algunas_notas_sobre_la_experiencia_y_sus_lenguajes._jorge_larrosa

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    Algunas notas sobre la experiencia y sus lenguajes.

    (Jorge Larrosa)

    Hace algn tiempo que vengo usando la palabra experiencia para tratar deoperar con ella en el campo pedaggico, para explorar sus posibilidades en el

    campo pedaggico

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    . Ustedes saben que la educacin ha sido pensada,bsicamente, desde dos puntos de vista: desde el par ciencia/tecnologa y desdeel par teora/prctica. Para los positivistas, la educacin es una ciencia aplicada.Para los as llamados crticos, la educacin es una praxis reflexiva. Ustedes sinduda conocen esas discusiones que han monopolizado las ultimas decadas.Unas discusiones que, por lo menos para m, estn agotadas.

    Es decir, que tanto los cientficos, los que se situan en el campo educativo desdela legitimidad de la ciencia, los que usan ese vocabulario de la eficacia, laevaluacin, la calidad, los objetivos, los didactas, los psicopedagogos, lostecnlogos, los que construyen su legitimidad a partir de su cualidad deexpertos, los que saben, los que se situan en posiciones de poder a traves deposiciones de saber... tanto ellos como los criticos, los que se situan en elcampo desde la legitimidad de la critica, los que usan ese vocabulario de lareflexin sobre la prctica o en la prctica, los que consideran la educacincomo una prctica poltica encaminada a la realizacin de ciertos ideales comola libertad, la igualdad o la ciudadana, los que critican la educacin en tantoque produce sumisin y desigualdad, en tanto que destruye los vinculossociales, los que se sitan en posiciones de poder a traves de convertirse en portavoces de esos ideales constantemente desmentidos, una y otra vezdesengaados... para m, y hablo en primera persona, tanto los positivistascomo los criticos ya han pensado lo que tenian que pensar y ya han dicho lo quetenian que decir sobre la educacin.

    Lo que no significa que no continen teniendo un lugar en el campopedaggico. Los expertos porque nos pueden ayudar a mejorar las prcticas.Los crticos porque sigue siendo necesario que la educacin luche contra lamiseria, contra la desigualdad, contra la violencia, contra la competitividad,contra el autoritarismo, porque es preciso mantener algunos ideales para quenuestra vida continue teniendo sentido ms all de nuestra propia vida. Y laeducacin tiene que ver siempre con una vida que est ms all de nuestrapropia vida, con un tiempo que est ms all de nuestro propio tiempo, con unmundo que est ms all de nuestro propio mundo... y como no nos gusta estavida, ni este tiempo, ni este mundo, querramos que los nuevos, los que vienena la vida, al tiempo y al mundo, los que reciben de nosotros la vida, el tiempo yel mundo, los que vivirn una vida que no ser la nuestra y en un tiempo que noser el nuestro y en un mundo que no ser el nuestro, pero una vida, un tiempoy un mundo que, de alguna manera, nosotros les damos... querramos que los

    1 Principalmente enLa experiencia de la lectura. Estudios sobre literatura y formacin (Barcelona. Laertes1996. Tercera edicin ampliada en Mxico. Fondo de Cultura Econmica 2004). Ver tambin Experiencia y

    pasin y Sobre lectura, experiencia y formacin en Entre las lenguas. Lenguaje y educacin despus deBabel. Barcelona. Laertes 2003.

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    nuevos pudiesen vivir una vida digna, un tiempo digno, un mundo en el que nod vergenza vivir.

    Creo que tenemos que mejorar nuestros saberes y nuestras tcnicas y creotambin que tenemos que mantener permanentemente la crtica, que seguimos

    necesitando investigadores honestos y crticos honestos, que tenemos queseguir pronunciando el lenguaje del saber y el lenguaje de la crtica. Pero,independientemente de eso, al mismo tiempo, tengo la impresin de que tantolos positivistas como los crticos ya han dicho lo que tenan que decir y ya han pensado lo que tenian que pensar, aunque siga siendo importante seguirhablando, seguir pensando y seguir haciendo cosas en las lneas que ellos hanabierto.

    Si digo que ya han dicho lo que tenan que decir y ya han pensado lo que tenanque pensar es porque me parece que tanto sus vocabularios como susgramticas o sus esquemas de pensamiento estn ya constituidos y fijadosaunque, obviamente, an sigan siendo capaces de enunciados distintos y deideas novedosas. Una gramtica es una serie finita de reglas de constitucin deenunciados susceptible de una productividad infinita. Un esquema depensamiento es una serie finita de reglas de constitucin de ideas susceptibletambin de una productividad infinita. Pero cuando una gramtica o unesquema de pensamiento estn ya constituidos, cualquier cosa que se produzcaen su interior da una sensacin de ya dicho, de ya pensado, una sensacinde que pisamos terreno conocido, de que podemos seguir hablando o pensandoen su interior sin dificultades, sin sobresaltos, sin sorpresas. Por eso unagramtica constituida nos permite decir lo que todo el mundo dice, aunquecreamos que decimos cosas novedosas, y un esquema de pensamientoconstituido es el que nos hace pensar lo que todo el mundo piensa aunquetengamos la impresin de que somos nosotros mismos los que pensamos. Desdeesa perspectiva, tanto los positivistas como los crticos encarnan ya lo queFoucault llam el orden del discurso, ese orden que determina lo que sepuede decir y lo que se puede pensar, los lmites de nuestra lengua y de nuestropensamiento.

    En ese marco, tengo la impresin de que la palabra experiencia o, mejor an, elpar experiencia/sentido, permite pensar la educacin desde otro punto de vista,de otra manera. Ni mejor ni peor, de otra manera. Tal vez llamando la atencinsobre aspectos que otras palabras no permiten pensar, no permiten decir, no permiten ver. Tal vez configurando otras gramticas y otros esquemas depensamiento. Tal vez produciendo otros efectos de verdad y otros efectos desentido. Y lo que he hecho, o he intentado hacer, con mayor o menor fortuna, esexplorar lo que la palabra experiencia nos permite pensar, lo que la palabraexperiencia nos permite decir, y lo que la palabra experiencia nos permite haceren el campo pedaggico. Y para eso, para explorar las posibilidades de unpensamiento de la educacin elaborado desde la experiencia, hay que hacer, meparece, dos cosas: reivindicar la experiencia y hacer sonar de otro modo lapalabra experiencia.

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    1.En primer lugar, hay que reivindicar la experiencia, darle una cierta dignidad,una cierta legitimidad. Porque, como ustedes saben, la experiencia ha sidomenospreciada tanto en la racionalidad clsica como en la racionalidad

    moderna, tanto en la filosofia como en la ciencia

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    .En la filosofia clsica, la experiencia ha sido entendida como un modo deconocimiento inferior, quiz necesario como punto de partida, pero inferior: laexperiencia es solo el inicio del verdadero conocimiento o incluso, en algunosautores clsicos, la experiencia es un obstculo para el verdadero conocimiento,para la verdadera ciencia. La distincin platnica entre el mundo sensible y elmundo inteligible equivale (en parte) a la distincin entre doxa y episteme. Laexperiencia es, para Platn, lo que se da en el mundo que cambia, en el mundosensible, en el mundo de las apariencias. Por eso el saber de experiencia estms cerca de la opinin que de la verdadera ciencia, porque la ciencia essiempre de lo que es, de lo inteligible, de lo inmutable, de lo eterno. ParaAristteles la experiencia es necesaria pero no suficiente, no es la cienciamisma sino su presupuesto necesario. La experiencia (empeiria) es inferior alarte (techn) y a la ciencia porque el saber de experiencia es conocimiento de losingular y la ciencia solo puede serlo de lo universal. Adems, la filosofaclsica, como ontologa, como dialctica, como saber segn principios, buscaverdades que sean independientes de la experiencia, que sean validas conindependencia de la experiencia. La razn tiene que ser pura, tiene que producirideas claras y distintas, y la experiencia es siempre impura, confusa, demasiadoligada al tiempo, a la fugacidad y la mutabilidad del tiempo, demasiado ligada asituaciones concretas, particulares, contextuales, demasiado vinculada a nuestrocuerpo, a nuestras pasiones, a nuestros amores y a nuestros odios. Por eso hayque desconfiar de la experiencia cuando se trata de hacer uso de la razn,cuando se trata de pensar y de hablar y de actuar racionalmente. En el origen denuestras formas dominantes de racionalidad, el saber est en otro lugar que enla experiencia. Por tanto el logos del saber, el lenguaje de la teora, el lenguajede la ciencia, no puede ser nunca el lenguaje de la experiencia.

    En la ciencia moderna lo que le ocurre a la experiencia es que es objetivada,homogeneizada, controlada, calculada, fabricada, convertida en experimento.La ciencia captura la experiencia y la construye, la elabora y la expone segn su punto de vista, desde un punto de vista objetivo, con pretensiones deuniversalidad. Pero con eso elimina lo que la experiencia tiene de experiencia yque es, precisamente, la imposibilidad de objetivacin y la imposibilidad deuniversalizacin. La experiencia es siempre de alguien, subjetiva, es siempre deaqu y de ahora, contextual, finita, provisional, sensible, mortal, de carne yhueso, como la vida misma. La experiencia tiene algo de la opacidad, de laoscuridad y de la confusin de la vida, algo del desorden y de la indecisin dela vida. Por eso, en la ciencia tampoco hay lugar para la experiencia, por eso la

    2 En lo que sigue, tomo algunas ideas del captulo Experiencia del libro de Joan-Carles MlichFilosofa dela finitud. Barcelona. Herder 2002.

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    ciencia tambin menosprecia a la experiencia, por eso el lenguaje de la cienciatampoco puede ser el lenguaje de la experiencia.

    De ah que, en los modos de racionalidad dominantes, no hay logos de laexperiencia, no hay razn de la experiencia, no hay lenguaje de la experiencia,

    por mucho que esas formas de racionalidad hagan uso y abuso de la palabraexperiencia. Y, si lo hay, se trata de un lenguaje menor, particular, provisional,transitorio, relativo, contingente, finito, ambiguo, ligado siempre a un espacio ya un tiempo concreto, subjetivo, paradjico, contradictorio, confuso, siempre enestado de traduccin, un lenguaje como de segunda clase, de poco valor, sin ladignidad de ese logos de la teoria que dice, en general, lo que es y lo quedebera ser.

    Entonces, lo primero que hay que hacer, me parece, es dignificar la experiencia,reivindicar la experiencia, y eso supone dignificar y reivindicar todo aquelloque tanto la filosofa como la ciencia tradicionalmente menosprecian yrechazan: la subjetividad, la incertidumbre, la provisionalidad, el cuerpo, lafugacidad, la finitud, la vida...

    2.Pero no es bastante con reivindicar la experiencia. Es importante tambin hacersonar la palabra experiencia de un modo particular, con cierta amplitud, concierta precisin. Para ello, voy a enunciar ahora algunas precauciones en el uso(o, mejor, en la sonoridad) de la palabra experiencia que, para m, tienenespecial relevancia.

    La primera precaucin consiste en separar claramente experiencia deexperimento, en descontaminar la palabra experiencia de sus connotacionesempricas y experimentales. Se trata de no hacer de la experiencia una cosa, deno objetivarla, no cosificarla, no homogeneizarla, no calcularla, no hacerla previsible, no fabricarla, no pretender pensarla cientficamente o producirlatcnicamente.

    La segunda precaucin consiste en quitarle a la experiencia todo dogmatismo,toda pretensin de autoridad. Ustedes saben que muchas veces la experiencia seconvierte en autoridad, en la autoridad que da la experiencia. Ustedes sabencuntas veces se nos dice, desde la autoridad de la experiencia, qu es lo quedeberamos decir, lo que deberamos pensar, lo que deberamos hacer. Pero laexperiencia lo que hace, precisamente, es acabar con todo dogmatismo: elhombre experimentado es el hombre que sabe de la finitud de toda experiencia,de su relatividad, de su contingencia, el que sabe que cada uno tiene que hacersu propia experiencia. Por tanto, se trata de que nadie deba aceptardogmticamente la experiencia de otro y de que nadie pueda imponerautoritariamente la propia experiencia a otro.

    La tercera precaucin consiste en separar claramente experiencia de prctica. Yeso significa pensar la experiencia no desde la accion sino desde la pasin,

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    desde una reflexion del sujeto sobre s mismo desde el punto de vista de lapasin. El sujeto de la experiencia no es, en primer lugar, un sujeto activo, sinoque es un sujeto pasional, receptivo, abierto, expuesto. Lo que no quiere decirque sea pasivo, inactivo: de la pasin tambien se desprende una epistemologa yuna tica, tal vez incluso una poltica, seguramente una pedagoga. Pero se trata

    de mantener siempre en la experiencia ese principio de receptividad, deapertura, de disponibilidad, ese principio de pasin, que es el que hace que, enla experiencia, lo que se descubre es la propia fragilidad, la propiavulnerabilidad, la propia ignorancia, la propia impotencia, lo que una y otra vezescapa a nuestro saber, a nuestro poder y a nuestra voluntad.

    Tambin hay que evitar hacer de la experiencia un concepto. Yo creo que ellector acadmico, el lector investigador, tanto el terico como el prctico,quiere llegar demasiado pronto a la idea, al concepto. Es un lector que estsiempre apresurado, que quiere apropiarse demasiado pronto de aquello que lee,que quiere usarlo demasiado rpidamente. A m me pasa a veces, cuando hablode la experiencia un tanto oblicuamente, cuanto trato de sealarla sindeterminarla, que consigo una cierta atencin pero, al mismo tiempo, me da laimpresin de que provoco un cierto desasosiego. Algo as como todo bien profesor, muy interesantes sus palabras, muy sugerente su exposicin, perocul es su idea de experiencia? qu es lo que entiende exactamente porexperiencia? qu sera entonces pensar al profesor o al alumno como sujetosde experiencia? cmo podra pensarse la formacin del profesorado desde laexperiencia? cul es su concepto de experiencia? qu es exactamente laexperiencia?. Me parece que si la funcin de los conceptos, como alguna vezescribi Mara Zambrano, es tranquilizar al hombre que logra poseerlos, a lomejor querer llegar demasiado pronto al concepto sea como querertranquilizarse demasiado pronto. Adems no estoy seguro de que la preguntaqu es? sea la mejor pregunta ni la mas importante. Y a veces, precisamentepara no llegar demasiado deprisa, para que los procesos de elaboracin desentido sean mas lentos, menos superficiales, menos tranquilos, mas intensos,hay que resistirse a responder a esas preguntas por el concepto, hay queresistirse a la pregunta qu es?, hay que resistirse a hacer de la experienciaun concepto, hay que resistirse a determinar lo que es la experiencia, adeterminar el ser de la experiencia. Es ms, tal vez haya que pensar laexperiencia como lo que no se puede conceptualizar, como lo que escapa acualquier concepto, a cualquier determinacin, como lo que resiste a cualquierconcepto que trate de determinarla no como lo que es sino como lo queacontece, no desde una ontologa del ser sino desde una lgica delacontecimiento, desde un logos del acontecimiento. Personalmente, heintentado hacer sonar la palabra experiencia cerca de la palabra vida o, mejor,de un modo ms preciso, cerca de la palabra existencia. La experiencia sera elmodo de habitar el mundo de un ser que existe, de un ser que no tiene otro ser,otra esencia, que su propia existencia: corporal, finita, encarnada, en el tiempo yen el espacio, con otros. Y la existencia, como la vida, no se puedeconceptualizar porque siempre escapa a cualquier determinacin, porque es enella misma un exceso, un desbordamiento, porque es en ella misma posibilidad,

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    creacin, invencin, acontecimiento. Tal vez por eso se trata de mantener laexperiencia como una palabra y no hacer de ella un concepto, se trata denombrarla con una palabra y no de determinarla con un concepto. Porque losconceptos dicen lo que dicen, pero las palabras dicen lo que dicen y ademsms y otra cosa. Porque los conceptos determinan lo real y las palabras abren lo

    real. Y la experiencia es lo que es, y adems ms y otra cosa, y adems una cosapara ti y otra cosa para m, y una cosa hoy y otra maana, y una cosa aqu y otracosa all, y no se define por su determinacin sino por su indeterminacin, porsu apertura.

    La quinta precaucin consiste en evitar hacer de la experiencia un fetiche o, loque sera an peor, un imperativo. Hace unos das, en la cantina de algunaFacultad de Educacin, comenz una broma a propsito de un tipo que queraescapar a la determinacin de su signo zodiacal, que deca que l no tena signozodiacal, que no se senta ni piscis ni virgo ni acuario ni nada... ah alguiencont que, en una ocasin, en Argentina, se atrevi a decir que l no teniainconsciente, que haca varios aos que venia buscando su inconsciente peroque nunca lo habia encontrado... y, naturalmente, todos los argentinos presentesdijeron que s que tenia inconsciente, que cmo no iba a tener, que tenainconsciente aunque no lo supiera, que todos tenemos inconsciente... alguiendijo despus que cuando los espaoles llegaron a Amrica tenan ciertas dudassobre si los indios tenan alma... aunque luego decidieron que s que tenanalma, aunque ellos no lo supieran, y que era necesario salvar su alma, aunqueellos no vieran la necesidad... alguien dijo que algo parecido ocurre en Espaaahora con esa cuestin del multiculturalismo, que cuando llega un emigrante defrica, despus de muchas penalidades, alguien le dice que aqu todos tenemoscultura y que l, naturalmente, tiene la suya, y que adems la vamos a reconocery la vamos a respetar e, incluso, como ya pasa en algunas escuelas, se la vamosa ensear. Quiero decir que ya se nos ha implantado un signo zodiacal, uninconsciente, un alma, una cultura... aunque no veamos la necesidad... y a ver siahora se nos va a implantar tambin una experiencia y todos vamos a tener queempezar a buscarla, a reconocerla y a elaborarla. En el campo educativo,primero se trataba de la vocacin, del amor a los nios y de esas cosas. Luego,con toda esa retrica humanista y neohumanista, de lo que se trataba es de que,para ser educador, haba que tener una idea de hombre, y ah andbamostratando de elaborar esa idea tan rara. Ms tarde trataron de que desarrollramoscompetencias tcnicas profesionales al modo de los profesionales de otras reastcnico-cientficas. Era la poca en que se usaba tanto la comparacin entre los pedagogos y los mdicos o los ingenieros. Luego nos mandaron quereflexionramos sobre la prctica, que desarrollramos nuestra concienciareflexiva. Y a ver si ahora nos van a mandar que identifiquemos y elaboremosnuestra experiencia personal. Eso sera convertir la experiencia en un fetiche yen un imperativo, como son un fetiche y un imperativo el signo zodiacal, elalma, la identidad profesional, la cultura, la idea de hombre, la vocacin, laconciencia crtica, el inconsciente y todas esas cosas que nos dicen que tenemosaunque no lo sepamos, que nos dicen que deberamos tener aunque nunca

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    hayamos sentido la necesidad, y que nos dicen que tenemos que aprender abuscar, a reconocer y a elaborar.

    La sexta y la ltima precaucin consiste en tratar de hacer de la palabraexperiencia una palabra afilada, precisa, una palabra, incluso, difcil de utilizar,

    y eso para evitar que todo se convierta en experiencia, que cualquier cosa seaexperiencia, para evitar que la palabra experiencia quede completamenteneutralizada y desactivada. Tal vez por eso lo que he intentado hacer en misescritos, mejor o peor, es decir lo que la experiencia no es, como para limpiarun poco la palabra pero al mismo tiempo para dejarla libre y suelta, para dejarlalo ms vaca y lo mas indeterminada posible. Y lo mismo ocurre con loslenguajes de la experiencia, con la narracin, con el ensayo, con la crnica, quehay que reivindicarlos pero que hay que procurar al mismo tiempo nonormativizarlos y no trivializarlos y no hacer de ellos tampoco ni una moda, niun fetiche ni un imperativo.

    En fin, que por ah andamos, dndole vueltas a eso de la experiencia y de loslenguajes de la experiencia, y pensando a veces que si la experiencia comienzaa ser tratada en el campo pedaggico como una cosa, y empiezan a abundar loscientficos o los tcnicos de la experiencia, si la experiencia empieza afuncionar dogmticamente, y empiezan a abundar los que se amparan en laautoridad de la experiencia, si se empieza a subordinar la experiencia a laprctica y se hace de ella un componente de la prctica, algo que tiene que vercon la mejora de la prctica, si se empieza a hacer de la experiencia un conceptobien definido y bien determinado, si la experiencia empieza a funcionar en elcampo pedaggico como un fetiche o como un imperativo, si la palabraexperiencia empieza a ser una palabra demasiado fcil... entonces vamos a tenerque dejrsela al enemigo y, aunque slo para llevar la contraria, vamos a tenerque empezar a reivindicar la inexperiencia y a explorar lo que la palabrainexperiencia (o el par inexperiencia/sinsentido) nos puede ayudar a decir, apensar y a hacer en el campo pedaggico...

    3.Hasta aqu tres cosas. Primero, una invitacin a explorar el parexperiencia/sentido como alternativa o como suplemento a un pensamiento dela educacin elaborado desde el par ciencia/tcnica o desde el parteora/prctica. Segundo, la necesidad de reivindicar la experiencia y de darleuna cierta legitimidad en el campo pedaggico. Y tercero, algunas precaucionespara que ese pensamiento de la experiencia o desde la experiencia no se vuelvacontra la experiencia y la haga, otra vez, imposible, y la deje, otra vez, sinlenguaje. Hasta aqu un discurso, digamos, positivo, constructivo, de esos conlos que es fcil identificarse, con los que es fcil estar de acuerdo. A partir deahora voy a colocar mi discurso en un lugar un poco ms radical, un poco msdifcil, un poco ms arriesgado. Para dar un cierto sentido a eso de laexperiencia y de los lenguajes de la experiencia y, sobre todo, para ponerles austedes (y a m mismo) ciertas dificultades, quiz para compartir con ustedesalgo que me inquieta, algo que todava no s cmo pensar pero que tengo la

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    sensacin de que merece ser escuchado, voy a leer tres textos sobre laexperiencia, tres textos de esos que casi te dejan sin palabras, tan radicales quecasi nos colocan en eso de la inexperiencia y el sinsentido con lo que bromeabahace un momento.

    Voy a comenzar leyendo el principio de una conferencia pronunciada enHamburgo por el escritor hngaro Imre Kertsz, el autor de la triloga sobre lafalta de destino3. El primer fragmento dice as: ... el conferenciante (...) nacien el primer tercio del siglo XX, sobrevivi a Auschwitz y pas por el

    estalinismo, presenci de cerca, como habitante de Budapest, un levantamiento

    nacional espontneo, aprendi, como escritor, a inspirarse exclusivamente enlo negativo, y seis aos despus del final de la ocupacin rusa llamada

    socialismo (...), encontrndose en el interior de ese vaco voraginoso que en las

    fiestas nacionales se denomina libertad y que la nueva constitucin definecomo democracia, se pregunta si sirven de algo sus experiencias o si ha vivido

    del todo en vano. Tenemos, para empezar, una vida que atraviesa el siglo, quepadece la historia del siglo, y que se pregunta si sus experiencias sirven de algoo si ha vivido su vida en vano. Si sus experiencias no sirven de nada, entonceshabr vivido su vida en vano. Sus experiencias son su vida, lo que a l le hapasado, lo que l ha vivido. Por eso su pregunta tiene que ver con el valor y elsentido de esa vida tanto para s mismo como para los otros. Una vida en vanoes una vida sin sentido y sin valor, ni para uno mismo ni para los otros, ysentido y valor no es lo mismo que utilidad, una vida en vano no es lo mismoque una vida intil puesto que una vida puede ser vanamente til.

    El texto contina as: ... cuando hablo de mis experiencias, me refiero a mipersona, a la formacin de mi personalidad, al proceso cultural-existencial quelos alemanes llaman Bildung, y no puedo negar que la historia ha marcado de

    lleno con su sello las experiencias que han marcado mi personalidad . Se diraque Kertsz nombra aqu la relacion clsica entre experiencia y formacin: laexperiencia es lo que me pasa y lo que, al pasarme, me forma o me transforma,me constituye, me hace como soy, marca mi manera de ser, configura mipersona y mi personalidad. Por eso el sujeto de la formacin no es el sujeto dela educacin o del aprendizaje sino el sujeto de la experiencia: es la experienciala que forma, la que nos hace como somos, la que transforma lo que somos y loconvierte en otra cosa. Y lo que parece decir Kertsz es que la historia haproducido las experiencias que han determinado su personalidad. Lo que l eslo es por las experiencias histricas que ha vivido, por el modo como ha vividolo que su tiempo le ha dado a vivir, le ha hecho vivir. Pero: ... por otra parte,podemos definir como rasgo ms caracterstico del siglo XX precisamente el

    haber barrido de manera completa a la persona y a la personalidad. Cmoestablecer pues una relacin entre mi personalidad formada por mis

    experiencias y la historia que niega a cada paso y hasta aniquila mi

    personalidad?.

    3 Imre Kertsz, Ensayo de Hamburgo en Un instante de silencio en el paredn. Barcelona. Herder 1999.

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    Es como si lo que el siglo XX nos hubiera dado a vivir fueran unas experienciasencaminadas a destruir a la persona y a la personalidad. Y aqu esta la primeraparadoja: las experiencias de este siglo han determinado mi personalidad, peroesas experiencias tienen como efecto, precisamente, el destruir la personalidad:lo que determina mi personalidad es que mi personalidad ha sido destruida. Y

    contina: ... quienes vivieron al menos uno de los totalitarismos de este siglo,sea la dictadura nazi, sea la de la hoz y el martillo, compartirn conmigo lainevitable preocupacin por este dilema. Porque la vida de todos ellos hatenido un tramo en que parecan no vivir sus propias vidas, en que se

    encontraban a s mismos en situaciones inconcebibles, desempeando papeles

    difcilmente explicables para el sentido comn y actuando como nuncahubieran actuado si hubieran dependido de su sano juicio, en que se vean

    forzados a elegir opciones que no les venan del desarrollo interno de su

    carcter, sino desde una fuerza externa parecida a una pesadilla. No sereconocan en absoluto en estos tramos de sus vidas que ms tarde recordaban

    de forma confusa y hasta trastornada; y los tramos que no lograron olvidar,

    pero que poco a poco, con el paso del tiempo, se convertan en ancdota y por

    tanto en algo extrao, no se transformaban en parte constitutiva de su personalidad, en vivencias que pudieran tener continuidad y construir su

    personalidad; en una palabra, de ningn modo queran asentarse como

    experiencia en el ser humano.

    Lo que yo he vivido, parece decir Kertsz, lo que millones de personas como yohan vivido, es la sensacin de no haber vivido la propia vida, la sensacin de nohaber tenido una vida propia, una vida a la que se pueda llamar ma, una vida dela que nos podamos apropiar. Nosotros no hemos podido reconocernos anosotros mismos en lo que nosotros vivamos, por eso lo que nosotros hemosvivido no tiene nada que ver con nosotros, ha sido algo extrao a nosotros, ypor eso no se ha podido convertir en parte de nuestra persona, de nuestrapersonalidad. El fragmento que quera leerles acaba as: ... la no elaboracinde las experiencias y, en algunos casos, la imposibilidad incluso deelaborarlas: esa es, creo yo, la experiencia caracterstica e incomparable del

    siglo XX.

    La imposibilidad de elaborar las experiencias, de darles un sentido propio. Y silas experiencias no se elaboran, si no adquieren un sentido, sea el que sea, enrelacin a la vida propia, no pueden llamarse, estrictamente, experiencias. Y,desde luego, no pueden transmitirse.

    Permtanme ahora producir un eco entre este fragmento de Kertsz y elfamossimo texto de Walter Benjamin titulado El narrador, un texto clsicopara la comprensin de esa relacion entre experiencia y sentido con la queestamos trabajando4. El texto, como todos ustedes saben, comienza con laconstatacion de la desaparicin de la figura del narrador y, con ella, con ladesaparicin de la facultad de intercambiar experiencias. El primer prrafo de

    4 Walter Benjamin, El narrador enPara una crtica de la violencia y otros ensayos. Madrid. Taurus 1991.

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    ese texto acaba con esta frase clebre: ... dirase que una facultad que nos pareciera inalienable, la ms segura entre las seguras, nos est siendo

    retirada: la facultad de intercambiar experiencias. En este texto, el relato esel lenguaje de la experiencia, la experiencia se elabora en forma de relato, lamateria prima del relato es la experiencia, la vida. Por tanto, si el relato

    desaparece, desaparece tambin la lengua con la que se intercambian lasexperiencias, desaparece la posibilidad de intercambiar experiencias.

    Pero el fragmento que quera leerles, igualmente famoso, est en el segundoprrafo y dice as: ... con la Guerra Mundial comenz a hacerse evidente unproceso que an no se ha detenido. No se not acaso que la gente volvaenmudecida del campo de batalla? En lugar de retornar ms ricos en

    experiencias comunicables, volvan empobrecidos. Todo aquello que diez aos

    ms tarde se verti en una marea de libros de guerra, nada tena que ver conexperiencias que se transmiten de boca en boca. Y eso no era sorprendente,

    pues jams las experiencias resultantes de la refutacin de mentiras

    fundamentales significaron un castigo tan severo como el inflingido a la

    estratgica por la guerra de trincheras, a la econmica por la inflacin, a lacorporal por la batalla material, a la tica por los detentadores del poder. Una

    generacin que todava haba ido a la escuela en tranva tirado por caballos,

    se encontr sbitamente a la intemperie, en un paisaje en el que nada habaquedado incambiado excepto las nubes. Entre ellas, rodeado por un campo de

    fuerza de corrientes devastadoras y explosiones, se encontraba el minsculo y

    quebradizo cuerpo humano. Los hombres han vivido la Guerra pero estnmudos, no pueden contar nada o, simplemente, no tienen nada que contar.Adems, cuando llegan a casa, todo ha cambiado a su alrededor, se encuentranen un mundo que no comprenden, apenas frgiles y quebradizos cuerposhumanos, apenas pura vida desnuda, meros supervivientes. Y continan mudos.En el centro de un campo de fuerzas tan devastador como incomprensible sequedan sin palabras. Las palabras que tenan, las que podan elaborar ytransmitir en forma de relato unas experiencias an propias o apropiables, ya nosirven. Y las palabras que podran servir, an no existen.

    Kertsz habla del nazismo o del estalinismo, Benjamin de la Primera Guerra,pero lo que dicen es lo mismo: no s lo que me pasa, esto que me pasa no tienesentido, no tiene que ver conmigo, no puede ser, no puedo comprenderlo, notengo palabras.

    El tercer texto es de Giorgio Agamben, de un libro que se titula Infancia eHistoria. Ensayo sobre la destruccin de la experiencia, y les voy a leer elprincipio del prlogo5. El comienzo del texto es un homenaje a Benjamin, ydice as: ... en la actualidad, cualquier discurso sobre la experiencia debepartir de la constatacin de que ya no es algo realizable. Pues as como fue

    privado de su biografa, al hombre contemporneo se le ha expropiado suexperiencia: ms bien la incapacidad de tener y transmitir experiencias quiz

    5 Giorgio Agamben,Infancia e historia. Ensayo sobre la destruccin de la experiencia. Buenos Aires.Adriana Hidalgo 2001.

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    sea uno de los pocos datos ciertos que posee sobre s mismo. Benjamin, que yaen 1933 haba diagnosticado con precisin esa pobreza de experiencia de la

    poca moderna, sealaba sus causas en la catstrofe de la guerra mundial....

    Hasta aqu Benjamin: la imposibilidad de tener y transmitir experiencias. Peroel texto contina: ... sin embargo hoy sabemos que para efectuar la

    destruccin de la experiencia no se necesita en absoluto de una catstrofe yque para ello basta perfectamente con la pacfica existencia cotidiana en una

    gran ciudad. Pues la jornada del hombre contemporneo ya casi no contienenada que todava pueda traducirse en experiencia: ni la lectura del diario, tan

    rica en noticias que lo contemplan desde una insalvable lejana, ni los minutos

    pasados al volante de un auto en un embotellamiento; tampoco el viaje a losinfiernos en los trenes del subterrneo, ni la manifestacin que de improviso

    bloquea la calle, ni la niebla de los gases lacrimgenos que se disipa

    lentamente entre los edificios del centro, ni siquiera los breves disparos de unrevlver retumbando en alguna parte; tampoco la cola frente a las ventanillas

    de una oficina o la visita al pas de Jauja del supermercado, ni los momentos

    eternos de muda promiscuidad con desconocidos en el ascensor o en el

    mnibus. El hombre moderno vuelve a la noche a su casa extenuado por unfrrago de acontecimientos divertidos o tediosos, inslitos o comunes, atroces

    o placenteros- sin que ninguno de ellos se haya convertido en experiencia.

    Benjamin y la Primera Guerra; Kertsz, los regmenes totalitarios y ese vacoque se llama libertad o democracia; Agamben, la vida cotidiana en una granciudad. El siglo XX, un siglo en el que se ponen en funcionamiento masivo unaserie de dispositivos que hacen imposible la experiencia, que falsifican laexperiencia o que nos permiten desembarazarnos de toda experiencia(Agamben dice eso de la droga, que tal vez hubo una poca en que las personastenan la sensacin de que con las drogas estaban haciendo nuevas experiencias, pero que la actual toxicomana de masas funciona para que podamosdesembarazarnos de toda experiencia). Podemos entonces, sin impostura,seguir hablando de la experiencia? no ser que el discurso sobre la experienciay la reivindicacin de la experiencia pueden funcionar hoy con cierta facilidadprecisamente porque tratan de algo que ya no existe? no habr que rechazartambin la experiencia? A eso parece apuntar el mismo Agamben cuandoescribe: ... nunca se vio sin embargo un espectculo ms repugnante de unageneracin de adultos que tras haber destruido hasta la ltima posibilidad de

    una experiencia autntica, le reprocha su miseria a una juventud que ya no escapaz de experiencia. En un momento en que se le quisiera imponer a una

    humanidad a la que de hecho le ha sido expropiada la experiencia una

    experiencia manipulada y guiada como en un laberinto para ratas, cuando la

    nica experiencia posible es horror o mentira, el rechazo a la experienciapuede entonces constituir provisoriamente- una defensa legtima.

    4.Como ven, en los textos que he ledo se formulan tesis muy radicales. Ya nohay experiencia porque vivimos nuestra vida como si no fuera nuestra, porqueno podemos entender lo que nos pasa, porque es tan imposible tener una vida

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    propia como una muerte propia (igual que nuestra muerte es annima,insignificante, intercambiable, ajena, igual que hemos sido despojados denuestra muerte, nuestras vidas tambin son annimas, insignificantes,intercambiables, ajenas, vacas de sentido, o dotadas de un sentido falso,falsificado, algo que se nos vende en el mercado como cualquier otra

    mercanca, piensen si no en todos los dispositivos sociales, religiosos,mediticos, teraputicos que funcionan para dar una apariencia de sentido,piensen si no en cmo compramos constantemente sentido, en cmo seguimos acualquiera que nos venda un poco de sentido), porque la experiencia de lo quenos pasa es que no sabemos lo que nos pasa, porque la experiencia de nuestralengua es que no tenemos lengua, que estamos mudos, porque la experiencia dequin somos es que no somos nadie.

    La primera tesis es que la experiencia ha sido destruida y se nos da en cambiouna experiencia falsa. La segunda tesis, correlativa de la primera, es que no haylenguaje para elaborar la experiencia, que nos faltan palabras, que no tenemos palabras, o que las palabras que tenemos son tan insignificantes, tanintercambiables, tan ajenas y tan falsas como lo que nos pasa, como nuestravida. La tercera tesis es que no podemos ser alguien, que todo lo que somos o loque podemos ser ha sido fabricado fuera de nosotros, sin nosotros, y es tan falsocomo impuesto, que no somos nadie o que lo que somos es falso. Por lo tantohablar de la experiencia, o de la formacin, o de los lenguajes de la experiencia,es hablar de la mas pura banalidad, o bien de algo que es falso, o bien de algoque solo existe como nostalgia o como deseo pero, en cualquier caso, comoimposibilidad.

    A partir de aqu podramos hacer, me parece, varias cosas. La primera sera irpensando lo que puede ser la experiencia o lo que puede significar reivindicar laexperiencia o los lenguajes de la experiencia en el campo pedaggico despusde esta imposibilidad, algo as como empezar a pensar sobre tierra quemada. Setratara de que pensramos si lo que Kertesz, o Benjamin o Agamben dicen dela vida de las personas comunes de su poca y de s mismos se podra trasladara nuestras vidas y, sobre todo, a la experiencia de ser profesor o de ser alumno,a la experiencia de habitar un espacio escolar, un espacio pedaggico, si se le podra dar un cierto sentido a que la experiencia de la escuela es unaexperiencia en la que no vivimos nuestra vida, en la que lo que vivimos no tieneque ver con nosotros, es extrao a nosotros, si de la escuela, tanto si somosprofesores como alumnos, volvemos exhaustos y mudos, sin nada que decir, sila escuela forma parte de esos dispositivos que destruyen la experiencia o quelo nico que hacen es desembarazarnos de la experiencia. La segundaposibilidad sera protestar, retroceder posiciones, y volver a formular unas tesismenos radicales, de esas que son ms constructivas, que provocan msunanimidades. La tercera posibilidad sera pensar si es posible vivirhonradamente, tambin en educacin, la imposibilidad de la experiencia, lafalta de sentido, la ausencia de palabras, la conciencia de que no somos nadie.Pero en realidad creo que la opcin es de ustedes. Yo les propongo estos juegos

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    y a ustedes les cabe, soberanamente, aceptarlos o modificarlos, o proponerotros, o ninguno.

    El texto de Benjamin est atravesado de nostalgia, es un texto elegaco. El textode Kertsz est atravesado de desesperacin, es un texto desesperado. El texto

    de Agamben, entre nostlgico y desesperado, intenta abrir un espacio parapensar la experiencia de otro modo, no como algo que hemos perdido o comoalgo que no podemos tener, sino como algo que tal vez se da ahora de otramanera, de una manera para la que quiz aun no tenemos palabras. Y ah esdonde quisiera terminar esta conferencia sobre la experiencia y los lenguajes dela experiencia, en que quiz an no tenemos palabras.

    Muchas gracias, y les agradezco sinceramente su atencin y su compaaporque he tratado de formular perplejidades y no certezas, porque me sientocada vez mas atnito y agradezco que hayan escuchado y tal vez compartido miperplejidad, porque siento cada vez ms claramente que no tengo nada quedecir, y ustedes me han ayudado a decir que no tengo palabras... y me hanayudado a buscarlas.

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