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CAPITULO II
MARCO TEORICO
En este capítulo del marco teórico se presentan los antecedentes que
sirven de sustento a la investigación, por guardar estrecha relación con el
problema abordado, se hace referencia a la fundamentación teórica, más
esto permite ubicar el tema en la investigación y se presentan el sistema de
la categoría
1. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN
Los antecedentes de la investigación se refiere a los estudios previos
relacionados con el problema planteado, es decir, la revisión y análisis
bibliográfico de la literatura sobre la base de resultados de otras
investigaciones, que guardan alguna vinculación con el tema a estudiar, en la
cual se reflejan las posiciones coincidentes y contradictorias, relacionadas
con la variable en estudio.
Por lo tanto, con el propósito de apoyar la fundamentación teórica de
este estudio, se hizo necesaria la revisión de diversos trabajos de
investigación relacionados con la categoría de estudio “la Integración
Latinoamericana bajo la Concepción de la Democracia Cristiana, en
Venezuela durante el Periodo Presidencial 1969- 1974. Como parte de este 19
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proceso, se presenta a continuación la revisión de otros estudios, los cuales
se exponen a continuación: Inmersos en el tema de la democracia, es
necesario hacer referencia un ideal de la democracia, tal como lo es la
democracia cristiana.
En este sentido, Márquez (2004), en su artículo “Universalismo
Capitalista y Democracia cristiana en América Latina”, plantea que los
procesos de consolidación democrática en la América Latina, deben ser
analizados e interpretados en el contexto de las crisis económicas y sociales
que resultan como consecuencia casi directa de la expansión hegemónica
del capitalismo.
Del mismo modo establece que las democracias latinoamericanas y la
estabilidad de sus sistemas políticos, de una u otra forma, terminan siendo
afectadas por las relaciones de mercado y consumo que predominan en el
ámbito internacional; por los procesos ideológicos que configuran las
identidades ciudadanas; por la concentración del poder político en la
burocracia institucional; por la inducción de conductas sociales que permitan
el consenso y la legitimidad, a fin de neutralizar las crisis de gobernabilidad
tan constante del Estado.
La construcción de una genuina democracia social, requiere de una
reformulación y de una crítica de este “état de lieu”, pues la verdadera
democracia debe tener su origen en unas relaciones de coparticipación
cuyos principios fundamentales sean la autentica practica de la justicia social,
la libertad, la equidad y la paz como verdaderos derechos ciudadanos.
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De esta manera, Márquez sugiere que desarrollar y profundizar la
democracia social significa no solamente alcanzar un ideal civil y político,
sino también un objetivo con contenido social y económico real. Una
definición contemporánea de la democracia parte de los derechos del
ciudadano, no solamente como aquellos que garantizan la protección de
éstos, sino que sean capaces de inducir los cambios estructurales para
rectificar las insuficiencias del sistema, desarrollando la justicia social
material y eliminando los diversos tipos de exclusión.
Este ideal propuesto por Márquez establece un precedente a la
presente investigación ya que plantea de manera concreta los ideales y
supuestos que debe contener la democracia cristiana, de la misma manera
establece el planteamiento de la misma como una construcción paulatina que
se ha desarrollado en América Latina, por ende es posible su construcción en
Venezuela.
En otro orden de ideas, Mires (2008) describe una revisión histórica que
titula “Socialismo nacional versus democracia cristiana social”, en la cual
establece que el socialismo, en su origen, estaba estrechamente ligado a la
democracia ya que fue, en sus comienzos, un intento de radicalización de la
democracia sobre la base de un proyecto de democracia social, por medio de
la cual se que pretendía articular libertad política con bienestar económico.
El artículo argumenta que esto comenzó a cambiar con el auge del
marxismo y la Revolución Rusa, cuando el socialismo pasó a ser visto como
algo diferente de la democracia e incluso opuesto a la misma. La cara más
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dramática de esta mutación fueron los socialismos nacionales de tipo fascista
y estalinista. Aunque en buena parte de América Latina la democracia social
ha ganado terreno, hoy se enfrenta al socialismo del siglo XXI, un tardío
intento de regreso a las ideas del socialismo antidemocrático del siglo
pasado.
Establece que la idea central de la democracia cristiana social sugiere
que la libertad política es la precondición ineludible de la liberación
económica de la clase trabajadora. Del mismo modo, la cuestión social es,
por lo tanto, absolutamente inseparable de la política, y su solución está
determinada, y solamente será posible, en un Estado democrático.
Por último plantea, en cuanto a la crisis democrática vivida en
Venezuela, que el gran mérito de Chávez es haber creado las condiciones
para el resurgimiento de una estructura política de recambio gubernamental,
como lo es el Socialismo del siglo XXI, pero en contra de él mismo y del
militarismo estatal que representa. De la centroizquierda partidaria y no de
alguna oligarquía, como Un Nuevo Tiempo o Podemos, emergerá, sin dudas,
el futuro gobierno democrático que tanto se merece Venezuela.
Estas dos últimas investigaciones descritas, sirven de manera amplia a
la contextualización de la democracia cristiana, tanto desde el punto de vista
histórico como en el ámbito de su formulación y aplicación para Venezuela.
De igual manera sirven para constatar los principios que ya se habían
plateado con anterioridad, en los aspectos teóricos, en los cuales debe
basarse un gobierno en democracia social en Latinoamérica, especialmente
en Venezuela.
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Durante los años recientes la discusión sobre la evolución o involución
de la democracia venezolana ha sido intensa, debido a la polarización que
vive la nación. Por una parte está el oficialismo apoyando la tesis del
Socialismo del Siglo XXI caracterizado por una democracia participativa y
protagónica, y por otra parte, se encuentra la oposición con la bandera de la
democracia como forma de gobierno y estilo de vida, tomando en cuenta la
democracia representativa pero a la vez participativa como base de este
modelo político.
De tal forma se han realizado algunas investigaciones orientadas al
estudio y el análisis de la construcción paulatina de la democracia en
Venezuela y de la influencia de los líderes en este proceso político desde sus
ámbitos regionales y municipales, desglosando varias teorías de la situación
actual por la que atraviesa la democracia venezolana.
Tal es el caso de Inzulsa (2010) quien en un artículo titulado “La
democracia cristiana como construcción permanente” plantea que existen
condiciones necesarias para el desenvolvimiento democrático, como la
existencia de elecciones libres y transparentes, el respeto de la libertad y
seguridad de las personas, la defensa de la libre expresión, o un nivel
adecuado de nutrición son algunos de los derechos indispensables que
caracterizan el mínimo de ciudadanía que debe estar presente en una
democracia.
Para efectos de esta investigación, es importante resaltar lo que Inzulsa
plantea, en referencia a la inexistencia de una receta universal de
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democracia, sino que esta se encuentra en constantes cambios y a lo largo
de la historia venezolana se ha ido construyendo, desde el 1958 hasta la
actualidad, formando un proceso tanto de evoluciones como involuciones que
permiten el surgimiento de nuevos ideales político fundamentados en cubrir
las necesidades que las democracias actuales no han cubierto. El autor
asegura que este periodo se ubica donde la expansión de la democracia
depende de la capacidad de las naciones y de sus líderes para producir la
democracia exigible por los ciudadanos.
A partir de todo el basamento teórico y los antecedentes por los cuales
se regirá esta investigación es importante plantear, de qué manera se logrará
conectar esta información con la que aporten los líderes, con el fin de cubrir
los objetivos planteados, por esta razón se desarrollará la metodología
pertinente para la consecución de las conclusiones.
2. Bases Teóricas
Las bases teórica de la presente investigación conduce a describir
algunos enfoques teóricos que las investigadoras analizan críticamente del
contexto teórico de la categoría, la concepción de la democracia cristiana
sobre los procesos de integración latinoamericana en Venezuela , con el
propósito de sustentarla.
Al respecto a lo largo del tiempo, se ha emitido distintas teorías, en las
cuales se enuncian postulados, procesos, características, métodos, técnicas,
clasificaciones y otras connotaciones, consideraciones que han incrementado
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el conocimiento de la misma. Por supuesto, entre los investigadores o
teóricos, se han establecido enfrentamientos o coincidencias, con respecto a
los enfoques los cuales han dado por resultado el seguimiento de otras
tendencias.
Por lo tanto, en esta línea de acción investigativa, el propósito del
presente capitulo es fundamentar la investigación con la revisión
bibliográfica, referente al tema de estudio la concepción de la democracia
cristiana sobre los procesos de integración latinoamericana en Venezuela ,
desde los diferentes enfoques tratados para el desarrollo del trabajo.
2.1. Democracia
El ideal democrático, desde su aparición en la antigüedad clásica, se ha
manifestado de diversas maneras a lo largo de los siglos como una realidad
política o como la simple aspiración de los hombres y los pueblos de asumir
plenamente su destino colectivo y su responsabilidad política. Pero no es si
no hasta finales del siglo XVIII, aproximadamente, que surgen modernas
democracias y se inicia un largo y desigual camino de desarrollo e
implantación de los sistemas democráticos en el mundo.
El termino democracia proviene del griego demos “pueblo” y kratos
“autoridad”, es decir, la democracia etimológicamente es, según Sartori
(1990), el gobierno o el poder del pueblo. Así mismo, Abraham Lincoln en el
famoso Discurso de Gettysburg del año 1863, lo plantea cuando expresa que
la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
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Asimismo, la democracia se define también a partir de la clásica
clasificación de las formas de gobierno realizada por Platón primero y
Aristóteles después, cuando plantean, monarquía como el gobierno de uno,
aristocracia como el gobierno "de los mejores" para Platón y por último la
democracia sugiriendo que se refiere al gobierno de la multitud para Platón y
"de los más" para Aristóteles.
Al respecto, Sodaro (2006) considera que la idea central de la
democracia es que los ciudadanos tienen el derecho a determinar quien los
gobierna. Pero al igual que muchas definiciones, ésta simplifica un fenómeno
muy complejo. La democracia requiere que ciertos derechos y libertades
estén legalmente protegidos.
Partiendo de esta idea sobre la democracia, es posible deducir que esta
es una forma de organización de grupos de personas, cuya característica
predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus
miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad
colectiva de los miembros del grupo. En sentido estricto la democracia es
una forma de gobierno, de organización del Estado, en la cual las decisiones
colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de
participación directa o indirecta que les confieren legitimidad a los
representantes.
En sentido amplio, Caballero (2000), plantea que la democracia va mas
allá de una forma de gobierno o de las instituciones políticas democráticas,
es también un hábito mental y un género o estilo de vida, es decir, es una
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forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las
relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales.
La opinión del anterior autor sobre la democracia puede
complementarse con el planteamiento de Sartori (1990, p. 40) el cual
establece que “las democracias existen porque las hemos inventado, porque
están en nuestras mentes y en la medida en que comprendemos como
mantenerlas bien y vivas”.
Ahora bien, por otra parte Dahl (1991) sugiere tres etapas de la
democracia en el mundo, tales como, la primera transformación de la
democracia, relacionada con la definición planteada por los antiguos griegos
ya mencionados, a saber, la idea y la práctica del gobierno de la multitud; la
segunda transformación de la democracia, que dio origen a un conjunto
novedoso de instituciones políticas novedosas; por último, explica la etapa
por la que actualmente atraviesa la democracia, la cual denomina: tercera
transformación de la democracia.
Esta tercera etapa de transformación, el autor la plantea como una
verdadera confusión, ya que existen distintas interpretaciones de la
democracia y esto se debe a la existencia milenaria de la misma y sus
distintos ponentes, por lo tanto muchas veces se interpreta a la misma de
distintas formas. Pero lo que si es cierto para Dahl es que hoy la idea de
democracia goza de universal popularidad, incluso los regímenes políticos de
las naciones buscan algún tipo de título para hacerse acreedores del término
democracia.
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2.1.1. Democracia Cristiana
De acuerdo con Caldera (2002, p. 15) esta denominación deriva de un
planteamiento doctrinario “se trata de un nombre compuesto de dos
elementos, el elemento democrático y el elemento cristiano”. El elemento
democrático, de carácter necesariamente político, y el cristiano que envuelve
un planteamiento de naturaleza filosófica y una posición o doctrina social.
Algunas veces escuchamos a los europeos decir “los partidos cristianos”;
pero no se trata simplemente de partidos cristianos, sino de partidos
demócrata-cristianos.
Si la denominación resulta de una composición entre el elemento
democrático y el elemento cristiano, esos dos elementos tampoco
constituyen ingredientes separados; porque se entiende la democracia a la
luz de la filosofía cristiana, y se piensa el cristianismo en su manifestación y
vivencia democrática. Pero además, se puede sostener, que ser demócrata-
cristiano no es simple suma de democrático y cristiano; se puede encontrar, y
de hecho los hay en la vida política, individuos o grupos que son demócratas
y que son cristianos, y, sin embargo, no son aún demócrata-cristianos. Hay
que precisar, entonces, el carácter específico que distingue y define como
tales a los partidos demócrata-cristianos.
Al respecto, Fereira (2010) señala que la Democracia Cristiana surgió del
desarrollo de una doctrina social de la Iglesia protegida por el Papa León XIII.
En 1919 (Primera Guerra Mundial) el sacerdote siciliano Don Luigi Sturzo
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fundó el Partido Popular, independiente de la jerarquía religiosa pero
inspirada en la filosofía cristiana. A causa de su evolución este se convierte
en el Partido Demócrata Cristiano, que en 1945 se convierte en el partido
político más dominante en Italia.
En otros países europeos, tales como: Alemania, Austria, Bélgica,
Francia, Suiza, Noruega y España, influenció mucho el ejemplo de Sturzo,
tanto así que en Alemania, por ejemplo, en 1945 el fundador Konrad
Adenauer comenzó a gobernar como representante de la Unión Demócrata
Cristiana y reconstruyó positivamente a Alemania.
El precursor de la democracia cristiana fue un pensador francés
llamado Federico Ozanam quien en 1830, usó por primera vez la expresión
¨Democracia Cristiana¨. Ozanam hace un estudio profundo en relación con la
Democracia y el Cristianismo ya que le preocupaba la indiferencia de los
católicos para incorporarse a la lucha política (Hay que tomar en cuenta que
para ese entonces lo democrático era visto como un sinónimo de
anticlericalismo, de ateísmo militante y de seudo-liberalismo en Francia). A
raíz de sus estudios Ozanam fundó un movimiento político el cual tuvo corta
actuación debido al golpe de estado que llevó a Luis Napoleón al gobierno en
1851.
Por tanto, se puede definir a la democracia cristiana como un
movimiento de ideas que tiene una finalidad y un proyecto de sociedad por
construir, esto es, una utopía fundada en principios doctrinarios permanentes
y consistentes. Esos principios doctrinarios son producto de una concepción
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determinada del hombre, de la sociedad y de la naturaleza, que bien
podemos denominar concepción humanista cristiana.
2.1.2. Democracia Cristiana En Venezuela
Para Fereira (2010), la Revolución Francesa creó una serie de
corrientes que tendían a la separación entre los cristianos con los asuntos del
Estado y sus funciones. A raíz de aquella Revolución el concepto de
democracia era observado por muchos cristianos como sinónimo de
anticlericalismo y como contrario al pensamiento general del cristianismo.
Esta situación se mantuvo por un largo período, al mismo tiempo que se
producía un proceso de afloración de las ideas cristianas en materia social.
Este movimiento cristiano tuvo su apoyo en tres grandes Cardenales: Mannig
(de Londres), Mermillod (de Ginebra) y Gibbons (de Baltimore U.S.A).
De igual modo, señala Fereira (2010) que cuando los desequilibrios
sociales se hacen más profundos como consecuencia de la grave injusticia
social que padecen los hombres a raíz de la revolución industrial,
prominentes cristianos actuaron dentro de la vida política. Al tiempo de que
muchos hombres se incorporaban a la vida política activa, surge una gran
preocupación social y cristiana que tuvo sus principales expositores en
hombres como Federico Le Play, De la Sang en Alemania; Charles Perin en
Bélgica y otros que lograron su objetivo fundamental: la incorporación de los
cristianos dentro del régimen político democrático lo cual fue realizándose
progresiva y definitivamente.
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Es de suma importancia señalar que cuando se habla en la Revolución
Francesa de Estado Democrático se hizo desde un punto de vista formal, en
tal sentido que la autoridad es elegida como representante del pueblo,
mientras que la dinámica política abandona al individuo en su naturaleza e
intereses; asimismo, utiliza la palabra democracia como tema para explicar
cualquier tipo de política, lo que viene a desembocar en el Estado
liberal:”Democracia política formal, con representación del pueblo en los
gobernantes y la no intervención del Estado en la sociedad civil. Esta
concepción es la concepción liberal del Estado”.
Del mismo modo, Fereira (2010) manifiesta que cuando llega la
revolución industrial empieza la lucha por humanizar aquella sociedad
materialista que se ha creado. Se comienzan a organizar los sindicatos. Todo
este estado de descomposición desemboca en la Primera Guerra Mundial.
Ya no se quiere al Estado Liberal y surge entonces la corriente totalitaria en
donde el Estado debe intervenir en todos los sectores: políticos, económicos,
sociales y culturales.
La justificación era sencilla, entre el pueblo y el gobierno siempre se
interpone una ¨representación¨ y el orden democrático viene determinado en
forma decisiva por dicha representación. En el Estado totalitario -se afirma-
por su parte goza de tal representación popular. Su legitimidad no se efectúa
mediante elecciones sino por la autodeterminación del gobernante justificada
ideológicamente.
Luego de lo antes planteado surge la democracia cristiana como
movimiento que pretende situar la democracia en corrientes abiertas en el
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mundo por la predicación del Evangelio, y como camino de abolir la
servidumbre al tiempo que hacer reconocer los derechos de la persona
humana. Lo que importa a la vida política del mundo y a la solución de la
crisis de la civilización no es de ningún modo pretender que el cristianismo
esté ligado a la democracia y que la fe cristiana obligue a cada fiel a ser
demócrata; es constatar que el empuje democrático surgió en la historia
humana como una manifestación temporal de la inspiración evangélica.
No es sobre el cristianismo como credo religioso y camino hacia la vida
eterna la cuestión que aquí se plantea, sino sobre el cristianismo como
fermento de la vida social y política de los pueblos y como portador de la
esperanza temporal de los hombres; no es sobre el cristianismo como tesoro
de la verdad divina mantenido y propagado por la Iglesia, es sobre el
cristianismo como energía histórica accionado en el mundo.
Así pues, la democracia cristiana venezolana cree en la democracia
como sistema: El Estado democrático integral es un acto de humildad que
comienza por reconocer la perfectibilidad humana, tanto más viable cuanto
más tolerante sea la controversia, porque democracia no es afán de
imposición forzada, sino anhelo de convencimiento razonado. Así en
diferentes oportunidades se ha señalado: Se es demócrata porque se cree
que dentro de la democracia puede el hombre progresar y evolucionar en
libertad, desarrollar sus aptitudes y desplegar su acción sin cortapisas.
2.1.3. Características De La Democracia Cristiana
Dahl (1991) justifica la democracia aproximándose a su ideal, el cual se
refiere a que la misma tiende a producir, en general, el mejor sistema
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realizable. Cuando un pueblo adopta activamente la democracia, tiende a
producir el mejor sistema político factible para él, o al menos el mejor de los
Estados posibles. En este sentido, cuando se hace referencia a la
democracia como mejor sistema factible es necesario aclarar que en realidad
se entiende por “mejor” sistema. En otras palabras, es necesario definir los
ideales de la democracia.
Del mismo modo, el autor plantea que una nación debe cumplir con los
criterios ideales de un sistema democrático, ya que estos resultan un
conjunto más conveniente que cualquier otra opción no democrática, incuso
tomando en cuenta las imperfecciones de la misma. Sin embargo, la
medición de los ideales democráticos no es suficiente para denominar a una
nación como altamente democrática.
De esta manera entonces, plantea un principio categórico de
razonamiento moral, del cual se derivan, casi todos, los ideales de la
democracia, tal como lo es la idea de la libertad intrínseca, reconociendo a la
misma como el “Derecho que todo Hombre tiene a su Libertad Natural, sin
estar sometidos a la Voluntad o Autoridad de ningún otro Hombre” (Locke,
1970, citado por Dahl, 1991; p. 105). Este principio categórico es planteado
entonces por este último autor como:
Todos los miembros están suficientemente calificados, en general, para
participar en la adopción de la toma de decisiones colectivas obligatorias que
graviten en el grado significativo en sus bienes e intereses. De todos modos,
ninguno está tanto mejor calificados que los otros como para que se le confíe
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de forma excluyente la adopción de tales decisiones colectivas obligatorias
(p. 121).
Al mismo tiempo también define la igualdad de oportunidades dentro de
los ideales de la democracia. Este criterio se refiere a que los ciudadanos
deben disponer de oportunidades apropiadas e iguales para actuar de cierto
modo. Esta idea es a menudo tan estrechamente interpretada que se
rechaza, por considerarla un tanto modesta, cuando se toma este ideal en su
amplia definición resulta extremadamente exigente.
Además de la igualdad en toda su extensión, los defensores de la
democracia han subrayado la relación que la misma tiene con la libertad.
Esta es considerada por Dahl (1991), como un principio dentro del ideal de la
igualdad y en este sentido plantea tres orientaciones de la libertad, como
condiciones propias de una democracia, tales como:
La libertad general o política, refiriéndose esta a la diferencia más
marcada que guarda la democracia con respecto a cualquier otro régimen.
Esta orientación de la democracia incluye derechos como la libre expresión,
la organización política, la oposición, las elecciones imparciales y libres, entre
otros derechos inherentes al hombre dentro de un proceso democrático. La
democracia suele brindar un ámbito de libertad personal más amplio que el
que puede prometer cualquier otro tipo de régimen ya que tiende a poner el
acento en valores como los derechos, libertades y oportunidades.
La libertad de autodeterminación, esta expande al máximo de cada
persona de vivir bajo el imperio de la ley que ella misma elige. Se refiere
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entonces a la libertad de asociación, ya que el autor plantea que los seres
humanos necesitan asociarse con otros para poder alcanzar una vida
satisfactorias, pero regulada y establecidas en las leyes.
La autonomía moral. Cada persona es moralmente autónoma y define
todos sus principios morales. Para la democracia, cada uno debe ser
moralmente autónomo ya que esto equivale a la toma de decisiones y
creencia pertenecientes a cada cual como individuo libre.
Dentro de los criterios que plantea Dahl (1991), como ideal de la
democracia, se encuentra la inclusividad, la cual parte de las orientaciones,
antes planteadas, de la libertad para establecer que un gobierno debe
apoyarse en el consentimiento de los gobernados, de sus mayorías, para
establecer leyes a las cuales deban regirse.
Otro ideal de la democracia al que hace referencia Dahl (1991) es la
conducción al desarrollo humano a través de la participación política; éste
plantea que al brindar la oportunidad de participar activamente en la vida
política, la democracia promueve, como no puede hacerlo ningún otro
sistema, la independencia, la confianza en uno mismo y la preocupación por
la cosa pública.
De esta manera establece que los individuos deben contar con ciertas
cualidades para poder lograr el desarrollo humano, como por ejemplo,
capacidad para cuidarse a si mismos, en el sentido de cuidar sus propios
intereses; ser moralmente autónomo, sobre todo con respecto a las
decisiones de mayor importancia para ellos y para los demás; actuar en
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forma responsable, llevando los cursos de sus acciones del mejor modo
posible, tomando en cuenta las consecuencias, los derechos y las
obligaciones propias y ajenas; aceptación del debate sobre los asuntos que
conducen a adoptar juicios morales. Todos estas condiciones parecen
poderlas tener casi todos los seres humanos.
De esta manera y correspondiendo a esta investigación, es posible
deducir de lo anteriormente planteado que mediante la aplicación de los
principios o ideales anteriormente planteados, es posible construir una
democracia, tomando en cuenta que la libertad, la igualdad, la participación,
la representación y la inclusión con el fin de conducir al desarrollo humano y
de las sociedades.
2.1.4. Principios De La Democracia Cristiana
Boersner (2006) define ciertos temas que deben ser objeto de análisis
por parte de las organizaciones políticas que asuman como imperativo ético
el combinar una democracia autentica, garante de la libertad individual, con
un programa de justicia social y económica que incorpore a las clases
populares en una participación verdadera, en la toma de decisiones y el
disfrute de la riqueza. Tales temas los define, desde un punto de vista
político, de la siguiente manera:
Estado de Derecho: dentro de la teoría de la democracia social se
considera al estado de derecho como el dominio de la ley, igualdad jurídica y
garantía de los derechos humanos y cívicos como parte de la civilización
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humana universal y tales derechos no están sujetos a cuestionamientos de
validez. De igual manera, establece que la soberanía reside en el pueblo y
debe ser ejercida a través de las instituciones pertinentes.
Dentro de este tema es imprescindible incluir la separación de poderes
legislativo, judicial, ejecutivo, ciudadano y electoral, así como una
descentralización geográfica y funcional efectiva del poder público en todo su
conjunto, destacando también la institucionalidad de las Fuerzas Armadas.
De igual forma la justicia debe ser accesible para todos los ciudadanos. Debe
establecerse garantías de las libertades, y por último la delimitación legal
entre la esfera pública y privada.
Representación y participación: estos dos aspectos no son antagónicos,
sino complementarios ya que dentro de los postulados de la democracia
social surge la necesidad de que, los ciudadanos además de elegir sus
representantes o gobernantes, también participe de manera constante en el
debate público de todos los niveles, asumiendo responsabilidades directas
con el fin de ejercer una supervisión efectiva sobre la ejecución y
administración de la voluntad general.
Pluralismo y tolerancia: la democracia cristiana social requiere el
perdurable reconocimiento de la pluralidad de criterios y doctrinas, además
de la más completa libertad para que el pluralismo se desarrolle dentro de un
marco de paz, legalidad y tolerancia mutua. Para ello es necesario contribuir
a la libre formación de organizaciones de lucha como los partidos políticos en
su diversidad.
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En este sentido, una democracia cristiana social debe garantizar la
libertad de cultos y el pleno respeto a todas las comunidades religiosas, así
como el cumplimiento de los compromisos que contraiga con el Estado. De
igual manera respetará todas las ideologías políticas, morales y sociales que
nazcan en el seno de la sociedad civil o de los partidos políticos, siempre y
cuando estas no promulguen el odio racial, étnico o confesional.
Derechos humanos y ciudadanos: estos tienen carácter permanente y
deben estar incorporados siempre en la constitución, pero además de eso
deben ser respetados. Dentro de estos derechos, resultan primordiales para
la democracia social los derechos del reo, la libertad de pensamiento,
expresión, asociación y movimiento, la inviolabilidad de la vida, de la
integridad física y del hogar, además del derecho a la propiedad privada.
Seguridad pública: un gobierno demócrata cristiano social debe
emprender la impostergable tarea de crear una fuerza de seguridad y orden
publico coordinada con todos los niveles, integrada por hombre y mujeres de
buena calidad moral además de contar con una formación general y
profesional adecuada, bien remunerados y provistos de garantías de
estabilidad y de seguridad social, todo esto con el fin de establecer una
política de seguridad donde esta fuerza obedezca de manera equilibrada la
prevención, disuasión y represión del crimen.
Para lograr estas reformas profundas es necesario establecer un
mecanismo de enlace, consulta y cooperación entre las fuerzas de seguridad
de los distintos niveles públicos y la sociedad civil.
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Por otro lado, Boersner (2006) también plantea ciertos criterios
económicos y sociales que deben formar parte de un gobierno de la
democracia cristiana social, donde deben ser garantizados plenamente
derechos como la libertad sindical, así como los derechos laborales de los
trabajadores. Asimismo, debe promover políticas públicas orientadas hacia la
formalización del mercado laboral con el fin de disminuir el empleo informal.
En el mismo orden de ideas, dentro de un gobierno basado en la
democracia cristiana social es de esencial importancia crear un sistema
racional y eficiente para la canalización de excedente rentístico hacia la
producción. En otras palabras, debe asumirse la tarea de crear un solo fondo
de financiamiento del desarrollo diversificado a partir del excedente de la
renta, bajo la debida supervisión de un Poder Legislativo y una Contraloría de
la República independiente y eficaz.
Ahora bien, un gobierno democrático progresista debe enmarcar su
acción social en la búsqueda de la calidad de vida de toda la población, que
se logra a través de la participación, ya antes descrita, y otros componentes
esenciales que deben ser asumidos como responsabilidades dentro de los
mismos, tales como:
La educación y capacitación técnica como instrumento para reducir los
contrastes sociales, ya que una educación general, que abarque todos los
niveles, y ciudadana es un factor clave para la construcción de una sociedad
más libre, equitativa y solidaria.
En materia de Salud y bienestar social, se buscará el desarrollo y
mejoramiento del sector sanitario-asistencial público, mediante la discusión e
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impulso de acuerdos, entre los sectores públicos y privados, en cuanto a los
costos de la asistencia médica y la atención debida a los casos de
emergencia al igual que el costo de los productos farmacéuticos patentados y
los genéricos.
Es importante destacar que en Venezuela se plantea la idea de la
democracia cristiana social desde algunos partidos políticos, los cuales se
basan en ciertos principios, similares a los planteados anteriormente, con el
fin de construir un sistema democrático progresista mediante el cual pueda
lograrse la aplicación de los preceptos de un gobierno bajo la denominación
de demócrata social.
Entre algunos de estos principios que aplican las Organizaciones
Políticas defensoras de la democracia social, se menciona la libertad,
equidad, solidaridad y responsabilidad, progreso, descentralización y
participación, desarrollo económico, justicia social y progreso a través de la
inclusión social y las oportunidades que debe brindar el Estado, por ejemplo,
la educación como instrumento para la superación de la pobreza en
Venezuela, garantías con respecto a sistema de salud y seguridad ciudadana
y social, asimismo la distribución del ingreso, de esta manera, tomando estos
elementos como ejes de acción social con la finalidad de elevar la calidad de
vida de los ciudadanos.
Por su parte Fereira (2010) manifiesta que los principios de la
democracia cristiana son el Estado Democrático, el Pluralismo, el
solidarismo, el desarrollo integral y la integración internacional.
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(a) El Estado Democrático: Los demócratas cristianos venezolanos
creen en la existencia de la sociedad civil integrada por los individuos, la
familia, los sindicatos, los partidos, las empresas, entre otros, es decir,
grupos que constituyen cuerpos sociales responden a fines humanos
legítimos que deben ser respetados.
De igual modo, Fereira (2010) refiere que dentro de ese conjunto de
cuerpos o sociedades existe una muy especial que se denomina Estado. El
Estado viene a ser la organización Jurídico-Política de la colectividad en
forma soberana, que tiene por objeto el Bien Común del pueblo. Por eso,
porque tiende a buscar el Bien Común: El Estado, entonces, es una parte de
la sociedad civil. No está fuera de la sociedad civil como en la concepción
liberal. Ni tampoco está sustituyendo a los otros cuerpos sociales, como en la
concepción totalitaria. Para nosotros el Estado es la parte de un todo -junto
con individuos y grupos intermedios- que busca el Bien Común. Al Estado le
toca velar para que este Bien Común sea logrado.
El poder es un atributo esencial del Estado, pero no debe confundírselo
con el Estado en sí. En la concepción demócrata- cristiana el estado tiene
todo el poder necesario para realizar la coordinación de toda la sociedad civil
en la medida en que el poder del Estado se ajuste a ese Bien Común. Ahí
está la legitimación del poder.
En la medida en que el estado utilice ese poder con fines distintos a la
realización del Bien Común colectivo, ese poder pierde legitimidad. El Estado
y el Poder suponen ejercicio de autoridad, se reconoce y el poder se le
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delega al Estado para que cumpla con su fin: el de velar porque la sociedad
civil alcance y realice el Bien Común. Así el Estado deja de ser un extraño a
la sociedad para intervenir en la ordenación de la misma y en la medida que
el Bien Común lo aconseje. Tampoco debe confundirse al estado con el
gobierno. El gobierno es transitorio mientras que el estado no.
El demócrata-cristiano no solamente busca una democracia política y
movimientos sociales cristianos, sino que también se encuentra íntimamente
ligado a las acciones decididas del Catolicismo Social del Siglo XIX, por ello
los demócratas cristianos en general y en particular los venezolanos aspiran
a una democracia social. Es decir, la concepción de una democracia política
aparejada a la existencia de una democracia social y económica. Esta
democracia social supone que todos los hombres son iguales ante la ley, sea
cual fuera su raza, su religión o su posición social.
Esta democracia cristiana social no acepta privilegios por razones de
dinero o apellidos, no acepta distinciones que no provengan de la virtud o el
mérito, y a todos reconoce los derechos que por su misma naturaleza
humana les corresponden garantizando al mismo tiempo su ejercicio. Se
trata pues de lograr una estructura social que permita a todos los hombres el
desarrollo de sus facultades individuales entre un mismo marco de
posibilidades. Este principio de igualdad conlleva un principio de justicia que
supone a su vez, la existencia de la libertad. Finalmente, el principio de la
cooperación en el cual cada hombre debe ocupar su puesto en orden a
alcanzar el bienestar común.
43
Todos estos principios se traducen en una serie de políticas concretas
destinadas a reformar los esquemas jurídicos que rigen en la nación
contrarios a tales principios políticos o que no se acondicionen a ellos.
También habrá que reformar programas de desarrollo. Estos principios
políticos inspiran la realización de programas electorales concretos dentro de
la concepción demócrata-cristiana.
(b) El Pluralismo: de acuerdo con Fereira (2010) la democracia cristiana
defiende, partiendo de la concepción de la sociedad civil, el pluralismo social
y jurídico. Se habla de dos tipos de pluralismo. Horizontal y Vertical. El
pluralismo vertical o ideológico caracterizado por las formas en que las
ideologías cortan verticalmente a través de todas las capas y grupos de
sociedad.
En esta forma, se tiende a fundamentar la eficiencia social, permitiendo
a cada hombre, sin discriminación o desprecio de su condición de persona
humana constituir un conjunto de asociaciones que se ajustan a sus propios
ideales, así es un deber del Estado el garantizar la existencia de esas
diversas corrientes de fundamentación ideológica.
De acuerdo a esta idea del pluralismo vertical nada importa que estén
en minoría dentro de una nación o grupo. Por ello, dentro del régimen
democrático que es objetivo de la democracia cristiana, el libre juego de los
partidos políticos garantizan la efectiva representación de las diferentes
ideologías que pugnan por imponerse a la opinión pública.
Asimismo, Fereira (2010) manifiesta que el pluralismo horizontal o
autonomización consiste en la independencia, derechos y responsabilidades
44
de cada individuo, grupo o cuerpos intermedios que buscan el Bien Común.
Es una injusticia, un gran mal y un desorden que una organización más
grande y más elevada se arrogue funciones que puedan ser cumplidas más
eficazmente por órganos menores o inferiores.
Surge de su misma naturaleza que el verdadero objetivo de toda
actividad social debería ser auxiliar a los miembros individuales del cuerpo
social y nunca destruirlos.En esta forma, la democracia cristiana concibe una
descentralizada división de poderes, al mismo tiempo que defiende la
existencia entre el individuo y el Estado, de otras sociedades cuyo regular
funcionamiento garantiza la plenitud de una democracia orgánica. Estas
sociedades son de dos tipos: Naturales unas y otras de Creación por la Ley y
ambas cumplen una finalidad cuya trascendencia es para la Democracia
Cristiana imponderable.
El pluralismo social y jurídico señala que cada uno de los cuerpos
intermedios tiene un fin humano, propio de los mismos, que hay que
respetar. En esta forma, el hombre con su libertad, forma la familia. Por ello,
la democracia cristiana defiende, en primer lugar la integridad de la familia
contra todos los intentos de disolución que le amenazan.
Propio del espíritu de sociabilidad el hombre forma su familia y esta a su
vez se proyecta en el municipio. Es en el municipio en donde la vida humana
se desarrolla normalmente; es allí en donde el individuo comienza a vivir en
comunidad y donde la autoridad establece con el hombre una simple
comunidad de servicios o comodidades que es una institución natural que
tiende a ordenar la vida social en la comunidad política:
45
El hombre está naturalmente ordenado a vivir en comunidad política,
porque no pudiendo en la soledad procurarse todo aquello que la necesidad
y el decoro de la vida personal exigen, como tampoco la conducente a la
perfección de su ingenio y de su alma, ha sido providencia de Dios que haya
nacido dispuesto a la unión y sociedad con sus semejantes, ya doméstica, ya
civil la cual es la única que puede proporcionar la perfecta suficiencia de la
vida.
Por esto, la vigorización del municipio es una de las más decididas
consignas demócratas cristianas. Esto supone una descentralización
administrativa, en la medida en que al municipio se le reconozca una mayor
autonomía y en consecuencia tenga una mayor responsabilidad para con la
comunidad, los hombres que lo integran se sentirán más dueños de sus
propios destinos y con mayor capacidad para la conducción de la
administración de la cosa pública. Pero, por su parte, el ciudadano debe
integrarse al municipio el cual le permitirá desarrollar sus facultades, ejercer
la plenitud de sus derechos y colmar sus aspiraciones civiles y políticas.
Dos condiciones más son necesarias para completar el pluralismo
social y jurídico de acuerdo a la concepción demócrata -cristiana: el primero
está referido a dar la mayor posibilidad de desarrollo a esos cuerpos
intermedios que forma el hombre a objeto de que logren eficazmente la
realización de su fin y que tienden al beneficio mismo del hombre.
El segundo principio está referido a la estructura interna de esos
cuerpos intermedios que deben organizarse en la forma que mejor respeten
46
las exigencias de sus miembros y los cuales no pueden impedir a esos
hombres desarrollarse como personas. Cuando esta condición no se cumple
el Estado debe intervenir a fin de subsanar la situación existente y al hacerlo
debe ser en forma transitoria ya que lo contrario desvirtuaría la función
misma del Estado y los cuerpos o sociedades intermedias.
(c) El Solidarismo: para Fereira (2010) de este principio se arriba a una
posición comunitarista y pluralista. Con este principio debe tenderse a la
integración a través de la acción conjunta de los hombres que viven en
sociedad. Existen una serie de diferencias naturales en los hombres: formas
diversas de capacidad física y mental en las personas y tales diferencias se
hacen más profundas en la medida en que las personas se van apropiando
de distintos bienes ya en el orden material, ya en el orden cultural.
Con este sentido comunitario de cooperación se logra un clima propicio
al desarrollo de todos. Al hablar la democracia cristiana de comunitarismo, lo
hace en relación a esos bienes materiales y culturales cuya tenencia puede
ser un impedimento para la igualdad de oportunidades. Es necesario aclarar
que si la expropiación como tal eso puede ser un impedimento para la
igualdad de oportunidades, se hace imperioso el que esos bienes se utilicen
en común por todos los hombres.
Esto obliga a su vez al Estado, quien debe velar por el alcance del Bien
Común, a facilitar a todos los hombres estos bienes y que ellos cumplan con
una función social. La función social de la propiedad... obliga a una
redistribución de los bienes de la propiedad privada.
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Resumiendo, los demócratas-cristianos entienden que la propiedad
debe cumplir una función social; esto es, no puede ser usada para el
beneficio excluyente de unos pocos sino que debe procurar ciertos beneficios
para quienes necesitan y no tienen nada. Esa política de redistribución de la
riqueza se manifestará en los diversos órdenes: fiscal, crediticio y de
expropiación y repartición directa de bienes.
Pero esta política implicará a su vez, la realización de un cambio de
estructuras sociales que aseguren la permanencia de la igualdad de
oportunidades. Y en este terreno será necesario un cambio profundo del
sistema educacional venezolano que tienda a crear oportunidades iguales y
tienda a la culturización de todos los sectores. De nada valdría una mera
repartición de bienes y una mejor redistribución de la riqueza si los esquemas
mentales del venezolano permanecen iguales.
Debe tenerse claro, la sociedad comunitaria es la meta que buscan los
demócratas-cristianos en general. Este principio une y compromete la acción
de todos los demócratas-cristianos del mundo y en relación al cual cada uno
de los partidos demócratas-cristianos tienen por su propio país y de acuerdo
a la realidad propia de cada nación:
Lograr una sociedad personalista y comunitaria, de acuerdo a la
expresión de Maritain. Personalista en cuanto a colocar la dignidad y los
derechos de las personas como el valor más alto a lograr en la vida política.
Y Comunitaria, para realizar mediante la justicia y la solidaridad, un
verdadero espíritu de comunidad que ampare al hombre tanto contra el
48
egoísmo individualista como contra el totalitarismo estatal. Esto no es un
pensamiento abstracto, es algo real que tiene vigencia histórica y tuvo su
fuente en los pensadores de la segunda mitad del siglo pasado y tiene una
realización política activa en el mundo.
La meta final de esa sociedad así concebida será la de crear no una
solidaridad de destino y finalmente producir a sus miembros en general,
impregnada por un cierto contenido humano, el gozo comunitario.
(d) El Desarrollo Integral: según Fereira (2010) el principio del desarrollo
es un tema de mucha importancia para los demócrata-cristianos en general y
muy especialmente para los venezolanos por encontrarse nuestro país en
vías de desarrollo. El desarrollo tiene que ser visto como un proceso de
incorporación de grandes sectores marginados a las satisfacciones sociales y
de ascenso de esos mismos grupos humanos a los niveles donde se toman
las decisiones y desde donde se ejerce el poder social. El desarrollo para ser
integral además debe eliminar la marginación de la riqueza y poder en manos
de pocos. Por ello a la tesis del desarrollo tiene que compenetrarse la tesis
del cambio de estructuras:
El desarrollo no es sólo una necesidad social y un imperativo
económico: es, primero que todo, una exigencia ética. Todo programa
ambicioso de desarrollo tropieza con la resistencia de las viejas estructuras:
cambiar éstas es indispensable para la transformación económica y social
que aquel entraña. Si los partidos demócratas-cristianos, al decir de Ramlot,
deben configurar en sus respectivos países la verdadera imagen del Partido
49
del desarrollo, tienen que compenetrarse más y más con la tesis del cambio
de estructuras.
El tema del desarrollo no puede plantearse solo en el terreno
económico o social por ello se habla del desarrollo integral, así: Hay quienes
limitan su ámbito al puro terreno económico, menospreciando el objetivo
social, y quienes aceptan el objetivo social pero no consideran los otros
aspectos superiores de la vida del hombre y de la comunidad.
De estas citas se deduce que el problema del desarrollo es un problema
de civilización para usar la expresión del Lebret. No es un problema
económico únicamente. Es cierto que el factor económico es importante pero
existen además finalidades a alcanzar en el aspecto social, cultural y político.
Es necesario a la vez, el que ese desarrollo económico se haga al ritmo más
rápido posible y aprovechando la disponibilidad de recursos externos e
internos con que en la actualidad cuenta la nación.
Al mismo tiempo ese proceso de desarrollo debe lograrse al menor
costo posible y en la forma más irreversible posible, esto es, garantizar una
curva permanente de ascenso en ese proceso de desarrollo. Igualmente
consideran los demócratas-cristianos de Venezuela que debe tenerse en
cuenta a las generaciones futuras a objeto de no sacrificar inútilmente la
explotación de recursos y riquezas sin pensar seriamente en las
generaciones por venir. Finalmente, ese proceso debe basarse en una
solidaridad doble: a. Entre todas las fracciones de la población existente; y b.
Entre todas las naciones que comprendan la comunidad internacional.
50
(e) La Integración Internacional: de acuerdo con Fereira (2010) la
democracia-cristiana acepta como legítimo el sentimiento nacional y el
patriotismo. Lo que no es aceptable para un demócrata-cristiano es el creer
que no existen otras asociaciones diferentes que deben tomarse en cuenta
dentro del contexto universal. Existe una comunidad de naciones que está
unida por vínculos de solidaridad y de justicia social internacional. Para la
democracia cristiana el desarrollo actual de la técnica, los problemas
económicos y sociales no podrán resolverse si antes no se realiza un
proceso de integración en un ente internacional o supra- nacional.
La democracia cristiana considera igualmente el que las naciones
deben integrarse en tres procesos diferentes: una integración económica,
una social y cultural y, de ser posible, una integración política. En relación a
América Latina la democracia cristiana venezolana ha impulsado y
sustentado la integración económica y la creación de un Mercado Común
Latinoamericano.
De todo lo antes señalado se puede concluir que los principios
fundamentales de la filosofía cristiana están inspirados por una concepción
cristiana del mundo. Estos principios corresponden a una concepción
filosófica del mundo y del hombre elaborado por el pensamiento cristiano.
Estos están elaborados en el orden de la filosofía pero no de la religión y es
perfectamente posible que una persona, sin plantearse problemas de sus
relaciones con Dios, pueda llegar a aceptar esos tres postulados que no son
religiosos sino filosóficos.
51
2.2. Aspectos Generales De Los Procesos De Integración
Latinoamericanos
De acuerdo con Aguilar (2008) en la historia de la política exterior
venezolana, la integración regional como política de gobierno, se puede ver
como una constante. Ha pasado por períodos de mayor y otros de menor
grado de compromiso gubernamental, otros en los que la orientación esencial
pasaba por lo político y otros en los que la motivación que conducía el
proceso era fundamentalmente económica, pero el proceso de unificación se
puede ver como un hilo conductor a lo largo de la historia venezolana.
Del mismo modo, señala Aguilar (2008) que ya desde las primeras
décadas del siglo XlX, una vez concluido el proceso de independencia con
España, el ideal de Simón Bolívar de crear una América Latina unida capaz
de enfrentar a España y las demás amenazas externas, comienza a
materializarse con la conformación de la “República de la Gran Colombia”,
integrada por Colombia, Ecuador y Panamá, junto a Venezuela, con capital
en Bogotá y una duración de once años.
Asimismo, el “Congreso de Panamá”, en 1826, también promovido por
Bolívar, si bien no tuvo éxito, puede considerarse como el intento de
integración política más importante del que participaron, además de la Gran
Colombia, Perú, Chile, Bolivia, Centroamérica y México. También la
“Federación de los Andes”, promovida por Bolívar, intentó unir, además de la
Gran Colombia, a México, Guatemala, Perú, Bolivia y Chile pero tampoco
tuvo éxito.
52
Recién en la segunda mitad del siglo XX, comienza a surgir
nuevamente, no sólo en Venezuela, sino en el resto de la región, un proceso
orientado a la integración. Para comenzar, y antes de centrar la mirada en las
iniciativas de carácter económico, se puede destacar que durante los
primeros gobiernos de la etapa democrática comenzada en Venezuela en
1958, se inició y continuó una línea de política exterior que apuntaba a
promocionar la democracia venezolana en el hemisferio.
En consonancia con la necesidad interna de defender y consolidar un
régimen recién establecido, se buscó proyectar al país como líder
democrático regional, a través de iniciativas como la Doctrina Betancourt.
Una de las facetas de esta iniciativa fue el ideal de lograr una América Latina
democrática e integrada. En sintonía con esto, se mantuvo una amplia
colaboración con la política hemisférica de la OEA.
En la década de los sesenta se da en la región la primera etapa
integracionista con la aprobación del Tratado de Montevideo que logra crear
la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) en 1960, la cual
tenía por objetivo la liberalización del comercio recíproco y la expansión del
comercio regional.
A pesar del interés del gobierno venezolano por la estrategia de la
integración, hubo varios obstáculos a vencer para ingresar en la nueva
estructura regional. Las negociaciones internas y regionales acerca de la
conveniencia y condiciones especiales para el ingreso de Venezuela a la
ALALC retrasaron por seis años la decisión.
53
La participación venezolana estuvo condicionada por el hecho de ser
una economía esencialmente petrolera, poco diversificada y fuertemente
dependiente del comercio con Estados Unidos. A esto se sumaba la
específica situación de política interna que vivía el país con la necesidad de
estabilizar el nuevo régimen democrático que se instauraba, con los
consiguientes desafíos políticos y económicos que esta situación conllevaba.
Por otro lado, en el ámbito internacional, las circunstancias que imponía la
guerra fría, influían también en las prioridades de la política exterior.
Sin embargo, la ALALC entró en una crisis estructural, caracterizada
por la debilidad de este acuerdo de integración. Por esta razón, en los años
setenta comenzó un acercamiento a los vecinos más inmediatos, los países
que histórica y geográficamente han estado más presentes en la agenda
externa latinoamericana.
Por otro lado, esta crisis de la ALALC motivó un “regionalismo vecinal”,
en muchos países de la región, que por otra parte se alentaba desde la
CEPAL. Así se creó el Mercado Común Centroamericano y la Comunidad del
Caribe. Por su parte, los países andinos se concentraron en diseñar un
esquema de integración que respondiera a sus necesidades. Luego de un
proceso de arduas negociaciones en que participaron los estados y los
sectores empresariales, sociales y académicos, finalmente se suscribió en
1969 el Acuerdo de Cartagena, que dio origen al Pacto Andino.
La tardanza de Venezuela en ingresar al Pacto Andino se debió
fundamentalmente a la oposición de su sector industrial que miraba con
54
recelo a este nuevo esquema de integración. Aunque el país había
participado activamente en las discusiones del acuerdo, recién se integró en
1973.
Si bien la unión con la región andina estuvo siempre presente en la
formulación de la política exterior venezolana, también tuvo sus altibajos.
Este primer acercamiento al Pacto Andino fue importante aunque limitado. En
ese momento, además de sus socios de la región andina, Venezuela
cultivaba relaciones externas con muchos países de la comunidad
internacional.
En este sentido, en el transcurso del primer gobierno de Rafael Caldera,
que comenzó en 1969, se inició un proceso de reconciliación internacional,
tratando de superar el efecto aislacionista al que había llevado la aplicación
de la doctrina Betancourt, abriendo el país a relaciones con otros países,
independientemente de su posición política e ideológica, entre otros, la Unión
Soviética y varios países de Medio Oriente y África.
2.2.1. Características De Los Procesos De Integración En Latinoamérica
Para Almandoz y Cortez (2009) los sujetos son los Estados soberanos.
Se tienen aquí dos conceptos muy importantes por lo cual es preciso
definirlos para poder entender el papel fundamental de una nación y su toma
de decisiones. El Estado es un concepto político que se refiere a una forma
de organización social soberana y coercitiva, formada por un conjunto de
instituciones involuntarias, que tiene el poder de regular la vida sobre un
territorio determinado.
55
Según Almandoz y Cortez (2009) el concepto de Estado difiere según
los autores, pero algunos de ellos definen el Estado como el conjunto de
instituciones que poseen la autoridad y potestad para establecer las normas
que regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un
territorio determinado.
Por su parte, Max Weber, en 1919, citado por Almandoz y Cortez
(2009) define el Estado como una organización que reclama para sí -con
éxito- el "monopolio de la violencia legítima"; por ello, dentro del Estado se
incluyen instituciones tales como las fuerzas armadas, la administración
pública, los tribunales y la policía, asumiendo pues el Estado las funciones de
defensa, gobernación, justicia, seguridad y otras como las relaciones
exteriores. Soberano (del latín superanus) puede referirse a: Un ente que
ejerce o posee la autoridad suprema e independiente .
De igual modo, se puede señalar que los convenios integracionales son
firmados por cada uno de sus miembros en el momento en el que ellos lo
encuentren necesario y se unirán del mismo modo. Estas decisiones deben
ser tomadas por ellos de forma voluntaria e independiente, sin tomar en
cuenta presiones tanto internas como externas, ya que lo que se busca
obtener con esto es precisamente el bienestar común y son ellos ciertamente
quienes conocen de las limitaciones y posibilidades de cada uno, ya que
como reguladores y participantes que son de todas las funciones del Estado
conocen a cabalidad su situación en determinado momento.
Asimismo, todos y cada uno de los Estados que emprenden un proceso
integrador en forma voluntaria y deliberada, tienen la potestad de decidir si
56
pertenecer o no a determinados grupos de integración tomando en cuenta
sus necesidades e intereses, buscando el desarrollo social y económico en
forma conjunta, mediante el desarrollo de sus potencialidades económicas y
el aumento del nivel de vida de sus habitantes.
Debido a la diversidad y características de las riquezas naturales de los
países latinoamericanos, se piensan que podían alcanzar el desarrollo tan
esperado por sí solos, pero la explotación de sus recursos no fue suficiente,
ya que el intercambio comercial era muy pobre, ni tampoco contaban con una
infraestructura organizativa ni física, además de no poseer la tecnología
adecuada.
Es por ello que la integración se hizo necesaria; una de las ideas de
formar grupos económicos es precisamente la complementación de las
economías en sus distintas formas. Muchos de los países latinoamericanos
han enfrentado a lo largo de su historia situaciones lamentables de pobreza
extrema por la mala praxis de sus dirigentes lo cual probablemente los ha
llevado a buscar una salida que les sea beneficiosa, y la más adecuada
hasta ahora es la unión de éstos en pro de un beneficio común.
Pero los procesos integracionistas se dan sólo bajo el consentimiento
de cada uno de los miembros, quienes evalúan de forma minuciosa qué tan
conveniente le resulta determinada unión tomando en cuenta, por ejemplo, la
proximidad de los países o qué tan fuerte pudiera(n) ser su(s) economías
para así emprender un nuevo camino hacia el renacimiento de sus
economías.
57
Los fines de todo proceso de integración no sólo se basan en lo
económico; a medida que se avanza gradualmente se van desarrollando
nuevos temas de las áreas sociales, investigación científica,
aprovechamiento tecnológico, confrontación de ideas, identidad de los
pueblos y comunidades de la región, educativa, cultural, jurídica, y hasta
políticas de los países miembros.
Los países latinoamericanos tienen raíces muy similares y aunque en
varios países de este subcontinente se hablen diferentes lenguas que fueron
traídas acá por extranjeros que en algún momento por equivocación llegaron
a estas tierras y que desde entonces subsisten al igual que muchas
costumbres que perduran incluso hasta nuestros días, la esencia de los
latinoamericanos es en el fondo la misma. Otro factor importante es que
nuestros países no poseen un historial de enfrentamientos bélicos, lo que
aumenta el contacto entre ellos; esta similitud se transforma indudablemente
en beneficios económicos.
Los procesos deben realizarse de manera gradual, ya que cada país
tiene condiciones únicas y capacidad de respuesta que va a variar acorde
tanto a sus necesidades como a sus recursos y potencialidades inmediatas y
futuras. Aunado a ello, muchos de los puntos que se encuentran en estos
tratados y que eventualmente se llevarán a cabo, necesitan de un profundo
cambio.
Pudiera ser a nivel institucional, lo cual se debe realizar de un modo
muy puntual porque quizás incidiría en las políticas internas de los países
58
que, claro está, deben a su vez someterse a leyes supranacionales en
muchos de los casos; o simplemente en la información a sus ciudadanos y
luego en su aceptación, lo que se convierte en la parte más difícil, porque
muchas veces gran parte de ellos se rehúsa.
La complejidad de los casos debe ser también tomada muy en cuenta
para las decisiones. Estas deben ser estudiadas con detenimiento, porque se
debe saber que no es una decisión que beneficiará a unas pocas personas,
sino es el futuro de millones, muchos de los cuales viven en condiciones
infrahumanas y se encuentran carentes de políticas que los beneficien de
forma directa y en gran medida.
Las etapas deben ser cada vez más profundas; a medida que se van
consolidando los procesos de integración, los avances en la materia deben
ser mayores al transcurrir del tiempo, porque se supone que la integración
ayuda a la consolidación de sus relaciones y que cada vez éstas van en
aumento gracias a la apertura de los mercados, atracción de inversiones,
modernización del aparato productivo, conformación de nuevas relaciones
comerciales y económicas.
Si estos factores expuestos anteriormente se cumplen, es prolífica esa
relación y por lógica lo es también la creación de nuevos acuerdos. Ya
pasado cierto nivel en estas relaciones, los países adquieren cierta
capacidad que es directamente proporcional al nivel de los compromisos
adquiridos.
Los intereses del bloque económico van dirigidos al bienestar de todos
los miembros y no se pretende discriminar o desmejorar a ninguno de ellos,
59
por grande que pueda ser un país tanto en su territorio, cantidad de
habitantes, cantidad de recursos tanto humanos como materiales, entre
otros; a la hora de aceptar negociar con ciertos países, no se debe tratar de ir
en detrimento del más débil o simplemente de otro con condiciones similares,
ya que esto funciona de modo tal que debe existir la cooperación entre ellos.
Al respecto, Almandoz y Cortez (2009) manifiestan que justamente, la
integración es para cubrir ciertas necesidades mutuas dentro de los puntos
que previamente han sido acordados y que, por ejemplo, por lo cercano de
los territorios les resulta a los miembros más beneficioso comercializar un
determinado producto a cierto precio, pudiendo dado sea el caso, utilizar el
sobrante del dinero en alguna otra actividad de inversión que sea necesaria.
Asimismo, todo proceso de integración es considerado como un
mecanismo de avance en el esfuerzo tendiente al desarrollo en forma
progresiva de América Latina. La historia nos ha demostrado que estos
países no han sido capaces de solucionar sus problemas internos, bien sea
por la inconsistencia en la aplicación de sus políticas, o por la discontinuidad
a la que son sometidas cada vez que un país cambia de gobierno, y esto
aplica desde los más pequeños hasta los más grandes del subcontinente.
Cabe destacar, la inestabilidad política, las deudas tanto internas como
externas que muchas veces se han convertido simplemente en impagables,
lo cual no conduce a otra vía, salvo a la de los estallidos sociales que no
vienen solos, sino seguidos de una época de desconcierto, devaluación de la
moneda, disminución del nivel de vida de sus habitantes. Esto se puede
traducir como un caos total.
60
Entonces, mediante la integración se pretender crear una estabilidad
que se viene dando de forma progresiva con el cumplimiento de ciertos
acuerdos que económicamente favorecen a los miembros y que por su
carácter de supranacionalidad, independientemente del presidente o
tendencia política que impere en determinado momento, país y situación, se
deben cumplir, lo cual asegura el cumplimiento, continuidad y finalización de
proyectos.
Además, es considerado un mecanismo de evolución en la medida en
que los proyectos se desarrollan en una sola dirección y con un solo fin, que
es el de aumentar el nivel de vida de todos y cada uno de los habitantes de
estas naciones. Se considera un progreso la libre circulación de personas a
través de las fronteras, la creación de vías de comunicación interestatales ya
que esto nos permite la libre circulación de bienes y servicios, abaratando los
costos, además de posibilitar la integración como pueblos hermanos.
2.2.2. Objetivos De Los Procesos De Integración En Latinoamérica
De acuerdo con Almandoz y Cortez (2009)los objetivos de los procesos
de integración en América Latina comienzan al a lcanzar un desarrollo integral
equilibrado y autónomo, esto quiere decir que para poder lograr el desarrollo
y la autodeterminación de los pueblos es necesario lograr un desarrollo total
de una nación, porque se recordará que así se vea como un todo siempre un
factor va a depender de otro en gran medida.
Alcanzar entonces ese nivel de bienestar dependerá de la forma como
se desarrollen todos y cada uno de los factores que hacen posible su
61
funcionamiento, muchas veces se pretende encaminar la economía de los
países, pero esto sólo fue una de las tantas utopías; no se puede pretender
desarrollar una economía cuando no se es capaz de transformar la materia
prima en productos de consumo intermedios o finales, el nivel educativo de
las universidades es muy pobre, los empleados son sub-pagados, la mano
de obra es regalada.
Entonces una de las prioridades es crear cambios desde adentro de los
países que le permitan alcanzar el bienestar integral, de forma equilibrada en
cuanto al restante de países y de modo tal que sea autónomo para así tomar
en cuenta las condiciones individuales.
Por otro lado, consideran Almandoz y Cortez (2009) que otros de los
objetivos es eliminar obstáculos al comercio y facilitar la circulación
transfronteriza de bienes y servicios. En toda integración, uno de los
renglones que más resulta favorecido es el comercio, la fuente principal de
recursos y uno de los motivos principales de estas alianzas. Es por ello que
se quiere eliminar todo obstáculo tanto para su circulación como para su fin
principal.
Muchas veces los bienes y servicios que van de un país a otro, por el
simple hecho de pasar de frontera, duplican y hasta triplican su precio hasta
llegar al consumidor final, frenando con esto todo intento por avanzar en los
acuerdos, bien sea por ausencia o mal estado de las vías, lo caro del
combustible o simplemente el alto precio de los aranceles, impuestos, la
inestabilidad social, entre otros. Entonces se pretende, pues, la eliminación
62
de obstáculos para el comercio y facilitar la circulación transfronteriza de
bienes y servicios.
Como tercer objetivo Almandoz y Cortez (2009) señalan que es
promover condiciones de competencia leal. Obviamente, no todos los países
poseen la misma capacidad competitiva, bien sea porque la producción de
unos es menor, los bienes necesarios para la producción tienen elevados
costos, las diferencias estacionarias marcan la pauta, las condiciones del
suelo, del clima no permiten una competencia igualitaria. Entonces, en base
a ello se deben promover ciertas condiciones que favorezcan a todos por
igual.
No es lo mismo vender alimentos subsidiados por el Estado que
aquellos donde todo el capital proviene de sus productores. Tendremos,
pues, que los primeros serán más baratos y por consiguiente su
comercialización más rápida, notándose desigualdad, lo que se traduce en
una competencia desleal y no es precisamente lo que se quiere.
Asimismo, Almandoz y Cortez (2009) consideran que se debe proteger
y hacer valer adecuada y efectivamente los derechos de propiedad
intelectual, en su búsqueda por la viabilidad del mismo se creó una serie de
normativas legales en la cuales se pueden encontrar:
Crear procedimientos eficaces para la aplicación y cumplimiento de los
convenios para su administración conjunta y solución de controversias. La
aplicación de proyectos debe realizarse de manera conjunta por los
participantes, ya que de esto va a depender el éxito de los mismos.
63
Generalmente, su realización se hace de modo tal que cada país tiene una
porción de responsabilidad que debe cumplir lo que va a garantizar su
totalidad.
Al mismo tiempo se debe tener como política la resolución de las
controversias, para así evitar que los proyectos no se lleven a cabo. Claro
está que es mucha la cantidad de dinero que se debe aportar para su
cumplimiento.
Establecer lineamientos para una posterior cooperación multilateral
encaminada a ampliar y mejorar los beneficios. Lo que se busca a toda costa
es obtener los mayores beneficios para los participantes de los procesos de
integración. Entonces, en la medida en que se cumplan los proyectos y
dependiendo de la efectividad de las políticas aplicadas, se deben impulsar
proyectos nuevos, lo que resulta beneficioso pues el dinero invertido en
proyectos tales como la creación de vías de comunicación obviamente va a
aligerar proyectos agrícolas y de turismo por sólo nombrar algunos. Esto
abarata los costos de los proyectos futuros y a medida que se va avanzando
el bienestar colectivo se hace notar más.
Reducir la vulnerabilidad de las exportaciones ante medidas unilaterales
y discrecionales, mediante la eliminación total o parcial de algunos impuestos
o barreras que debiliten el intercambio comercial, ya que resulta poco
beneficioso para las partes: unos porque dejan de percibir la ganancia de las
vetas y los otros simplemente porque no reciben los servicios o productos
ofertados.
64
Fortalecer la industria nacional mediante un sector exportador sólido y
competitivo. Para ello es necesario que cada país apoye su industria tanto
nacional como la privada para de este modo poder impulsar el proyecto
conjunto.
Coadyuvar a la creación de empleos. Una de la vías para solucionar
problemas de índole económico y social es mediante la creación de empleos
que mejorarán indudablemente el nivel de vida de los habitantes de esos
pueblos, convirtiéndose a su vez en bienestar para el conjunto de países,
implicando esto crecimiento de sus economías por medio de la activación del
sector productivo.
Crear un mercado común que ofrezca productos y servicios de calidad y
accesibles a todos tomando en cuenta el nivel de vida de sus pobladores,
abaratando los costos que implican los mismos, pero con países externos al
bloque.
Acelerar e impulsar el crecimiento de los países y la generación de
empleos, esto último viene tomado de la mano del crecimiento de los países.
Por tanto, este es uno de los puntos que se deben tomar muy en cuenta,
pues la remuneración recibida en cada puesto de trabajo es reinvertida en
educación, productos de primera necesidad, recreación, entre otros. Esto
definitivamente impulsa el crecimiento de los países.
Procurar el mejoramiento persistente en el nivel de vida de sus
habitantes. Esto incluye buenos salarios, seguridad social, alto nivel de
educación, recreación, estabilidad económica, buenos centros de salud. Es
por ello que luchan los gobiernos.
65
Contribuir a la lucha contra la pobreza, la exclusión y la inequidad
social: potenciar los beneficios sociales de la integración, hacer de la
integración un proceso relevante para la población de los países andino,
enriquecer las políticas sociales nacionales mediante el intercambio de
experiencias y aprendizaje mutuo, contribuir a la continuidad de las políticas
públicas de los países miembros, impulsar la construcción gradual de una
política social comunitaria, acentuando la dimensión social de la integración,
aprovechar eficazmente los recursos disponibles.
Los países latinoamericanos tienen una gran diversidad de recursos
que deben saber aprovechar; en la medida que esto suceda, los beneficios
serán cada vez mayores.
Asimismo, incrementar la variedad de bienes finales a disposición de
los consumidores. El problema principal de estos países es precisamente
que no poseen los medios necesarios para convertirlos en productos finales
aun cuando son grandes productores de materia prima. Es por esta razón
que se debe invertir mucho dinero para que esto ocurra y poder ofertar mayor
cantidad de productos.
2.2.3. Ventajas Y Desventajas De Los Procesos De Integración En
Latinoamérica
Según consideran Almandoz y Cortez (2009) son muchas las ventajas
que se derivan para América Latina de los procesos de integración que se
han llevado a cabo, entre las cuales se pueden destacar:
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Aumenta el crecimiento económico de los países que integran los
bloques a través de mayores intercambios comerciales. Es una de las metas
de toda sociedad y el mismo implica un incremento notable de los ingresos y
de la forma de vida de todos los individuos de una sociedad. Existen muchas
maneras o puntos de vista desde los cuales se mide el crecimiento de una
sociedad. Se podría tomar como ejes de medición la inversión, las tasas de
interés, el nivel de consumo, las políticas gubernamentales o las políticas de
fomento al ahorro; todas estas variables son herramientas que se utilizan
para medir tal crecimiento. Y este crecimiento requiere de una medición para
establecer cuán lejos o cuán cerca estamos del desarrollo.
Las negociaciones se hacen en bloques, abaratando así los posibles
costos o gastos en que se pueda incurrir para determinadas inversiones.
Esto hace posible un mayor acercamiento entre ellos y permite que los
países estén más comprometidos en los programas a desarrollarse dándole
más solidez a las relaciones ya existentes, permitiendo también la
elaboración de productos finales usando la materia prima aportada por
determinado país, la maquinaria de otro y la mano de obra de un tercero por
sólo tomar algún ejemplo.
Contribuye a la unión de naciones independientes, pues los vínculos
comerciales permiten un acercamiento más efectivo entre ellos, formando así
una gran potencia de la que se espera que los resultados beneficien a todos
por igual.
67
Se promueve la abolición de barreras fronterizas y aduaneras. Esto es
lo que va a permitir la consolidación de las relaciones mejorando el flujo
comercial existente.
Los beneficios se pretenden sean equitativos. El principio de la
integración radica en el hecho de que las condiciones bajo las cuales se
negocian resulten beneficiosos a todos sin importar cuán pequeño, pobre,
grande o rico sea un país.
Defensa de los derechos humanos, mantenimiento de la democracia,
búsqueda de bienestar social, entre otros, todo ello basado en los principios
de la carta de la OEA. Durante muchos años nuestros países sufrieron crisis
económicas muy graves resultado de unas economías desfavorables que
siempre finalizaban en revueltas sociales y en represión. Por tanto, en la
búsqueda del mejoramiento del nivel de vida de sus habitantes. Estos países
deben mantenerse en lo posible dentro de los parámetros de la estabilidad
económica y social. Si se produce la integración en un comercio de libre
competencia, las empresas podrán reducir sus costos y por lógica el precio
de sus productos, favoreciendo al crecimiento de la demanda.
Favorece no solo el desarrollo económico, sino también cultural, social
y político. El bienestar económico lleva a un nivel de vida elevado, ya que los
gobiernos en la medida en que sus economías son estables pueden pagar
mejores salarios, invertir en salud, vivienda, educación, turismo, deporte,
entre otros; fortaleciéndose estos sectores.
La integración económica toma ventaja de la proximidad geográfica y la
naturaleza complementaria del desarrollo económico y tecnológico entre
68
países vecinos. Es por ello que se pretende que los países conformen
bloques económicos tratando de reducir los costos en las inversiones que se
puedan hacer. Aprovechando al máximo los beneficios que resulten de la
cercanía de países vecinos, el óptimo aprovechamiento de sus recursos y la
complementación entre ellos con respecto a los recursos que poseen unos y
que carecen otros, esta sería la forma más adecuada de mantener relaciones
del tipo económica.
Igualmente, Almandoz y Cortez (2009) señalan que también son
muchas las desventajas que se derivan para América Latina de los procesos
de integración que se han llevado a cabo, entre las cuales se pueden
destacar:
Generalmente existe desacuerdo en determinadas políticas por parte de
algunos de los países miembros. Al momento de realizar los convenios es
necesario que se discutan las políticas a emplearse para evitar las trabas
más adelante y, por consiguiente, una posible ruptura total o parcial de los
tratados. Una vez firmados los convenios, estos se regirán por normativas
internas y como toda norma debe cumplirse, de lo contrario podrían
presentarse problemas legales entre sus participantes.
No todos los países se ven favorecidos a la hora de la comercialización
de bienes o servicios, dado a que algunos de ellos presentan economías más
fuertes que otras. El poder adquisitivo de los ciudadanos va a ser un factor
determinante en cuanto a la forma como gastan su dinero, en qué productos
o servicios lo emplean y con qué frecuencia.
69
El hecho de que algunos países se vean afectados económicamente
podría repercutir de forma negativa en los demás miembros del bloque de
integración. Una recesión económica no permite una buena inversión, así
como tampoco la finalización de obras de construcción. Los costos de
producción se elevarían a tal punto que los bienes y servicios podrían sufrir
un notable aumento que, sin duda alguna, repercutirá en el poder adquisitivo,
tanto de los habitantes de ese país como en los asociados, que ya no podrán
adquirir estos productos o servicios como lo hacían antes, al mismo costo.
Los países no pueden tomar deliberadamente medidas políticas que no
hayan sido pactadas entre los miembros firmantes, ya que esto alteraría los
fines para los cuales fue creada; además, decisiones ajenas a las
previamente establecidas podrían afectar de modo negativo el proceso
integrador.
Puede estar firmemente opuesta al desarrollo de ciertas industrias,
condicionamiento de algunas importaciones, y a la obligación de salarios
mínimos.
Esto podría resultar contraproducente, pues entre estos se van a
encontrar países menos favorecidos económicamente y colocarles ciertas
pautas no es para nada beneficioso; no se puede prohibir a un país que no
fabrique un determinado producto cuando su economía depende del mismo u
obligarlo a que sus empleados sean mejor pagados cuando no se cuenta con
los recursos necesarios para ello u obligarlos a que recurran al
endeudamiento. Esto sería el inicio del fin de esa economía. Cabe destacar
que las economías latinoamericanas no son las más estables.
70
Un aspecto notable y que indudablemente resulta menos beneficioso
para algunos miembros es precisamente que mientras más fuerte sea su
economía éste obtendrá más beneficios que aquellos con economías menos
sólidas, siendo estos últimos los que tendrán que adaptarse a las limitaciones
de sus posibilidades.
Usualmente, los bloques de integración no trabajan de forma
homogénea, esto debido a diferencias internas que conducen al dominio del
mismo por un grupo de países formado por los más poderosos o
simplemente por el más poderoso, también es necesario señalar que los
verdaderos beneficiados serán los sectores o empresas más competitivas del
espacio integrado convirtiéndose en una verdadera utopía todo aquello del
proceso integracional en donde si un grupo de países se congrega todos
saldrán ganadores.
De allí que para garantizar el éxito a los procesos integradores en
América Latina es menester la negociación sobre la base la consideración de
los grados de desarrollo relativo de los países signatarios del pacto de
integración.
2.2.4. Importancia De Los Procesos De Integración En Latinoamérica
Al respecto, Almandoz y Cortez (2009) señalan que el concepto
integracionista no es nuevo, sino que se remonta a siglos anteriores, cuando
se aplicaba en especial a aquellos países que tenían cercanía territorial. Pero
no es sino a partir de la década de los 50 cuando empieza a tomar verdadera
fuerza y los proyectos comunes comienzan su consolidación como tal.
71
Asimismo, los autores señalados consideran que la importancia de la
integración radica en el hecho de que en un mundo tan globalizado y
polarizado la competencia es cada vez más reñida. Por ello la agrupación en
bloque de países con el firme propósito de unir sus recursos económicos,
materiales y humanos resulta cada vez más común debido a que por medio
de estas integraciones muchos de los países latinoamericanos con
economías menos sólidas se ven beneficiados, porque estos tratados
eliminan las barreras arancelarias y, en algunos casos, permiten el libre
tránsito de personas entre los países asociados.
De igual modo, manifiestan Almandoz y Cortez (2009) que esta unión
va a favorecer a todos los habitantes de la región donde se desarrolle la
integración, ya que va a permitir el incremento del flujo comercial, la
inversión, así como nuevas oportunidades de empleo, lo cual se traduciría en
un aumento del nivel de vida. Los países Latinoamericanos presentan
muchas deficiencias en cuanto a la consolidación de sus instituciones,
economías, políticas públicas, entre otros., lo que hace que sean inestables
desde todo punto de vista.
Claro está que algunos poseen mejores condiciones que otros, pero en
líneas generales esta es su realidad. Con la firma o el compromiso de
tratados o convenios el desarrollo de éstos se torna un poco más eficiente,
ya que están regidos por órganos supranacionales y, por tanto, se deben
cumplir con los compromisos adquiridos.
La inconsistencia de los proyectos es lo que impide el cumplimiento de
los mismos; ya que se tiene la materia prima, el recurso humano y por medio
de la complementación de las economías se puede lograr que estos
72
mercados económicos lleguen a ser uno de los más competitivos del mundo,
llevando esto a un mejor nivel de vida.
2.3. Propuestas Del Bloque Latinoamericano Del Presidente Rafael
Caldera
Según Caldera (1970) el Bloque Latinoamericano, cuya formación
imponen incontenibles corrientes del espíritu, no es un bloque agresivo.
Tampoco es un bloque neutralista en el sentido de que sea indiferente ante
los dramáticos dilemas que sacuden hoy a los hombres o que no esté
dispuesto a dar su colaboración y su sacrificio para impedir el aplastamiento
de la persona humana en aras de una interpretación anti – espiritualista de la
vida.
Este Bloque, se creó para dar fuerza al reclamo de paz, para tornar más
eficiente la defensa de la libertad, para dar, en fin, un ámbito sonoro y
conveniente a la preocupación por la justicia.
2.3.1. Integración
Al respecto, Caldera (1970) manifiesta que los objetivos de la
integración se hacen más claros cada día en el ambiente latinoamericano.
Como se sabe que la integración en si no constituye objetivo final, sino que
constituye más que todo un mecanismo instrumental para obtener metas
fundamentales y para lograr determinados objetivos.
Esas metas son más que comerciales: el propio preámbulo del Tratado
de Montevideo habla de una progresiva complementación e integración de
73
las economías nacionales basada en una efectiva reciprocidad de beneficios.
Esta palabra complementación se entiende que no fue escrita por azar, y que
ella misma representa no la simple suma de situaciones existentes sino la
cooperación de los esfuerzos para lograr objetivos ambiciosos y nuevos.
Igualmente, Caldera (1970) señala que se piensa que ni siquiera
meramente económicas tienen que ser las metas de la integración, sino que
se tiene mucho que lograr en el campo de la educación, y en el campo casi
inexplorado, pero fundamental y urgente para que los países latinos puedan
arrancarse de la frente la etiqueta del subdesarrollo, el campo de la
investigación tecnológica y científica.
Cada vez se hace más claro que la dependencia es tanto mayor cuanto
sea menos capaz de investigar a base de las propias realidades, del propio
contingente humano, dentro de la universalidad de la ciencia pero con
conciencia clara de la propia y determinada identidad.
Por eso se debe tener fija la vista en el objetivo de sumar voluntades,
con la calidad de primer orden que se tienen en el talento humano, para que
los esfuerzos a veces perdidos, a veces prófugos del propio continente por
una imposición misma de las realidades económicas sobre las exigencias de
la misma tarea científica, se pueden concentrar, complementar y armonizar,
para que América Latina llegue a hablar de quien a quien con los otros
pueblos del mundo en materia de ciencia y de tecnología.
2.3.2. Justicia Social
Para Caldera (1970) es prodigioso el desarrollo de la idea de justicia
social, corno algo consustancial en la actualidad. La regla del suum cuique
74
tribuere no puede agotarse en la mera expresión matemática de dos igual
dos, es decir, de que entre personas que ocupan posiciones diferentes en la
sociedad y que son todas miembros de un cuerpo común, los deberes de
cada uno frente al otro tengan que medirse por una simple ecuación, pesarse
fríamente en los platillos de una balanza inflexible, o imponer los términos de
una negociación pretendidamente libre en que una de las partes, llevando
toda la ventaja, impone todas las cargas a la otra y se reserva para sí todos
los beneficios.
La idea de justicia, según la clasificación aristotélico-escolástica, refleja
tres aspectos: uno, para la mera relación igualitaria entre un particular y otro;
los dos restantes, para relaciones derivadas de una variada matización de
factores y de responsabilidades, que establecen lo que cada uno debe a la
comunidad y lo que la comunidad debe a cada uno.
No es que esta idea, que al decir de Delos en sus palabras arribas
citadas debe hacer de aquella época la época de la justicia social, sea una
idea inventada por los hombres en la etapa que se está viviendo. Caldera
(1970) sostiene que la justicia social no es una creación nueva, sino que
constituye la adaptación a nuevas necesidades del viejo concepto de justicia
social o general que tan claramente desarrolla el pensamiento de Tomás de
Aquino.
Asimismo, Caldera (1970) enuncia que empujada por la presión
tremenda de la cuestión social, la idea de justicia social se ha abierto paso
arrolladoramente en la conciencia de la humanidad. Ella preside los mejores
75
esfuerzos jurídicos de la humanidad de nuestro tiempo. No era posible dejar
abandonada a su .suerte, en aras de un rigorismo frio, ante una justicia con
los ojos vendados, dispuesta con su espada a dividir, a una sociedad que
reclamaba más bien el que se vigorizara la conciencia de un común origen y
de un común destino para fortalecer los vínculos entre quienes actúan en
planos diferentes, pertenecen a estratos distintos, se mueven en avientes
diversos.
No se puede sustituir el abandono del trabajador ante la omnímoda
voluntad del patrono, del deudor ante la implacable acción del acreedor, del
pobre ante el poderío expansivo del rico, del débil ante la fuerza opresiva de
los privilegiados. Fueron los hechos mismos, el lenguaje rudo de la historia,
lo que abrió paso a una nueva concepción filosófica.
Pero, por lo mismo el triunfo estaba asegurado de antemano. Las
nuevas construcciones científicas, las nuevas aplicaciones prácticas llevan
un sello de justicia social. No se reduce todo a ella, pues a su lado subsiste la
justicia conmutativa para regular obligaciones contractuales y otras
relaciones jurídicas entre los individuos; pero sea cual fuere su posición, todo
hombre que comprenda el problema de esa época y sienta la necesidad de
resolverlo para que la humanidad continué su marcha, defiende algún
concepto de justicia social.
Para Caldera (1970) es el bien común el fundamento y a la vez el
objetivo de la justicia social. Las consecuencias de esta idea son de una
dimensión impresionante Recuérdese algunas que han sido señaladas, a
76
saber en virtud de la justicia social, el salario deja de ser el precio del trabajo,
considerado como mercancía, y se convierte en la remuneración del
trabajador, que debe ser esencialmente compatible con su carácter de
persona humana.
Con su derecho a fundar y a mantener decorosamente una familia y a
aspirar una vida mejor; en la idea de justicia social está la mejor base para
trazar las normas que tiendan a una más justa distribución del producto de la
actividad económica, y en ella se fundan las mejores normas para combatir la
usuta y para rechazar la idea del lucro por el lucro; la justicia social hace
incompatible el ordenamiento jurídico con el sistema de libre concurrencia
anárquica, y de ella se desprende [a idea de que el orden social reclama un
entendimiento armónico de todos Los grupos y mecanismos que integran la
actividad económica.
De acuerdo con Caldera (1970) se cree que es la idea de justicia social
la que ampara de modo particular a los menores abandonados o en peligro,
frente a la sociedad, obligada con ellos y aun frente a sus mismos padres. Se
cree que es la idea de justicia social lo que en el campo de la legislación
agraria consagra el derecho a la tierra para quien la trabaja y establece
normas de proyección incalculable para acabar el latifundio estéril o
parasitario y abrirle paso a un régimen en el cual el trabajo, reposando sobre
la idea de la persona humana y sobre la institución de la familia, se convierta
en el mejor título para el ejercicio del derecho.
El principio de la progresividad en el impuesto, y otras manifestaciones
reforma fiscal, como las que tienden a la eliminación de los impuestos
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indirectos, al establecimiento de un mínimo familiar no imponible a otras
modificaciones sustanciales de la organización tributaria; la extensión de la
seguridad social, que constituye uno de los hechos más característicos de
nuestro tiempo, y el desarrollo de un amplio sistema de estímulo y protección
a los grupos sociales especialmente a aquellos de carácter institucional que
permiten una satisfacción indispensable para el instinto de sociabilidad del
hombre, no son sino algunas de las muchas y trascendentales
consecuencias que ha tenido el concepto de justicia social.
De igual manera, Caldera (1970) señala que la justicia social se ha
defendido apasionadamente., se define siguiendo textos que constituyen
norma clara y segura como la que exigen de todos y cada uno de aquello que
es necesario para el bien común. Su sujeto es la comunidad. No es atributo
de un individuo frente a otro, ni de un grupo o clase social frente a otro
estamento o estrato: es atributo de la comunidad, la cual, en nombre y a
veces a través de cada hombre o de cada grupo, exige lo necesario para que
pueda realizarse el objeto básico de la sociedad social, a saber, la
conservación de la convivencia y el progreso y perfeccionamiento de los
asociados.
3. Sistema de categoría
3.1. Definición nominal
La Integración Latinoamericana.
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3.2. Definición Conceptual
La integración latinoamericana, de acuerdo al Dr. José Antonio Mayobre
(quien fue Secretario General de la SEPAL), cuyo discurso planteaba en los
consejos interamericanos económico y social, refiriendo a la economía de
América Latina
Así como la integración de todos estos países, definiendo la Integración
Latinoamericana, como una unidad de acciones a través de las cuales los
países de Latinoamérica así como los del Caribe, basado en la simililitudes
de estos pueden unir esfuerzos en materia político social, así como en
relaciones culturales, ideológicas, religiosas y lingüísticas, así como las
estrategias geopolíticas que permiten el desarrollo integral de los Estados
estableciendo convenios entre los estados que conforman el subcontinente,
mediante fines políticos, económicos y diplomáticos.
3.3. Definición Operacional
Para el investigador, la Integración Latinoamericana, es un proceso
mediante el cual se busca la unión de los países, permitiendo ello unir
esfuerzos en lo político, económico, social, impactando en el desarrollo de
los estados así como en los procesos culturales de sus nacionales,
resguardando la soberanía de cada uno, a través de convenios y relaciones
diplomáticas que permiten el avance, mediante procesos de integración
influenciados por la geografía de estos.
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Cuadro 1
Operacionalización De La Categoría
Fuente: Ortega (2013)
Objetivo General: Analizar la Integración Latinoamericana bajo la Concepción de la Democracia Cristiana, en Venezuela durante el Periodo Presidencial de Rafael Caldera (1969 – 1974). Objetivos Específicos
Categoría Sub Categoría Unidad de Análisis
Describir la concepción de la democracia cristiana en Venezuela
La Integración Latinoamericana bajo la Concepción de la Democracia Cristiana, en Venezuela durante el Periodo Presidencial de Rafael Caldera (1969 – 1974).
La Concepción de la Democracia Cristiana
• Democracia • Democracia cristiana • Características de la Democracia Cristiana • Principios de la Democracia Cristiana
Analizar la concepción de la integración latinoamericana en Venezuela en el periodo de 1969 – 1974
La Concepción de la Integración Latinoamericana en Venezuela en el Periodo de 1969 – 1974
• Características • Objetivos • Ventajas y desventajas • Importancia • Marco Legal
•
Identificar las propuestas del Bloque Latinoamericano del Presidente Rafael Caldera 1969 – 1974
Propuestas del Bloque Latinoamericano del Presidente Rafael Caldera
Integración Justicia Social
Determinar la vigencia de las propuestas del Bloque Latinoamericano del Presidente Rafael Caldera 1969 – 1974 en la Venezuela del siglo XXI.
Vigencia de las Propuestas del Bloque Latinoamericano del Presidente Rafael Caldera
• Objetivo a ser cumplido en los resultados de la Investigación