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EL DERECHO AL MEDIO AMBIENTE EN LA JURISPRUDENCIACONSTITUCIONAL ESPAÑOLA.- ESPECIAL REFERENCIA A LA SALUD YA LA INTIMIDAD DE LAS PERSONAS POR CONTAMINACIÓN ACÚSTICA(ARTÍCULOS 15 Y 18 CE).-

Por Juan Cesáreo Ortiz Úrculo,Fiscal Jefe ante el Tribunal Constitucional.

Resumen de la intervención.

1.- Todo comenzó por la denuncia de una vecina de Valencia, Pilar MorenoGómez, que vivía en una zona residencial de dicha ciudad y que no podía dormir nidescansar debido a los ruidos producidos por discotecas, bares y pubs autorizados por el

Ayuntamiento desde 1974. Varios vecinos habían protestado antes de 1980. ElAyuntamiento declaró en 1996 el barrio “zona acústicamente saturada” y sin embargo

en 1997 concedió una autorización para abrir una discoteca en el inmueble de la SraMoreno que posteriormente fue anulada por una sentencia del Tribunal Supremo.

Con estos datos, la Sra Moreno presentó una reclamación previa ante elAyuntamiento en 1997 pidiendo una indemnización por daños y gastos de instalación dedobles ventanas en su domicilio, que no le fue contestada. En esa reclamación alegabavulneración de sus derechos a la vida e integridad física (art. 15 CE) y a la intimidad einviolabilidad del domicilio (art. 18.2 CE). El TSJ no estimó su demanda porque losruidos se constataron no en le domicilio sino en el hall de la entrada al inmueble, y

 porque el informe médico no precisaba el origen del insomnio ni su duración. Una vezagotada la vía contencioso administrativa acudió en amparo ante el TC invocando lalesión de los mismos derechos y, además, del de tutela judicial efectiva (art. 24 CE) porfalta de motivación de la sentencia del TSJ, por ausencia de un proceso justo y de laadecuada valoración de las pruebas, y vulneración del derecho de igualdad (art. 14 CE).

Se celebró vista oral y pública ante el Pleno del TC (lo que no es frecuente), y sedictó la STC 119/2001, que a continuación resumimos.

La STC 119/2001, de 24 de mayo, desestimó la demanda de amparo, pero tuvo

dos votos concurrentes: uno del entonces Presidente del Tribunal, D. Manuel Jiménezde Parga, que curiosamente también fue el ponente de la sentencia; y otro delmagistrado ya fallecido D. Fernando Garrido Falla. En estos votos se apunta lo quedespués, como veremos, constituirá doctrina del TEDH y del propio TC, más amplia dela que expresa la presente sentencia.

2.- La STC 119/2001 no aceptó la tesis de la recurrente, que apoyó el MinisterioFiscal, según la cual el deterioro del medio ambiente en torno al domicilio y los ruidosacreditados en ese entorno estaban probados y afectaban al derecho a la intimidad y a lainviolabilidad del domicilio (art. 18. 1 y 2 CE). También se habían probado, según lademandante, los daños (insomnio) y gastos derivados de los ruidos (art. 15 CE).

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Por el contrario el TC hizo, entre otras, las siguientes consideraciones:

A) Respecto al art. 15 CE1, el Tribunal expone como doctrina general que: si bien es cierto que no todo supuesto de riesgo o daño para la salud implica una

vulneración del art. 15 CE, sin embargo cuando los niveles de saturación acústica quedeba soportar una persona, a consecuencia de una acción u omisión de los poderes públicos, rebasen el umbral a partir del cual se ponga en peligro grave e inmediato lasalud, podrá quedar afectado el derecho garantizado en el art. 15 CE. De ahí que unaexposición prolongada a unos determinados niveles de ruido, que puedan objetivamentecalificarse como evitables e insoportables, ha de merecer la protección dispensada alderecho fundamental a la intimidad personal y familiar, en el ámbito domiciliario, en lamedida en que impidan o dificulten gravemente el libre desarrollo de la personalidad,siempre y cuando la lesión o menoscabo provenga de actos u omisiones de entes

 públicos a los que sea imputable la lesión producida.

Pero en el caso concreto, estima el Tribunal que aunque la recurrente afirme queel nivel de ruidos soportados de manera constante le ha ocasionado una situación deinsomnio, sin embargo para acreditar este extremo la recurrente únicamente aportó en el

 proceso contencioso-administrativo previo un parte de hospitalización y consultaexpedido por una facultativa del Servicio Valenciano de Salud donde ni se precisa ellapso temporal a lo largo del cual la afectada padeció esa disfunción del sueño ni seconsigna como causa de dicho padecimiento el ruido que la demandante de amparoafirma haber soportado, por lo que este Tribunal, en el ejercicio de su función degarante último de los derechos fundamentales, no puede establecer una relación directaentre un ruido, cuya intensidad ni tan siquiera se ha acreditado, y la lesión a la salud queha sufrido2.

B) Por lo que específicamente se refiere a la vulneración del derecho a laintimidad (art. 18.1 CE)3, los alegatos de la ahora demandante en amparo carecen derespaldo probatorio. Concretamente, a pesar de que ésta afirma que los ruidos tienen unorigen difuso y no limitado a una sola fuente de producción, y de que la saturaciónacústica realmente soportada es, por ello mismo, el resultado de una acumulación deruidos, debemos constatar que no ha acreditado la recurrente ninguna medición de losruidos padecidos en su vivienda que permita concluir que, por su carácter prolongado einsoportable, hayan podido afectar al derecho fundamental para cuya preservaciónsolicita el amparo. Por el contrario, toda su argumentación se basa en una serie de

estudios sonométricos realizados en lugares distintos de su domicilio, que arrojanresultados diversos y hasta contradictorios.

Como quiera que, según hemos avanzado, lo que específicamente se plantea eneste recurso de amparo es que la contaminación acústica de su vivienda ha vulnerado elderecho de la recurrente a la intimidad domiciliaria, resultaba indispensable, para queeste Tribunal pudiera apreciar la existencia de dicha infracción constitucional, que

1 Art. 15: “Todos tienen derecho a al vida y a la integridad física y moral (...)”.2 Art. 43. 1 CE: “Se reconoce el derecho a la protección de la salud”.3

 Art. 18 CE: 1. “Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin consentimiento del titularo resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito”. 

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hubiese acreditado el nivel de ruidos existentes en el interior   de su vivienda. Sinembargo, no ha hecho tal cosa.

Voto Particular: Interesa destacar en este momento algunas apreciaciones quecontiene el Voto particular del Presidente:

(...) El presente caso planteaba dos problemas de entidad constitucional: elcontenido ambiental de los derechos fundamentales y el contenido subjetivo de algunosderechos, igualmente fundamentales, pero no protegibles en vía de amparo(singularmente, el reconocido en el art. 45 CE4). Así se reconocía, recogiendo los ecosde la doctrina científica y jurisprudencial más avanzada en la materia, en la ponenciaque defendí. Para ello sostuve la conveniencia de hablar de un triple escalón de

 protección constitucional que, en sentido descendente, iría desde el derecho a laintegridad física y moral (art. 15 CE) hasta el derecho al medio ambiente adecuado parael desarrollo de la persona (art. 45.1 CE), pasando por el derecho a la intimidaddomiciliaria (art. 18 CE).

Sin embargo, en el curso del siempre enriquecedor debate plenario, no sólo se haedulcorado el contenido ambiental de los derechos fundamentales, sino que se haabandonado toda mención a esa vertiente subjetiva del art. 45.1 CE. Sigo entendiendo,dicho sea esto con el máximo respeto al parecer mayoritario, que resulta convenientereivindicar este contenido o componente subjetivo del art. 45.1 CE, pues la historiademuestra, con harta frecuencia, que el Derecho evoluciona hacia la consecución demayores cotas de bienestar y libertad gracias sobre todo a los esfuerzos de losciudadanos que tratan de hacer valer sus derechos frente a la pasividad de los poderes

 públicos. Creo que este Tribunal, en el presente caso, podría haber contribuido a aportarunos instrumentos que fecundaran esa labor de lucha por el Derecho y por la mejora de

la calidad de vida, que también es, no se olvide, un valor constitucional (art. 45 CE).

(...) A mi juicio, la lesión de los derechos fundamentales no requiere que el ruidosea de un nivel intenso y que ponga en grave peligro la salud de las personas. Lareciente legislación europea evoluciona en otra dirección. La reacción de los poderes

 públicos frente al ruido solamente tiene en cuenta que los efectos sean nocivos:consecuencias negativas sobre la salud de las personas, tales como las molestias

 provocadas por el ruido, alteración del sueño, interferencia con la comunicación oral, perjuicios en el aprendizaje, pérdida auditiva, estrés o hipertensión. En la sentenciasubyace una separación entre integridad física (art. 15 CE) y salud (art. 43 CE). Es unaseparación que la legislación europea rompe desde el momento en que asume que lasalud humana, como la entiende la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el«estado de absoluto bienestar físico, mental y social». No comparto la idea de que lavulneración del artículo 15 CE exija un peligro grave e inmediato para la salud de las

 personas, como se dice en la Sentencia. Entiendo que basta la existencia de cualquierefecto nocivo, como los antes indicados.

4 Art. 45 CE: 1. “Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de

la persona, así como el deber de conservarlo. 2. Los poderes públicos velarán por la utilización racionalde todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar

el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva. 3. Para quienes violen lodispuesto en el apartado anterior, en los términos que le ley fije se establecerán sanciones penales o, en sucaso, administrativas, así como la obligación de reparar el daño causado”. 

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Algunas de estas ideas aparecieron mas tarde en la STEDH de 16 de noviembrede 2004 (TEDH 2004/68), caso Moreno Gómez contra España, que declaró conculcadoel art. 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos5 y condenó a España a pagar unaindemnización a la demandante.

Posteriormente el Tribunal Constitucional ha seguido esta doctrina más ampliaen otros casos sometidos a su consideración. Y es que aunque los derechosfundamentales susceptibles de alegarse en amparo ante el TC sean solamente losenunciados en los artículos 14 a 29 de la CE (según dispone el art. 53. 2 CE) no esmenos cierto y parece razonable que esos derechos, concretamente ahora losenumerados en los artículos 15 y 18. 1 y 2 CE, deberán interpretarse de acuerdo con lo

 previsto en la propia Constitución, en este caso, de acuerdo con los artículos 43 y 45 deella.

JURISPRUDENCIA PUBLICADA:

VER STEDH de 9 de diciembre de 1994 (1994/3), caso López Ostra, c. España;STEDH de 8 de julio de 2003, (2003/40), caso Hatton contra Reino Unido;STEDH de 2 de noviembre de 2006 (2006/64), caso Giacomelli contra Italia.

5 El art. 8. 1 dice: “ Toda persona tiene derecho al respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio yde su correspondencia”.