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PROSPERGÍA Fiscalidad Sostenible ¿Cómo pueden las políticas fiscales ayudar a luchar contra el cambio climático?

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ProsPergía

Fiscalidad Sostenible¿Cómo pueden las políticas

fiscales ayudar a luchar contra el cambio climático?

Revista de reflexiones sobre temas energéticos - Número 3 - Octubre 2009

ProducciónSWPI - Sustainable World Prospective Institute

PublicaciónIDAE - Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía

TexTos Juanjo Gabiña y Reuven Farchi

ilusTración y monTaje Reuven Farchi

www.swpi.org

www.idae.es

ProsPergía Prospectiva Tecnológica de la Energía

sumario

4 nueva fiscalidad sosTenible en euroPa.Francia se suma a otros países de la unión y comienza a cobrar a los ciudadanos por lo que contaminan.

6 ¿cuánTo cuesTa una Tonelada de carbono en euroPa?

Las directivas de la Unión Europea deja mucho margen de maniobra a los Estados miembros. Tasas, impuestos y restricciones a las emisiones, son muchas las formas de controlar la contaminación y cumplir con los objetivos fijados, especialmente cara a la cumbre de Copenhague.

Tema del mes

ediTorial

11 aPunTes sobre fiscalidad sosTenible Las herramientas de las que disponen los gobiernos para regular los GEIs que se lanzan a la atmósfera pueden ser de lo más variadas. Sin embargo pocas son tan eficientes como tocarle el bolsillo al que contamine.

13 la eólica se adenTra en la mar En Dinamarca se pone en marcha el parque eólico marino más grande del mundo. Otra veintena de proyectos se están llevando a cabo en toda Europa. ¿Está el futuro de la energía del viento más allá de las costas?

energías renovables

15 vienTos de euroPa¿Qué están haciendo las naciones europeas para reducir sus emisiones? Con un creciente consumo de energía, el viejo continente recurre a la fuerza del viento para abastecerse.

17 cumbre del G-20 en PiTTsburGhEn un mes plagado de charlas, cumbres y re-uniones sobre el clima, en Pittsburgh los líderes mundiales trazan las líneas maestras del nuevos orden económico del planeta.

inTernacional

18 camino a coPenhaGueEl próximo mes de diciembre el mundo observa-rá mientras sus líderes buscan un acuerdo marco para sustituir al Protocolo de Kioto en la lucha contra el cambio climático. Durante años todas las partes se han preparado para llegar a estas dos cruciales semanas de debate y acuerdo.

Paneles Solares Ultra-FinosQue una planta de energía solar cueste menos de un euro por vatio de capacidad instalado, no necesite grandes extensiones de terreno y pueda desplegarse en sólo seis meses, podría sonar al sueño de un inventor chiflado. Sin embargo, eso es exactamente lo que ofrece la compañía start-up estadounidense Nanosolar. Esta empresa ha desarrollado un sistema para imprimir células solares sobre papel de aluminio, dejando sucesivamente capas de cobre, indio, galio y selenio. Esto permite unos paneles solares más de 100 veces más delgados que los paneles tradicionales de silicio.Ya desde su inicio la compañía cuenta con 4.000 millones de dólares en contratos, además de contar con el mecenazgo de los fundadores de Google, Sergey Brin y Larry Page, durante los difíciles primeros años. Sin duda el éxito de esta empresa se debe a que permiten a las compañías eléctricas prescindir de la construcción de grandes centrales y hacer pequeñas plantas de entre dos y 20 MW en las afueras de las ciudades. Esto resulta en un ahorro en distribución importante, lo que a su vez permite a este tipo de energía limpia competir con los combustibles fósiles en cuanto a precio. A pesar de que el concepto de los paneles solares ultra-finos no es nuevo, desde la década de 1990 en EEUU buscan una salida de este tipo, la solución de Nanosolar da un paso más allá. First Solar, por ejemplo, otra compañía norteamericana dedicada a este mismo tipo de colectores solares, recibió miles de millones de dólares en contratos con sus células de CdTe , incluyendo uno reciente de dos GW con el gobierno chino. Aún así, First Solar como el resto de los paneles ultra-finos en el mercado hasta el momento, produce sus materiales al vacío, con complejas técnicas que disparan el precio final. Nanosolar simplemente imprime sus celdas. Según Miguel Contreras, un investigador en el Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL) de Estados Unidos, “aunque parezca una descripción muy genérica, el hecho que utilicen un proceso químico en mojado les ha ahorrado un buen pellizco en cuanto a capital para maquinaria cara”.

ProsPergía4 ProsPergía 5ediTorial

Nueva fiscalidad sostenible en EuropaEl mundo desemboca en un nuevo paradigma y la Unión Europea quiere liderar la revolución verde.

En este número se tratan las diferentes formas en las que Europa mitiga sus emisiones

Recientemente, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, anunció la implantación en Francia de un nuevo impuesto que obligará a pagar, a partir de 2010, 17 euros por cada tonelada de CO2 que se emita debido al con-sumo de petróleo, gas y carbón. La idea no es nueva y en diferentes foros, ha sido una medida que, reiteradamente, se suele pro-poner como medio de salvar al mundo del calentamiento global.

En efecto, desde 1991, la Unión Europea ha estado debatiendo tanto sobre los méritos como sobre el método deseado de la aplica-ción de un plan para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE, en este caso en particular de CO2.

El impulso que provocó este debate provi-no de la Conferencia de Río sobre el Cambio Climático de 1991, el conjunto de la UE rati-ficó el Convenio de Río sobre el Cambio Cli-mático en diciembre de 1993. La UE propuso para estabilizar las emisiones de CO2 de los niveles de 1990 para el año 2000.

En aquel tiempo, la Comisión Europea pro-puso un impuesto sobre el carbono —Car-bon Tax— o más bien, un impuesto sobre las fuentes de energía no renovables, como el petróleo y el carbón, que emitían grandes cantidades de CO2 a la atmósfera.

Tras muchas discusiones controvertidas y polémicas, finalmente, el Parlamento Euro-peo propuso que se aplicara un impuesto que gravara por igual tanto las emisiones espe-cíficas de CO2 como el consumo de energía, en general (carbón, petróleo, gas natural y nuclear). Pero no siguió adelante, porque los Estados miembros no lograron ponerse de acuerdo ni siquiera sobre la necesidad de tal impuesto en el seno de la UE y, mucho me-nos, sobre la estrategia a seguir su aplica-ción. Todo quedó en agua de borrajas.

De cualquier modo, aunque la Comisión Europea ya lo planteó hace unos veinte años

y fracasó en dicho intento, actualmente, se constata que diversos países europeos hace tiempo que aplican tasas impositivas que gravan el consumo de energía/emisiones de CO2.

Durante los últimos años, con la práctica y desarrollo de las políticas ambientales, un número creciente de países de Europa Occi-dental han comenzado a aplicar impuestos o tasas que gravan tanto las emisiones de carbono como el consumo de energía. Estos países son: Suecia, Noruega, Países Bajos, Dinamarca, Finlandia, Austria, Alemania e Italia.

Otros países, como Suiza, Francia y el Rei-no Unido, han estado debatiendo propuestas para su aplicación que no han prosperado hasta que, en el caso de Francia, Sarko-zy ha dicho basta y ha decidido apostar por la economía sostenible. Mientras tanto, las propuestas de impuestos sobre el carbono o sobre la energía en algunos otros países han fracasado, a veces de un modo un tanto estrepitoso, como, por ejemplo, en Estados Unidos. Ahora, con Obama en la presidencia, podría pasar lo mismo que en Francia.

De cualquier modo, un número importan-te de expertos, siempre han opinado que se podría aplicar una solución muy sencilla para combatir el cambio climático. Ciertamen-te, la opinión no ha sido hasta ahora nunca mayoritaria pero nadie ha podido negar que se trataba de la mejor manera de frenar el calentamiento global. Una manera que, ade-más de sencilla, sería limpia y transparente y lo haría aplicando el principio aquel que dice que ‘el que contamina, paga’. En definitiva, sería como aplicar un nuevo impuesto o tasa que gravara las emisiones de CO2. Tan simple como eso.

El dinero recaudado mediante este im-puesto o tasa se podría utilizar para ayu-dar a aquellas empresas y ciudadanos que

ediTorial

se esfuerzan y/o invierten en reducir tanto sus emisiones de CO2 como sus consumos de energía. También se podría utilizar en la fi-nanciación de aquellas infraestructuras que benefician la reducción de consumos de ener-gía y mitigan significativamente nuestra de-pendencia de los hidrocarburos fósiles como el gas, el carbón y el petróleo. Tal es caso de las energías renovables, de las redes eléctri-cas inteligentes, del coche eléctrico, etc.

Un impuesto o tasa sobre las emisiones de CO2 nos daría a todos un incentivo para que triunfara la economía sostenible. Sería una forma sencilla, directa y fácil de controlar la lucha contra el cambio climático. En seguida sabríamos quién combate el calentamiento global y quién no, e incluso, podríamos gra-var más las penalizaciones en el caso de que a algunos países y/o empresas les saliera más a cuenta no hacer nada y pagar las tasas por tonelada de CO2 vertida a la atmósfera que realizar las correspondientes inversiones y cambios para reducir sus propias emisiones de CO2.

Como sostiene Sarkozy, no podemos dor-mir tranquilamente pensando que aquí no

hay que cambiar nada. Según el presidente francés, es necesario incitar a las familias y a las empresas a modificar progresivamen-te sus comportamientos para preservar el medio ambiente Así pues, en Francia, el im-puesto sobre el carbono se creará en 2010 y se aplicará sobre el petróleo, el gas y el carbón pero la electricidad quedará exclui-da porque, gracias al parque nuclear fran-cés, no genera grandes emisiones de CO2.

Todo este tipo de respuestas no han hecho más que empezar. Se aboga ya por implan-tar, a nivel europeo, un impuesto similar al que acaba de aprobar el primer ministro sue-co, Fredrik Reinfeldt. Incluso, hasta la ONU quiere establecer una tasa mundial sobre las emisiones de CO2, en vista de que el comer-cio de emisiones de GEIs no está funcionando bien y que el cambio climático se está acele-rando. La respuesta se dará en Copenhague, en diciembre de este año, donde se habrá de negociar un nuevo Protocolo que sustituya, en 2012, al Protocolo de Kioto.

Juanjo Gabiña

La Fiscalidad Sostenible en Europa

En los últimos años las naciones europeas, en especial en el norte del continente, se han eri-gido como líderes en la revolución verde que atraviesan las economías del mundo. Las grandes economías del planeta han comenzado su an-dadura por este camino, siguiendo la estela euro-pea. Mientras que la Ad-ministración Obama en Estados Unidos plantea para 2020 un ambicioso objetivo de reducir las emisiones de CO2 en un 14% a partir de los nive-les de 2005, en la Unión Europea se plantean unas rebajas del 20% con res-pecto a 1990. China por su parte se ha compro-metido a reducir sus emi-siones de GEIs en 1.500 millones de toneladas anuales. Además de los compromisos amplios de reducción de emisiones, dentro de la unión se ha desarrollado un mercado de derechos de carbono para incentivar al sector privado a colaborar en la lucha contra el calenta-miento global.

ProsPergía8 ProsPergía 9

la comisión publica estimaciones sobre la efectividad de la medida, que calcula que se pagarán impues-tos por 252 millones de toneladas de CO2 cada año, 133 en gasolina,

64 en vivienda, 31 en estructuras co-merciales y 24 en la industria que no funciona bajo el sistema de inter-cambio de dere-chos de carbono. La recomendación inicial de las co-misión indicaba un precio de 32 euros por tonelada

emitida, aunque el ejecutivo la re-cortó a menos de la mitad debido a la resistencia de ciertos sectores, incluso dentro del partido de go-bierno.

Incentivos en los Países Bajos

El pasado 15 de octubre la Co-misión Europea autorizó al gobier-no de los Países Bajos para seguir adelante con su programa de incen-tivos económicos sostenibles, que prevé un esquema de impuestos y ayudas para estimular el desarrollo sostenible del país centroeuropeo. La primera versión de este texto fue aprobada por la CE en agosto de 2006. Conocido como Regeling Groenprojecten, el texto se adhería a las directivas de la comisión para estimular la inversión en proyectos sostenibles en varios sectores de la

Por cada litro de gasolina que un espa-ñol pone en su coche, paga alrededor de 1,10 euros, de los cuales casi 5 céntimos se corresponden a impuestos. Esto resulta en unos 12.000 de euros al año. Sin embargo, no todo lo que se contamina puede cuanti-ficarse, ya que en sectores como el residen-cial y el transporte es difícil poder hacer una medición exacta. En 2007 el ejecutivo intentó poner en marcha un impuesto co-nocido como el céntimo del clima, gravan-do un céntimo a cada litro de carburante, el cual estaría destinado a combatir el ca-lentamiento global. Debido a la resistencia del público el proyecto se desecho. Y esto es sólo en cuanto a las tasas de carbono provenientes del transporte, en el área re-sidencial, aún no se han hecho públicas las posibilidades que baraja el gobierno para este sector.

La vicepresidenta económica del gobier-no, Elena Salgado, anunció el pasado día 2 de octubre, tras el Consejo informal de Mi-nistros de Economía Finanzas de la UE, la posibilidad de una subida de impuestos al carburante. A pesar de la subida de 2,9 cén-timos que se aprobó el pasado 12 de junio, en el marco de la Ley de Economía Soste-nible, prevista para su aprobación por el gobierno el próximo 16 de octubre, se po-

dría incluir un “incentivo negativo” para los transportes más contaminantes. Según la titular de economía, la medida “no está pensada para imponer nuevos impuestos”, sino para “establecer incentivos hacia una producción económica más sostenible en términos medioambientales” haciendo énfasis en “el transporte sostenible y la eficiencia energética”. Entre otras medi-das que se contemplan en la ley, están las primas a la generación eléctrica renovable y un aumento de la presión fiscal sobre la que contamina, aunque aplicar una tasa de CO2 a la electricidad “debe examinarse con cuidado”.

Tras el Consejo, el comisario europeo de fiscalidad, Laszlo Kovacs, declaró que estaría en el interés de los europeos aplicar una tasa de CO2 a nivel de la unión. Para defender su propuesta hizo hincapié en que el mercado de créditos de carbono sólo cubre el 45% de las emisiones cuantificables de la Unión Europea. En general el transporte, los hogares y los edi-ficios no entran en el sistema y por tanto deben gestionarse de alguna forma, en la que la fis-calidad es sólo una de muchas herramientas. La presidencia sueca de la UE apoyó con entu-siasmo los planteamientos, aunque reconoció que haría falta un largo proceso para que la respuesta de los 27 sea unánime.

Fiscalidad sosTenibleFiscalidad sosTenible

La Comisión Europea (CE) define los impuestos am-bientales como “aquellos

cuya base imponible consiste en una unidad física (o similar) de al-gún material que tiene un impacto negativo, comprobado y específi-co, sobre el medio ambiente”. Esta amplia definición no se hizo con objetivos de reducción de emisio-nes en mente, lo que lleva a tasar muchas actividades con impuestos ambientales. De acuerdo con datos de Eurostat el 76% de la recauda-ción de impuestos ‘verdes’ provie-ne del sector de la energía, y otro 21% del transporte, lo que significa que sólo una pequeña proporción se grava tomando en consideración las emisiones. En 2007 las tasas ambientales correspondían al 3% de PIB, y el 7% de la recaudación total.

Suecia fue el primer país en in-troducir un impuesto ‘verde’, ya en 1991, y desde entonces han logra-do rebajar el nivel de emisiones del país en un 9%. Para el tesoro sueco

esto representa entre 2.500 y 3.000 millones de euros al año. Cuando Suecia comenzó a cobrar a sus ciu-dadanos por cada tonelada de CO2, ésta costaba 27 euros, 18 años des-pués se ha multiplicado por cuatro. Dos años después Dinamarca siguió el ejemplo de su vecino del norte y redujo la carga fiscal en un 3% en otras áreas para apoyarla en el uso del agua, pesticidas, emisiones de CO2 y ventas de pilas. Finlandia, Noruega y Eslovenia también han instituido medidas similares.

La ‘Contribución Clima Energía’ de Sarkozy

Ahora Francia une a la lista y grava un impuesto indirecto por tonelada de CO2 emitida a la at-mósfera, inicialmente colocado en 14 euros con el objetivo que llegue a 100 para 2030. La ini-ciativa lanzada por su presidente, Nicholas Sarkozy, llamada Contri-bución Clima Energía, se aplicará sobre los carburantes, el carbón y

el gas. Con la excepción de la in-dustria, que está dentro del sistema europeo de intercambio de cuotas, todas las empresas y todos los ciu-dadanos franceses estarán obliga-dos a pagar por liberar CO2. Así, el 51% de la recaudación de este impuesto recaerá sobre los ciuda-danos y el 40% sobre las empresas. Con esta medida el ejecutivo fran-cés tiene previsto ingresar entre 8.000 y 9.000 millones de euros en las arcas del Estado, los cuales se-rán utilizados para ofrecer rebajas fiscales a las iniciativas ecológi-cas, para un fondo medioambiental y para financiar nuevas iniciativas verdes.

El impuesto se basa en un infor-me redactado por una comisión de expertos reunida por Sarkozy en 2007, y encabezada por el ex pri-mer ministro francés y actual euro-diputado Michel Rochard. Datos publicados por esta comisión han calculado que cada ciudadano fran-cés emite entre cuatro y seis tone-ladas de CO2 al año. En el informe,

Fiscalidad Verde en España

El Presidente de Francia, Nicholas Sarkozy, presentando la ‘Contribución Clima Energía’. Foto:AFP

ProsPergía10 ProsPergía 11Fiscalidad sosTenible Fiscalidad sosTenible

economía, incluido el agroalimen-tario y el energético. En este último sector, el ejecutivo de Amsterdam decidió transferir una carga fiscal del 0,7% del IRPF al consumo de energía.

Desde 1995 el gobierno neer-landés puso en marcha un progra-ma de incentivos fiscales para es-timular iniciativas empresariales verdes. Los proyectos que cum-plieran con los requisitos para ser considerados ‘verdes’, recibirían descuentos fiscales. El texto en-mendado abre nuevas categorías de proyectos verdes y corrige las exis-tentes para incorporar lo aprendido hasta el momento y adaptarse a los cambios tecnológicos. Las catego-rías incluyen proyectos de energía renovable, edificación sostenible, desarrollo y mantenimiento del medio natural, piscicultura soste-nible, etc. Más de 5.000 proyectos han sido puestos en marcha en el marco de este programa, dentro del

cual 44.000 personas han invertido 6.800 millones de euros en inicia-tivas verdes.

La Comisaria de Competencia de la UE, Neelie Kroes, se decla-ró “satisfecha con el Programa de Fondos Verdes, el cual contribuirá a los esfuerzos de la UE hacia una economía más verde sin distorcio-nar la competencia. El programa ha demostrado ser un catalizador efectivo para las inversiones en medio ambiente y eficiencia ener-gética en los Países Bajos”.

Reino Unido e Irlanda

En el Reino Unido existen ini-ciativas para gravar la contamina-ción desde 1993, cuando se aprobó el Fuel Duty Escalator. Este im-puesto, que fue creado con el pro-pósito de disminuir las emisiones del sector transporte, se aplica so-bre todos los carburantes de origen fósil. En un principio la tasa debía

subir junto con el precio de los car-burantes. Un intenso esfuerzo del lobby del transporte logró que se desligara el impuesto en propor-ción al precio, con lo que a partir de 1999 las subidas al impuesto fueron discrecionales. Una serie de protestas en las calles durante el año 2000 llevó al gobierno a re-ducir más la única tasa de carbono cobrada en el Reino Unido, que en ese momento comprendía más de tres cuartas partes del precio de los carburantes. Desde entonces las tasas se han mantenido igual, pero debido a la inflación representan una menor proporción del coste del combustible, un 66% en 2006.

Del otro lado del canal de San Jorge, en Irlanda el ejecutivo pre-tende introducir tasas sobre el agua y el carbono. La comisión de im-puestos del parlamento irlandés ha redactado un documento con más de 200 recomendaciones para ta-par el agujero de 20.000 millones de euros que tiene el país insular. Entre estas recomendaciones se encuentra la introducción paulatina durante los próximos cinco años de un impuesto sobre el uso del agua. Asimismo, también se plantean gravar las emisiones de carbono. El presidente de la comisión, Frank Daly, declaró que las nuevas medi-das están diseñadas para distribuir la carga impositiva más equitativa-mente y impulsar el crecimiento de la maltrecha economía irlandesa en una nueva dirección.

Fuentes: NYT. LAT, El País, Tax Center, Eustat, BBC

Apuntes sobre la fiscalidad sostenible

La Fiscalidad sostenible es una política

fiscal que introduce impuestos y/o crea ayudas y subvencio-nes como herramien-tas fiscales destinadas a promover las activi-dades sostenibles. Las palancas funcionan en base a penalizaciones y/o incentivos econó-micos. Este tipo de política fiscal puede servir de complemen-to o para evitar la ne-cesidad de tener que recurrir a enfoques reglamentarios y nor-mativos.

En realidad, la fis-calidad sostenible se basa en los im-puestos pigouvianos, en honor del economista británico Arthur Pigou. Un impuesto pigouviano es un impuesto que grava la actividad de un mercado para corregir resultados no deseados, como es el caso en el que se producen externalidades negativas asociadas con la actividad del mercado. En pre-sencia de externalidades negativas, el coste social de una determinada activi-dad económica puede superar el pro-pio coste privado de la actividad. En tal caso, se dice los resultados finales del mercado no son eficientes y que el mercado tiende a un exceso de oferta del producto. Si el impuesto pigouvia-no se equiparara a la externalidad negativa que se produce, el resultado sería que la oferta en el mercado se ve-ría reducida hasta una cantidad que lo hiciera eficiente.

Cuando las externalidades son po-sitivas y se producen beneficios públi-cos debidos a la actividad del merca-do, éste suele tender a contraerse. En este caso, se utiliza la misma lógica de

razonamiento, a la hora de crear sub-venciones y ayudas de tipo pigouviano con el objetivo de aumentar la activi-dad de un mercado cuyas externalida-des son positivas.

Las ecotasas

A menudo y a nivel global, la polí-tica fiscal sostenible tiene la intención de mantener la misma presión fiscal reduciendo otros impuestos propor-cionalmente a como impacta las nueva tasa sostenible. Por ejemplo, reducien-do impuestos al trabajo y al empleo, eliminando el impuesto de matricu-lación de los coches eléctricos o sub-vencionando la utilización de recursos renovables para la producción de ACS y electricidad, aplicando deducciones en la declaración de renta a los gastos que representan las obras que una de-terminada familia realiza en materia de ahorro y eficiencia energética, a nivel doméstico, etc.

Las llamadas ecotasas van dentro del capítulo de la fiscalidad sostenible

y permiten la interna-lización de aquellos costes que se consi-deran externalidades asociadas a las emi-siones de gases conta-minantes que se vier-ten a la atmósfera y que provienen de los procesos industriales. De alguna manera, las ecotasas interna-lizan los impactos negativos inherentes a los costes de la elec-tricidad y a los costes de la generación de vapor. La única pega es las ecotasas que sólo tienen en cuen-ta los impactos ne-gativos ambientales,

olvidándose de los sociales y los eco-nómicos, por lo que conviene realizar previamente un estudio de impactos también a nivel social como econó-mico. Por ejemplo, la no utilización de biocombustibles o los obstáculos a su desarrollo que imponen las grandes petroleras también conllevan una pér-dida importante de empleos y un freno importante al desarrollo del sector de los biocombustibles

La ecotasas se calculan también para determinadas sustancias que emi-ten las empresas en base a una escala que mide la toxicidad y la contami-nación. Estos impuestos ambientales se generan a partir de un modelo de simulación que calcula los daños pro-ducidos a los recursos bióticos y abió-ticos.

En cuanto a la energía se refiere, diríamos que la fiscalidad sostenible pretende internalizar algunos de los costes originados por determinados procesos o acciones que dañan el me-dio social, el medio económico y el medio ambiente y, a su vez, incentivar

La Comisaria Europea de Competencia Neelie Kroes Foto: Parlamento Europeo

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ProsPergía12 ProsPergía 13Fiscalidad sosTenible energías renovables

el uso de tecnologías más benignas y favorecer la adopción de una conducta que sea respetuosa con los tres facto-res de la sostenibilidad por medio del diseño y aplicación de los pertinentes y coherentes instrumentos fiscales.

Europa Sostenible

La Unión Impulsa la fiscalidad con vistas al mañana

La fiscalidad sostenible está alcan-zando un alto puesto en la agenda de la UE y de sus Estados miembros. Con el tiempo se espera que surja una gran va-riedad de instrumentos fiscales que se utilizarán para internalizar plenamente los costes externos asociados a las dife-rentes formas de energía, que implicará a todos los stakeholders o actores impli-cados, y se reflejarán plenamente en el mercado.

La cuestión del cambio climático, debido a la aceleración del mismo, está impulsando la utilización de la fisca-lidad sostenible en muchos países eu-

ropeos como el Reino Unido, donde el propio Ministerio del Tesoro considera que será un área clave de gran desarrollo con respecto al futuro.

La fiscalidad sostenible, según los países, es muy diversa. De hecho, puede adquirir una gran variedad de formas. En términos generales, incluye tasas, impuestos, regulaciones sancionables, obligaciones impositivas, compromisos de actuación e incluso, regímenes espe-ciales de comercio.

Algunos instrumentos, tales como el Régimen de Comercio de Emisiones (EU Emissions Trading Scheme) y la Directiva sobre grandes instalaciones de combustión, tienen un potencial enorme debido a la capacidad que tiene de cam-biar la naturaleza de la industria eléctri-ca. Siempre que ello resulta posible, los diferentes gobiernos tratan de favorecer instrumentos basados en el mercado, ta-les como el comercio de emisiones, ya que estos son compatibles con los mer-cados liberalizados y, además, en teoría, permiten alcanzar los objetivos de sos-tenibilidad a un coste inferior al regla-

mento o al de los impuestos directos. Estos instrumentos económicos per-

miten abordar cuestiones concretas y, como tal, tienden a impactar sobre las distintas tecnologías de generación de diferentes maneras.

Las emisiones de dióxido de carbo-no que tanto afectan al calentamiento global y las emisiones de azufre y óxi-dos de nitrógeno son un problema para el sector de la energía. La fiscalidad sostenible se ocupa también de reducir la emisión de contaminantes que irá au-mentando progresivamente el coste de generación eléctrica basada en los com-bustibles fósiles.

Poco a poco, las empresas europeas del sector de la energía van siendo cada vez más conscientes de que la fiscalidad sostenible producirá una mayor igual-dad de condiciones en el uso de todas las tecnologías y con respecto a las apues-tas por la sostenibilidad. De igual modo, serán más transparentes los beneficios y daños que las diferentes tecnologías ocasionan a la sociedad, a la economía y al medio ambiente.

Hace unas dos semanas, se instaló en alta mar un prototipo de ae-rogenerador marino de diseño

totalmente innovador y conocido como Hywind. El prototipo tiene la peculiari-dad de ser un aerogenerador marino que es flotante y que, si se implementaran las pruebas con éxito, su aplicación masi-va garantizaría tanto un abaratamiento sustancial del coste de la energía eóli-ca como un aumento impresionante de la capacidad de generación eléctrica en base a esta energía renovable.

El prototipo, conectado a la red eléc-trica terrestre, ha sabido combinar, a la perfección, la tecnología de las platafor-mas marinas en alta mar —que se utili-zan para la extracción de gas natural— y la tecnología propia de la eólica marina que con tanto éxito se ha desarrollado en aguas poco profundas.

Allá, en mar adentro, lejos de tierra, el viento sopla más frecuente y más veloz que como lo hace cerca de la costa. Una turbina colocada allí genera más energía que una turbina equivalente situada en aguas poco profundas o en tierra. Sin embargo, los intentos de construir plan-tas de energía en lugares tan apartados de la costa, donde la profundidad del fondo supera los 200 metros, siempre habían fracasado porque el fondo se encontraba demasiado profundo como para soportar la turbina y las hélices del aerogenerador sobre una torre cimentada en el fondo marino.

La solución se encontró sujetando la turbina sobre una plataforma flotante, un tubo en gran parte sumergido y ama-rrado con cables a los fondos marinos. De este manera es como StatoilHydro —empresa energética noruega— y Sie-mens —una empresa de ingeniería ale-mana— han construido el aerogenerador flotante. Este primer prototipo de turbi-nas flotantes en mar adentro, Hywind, ha comenzado un periodo de pruebas que durará dos años. La potencia del ae-rogenerador es de 1 MW con lo que será capaz de generar electricidad suficiente como para abastecer a 1.600 viviendas.

Hywind es el primer aerogenerador

que se ha instalado en aguas de más de 30 metros de profundidad. En concreto, el prototipo se ha instalado a seis millas de la costa —10 kilómetros— al sudoes-te de Karmoy, Noruega, donde las costas son escarpadas y las aguas pronto alcan-zan una profundidad de 220 metros. Sin embargo, la turbina está diseñada para operar en aguas de hasta 700 metros de profundidad, lo que significa que podrían colocarse en cualquier punto del Mar del Norte. Tres cables sujetos al fondo del mar evitarán que el aerogenerador vuel-que o quede flotando a la deriva.

Tan sólo el hecho de ver el tamaño colosal del prototipo resulta ya una vista impresionante. Sus tres palas de hélice tienen una longitud total de 82 metros y, junto con la torre sobre la que se apoyan, el conjunto pesa 234 toneladas. Hywind tiene el mismo tamaño que un gran aero-generador marino tradicional pero deba-jo de la superficie del agua se encuentran 120 metros de estructura cilíndrica en forma de tubo, con una terminación pe-sada que hace de lastre.

A pesar de que Hywind está bien atado al fondo, y de que se asienta sobre una boya cónica de acero sumergida y con lastre variable como los submarinos, el movimiento del mar hace que la torre del molino se balancee lentamente de un lado a otro. El balanceo de la estructura tiene que ser compensado mediante un sistema informatizado que ajusta el paso

de las palas del rotor para mantenerlas en la dirección correcta, haciendo que la torre cabecee muy lentamente al ritmo de las olas.

De este modo, se consigue que me-jore la producción de energía y se mini-miza la presión sobre las palas de las hé-lices y la torre. El software que controla este proceso es capaz de medir el éxito de los cambios anteriores en el ángulo del rotor y utilizar esa información para afinar los futuros intentos para frenar el movimiento inducido por las olas.

Si todo funciona bien como se espe-ra, el potencial de la eólica marina será enorme. Según algunos expertos, en teo-ría, toda la electricidad que necesita el conjunto de Europa podría ser suminis-trada mediante la energía eólica marina. En la práctica, ello sería muy difícil de implementar porque si se ocuparan es-pacios cercanos a la costa se producirían conflictos con el transporte marítimo, las fuerzas armadas de la marina, los pesca-dores y los ecologistas.

Sin embargo, los aerogenerado-res flotantes, amarrados mar adentro, podrían evitar estos problemas. Ello mismo, sumado a las altas velocidades del viento que se conocen en alta mar, significa que un aerogenerador mari-no de aguas profundas podría generar mucha más energía que ese mismo aerogenerador situado en aguas poco profundas.

La energía eólica se adentra en la mar

La ciudad de Luxemburgo, sede del Tribunal de Justicia Europeo. Foto: Jaume Masarnau

ProsPergía14 ProsPergía 15energías renovables energías renovables

Una desventaja obvia es que la co-nexión de estos aerogeneradores a la red eléctrica resultará cara. Sin embar-go, el mayor gasto —lo que hará viable o no el aprovechamiento de la energía eólica marina en aguas profundas— probablemente serán los costes debidos al mantenimiento.

En aguas profundas, no será posi-ble utilizar buques de reparación que puedan apoyarse sobre el fondo ma-rino para tener un mayor estabilidad a la hora de levantar hidráulicamente las turbinas, como las máquinas que reparan los aerogeneradores situados en aguas poco profundas. Además, el mantenimiento sólo será posible con buen tiempo.

Si resultara necesario hacerle repara-ciones frecuentes al prototipo Hywind, los costes que supondría dejarlo inac-tivo —mientras se espera a que se re-pare y la llegada del buen tiempo— y los costes de transportar la gente y los equipos necesarios, de aquí para allá, podrían comerse todas las ganancias obtenidas gracias a la producción de energía eléctrica.

Pero si todo va según lo que está previsto, y se confirma que el nuevo aerogenerador marino no necesita ape-nas ayudas de mantenimiento, la ge-neración de gran potencia en alta mar será pronto una realidad incuestiona-

ble. Entonces, comenzarán a instalarse innumerables aerogeneradores marinos flotantes de 2,3 MW de potencia.

En un futuro a medio plazo, mirando hacia la línea del horizonte que forma el cruce del mar con el cielo, no sería nada extraño que en la lejanía atisbáramos también estos aerogeneradores marinos flotantes. Serían parques eólicos offshore situados mar adentro. Cada uno de estos parques eólicos llegaría a contar con 200 aerogeneradores y una potencia instalada de casi 500 MW que permitiría producir al año algo más de un TWh, Teravatio-hora = mil millones de kWh, suficiente como para abastecer de electricidad a una ciudad de casi 700.000 habitantes.

La visión de futuro sobre la energía eólica que tiene Noruega es que, en el 2020, contará con una generación eléc-trica de 20 TWh, al año, debida a los parques eólicos terrestres y a los situa-dos mar adentro. Esta desarrollo podría alcanzar a todas las costas del mundo. Incluso, es muy probable que estos par-ques eólicos offshore lleguen a observar-se también en el horizonte de las costas de muchos países que cuenten con una menor fuerza y régimen de vientos para su aprovechamiento en tierra y que sus costas sean suficientemente escarpadas como para dificultar la eólica marina que requiere aguas de poco calado para su desarrollo.

Según datos de la Unión Eu-ropea, la energía eólica tiene el ritmo de crecimiento más

grande de todas las renovables, y re-presenta hasta una tercera parte de toda la capacidad nueva instalada en 2008, con una media de 20 nuevas turbinas diarias. Dadas las grandes necesidades de territorio que tienen las eólicas terrestres, la industria del viento se echa al mar, donde las co-rrientes de aire son más fuerte y pre-decibles que en tierra. Así, la EWEA (Asociación Europea de Energía Eó-lica) prevé una inversión de 38.000 millones de euros a corto y medio plazo para expandir la capacidad

hasta alcanzar el 10% del consumo energético de la unión para 2020. Si estas previsiones se cumplen, po-drían eliminarse unas 200 toneladas en emisiones.

El pasado mes de septiembre la EWEA celebró en Estocolmo una conferencia titulada Océanos de Oportunidad, en la cual se expusie-ron las bases para el futuro de la ge-neración eléctrica en las costas del viejo continente. La tendencia cobra fuerza, y según datos presentados en la conferencia la UE podría suplir todas sus necesidades de electricidad con ocho campos de turbinas, sobre más o menos 10.000 km2 de agua. Si

bien ahora hay sólo 11 parques eóli-cos marinos en toda la unión (nueve de ellas en Dinamarca), hay otros 21 en construcción en 15 Estados, la mayoría en las costas británicas. Estos parques son los que están ya en construcción, pero además hay un sinnúmero de iniciativas en todo el continente. Por ejemplo, a princi-pios de octubre el ministro alemán de transporte, Wolfgang Tiefensee desveló un plan para instalar 12.000 MW de energía eólica en la costa báltica. Y esto es sólo el principio, ya que los germanos pretenden tener más del doble de esa capacidad en el mar para 2030.

Vientos de Europa

Gigantes del Mar del NorteEl pasado 17 de septiembre la

eléctrica danesa DONG energy puso en marcha el parque eólico marino Horns Rev 2. Situado a 30 kilóme-tros de la costa danesa, el parque cuenta con 91 turbinas SWP 2.3-93 construidas por la alemana Siemens y cubre un área de aproximadamente 35 kilómetros cuadrados. Estas di-mensiones y una capacidad proyec-tada de 209 MW, la convierte en la instalación eólica marina más gran-de del mundo, capaz de suplir las necesidades energéticas de 200.000 hogares al año.

El área donde se ubican las tur-binas tiene entre nueve y 17 metros de profundidad, y el viento sopla a una media de 10 m/s sobre unas olas de 3 metros de altura. De entre las aguas del Mar del Norte se alzan las 91 turbinas de 68 metros de altura. Si se suman los 93 que tienen las palas de envergadura, las torres se elevan hasta 114 metros por encima de la superficie del mar. Por debajo de la superficie la infraestructura se hunde unos 30 o 40 metros hasta el lecho marino, en el cual hay hasta 70 kilómetros de cableado eléctrico y de fibra óptica. Según Anders El-drup, presidente de DONG, el coste del proyecto se sitúa en torno a los 3.900 millones de coronas danesas, el equivalente a 524 millones de euros.

Los ocho parques eólicos mari-nos que precedieron a Horns Rev 2 en Dinamarca se enfrentaron al gra-ve problema de la corrosión. Las ex-plotaciones eólicas en tierra son más baratas y fáciles de mantener, pero conseguir permisos para hacerlo en tierra se vuelve cada vez más difícil en la superpoblada Europa occiden-tal. Así, DONG ha decidido cons-truir una plataforma para que hasta 24 obreros puedan trabajar sobre el océano y monitorizar la eficacia de las pinturas antioxidantes.

Fuentes: NYT, DONG energy

El parque eólico marino de Horns Rev 2 en las aguas del Mar del Norte, cerca de la costa danesa. Foto: DONG

Modelo del dispositivo Hywind. Foto: Hywind

ProsPergía16 ProsPergía 17El Comisario de energía de la UE,

Andris Piebalgs se mostró entusias-mado con las propuestas de la con-ferencia, y aseguró que “la comisión hace todo lo posible para apoyar a quien desarrolle proyectos de eólica marina”. Esa es la ruta que parece querer tomarse, una directiva euro-pea reciente establece que el 20% de la energía de la unión debe provenir de fuentes renovables, lo que ha dado considerable impulso a la industria.

La Comisión Europea prevé que durante los próximos 12 años será necesario construir 360 GW de nue-

va capacidad para reemplazar a las envejecidas centrales eléctricas. Esto significa que la mitad de la capacidad generadora de Europa deberá ser sus-tituida en un poco más de una déca-da, además de adaptarse al creciente consumo. En la Conferencia Europea sobre Energía Eólica, celebrada en marzo, la EWEA revisó sus estima-ciones e incrementó sus objetivos de capacidad hasta los 230 GW de energía del viento para 2020, de los cuales 40 GW están adjudicados a la eólica marina. Según el informe pre-sentado en Océanos de Oportunidad, para esta fecha la industria eólica ma-rina debería estar tan desarrollada en el Mar del Norte como la gasística y la petrolera. La diferencia es el viento sobre el mar no se acaba, y el gas y el petróleo extraídos del lecho marino, sí.

También es positivo el historial de la eólica en tierra y su rapidísimo desarrollo. En el período de 12 años comprendido entre 1992 y 2004 la eó-lica terrestre en la UE creció a un rit-mo de 32% anual, de apenas 215 MW a 7.749 MW. Para alcanzar su objeti-vo de tener 40 GW provenientes del mar en 2020, la industria debería de crecer a razón de 28% al año, de 366 MW actuales a 6.900 MW en 2020. Sin embargo, la EWEA cree que el objetivo es realista y realizable. A la vista de los resultados obtenidos en tierra, en el mar sopla la esperanza.

Esto se debe en parte a la volun-tad social, empresarial y política de buscar formas alternativas de energía. Pero toda la buena voluntad es vana si no se tienen los elementos necesa-rios. Por suerte, el potencial energéti-co de los vientos marinos es enorme en Europa. En junio de este año la Agencia Ambiental Europea presentó un estudio sobre el potencial eólico continente y sus mares. Según este in-forme el potencial de generación eco-nómicamente competitivo en 2020 es de 2.600 TWh, lo que equivale entre el 60% y el 70% de la demanda eléc-trica proyectada. Más aún en 2030 la capacidad teorética alcanzará los 3.400 TWh, el equivalente al 80% del consumo de la UE. Más allá de con-sideraciones económicas, el potencial técnico multiplica casi por diez las ci-fras anteriores, 25.000 TWh en 2020 y 30.000 TWh en 2030, lo que es siete veces mayor al consumo proyectado.

Problemas y trabas

El difícil camino a la energía limpia

Aún así, no todo es color de rosa. En Europa existe una oposición civil a las eólicas terrestres, debido a su impacto sobre el paisaje. En Estados Unidos, a pesar de que básicamente no hay ex-plotaciones más allá de las costas, el intento de instalar una en Massachu-setts provocó quejas sobre el impacto que pueden tener las turbinas en el paisaje marino.

Pero el problema principal no está

en la opinión contraria de algunos sec-tores, sino que son de tipo económico. Es más caro llevar la electricidad del mar a los hogares, lo cual repercute en el precio final que pagan los usuarios. Además, los problemas de manteni-miento causados por las inclemencias del tiempo y el salitre pueden resultar en costes adicionales.

Otra traba en el camino es la falta de infraestructura de distribución fue-ra de borda. Si Europa integrará 40 GW de eólica marina para 2020 y 150 GW diez años después, debe contar con una red de distribución que conec-te los aerogeneradores a los consumi-dores. Así, la EWEA ha propuesto su Plan Maestro para el Desarrollo de la Red Marina, para los próximos 20 años. Tal y como aparece en Océanos de Oportunidad, la infraestructura de la red de distribución debe trasponer las fronteras nacionales y planificar-se en clave europea. Entre antes se construya esta red, antes podrá llegar energía limpia, doméstica y fiable a todos los rincones del continente.

En este apartado, se espera que la Comisión Europea publique próxi-mamente un Plano para la Red del Mar del Norte, asegurando el desa-rrollo de esta fuente de energía. Por su parte ENTSO-E, red europea de operarios de sistemas de transmisión eléctrica, sacará a la luz su primer Plan Decenal de Desarrollo de Red, el cual, si cumple con las expectati-vas de la EWEA, se ajustará a su Plan Maestro.

A pesar de los inconvenientes, la americana General Electric, la cual produce casi la cuarta parte de las turbinas eólicas del planeta, anunció que entraría en el mercado marino. Asimismo, GE tiene la intención de invertir cientos de millones de euros en el desarrollo de turbinas marinas. Por otra parte, el gigante americano ha comprado la compañía sueco-no-ruega ScanWind, lo que le da acceso a tecnología probada en las tempes-tuosas costas noruegas.

Fuentes: Christian Science Moni-tor, EWEA, Financial Times, The Guardian

energías renovables inTernacional

Cumbre del G-20 en Pittsburg

Los líderes de 20 de las econo-mías principales del planeta han propuesto un nuevo orden

económico mundial en la cumbre del G-20 celebrada en Pittsburg el pasa-do 25 de septiembre. En esta reunión, los jefes de gobierno del grupo de 20 decidieron establecerse como los garantes de la estabilidad económica mundial, relegando al G-8 a un se-gundo plano. Dado que el G-20 es principalmente un foro económico, los dirigentes trataron principalmente la crisis de la cual empieza el mundo a recuperarse, y cómo prevenir que suceda otra vez. Sin embar-go, y quizás por influencia de la reciente mini-cumbre en Na-ciones Unidas sobre el cam-bio climático, este tema tam-bién se abordó en la cumbre. En cuanto a la prevención de nuevos desplo-mes económi-cos, los jefes de gobierno ahí reunidos acor-daron mantener un control más férreo sobre las instituciones finan-cieras, en especial en lo referente a los bonos de los ejecutivos. Por otra parte también se trató el tema de los déficits nacionales y el equilibrio de las balanzas comerciales.

A pesar de que el FMI ha vaticina-do un crecimiento del 3% de la econo-mía mundial en el próximo año, según el Primer Ministro británico, Gordon Brown, “la recuperación es aún muy frágil”. En lo tocante al mundo laboral, Brown defendió las medidas de estímulo declarando que estas “han salvado más de 10 millones de empleos en todo el mundo y podrían salvarse otros 15 mi-

llones en el próximo año. El Presidente de EEUU, Barack Obama, describió el encuentro como el inicio de “una nueva era de compromisos”, y agregó que “no podemos continuar con el mismo siste-ma económico de expansión y contrac-ción usado hasta ahora. “No podemos esperar a que haya una crisis para coope-rar”. Asimismo, en el comunicado final de la cumbre se revela que las próximas cumbres del G-20, Canadá y Corea del Sur en 2010, y Francia en 2011, serán al máximo nivel y no a nivel de ministros de economía como se ha venido hacien-

do. Por su parte, el Presidente de China, Hu Jintao, mostró su acuerdo con los principios de cooperación, pero señaló que el verdadero problema reside en “el gigantesco abismo de desarrollo” entre los países desarrollados y las economías emergentes.

Los líderes del G-20 acordaron un marco de trabajo en el que aprobarían objetivos amplios cada año y serían auditados por el FMI. Este organismo analizará constantemente las políticas económicas de los países que integran el G-20 para cerciorarse que estas no ponen en peligro la sostenibilidad y equilibrio de la economía global. Sin

embargo, no se ha pactado un sistema de penalizaciones para las naciones que desoigan las recomendaciones del FMI. Otra de las reformas en el sistema eco-nómico mundial salida de esta cumbre consiste en dar más votos a los países en vías de desarrollo en las instituciones fi-nancieras internacionales como el FMI y el Banco Mundial. Asimismo, se decidió continuar con las medidas de estímulo, las cuales han evitado que la recesión se torne en depresión.

En cuanto a fiscalidad sostenible, los líderes del G-20 han ordenado al FMI

que investigue la posibilidad de apli-car de forma global una tasa “Tobin” a la especulación, que sirva para ayudar a pagar el coste de cualquier crisis futura. Entre los acuerdos de la reunión se reco-ge el compromiso de equilibrar los flujos monetarios mundiales, para evitar “volver a la toma de riesgos excesivos tan fre-cuente en algunos países antes de la crisis”.

Habían dos preguntas a res-

ponder sobre el clima en esta reunión, cómo financiar la reducción mundial de emisiones de GEIs; y cómo ayudar a los países menos desarrollados a adaptarse al cambio. A pesar de que no se llegó a un acuerdo concreto, el grupo de 20 declaró que “los fondos públicos y privados ne-cesarios para mitigar las consecuencias del calentamiento global, y ayudar a los países en vías de desarrollo a adaptarse a ellos, deben incrementarse sustancial y urgentemente”. Otros compromisos, como el de Obama de eliminar los sub-sidios a los combustibles fósiles de ma-nera gradual, tampoco citaron objetivos concretos.

Foto de familia en el segundo día de la cumbre. Foto: EPA

E l l a r g o c a m i n o a C o p e n h a g u e

Fuente: The Guardian

Google Earth presenta:Los efectos del cambio climático

El popular programa Google Earth ha lanzado herramientas con las que pueden observarse los efectos del cambio climático hasta 2100. En colaboración con el gobierno danés, de cara a la cumbre de Copenha-gue, Google ha utilizado datos del IPCC para crear los modelos. Las nuevas capas de información pueden descargarse de internet desde la página de la aplicación. En un principio sólo podrán verse modelos de precipitaciones y temperatura, pero el gigante de internet prevé poner más capas de información y mate-rial multimedia al alcance de los usuarios.

En el vídeo de presentación el ex-vicepresidente estadounidense, Al Gore, muestra algunas de las innovaciones que se irán desvelando al público en el futuro próximo, como las predicciones sobre el ni-vel del mar y el derretimiento de las capas polares. Asimismo, en cuanto vaya avanzando el ambicioso proyecto, los usuarios podrán ver lo que otras comunidades a lo largo y ancho del planeta están haciendo para contrarrestar el cambio climático o paliar sus efectos. Por otra parte Google se ha aliado con CNN para crear un canal de YouTube relacionado que permita a los internautas expresar sus inquietudes y opiniones sobre el cambio climático.

La aplicación puede descargarse gratuitamente en la dirección http://www.google.com/landing/cop15