cynthia hewitt revolucion verde mexico[1]

11
1 I 455 XXVI. LA REVOLUCIÓN VERDE COMO HISTORIA: LA EXPERIENCIA MEXICANA * Cynthia Hetoitt de Al cántara LA " UEVOLUC ¡ÓN VERDE" , que apenas se ha iniciado en muchos países del mundo, tienen ya más de veint e años en México. De hecho, la de- cisión que lomó en 1943 el gohierno mexicano, de importar tecnología a grícola, pu so en movimi ent o el programa de investigaciones genéticas del cual surgió la estrategia para produ cir variedad es con altos ren- dimientos destin ad as a los pa íses en desa rrollo ; SOI1 las oficinas del Centro Internacional de Mejor ami ento del Muíz y el T ri go (C ll\l MY'l'), en México, las que diri gen los constantes esfuerzos para exportar la tecnología del tri go y el maíz asociada con la "revoluc i ón ve rde" . La experiencia mexicana es, por consiguiente, la herencia de los partici- puntes más recientes en la revolución verde. Merece IIn estudio cui - du doso, no sólo porqu e las características básicas de la nueva tecno- logía, que ahora se difund e con t anta rap idez, se elabora ron p Dra satis- Iacer los requisitos de la estra tegia del desarrollo ag rícola que estaba en boga en l\'léx ico durant e las décad as de 1940 y 1950, sino además porque las consecuencias de los cambios económ icos y sociales ocurrí- dos en el sector agrícola de ese país d urant e los últimos veint e añ os, provocan serias dudas respecto a si es aconsejable seguir el mismo ca- mi no en los a ños 70 . LA AGRICULTU RA MEXICANA EN 1940 En los comie nzos ele la JI Gue rr a Mundi al, en el campo mexicano se 1 1811 8La en una reforma ag raria, exigida por el campesinado desde la revolución de 1910 y aplicada en gran escala dur an te la pr e- sidencia de Lázaro Cárdenas (193 [1,-19 -1,0) . Fu eron exp ro piados los grandes latifundios que h abrí an sobrevivido al periodo postrevoluciona- rio inmediato, y en genera l se entregó la tierra a los peticionari os haj o la forma (le cjidos, o sea extensiones el e propiedad comunal que podí an asignarse de por vidu n los campesinos y ser heredadas por sus fumilieres, pero que no podían ser hip otecadas o vendidas. Entre 1935 y 19i10, cerca de 18 millones de hectáreas se distr ibuyeron en esa for- ma entre 811000 benefici ari os, lo que r epr esentó una transform ación • Contribución original. 45'1 LA REVOLUCIÓN VEnDE : acumulativa de los pat rones de tenencia de la .tlerra en el 479' 0 de la ti erra cultivable de la naci ón.' Los campesinos, que recibieron t errenos en las áreas más remotas y menos produ ctiv uad e México con frecuen- cia decidieron cultivar individualmente sus nuevas tierras, aunque al- gunos aspectos ele la economía de sus aldeas (como el uso de los has- q ues y de las "obras de irri gación ) tuvieron posiblemente un a f orma cooperativa. Pero 10 5 - benefici ari os de la ref orma a gr ícola en las regio- nes de agri cultura comercial más famosas>fueron organi zados en gra jas cooperativas conocidas como ejidos colectivos, para conservar en operaoión los grandes latifundios tal como estaban antes ele la exp ro- piación, 'con las consiguientes economías de escala. En unidades agrarias creadas en esa época, yu se trab aja - ran individual o colectivamente, estaban mejor dotadas de recursos físi- cos que las concesiones de las administraciones anteriores. Con más fre- cuencia fueron tomadas de buenas ti erra s agr ícolas, en zonas a las qu e servían obras de h-rigación o que recibían agua de lluvia relativamente suficiente, y en promedio contenían más del doble de las hectáreas por persona entregadas a los beneficiarios antes de 1935. 2 Así, el programa cnrdenista de reforma agraria creó Un importante sector nuevo dentro de la a gri cultura mexicana, un sistema de pequeñas granjas comercia- les (incluso un número limitado de grandes empresas cooperativas que pronto' fueron destruidas por las luchas políticas int ern as) que podlun convertirse, y se convirtieron> en importantes contribuyentes a la pro- ducción agrícola nacional. En 1940 el sector cjidal cn conjunto aportó el 52 70 riel valor total de In producción agrícola de] pa ís . 3 P ara proporcionar a estos nuevos ejidos comerciales (lo mismo que a los ejidos más pequeños creados antes de 1935) los recursos suficien- tes para quc 'sus terrenos fueran p rodu ctivos, la ca rde- nista estableció el Ban co Naciona l de Crédito Ejidel, que deberle ca- nalizar el cré di to y la asistencia hacia el sector de la reforma agraria, en coordinaci ón con la estructura jerárquica de los grupos de interés cam- pesinos, empezando con las cooperativas locales de productores y con- sumidores y. termin ando con las organizacio nes regionales que podían hacer compra s u] por mayor de los insumes agrícolas, vender al mayo- l Hoger D. Hausen, T"e Poliiics '0/ Mexican Developm eiu, Buhimorc, The Il opkins University Press, 1971, pp. 33-34. 1 Ibisl. La extensión media de 18S parcelas de los eji dos era en 1960 de 6.5 bec- t áreas de tierr u cultivable, pero el el e lodos IOl; ejida tartos poseía menos de 4 hectáreas cada "11M y sólo el 15% tenía má s de 10 hectáreas. Véase Ro- dolfo St av énhe gen, "Soc ial ' Aspects of Agrarian Structure in J\fexico", Staveu- hugeu (ed.I, Agrarian Problems amI Peasont Movemcllts in La ün Ameríca (Gúr- den City, Doubledey, 1970) , p. 237. ' 3 Centro de Iuvesugacloncs Agrarias, Estructura agraria y desarrollo agrícola en Méxic(), Fondo de Cultura Económica, México, 1974. " . f I

Upload: hugo-rodriguez

Post on 25-Oct-2015

74 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

1 I

455

XXVI. LA REVOLUCIÓN VERDE COMO HISTORIA: LA EXPERIENCIA MEXICANA *

Cynthia Hetoitt de Alcántara

LA " UEVOLUC ¡ÓN VERDE" , que apenas se ha iniciado en muchos países del mundo, tienen ya más de veinte años en M éxico. De hecho, la de­cisión que lomó en 1943 el gohierno mexican o, de imp orta r tecnología agrícola, pu so en movimi ent o el programa de investigacio nes genéticas del cua l surg ió la estrateg ia par a produ cir va riedades con altos ren­dimient os destin ad as a los pa íses en desa rrollo ; SOI1 las ofici nas del Centro Internacional de Mejorami ento del Muíz y el T ri go (C ll\l MY'l'),

en México, las qu e dirigen los constantes esfuerzos pa ra exporta r la tecnología del tri go y el maíz asociada con la "revoluc ión ve rde" . La expe riencia mexican a es, por consiguien te, la her encia de los pa rti ci ­punt es más recient es en la revolución verde. Merece IIn estudio cui ­du doso, no sólo porqu e las ca ra cter ísticas básicas de la nu eva tecno­logía, qu e ahora se difunde con tanta rap idez, se elabora ron pDra sat is­Iacer los req uisitos de la estra teg ia del desarrollo ag rícola qu e estaba en boga en l\'léx ico durante las décadas de 1940 y 1950, sino ade más porqu e las consecuencias de los cambios económ icos y socia les ocurr í­dos en el sector agrícola de ese pa ís durante los últimos veinte añ os, p rovocan serias dudas respecto a si es aconsejabl e seguir el mismo ca­mi no en los años 70 .

LA AGRICULTU RA MEXI CANA EN 1940

En los comie nzos ele la JI Guerra Mundi al, en el campo mexican o se 118118La en I}fO C(~SO una reforma ag ra ria, ex igida por el campesina do desde la revolución de 1910 y aplicada en gran escala duran te la pre­sidencia de Láza ro Cá rde nas (193[1,-19-1,0) . Fu eron exp ro piados los gra ndes latifundios qu e habrían sobrevivido a l per iodo postrevoluci ona­rio inmediato , y en genera l se entregó la tierr a a los peticionarios haj o la forma (le cjidos, o sea extensiones ele prop ied ad comunal que podían asigna rse de por vid u n los campesi nos y ser hered ad as por sus fumilie res, pero que no pod ían ser hipotecad as o vendidas. En tre 1935 y 19i10 , cerca de 18 millones de hectáreas se distr ibuyeron en esa for­ma entre 811000 benefi ciarios, lo que representó una t ra nsform aci ón

• Contri bución original.

45'1

LA REVOLUCIÓN VEnDE : M ~XlCO

acumulativa de los patrones de ten encia de la . tler ra en el 479'0 de la tierra cultiv abl e de la naci ón.' Los campesinos, que recibieron terrenos en las áreas más remotas y menos productiv uade México con fr ecuen­cia decidieron cultiva r in dividu almente sus nuevas tier ras, aunque a l­gunos aspectos ele la economía de sus a ldeas (como el uso de los has­ques y de las "obras de irrigación ) tuvieron posiblemente un a forma coope rativa . Per o 10 5- benefi ciarios de la reforma agrícola en las regio­nes de agri cultura come rcia l más famosas> fueron organi zad os en gran· jas cooperativas conocida s como ejidos colectivos, pa ra conserva r en operaoión los g randes lati fu nd ios tal como estaba n antes ele la exp ro­pi ación , 'con las consigui en tes economías de escala.

En ge~era l las un idades agra rias crea das en esa época, yu se tr ab aja ­ran indi vidua l o colectivamente, estaban mejor dotad as de recursos físi­cos qu e las concesiones de las administraciones anteriores. Con más fre­cuencia fueron tomad as de buenas tierras agr ícolas, en zonas a las qu e servían ob ras de h-rigaci ón o qu e recibían agua de lluvia relativamente suficiente, y en promedio contenían más del doble de las hectá reas por persona ent regadas a los benefi ciar ios antes de 1935.2 Así, el programa cnrdenista de reforma agra ri a cre ó Un importante sector nuevo dentro de la agricultura mexica na, un sistema de pequ eñas gra njas come rcia­les ( incluso un número limitado de gra ndes empresas coope rativas qu e pronto ' fuero n destrui da s por las luchas políticas internas ) que pod lun convertirse, y se convir tieron> en import an tes contri buyentes a la pro­ducción agrí cola nacional. En 1940 el sector cjida l cn conjunto aportó el 52 70 riel valor total de In producción ag rícola de] pa ís.3

Para proporcionar a estos nuevos ej idos comerc iales ( lo mismo qu e a los ejidos más pequeños c reados antes de 1935 ) los recursos suficien­tes para qu c 's us ter ren os fueran productivos, la adm i n istra~ión ca rde­nista estableció el Ban co Nacional de Crédito Ejidel, que deber le ca­nali zar el cré di to y la asistencia hacia el sector de la reforma agra ria , en coordinaci ón con la estruc tu ra jerá rq ui ca de los grupos de inter és cam­pesin os, empezando con las coopera tivas locales de p roductores y con­sumidores y. terminando con las organizacio nes regionales que podían hacer compras u] por mayor de los insumes agr ícolas, vender al mayo­

l Hoger D. Hausen, T"ePoliiics '0/ Mexican Developmeiu, Buhimorc, The J oh l1~ Il opkins University Press, 1971, pp. 33-34.

1 Ibisl. La extensión media de 18 S parcelas de los eji dos era en 1960 de 6.5 bec­t áreas de tierr u cul tivable, pero el 4 ~4% ele lodos IOl; ejida tartos poseía menos de 4 hect áreas cada "11M y sólo el 15% tenía má s de 10 hectáreas. Véase Ro­dolfo Stav énhe gen, "Soc ial ' Aspects of Agrarian Structure in J\fexico", Staveu­hugeu (ed. I, Agrarian Problems amI Peasont Movemcllts in La ün Ameríca (Gúr­den City, Doubledey, 1970) , p. 237. '

3 Centro de Iuvesu gacloncs Agrarias, Estructura agraria y desarrollo agrícola en Méxic(), Fondo de Cultura Económica, México, 1974. " .

f I

1

• "

456 HEFORMAS AGRAHIAS y ESTRATEGIAS

reo Iaproduccl ón, man eja r almacenes y centrales de maq uinaria, con­cerrar crédi tos pr ivados, establecer fondos de seguro mutuo y poseer industrias rurales. El más famoso de esos sistemas de grupos de int erés de los campesinos era el de La Laguna, aunque había otros en Sonora, Michoacán y Yueatán. ' Entre el año de su fundación, 1936, y 1940, el Banco Naciona l de Crédito Ejidal invirt ió 300 millones de peS03 en el sector comunal de la reforma agraria, recién reforzado, de la agricul­tura mexicana.P Sin embargo, la estructura institucional prevista por la administr ació n ca rde nistu para relacionar ese sector' con la economía en con jun to, apenas había emp ezado a adqu irir forma al finali zar el pe · riada pr esidencial en 1940.

A pesar de la tendencia del programa cardeni sta de reforma agraria a crear nuevas unid ades agrarias que se dedicar an a la agricultura comercial, Ia gran mayoría de las propiedad es mexicanas, en los años inmediatamente anteriores a la decisión de importar tecnología ag ríco­la, era n pequeños lotes de subsistencia pertenecientes a )0 5 mini/un. distas creados por los ant eriores programas agríco las, que acentuaban la importancia de la propiedad privada , a 103 ejidos pobr emente do­tados, o a Jos miembros de las comunidades indígenas. Estos lotes, que por lo genera l se hallaban en zonas remotas, en las laderas de las montañas o en terrenos pedregosos, con suelos pobres y climas impre­visibles, pertenecían al 86% de los agricultores del pa ís a fines de 1950.6 Su producci6n difí cilmente entraba al comercio local o necio­nal, como ya comenzaba a suceder con la producción de muchos ejidos mejor dotados, y sólo eran incluidos rnarg inalmente en los programas gubernamentales para la promoción en el campo de la educación y la salubridad.

La mayoría de los productos agrícolas transferid os del campo a los pueblos y las ciudades en esa época, provenía de un número relativa­mente pequeño de gra njas privadas comerc iales localizadas en los pocos valles fértiles y planicies con riego de México. Muchas de esas propic­dad es conservaban todav ía signos de su origen latifundista anteri or a la revolución: sus prop ietarios con frecuencia era n descendi entes de las familias de hacendados o de los antiguos administradores de esas fa.

'" Véase Sergio Alcántar a Ferrer, La organización colectivista ejidal en la Co­marca Lagunera, M éxico, Centro de Invest igaciones Agrarias., 1968, manuscrito ; Cerrit Hulzer, La lucha campesina en México, México, Centro de Investigacío­nes Agrarias, 1970, y lI enry Landsberger y Cyntbia Hewitt de Alcánta ra, Peasatu Organization in La Laguna, México, Washington, Inter-Amertcan Cornminee for Agricultu ral Development , 1970.

B CIDA, Estru ctura A graria, op, cit• • tus; p. 287.

LA. I1EVOLUCION VERDE: MeXlCO 457

milias,' )' las técnicas de explotac ión eran anticuadas," Los grandes te­rratenientes mencionaban su temor a las expropiaciones corno la causa del limitad o I grado de moderni zación de sus gra njas, y en las zonas más tradicionales dcl centro dc México rechazaban los consejos que daban 'ocasionalmente los empleados de la Secretaría de Agricultura por considerar que esos ag rónomos eran " par ásitos" dependientes del p re3up~esto federal.

LA INDUSTRI ALI ZACi ÓN Y L A PRODUCTIVIDAD AGRÍ COLA

l e , . Durante la II Guerra Mundial, los cambios estructurales ocurridos en la economía mexicana hicieron de la baja prod uctividad agrícola un problema nacional. El sector manufacturero, que apenas hab ía empc· zado a ' sobrepasar a -la ag ricultura en cuanto a valor de la pro ducción en 103 últimos años de la década de 1930 (nutrido por el crecimiento de la industria de la construcción que acompañó a 105 vastos proyec tos de obras . públicas de la administración cardenista) creció a una tasa media 'anual del 8.1r", entre 1940 y 1950,S atrayendo a un gran nú ­mero de campesinos hacia las ciudades r ápidam ente crecientes y a las actividades ind ustriales. Un observador de ia época estimó que una s 200000 personas se desplazaron de las ocupacio nes agrícolas a las in­dustriales entre 1940 y 1944, Y entre 125 000 Y 200 000 más dejaron el campo para ir a trabajar en las granjas y ferrocarril es de los Es­tados Unidos bajo los acuerdos de bra ceros recién establecidos." La relativa escasez de mp.no de obra que se produjo en las zonas rurales ocasionó una precipitada alza en los salarios de las granjas, pero el re­traso -de la .producción elevó a ún más los pr ecios de 10 5 comestibles básicos. Entre 1939 y 1948, por ejemplo, los precios al mayoreo de 103 alimentos aumentaron el 175% en la ciudad de México, en tan lo que el índice global de las mercancías se elevó sólo el 153% .1 0 En 103 años de malas cosechas la escasez de artículos agrícolas en las pobla­ciones y ciudades más grandes de la república fue tan grave que hubo 'motines, Sanford M03k señaló que " hubiera sido sorp rendente que la tendencia de los precios en México a parti r de 1941 no hubiera oca­. , .

y . I ', T [bid;, vol. 11, p. 78; y Stavenhagen, "S ocial Aspects", así como investiga­ciones personales en La Laguna y el Valle del Yaqui,

• Clark Reynolds, La economía mexicana. Su. estructura y crecimiento en el siglo xx'.•·CE, México, 1973. i

11 Ram ón Fernández y Fernández, Los salarios agrícolas en 1944, M éxlcc, Se­cretaría 'de Agricultura y Fomento, 1946, p. 15.

10 Sanford.Mcek, The Industrial Revolution in México, Berkeley, Uníverehy oí Californ ia Press, 1950, p. 286.

lO_O

AMD
Highlight
AMD
Highlight

459

REFORMAS AGHA IIlAS y ESTHATEGIAS 458

sionado tensiones sociales e intranquilidad . Tanta gente hah ía sido opri­milla por la in ílací óu, y oprimida con tal fuerza, (¡¿e la insati sfacción se extendió po r todas pa rtes. En 1943 , una mala cosecha de maíz causó qu e su p recio se eleva ra a niveles cstra tosféricos, lo· qu e provocó pro · testas p úblicas e incl uso motines en todo el paí s".l1 '

Los gobiernos qu e sucedieron al de Cárdenas en los años 40 y a prin­cipios (le los 50, se enfrenta ron a l problema de 11n creci miento econó­mico cada vez más desequilibrado. Sin emba rgo, la situac ión no era de ninguna man era imposible de afron tar ; el sector ag ricolu, aunque pert urba do por la revolució n, se hab ía recuperado en los años car de­nistas y su crecimiento se estimó en una tasa nnunl de 5.20/0 entre 1935 y 1942.12 Y los cambios estructurales ocurridos en el campo ent re ]935 y 1940 habían empeza do a elimina r algunos de los más graves obst áculos par a un mayor desarrollo futuro. Si los presidentes Manuel Ávila Camacho (1940-1946) y Miguel A lemán (19'16-1952) huhieran aprobado la cstrc tegia para el desarrollo de C árde nas, es prohahle qu e hubi era n af rontado las tensiones económicas de la época de guerra me­dian te esfuerzos continuados par a solucionar los problemas b ásicos de la agri cuhura mexicana (incluso las designaldedes en la tenencia de la tierr a, el analfabetismo, las mala s condicion es de saluhrida d, el a isla­miento de la mayor ía de los pequeños ag ricultores y la falt a de UII siso tema institucional adecuado pur a organi zar al sector tille vivía en los límites de la subsistencia y relacionarl o con un mercado más am plio ) , a la vez qu e hub ieran pro cu rad o retardar la ind ustrialización urbana y fomentar las pequeñas industri as rurales. Por el contrar io, 19,11 se se­ña ló por un desplazamiento b ásico de la polí tica del sector público ha­cia la promoción de una industrialización acelerada en unos cuan tos centros urb anos cla ve, financiada en gran parte con capital extranjero y pro tegida mediante elevados ara nceles y subs idios. Ésta era la ideo­logía de la clase urbana media y super ior qu e ncah aba de triunfal' y ohtener el control del partido oficial mexicano (c l P unido Ilcvolncio­nar io Institucional o PHI) con la elección de Ávila Camacho, y que ha perm an ecid o en el poder en los últimos cuarenta aIios.

El papel de la agricultura en la nueva economía era servir de base a la "fundación de la grandeza ind ustrial" (como señal ó el presidente Ávila Camacho en la introdu cción de su primer plan agr icolu) ; 13 la ún ica medida del éxito era poder obtener riel sector rural UIl volumen de producció n que aumenta ra año COIl añ o. E H esta postura habla una gran

II lbid. 13 Salomón Eckstein , El marco mecroeconómico del problema agrario en Mé­

xico, México, Centro de Investigncionce Agrurlu s. 1968. 13 México, Secreta ría de Agricultu ra y Cunadcriu, Pltm de movilización egrlco­

la de la R epública Mexicana, 1942, JI. 1.

LA HEVOUJCló N VElmE : MEXICO

cantidad de antiagra rismo consciente, pues .lás administrac iones poste. riores a: Cárdena s represen tab an a las empresas privadas tanto del ca m­po como de las ciuda des, y temían el pod er ío' potencial tic un bien or ­ganizado sector de la reforma ag ra ria. Algu nos observa dores de la época incluso han .sugerido qu e Ávi la Camacho y sus asesores estable­cicron ,.especí ficamente " un pr ograma en pro de la industr inllznción para sustituir al p rograma agrícola [agrario] de Cán lellus" .u En todo caso, la,polít ica ag raria ,del gobierno mexican o en las décadas de 1940 y 1950 ejerció una consta nte d iscrimin aci ón en contra del sector de la reforma agraria con la exc usa dc que no era bastan te productivo (una falacia,', pues 10&, datos del censo de 19,10 muestra n .quc los ejidos en realid ad eran ligeramente má s productivos q UlJ lus gra ndes propieda­des pri~adas ) , J lí mientras fom entaba las gra njas comerciales privadas medianle una masiva inversión púb lica en infr nestructur u, créditos y

.mecanización ru rales. Entre 1941 y 1952, por ejemplo, el 18% de todo el presupu esto federa l y el 90 %, del ngri cola,' se destin aron a gra ndes obr as de irrigaci ón qu e t ransformaron en entida des comerciales <J al­gunos estados nor teños (sobre todo Sonora, Baja Cali forn ia, Tamauli­pns 'Y Sinaloa) .' La mayor parte de esos lluevas distritos de riego fueron vcndidce como propiedades privad as, con frecuencia a familiar es de destacados políticos y hombres de negocios, lomismo que a las emplea­dos de las depend encias del gobierno federal.t" En esa form a, el equi­lib rio del poder económico en los principales centros de la ag ric ultura comerc ial, que 'había"empezado a incli narse en favor del sector ejido! durant l la época cardenista, se despl az ó dcfin¡'livamcnte hacia el sector privado. Esto se .puede ilustrar gráficamente en el caso d e Sono ra, dond eien 191,Q los ejidos poseía n el '1 0% de In tier ra laborabl e del estado. Diez añosmás tard e esa cif ra había descendi do n sólo el 17ro, no porqu e seIhubiera red ucido el n úm ero de ej ide tarics, sino porque la tier ra laborable r eCién crea da se hahia entrega do a los gra ndes terra­tenientes privedos.l" :" 1i

. En esa 'é poca "el crédito público, en especial el de la rgo plneo para mejoras ;de 'capii ~l ; se cana lizó hacia la agri cnlrurn comercia l pri vada

. . '., ' ; 1 ' . 1

H Mosk;' Industrial Reuoluüon, p. 60. 1.1 CID ,\,~ Estructur~ agraria , op. cit . r 16, Hay .q ue observar que l po hectáreas de tierras de riego es el límite legal en

México de'.la ' t ~ lle ll cia privada ; sin emba rgo, muchos de los ind ividuos que com­praron lerrehos :en tonces ' ya poseían mu cho más que eso. Evadlen la ley COIl

sólo poner parte de sus propiedades a nombr e de sus pa rient es y amigos, Sta­venhagen. Social Aspcé t.~ , . . e investigaciones personales.

11 Alonso Aguilar Mouteverde, "U n grave problema eocioeconémico: la con­centracióu' de la tierr a en ' el noroeste" , en Problemas .-C$lrltcturalcs (Id subdeserro­llo, M éxico, Instituto de Investignclcnes Económicas, UNAM, 1971, p. 23,t

AMD
Highlight
AMD
Highlight

461

.,

460 REFORMAS AGRARIAS Y ESTRATEGIAS

en gra ndes cantidades. La política crediticia del Banco de Crédito Agrí cola del estado, que originalmente se creó para proporcionar 'a los pequeños propietarios créditos con interés reducido, se modificó en la administració n de Alemán (194,6-1952) para permitir tra tos con las uniones de crédito de los grandes terratenientes, a la vez que los fon­dos de que disponía la institu ci ón para créditos a :largo plazo se eleva­ron bruscamente de un promedio anual de 21 millones de pesos en 1941-1945 a 271 millones en 1946-1950.13 A través de ese sistema flu­yeron anualmente millones de pesos hacia las poderosas organizaciones de in terés del sector ag rícola privado, los qu e con frecuencia se gas­taron en mecanizar el campo. La facilidad con que los grandes agri­cultores podían obtener licencias para importar maquinaria y la sobre­valuación relativa del peso hasta 1948, combinadas con la abunda ncia del crédito a largo plazo y bajos intereses y la anuencia del Banco de Crédito Agrícola a garantizar todos los créditos concedidos a sus clien­tes por las compañías pr ivadas de tractores y equipo, hicieron de los años 40 y principios de los 50 un periodo de mecanización extrema­damente acelerada: la tasa media anual de aumento de la maquinaria ag rícola entre 1940 y 1950 fue de 12.6% y de 16.9 % en el sector de 15 grandes tenencias privadas .P

Los ejidatarios tuvieron entonces perspect ivas mucho menos favcra­bles. Entre 1940 y 1952 los fondos del Banco Nacional de Crédito Ej í­dal, del que dependían casi por completo para obtener créditos tanto a lar go como a corto plazo, de hecho permanecieron constantes, sin proporcionar ninguno de los recursos adi cionales que se derramaron en el sector privado en esa misma época. Eran especialmente difí ciles de obtener los créditos destinados a mejoras de capital. En la década de los 40, el monto destinado por el banco par a ese propósito era en pro­medio de 45 millones de pesos anuales para atender a más de 400 000 clientes?· La mayor parte de los créditos a largo plazo que se desem­bolsaron fueron destinados por el banco a la compra de maquinaria, qu e se reunió en centrales manejadas por la institu ción COn un mín imo de habilidad administrativa y con no poca corrupción, de donde era vendida periódicamente a empresas privadas .0 sociedades ej ida­les de crédito que carecían de la preparación adecuada par a usarla. f

Mediante estas operaciones muchos grupos ejidales resint ieron grandes pérdidas constantes, por lo que fueron Incapaces de cumplir con , los

18 Leonardo Mart ín Echeverría , Progresos recientes de laagricultura mexicana, México, D. F., Secretarí a de Obras Públi cas, 1953, p. 103.

1lI CIDA, Estructura agraria, op. cit. eo l bíd.

LA REVOLUCIú N VERDE, MEXJCO

pagos en los años ,sigu ientes, lo cual los desc;alificó para obtener otros créditot 21 ,,1: ', .. ,,

~ ¡ '1 ¡, ;¡

-'}' I 1

lE L PROGILU-rA CONJUNTO RO CK EFELLER-M EXl CANO PARA

.l., .,1 'o,! rl~ !! INVESTI GACIÓN AGRÍCOLA , ; .

Fue por tanto en ¡ un ambi ente de rápida industrialización y urbani­zación, !relatiya escasee de mano de obra , inflación y masivas inversio­nes públi cas para fortalecer -el sector ag rícola 'comercial privado, que la Fundaci ón-RockeIelIer empezó sus labores en I México para incrementar la productivid ad · ag rícola. Dada la estrategia para el desarrollo que prevalecía, con la cual estaban 'de acuerdo los,ifuncionarios de la Fun­,dac i ón , ~2 era ' depreversecu áles habría n de ser las car acterísticas bási­cas de latecnologia elaborada por los científi cos del programa conjunto entre 1943 t pHncipió~ de los años 50. Las rínvesríg aclones genéticas produjeron semilla ·de 'al tos rendimientos, para ser empleadas en las zonas de riego con un amplio acceso al crédito para insumes químicos y una población lo bastante instru ida para dominar con facilidad un nuevo 'dcmplejo de técnicas agr ícolas.· En otras palab ras, la ciencia res­pond ió ,'a las tareas' señaladas por lapolítioa -:"'una característica inevi­tahle ,dJ cualquier forma de investigación aplicada. La nueva tecnología se disefi ó'.. H~~a ' : el ~Y~ r \especta cularme nte la producción ag rícola en las io~ as de , a gfi,c\l ft~ r~ coItlereial relat ivamente; bieri 'dotadas, no para eontt ibliir 'alj biehektar 'de 'las masas ruralesdesnutridas, sino para ali­mentar .a l~~' \;i¿'déla es...c. . .

El l~~~~~~ q~ q~~' : ~l~s var iedades dc semilla asociadas con- la incipien­te r ~~ph~Ci ól1 'verde l ~.~~ O pueden producir rendimientos notablemente alto; ,c'li a~do · 'esián iriéófpora~~ s a un "paq uete" tecnológico que inclu­ye f~'~ÜJ¡z B:'~te~, ; qUízP'ic~~, i~secticid~s ysuministro de .humedad al suelo en cq 'n'itJ~q ~~I ' Hf,e'c ~ ~as ep momentosespecíficos, hace Iinposible que sean utilizadas .por 1fl , I?~Y9r:ía , ~ e los campesin~s ~~; : .~~,xico. ~~ revolución verde se convir tió en ¡ sinónimo de una ruta de desarrollo con uso in­

, f • ", '. " ,' ' t . ,' .

iensivo ide capital, abierta tan sólo pa ~a aqu ellos que control aban re­( " ", ,.. ,.- -- . '-, '. , , , " " ' . , , . , j

21 Echeverria, ? rpgu;:ws ,. r~ci~ ll ~~s ! : pp. 62-63. __ " . ~ Los rfuncionar los 'dé los ' gobiernos dé Ávila Camacho y Alemán con frecuen­

cia' hací9:ri referenéia 'a su 'interés ' en remodelnr la agri cult ur a mexicana según los 'lineaÍniéhtos norteamericanos,..en la época en que las publicaciones de la : Fundación' Hcckefeller hapl ~hllfl: pe la importancia de exportar a México los mé-: todos agrí.co1as estadounili~~s~!:¡~ Yéase E. C. Stakroan, Richard Bradlleld 'y Pau1 Ma~gekdoi-f, ' ta"mpaiPts· 'agd.inst Il~nger ," CambriJ ge, Belknap P resa, 1967, p. 310, y Róbér.: 'Shaplen. ' Tbw~ ~i the W'ell:BCing 01 'Mankind: Filty y eqrs '01 thé R ock~~ r [eller Ff'undatio'[t ,'·Nueva 'York, Do úbleday , 196'l. p;'109.

AMD
Note
la revolucion verde

462 HEfO RMAS AGHAHIAS y ESTRATEGIAS

cursos suficientes ( tierra yagua ) pa ra ha cer factibl e una Inv ersión en los nuevos insumes, relativamen te costosos. Los " tradicionales" mini­Iund istas o ejidata rios indígenas de l pa ís que viven a l nivel o casi al n ivel de subsis tenc ia en di minutas pa rcelas sin riego, y que son ocho de ca da diez de los agricultores mexicanos, quedaron por lo tanto ente­ram ente fuera de la revolución ve rde, pues no llen ab a n los requisitos necesarios pa ra pa rti cipar en ella .

Sin embargo, el gru po de los ej idaturios acomodados, creados por la administración ca rdcnista, contr olaba a lgunos de los elementos en que se basaba el lluevo progr ama de elevada produc tivi,dad en especial tie­rras de ri ego. Po r tanto fueron obligados por el gobie rno del pa ís a pa rti cipa r en la revolución verdc.u-n tal forma que file extremada rncn­te perjudicial a la rgo plazo, no sólo pa ra los mismos cjida ta rios, sino pare la agricultura mexica na en con junto. Debería analiza rse con cierto detalle esta experiencia respecto a los cambios tecnológicos, ya que el caso probablemente ("S rep resenta tivo (le lo que les espera a muchos de los pa íses que inicia n ahora In modern ización de su ag ricultura.

LA PAnTICII ' ,\ CIÓ N EN LA HEVOLUCIÓN VEnU E DE LOS m :NE f ICIAnO S

CON 'M EJ ORES T IEUIlAS » OH LA nr.FO Hl'l IA

No fue sino hnsru principios de la década de 1950 qu e se emp rendiernn en gra n esca la esfuerzos oficiales pa ra int roducir el " paquete" tecncló­gico elaborado por los científicos de la Fundación Hockefeller para la agricultura comercial de M éxico. Hasta entonces el p rograma de in­vestigaci ón había descub ierto unas cuantas va riedades de semillas se­leccionadas de alto rendimiento , disponi bles pa ra el público en 1948, y las primeras semillas de tri go genéticamente nuevas ( resultado de cru ­zas ) en 1950. Per o estas semillas se distribuyero n entre un número relativament e reducido de agricultores, po r lo genera l grandes terrate­nien tes, sin unu atención sistemática al suministro de insumos comple­menta rios como fer tilizantes e insecti cidas. En 1953 11a agri cu ltura me­xicana padeció uno de los peores ufios en décadas ; extensas seq uías, combinadas con un retorno especta cula r del tizón del t rigo diezma ron la p roducción y fuero n necesa rias grandes importaciones de granos. La respuesta del goblcr uo fuc crear p OI' primera vez un a estructura instit u­cional que organiza ra la producción en todos los d istr itos de ri ego in ­tegredos por represen tan tes (le las secr etar ías de Recursos Hidráulicos y de Agri cultura , los bancos oficiales y privados y gr upos de agricul­tores. Esos comités relacionaban la ag ric ultu ra comercial con la planea ' ción nacional. Antes de la época (le siemb ra se les presentaba n var ios planes alternat ivos de cultivo, y una vez que se decidían por uno detcr­

41>3LA REVOLUCIClN VEIlDF. : ~ I EX I CO , mina dJ se p roporcionab an el crédito y el ag ua de riego necesarios, en el tiempo en que lo requerían los cultivos indicados y en un volumen p roporcionalal mínimo de .hect árcas de cada cult ivo permitidas a cada un o d e ·~ 1 05 ag ricultores del d istrit o. Además, los comités se encarga ban de la introducció n .sistem ática de cambios tecnológicos, recomendando el uso ~e Ierti lizan tes qu ímicos, semillas de alto rcndi miento y mejo­res mé,odos pa ra cont rola r el agua de riego.

Por f ledio de ' cs ~e progr ama el Banco de t rédito Ejida l · empezó en 1954 a suminist ra r a sus clientes de las zonas agrícolas co merciales más im porta ntes del país los insumes asociados con la revolución verde. La m~xo ría de los ejidatari os que recibieron créditos del ba nco oficia l no tuvieron ninguna int erv ención en ello y muchos ni siquie ra fueron in formados (le los razo nes del cambio de polít ica del ban co. El recién or ganizado ser vicio nacional de extensionismo sólo dispon ía entonces de 209 agrónomos en todo el país y el Banco Ejida! tuvo que conta r,

1pa ra cOmunica rse cou sus client es, con un nú1mero relativamente red u­cido de sus prop ios in spectores de campo, pocos de 105 cuales tenían alguna 'educación agrícola form al. El banco simplemente compró semi­llas de .alto rend imiento, fertilizan tes y más tard e insecticidas, ·a nego­ciantes .privados o dependencias del gobierrio, envió los a rtículos a los campos::'de sus clientes y ca rgó las compras a las cuentas de cada una de las sociedades de crédito e jidal. ¡

Si los beneficiar ios de la reforma agrari a hJbieran pod ido conta r con el apoyo de las organ iza cioncs cam pesinas locales y regiona les, se ha­hrían evita do los más grav es anomalías de esta intro ducción forzada de insumes nu evos, sin la explicación correspondiente sob re las técnicas adecuada s. Se hab ría podid o estahlecer alg ún control sobre la política de compras del Banco Ejidul y se hubi eran hecho algunos esfuerzos pa ra discutir las técnicas nuevas. Pero el comienzo de la revolución ver de en el campo mexica no por desgracia coincidió con un per iodo de grayes tensiones politieas dent ro del sector cjida l, cua ndo la élite anti ag~~rista del partido ofici al emprendió marchas forzad as pa ra eli­minar los últimos baluartes cardenisras que había dentro de las orga­nlzaciones ca mpes inas. Este progra ma alcanzó su npogeo a pri ncipios de los años so y -fue institucionalizado median te la reforma (le las le­yes .de crédito agrícola para impedir que se for mar an grupos regio­nales de inter és campesino destinados a la comp ra y ven ta de insumes ­y de pioductos, suministro de seg uros, etcétera. A los grupos existentes se les dio un año par a disolvcrse.P I

Por )0 tanto, el inici o de un a agri cultura más intensiva en capital ¡

f;3 Huijer, La Ifl cha campe-.,inn; Alcántara, La , organización colectivista, y

Landsberger y Hewin , Peasant Organi ::.atiun.

465

, REFOfl~lA S AGflAflJAS y ESTflATEGIAS 46-1

en los-distritos de riego comerciales, simplemente añadió un elemento más de desigualdad en el ya desigual equilibrio de poder entre los te­rratenientes pri vados y los beneficiarios de la rcIonna agraria. En tan­to que los prim eros constituyeron en los años SO y 60 un imp resionante sistema de empresas propiedad de agricultores . que, en el caso de So­nora,' por. e jemplo, red uje el 40 <)'0 del costo para sus miemb ros de las semillas de alto rendímíento. . y ele los fertili zantes e insecticidas en 36% (y tambi én . obtenía precios al mayoreo en la gasolina,. las llantas y las parles de ma quina ria),2-i los segundos se convirtieron en .el mer­cado de cultivo de las industri as nacionales de altos costos y de los negociantes locales qu e tr at aban exclusivamente con el Banco Ejidot Tal arreglo era perjudicial, no sólo porqu e elevaba el preci o de los fac­tores para el sector ejidal, sino porque tamhién permitía el suministro de insumes .de baj a calidad. Las dependencias gubernamentales y las compañías privadas que tenían almacenados en exceso insumas pasados y que no querían perder dinero, encontraron en los ejidos una fácil salida para esos artículos; . los pequeños cuhivadores de trigo ele Sonora, por ejemplo, han recibido más de una vez semilla de alto rendimiento que oficialmente había -s ido declarada susceptible al tizón del tri go, y son demasiado difundidas para ignorarse las repetidas quejas de los ejid atarios de muchas regiones diferentes de haber recibid o polvo Llaneo en costales de fertilizantes.

En los años 50 l os ejidatarios empezaron a .notar con alarm a el costo creciente -dc sus cultivos debido a los nuevos .insumos que no podían utilizar en forma lucrativa. Una respuesta funcional a ese dilema fue el surgimiento de un floreciente mercado negro de los insumas agrfco­las en la mayoría de las áreas do agricultu ra comercia l de México. Los intermediari os crearon un negocio muy lucrativo al. especializarse en la compra a bajo pr ecio de la semilla, los fertili zantes y los insectici­das que los ejidatarios no podían utilizar, y su venta a precios ligera­mente menores que el precio de mercado a los granjeros privados que se interesaban en ellos. En un estudio detallado 'sobre. el mercado ne­gro, .efectuado en el Vnlle del Yaqui , se encontró' que en los últimos años se ha difundido tanto en el sector ejidal la tendencia ,a considera r a esos insumes como una fuente de ingresos en efectivo, más que como elementos necesarios para aumentar los rendimi entos, y que participa n en el mercado negro desde los inspectores de campo del Banco Ejidal hasta los trabajadores más eventuales.' Algunos de los costales de fertili­zantes, del monto asignado H cada una de las sociedades de crédito, son vendid os en forma subrepticia por el inspector de eampo y el delegado de la sociedad de crédito antes de entrega r el resto a sus compañe­

ei Investigación de campo, 1971.

LA REVOLUCIÓN VEflDE: ~ ltXI CO

' ros; después cada uno de \0 5 miembros vende 'el 80ro de lo que recibe a indivi duos en camiones sin placas, " a la luz de la luna " ; y los en­cargados de esparcir el resto en los terrenos cjidnlcs, tambi én se gua r~ dan unos cuantos .costales, En ese proceso el sector ejidal paga la cuen­la, pueslsu contabilidad con el banco oficialj registra el precio total de los irísumos vendidos ,más tarde a mitad de,precio, en tanto que los agricultores privados reciben a precios reducido semillas, fertili zantes e insecticidas comprados a los negociantes de)' mercado negro, los que se embolsan en el trato un buen margen de utilid ades. .

Un conocimiento. superficial del fenómeno del mercado negro ha lle­vado a álgUIios observadores a .la conclusión, prim ero, de que los eji­datarí as Ique participan en él actúan en forma ir racional, y segundo, que est án corrompidos. .Del análisis anteri or debe deducirse claramen­te que ninguna .de las dos .conclusiones es correcta. Dada la estructura institucional prevaleciente, tan fuertemente parcial en favor de los gran · des terratenientes, los ej idata rios participan en el mercado negro con una actitud totalmente racional, ya que tienen pocas alternat ivas.. Están "corrompidos" sólo en el sentido de que intentan salvarse de sufri r p érdidas; mayores -aceptando la opor tunid ad que les ofrecen los gran­des terratenientes i negociantes. La corrupción beneficia a éstos, no a los ejidajarios, 1 '

La entrega forzada de Insumes costosos (que se encarecen aún más porque Jstán ·destinados a un mercado cautivo que no tiene ninguna capacidad de regateo) , I~ venta a mitad de pr ecio en el mercado negro de los mfsmos artículos (por la falta de servicios de extensionismo que hicieran 'productivos los nuevos insumas) y la entrega ocasional de se-. millas O:fert ilizanles de mala calidad al sector ejidal, se han reflejado en los últimos años . en un incremento alarmante de las deudas de la . mayoría 'de las sociedades ejidales con el banco oficial. Es difícil con­tar . con ~tadíst i cas confiables, pero puede señálarse que entre 1953 y 1 960 ,las ~dcudas no recuperables del Banco Ejidal aumentaron diez VC~ r

ces y llegaron a 10 5 473 millones de pesos, o sea el 69% de su cartera en ese último añ.o .2~ ¡Puesto que los pequeños agricultores, agohiados con enormes 'deudas que en realid ad nunca serán ~a paces de saldar, siem­pre tienen que .hacer un esfuerzo para tr atar de lograrlo con cada COr

secha, tifnen i po co~ incentivos pa ra obtener ura buena producción y buenas utilidades. Están a merced del Ilanco Eji dal, que en cualquier momento puede decidir suspender sus operaciones con ,una sociedad de crédito <ine les debe y por lan to elimina también casi todas .las posibi­lidades de q~ e obtenga c r~ d itos priv ados. En realidad el banco continúa

\, .. ' t' -: ?ti Gabriel Daldovinos de la Peña, La política económica para la agricultura :

el gaJto Pfb lico, México, 1968, vol .I , p. 96.

466 REFORMAS AGRARIAS Y ESTRATEGIAS

otorgando créditos a corto' plazo para el cultivo a !Jn gran número de grupos ejidales que les deben, en importantes distr itos comerciales del país, debido probablemente a que es necesari o producir los comestibles básicos para los mercados urb anos, así como fibras 'para la exportación, y a que tiene que utilizarse la escasa tierra de . riego. Pero esos er é­ditos muy rara vez proporcionan el apoyo a lar go plazo necesario para realizar mejoras de capital en las tierras ejidales.

En tales condiciones no es de sorprender que los últimos veinte años se hayan caracterizado por una brecha creciente entre los rendimientos de los ejidos y los de las fincas privadas. A nivel naci onal, un estudio reciente mostró que mientras la .prcductividad de los dos sectores era casi idéntica en 1940, el segundo produjo el 25% más por hectárea en 1960.26 A medida que ha aumentado esa diferencia, ha adquirido mayor importancia el fenómeno del alquil er de las parcelas ejidales a los terratenientes privados o 105 ejidatarios poderosos, que por lo gene­ral esfán asociados con el sector privado. En el Vane del Yaqui, por ejemplo, la diferencia en el rendimiento por hectárea del trigo entre los dos sectores aumentó de sólo el 0.3% de tonelada en 1956 a 0.8 en 1960, ,y 1.3 toneladas en 1965, y se hizo especialmente mar cada des­pués de la introducción del trigo enano de altos rendimientos. Al mis­mo tiempo, el alquil er de las tierras ejidales, que nunca había sobre­pasado el 38% del área cultivada en el ejido en los primeros años de la década de los 60, ascendió a más del 80% a mediados de ella." Por tanto, el acceso a los medios básicos de producción se concentró en las manos de quienes controlaban los insumas de costo reducido y que sa­bían cómo lograr que fueran productivos. Sólo la disposición legal que prohi bía vender las tierr as ejidales impidió en muchas regiones que los

' cjidatarios fueran despojados definitivamente de sus parcelas para con­verti rse de nuevo en jorn aleros.

Aquellos que piensan en términos de la sociedad de competencia per­fecta imaginada por la economía clásica, aducen con frecuencia que el fenómeno de arrendamiento proporciona una retribución " justa" a los cjidatarios, los que seguramente recibenIa compensación adecuada en la forma de renta de la tierra que han ena jenado, Sin embargo, ése no es el caso, pues los ejidatarios viven dentro de una compleja red de obli­gaciones sociales y controles políticos que no corresponden a ese mo­delo. En México está prohibido por ley alquilar las tierras ejidal es

.. CIDA, Estructura agraria, op. cit. ~ Par a comentar ios sobre el alquiler véase Ramón Fern éndez y Fern ández,

"Los ejidos del Valle del Yaqui", Notas sobre la reforma agraria mexicana. Mé­xico, D. F.• Centro de Economía Agrícola. 1965 j José Silos. The Yaqui VaUey 01 Sonora. México. tesis de doctorado, Com en Univer si ty, 1968 ; Charles Erasmu s, Man Tak es Control. Nueva York. año ilegible. .

LA REVOLUCIó N VERDE: MÉXICO 467 I

(excepto en ciertos casos especiales de incapacidad física }, y un ejida­tario que decide permitir que otra persona trabaje su parcela tien e que obtener por cello eh consentimiento subrepticio no sólo de -las autor]­dades campesinas de su pueblo, sino también de los funcionarios guber ­namentales, Este consentimiento cuesta dinero. Enseguida deberá elegir entre dos 'o tres posibles arrendatarios que han llegado a acuerdos pre· vios con las autoridades de la aldea ; esos arrendatarios son hombres poderosoejque cuentan con aliados entre los dirigentes ejidal es y que no compiten mucho entre sí. Además, una vez que un ejidatario se ha visto-en~~l to por varios años en una relación ¡de arrendamiento, por lo general se halla endeudado con el hombre ' que trabaja su tierra (usualmente debido a la compra de bienes de consumo) ; entonces pue· de obligarae a continuar esa relación en condiclones cada vez más ven­tajosas para éste, por la sencilla razón de que le debe un dinero que no puede pagar. En el Valle del Yaqui una investigación sobre los tér­minos cambiantes de 105 convenios de alquiler' en los últimos veinte años muestra que en tanto que al pr incipio de la revolución verde se ofrecieron a: los ejidatarios precios tentadores por el uso de sus tie­rras, en ¡ se lapso el valor de la tierra se ha cuadruplicado, mientras que la renta promedio apenas se ha duplicado. '

En suula, puede considerarse que el proceso por medio del cual un reducido número-de pequeños agricultores comerciales del sector cji­dal se ha ' incorporado a la revolución verde de México, ha signifi­cado la tr ansferencia forzada de recursos (tierra y capital) del ejido al sector pri vado y del tesoro público a los negociantes y burócratas in­dividuales, 'El interés nacional por el empleo eficient e de los recursos escasos n~ ha sido salvaguardado por esta clase de desarrollo' agr íccla, ni tampoco 10 ha sido el ideal de la justicia social.

~ l' , "- .

'1, , ¡ L PAPEL DE LOS GRANDES AGRICULTORES PRIVADOS

. , I " . Si el sector 'privado de la agri cultura en conjunto hubi era hecho una utilización plena de los recursos puestos a su disposición en los últimos treinta añ,bs, podría llegarse a la conclusión de que ha habido una cier­ta [ustificacl én económica. aunque no social, de la forma en que se ha realizad (d~n , M~ x i ~p ' la .revoluci ón verde. Sin embargo, en realidad no es pos~l~ :'q~e ningún .grupo de produ ctores poseedores de un abru­mador poder político y económico se dediquen activamente a buscar formas ~~s ~'~fi~i'1!lt~~{ ? e l)perar ; la falta de competencia hace ese es­fuerzo inne~ esario ~ : 'Así; enel caso del sector de los grandes terratenicn­tes de la :agricuItura mexicana, las técnicas recomendadas por los in'­¡ ,

468 HEFORMAS AGHAHIAS y ESTRATEGIAS

vestigadores. agrícolas par a elevar 'la productividad, han sido adoptadas con lenti tud en los últimos veinte a ños,28 y sólo hasta que el gobierno dio amplios incentivos monetari os, que van desde licencias de im­portación hasta impuestos variables y el establecimiento de pr ecios de garantía superiores al .nivcl pr evaleciente en los mercados Intern aeio­nales- En esa form a el tesoro . federal ha subsidiado la revolución ver ­de el}. el sector privado comercial, mediante un proceso que algún (lía deberí a someterse a un análisis costo-beneficio detallado. En 1965 ,por ejemplo, cuando el precio del trigo a rtificialmente alto de 940 pesos In tonelada, que hab ía estado en vigor desde 1954, ante la insistencia de los gr.upos. de pr esión de los grandes terratenientes fue reducido a 800 pesos. Según estimaciones de una dependencia oficial ese solo cambio representarí a para el país un ahorro de unos 250 millones de pesos al año, que podrían usarse en inversiones más productives.w

Los grandes terratenientes han tenido mayores .rendimientos y utili­dades que los otros sectores ngrícolas .porque han controlado recursos incalculablemente mayores, no porque hayan sido más eficien tes. Sim­plemente con el análisis de los datos agríco las del censo, un estudio de­muestra este hecho ni señala r que el "grupo de 12 000 grandes propie­dades multifamiliar es (0.5% de todas las propiedad es) poseía en ]960 el 38% de todo el capital invertido en el sector ag rícola (incluyendo la tierra .. . ) , pero contribuía al. total de la producción agrícola en una proporción menor, el 32%. Por otra part e, la contribución (de los gran­jeros pequeños) excedía a su control relativo de los recursos' t.é? En rea ­lidad la diferencia entre la particip ación en Jos recursos y el producto sería , mucho mayor si. _fuera posible cuantificar 'as continuas tra nsfe­rencias de capita l del sector de In reforma al sector privado, por medio dé las oper aciones de ~ercad o negro y 105 alquileres antes señalados.

El in greso per sonal generado por la modernización de la ag ricultura comercial privada de México, aun con la falta de una not able oficien­cia en el manejo de la tier ra , ha sido muy cuantioso y en los últim os años se ha concentrado en las manos de un número cada vez mellar de grandes terratenientes. En los años 40 y a pr incipios de los .50, los gran ~

jeros pri vados de los dist ritos de ri cgo importantes se hicieron ricos

ft En los comienzos de la revolució n verde para : el tri go, en el Valle del Yequl , por ej emplo, el nivel de rendimiento alcanzado en los campos experlmen­tales .desde 1948 (3.2 toneladas por hectárea con sólo la preparación adecuada del terreno, un riego cuidadoso y el empleo de semillas ·de alto rend imiento con cuaren ta a sesenta kilos de fcrtili zantes nit rogenad os) DO fue igualad o por el sector' privado sino hasta 1962.

2lI Asociación de Organismos de Agricultores del Norte de Sonora, Revista de Bconomia, A dmmú tración y Estadist ica A grícolas, l . octubre-diciembr e, 1968, p. 27; ' .

40 crm, Estr uctura agraria, op, cit.

¡ I I , LA REVOI.UCI(¡N VERDE: MEXICO 469 1 '

más a n~ (le sus sueños más exage rados, deb ido : ~ l ' alza del valor de las tierras qu ~ ocasionaron la inversión del gobierno en inf raest ructur a y la consiguiente especulación. Fue una época, como observó un histo­riador, en: que "l a gente olvidó el valor del dinero", Se estableció UII

patrón de ~comp etencia para obtener prestigio median te el consumo ex­travagan te,"errIos florecientes centros .comerciales de los distr itos de riego, el que se ha mantenido desde entonces, aunque la genera lización relativa d~ las t écn icas de la revolución verde y la consiguienle . ele­vación de jla productivid ad en los cincuenta y los sesenta, ' ya no pero m ltían qué hubiera la bonanza de los primeros años. -Por consigui ente, una parte' considerable de las utilidades acumulad as por el sector agrícola p~ivado ' de México se ha' dedicado a man tener un estilo de vida ostentoso en los últim os veint e años.31

Los que han gastado con menos prud encia han sufrido bancarrotas y se han ~ isto obligados a vender a sus compañeros, provocando así una disminución gradual del número de las fincas comerciales privadas en algunos de los más famosos centros de la lrevolución verde y el aumento del tamaño , de las propiedades.s, Este proceso está estrecha ­mente relacionado con patrones de consumo ir reales, más que con la insuficiencia :de los ingresos derivados de la producción, 10 qu e se pue­, de ilustrar\' con el caso del Valle del Yaq ui, en ddnde el gran agricultor promedio .iene un ingreso neto de más de un míllón de pesos al año y a pesar ¡de ello puede estar al borde de la hJn carrota (1972). Las (leudas acumuladas de todas las un iones de crédito de los agric ultores pri vados llegant a los 619 millones (le pesos en el estado de Sonora y el saldo de las organizaciones de mayor tamaño se convierten en n ú­meros rojQs a la tasa de,Un millón de pesos mensuales." Por 10 cual, según una1estimaci ón, 85 propi etarios del Valle del Yaqui ahora poseen cada uno en promed io 1 400 hectáreas de riego, 'registradas bajo 1191 nombres dif erent es.P! Por medio de ventas forzadas, el número de las fincas de {;ran'-' tamaño e~ el dist rito de riego de Hermceillo, al norte del Valle [del .yaqui, ha disminuido de unas 400 en 1948 a 150 en 1971; lo que elevó la extensión promedio de cada fin ca a cerca de 800 hectáreas de riego.8G I

Los miembros de la .éiite .territoria l que se las han arreglado en el curso de los afies-para acumula r la mayoría de las tierras, son con fre­cuencia Io~ . qu~ han hecho inversiones fuertes en' el sector terciario, ya

*1 Investigación de campo. SI Investigación 'de campo. :a EI-agricultor scn orease, 15, agosto, 19i O, p. 7. *1 S ta ~·e l1 ~' a gen. S ocial aspects . . . , p. 234. a.¡ Cifras de: la Secretaría de Hccursca Hidráuli cos, corre gidas por los que han

estu diado l ~ estructura de la tenencia de la tierra en la 'región. I

471 470 REFORMAS AGRARIAS Y ESTRATEGIAS

sea en el comerci o de productos agricolas o bi enes de consumo, y en los bancos. La revolución verde ha Implicado un flujo creciente de fondos de la ag ricultura al comercio, y los qu~ ha n pod ido man i­pular: las condiciones de este intercambio han obtenido enormes utili­dades. Así se ha estahlecido un nuevo linaje ele latifundistes-banqueros­negociantes en la cúspide del poder de muchos de los.centros urbanos de - l él$~ zonas de la agricultura comercial, los cuales con fr ecuencia están controlados rí gidam ente, tanto en 10 políti co como en 10 económico, por un puñado de famili as. En Ciudad Obregón y en Hermosillo, por ejem­plo, los terratenientes- más grandes poseen las principa les agencias de au tonJ:6viles y de maquina ria agrícola, la mayoría (le las operaciones con fertiliz antes e Insecticidas, las principales distribu idoras de llantas, las tiendas de departamentos y los supermercados más important es. Casi es innecesario añadir que' también dominan al part ido oficial en el estaoo.86 '

LAS IM PLICACIONES PARA EL DESARROLLO NACIONAL

¿ Cuál es entonces el -efecto que sobre el curso del desarrollo económico y social de México tiene esa concentración de la inversión y de los ade­lantos tecnológicos en unos cuan tos oasis con riego, sobre todo el sector agrícola privado de esos oasis? Muchos de los más recientes estudios sobre el crecimiento de la economía mexicana destacan la importancia de la modernización de la agri cultura en el logro de un desarrollo "equi­lib rado" del país en los últi mos treinta' años.87 Co'n esto qui eren decir que el notable crecimicnlo del producto agrícola (el 5.1% en prome· dio anual entre 1942 y 19M ) se ha sostenido al parejo de las necesi­dades de la indu stri a, lo que ha permitido que el gobierno mantenga los precios de los comestibles n niveles suficientemente baj es mientra s se han reducido, y eventualmente eliminado, las importaciones de ce­reales y han aumentado las exportaciones de productos primarios.as En esa forma se han reducirlo al mínimo los "c uellos de botella de la oferta" que con tanta fr ecuencia su rgen en otros países en proceso de indus­trialiéaci ón. En real idad, a fines de los años SO la producción interna

... Investigación de campo.

., Véase I1ansen, Poíitics oi Mex ícon Development ; Reyuolds, La economía me­xicana ; James Wilkie, The Mex;c;url R evolut íon: Federal Expediturc U'I Soc ial Change Since 19/0, Berkcley, University of California Press, 1967.

as Entre 1950 y 1960 México importó casi 300 mlllonee de dólares de maíz y de trigo, pero desde 1963 ha exportado más de 400 millones de dólares de amo bes cereales ; Edmundo Flores, Vieja revolución, nuevos problemas, México, Cua­demos de Joaquín Mort iz, 1970, p. 78.

,.

LA REVOLUCIÓN VERDE: MtxICO i

de comestibles se hab ía igualado con la demanda efectiva y el problema del gobierno fue cómo sostener los precios yl cómo, en unos cuantos años, di;poner de ' crecientes excede ntes de grimas . En 1957 los cxce­dentes <te maíz se estimaron en 283 millones"de pesos y los de tri go

680 sl> .. Jen . - . ~ . Sin emba rgo, estas cifras 'no significan de ningún modo que la ver­

<l adera rtecesidad Ide alimentos en México haya sido satisfecha gracias a la e~t tategia aplicada en los últimos treinta años. Por lo contrario, hay una extendida desnutr ición y ham bre en: donde nació la revolu ­ción ve~fe . Las exportacio nes de cercales y, en un nivel-fundamental, la lenti tud del crecimiento agrícola en las zonas comerciales se ha de­bido a 'que la mayoría de la pohlación rural y algunos de los habi tantes

.urbanos ;del. país todavía poseen un poner de compra insuf iciente para que su presencia influya en el mercado nacional. Por lo tanto, la so­lución aparente dc los problemas dc la oferta para la industria urhana sólo ha }originado prohlemas más graves en la demanda.

Los beneficios del acelera do desarrollo económico de las últimas dé­cadas se ha ~ncen t r8do . _ en prim er término en las ciudades. En 1963, por ejemplo, 'el 30.3 % del total del ingreso p~ rsonal registrado en Mé­xico lo recibieron familias con ingresos menores de 1 250 pesos al mes ; pero la pifra se' elevó al 50.3 % para los hebitdntes rural es (entre ellos, pro(eso~~ tend eros r otros miemhros de' la :~bu rgues ía rural" ) t com­parado pon el "18 % en las .á rcas urban as.t '' l' n segundo lugar, dent ro del sect ór agf íeol~ cerca del 1.3% de los eSlablecimienlos agrícolas del país apÓrlaron ,en 1960 el 54 % del volumen 'producido y el 80% del incremento total de la .producción en la década anterior, y el B3% de los establecimientos agrícolas del país, i n~l lIso la mayoría de los ejidos j pequ efiaa propi edades, quedaron en las categor ías ' que un re­ciente estmliq de :~ID~ clasifi ca corno de inf rasubsistcncia o de subsis­teneia ~ véase ~I cuadro 1) . La producción agrícola de los primeros no pasó de los ·1 000 pesos en 1960 y 1" de las segundas de 5 000; y el n úmero cl ~ las fin cas que se hallan en este nivel no ha cambiado apreciablemente desde que empezó la revolución verde en 1950. En términos de ~ngreSo , sólo el 28 % de todas las familias que poseen tie­rras en ' Méxicci recibían en 1960 más de 1 000 pesos mensuales, mien­tras qu ~ el ~7% tl~nían ingresos que no llegaban a 300 pesos al mes.H

Este panorama 'se vuelve aún más desalentador cuando se considera una fuerza de "trabajo ru ral crecien te con una desocupación cada vez may?r.1CQIPq ant es se dijo, uno de los objetivos de la modernización

I 1 - f .; ' • CIDA:' Eslrqct':lra. agraria, op. cit. J

40 Reyiiolds, op; cit., p. 80. 4 CIDA, Est~~ c~~ r a' agrpria~op. cit.

~·c ··· ··~· · . ~-- .....,. :

• •

473

8 ~ ­ ~ ~ ""J: q C1 'Q

-<1 fii'

'02" ~ ~ ~ ~ ",,- -o -'", ~

.~ :§:;;; .r-o: 6m_~"'t"~..... O\COO\tt:)o.> ~v

-l: '"g.:3" mt-= o ..... ~ ..n <N tt:) ..... N ~ . ~ d: ~ , 'O 'u

es

~ " :."'o;;E ~ ~ cq ~ '" ": M 1:'1 ~ o8 - :75 '.o.> -" e-,-e ~ '"§~'" ­.: ., ~ o.>., ~ ~ " ~ " u cq cq O; C'i ~ . e•-¡¡ ~ z ~ M 1:'1 ..... ..... o ..8 ,w ~ ~>: es "' '" ­ • eo ~ 'a~ "

e o. ~ .§

,

.

-"a ~

:¡;s-o ~ ~ b ~ ~ ~ "-c ~ ~ '" '" z;~ - ~"' . o

~ g~ ~ ::;, "5 :;¡ ~ 52 g;; ~ ero ' . 8 a' o, '" iIO ~ ~..!!l o ~~ o", -

.::: 0\ ~ g~ ..... , .bC ~ :::" >­ Q\ "<!' - IN C'? .g :• ~ ~ ~ g ;i g¡'o"om .!!. ~

. ~ O­ ~ 2s¡j .....

~ .¡: '"-c" ..... ce _ tr.l o~ ~ ~"ª::: .< . ~~ ~ ..o ~ 0\ ,¿~ e, ..... IN IN "'1G ~ :: ~ >­

" ~ = •

w ~~Q

--,

.e¡'l e MO\O\ ~"'" klg =

~ ~ es ~ ~ ;e

'ª~l;::"

~ Mln "d'M-o ,ñ !:Ez; ;; e ~ .. '~

.~ < e:;¡ 8 ~ ~ ~ ~ ~ ~ t't

.~ª Col u;: "<:!" ,...... l1':l '"-e

~

~'" 'ao;;'u e ~ •o

..c •e " .;:" - ~.• o e, " "'" ";¡; '"E ¡'! ~k• t.§ .~ S '"i5 I g ¡.., "" ge 'o~ ~ ..., " " " • •e -o ."

.~.~ := = u ,E<..J"o ~ :-= "" E E~ -e ¡,;:;=E .:::.s..s-e k:!J..;! = ''':: ..::: ~ , ~ j~ -g § :§ -;G ..... Ul ~ .0<= .=:= "' .

LA HEVOLUCION VERDE, MBXICO

agrícola ~e México ha sido el aho rro de man ri oc obra, no su utiliza­ción, a pesa r deque la tasa de crecimiento demogr áfico es una de las más e lev~ das del mundo: En consecuencia, el promedio de las personas empleadas en las fincas de gran tamaño se redujo de 6.1 por finca en 1950 a' 5:0 diez años más tar de, y sólo se elevó ligeramente en las pe­queñas propiedades y las ti erras cjidales ; a los trabajadores sin empleo, así como"; a la i nueva ' generación de jóvenes de los ejidos y minifun­dios, cada año les ha sido más difícil hallar empleo. En 1960 los trabaja. dores agr ícolas estuvieron ocupados en promedio sólo 100 dí~s al año, comparados con 190 -días una década antes, y su ingreso anual ha dis­minuido 'de 850 a '700 pesos." Para 1980 se habrán duplicado los 3.2 a 3.6 millones de trabajadores del campo que. había en 1960," Es po­sible que en México el problema básico del desar rollo, la ocupación productiva de una poblaci ón en rápido crecimiento, se ha ya exacerba­do en vez de aliviarse en el' curso de la revolución verde.

Esas cifras, consideradas en conjunto, hac en surgi r la pregunta de si la estrategia aplicada en la mod ernización del campo mexicano no habrá sido extraordinariamente costosa, tanto en térm inos económicos como sociales. Una considerable proporción de la gran potencialidad productiva de las pequeñas fincas comerciales (especialmente las tierras mejor doladas del sector ejidal) ha sido socavada sistemáticamente me­diante la 'destrucción de la incipiente estructu ra :de los grupos de int erés que tal vez hub ieran permitIdo que los ejida tarios hicieran un uso ex­celente de la nueva tecnología agrícola y hubieran difundido los bene­ficios del crecimiento agrícola: entr e una par te mucho más-significa. t iva de la poblaci ón rural. Las gra ndes tenencias poco eficientes han absorbido un a' cantidad innecesariamente grande de los rondós fede­rales: durante el proceso de modernización y se han llevado la parte del león Ide los dineros públicos supuestamente destinados también al sector de ' la reforma agrari a. Aunque no . puede medirse específica­mente -el 'desperdicio de recursos involucrad o eri el proceso, es muy pr o· bable qUf su monto hubiera cubie rto con hollí"ra el costo de un pro­grama de lar go alcance para el desarrollo de los recursos humanos del , . campo. ~

I ¡

( EXTENSIÓ N DE LA n EVOLUCIÓN VERDE A LA AGRI CULT URA

1 TRADICIONAL

t Debido a que la elevada tasa del crecimiento económico posbélico de M éxico empez ó a ser afectada por las evidentes limitaciones del mero

u fbi(l . ¡ ~ tu: II ,t

- ,

.­.. ~

HEFOHMAS AGHAHIAS y ESTRATEGIAS 474

cad o Interno (los pequeños granjeros Y ')05 trabajadores rurales q~e tienen ,un nivel de vida de ínfrasubsístencia o de subsistencia no pue­den comprar cantidades aprecia bles de artículos manufacturados) , la planeación nacional se ha orientado cada vez más' a extender hasta la agricultura tradicional la mayo r productividd de las nu evas técnicas. Los programas como el Plan Pu ebla, iniciado en 1967 por el Centro Inlernacional dc Mejoramiento .del Maíz y el Trigo · (C IMMYT ) con fondos de la Institución Hockefeller, están destinados a suministra r cré­ditos, Insumes manufactu rad os, semillas mejoradas o de alto rendi mien­to y asistencia técni ca a los minifundistas y ejidatarios de las regio­nes hasta ah ora olvidadas, con la esperanza de elevar sus ingresos y su poder adquisitivo. Estos programas todavía están en una etapa experi ­mental; el Plan P uebla, qu e es el mayor , operó en 1972 Can p~co más de 6000 campesinos que trabejaba n 17 500 hectáreas. Se trata de que sirvan como empresas piloto qne a la larga proporcionen una estrategia para elevar la productividad e n un~ zona más amplia de la agri cultura cercana a la subsistencia .

Si la anterior experiencia de los cjidos comercia les puede considerarse como un indi cio de lo (1m! ocurr irá, la extensión de la revolución verd e a l sector tr adicional en su for ma actual, es probable que empobrezca aún más a las comunidades que se hallan. casi al nivel de subsistencia, a la vez que refuercen las relaciones de "colonialismo intern o" que ya ligan a esos campesinos con la economía en genera l: Los recursos físicos de cse sector casi siempre son tan limitados que la int rodución de créditos para la compra de insumas de capital sólo pu ede dar por ' resultado deudas, a menos que se tomen medidas a largo plazo para reorganizar el uso de la tierra. Al mismo tiempo, la estructura de las instituciones públi ­cas que deberán hacer llegar nuevos insumas a poder de los campe­sinos tradi ciona les, está cuando menos tan integrad a dentro del sistema regional de poder de esas áreas como- lo ha estado en los d istritos de r iego comercia les . El enriquecimiento de Ia clase ele los negociantes regionales y la transferencia de recursos a la ag ricultura privada es de preverse. Y en los pueblos en dond e la tierra no está protegid a por las leyes ejida les y puede venderse libremente no es di ficil que los cam­pesinos qu e tienen un nivel de vida cercano a la subsistencia, pierdan su único pat ri monio.v'

.. La antropóloga Luisa Pare ha realizado trab ajos de campo que demuestran esta tendencia en las áreas que abarca el Plan Puebla.

xXVII. LA AMÉRICA RURAL ss ENCAMINA \ A i A DÉCADA DE 1980 )

1 ,., Ernest Peder" I, " f .

EN' EST E! capitulo quisiera ha cer una evaluación sintética del alcance e impo ~ta~ciapara la ag ricultura y la economía 'en conjunto de los países Iatinoaniericanos, de algunos de los mu y divJrsos cambios, grandes y pequeñop, marginales y ' profundos, que han ienído lugar en los últi­mos 20 ' años en la estructura social, política y económica del sector agrícola~ qui siera ' examinar cuáles cambios hah sido benéficos y cuáles han sido perjudiciales para .Jos cam pesinos, que son el centro de nues­tra atén~i ón, así como descri bir brevemente las diferentes alternativas que ahora par ecen present arse en la región pura mejora r la part e de los campesinos; aum entar la producción agrícola y estimar las probabili ­dades de éxito de cada una de esas alternativas en los próximos 15. años.

r' ' j .I

I. !BALANCE DE 1,0 5 CAM BIOS OC UHRIDOS EN l.A ESTRUCTURA.

: ,. ',( ACRAR!A EN l oAS DOS ÚLTIMAs lnÉCADAS

I I

La inmensa bibliografía de qu e se dispone práct icamente para todos los sspectce de ' la ag ricultura de la Améri ca Latin a, )0 5 constantes de­bates púb licos sobre la reform a agraria y por último, pero no lo menos importante, los rcontinuos cambios, prev isibles e imprevisibles, de las instituciones agra rias per miten dos conclusiones con respecto a la ma­yoría de los países latinoamericanos.

Un prerrequi aito absolutamente necesario para un futuro mejor de la población ru ral del subcontinente es la ejecución de verd aderas reforma s, y así lo!consideran un n úmero creciente de observadores de la situación agraria raunqu e )od~ el mundo admite que esta tarea es muy comple­ja, aunen Jó ~' :mejores ' circunstancias. También sería un paso impor­

ltant e plara , ~¡r :mejoramiéntc;J 'de la vida elel proletari ado urbano poder detener -por' el momento la migraci ón rural IY aumentar el producto agrícola,' Pe~r!l aunque en ; lo~ países qu e todavía no han realizado al­guna ' rF fo~rm8 ~ignif~ cati ya ahora todos los pa rtidos políticos incluyen la reforma agraria 'en' su plalaforma politice, es probable que las re! formas rr eciban apoyo politice important e sólo de los part idos menos ' comprometidos con la oligarquía territorial, de algunos grupos de es ­

• ConLwución original, .

1 475 1 1