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Tatiana Fernández Jafitza Quipo RESTREPO, Luis Fernando. UN NUEVO REINO IMAGINADO: LAS ELEGÍAS DE VARONES ILUSTRES DE INDIAS DE JUAN DE CASTELLANOS. Primera Edición, 1999. Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. Las Elegías de Juan de Castellanos surgen en medio de un momento histórico decisivo para el Nuevo Reino de Granada: Fines de siglo XVI. En medio de una reorganización de la Corona Española para controlar sus colonias, crece la inmigración desde la península, se redefine desde la Corona la encomienda y se ha diezmado la población indígena a causa de las enfermedades y los trabajos exhaustivos. Existe un cambio en el poder político y administrativo de las colonias, ahora delegado a la recién llegada élite burócrata frente a la cual, los encomenderos se constituyen como un proyecto fundacional de la sociedad señorial (con valores hidalgos) neogranadina. Es frente a este contexto problemático, que un análisis de las Elegías como el del profesor Restrepo resulta enriquecedor, pues traslada el objeto de estudio ya no al estudio de lo factual o lo estilístico en razón de definir si un texto del siglo XVI escrito en prosa y luego en verso (11.300 versos) es de carácter literario o historiográfico. Pues bien, a través de un recurso literario, la épica,- aunque en las

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Reseña del texto.

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Tatiana FernndezJafitza Quipo

RESTREPO, Luis Fernando. UN NUEVO REINO IMAGINADO: LAS ELEGAS DE VARONES ILUSTRES DE INDIAS DE JUAN DE CASTELLANOS. Primera Edicin, 1999. Instituto Colombiano de Cultura Hispnica. Las Elegas de Juan de Castellanos surgen en medio de un momento histrico decisivo para el Nuevo Reino de Granada: Fines de siglo XVI. En medio de una reorganizacin de la Corona Espaola para controlar sus colonias, crece la inmigracin desde la pennsula, se redefine desde la Corona la encomienda y se ha diezmado la poblacin indgena a causa de las enfermedades y los trabajos exhaustivos. Existe un cambio en el poder poltico y administrativo de las colonias, ahora delegado a la recin llegada lite burcrata frente a la cual, los encomenderos se constituyen como un proyecto fundacional de la sociedad seorial (con valores hidalgos) neogranadina. Es frente a este contexto problemtico, que un anlisis de las Elegas como el del profesor Restrepo resulta enriquecedor, pues traslada el objeto de estudio ya no al estudio de lo factual o lo estilstico en razn de definir si un texto del siglo XVI escrito en prosa y luego en verso (11.300 versos) es de carcter literario o historiogrfico. Pues bien, a travs de un recurso literario, la pica,- aunque en las Elegas confluyen tambin la elega, peregrinacin, el romancero y formas legales como la relacin y probanza- Restrepo despliega un anlisis discursivo e histrico del proyecto de legitimacin de los encomenderos .As, la escisin moderna entre disciplinas queda en un segundo plano cuando se toma en cuenta los discursos que subyacen el proceso de escritura, censura y recepcin de este texto. Discursos que se confrontan, amalgaman y se negocian (71) en funcin de dar un pasado glorioso a los encomenderos como hroes picos y de este modo, dotar de sentido la historia de la Conquista.Cmo la ficcionalizacin de Amrica responde a ciertos cdigos culturales? y cmo a travs de esos cdigos se define el europeo y el Otro? La pica resulta fundamental para explicar la construccin de identidad de un grupo social como los encomenderos, tanto para auto-definicin como para separacin del Otro, tanto del indgena como del burcrata y mercader, precisamente porque la pica se construye como un discurso de vencedores. Partimos del supuesto bajtiniano de que toda decisin formal es una decisin poltica, en ese sentido, escoger la pica como el hilo cohesionador a nivel estructural del texto no es gratuito. La pica le permite a Castellanos: narrar la historia de los que merecen ser reconocidos (Conquistadores) otorgndoles una genealoga de origen glorioso, definir a los vencidos (Indgenas- Mercaderes-Burcratas), crear un hroe cristiano, soldado e hidalgo y dotar de sentido la colonizacin del territorio comprendido como el Nuevo Reino de Granada.La lectura que propone Restrepo, desde una visin contra-hegemnica, en el sentido de desarmar el texto para leer los intereses en juego, permite entender el proyecto histrico naciente de poder en el Nuevo Reino de Granada.Extendindose en cuatro captulos, Restrepo pasa por la escritura de la historia, la autoconstruccin de una identidad aristocrtica marcial, la demarcacin de la alteridad y la inscripcin de una territorialidad colonizada (13) a travs de una forma literaria como la pica. Por medio de la pica, iremos tratando cada uno de los temas, si bien no en el orden que lo facilita el libro, en un orden arbitrario que consideramos de suma importancia: primero veremos cmo se construye la multiplicidad de hroes que representan los conquistadores a travs de la autodefinicin de poder benemritos- y el pasado glorioso que sustenta el presente como parte del relato legitimador , luego nos centraremos en la configuracin de la alteridad vencida, que autodefine a los encomenderos y los diferencia de los otros sujetos de la cultura colonial, a nivel del texto.Mantener la unidad narrativa a travs de 11.300 versos no es una tarea fcil, sobre todo cuando el hroe de la epopeya no es un nico personaje sino una multiplicidad de individuos que representan un grupo social determinado, cito: No se trata pues de una epopeya de la masa, como afirma Meo Zilio, sino de ese grupo de gran poder y prestigio en la sociedad colonial: los encomenderos (46). Aun as, Castellanos logra construir una imagen heroica de los Conquistadores como hidalgos desde de la llegada de Cristbal Coln al Nuevo Mundo, en la que se equipara a los argonautas de la historia clsica con los espaoles modernos. Coln es presentado como un caballero, con los valores propios de los hidalgos como el honor, el deber, la lealtad. El pasado pico-mtico se construye tambin con la imagen de Gonzalo Jimnez de Quesada y su tropa que, siendo menos de doscientos hombres, lograron apoderarse de Bogot, tema que Castellanos menciona al comienzo, y que desarrolla en la segunda y cuarta parte -esta condensacin narrativa permite leer elementos del final en el principio mismo de la narracin-. Aunque no son los nicos hroes mencionados, es importante notar que Coln y Quesada son jefes militares, es decir, que representan la lite poltica y militar del Nuevo Mundo y por tanto, son los que merecen los bienes de la colonia por sus mritos benemritos-. Adems del pasado grandioso, las Elegas son una forma de relacionar las conquistas con informes detallados y de probar la nobleza de los encomenderos a travs de las narraciones de las batallas, mimticas a las dadas por los grandes conquistadores. As, los hroes de esta epopeya son todos aquellos que, sirviendo a Dios y al Rey, han luchado, conquistado y administrado las colonias adems de estar bien vestido(s), bien casado(s), y en las batallas bien equipado(s) con las armas, armaduras, caballos, sirvientes y esclavos necesarios (111). Ser hidalgo en el Nuevo Reino, implicaba la ya mencionada sumisin a la Fe y la Patria, el cdigo civil de comportamiento caballeresco (lealtad, valor, fe) y el reconocimiento de sus vecinos como hombres de honor y militares; tambin haca parte de la proyeccin de la imagen hidalga la presuncin de escudos que permitiesen ver la nobleza del linaje, la arquitectura de las espaciosas casas, las donaciones a la iglesia y la ropa importada, sinnimo de lujo. Aun as, lo fundamental en la hidalgua encomendera era la indumentaria blica, propia de un hroe conquistador. En suma, los personajes heroicos de esta epopeya pueden ser vistos como ejes simblicos de la sociedad seorial neogranadina (120) en la cual las Elegas constituyen otro texto capaz de legitimar el status quo en manos de los encomenderos. Toda la narracin heroica desemboca en el Nuevo Reino de Granada, la trama pasa por Coln, las islas del Caribe y los territorios vecinos hasta llegar a Tunja a finales del siglo XVI. El pasado glorioso, marcado por las batallas con los salvajes e indmitos indgenas y la peregrinacin en busca de la tierra prometida que viene a ser el Nuevo Reino, en el que los Conquistadores tuvieron que afrontar toda clase de vicisitudes es recompensado debera serlo, al menos para Castellanos- con el control poltico de la colonia, esto es, con el manejo de la mayor fuente econmica de la poca: la encomienda.Siguiendo la definicin de los encomenderos como legtimos administradores de las colonias por sus servicios prestados a la Corona, stos necesitaban diferenciarse, tanto de los burcratas recin llegados a reemplazarlos en el ejercicio del poder, lo cual se puede ver en el canto de la toma de Santo Domingo, en la que por no tener hombres de armas, los burcratas huyen perdiendo los espaoles, como de los indgenas para justificar el proceso colonizador y la violencia colonial: El ejercicio del poder colonial requiere un Otro. El discurso colonial lo produce (127). Esa alteridad, es entendida slo en trminos de pertenecer a una misma sociedad, es decir, de compartir un mismo territorio. Por lo anterior, Castellanos diferencia los hroes conquistadores de los indgenas de tres maneras, segn Restrepo: Cuerpo, voz y narracin.El cuerpo se convierte en un elemento fundamental en la produccin de sentido. Los indgenas son presentados con ciertos elementos heroicos, descritos como nobles caballeros, luego son desdeados porque se contaminan de prcticas impuras como la antropofagia. Los grandes conquistadores son expuestos por sus cualidades abstractas (valor, lealtad) y no por sus cuerpos, a no ser que sea en una accin con un arma. Las espadas fundamentalmente son estas armas que representan el cuerpo del espaol, pero el cuerpo civilizado, y flico, claro est. Aqu diferencia tambin el espaol del indgena, al representar este ltimo como guiado por sus pasiones y en ese sentido, afeminado. Esta diferencia radica principalmente en la dicotoma razn- pasin, en la que la esfera racional debe sobreponerse a la emocional, cosa que no sucede en los indgenas de las Elegas. Tal es el caso de la Gaitana, quien se muestra primero vctima pero que es llevada por su ira a vengarse, y se torna un personaje malvado. La compasin que despierta Castellanos por la Gaitana es luego trasladada al capitn espaol asesinado. Esto es posible, gracias a la deshumanizacin de los indgenas, comnmente asociados a monstruos o animales, que permite al lector solidarizarse con el vencedor que justamente ejerce una violencia legtima, para contener el peligro frente al orden colonial. Lo que vemos tanto en las Elegas como en la novela caballeresca es que elabora una narracin que toma como objeto la celebracin de la destruccin del otro (147). Esto justifica el orden colonial, como ya dijimos anteriormente, identificando al lector con quien ejerce la violencia para restituir el orden natural. Esta deshumanizacin del otro, tambin es presentada a travs del desmembramiento del cuerpo del indgena, es decir, este es presentado como partes de un cuerpo, no como un sujeto, como una totalidad. As, no es posible identificarse con el indgena violentado ya que ni siquiera es una entidad, sino un entramado de partes laceradas por la justa violencia espaola, representada en la espada que perfora una pierna, el pecho o un brazo. En todo caso, el Otro es presentado como una ausencia, o un motivo a destruir.La voz, contrapuesta al cuerpo, permite la aparicin de los indgenas y espaoles. En la pica, el hroe es conocido por su voz, ms que por su cuerpo; las acciones del cuerpo estn, en todo caso, enmarcadas en discursos de guerra. As, la voz del conquistador interrumpe el hilo del tiempo para arengar a su tropa, pero tambin la voz del autor se entrelaza con la del hroe, ya que pertenecen a una misma comunidad (los encomenderos). As, el hroe no tiene una posicin poltica particular, sino que se respalda en un status quo, que es el locus desde donde escribe el autor. En cuanto a la voz del vencido, si no aparece controlada, simplemente se suprime, se separa del autor mediante comillas, o se reduce a la presencia corporal. Aunque no logra ser suprimida, la voz permite considerar a los indgenas ya no como objetos-cuerpos sino como sujetos, que contradicen y desafan el orden.En cuanto a la narracin, la inclusin de un nosotros que permite identificar al autor con el hroe constituye un elogio a la idiosincrasia encomendera, a la cual el lector tambin es incorporado. Este discurso pico, le permite a Castellanos hablar de la Colonia y sus fallas porque al final el peligro (crisis de la colonia) es solucionado con la muerte o castigo. Esta forma de narrar, tambin le permite pasar la censura, tanto por las escenas de violencia ya que el indgena era cuerpo y no un sujeto- como por su posicin ante ese contenido, pues se toma el tiempo en explicar el lugar del otro: catico, brbaro y salvaje, que necesita del orden de los ejrcitos espaoles para reestablecer la civilizacin.A travs de la pica, Castellanos hace posible despertar sentimientos de terror y compasin. De este modo, las huestes indgenas son presentadas como monstruosas, bestiales, salvajes, dignas de temor y por lo tanto dignas tambin de exterminio. El espaol, es presentado como un peregrino que sufre las calamidades del territorio y de los brbaros, el cual despierta la compasin del lector y la justificacin de la recompensa merecida.Cuando esta dicotoma bien/mal se disuelve en los problemas de la repblica de los espaoles cerca del final del texto, la narracin pierde su fuerza ya que la comunidad imaginada se ha construido en diferencia a, por lo cual los no se puede clausurar la narracin. La figura del indgena no se reduce al oponente del conquistador, sino se extiende a una elaboracin del discurso que legitima el poder de los encomenderos, y la violencia colonizadora. De all que el discurso pico sea la principal herramienta para imaginar el Nuevo Reino de Granada, pues permite al autor elaborar un universo axiolgico que respalda el proyecto histrico colonizador, en el que se necesita el otro para destruirlo. Este discurso se produce en un contexto determinado, y la forma como perciba el espacio resulta tambin fundamental en un relato pico: la llegada a la tierra prometida, la vuelta a casa despus de las tretas y aventuras del hroe es caracterizada en el espacio como un ascenso del alma, esto es, como una victoria tambin del hroe que merece recompensa por sus servicios prestados.Qu significa escribir una historia en verso pico a fines del siglo XVI en el Nuevo Reino de Granada? Pues bien, hace parte de un proyecto fundacional de la sociedad seorial neogranadina. Escribir una historia desde la Conquista, parte de un origen mtico-pico a travs de la figura de Coln para detenerse en los seores hidalgos de la poca: los encomenderos. Precisamente por ello las Elegas adoptan esta forma de lamento de un pasado glorioso, pero no se quedan all, son tambin una forma de perpetuar ese pasado glorioso a travs de la genealoga que se construye de los conquistadores. Es decir, es reclamar lo que es legtimo para este grupo de poder en un momento histrico de crisis y transformacin poltica. Asegurar su posicin de poder en una naciente ciudad letrada desde la escritura es precisamente la disputa por ese espacio pblico de dominacin. La encomienda crea, por lo tanto las condiciones de posibilidad de emergencia de una (215) a travs de una diferenciacin con el otro que le permite afirmar su podero. La pica le permite al autor, tanto demarcar el otro, construirse a s mismo como hroe y darse un pasado que justifica el presente sin cuestionar el orden imperante. Restrepo lleva a cabo su objetivo de analizar el fondo del que surgen estas Elegas, no como un espacio vaco, sino como una disputa de discursos y poderes en la cual Castellanos adopta una posicin clara: la legitimidad del orden. Precisamente esta lectura de las Elegas permite verlas en su contexto determinado, histrico a travs de elementos literarios. Restrepo anula la especializacin excesiva de las disciplinas para dar una mirada panormica al texto como discurso en relacin con otros discursos.