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 Kershenobich D. Donato Alarcón, in memoriam. Rev Inve st Cl in 2005; 57 (1): 106-107 1 0 6 pdf elaborado por medigraphic  Rev is ta d e Inve stigación Clínica  / V ol. 57 , Núm. 1 / En e r o -Fe b rer o , 20 0 5 / p p 106-107 Donato Alarcón, in memoriam Una semana o días antes de que Donato fallecie- ra, m e regaló una sonrisa , Marilú y yo la vimos, me sentí tr anq uilo. Sa lí de su casa conmovido, con una sensación muy distinta a la que había tenido otros días. Ya en mi coche reflexionaba sobre esa sonrisa y pensaba q ue si bien un hombre no puede cambia r los designios de su muerte, los hombr es que t ienen un espíritu impecable como Donato sí pueden cierta- mente detener su muerte por un momento, un mo- mento quizá m uy breve, pero lo bastante largo para regocijarse en el recuerdo. Donato me había hecho sentir un alivio profundo, humano, natural, una simple sonrisa, pero con un extraordinario significa- do, un gesto que fue un regalo para el amigo. Yo no sé lo que él r econoció en mí, como solidar io y seme- jant e, pero sé que nos brindam os a lo largo de los años uno al otr o una amistad sin restricciones. Mi amistad con Donato nos permitía siempre ha- blar con franqueza, conocer el alcance de nuestros propios sentimientos, poner a prueba el valor de nuestr as opiniones y confiar al cuidado del otro part e de lo que uno es, con el tiempo empezamos a hablar más profundamente sobre asuntos personales, de la vida, de la fa milia, de los hij os, de nuest ra profesión, siempre con discreción. Nuestra am ista d involucró a Marilú y a G loria, nuestras esposas. Para mis hijos el doctor Alarcón Segovia dejó de ser el doctor y se convirtió en Donato, part e de nuestra familia. Todos se vieron afectados por su enfermedad y muerte. Por mi part e guardo un car iño muy especial para las hi- jas de Donat o y de Marilú, y sus familias, para noso- tros ta mbién ellas son part e de nuestra familia. Conocí a D onato cuando regresó al institut o en Dr. J iménez, llegaba de Rochester, de la Clínica Mayo y tenía una personalidad arrolladora, al poco tiempo de su llegada todo tenía que ver con lupus, hice alguno de mis primeros trabajos de investiga- ción con él, el primero se publicó como carta al edi- tor en L an cet, a lo largo de los años tuve el privilegio de ver mi nombre al lado del suyo en varios otros ar - tículos, guar do esto como algo muy valioso en mi ca- rr era pr ofesiona l. Poco tiempo después de su llegada a México llegué a ser su paciente, en 1968 me diag- nosticó hipersecreción de ácido úrico y hasta unos meses antes de su fallecimiento me seguía dando consejos para evita r q ue fuera yo a tener complicacio- nes. Siempre lo vi con gran respeto. Durante un Congreso Nacional de Medicina Interna en Monte- rrey, en que se llevó a cabo un simposio titulado “Fronteras entre las Ciencias Básicas y la Medicina Interna” en la que part iciparon cinco médicos y cinco personalidades no médicas que discutieron temas muy va riados de la medicina, uno de estos par tici- pantes fue el Dr. Donato Alarcón Segovia, ahí se co- nocieron G loria mi esposa y Donato y después Mar i- lú; porqué no le hablas de tú me decían Marilú y Gloria, me era difícil, mi admiración a la capacidad científica del Dr. Dona to Alar n S egovia era muy gran de y opacaba todas las otra s aristas que después habr ía yo de conocer más a fondo. En una ocasión discutiendo en la dir ección un proyecto de investiga- ción de avanzada, sobre la incipi ente Medicina G enó- mica, en particular sobre aspectos de metodología para la medición de polimorfismos usando PCR de tiempo real era tal nuestro asombro y la visión de lo que implicaba para el futuro de la medicina, que al calor de la discusión me encontr é hablá ndole de en vez de usted. A partir de ahí nuestra amistad ha- bía t rascendido sin lugar a dudas, se fue consoli dan- do con el tiempo y permanecería inam ovible hast a su muerte. Su bonhomía y su sonrisa permanecerán para siempre en mi memoria. ¿Cómo era Donat o más a llá del ámbito científico y académico?, era un hombre libre, la libertad par a él s que una idea o un concepto era una experiencia, Donat o vivía la libert ad, sentía la liberta d y pensaba

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  • Kershenobich D. Donato Alarcn, in memoriam. Rev Invest Clin 2005; 57 (1): 106-107106

    pdf elaborado por medigraphic

    Revista de Investigacin Clnica / Vol. 57, Nm. 1 / Enero-Febrero, 2005 / pp 106-107

    Donato Alarcn, in memoriam

    Una semana o das antes de que Donato fallecie-ra, me regal una sonrisa, Maril y yo la vimos, mesent tranquilo. Sal de su casa conmovido, con unasensacin muy distinta a la que haba tenido otrosdas. Ya en mi coche reflexionaba sobre esa sonrisa ypensaba que si bien un hombre no puede cambiar losdesignios de su muerte, los hombres que tienen unespritu impecable como Donato s pueden cierta-mente detener su muerte por un momento, un mo-mento quiz muy breve, pero lo bastante largo pararegocijarse en el recuerdo. Donato me haba hechosentir un alivio profundo, humano, natural, unasimple sonrisa, pero con un extraordinario significa-do, un gesto que fue un regalo para el amigo. Yo nos lo que l reconoci en m, como solidario y seme-jante, pero s que nos brindamos a lo largo de losaos uno al otro una amistad sin restricciones.

    Mi amistad con Donato nos permita siempre ha-blar con franqueza, conocer el alcance de nuestrospropios sentimientos, poner a prueba el valor denuestras opiniones y confiar al cuidado del otro partede lo que uno es, con el tiempo empezamos a hablarms profundamente sobre asuntos personales, de lavida, de la familia, de los hijos, de nuestra profesin,siempre con discrecin. Nuestra amistad involucr aMaril y a Gloria, nuestras esposas. Para mis hijosel doctor Alarcn Segovia dej de ser el doctor y seconvirti en Donato, parte de nuestra familia. Todosse vieron afectados por su enfermedad y muerte. Pormi parte guardo un cario muy especial para las hi-jas de Donato y de Maril, y sus familias, para noso-tros tambin ellas son parte de nuestra familia.

    Conoc a Donato cuando regres al instituto enDr. Jimnez, llegaba de Rochester, de la ClnicaMayo y tena una personalidad arrolladora, al pocotiempo de su llegada todo tena que ver con lupus,hice alguno de mis primeros trabajos de investiga-cin con l, el primero se public como carta al edi-

    tor en Lancet, a lo largo de los aos tuve el privilegiode ver mi nombre al lado del suyo en varios otros ar-tculos, guardo esto como algo muy valioso en mi ca-rrera profesional. Poco tiempo despus de su llegadaa Mxico llegu a ser su paciente, en 1968 me diag-nostic hipersecrecin de cido rico y hasta unosmeses antes de su fallecimiento me segua dandoconsejos para evitar que fuera yo a tener complicacio-nes. Siempre lo vi con gran respeto. Durante unCongreso Nacional de Medicina Interna en Monte-rrey, en que se llev a cabo un simposio tituladoFronteras entre las Ciencias Bsicas y la MedicinaInterna en la que participaron cinco mdicos y cincopersonalidades no mdicas que discutieron temasmuy variados de la medicina, uno de estos partici-pantes fue el Dr. Donato Alarcn Segovia, ah se co-nocieron Gloria mi esposa y Donato y despus Mari-l; porqu no le hablas de t me decan Maril yGloria, me era difcil, mi admiracin a la capacidadcientfica del Dr. Donato Alarcn Segovia era muygrande y opacaba todas las otras aristas que despushabra yo de conocer ms a fondo. En una ocasindiscutiendo en la direccin un proyecto de investiga-cin de avanzada, sobre la incipiente Medicina Gen-mica, en particular sobre aspectos de metodologapara la medicin de polimorfismos usando PCR detiempo real era tal nuestro asombro y la visin de loque implicaba para el futuro de la medicina, que alcalor de la discusin me encontr hablndole de ten vez de usted. A partir de ah nuestra amistad ha-ba trascendido sin lugar a dudas, se fue consolidan-do con el tiempo y permanecera inamovible hasta sumuerte. Su bonhoma y su sonrisa permanecernpara siempre en mi memoria.

    Cmo era Donato ms all del mbito cientfico yacadmico?, era un hombre libre, la libertad para lms que una idea o un concepto era una experiencia,Donato viva la libertad, senta la libertad y pensaba

  • 107Kershenobich D. Donato Alarcn, in memoriam. Rev Invest Clin 2005; 57 (1): 106-107

    en ella cada vez que actuaba, incluso me atrevo apensar que gran parte de sus investigaciones se con-cibieron precisamente por la imaginacin en la li-bertad que tena. Esa libertad aunada a una granvocacin de mdico, que seguramente fue alimenta-da desde su infancia por su padre, lo llevaron a serel gran internista y reumatlogo que fue Donato,pero adems para serlo se requera de una vastapreparacin acadmica que Donato sin lugar a dudaadquiri. Lector incansable de la literatura cientfi-ca y no cientfica, Donato insista en la necesidadde la educacin mdica continua, de contribuir conideas originales. Como su amigo pronto aprend laimportancia que Donato daba al hecho de respetar-se a s mismo y de respetar a los dems. Donato te-na el don de poder dar ntegramente su tiempo y elespacio a un proyecto especfico, poda tratarse deredactar un trabajo cientfico (para lo cual entre pa-rntesis tena una gran, gran habilidad), o una pl-tica, o dirigir una reunin de trabajo, o escuchar alamigo o a quien se hubiese acercado a pedir conse-jo, o al atender a un paciente. En ese momento de-dicaba todo su tiempo al planteamiento en cuestin,era ejemplar su capacidad de organizacin y de res-peto a los dems, su compromiso era ntegro, no legustaban por ende las interrupciones. sta era unarara cualidad de vehemente respeto a los dems ysu tiempo, una creencia en la autonoma y a la fa-cultad de expresin. Donato opinaba siempre conreflexin y lo haca en forma generosa. Como ami-go siempre sus consejos eran con buen tino.

    Donato era un hombre muy culto, que tena gustopor vivir, gusto por lo mejor de la vida, incluyendobuena comida y excelentes vinos, y un gusto parti-cular por un buen chocolate, tena una memoria ex-traordinaria, una imaginacin frtil, una vida muyrica en sucesos; su vida era real, autntica, pertene-ca a un ncleo familiar y cultural que permite decirlas cosas sin temor, haba en l una cierta ley inte-rior, una tica, una moral. Donato tena su propiaimagen y estilo. Su narracin era fluida y sabrosa,nunca aburra o fatigaba, la pltica con Donato casiinvariablemente invitaba a la reflexin, era un hom-bre muy sensible.

    Tengo en mi casa un cuadro que muestra dos ma-nos enlazadas con gran expresin plstica, de lneassencillas, pero que me provoca muchas sensaciones,me hace recordar a Donato y su sensibilidad. Dona-to, entre otras cosas, gustaba de la pintura, dentrode sus pintores favoritos estaba Paul Klee, algunavez visitamos los cuatro una exposicin precisamentede Klee en Nueva York, Donato era un erudito de laobra de Paul Klee, quien entre parntesis haba fa-

    llecido de esclerodermia, sin lugar a dudas otro moti-vo para atraer la atencin de Donato. No recuerdobien de quin aprend el que las manos mientras ha-bla el hombre no se duermen, no se mueren, no serinden, son una reserva insobornable del ser huma-no, las manos son elocuentes por s mismas, obser-vando las manos se conoce mucho de las personas,me han servido de referencia en la prctica clnica yen la vida cotidiana. No s a ciencia cierta por qu,pero veo las manos y asocio mis recuerdos a Donato,ser por su especialidad, ser por su sensibilidad oacaso por otros atributos de Donato. Donato tenauna facultad para descubrir relaciones entre las co-sas, combinar formas y efectos dismbolos, descubriruna relacin oculta entre ellos y unirlos en un ver-dadero concierto.

    Visitar un museo con Donato era una cosa distin-ta, era un deleite, lamento no haberle podido dedicarms de mi tiempo para estas visitas. No me es fcildarles a ustedes una idea de su sensibilidad y cultu-ra, sin embargo, cmo no recordar las bienales depintura en el instituto que organiz siendo directordel mismo, las sesiones culturales, la exposicin per-manente de arte en el instituto.

    Cuando Nutricin cumpli 50 aos y Donato erasu director se public la autobiografa del MaestroSalvador Zubirn, Donato como todos nosotros lo ad-miraba mucho, escribi el prlogo del libro, Nutri-cin es una gran institucin, que ser an ms gran-de en el futuro deca Donato, recuerdo las juntas deplaneacin del 50 Aniversario y su idea de festejarloen forma muy particular, que trascendiese, que en-fatizara precisamente al maestro Zubirn y su obra,el instituto. Es as como surge la idea de una sinfo-na propia del instituto, que reflejara la mstica, elsentido humano, la libertad y el deseo de superacin.La sinfona es un legado de Donato para todos noso-tros.

    He hablado unos minutos como el amigo, sin em-bargo, no quiero terminar sin decir que la riqueza deamigos de Donato era muy grande y diversa, ademsde sus amigos de Nutricin, estn aquellos del mbi-to cientfico nacional y extranjero, el mbito acad-mico, el campo de las artes. El rbol de la vida de Se-bastin en el instituto, la ms reciente estatua deNierman frente al Departamento de Reumatologa,la presencia de muchos de sus amigos aqu el da dehoy es fiel evidencia de lo que significa la amistad. Atoda la familia de Donato en nombre de todos susamigos les abrazamos con cario y gran afecto.

    Dr. David Kershenobich