dom ord 33 a

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Ciclo A

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Ciclo A

Estamos terminando el año litúrgico. El próximo domingo será el último: Fiesta de Cristo Rey.

A través del año hemos ido siguiendo la vida de Jesús y sus principales enseñanzas.

Y como es casi final del año litúrgico, es hora de hacer una revisión de nuestra vida y hacer un examen para ver qué vamos haciendo, o qué hemos hecho, con los talentos o dones que Dios nos va dando. Porque de esto trata hoy el evangelio, que empieza así:

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les habló con claridad.

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A cada uno le dio según sus posibilidades. No a todos igual; pero todos debían trabajar para acrecentar los talentos recibidos. Pero veamos lo que nos dice el evangelio de este día.

Mateo 25,14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus

empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno; a

cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos

y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. -Al

cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste;

mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido

fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.”

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.“ - Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.""

Dios nos ha dado muchos dones y talentos en la vida. A veces nos fijamos más en pequeñas cosas malas y no reparamos en las grandes y buenas que tenemos. A veces algunos tienen muy poco en comparación con otros. Suele ser por la mala voluntad de ellos o más bien de otros que no han sido solidarios. Debemos saber reconocer las grandes cosas.

Entre las cosas muy buenas tenemos la inteligencia para comprender y el corazón o voluntad para amar. Tenemos la fe en Dios, la Iglesia, los sacramentos y la gracia de Dios. Todo esto nos da y nos dará una inmensa felicidad.

No a todos Dios nos da lo mismo. Eso se ve y se palpa; pero sí nos da lo suficiente para que con ello podamos edificar una felicidad infinita. A cada cual le da “según su capacidad”. Y Dios espera. Es como si se marchara lejos, pero está con nosotros, porque es nuestro Padre.

Luego nos dará un premio maravilloso, que muchas veces nos hace gustar en la tierra. Es interesante ver cómo le dice las mismas palabras laudatorias al que ha producido 5 y al que ha producido 2.

Cada uno deberá sacar

el máximo rendimiento

a los talentos dados por

Dios.

Sin embargo condena al que había recibido un talento. El hecho es que no lo había dilapidado. Sólo lo había enterrado para que no se lo robasen, para conservarlo. Dios nos pide que trabajemos positivamente para el reino de los cielos, el reino de Dios. Si has recibido poco, no podrás hacer mucho, pero haz algo positivo.

Recordamos lo que nos dijo Jesús sobre el no juzgar a las personas. ¡Cuántas veces nos equivocamos! A veces vemos personas que hacen un gran trabajo, y hasta en lo pastoral religioso. Y juzgamos por los resultados. Pero no conocemos los talentos que Dios le ha dado. Puede ser que debería haber hecho más, y su vida no es muy positiva;

pero por ese mismo trabajo puede ser héroe si sus talentos son pocos. Un trabajo sencillo hecho con amor vale más que un trabajo grande sin amor.

Es curioso ver a personas que parece que no tienen tiempo, porque el tiempo se les va en cosas valadíes o en asuntos insustanciales; mientras que hay personas a quienes el tiempo les da para hacer muchas cosas positivas,

Proverbios 31,10-13.19-20.30-31

como “la mujer hacendosa”, de quien habla hoy la 1ª lectura:

Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.

Hay mujeres que parece que pueden con todo: atienden a la casa, atienden a su trabajo y tienen tiempo para ayudar en la iglesia y en hacer el bien a los necesitados. Se saben organizar, son “hacendosas”.

Lo importante

es que buscan el

bien.

Hay algo importante en la lectura de los Proverbios, en que insiste que no es tan importante lo que se hace como lo que uno ES. Nos dice que hay valores más importantes que la belleza o la apariencia externa.

Nosotros sabemos que la más importante belleza es la armonía interior, que proviene de la riqueza en fe, esperanza y amor. Estas virtudes dan a la persona un encanto que no pueden dar las cosas materiales.

Como meditación o conclusión de esta 1ª lectura está el salmo responsorial, que esta vez trata de la armonía interior no sólo en una persona, sino en una familia. La bondad de la madre se trasmite al esposo y a los hijos.

Esta armonía se pide para la gran

familia que es la Iglesia.

Como brotes de olivo en torno a tu mesa, Señor,

Automático

El Señor bende-cirá al

hombre fiel

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Lo de la viña fecunda en el salmo se debe a que para los israelitas todo lo relacionado con el vino, como la viña o la parra, eran símbolos de fecundidad, de grandeza y de próspera vida familiar.

Feliz el que pueda dar buena cuenta al Señor de los talentos que ha recibido en esta vida.

Como vemos en el evangelio, no vale sólo con decir “no robo ni mato”, es decir, no hago mal a nadie. Se trata de que debemos hacer positivamente el bien.

Amar positivamente significa orar por quien te ofende y procurar hacerle algún bien positivo.

Estamos en el mes de difuntos. San Pablo les decía a los tesalonicenses que todos tendremos que dar cuenta al Señor, los que hayan muerto y los que sigan vivos. Todos iremos al encuentro del Señor.

Porque de esto nos juzgará el

Señor cuando venga. Porque

vendrá el Señor.

Pero ¿Cuándo vendrá el Señor? Así se lo preguntaban los tesalonicenses a san Pablo. Y el apóstol les respondía que no lo sabemos. Pero el hecho es que hay que estar preparados. Así nos lo dice hoy en la 2ª lectura:

1Tesalonicenses 5,1-6

En lo referente al tiempo y las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba. Sabéis

perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: "Paz y seguridad", entonces, de improviso, les

sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón,

porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas. Así,

pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.

Para san Pablo estar preparado es vivir en la luz a diferencia de los que viven en las tinieblas. A veces se habla de las tinieblas del error o vivir bajo el dominio del mal. Hoy nos dice san Pablo que para vivir en la luz, debemos vivir sobriamente, que es lo mismo que vivir en vigilancia.

Vivimos en vigilancia si nos esforzamos en crecer en la fe, en la esperanza y en el amor. San Pablo quiere infundir la confianza en los fieles de Tesalónica y en nosotros. Es una confianza arraigada en la fe en Jesucristo resucitado, que debe ser el eje fundamental de nuestra vida cristiana.

Cristo se manifestará un día brillantemente en la luz para juzgarnos a todos. Ojalá encontremos en los labios de Jesús, dirigidas para nosotros, las palabras que hoy dirige a los que recibieron cinco y dos talentos: “Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”.

Y encontraremos la luz que nunca se terminará. Por eso, hermano, no camines a oscuras. Mira que en lo alto brilla un sol radiante, que es Jesucristo.

Él viene a tu

encuentro. Busca esa luz. Busca el

Amor.

No camines

a oscuras, hermano,

Automático

Ven, Señor,

ven, Señor.

Quiero tu luz, busco

tu amor.

y en la noche

estrella

Ven, Señor,

ven, Señor.

Quiero tu luz, busco

tu amor.

Como María, en toda su vida.

AMÉN