luchas utópicas y paraísos triviales

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  • 8/18/2019 Luchas Utópicas y Paraísos Triviales

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    Luchas utópicas y paraísos triviales. Sobre la colonización del imaginario

    utópico por el consumo.

    Resumen.

    El presente artículo pretende explorar la colonización que se ha operado en el

    imaginario utópico por parte de la publicidad y el consumo. Dicha colonización hasido uno de los factores de agotamiento de las energías propiamente utópicas y hasido paralela al declive de los grandes sistemas ideológicos que tradicionalmente seidenticaron con dicha forma de pensamiento. Desde esta óptica este artículopretende !" mostrar una estructura del pensamiento utópico que distingue# poruna parte# su ancla$e en el imaginario y en las formas de producción del deseo y#por otra# las formas de discursos utópicos que muestran una peculiar racionalidadinterna que permite indagar sus lógicas. %dem&s# '" se muestran los factores decrisis internos del pensamiento utópico# que se inscriben en un proceso m&s ampliode crisis de los referentes modernos. (inalmente# )" se describen ciertos

    fenómenos de desapropiación de las im&genes tradicionales del utopismo y comoestas son redirigidas al consumo bloqueando las elaboraciones de discursosutópicos.

    !" Estructura del pensamiento utópico* producción del deseo y del discurso.

    El an&lisis pormenorizado de las principales teorías respecto del pensamientoutópico distingue una dualidad estructural en la mayoría de dichas experienciassociales. +or una parte aquello que denominaremos impulso utópico y# por otraparte# el discurso utópico que cubren el vasto campo del genero literario de lautopía# así como los experimentos comunitarios# las losofías y an&lisis sociales que

    intentan poner en la esfera política elementos que no est&n contenidos en lafacticidad de la situación.

    ,omo se sabe la noción de impulso utópico deriva de -loch. En efecto# este autorparte de la noción de impulso de (reud para fundamentar la naturaleza deseantedel ser humano que asienta la función utópica como una actividad pulsional# esdecir# una actividad marcada por un ritmo de saciedad y privación que encuentra enel soporte físico su su$eto# pero que est& procesada psíquicamente. De este modo#la actividad pulsional no tiene un ritmo predeterminado# por el contrario# su ritmo# sicabe dicha expresión# se construye en la mediación del su$eto con su entorno# en lalucha que ste establece por el logro de su ob$eto polifactico. /ótese que la

    derivación que -loch hace de la noción de impulso proviene directamente de lanoción de pulsión de (reud. ,abe recordar que este concepto# en sentidopsicoanalítico# hace referencia a un proceso din&mico consistente en un 0empu$e1que hace tender al organismo hacia un ob$eto donde alcanza su n. Dicho car&cterde empu$e enfatiza su condición abrupta e irreprimible# m&s all& de la $eza del n ydel ob$eto. 2in embargo# los impulsos que sirven de base a la función utópica de-loch son una categoría mucho m&s amplia que la freudiana y est&n m&s orientadas

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    a la experiencia social del deseo. 3a noción de impulso sigue siendo muy 4til para elan&lisis de los diversos utopismos# ya que se5ala su car&cter paradó$ico# remitiendotambin a su persistencia plural que implica la absorción permanente de nuevoscontenidos percibidos como liberadores# un sincretismo de pr&cticas# iconos#sensaciones tanto colectivas como individuales# así como la multiplicidad de voces

    que presentan cierta resistencia a estructurarse en un discurso que las $erarquice ydiscipline. 2e trata m&s bien de un coro sin director que se autorganiza paraintentar expresar tanto lo individual como lo colectivo. 6ambin se encuentran losmatices a los que -loch aludía como el mesianismo# lo salvíco y lo revolucionarioque se maniestan en el impulso utópico y que est&n enraizados en el inconscientecolectivo de los grupos sociales. +ero lo m&s importante es que estos maticesconectan a los movimientos utópicos con el resto de la sociedad y les dancoherencia y continuidad intergeneracional en un nivel no sólo racional# sino m&sbien emotivo.

    3os matices antes se5alados se entremezclan en la conanza de la redención del

    mundo# en el advenimiento de la mano de la $usticia que debiera enfrentar el malrepresentado ya sea por la mano del mercado# los grupos olig&rquicos osimplemente el destino como expresión límite del extra5amiento de la libertadhumana. Dicho advenimiento toma la forma de la revolución como xtasis siemprepresente en el utopismo ya que ste se encuadra en los procesos de cambio social.7tra característica es la fuerza movilizadora del impulso utópico# la tendencia a latransformación pr&ctica de la realidad# m&s que el e$ercicio heurístico oespeculativo al que tiende una parte importante del discurso utópico#especialmente su rama literaria. El impulso busca su ob$eto en el experimentar larealización utópica# no simplemente visualizarla. +or otra parte cabe destacar como

    características relevantes la indisposición y la resistencia a la realidad tal cual estaplanteada# una profunda negación# visceral# a aceptar la clausura de lasposibilidades de lo real. Esto conduce al centro mismo del impulso utópico que es lasedimentación de los deseos sociales no realizados# una inmensa carga desufrimiento y frustración con la vida y su modo de organización# que leídoexteriormente pareciera un reclamo metafísico y que desde una mirada m&s críticarepresenta un desencanto respecto de las narrativas de trascendencia y suspromesas de $usticia.

    2in embargo# la raíz m&s importante de este desencanto radica en la incertidumbrecreciente que el advenimiento de la modernidad va dispersando en las sociedades.

    El quiebre de los tradicionales vínculos comunales que en la edad media manteníanunidos los engrana$es del poder empiezan a desintegrarse sin una garantía deretorno de la protección mutua. % los temores tradicionales frente a la muerte# a loscaprichos de la naturaleza# a la desventura personal# la perdida de la salud o labuena fortuna# se sumó la incertidumbre como una forma de temor propiamentemoderno y que derivó en gran medida del descubrimiento de la individualidad. Elmiedo en todas partes y a cada momento era una realidad a la que solo se podía

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    oponer la sociabilidad densa como forma de protección. ,omo se5ala 8ygmunt-auman# el 0vestirse1 con sucesivas capas de relaciones humanas permitían ale$aro paliar las fuentes de incertidumbres9':. Desde las primeras obras utópicas de lamodernidad es identicable la tendencia central a fortalecer y recrear lasociabilidad densa a travs de la reformulación o redise5o de la familia# de las

    relaciones sexuales# del tiempo libre cultivado $unto a otros como mecanismo parala difusión de la amistad# etc9):. 3o que desde un an&lisis contempor&neo nospuede parecer un exceso de control social intolerable# resultado de unarearticulación de las estrategias de poder# tiene este otro aspecto de construcciónde mecanismos de seguridad frente a la incertidumbre en sus distintos rostros. Estareformulación social de la protección como se ha visto tiene estos efectosparadó$icos* la producción tanto ambigua como original de cuidado y represión. %esto se a5ade que las nuevas formas de creación de seguridades generan de modocontradictorio# perverso e inesperado# nuevas formas de inseguridades lo queconduce a la que la incertidumbre no sea un estado especico de la sub$etividad#sino una dialctica en la relación del su$eto con el mundo y consigo mismo. En estesentido# la modernidad tiene como su proyecto ser una poca de producción decertezas9;:# lo que como efecto ambivalente# refractario# lleva a que la vida y suequilibrio interior este en permanente reconquista# una lucha que no puede serdenida de manera irrevocable9:.

    El amplio espectro de incertidumbres que la modernidad tra$o consigo fue de rangovariable y afectó al con$unto de la sociedad de diversas formas de acuerdo al suelode seguridades al que cada cual podía apelar. Desde la inseguridad ante la

    precariedad de la reproducción material de la vida hasta la ausencia de lasdeidades protectoras# de la perdida de certeza de orden del mundo hasta lapresencia del otro como amenaza m4ltiple# de la perdida de certeza en la propiatrascendencia individual a la disolución de los lazos de compromiso entre losdiversos estamentos sociales. 3a polisemia de la incertidumbre permitió que supresencia se extendiera con todos los nombres que el miedo puede tener. Elutopismo moderno se articula como respuesta a las tambin modernas fuentes de

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    incertidumbre. En tal sentido# el impulso utópico intenta responder a los miedos ysu intensa polisemia con la respuesta global de la desmesura de sus sue5os quepermitan erradicar la incertidumbre como tal. El discurso utópico# por otra parte# nosólo intentar& rescatar las seguridades sino tambin el goce de la estabilidad queesas seguridades prometen# aunque olvide el precio de la represión que ellas

    implican. 3a estabilidad aparece como el ideal que permite el reconocimiento delsentido anta5o perdido.

    3a contradicción de intereses distintos entre el impulso y el discurso utópicomarcar& de forma signicativa la producción utópica de la modernidad# incluso alextremo de que algunos autores9?:# pueden hablar de historias psicológicas de lasutopías para referirse a las tensiones entre orden y placer# cuando en realidad setrata de las contradicciones ya se5aladas entre impulso y discurso. En efecto# no sedesea cuando se esta en estado de plenitud# se desea cuando la incertidumbrepone al descubierto una ausencia o una amenaza. @ el deseo no solo busca llenar elhorror de esa ausencia o evaporar la sombra de la amenaza. Auiere m&s. El deseo

    lleva implícito sus excedentes# que gatillados por la incertidumbre# la superancreando la base de una desmesura inagotable.

    El impulso opera sobre la formación de im&genes paradigm&ticas que concentranBu$os de deseo imposibles de canalizar a travs del discurso por lo radical de sudesmesura9C:. El impulso utópico se encuentra en un estadio a$eno al habla# sufondo es en rigor inefable y sólo puede rastre&rsele a travs de la elaboración de lasim&genes que van sedimentando el imaginario. En efecto# el deseo# que aun nollega a entenderse a sí mismo como tal# vaga en la oscuridad sólo provisoriamenteorientado por aquellas im&genes que funcionan como faros. nos faros paradó$icos#ya que no orientan en un camino particular hacia un destino# sino que atraen#buscan captar al deseo que los ha originado y mantenerlo en una perpetuavinculación. 2in embargo# pertenece a la determinación del deseo producir y buscarnuevas im&genes. /ecesariamente debe producirse una articulación de dichasim&genes en un corpus* el imaginario# que tiene fronteras siempre en cambio.

    3a noción de desmesura es de capital relevancia para entender la din&mica delimpulso utópico. 3a conciencia moderna crea unas distancias interiores entre sudeseo y la imagen que promete satisfacerlo# estableciendo una din&micaautoimpulsora que hace de la realización de dicha conciencia un via$e de formaciónde la identidad9:. 3a conciencia utópica es un extremo de esta desmesura de la

    conciencia moderna que# no plena de sí# se lanza a la producción inefable desue5os. 6ales sue5os tienen la marca del exceso como su elemento original# queproviene del desencanto de las narrativas de trascendencia heredadas por lamodernidad y que urgen a su sustitución por una nueva narrativa# que por ahorasólo puede alimentarse de las im&genes. 3a marca de la orfandad del sentido est&presente en el camino de la conciencia utópica y marcan su sub$etividad de maneratan perdurable# que es posible encontrarla incluso en las distopías9!F: como uno desus elementos m&s notables de continuidad. 2e entender& entonces que el

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    utopismo es un aparato reBexivo de la modernidad. Representa el extremodesbordado de los sue5os modernos# y tanto su auge como crisis dan cuenta dedicha poca# de sus aciertos y sus fallos.

    El impulso utópico# al generar las im&genes que la modernidad f&bula# crea ese

    elemento autoimpulsor que# gracias al deseo# se mueve al logro de su ob$eto# y ental sentido la modernidad# y la propia conciencia utópica con ella# crea las distanciasinteriores que ya se han se5alado. Dicha distancia radica en la desmesura del sue5oconsagrado en la imagen# sin embargo# cabe preguntarse como la marca del excesoagita tanto la esperanza como la frustración del logro del ob$eto# y como# por otraparte# la modernidad# gracias al utopismo# queda escindida de sí misma# fracturadaen el desgarro del deseo de lo perpetuamente imposible.

    3a exuberancia del sue5o# expresado en la imagen# no puede explicarse recurriendoa la cl&sica tradición marxista al encasillarla en el contexto de una lucha de clasessin cuartel y en el enfrentamiento radical entre hombre y naturaleza por la

    reproducción material de la vida. 2i bien estos elementos son una condiciónnecesaria# pero no suciente# de la explicación del exceso utópico# sta pareceencontrarse en la fractura de sentido y sus incertidumbres# que la modernidadaporta a la historia humana y como esto se expresa en el pensamiento utópico queintenta ser una reconstrucción de ese sentido perdido. 3a forma como lamodernidad concibe su propia existencia# y el proceso de generar el deseo#radicaliza profusamente la función del impulso utópico hasta convertirla en el iniciode una transformación de la humanidad9!!:.

    /ótese que la imaginería utópica no esta aun ba$o el imperio de la racionalizacióndel discurso# su desmesura aun no ha sido limitada por las necesidades de la

    estrategia y por tanto se encuentra en un &mbito en que puede mezclar elementosmuy heterodoxos. +uede $ugar con la ambivalencia de lo que se esta intentandonombrar aun de manera rudimentaria. ,omo destaca -auman9!': la modernidadintenta establecer una claridad sobre el mundo creando una estructura que rompacon el azar. 0Estructura1 signica desde un punto de vista ontológico# monotonía desucesos# repetición relativa lo que conduce a lo predecible en el &mbitoepistemológico. 3a estructura conlleva que las probabilidades sean mane$ableshaciendo m&s factibles las que se desean. De esta manera# el h&bitat humano0estructurado1 es 0una isla de regularidades en un mar de azar#9!):1 aunque suefecto paradó$ico sea la construcción de nuevas formas de represión y aburrimiento

    existencial.El azar nos parece desde la perspectiva actual de una forma totalmente distinta a loque se representaban con ese trmino los utópicos de todo signo en la modernidad.Goy el azar nos muestra una cara amable en que su campo sem&ntico derivado nosremite a las im&genes del $uego# un cierto renacimiento de lo m&gico# la posibilidadde la seducción de la diferencia y ruptura de la monotonía del propio yo. Endenitiva una ruptura o al menos una suspensión temporal de la intensiva

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    racionalidad de la vida moderna con todo su agobio y estrs# entendido aquí comola incapacidad de sostener la capacidad comunicativa y productiva en la red social.El anverso del agotamiento de la racionalidad es la producción de sociedadesopulentas que permiten una reducción sin precedentes en la historia humana de lapobreza# la enfermedad y la ignorancia# así como de formas muy rudimentarias#

    aunque no por eso menos dolorosas# de relaciones de poder y dominación. +orsupuesto esto no quiere decir que la modernidad no este su$eta a un proceso deambivalencia que genera nuevas formas de incertidumbres y miedos. +or su parte#los autores utópicos se enfrentaron con una noción de azar que $ustamentemostraba un lado bastante opuesto al que hoy experimentamos. El azar signicaba#y es necesario se5alar que para dos tercios de la humanidad sigue siendo de estamanera9!;:# la indefensión frente al hambre# la miseria# la explotación y laenfermedad. 3a imposibilidad de predecir y controlar las fuentes de sustento ysufrimiento era la cara horrenda del azar# que adoptaba la forma de destinoineludible. Esta diferencia en la percepción del contenido sem&ntico del azar esfundamentar para medir con $usticia las luchas utópicas# sus crisis y posibilidades.3a ciudad moderna# y en extremo la ciudad utópica# reBe$a esas operaciones de laconciencia sobre el territorio# sobre la naturaleza que representa la otredad radical#lo exterior# y es que los actos de clasicar# como un amplio espectro de oposicionesordenadoras del mundo# est&n fundamentadas en la oposición interior yexterior9!

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    ,iertamente las palabras no alcanzan a nombrar todo lo que se pone enmovimiento en esa dialctica. /uestro esfuerzo por nombrar implica colocar nombrea realidades en continuo movimiento y transformación# lo que ya aparece como unesfuerzo condenado a resultados incompletos. El nombre# como cerco a esasrealidades cambiantes# muestra el colosal intento de dotar al mundo de una relativa

    estabilidad. =annhein destaca que los aspectos m&s orientados al cambio seocultan a la mirada para favorecer la acción colectiva9!>:. Dicho de otra manera# laconstrucción social de la modernidad requiere de la estabilización del cambio paragenerar certidumbre. El concepto# como continente de realidades estabilizadas#funciona como tab4# que simplica y unica la diversidad de la vida# frente a laamenaza de la polisemia que origina sentido paralelos.

    % diferencia de la modernidad que declara como su horror a la ambigIedad# que leimpide concretar la estructuración del mundo# el impulso utópico encuentra en ellasu elemento predilecto de expansión. na comunidad de ensue5o que permite elreBe$o cambiante y que hace que el propio deseo# en este nivel# se mantenga m&s

    all& del limite de la $usticación de la razón# que pertenece al &mbito del discursoutópico. Esta es una de las razones m&s poderosas para que el utopismo haya sidocapaz de sobrevivir a profundas crisis# que en 4ltima instancia son crisis dedeterminadas formas de representar el deseo# formas del discurso que intentarcrear una relato de trascendencia. El impulso ciertamente tiene sus repliegues yavances# pero su ambivalencia lo hace m&s persistente y multifactico. Jgualmenteesta menos propenso a la transacción de sus contenidos# ya que el principio derealidad es escasamente operable en l# por que aquí impera la ley del deseo# queno reconoce los limites de la facticidad# m&s aun# sólo mira al mundo real en lamedida que es un escenario que presenta la posibilidad del cambio absoluto. En ese

    sentido# los impulsos utópicos tienden a desintegrar lo real ponindole al ladosiempre el espectro de su imagen me$orada y siempre inalcanzable.

    +or otra parte el discurso utópico representa el aspecto m&s propiamente ilustradoque busca convertir en decible todo lo que aparece como una esfera inefable y poreso mismo autónoma. 3a racionalidad sólo puede podar el exceso del deseo en el&mbito del discurso que es su propio escenario. ,iertamente la razón puedepenetrar en el impulso y desmontar las im&genes cuando estas se convierten endiscurso y en cierta manera han superado la protección de la ambivalencia. 3aracionalidad del discurso utópico traba$a sobre el sedimento de las im&genes deldeseo# intentando como un mal artesano omitir lo inefable contenido en su

    desmesura y categorizar sus contenidos ahuyentando la ambigIedad. 3a amplitud ypolisemia de las im&genes# generadas por el impulso utópico# queda reducida#racionalizada# eliminando sus elementos incómodos. En esta fase el discursoutópico incorpora las improntas propiamente modernas a toda la estructura utópica#haciendo que los residuos heredados de los mitos antiguos y las religiones pasen aun segundo plano menos visible# pero no por eso inexistentes.

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    El discurso utópico funciona como un contenedor de la desmesura# ya que por supropia lógica debe ltrar los elementos para conseguir un relato trasmisible a travsde los códigos racionales que han exorcizado la ambivalencia# un relato quemanteniendo las im&genes del deseo debe centrar sus e$es sobre la articulación defundamentos racionales# que a su vez se convierten en vigas maestras para la

    elaboración de los refugios narrativos contra las incertidumbres. Es necesariodestacar que esta función contenedora de la desmesura implícita en el deseo no estodo lo eciente que se pretende# frecuentemente el deseo se escapa de las mallasque lo atan a formas discursivas que lo racionalizan# de este modo la desmesuraqueda en estado Botante# disponible para el uso de quien tenga los recursos paracaptar las posibilidades de los sue5os no realizados.

    % pesar de los fallos en su función de contención el discurso utópico sigue operandoy por ello se lanza a la b4squeda de una transparencia universal quenecesariamente debe sacricar la ambivalencia# ya que ella misma es fuenteinagotable de inseguridades# sin embargo# cabe destacar que sta no desaparece#

    como tampoco lo hacen las poderosas fuerzas del deseo. 2e esconden entrelíneasdel discurso# a veces inconscientemente al modo del recuerdo de un incontenibleimpulso que de$a al discurso reducido a palabras que no pueden abarcar ni expresarel contenido que los impulsa# otras veces deliberadamente se mantienen en eldiscurso alusiones y met&foras de aquellas im&genes que funcionan comoelementos aglutinantes del discurso# como formas de relato que apelan ya no sólo ala racionalidad# sino tambin al anhelo compartido.

    En ambos casos las fuerzas sueltas del impulso utópico# que en principiopermanecían irreductibles a la racionalización# se mantienen en el discurso al modode bombas de relo$ería lanzadas al futuro# aun en contra de lo que los autoresutópicos quisieran. En tal sentido# las utopías literarias# como especicasexpresiones discursivas del utopismo# desbordan la intencionalidad del contextoque las origina y sus contenidos se entrelazan a travs del tiempo. El elemento quepermite ese entrelazamiento es la ambivalencia propia del impulso utópico# queposibilita un reconocimiento en las im&genes del deseo m&s all& de los limites deuna poca. En tal sentido# es necesario recordar que el impulso utópico solo puedesurgir a partir del reconocimiento de una experiencia com4n# lo que implica lanecesidad de un autocomprensión del su$eto. ,omo lo indica =annheim9!?: laconciencia individual ocupa una posición en una corriente de autoconciencia cuyafuente social es la situación com4n que experimentan. 2u estructura conlleva que el

    mundo planteado como problemas a resolver para la conservación de la propiasubsistencia impacta la totalidad de las experiencias de los su$etos# lo que conducea un campo experiencial compartido que es la base para la comunicación de lasim&genes del deseo que recorren lo social.

    2e habr& notado entonces la profunda interrelaciones entre el impulso y el discursoutópico. Este impulso# como se5alara -loch# siempre va unido a los marginales de lahistoria# en tanto que el discurso utópico sólo puede ser articulado por grupos que

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    desde dentro o aliados a esos sectores pueden alcanzar una posición m&ssatisfactoria# que les permite vislumbrar estrategias de lucha m&s sosticadas#posibilidades de reforma social o revolucionarias# en denitiva e$ercer liderazgo#canalizar y representar las fuerzas sueltas del impulso# que como un río tormentosono ha encontrado donde descargarse. 3as funciones de liderazgo# canalización y

    representación que e$erce la formulación o discurso utópico# son m&s propias depeque5os segmentos de intelectuales con vocación política. Desde esta perspectivalas características m&s persistentes de todo discurso utópico est&n relacionadas conuna especicidad críticoHpropositiva que se aanza claramente en un contextohistórico particular que la nutre. El discurso tiende a la creación de un corpusteórico que prescribe y legisla lo que el orden social debiera llegar a ser y por lotanto la propuesta se plantea como un punto especico de la realidad con vocaciónde universalidad. %dem&s dicha propuesta en la mayoría de los casos sostiene unnivel de racionalización tanto interna como externa mucho mayor que el impulso.En este sentido el discurso utópico re4ne las características que /ipperdey9!C:resume como notas distintivas que m4ltiples estudios han asignado al utopismo*primero# la estructura ideal de un mundo por construir que por su mismo ob$etivoconlleva la tensión de estructurar tanto lo real como las im&genes de las que sealimenta# segundo# como imagen conductora de la acción que se convierte enmovilizador de la acción en torno al cambio social y las revoluciones y# tercero# laorientación pronostica que implica visualizar las im&genes de futuros posibles.

    En este contexto llamare racionalización interna a la tendencia a producir ymantener una coherencia lógica del propio discurso# que lo hace presentarsedeslavado de sus implicancias emotivas# populistas o religiosas para centrarse en lapotencia univoca. El coro de muchas voces autoorganizadas# propio del impulso

    utópico ha tenido que de$ar paso al director que ha $erarquizado dichas voces# haasumido una organización rigurosa que ha implicado incluso la expulsión de algunosmiembros altisonantes. En otras palabras# ha depurado los elementos# en excesoplurales desde su óptica# que el impulso utópico le había entregado. En esteproceso de racionalización interna el discurso ha asumido# ya sea la forma de unasecularización antirreligiosa o bien la religión se ha vuelto doctrinal e institucionalen la medida que sirve a la cohesión social. En ambas formas del tratamiento de lareligión por parte del discurso utópico se intenta de$ar fuera el aspecto salvíco ymesi&nico del cristianismo popular heredado del milenarismo# el cual es visto comouna expresión de fanatismo y superstición# pero lo que verdaderamente esconde esel temor a las masas en estado de movimiento sin control. En denitiva# laracionalización interna es la lucha por el control de un discurso articulado quediscipline y cohesione a los propios miembros# en pos del intento de atrapar larealidad para transformarla9!:. +or otra parte# y como complemento de lo anteriorexiste una racionalización externa que se expresa en las lógicas de despliegue queel discurso utópico adopta para el enfrentamiento social y político en la forma det&cticas y estrategias. /uevamente la racionalización opera ltrando y adaptandolos elementos del impulso para canalizar la fuerza movilizadora. En un nivel m&s

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    amplio la racionalización externa opera como una subordinación y procesamientode toda diferencia ante la conciencia utópica emergente# que tiene un nuevo relatoque imponer al mundo. 2iguiendo una met&fora anterior el río tormentoso ya haencontrado el ob$eto sobre el cual descargar su energía.

    +or su especica forma de conceptualizar la realidad los intelectuales utópicos#como los su$etos predilectos de la articulación discursiva del utopismo# se ponían enuna posición extrema respecto de la incertidumbre# a$ena a cualquier otrointelectual. %sumir un mundo en crisis y crear un relato paralelo que diera cuentade nuevas formas de existencia social era hacerse cargo del con$unto de laincertidumbre y los miedos# no ya un miedo especico o una carencia particular erasu ob$eto# sino el con$unto de la realidad. Esa posición social reclamaba un punto devista claramente privilegiado# pero que a diferencia de otros intelectuales tomabaen cuenta la totalidad de la experiencia humana y no sus segmentos. =&s aun estospuntos de vistas eran 4nicos porque permitían vislumbrar al mismo tiempo y en elmismo e$ercicio un mundo que se desplomaba y mundos posibles que podían

    erguirse como posibilidades dependientes de las elecciones de los intelectualesutópicos. Desde su óptica podían observar# en el sentido Kantiano de los trminos#tanto lo sublime como lo bello# tanto el horror del desplome de las estructuras comola promesa de los mundos venideros# sin la marca del miedo y la incertidumbre loque nos recuerda la visión de 3andauer sobre los procesos revolucionarios9'F:.+odían mirar tanto los abismos de los temores como las promesas de trascendencia.3os dos extremos del poder que recorría los m&rgenes de su escritura. 2u sensaciónde poder debió ser inaudita ya que sabían que el mundo podía ser destruido yvuelto a edicar de mil maneras diferentes.

    2u labor propia era la de seleccionar mundos posibles para ser convertidos enrealidad y# en esa perspectiva# su poder derivaba de las visiones 4nicas yprivilegiadas que a travs del discurso solidicaban las im&genes del impulsoutópico. +or otra parte el enfrentamiento con la incertidumbre# como la tarea decrear el orden en medio del azar# que es la cara horrorosa de la muerte por mediodel hambre# la enfermedad y la ignorancia# suponía desde el punto de vistanecesariamente privilegiado del utopismo recrear el mundo social al modo de larefundación cósmica del orden perdido9'!:. /o es de extra5ar que las ciudadesutópicas estn llenas de alegorías y met&foras que movilizan im&genes de locósmico# que desde una perspectiva crítica se plasman en guras de control. Elreverso de esta imagen es entender la falta de control como la puerta privilegiada

    de retorno del caos# la ambivalencia y la incertidumbre. En este sentido# el nuevocosmos no esta orientado por el pasado aunque tome de l muchas de susim&genes# m&s bien el utopismo inventa un cosmos que es una totalidad funcionalen donde la categoría fundamental ya no es la sustancia sino la relación. ,adaelemento se encuentra vinculado al resto de manera org&nica# por lo que unadeterminada formulación o discurso utópico es siempre m&s que la suma de suspartes. 2e puede se5alar que las partes cobran sentido en la totalidad política y

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    nótese que el termino 0sentido1 indica aquí no solamente una designacióndenitoria# sino existencial. 6odos aquellos aspectos considerados preHestatalesentran en la 4nica esfera relevante# signicante y signicadora# de la política# endonde incluso el &mbito del cotidiano y la intimidad quedan absorbidos# formandoparte del nuevo cosmos# del nuevo ordenamiento# de la taxonomía trascendental.

    3os intelectuales utópicos# particularmente los de la Jlustración# llevaron a cabo una0utopía activa#1 al decir de -auman# en el sentido de generar la imagen delprogreso unidos a los mecanismos del saberHpoder como una promesa derealización de la propia modernidad9'':. En este contexto los intelectuales utópicossiguieron el inBu$o de la Jlustración en cuanto a la valoración del discurso como e$ecentral del dialogo y el consenso# que produce formas regladas de construcción dela argumentación. 3a verdad es producida por la argumentación y guiada por larazón# lo que constituye la base de la autosuciencia humana para producir mundoshabitables a travs del discurso allende la incertidumbre.

    3o anterior implicaba un intenso procesamiento de las im&genes provenientes delimpulso# su materia prima profundamente contaminada con los residuos religiosos#milenaristas# míticos# populares# campesinos# etc. 3a modicación global de lasrelaciones de poder que la modernidad estaba diseminando trastocaba los e$es depoder establecidos anteriormente produciendo un desplazamiento desde la culturapopular a la cultura racionalizada# típicamente dise5ada ba$o el inBu$o de lamet&fora del $ardinero9'):. En este sentido# se produce un cambio signicativo enque el utopismo se aanza como motivación a la acción política en contextosideológicos# que reclaman para sí una fundamentación privilegiada y superior encuanto basadas en las ciencias sociales y la razón. El circuito utópico estabacompleto# la producción incesante de im&genes del deseo# desbordadas e inefablesen tensión con un discurso que intenta racionalizarlas para disponer de dichasim&genes en un proceso de racionalización tanto interna como externa que expresauna nueva voluntad de poder.

    '. ,risis del pensamiento utópico.

    En efecto# suele se5alarse las relaciones entre poder y utopismo sobre la base delcar&cter confrontacional de ste frente a las formas opresivas ya establecidas. 2inembargo esta es una noción que al mismo tiempo tiene un car&cter productivo#forma realidades que se traducen en un modo nuevo de sub$etividad. En estesentido cabe distinguir dos dimensiones en como el utopismo# al ser parte integrarde la modernidad# concibe# crea y utiliza el poder de forma productiva. 3a primerade ellas esta relacionada con la formación del sí mismo ilustrado# el fundamento delsu$eto moderno# que se entiende en una relación de dominio que es el paradigmade toda forma de poder# dominio sobre la naturaleza y lo humano que socava todoslos mitos por su irracionalidad inherente y que nalmente recae en el mito altabuizar el propio dominio. 3a segunda dimensión se relaciona con el car&cterinstrumental que adopta este dominio al convertirse en el polo de atracción de toda

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    relación de poder# y como esto se transmite en las redes sociales encontrandopuntos de apoyo diversicados# sustituibles# adaptables tanto en las institucionescomo en los mismos individuos. 3a función negativa del utopismo se enfrenta a lospoderes f&cticos que representan narrativas de trascendencia que no logran darsentido a la realidad y se produce# por lo tanto# un desequilibrio de la $usticia en un

    sentido cósmico. %simismo# el utopismo ha tendido tradicionalmente a invertir elaxioma hegeliano de la marcha inexorable del Espíritu# que transita sobre ladestrucción del su$eto individual. 2e intenta rescatar una memoria de aquellossu$etos que $ustamente aparecen devorados por el Espíritu en su marcha alabsoluto. Dicho de manera m&s simple# el utopismo opone a la grandeza de lahistoria que se esta desplegando la legitima fragilidad del individuo insacricable.

    2in embargo# en la medida que el utopismo tambin intenta desplegar un proyectosobre el mundo# su función armativa# reimpone lógicas de poder que hacensacricable al individuo. 3o cual queda avalado por una lucha política por lareescritura de las narrativas de trascendencia que cobra dimensiones cosmológicas.

    De esta manera se produce el reBe$o de lo universal en lo particular y viceversa.2abemos que el utopismo $uega un rol fundamental al interior de la modernidad almodo de un gran y comple$o sistema de autocrítica y reBexividad# que permitecrear correcciones y caminos paralelos en la marcha del progreso# entendido comoun mapa conceptual en el que el tiempo representa un plano estratgico. Elutopismo# por lo tanto# asimila# y en algunos casos amplica# las características dela modernidad. Dicha amplicación y asimilación esta dada con m&s fuerza en lasinstancias discursivas de utopismo# que como ya se ha indicado# implicanracionalizaciones del impulso en pos de una acción política viable. ,omo puedeverse el utopismo nos presenta una contradicción importante en su valoración del

    poder# que en el fondo reBe$a una oposición entre impulsos y discursos. +uedeentenderse entonces que dicha categoría es al mismo tiempo un e$e vertebrador dela utopía y de sus adversarios y es# por lo tanto# un campo de indagación com4nque permite una investigación delimitada y 4til.

    Entonces cabe preguntarse si el momento emancipador del utopismo no quedarestringido por las semillas de poder que lleva implícitas en su interior. /o creo queexista una respuesta 4nica a esta cuestión. 2in embargo# en esta contradicción creoque puede hallarse una de las causas m&s importantes de las razones dedegradación del utopismo# aunque el impacto de ste en la realidad social sea engeneral positivo no cabe duda que ha fortalecido las redes de poder. En este

    sentido# no de$a de ser paradó$ico que el 0arte de las revoluciones1# parafraseandoa 3enin# terminara en el estalinismo como una forma nueva de dominio m&seciente que sus predecesoras. Auiz&s podr& ob$etarse que las condicionanteshistóricas# así como las luchas por aanzar las conquistas revolucionarias# siempreen contextos de peligro e incertidumbre creciente# implica sacricios imponderablesque corresponden al &mbito pr&ctico de la acción política. (rente a esto cabepreguntarse si el utopismo moderno contiene restricciones que imposibiliten

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    fenómenos contenidos en esta escala variable de dominación. +uede se5alarseclaramente que el genocidio no aparece en la historia del utopismo# y creo que en lamayoría de los modelos utópicos existirían restricciones frente a l# sin embargo# nocabe duda que# tanto la represión como la separación forzosa de la diferencia# haoperado al considerar el tratamiento de la homosexualidad# el extran$ero# la

    esclavitud# la concepción sobre el estado# el dominio de la naturaleza exteriorsometida por medio de la ciencia y el traba$o# así como la naturaleza intima#representada en el control de las emociones y la represión de lo femenino queaparece como su expresión interior# entre otros e$emplos.

    L,ómo rescatar y ampliar el momento emancipador del utopismo frente a la durezade las interrogantes anterioresM L7 habr& que conformarse con certicar sudefunción no solamente por la supremacía de sus adversarios sino por sus propiasdin&micas internasM El utopismo tradicional estaba estrechamente relacionado albinomio revolución y socialismo# de manera que la crisis de uno de sus elementosafectaría al con$unto. Dicha vinculación se hizo aun m&s estrecha en el contexto de

    la guerra fría y luego en los procesos de liberación nacional. El derrumbe delsocialismo real arrastró tras de sí las distintas formas conocidas de lo que podría seruna política de izquierdas e igualmente cayeron en desgracia conceptos que eranverdaderas instituciones como la $usticia social# la igualdad# la solidaridad# etc.+areciera que todo el sedimento de las revoluciones que conformaban el idearioprogresista se desmoronó irremediablemente ante el estupor tanto de susseguidores como de sus enemigos. @a desde la consolidación de la revolución rusa ysu nueva forma de estado fue perceptible en el mundo de la izquierda las profundascontradicciones del discurso utópico que se inauguraba en !!?. 6anto laadmiración# la esperanza como el temor se fundieron en la apreciación del avance

    del socialismo# y tal actitud se mantuvo a lo largo del siglo NN# $usticada por losimperativos de una experiencia política indita que tenia que construir sus propiosreferentes pr&cticos. 3a fe se mantuvo gracias a las promesas e im&genes utópicasque se mantenían tanto como referentes de la acción política y como cartografíaque permitía la interpretación del propio lugar en la sociedad. En denitiva# elutopismo facilitaba mantener la fe en el progreso y en la realización de lamodernidad.

    2e puede indicar# en trminos generales# que la caída del socialismo real y laconsiguiente disolución de la nión 2ovitica marcan un punto de inBexiónfundamental en el proceso de autocomprensión de las sociedades occidentales# en

    cuanto a la percepción de que la modernidad tal como se le conocía hadesaparecido. +arece haber mutado de forma radical o bien se est& trastocando enuna nueva formación económicoHsocial. De esta manera nuevos trminos desplazana vie$os y consagrados conceptos que parecen identicar al mismo ob$eto. ,omose5ala (redric Oameson la posmodernidad ya no es el ob$eto sobre el cual debatirpara tomar posición o para rechazarla. Es un nuevo elemento de la situacióngeoestratgica mundial. Esta ahí# identicable y analizable como la determinante

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    cultural de una nueva forma de capitalismo m&s global# m&s intensivo y m&seciente en el moldeamiento de las sub$etividades. %sí como el capitalismoindustrial encontraba su dualidad preferida en la mercancía y en el traba$o# el nuevocapitalismo encuentra sus referentes en el consumo y la sub$etividad global.

    En efecto# la posmodernidad aparece como la determinante cultural de laglobalización. Pste 4ltimo concepto# pr&cticamente desconocido antes de !C# queirrumpe con fuerza y confusión a partes iguales# designa primeramente a lacreciente interdependencia económica mundial por sobre la antigua autonomíarelativa de los mercados nacionales. En segundo trmino designa la tensión entreuna política mundial de bloques económicos integrados y la emergencia de Estadosnidos como potencia dominante y unilateral frente a la perdida de independenciay relevancia de los estados nacionales en materias económicas# políticas yculturales. En tercer trmino# la globalización designa la simultaneidad asimtricade las perspectivas que hace posible la visibilidad de lo que sucede en gran partedel planeta# lo que conrma una nueva percepción de los limites# la territorialidad y

    que las relaciones de causas y efectos sean de impacto mundial. En cuarto termino#la globalización transmite im&genes culturales en una relación centroHperiferia quetiene nuevamente a Estados nidos como lugar central y muy secundariamente aEuropa y al resto del planeta como periferia. En este &mbito es donde es m&s visibleel inBu$o posmoderno# porque representa fundamentalmente a la sociedad deconsumo norteamericana que se expande y desvaloriza represivamente el contextocultural en donde se inserta# ya que la necesidad de expansión de los mercadosdetermina crecientemente la reconguración de las esferas culturales. En todasestas características encontramos como denominador com4n la asimetría de lasrelaciones de poder# que hacen visible lo obvio# que incluso en la aldea global existe

    centros conguradores de las periferias# lo que desmiente la simplicación f&cil deque la diseminación de la globalización actual signica por sí misma una expansióncorrelativa de la democracia.

    +ero sería equivoco suponer el imperio sin contestación de la globalización y laposmodernidad como su determinante cultural. El an&lisis detallado nos lleva ase5alar la existencia de temporalidades cruzadas en que aun subsistenprecariamente las culturas premodernas y fuertes residuos modernos. Dichastemporalidades tampoco est&n referidas necesariamente a lugares especícos delglobo como gran parte del siglo NN nos mostró. 6odas las sociedades parecen estaratravesadas# en distintas proporciones# por dichas temporalidades# que se mezclan

    muy din&micamente y que no necesariamente se oponen entre ellas# por elcontrario parecen conformar sub$etividades mestizas# m&s extraterritoriales y m&sdeterminadas por la inseguridad existencial# que conlleva la perdida de las vie$asprotecciones# ya sea de los lazos comunitarios premodernos o bien de la seguridaddel estado de bienestar y la promesa de integración de movimientos sindicalesfuertes y partidos políticos representativos y movilizadores. /o es de extra5ar queestas sub$etividades mestizas causen temor y se perciba la b4squeda de seguridad

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    en el retorno a los nacionalismos# a las etnias# a las religiones. El surgimiento de lasinseguridades# la falta de sentido# la polisemia entendida aquí como la incapacidadde nombrar el ob$eto del miedo"# todos enemigos que la modernidad enfrentó sinxito regresan para quedarse y convivir no con el poderoso su$eto moderno llamadociudadano# sino con el limitado y precario agente social que se expresa tanto en el

    consumidor como en el excluido del consumo.

    En este contexto# el utopismo que pretendió ser la vanguardia de la construcción desentido de la modernidad# esta sumido en una profunda crisis# tanto por los factoresinternos ya se5alados como por los factores de contexto# que remiten tanto a laperdida de su$eto social como a la crisis del socialismo y la noción de revolución#sus compa5eros indisolubles. 2eria una ingenuidad apelar a un determinadoutopismo en circunstancias que las fuerzas políticas m&s vinculadas al progresismomoderno# como la socialdemocracia o los restos de los partidos comunistas# se hanabocado a políticas defensivas de las conquistas sociales de generacionesanteriores o en el peor de los casos a avalar las políticas neoliberales. +or otra

    parte# el utopismo parece asediado por un ataque inesperado y devastadorproveniente de la colonización de sus im&genes m&s movilizadoras por parte de lasociedad de consumo y por una política neoliberal que se arropa utópicamente.

    En el primer caso encontramos que la publicidad# por e$emplo# canaliza larepresentación de las im&genes utópicas hacia el consumo con ecacia ydinamismo inusitado. +ero esto aun es incompleto# ya que la sociedad de consumopretende que la realización utópica se logre por medio de la formación desub$etividad ligada a la representación de la mercancía. 3ibertad# goce#trascendencia# son ahora representadas en un baile de mascaras que no alude alob$eto que modernamente se identicó con tales nociones. =&s aun podría decirseque el utopismo esta capturado como siervo en las din&micas de producción deldeseo. En el segundo caso# el neoliberalismo# aunque no solamente l# se envuelvediscursivamente en el utopismo haciendo que sus políticas sean vistas como unaapelación al progreso# la construcción de seguridades# la expansión de laslibertades ciudadanas# etc. +areciera que toda política necesita apelar a unutopismo aunque sea dbil para no caer en el tedio y la banalidad

    )" 3a colonización del imaginario utópico.

    Auiz&s uno de los conceptos centrales de la modernidad# y de su reto5o utópico#m&s ampliamente cuestionado es el progreso. Dicho concepto tambin tiene uncar&cter metaideológico y transversal a todas las visiones de mundo engendradaspor 7ccidente en los 4ltimos quinientos a5os. Dicho concepto se ha nutrido dediversas fuentes entre las que cabe destacarQ la inBuencia del cristianismo a travsde la creencia del paso de la vida terrenal a una vida eterna y me$or* el progresoconsistente en la dominación de la naturaleza a travs del desarrollo delconocimiento de la estructura causal del acontecer natural# en donde tal progresose mide por la dominación cada vez mayor de la naturaleza y los congneres* el

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    concepto de progreso en la emancipación del individuo autónomo con respecto a loslazos de la familia# el clan y el estamento# liberación por lo tanto de lasprescripciones obligatorias que limitan la expresión publica de los sentimientos y elpensamiento* progreso como liberación del orden natural de la economía# de laregulación religiosa y política* y nalmente el concepto de progreso# acu5ado por la

    Revolución (rancesa# en que se camina en dirección a una constitución libre#querida y sancionada por los ciudadanos autónomos individuos"# en denitiva# unprogreso hacia la moderna democracia liberal9';:. El imaginario del progreso serenovó con el advenimiento del socialismo y sus nuevas im&genes del porvenir# ladivulgación del conocimiento cientíco que permitió a las opiniones p4blicaspercibir la aceleración de la innovación cientícoHtecnológica y m&s profundamentela expansión del mercado que procuró la introducción incesante de mercancías en lavida cotidiana haciendo m&s destacable la percepción del cambio del propioentorno como progreso. Existía una percepción generalizada que se5alaba que lavida de los hi$os sería me$or que la de los padres y la de estos me$or que la de lasgeneraciones precedentes.

    0El mundo me$ora# la calidad de vida me$ora.1 Ese era el mensa$e que lamodernidad se repetía con fe ciega y que diseminaba por el globo convirtindose enun centro de atracción para el resto de la humanidad. 3a forma de narrar esaconvicción tenía como uno de sus puntos centrales tanto la idea de unaconstrucción histórica y personal como una cierta concepción del tiempo quepermitía situar la propia posición y evaluar la promesa del progreso. Existía uncierto mapa de la realidad $unto con un respectivo cronograma de las posibilidadesque el esfuerzo podía proporcionar# de suerte que el destino adoptaba cada vezm&s un car&cter espectral# carente de un sentido en un mundo que era

    supuestamente capaz de hacer promesas y cumplirlas# creando islas de seguridad.3a posición existencial parecía garantizada por el propio traba$o de ser modernos.na de las características m&s notables que ya antes se ha apuntado respecto de ladin&mica entre impulso y discurso utópico es la capacidad de resignicar elpresente desde la posibilidad de construir una determinada forma del futuro. Elpresente se vuelve pletórico de sentido y aseme$a un punto en que se cruzan todoslos caminos# la totalidad se encarna en las luchas del presente. 3a mentalidadmilitante a la que -loch aludía se reere a esta percepción de certezas encarnadasen un progreso que es necesario plasmar por medio de la acción. 2in embargo#cuando la fe en el progreso se disipa la mentalidad militante pierde su capacidad deentregar certezas y de permitir una cartografía que de cuenta del propio lugar en larealidad.

    n contexto m&s amplio de cambio ha generado que la 0sub$etividad militante1 seaconsiderada un arcaísmo de la guerra fría a4n antes que sta terminara. En estesentido la crisis de referentes para representarse un 0mapa de la realidad1 a la queya he hecho referencia# y que se ha convertido en un tópico se5alarlo como unacaracterística de la crisis de la modernidad# es un fenómeno que no tiene

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    características globales# sino que afecta $ustamente al mundo de las diversasizquierdas particularmente a la heredera del marxismo cl&sico. 3a profundidad deesta crisis ha oscurecido el hecho de que est&n surgiendo nuevos mapas deresistencia# quiz&s m&s mestizos y precarios# menos abarcadores# racionales ysecularizados que lo que la sensibilidad moderna quisiera. +or otra parte# el

    profundo cambio mundial al que estamos asistiendo demuestra una reconguraciónde amplia escala# que supone plasmar en el territorio mapas largamente ansiadospor una particular derecha que tiene una representación muy clara de lo que larealidad mundial es y como desea que sea. En la situación actual de crisisgeneralizada del utopismo el impulso parece haber cambiado de tono emocionaldirigindose m&s bien hacia una polaridad melancólica9'

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    vaciedad de esta perdida* inmanencia del tiempo# caducidad# aburrimiento# estrs. 6odas categorías que se5alan el anverso de la trascendencia perdida y quedelimitan un nuevo estado de animo que recorre lo social. 2in embargo# ste es sóloun lado de la cuestión# ya que la carencia de trascendencia puede interpretarsedesde otro punto de vista como una nueva libertad respecto de los esquematismos

    modernos que aprisionan al individuo. 3a libertad por e$emplo de no tener queesperar que las relaciones de pare$a sean m&s permanentes que el deseo de losparticipantes o que la felicidad personal se encuentra subordinada a losmetarrelatos. ,iertamente el utopismo moderno tenia una pesadez difícil de denir*im&genes totalizadoras que restringían el acceso al hedonismo particular# eldesprecio de la singularidad frente a las im&genes de lo eterno# de lohistóricamente relevante. El reBe$o del deseo individual en el imaginario utópico noera todo lo transparente que se quisiera# ya que estaba mediado por las estructurasdel discurso. 2in embargo# la disolución utópica# tal cual se le conocemodernamente# $unto con descentrar la producción discursiva# hace que laproducción de im&genes del deseo queden liberadas del imperativo del discursocomo un contenedor que aprisiona la libertad de su polisemia. 2ólo el consumo semuestra lo sucientemente &gil como para capturar lo voluble de las im&genesutópicas que se siguen produciendo para reconducirlas al goce efímero de lamercancía. De allí que el car&cter de caducidad sea muy adecuado como una formade neutralizar las posibilidades de que las im&genes cua$en en formas discursivas#ya que stas se encuentran sometidas a su propia forma de caducidad que escoherente con el dinamismo del consumo.

    +ero asistimos tambin a las parado$as presentes en la nueva situación. 3eído desdeel contexto postmoderno y globalizador el utopismo poseía un car&cter# como ya se

    indicaba# 0pesado1# 0denso1# proveniente de que 0aquello1 que se poseía era unmandato de transformación# trascendencia y transguración# en que era necesarioproducir en la vida personal el reBe$o de lo universal en lo particular. Dicho mandatoresulta hoy en cierta manera intolerable porque se interpreta como una coercióndesde lo social sobre lo personal imposible de cumplir. +or otra parte# aldesaparecer las fuentes de legitimación del mandato# ste pierde sentido# la vidaparece ser liberada de una cierta imagen de lo que debiera ser. 2in embargo# lalibertad# que parece haberse ganado al desprenderse del mandato de laautotransformación# se topa con este vacío de0aquello1 que se ha perdido. ,adacual debe hacerse cargo de esta nueva liviandad de la vida para te$er con retazosuna identidad con la cual enfrentar nuevas intemperies. 3a liviandad# que parecehaberse ganado# se trastoca en la pesadez de un tedio de ser# la permanenciacansa# el deseo de trascendencia vuelve como la imagen del desborde de lasfronteras del cotidiano. Es sta tensión de la cual se sirve el consumo comopromesa de la obtención de esa transformación propia que recae permanentementeen la caducidad.

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    ,iertamente es coherente el ancla$e de la caducidad como una nueva forma desub$etividad e interrelación en el contexto de la sociedad de consumo# ya que losob$etos mismos se convierten en representación de la caducidad# son su paradigmadesde el cual se despliega todo el campo sem&ntico posible para nombrar dichaexperiencia. El aburrimiento aparece como el resultado necesario de la caducidad

    expresado en un tedio que exige la renovación de la presencia de un cierto 0algo1en el lugar que lo caduco ocupa. El aburrimiento se concentra como el hiloconductor que renueva el imperativo del consumo como b4squeda del espectro enque se ha convertido el ob$eto de la melancolía. El ob$eto de deseo utópico# incapazde ser nombrado ba$o la forma del discurso político# queda capturado en el circuitode la caducidadHaburrimientoHconsumo. Dicho circuito establece el presente comoun tiempo cerrado sobre sí mismo# de$ando como un arcaísmo moderno el vie$ote$ido que sostenía el ansia de futuro como un articulador del presente y como e$ede interpretación del pasado9'?:.

    El connamiento del progreso como una categoría dbil# residual# caricatura de sí

    mismo# conduce a ver el presente cerr&ndose sobre sí al modo de una clausura delas posibilidades que rompan el frreo cerco disciplinal. 2e imponen unos ciertosmodos de ser# unos ciertos repertorios posibles de sub$etivización que est&nentrelazados por una cierta monotonía del presente. +artiendo de la estructura delfenómeno utópico se5alado al comienzo de este artículo puede indicarse que se haproducido un intenso agotamiento de la capacidad de producir discursos utópicosque reco$an los dbiles impulsos dispersos. Dicho agotamiento proviene de unacrisis sin precedentes de la propia estructura y ciertamente asistimos a un declivedel impulso utópico coherente con una poca de derrota de los proyectos detransformación social de los cuales el utopismo se alimenta. En la medida que

    sur$an grupos que planteen demandas de cambio social# que se traduzcan enmovimientos el imaginario utópico podr& renovarse e iniciar un nuevo ciclo deproducción de deseos sociales. 2in embargo# este nuevo ciclo debe proceder a unprofundo cambio de lo que tradicionalmente se ha entendido como la producción dediscursos# ya que parte de la crisis ya mencionada proviene de una crisis delegitimidad moderna para sostener una autoridad productora de narraciones. 2inembargo# no de$a de ser contradictorio que sta dicultad sólo sea aplicable a lasnarraciones propiamente orientadas al cambio social en clave emancipatoria# yaque la sociedad de consumo genera sus propias narraciones discursivas#comprometedoras en grado sumo y escasamente sometidas a mecanismos propiosde reBexividad# salvos aquellos destinados a incentivar su propio dinamismo.

    -ibliografía.

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    +rograma de /aciones nidas para el Desarrollo. 0Jnformes de Desarrollo Gumano1.+/D. Ediciones =undiH+rensa. /ueva @orK. WWW.undp.org

    2erra# (rancisco. 0Derecho y +olítica.1 Edit. %rgs. =adrid. !C.

    H 0topía e Jdeología en el pensamiento de Ernst -loch.1 En 0Rev. % +arte Rei.1 /U '.

    +&g. ')H)C (ebrero !C. =adrid. Espa5a.H 0Ensayos de losofía social.1 Ounto aSarcía 2elgas# (ernando. 3ibertarias +rodhu. =adrid. Espa5a. !'.

    9!: Doctor por la niversidad ,omplutense de =adrid# (acultad de (ilosofía. =agísteren (ilosofía +olítica y %xiología. niversidad de ,hile. httpQXXchristianHretamal.blogspot.com +ublicado en Rev. 0El rapto de Europa1. /U !. =adrid. 'FF'.

    9': -auman# 8. 03egisladores e interpretes. 2obre la modernidad# la posmodernidady los intelectuales.1 niversidad /acional de Auilmes. -uenos %ires. !?. +&g. 9;: -auman# 8. Jbíd. !?!.

    9

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    9!F: Es fundamental destacar la diferencia entre lo que los estudiosos del temadenominan distopías# o utopías negras# y contrautopías. 3as primeras representanun utopismo invertido que plantea# por medio de una denuncia radical# una imagende una sociedad de clausura que se esta desplegando desde ciertos elementos yapresentes# y por tanto su intención es desviar el curso de los hechos# impedir la

    concreción de la clausura. 3a contrautopía# en cambio# tiene una dimensióneminentemente conservadora que busca# frente a los avances del cambio social olas revoluciones# sostener una realidad ya dada. 6odo cambio es una amenaza.=ientras la distopía hace un llamado a la transformación de la realidad advirtiendodel potencial de cierre totalitario que est& presente en la facticidad# la contrautopíadeende la facticidad como el menos malo de los mundos. %dem&s# ambascategorías son una perspectiva de an&lisis y no de clasicación# por lo que unamisma obra puede ser enfocada desde ambas perspectivas.

    9!!: 2erra# (rancisco. 0Derecho y +olítica.1 Edit. %rgs. =adrid. !C. 0topía eJdeología en el pensamiento de Ernst -loch.1 En 0Rev. % +arte Rei.1 /U '. +&g. ').

    (ebrero !C. =adrid. Espa5a.0Ensayos de losofía social.1 Ounto a Sarcía 2elgas#(ernando. 3ibertarias +rodhu. =adrid. Espa5a. !'.

    9!': -auman# 8ygmunt. 0=odernidad y ambivalencia.1 En -eriain# Oosetxo. ,omp."03as consecuencias perversas de la modernidad.1 -arcelona. Edit. %nthropos. !>./ótese que el concepto de estabilidad social de =annheim# que servia de e$earticulador de las relaciones entre utopía e ideología# se dene en trminos muysimilares. =annheim# V. 0Jdeología y utopía.1 7p. ,it. +&g. ?

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    historia moderna del socialismo# pero lo que es m&s importante# se $an las líneasde parentesco entre las tradiciones socialistas. =&s sobre este tema en =annheim#V* Jbíd. +&g. '!;. +ara una revisión m&s detallada de las relaciones entre discursos yformas de racionalización es 4til revisar* %nderson# +erry. 0,onsideraciones sobre elmarxismo occidental.1 =adrid. 2iglo NNJ de Espa5a# =adrid. !?.

    9'F: 3andauer# Sustav. 03a revolución.1 6urquets# -arcelona. !??.7p. ,it. +&g. !;C.

    9'!: /ipperdey# 6. Jbíd. +&g. +&g. !!

  • 8/18/2019 Luchas Utópicas y Paraísos Triviales

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    disponibles y la dicultad de renunciar a ellas parecen constituir una tendenciageneral de nuestro aparato anímico# tendencia que podríamos atribuir al principioeconómico del ahorro de energías. ,on la instauración del principio de la realidadquedó disociada una cierta actividad mental que permanecía libre de todaconfrontación con la realidad y sometida exclusivamente al principio del placer. Esta

    actividad es el fantasear# que ya se inicia en los $uegos infantiles# para continuarseposteriormente como sue5os diurnos abandonando la dependencia de los ob$etosreales.1 @ luego agregara en una nota a pie de p&gina que es muy llamativa* 0,omouna nación cuya riqueza se basa en la explotación del suelo# pero que se reserva unterreno sin cultivar en estado natural @elloWstone parK"1

    9'?: El progreso queda connado a un cierto tipo de consumo en que la innovacióntecnológica debe traducirse en la renovación incesante que constituye su razón deser* las categorías guardan aun un cierto car&cter moderno muy dbil# ya quetodavía se apela a la innovación como expresión de un ma5ana que se articula en elpresente# como una cierta liberación del tiempo de traba$o que de$a disponible

    recursos existenciales para nuevas experiencias# que sabemos que# por otra parte#retornan al mundo del traba$o# reabsorbidos por imparables tecnologías de me$orasde la productividad. El connamiento de estos residuos del progreso en elimaginario de las nuevas tecnologías de la información demuestra que en ciertomodo es necesario mantener im&genes dbiles del ma5ana que $ustiquen elconsumo del presente. En este sector productivo# quiz&s como en ning4n otro esposible la identicación de unas ciertas 0genealogías maquínicas1 que se extiendenproductivamente apelando a las experiencias del 0ma5ana hoy#1 la instantaneidad#la transparencia de la eciencia renovada# etc.