de lo muerto –la basura o la concentración del “desperdicio”–, la vida humana, en su rechazo o resistencia infinita a dejar de ser.

GaleRÍa

Arturo Osorno ha incursionado durante tres décadas en el oficio fotográfico, concentrado particularmente en temas de “Alimentos”, “Arquitectura” e “Interiorismo”, así como en “Retrato”, en la reproducción de obra gráfica (pintura y

escultura) y en la formación de un banco de imágenes de México, con una amplia diversidad temática que incluye, entre otros, los sitios históricos y modernos, la gastrono-mía, la fauna, la flora, la gente y sus costumbres.

Martha Guaderrama es comunicóloga, y durante casi tres décadas ha realizado testimonios fotográficos, videográficos y multimedia como integrante de diversos movimientos sociales y organizaciones no gubernamen-

tales, en instituciones de educación superior, el Poder Legislativo Federal, el Gobierno del Distrito Federal, y actualmente en la delegación de Iztapalapa.

PResentaCión

el PRoGReso al DesnUDo

DesPUés De toDo, la ViDa

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