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PENSANDO LA AUTOGESTION EN TABACALERA LTBC somos… Los que estamos, porque actualmente formamos parte del espacio y el proyecto del CSA. Los que hemos estado, que fuimos Tabacalera y pertenecemos también a la historia del proyecto, aunque a día de hoy ya no puedas encontrarnos como tal dentro del espacio. Los que vinimos a LTBC y compartimos por un día, unas horas o unos minutos el proyecto, viniendo desde fuera y convirtiéndonos en CSA por ese tiempo. (Documentando historia colectiva del CSA La Tabacalera de Lavapies)

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PENSANDO LA AUTOGESTION EN TABACALERA

LTBC somos…

Los que estamos, porque actualmente formamos parte del espacio y el proyecto del CSA. Los que hemos estado, que fuimos Tabacalera y pertenecemos también a la historia del proyecto, aunque a día de hoy ya no puedas encontrarnos como tal dentro del espacio. Los que vinimos a LTBC y compartimos por un día, unas horas o unos minutos el proyecto, viniendo desde fuera y convirtiéndonos en CSA por ese tiempo. (Documentando historia colectiva del CSA La Tabacalera de Lavapies)

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Que pretendemos con el taller?

Con Este taller pretendemos acercar a todo aquel que quiera a conocer Tabacalera, a compartir la experiencia vital que supone formar parte de este proyecto apasionante,por la posibilidad y realidad que supone, por el reto que ofrece de construcción de aquello que deseamos, y que muchas veces por su complejidad nos parece lejano.Construccion de un modelo de transformación social, de autogestión y de libertad responsable.

En su complejidad radica su atractivo y muchas veces su conflicto. El esfuerzo y trabajo que supone te apasiona y te aleja. Pero es tan interesante el reto , la posibilidad que ofrece de espacio de transformación social, desde lo real y cotidiano, desde la diversidad de realidades personales y sociales que a nadie deja indiferente. Todo aquel que se acerca a Tabacalera queda afectado.

En este contexto, el proyecto de Centro Social Autogestionado La Tabacalera es una apuesta a pie de calle que ofrece oportunidades de encuentro y acepta el desafío de no eludir la responsabilidad de afrontar sus inconvenientes. Desde sus comienzos, fue una invitación abierta a todo tipo de colectivos y personas para involucrarse y participar en el proyecto.

Como resultado, la composición social interna del CSA muestra la complejidad y riqueza de esa vida que admite la diversidad de los seres humanos ,apostando por la convivencia intercultural, intergeneracional, y, en definitiva, heterogénea.

El proyecto del CSA La Tabacalera afronta los retos inherentes a su apuesta por la convivencia en la diversidad, desde la absoluta convicción de las oportunidades que ofrece este modelo para la construcción de comunidad.

Entendemos como CSA aquello que los grupos sociales de un momento y lugar determinado son capaces de hacer siguiendo como criterios la autonomía frente a las instituciones, la asamblea y la democracia como metodología y objetivo de organización, la primacía del beneficio común sobre el privado, la creación de materiales no propietarios, la cooperación como norma de relación, la gratuidad de uso y la extensión de los recursos comunes y la no mercantlización de la relación social y productiva.

LTBC es un centro social y cultural que impulsa la participación directa de las personas en la gestión del dominio público- Un centro que entiende la cultura como una noción que abarca las capacidades creativas y sociales de la ciudadania. Dichas capacidades comprenden no solo la producción artística sino también la acción social, el pensamiento crítico y la difusión de ideas, obras y procedimientos que buscan expandir y democratizar la esfera pública. LTBC es un centro integral que incluye lenguajes y modos de expresión, pero también la complejidad demográfica, cultural, étnica , de registros y modos de habitar del territorio y de tiempo inmediatos. LTBC se ofrece como marco donde reclamar la construcción de nuevos vínculos y experimentar nuevas formas de relación basadas en la igualdad y respeto a la diversidad. Se pretende activar la generación de nuevas formas de compromiso social para poder pensar formas de participación directa en los objetivos comunes creando asi un nuevo modelo de funcionamiento social.

Este modelo de funcionamiento social por el que apuesta LTBC , esta sostenido por los criterios de horizontalidad, cultura libre y gratuita, cooperación, transparencia, uso no lucrativo ni privativo sino colectivo, solidario y responsable de los recursos.Se ofrece como espacio alterntivo en donde la investigación, la reflexión y el debate pretende el empoderamiento y la autonomía, la critica, la construcción, fundamentales para ayudar al individuo a convertirse en sujeto de pleno derecho, es decir, dueño de su deseo,y luchar asi contra la desubjetivacion del individuo, que lo convierte en un sujeto alienado y resignado.

La participación en LTBC es asi una apuesta por el empoderamiento social que contribuye a enriquecer y fortalecer a la ciudadania, ya que el empoderamiento tiene como objetivo el desarrollo de deberes, capacidades y autonomía, tanto social como personal. Toda acción, formación, critica y pensamiento con ambición profundamente democrática ayudan al individuo a convertirse en dueño de su propio deseo, y por tanto, en asumir la responsabilidad y dirección de su propio destino, y por tanto, de asumir también la responsabilidad social que eso supone, alejándose de convertirse en objeto vacio de deseo y resignado a un destino que no le pertenece, o infantilizándose dejando la responsabilidad de la toma de decisiones personales y la implicación en manos de terceros que configuran asi un modelo social jerarquico y alienante para el sujeto.

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La Autogestión en Tabacalera

¿Qué entendemos por autogestión?

La autogestión comunitaria, es una gestión de la comunidad, que ocurre como consecuencia de transformar la espiral descendente de la pobreza en espirales ascendentes de desarrollo. La fuente de la autogestión comunitaria es el cambio de una visión fatalista de la pobreza, sólo como suma de carencias, a una visión esperanzadora, como generadora del impulso necesario para el desarrollo.

La autogestión comunitaria es, entonces, el canal a través del cual el potencial infinito inherente del ser humano se encauza hacia el logro de una vida digna a través de mejorar la calidad de vida de cada uno de los moradores, de acuerdo a sus propios objetivos, metas y con el apoyo solidario de sus semejantes.

La terminología “Auto” es un prefijo que significa “uno mismo”, o “por sí mismo” y Gestión se define como administrar o también como hacer diligencias para conseguir algo, como puede ser un producto, bien o servicio. Pero autogestionario no significa autosuficiente. La idea de autogestión persigue el poder para decidir por sí mismo sobre las decisiones que le afectan.

Con lo expuesto, Autogestión es un proceso mediante el cual se desarrolla la capacidad individual o de un grupo para identificar los intereses o necesidades básicas que lo son propios y que a través de una organización permita defenderlos expresándolos con efectividad en la práctica cotidiana, basándose en una conducción autónoma y en una coordinación con los intereses y acciones de otros grupos, este concepto lleva implícito planificación, democracia participativa y desarrollo sustentable1

La autogestión comunitaria es una herramienta eficaz probada que exalta la utilización de los mejores valores del individuo y de los grupos, situándolos en mejor posición para enfrentar y resolver sus problemas comunes.

.

Confirma lo anterior un estudio del Instituto de Estudios Sociales de La Haya, que compara las comunidades con proyectos de autogestión comunitaria y comunidades que han tenido experiencia en este campo. Luego de medir estrictamente aspectos de organización, comunicación, equidad de género, cobertura de servicios, incremento de ingresos, mejoramiento de la infraestructura, inserción en el mercado y participación en proyectos productivos, demostró que las comunidades con proyectos de autogestión comunitaria avanzan mejor y más rápido en su desarrollo que las otras comunidades que no cuentan con este mecanismo de desarrollo.

Entendemos como autogestión todas las opciones de auto organización social y comunitaria donde la comunidad misma, ya sea sindical, cooperativa, campesina, de mujeres, jubilados, marginados y de cualquier otro sector social oprimido en nuestra sociedad, tome en sus propias manos la tarea de resolver sus necesidades. Para ello se tienen una serie de principios prácticos que encierran el funcionamiento básico de una sociedad autogestionaria:

1. Democracia Directa 2. Acción Directa 3. Apoyo Mutuo 4. Extensión 5. Formación

1. DEMOCRACIA DIRECTA: Son los interesados mismos los que toman sus decisiones, sin delegar en intermediarios la responsabilidad de decidir sobre sus asuntos. Preponderando el concenso como la forma predominante en la toma de acuerdos, y solo en casos extremos recurrir a la votación, evitando el "mayoriteo" y permitiendo, en lo posible, posiciones propias a las minorías.

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2. ACCION DIRECTA: Si son los interesados mismos los que toman sus decisiones sin intermediarios, en la acción directa son también ellos mismos los que gestionan sus propios acuerdos, también sin intermediarios.

3. APOYO MUTUO: Desarrollar el concepto de solidaridad como principio ético de funcionamiento en todas las instancias en las que participemos y asesoremos empezando por nosotros mismos.

4. EXTENSION: El crecimiento en nuestra práctica de estos principios autogestionarios, tanto en la comunidad, extendiendo su influencia en el ámbito sectorial, como por provincias, regiones, así como la aplicación de los principios autogestionarios en nuestra propia intimidad, no podemos manejar la autogestión en la comunidad siendo unos tiranos e intolerantes en la intimidad de las familias, los compañeros o los miembros de la organización.

5. FORMACION: El estudio y la actualización permanente nos permitirá manejar un mayor número de alternativas a valorar en la toma de decisiones.

Estos cinco principios básicos de la práctica autogestionaria, que adaptados a las circunstancias particulares de cada caso, son aplicables en cualquier instancia organizativa, desde el pequeño grupo, el barrio, la comunidad, el pueblo y la sociedad misma, anotando que ninguno es prioritario sobre los demás, y no son sacrificables unos en función de otros, son cinco y se toman juntos.

La autogestión, es un proyecto a largo plazo, quedando claro que los medios tienen que estar de acuerdo con los fines, por ello ninguna lucha puede tener éxito si no es consciente y si no persigue un fin concreto y definido.

El proceso de autogestión comunitaria

La autogestión es un proceso integral de fortalecimiento organizativo, secuencia en las acciones y una capacitación continua, que es robustecer las propias capacidades antes, durante y después de la entrega del bien adquirido, descubriendo las capacidades, destrezas, habilidades individuales, directivas y de grupo de la población. La autogestión comunitaria se conduce con autonomía en coordinación con los intereses y acciones con otros grupos. Ya que este proceso se genera al romper la dependencia y marginación previas para crear un espacio propio de representación, defensa y coordinación, la autogestión comunitaria conduce necesariamente a la conquista gradual de poder económico, social y político.

La autogestión comunitaria comienza, se desarrolla y culmina transformando la actitud, disposición de los miembros de la comunidad hacia sí mismos y hacia los demás. La autogestión comunitaria no debe ser un episodio que brille fugazmente en la vida de una comunidad para luego desaparecer, la idea es lograr cambios que sean permanentes, por ello es imprescindible el proceso de sustentabilidad.

La autogestión cuenta para su implementación en la comunidad con la Planificación alternativa, aspecto práctico del trabajo comunitario. La autogestión comunitaria, como práctica social, es un sistema de planificación alternativo que opera en la propia comunidad, poniendo en práctica actividades conjuntas en torno a intereses compartidos. implica conocer la realidad, desear un cambio positivo, idear un futuro mejor; definir las acciones necesarias para alcanzar esas metas definiendo el camino que facilita lo deseado para construir la organización adecuada que haga realidad esta meta.

El sistema de planificación alternativo es un instrumento ajustable y flexible oponiéndose a las actitudes sociales nefastas, como el fatalismo, la resignación y la improvisación. La planificación alternativa ha demostrado ser una eficaz herramienta educativa, comunicativa, organizativa que puede transformarse en un instrumento técnico - político en poder de las comunidades.

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Desarrollo histórico de CSA La Tabacalera

Introduccion (texto sacado del blog de Tabacalera, Documentando…historia colectiva del CSA la Ta bacalera de lavapies)

Los centros sociales autogestionados surgieron en el último cuarto del siglo pasado como un dispositivo propio de los movimientos alternativos en las grandes ciudades europeas. Fundados sobre la carencia de espacios y con el objetivo de constituir una nueva área de actuación muy definida frente a las políticas convencionales, tomaron en los años noventa rumbos muy variados, condicionados por las diversas situaciones en las que se insertaban y por los sucesivos momentos de mestizaje que se produjeron a medida que avanzaba su experiencia.

En algunos casos, eso supuso una profunda reconsideración de sus orígenes, y la ampliación de su campo de trabajo como respuesta a los nuevos contenidos que se añadían a medida que tanto el activismo político y social como el activismo cultural adaptaban sus formas de comunicación y de intervención a las condiciones cambiantes y creativas de la época, principalmente marcada por la llamada globalización y la influencia decisiva de las nuevas tecnologías.

Así se actualizaba el largo proceso que se ha caracterizado por el deseo de la ciudadanía de contar con el espacio suficiente donde poder desarrollar facetas de su vida no abarcadas por el espacio doméstico o laboral y no satisfechas por los modos de uso del espacio público, marcado, en el contexto del crecimiento urbano, por la escasez y la sobrenormatividad. Facetas que tienen que ver tanto con el desarrollo personal (afectivo, emocional, formativo, cultural, recreativo) como con la satisfacción de necesidades no cubiertas por ninguna forma de institucionalidad (en un empeño paralelo al propio desarrollo de las formas avanzadas del Estado del Bienestar) y con el deseo de investigar y encontrar nuevos recursos que valoricen la propia vida (colectividad, cooperación, apoyo mutuo, alianzas, coincidencias, capacidad de afrontar y solucionar los problemas diarios y/o estructurales de la vida) o que contribuyan a la transformación social. Un deseo ciudadano que la propia valorización de procedimientos democráticos como la participación y el compromiso social impulsa hasta devenir casi una responsabilidad de cada ciudadan@ con el contexto inmediato, con l@s otr@s ciudadan@s y el marco social. Siempre sobre la base de que el deseo que apunta a otras realidades no es solo social o político, es artístico, es vital, es urbanístico.

La tradición de las casas del pueblo o los ateneos, por ejemplo, recogida en los años setenta en el crecimiento de locales de asociaciones vecinales o culturales -y expresada en las políticas públicas con insuficiencia en dispositivos dotacionales como centros municipales o de distrito-, se conforma, con la inclusión de nuevas vertientes -como la artística y la genéricamente llamada cultural- en un nuevo magma heterogéneo de expresiones sociales que buscan sus vínculos en los centros sociales, precisamente en un tiempo en que los vínculos sociales clásicos del siglo XX, fijados sobre el empleo o el territorio, se desenlazan en el proceso de desregulación que pone en crisis el desarrollo del Estado del Bienestar.

Si esa nueva regulación social genera, entre otras cosas, la heterogeneidad y fragmentación de la experiencia social y la fijación del individuo como único agente de responsabilidad o de la individualidad o la confianza institucional delegada como únicos recursos para desarrollar la propia vida, los centros sociales se ofrecen como marco donde reclamar la construcción de nuevos vínculos y experimentar una nueva confluencia de sujetos sociales, donde activar la generación de nuevas formas de compromiso social, donde pensar formas de participación directa en los empeños comunes y, finalmente, donde desarrollar un nuevo modelo de institucionalidad social que las propias instituciones públicas no han podido encontrar.

Sin embargo, la diversificación de la experiencia social no ha significado solo fragmentación y la heterogeneidad no representa solo la dispersión de lo común, sino que se han reinventado también sobre la ampliación y el cruce de conceptos antes limitados, especializados: la obra se desmaterializa, el arte se hace activismo, el repertorio de recursos de los movimientos sociales se diversifica y deja de constreñirse a la forma repetida de la demostración de fuerza y la presión directa y los modos de participación ciudadana se autonomizan respecto a los cauces predeterminados por las instituciones y las prácticas clásicas.

Entonces, los centros sociales no se manifiestan como el espacio de desarrollo programático de un sujeto indeterminado, por construir o marginal, sino como el espacio abierto a la confluencia de colectividades, culturas, expresiones sociales, que buscan construir una nueva experiencia de lo social en situaciones marcadas, por un lado, por la precariedad, la debilidad del lazo social, la dependencia económica y política, la mercantilización, la

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colmatación del espacio público y su sobrerregulación administrativa, y por otro, por la riqueza de recursos inmateriales de la ciudadanía (redes, creatividad, formación, saberes, competencias…).

Espacios de naturaleza pública (procomún, de propiedad no restringida sino al uso común), accesibles y capaces de responder a demandas muy diversas en base a una concepción democrática, participativa y amplia del concepto de cultura. Espacios de lo imprevisto, pero también espacios autodeterminados en cuanto que generan sus propios criterios y modos de funcionamiento en virtud de los procesos abiertos que los consituyen. Espacios cercanos o inmediatos, que buscan su interacción con el territorio donde se instalan no sobre la base del cumplimiento de sus propios objetivos o funciones, sino sobre el gobierno común de las posibilidades que abre su presencia en un territorio y la influencia de las características de este territorio en la conformación del nuevo espacio.

De esta manera, en un contexto definido por una doble crisis: la de los grandes relatos de transformación y la de la propia estructura social de las democracias avanzadas, es precisamente la profundización de la democracia, de la participación crítica y la defensa de los derechos ciudadanos y sociales lo que viene a ocupar el primer plano de las actividades de algunos CSA, que se convierten en herramientas de comunicación y difusión cultural en su sentido más amplio, en una convergencia lógica con las prácticas del arte generativista y de contexto, con el activismo tecnológico y con los grupos ciudadanos impulsados por la preocupación por su contexto más cercano.

En Madrid, y en Lavapiés en concreto, esa confluencia de ángulos de perspectiva genera un nuevo modelo de centro social autogestionado que se presenta como integrador de los diversos impulsos de intervención social, con la propuesta de servir como modelo para una nueva práctica instituyente que derive en la construcción de un nuevo tipo de espacio público que debería generarse a partir del reconocimiento del valor democrático y la singularidad de las propias prácticas sociales y creativas.

De ese modo comienza a pensarse el centro social autogestionado como una herramienta eficaz para organizar y responder desde la propia iniciativa ciudadana buena parte de los deseos y necesidades sociales, en tanto que se ha demostrado capaz de construir un espacio alejado de la homogeneidad social o el monolitismo cultural y de activar la complejidad y la diversidad -social, artística, nacional, étnica, crítica-, de producir un dispositivo no pensado desde la funcionalidad institucional sino desde la participación. Capaz, entonces, de responder a situaciones y composiciones cambiantes, a diversos registros culturales, de adaptarse a nuevas exigencias, de inducir a nuevas experimentaciones y acoger nuevos agentes sociales y culturales de la ciudad, en una dinámica de corresponsabilización sobre el espacio público y de protagonismo de las prácticas menos protegidas por las insituciones convencionales.

Es ese tipo de tipo de propuesta la que, en concordancia con la Dirección General de Bellas Artes, del Ministerio de Cultura, se recoge en el CSA La Tabacalera desde febrero de 2010.

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Trayectoria histórica El edificio de la antigua Fábrica de Tabacos de Embajadores es de titularidad pública, y está adscrito al Ministerio de Cultura, a través dela Dirección General de Bellas Artes (DGBA). Por sus características, espatrimonio histórico, catalogado como Bien de Interés Cultural.De un total de 30.000 metros cuadrados, 9.200 acogen el Centro Social Autogestionado La Tabacalera de Lavapiés (LTBC), en virtud de unacuerdo entre colectivos sociales y artísticos y la DGBA desde febrerode 2010. Transcurrido este tiempo, LTBC, articulado como proyectoautónomo, ha solicitado a la DGBA la ejecución de un convenio de cesiónde uso que dé estabilidad, en el edificio y en el tiempo, a esta innovadoraexperiencia de colaboración entre el Ministerio y la iniciativa social y artística que conforma el Centro Social. La cesion del espacio de tabacalera como centro social autogetionado es el resultado del trabajo, el esfuerzo y la lucha de los movimientos ciudadanos del barrio de lavapies Desde que se supo que la actividad industrial iba a cesar en la Fábrica de Tabacos de Embajadores la Tabacalera, ha movido la imaginación de muchos colectivos del barrio. En 1998/1999 se hizo una propuesta de recuperación de espacios públicos para iniciativas sociales presentada por la entonces Red de colectivos de Lavapiés al Ayuntamiento, donde se planteaba la existencia de tabacalera como un centro de formación, viviendas asistidas para mayores, viviendas sociales de alquiler, un espacio de experimentación escénico-artítica, una ciudad escolar, un centro social autogestionado, con salas de ensayo, espacios de reunión, salas de conferencias, un área de autoproducción en nuevas tecnologías, un área de edición y proyección audiovisual... Tabacalera se planteaba como el edificio apropiado para experimentar con un centro integrado de diversas iniciativas y proyectos que sirvieran para paliar alguno de los muchos problemas de Lavapiés con un protagonismo activo de sus habitantes a la vez que para desarrollar el enorme potencial creativo, el rico y complejo tejido social del barrio y, por extensión, de la ciudadanía madrileña.

En noviembre de 2003, gentes de El Laboratorio en el Exilio y de la red de Lavapiés propusieron al nuevo Ayuntamiento que Tabacalera se abriera a las iniciativas sociales y se iniciara un proceso de reflexión público y participativo para decidir el destino final del edificio. No se trataba simplemente de instalar en Tabacalera una nueva experiencia del Laboratorio, sino impulsar un debate democrático y abierto a los ciudadanos y las ciudadanas sobre qué se debe hacer con este edificio, planteando que el propio debate es de por sí un modo de consolidar un tejido social comprometido con su territorio, una ciudadanía activa, potente, crítica, no clientelar ni sumisa, que no acepta la separación entre, por un lado, la política como actividad profesional y “técnica” y, por otro, las condiciones de la vida cotidiana y las transformaciones de la ciudad. En ese edificio abierto se podía reiniciar la experiencia de un centro social autogestionado que continuara la experiencia de los Laboratorios y facilitar el debate ciudadano sobre la conveniencia social de este.

En 2004 se constituye La Tabacalera a Debate, activación de una red social abierta pero a la vez acotada a unos objetivos: en torno a la idea de que el destino final de la Fábrica de Tabacos de Embajadores se decidiese en un proceso de participación ciudadana (frente a varios proyectos aun no definitivos que se barajaban desde el Ministerio de Cultura, su propietario), la iniciativa recogía las complejas luchas territoriales, culturales y políticas que sobrevolaban el enorme edificio de LTBC (uno de los últimos grandes “contenedores” del territorio Lavapiés-Embajadores) desde hacía años.

La política cultural y urbanística de espectacularización de la vida, la creación de una ciudad o una imagen de la ciudad articulada en torno al consumo, al ocio, al turismo, a los servicios privatizados busca reducirnos al anonimato, separarnos de las decisiones, hacernos súbditos pasivos, espectadores de la vida, nunca protagonistas de la ciudad. En una ciudad ajena, gobernada por fuerzas que se quieren invisibles, la vida social desaparece, la vida es un asunto individual que los representantes polítcos se encargan de gestionar, sumergiéndonos en luchas por la vida -más integrados, felices en nuestra soledad, conectados al trabajo dependiente y precario y sus tiempos de vida, hipotecados- que no nos interesan. La Tabacalera se planteaba como una oportunidad para resisitirse y experimentar una ciudad de ciudadan@s activ@s frente a la globalización de los modos de vida que conduce a una pasividad clientelar. Proponiendose desde cuatro ópticas críticas para pensar Tabacalera:

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1.- La función productiva histórica del edificio y el papel esencial en la construcción de la ciudad de la producción social no mercantil

2,.La potencializacion de formas de arte y cultura que arraiguen y se expresen en nuestros propios modos de vida y no como función meramente contemplativa

3.- Dentro del planteamiento de los centros históricos pensados como espacios públicos y sociales, conseguir el uso ciudadano de este edificio público

Se propuso LTBC como centro social autogestionado porque se veía este espacio como heredero de la cultura generada en los centros sociales como espacios de transformación social e intervención en la ciudad. Ese planteamiento era una hipótesis por verificar: la posibilidad de hacer de LTBC un centro social. Se convertía entonces en un espacio para la experimentación: social, política, artística.

En ………el centro social autogestionado El Laboratorio 03 fue desalojado en plena efervescencia de actividad e iniciativas. El Laboratorio como okupación ilegal, ponía el dedo en la llaga de la especulación inmobliaria y de la mercantilización de la vida. la experiencia recogió la pasión y el apoyo de cientos de personas y de decenas de colectivos sociales. La corta experiencia del Labo 04 sirvió para establecer un vínculo definitivo entre gentes del Laboratorio y de la Red de Lavapiés y para valorar conjuntamente que Lavapiés es más rico, más habitable, con un centro social autogestionado que sin él. Sirvió para ser conscientes que Que la cantidad de creatividad, rebeldía, de iniciativas autónomas, sociales, culturales, artísticas, vitales que se encuentran y se producen en Lavapiés toman cuerpo en un centro social autogestionado y se debilitan cuando no tienen un espacio común donde desarrollarse en libertad.

En otoño de 2009, la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, en el marco de un programa de uso temporal de edificios de propiedad ministerial pendientes de rehabilitación y vacíos, ofrece a un colectivo de artistas y activistas (SCPP, su formato jurídico) el desarrollo de una instalación o una exposición en la Fábrica de Tabacos de Embajadores. El colectivo ha estado ligado en Lavapiés a los centros sociales autogestionados, especialmente al Laboratorio, y a diversas iniciativas locales que reivindicaban el uso social del edificio de La Tabacalera, como la Red de Lavapiés y La Tabacalera a Debate. Así, informa a otros participantes de estos viejos proyectos y devuelven una contraoferta al Ministerio: poner en marcha en el edificio un centro social autogestionado.

El Ministerio considera la oferta y ese pequeño núcleo de personas hace pública la situación y hace una convocatoria abierta a colectivos e individuos que podrían estar interesados. En esa convocatoria, se presenta un plan de entrada al edificio en tres fases: adecuación del edificio, organización del proyecto, y apertura pública. La adecuación, cooperativa y autogestionada, formará parte del proyecto, puesto que será llevada a cabo por l@s propi@s participantes (se forma el eje de Autoconstrucción), que entretanto estarán haciendo el diseño organizativo del centro social (eje de Autogestión y Participación), a partir de unos criterios básicos: apuesta por la cultura libre, participativa y gratuita, por la cooperación y por la horizontalidad y la transparencia organizativa.

El Ministerio acepta la propuesta, que limita a un año de duración. Ese límite temporal condiciona lo suficiente como para aceptar una dotación económica del Ministerio al proyecto, para acelerar los trabajos de adecuación y la obtención de recursos imprescindibles para el centro social. Al fin y al cabo es dinero público que será utilizado óptimamente, y en buena parte corresponde a condiciones que el propio Ministerio pone para que se pueda producir la apertura, fundamentalmente relacionadas con asuntos de seguridad para las personas y otras obligaciones propias de un edificio público.

Tensiones dentro del propio Ministerio dificultan que se lleve a cabo la apertura completa, que finalmente se produce el 12 de junio (????). Cuando ocurre esta, el uso efectivo del espacio ya se ha puesto en marcha: durante las obras de adecuación, la fase del diseño organizativo salta en la práctica por los aires, porque buena parte de los espacios se lanzan al uso al tiempo que se rehabilitan, en una distribución confusa que resitúa la organización en términos de desarrollo autónomo de áreas de trabajo coordinadas en un compromiso difuso de cooperación entre sí.

En paralelo, el Ministerio ofrece primero un convenio para formalizar la relación, aunque en último momento opta por un contrato con la asociación SCCPP para desarrollar durante un año, hasta finales de febrero de 2010, el proyecto “Centro Social Autogestionado La Tabacalera de Lavapiés”.

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Desde el principio, y especialmente en verano, se comprueba la enorme receptividad y expectación que despierta un espacio que se ofrece de modo abierto, poco burocrático, muy flexible, al tiempo que se confirma el enorme grado de complejidad del proyecto, que ya no tiene otra opción que asentar multitud de criterios indispensables durante su propio desarrollo, en conflicto con la propia vorágine de actividad y la multiplicidad y pluralidad de agentes en juego.

Comprobamos así que no hay correspondencia entre el creciente uso del espacio y la capacidad de gestión y organización colectiva de este, lo que obliga a sobreesfuerzos, facilita asimetrías de responsabilidad y dificulta la deseable horizontalidad democrática y la transparencia, la comunicación y la información imprescindibles para estas. Al tiempo, el predominio algunos días de actividades de mucho volumen y uso temporal, con bajo nivel de coordinación, produce ciertas dificultades, se detectan incompatibilidades y límites de participación que comienzan a tratarse como problemas. Momentos como la visita de la ministra y el intento del Ministerio de permitir la grabación de un videoclip comercial de un tal Alejandro Sanz visibilizan asimetrías en la transparencia y en el calado de criterios comunes que se consideraban bien asentados. Mientras tanto, la pluralidad y la complejidad de los sectores sociales que acuden a La Tabacalera y la actividad se multiplican, se asientan numerosos espacios y proyectos y el centro social contribuye a la potenciación de otros muchos colectivos sociales y culturales, que obtienen de La Tabacalera proyección y financiación, en ocasiones no exentos de problemas.

Este periodo desemboca en unas jornadas de reflexión, de recapitulación, que darán paso a un nuevo marco de trabajo que incluye una llamada más precisa y concreta a la participación y la corresponsabilidad en el desarrollo de tareas propias de la gestión de lo común y un impulso de los espacios colectivos de debate, decisión y organización, que se prolongará en la creación de nuevos grupos de trabajo y comisiones, en busca de mayor transparencia, corresponsabilidad y reorganización de aspectos concretos del CSA, como la economía, la programación, la participación y la atención a situaciones de exclusión.

Entretanto, la relación con la Dirección General de Bellas Artes (DGBA) del Ministerio de Cultura se estabiliza. La valoración del Ministerio de la experiencia es positiva y su respeto por la autonomía del proyecto no se resiente, lo que evita situaciones de conflicto. Los contactos se hacen periódicos , y a ellos acuden nuevas personas del centro social. Se presenta como objetivo el reconocimiento por parte del Ministerio del CSA la Tabacalera como un agente sigular, más allá de la relación contractual establecida al inicio. En la última reunión de 2010, tanto el CSA como la DGBA dan por hecha la continuidad del proyecto de La Tabacalera, en tanto que el proyecto de desarrollo del Centro Nacional de Artes Visuales aún no es inminente, y a pesar de que ciertos aspectos de este tienen previstos realizarse durante 2011.

(texto sacado del blog de Tabacalera, Documentando…historia colectiva del CSA la Ta bacalera de lavapies)

El momento en el que surge la posibilidad de activar el edificio de LTBC como espacio social, recogiendo así una demanda ya histórica en el barrio, se define por la incertidumbre: una relación débil con el ministerio; la posición institucional, desconfiada y el entramado social sostenedor del proyecto, disperso y complejo: las redes que antes se habían movilizado por este edificio estaban desactivadas o recombinadas en otros espacios o proyectos. La fragmentación social no permitía una apuesta a priori por esta negociación, y más bien se esperó con cautela a que la oferta se materializase para movilizarse sobre la propuesta. Este compás de espera generó dos reacciones contrapuestas: la máxima expectación entre aquellos sectores más vinculados a cierta producción artística, que veían en el espacio de LTBC la oportunidad de disponer de un recurso e incluso una promoción, frente a la desconfianza de quienes veían la oportunidad muy débil y constreñida. Así, el propio proceso interno encarnará la tensión entre un proceso instituyente y un cúmulo disperso de experiencias, que, en tanto que supone un complejo y rico experimento social, posibilita la reflexión sobre nuevas formas de institucionalidad pública.

septiembre 2011 a enero de 2012,Tabacalera plantea una nueva planificación estratégica después del análisis y la evaluación que en septiembre del 2011 se lleva a cabo, materializandose en la refundación con la reafirmación en el proceso de autogestión.

El periodo de la refundación trae como consecuencias la reafirmación de los pilares del CSA.

En la actualidad, TBC sigue apostando por los mismos principios ideologicos que movieron la pasión y la lucha de tantas personas y movimientos ciudadanos del barrio de lavapies.

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Explorando autogestión en Tabacalera:

Trayectoria historica

Desde los inicios de Tabacalera se veía la dificultad de la autogestión, y por tanto la importancia de la necesidad de reflexionar sobre ellos. Prueba de ello es el siguiente texto de los primeros tiempo de tabacalera,extraido del blog explorando la autogestión.

¿Es un centro social un lugar donde “se hacen muchas cosas en un solo sitio”? ¿Vale con hacer una asamblea de vez en cuando para que un espacio sea horizontal y democrático? ¿Los conflictos desaparecen cuando la gente se gobierna a sí misma y el buen gobierno es solo una cuestión de formas?¿Qué diferencia puede haber entre un centro social autogestionado y otras instituciones tipo?

Nuestro tiempo es el tiempo en el que la democracia es un valor que se pretende universalizable: así, democrático es todo sistema con elecciones y división de poderes: debe de ser por eso que estamos tan satisfechos con la forma en que se nos gobierna, por eso nos sentimos tan implicad@s en la política oficial y valoramos tanto nuestras instituciones.

Sin embargo, cuando ponemos en marcha otras formas alternativas de buen gobierno (de lo pequeño: otra escala nos es desconocida), con frecuencia adjudicamos al proceso términos floridos como “tedio” o “manipulación” y tratamos a un@s de “listillos de asamblea” o a otr@s, de “parásit@s”, y parece que no se puede hacer otra cosa que asamblearse o escaquearse, o generar centros, aunque vemos que la vida serpentea…

Entonces, para iniciar el proceso de conversión de Tabacalera en un centro social autogestionado parece conveniente no partir de ideas preestablecidas (“esto es así y lo que hay que hacer es esto”, un abecé del buen rollo democrático-asambleario): cada experiencia es singular, un encadenamiento (¿que libera?) de momentos de investigación, de creación. Tampoco, por el lado contrario, ser tan prepotentes para desperdiciar saberes o experiencias acumuladas, las propias críticas que cada experiencia ha señalado, sus apuestas creativas, sus e/ho-rrores.

Lo que proponemos es realizar una prospección de esos saberes, de modelos, de herramientas, no solo para diseñar la puesta en funcionamiento del monstruo (esto se organizará así o asá), sino también para anticipar recursos colectivos “inteligentes”: que potencien nuestra capacidad inmensa de alegría y cooperación, y también que sitúen y traten de resolver problemas, desde los microproblemas -que se hacen gigantes- de las posiciones desiguales dentro de los espacios comunes (el control de la información, la habilidad para tejer redes y alianzas o prestigios, el poder y el empoderamiento…) hasta los problemazos que cualquiera pueda imaginar en la gestión de un espacio social.

Al inicio del proyecto CSA La Tabacalera, se propuso una mecánica de trabajo que consistía en el desarrollo de tres fases sucesivas. En ese contexto, la propuesta iba acompañada de una estructuración en ejes -dinámicas trasversales que afectaban al conjunto-, uno de los cuales era el de autogestión. Era la invitación a desarrollar conjuntamente la reflexión al respecto de la autogestión del centro social: qué significaba eso para la gente que comenzábamos, qué referencias podíamos tener para tomarlas como punto de partida, qué sensibilidades y experiencias convivían, qué tipo de objetivos nos planteábamos, cómo favorecer la participación y la horizontalidad, qué tipo de organización adoptaría el centro social como más adecuada, etcétera. Todo esto partía de la base de que las experiencias previas podían ser muy distintas y de que cualquier experiencia o modelo solo sirve si es situado en su espacio, su composición y su tiempo determinados.

El objetivo de que todo el mundo se implicara en el trabajo de reflexión y decisión acerca del modelo no se iba a cumplir. El eje se dinamizó a partir de un grupo de trabajo que debía aportar materiales y espacios de reflexión y procurar mecanismos y herramientas de participación. Al poco de iniciarse el proceso, la transversalidad de esa propuesta ya era cuestionable: nmucha gente llenaba ya los espacios sin vincularse a una reflexión en común sobre las características y objetivos del proceso. La clave común acerca del sentido de un centro social autogestionado de nuevo cuño se construía sobre la vía de los hechos: la autogestión era aquello que estábamos haciendo. En esa situación, nos propusimos traer el debate al centro social de la mano de la puesta en común de otros modelos y experiencias y del análisis colectivo de propuestas. De las varias que hablamos, solo pudo encontrarse un momento de debate con Amarika, de Vitoria-Gasteiz. Las jornadas iniciales, además, no pudieron calificarse de exitosas.

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En cualquier caso, la elaboración del esquema que ha guiado la composición organizativa del CSA fue gestada, debatida y decidida colectivamente, que era parte del objetivo de la programación en fases. La pulpiflor fue el resultado de ello.

Sin embargo, se acumularon dos lecturas simultáneas: 1. la autogestión es un eje temático de la experiencia de La Tabacalera, no hay CSA sin autogestión, 2. pero el tema lo trabaja un grupo concreto, residuo de las primeras reuniones del eje.

La lectura nos parecía contradictoria y, al cabo, resulta incómoda.

Un eje (un tentáculo en la pulpiflor) no es un grupo de trabajo concreto, sino un motivo principal del funcionamiento del CSA. Un pétalo es un área geográfica donde convergen grupos de trabajo, proyectos o iniciativas. Un eje produce encuentros, un grupo se reúne.

Las pocas personas que seguimos reuniéndonos con la autogestión y la participación como motivo central hemos cumplido una extraña función, semiorgánica, dependiente del conjunto, a veces trabajando por encargo, y a veces con la dinamización de las reuniones como trabajo delegado (hasta el punto de sentirnos en la obligación de facilitar herramientas para responder a respuestas que poca gente demandaba, lo que nos llegó a atar incluso a la hora de hacer nuestras propias propuestas). Hemos sufrido cierto bloqueo de iniciativa en esa función: hemos procurado más facilitar debates que adoptar posiciones propias, que llevar iniciativas propias. En efecto, en parte por una mala interpretación nuestra del proceso y del esquema organizativo: operando como un eje y no como una parte de un pétalo, un pigmento, una gota de rocío del pétalo, afectado como cualquier otro por la temática de la autogestión concreta de La Tabacalera.

Necesitamos una descarga: una decisión de qué papel adoptamos dentro del CSA y cómo lo llevamos a cabo, un posicionamiento más autónomo y propositivo, menos funcional y orgánico.

El tentáculo de la autogestión no precisa de un grupo de trabajo, sino de momentos, dispositivos, herramientas de reflexión, revisión, comprobación de lo que colectivamente estamos generando y de si ese es el marco preciso de un proyecto autogestionado.

Las personas que estamos reuniéndonos en el marco de Aut-Part precisamos un plan de trabajo propio, pensar qué tipo de propuestas queremos llevar a cabo, pensar cómo esas propuestas pueden contribuir al desarrollo del aspecto autogestionado del proyecto, trabajarlas con independencia, descargarnos de una responsabilidad mal interpretada, ponernos en la posición de una parte de un pétalo, como La Madriguera o el grupo de Kung Fu. Un@s hacen arte, y al hacerlo, movilizan ideas, materiales, contenidos, experiencias, debates, valoraciones, relaciones: no nos da vergüenza decirlo, lo nuestro no es el arte1, pero lo demás también forma parte de nuestro trabajo. Si se lee nuestro trabajo en esa clave, no podrá leerse como el de vigilantes de la autogestión, expertos en dinámicas participativas, órgano de consulta o pepito grillo de la pureza democrática. Si se lee la autogestión como el tema de un grupo de trabajo, se estará abandonando la transversalidad de ese contenido en LTB: no es bueno contribuir a ese error. Así, entonces, es bueno pensar que el tentáculo de la autogestión sigue plenamente vigente, activo, y debe ser motivo de reflexión constante, de valoración, de precisiones y variaciones. Pero que esa es tarea de tod@s o no es tarea de nadie. Que aquel que fue grupo o eje de autogestión en sus inicios ha mutado: y lo hace hacia gota de rocío, pigmento de un pétalo o polen volador, como grupo que trabaja en Despachos sobre aquello que nos hizo juntarnos hace unos meses, con la temática de la autogestión, la reflexividad interna de los grupos complejos y la participación como motivos centrales de su trabajo, como los libros son el motivo central de la biblioteca, pero que abandona la pesada carga de parecer que es lo que no es.

Larga vida, pues, al tentáculo de Autogestión, que atraviesa cada uno de los grupos y espacios de trabajo, que perfila en buena parte los contenidos de la reu/asamblea de coordinación y los procesos internos de comunicación y de puesta a punto del proyecto político de La Tabacalera.

(Explorando la autogestión Otro sitio más de Blogs de La Tabacalera)

Desde la refundación yRemitiendonos a los objetivos, que rigen la vida del centro, el transcurso de los dos últimos años nos ha llevado a tomar conciencia de la necesidad de generar una estructura grupal solida que de vigencia a estos fines. Para ello ha sido necesario matizar metodologias y protocolos. ha sido necesario un proceso complejo

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que nos ha llevado a darnos cuenta de riesgos importantes en todo lo relacionado con la toma de decisiones. La apuesta por la horizontalidad y el asamblearismo, pilares basicos del funcionamiento y la filosofia del CSA LTBC, se ha topado con dificultades que ha sido necesario resolver. Las diferencias en los ritmos y capacidades de implicacion, muy vinculados a menudo con los privilegios heredados de las personas que formamos el centro, asi como los distintos niveles de experiencia colectiva y cooperativa, han dado lugar a desencuentros que se han convertido en oportunidades de aprendizaje. El respeto de los acuerdos que rigen la asamblea, asi como de los acuerdos que la asamblea toma sobre el funcionamiento del centro, ha sido necesario focalizarlo como un objetivo prioritario para el comun. A pesar de que la metodologia asamblearia ha estado siempre clara en el centro, ha sido necesario desarrollar mecanismos que faciliten la asistencia a la asamblea por parte de todos los colectivos, asi como realizar un intenso trabajo de debate y consenso por parte de todas las personas que utilizan el centro, para que todos podamos hacer nuestras las normas y asi respetarlas. La apuesta del CSA LTBC por la formacion de personas de muy diferentes realidades sociales y culturales en tecnicas de facilitacion y toma de decisiones ha supuesto un cambio relevante para la vida del centro. Esta ha sido una de las iniciativas concretas a las que nos ha llevado el tomar conciencia del riesgo de reproducir de forma involuntaria estructuras de poder que quitan voz y posibilidad a personas e iniciativas que forman parte del centro. Desde la conciencia de ese riesgo, que puede llegar a ser muy destructivo para la creación de comunidad en el centro, intentamos generar estructura que empodere a la totalidad de los miembros, que nos permita conocernos e interactuar en el mayor numero posible de espacios. Ha sido clave en este proceso la rotacion obligatoria en las figuras de moderacion y facilitacion de la asamblea, pues muchas de las personas implicadas en la vida del centro se han visto forzadas a protagonizar un aprendizaje de los mecanismos que rigen este organo de decision. Este esfuerzo se concreta tambien en la presencia obligatoria de los colectivos en las comisiones, en la comunicacion y el acompanamiento en el cumplimiento de los acuerdos, en la organizacion de jornadas de limpieza y mantenimiento, etc. En este sentido la vivencia de conflictos nos ha llevado poner en marcha herramientas de escucha y acompañamiento que se han visto muy conectadas a la visibilizacion de las diferencias. Nuestra diversidad social, economica y cultural nos lleva a protagonizar enfrentamientos que hemos necesitado articular a traves de tecnicas de resolucion de conflictos y mediacion. En este esfuerzo ha sido importante intentar llevar a lo visible los privilegios y las carencias que conviven en cada uno de nosotros (en funcion de nuestro genero, raza, situacion legal, situacion economica, etc.) y que articulan nuestra manera de relacionarnos en el centro social. Construir de forma lenta y consciente un espacio en el que los valores que merezcan reconocimiento esten conectados con el comun y lo colectivo. Histórico:

Durante los dos primeros años de apertura del CSA LTBC (2010-2011) el reto fundamental consiste en experimentar nuestra capacidad -nosotros, la ciudadania- para organizarnos de forma autonoma y gestionar un nuevo modelo de institucion -ni publica ni privada- que tenga como referencia los valores de cooperacion, horizontalidad, gratuidad, cultura libre y transparencia. Esta tarea se realiza por una gran diversidad de personas y con una ausencia de referentes claros:el CSA LTBC no es una institucion cultural publica al uso -gestionada por un equipo de profesionales organizados en una estructura vertical que permite establecer criterios y objetivos claros- ni es un centro social ocupado -compuestos, normalmente, por personas que comparten una afinidad en practicas y metodologia que facilitan encontrar lineas comunes de trabajo-, modelos para los que si conocemos referentes claros. Tenemos que inventarlo todo entre nosotras, personas cualesquiera que no nos conocemos previamente, con trayectorias vitales,intereses y sistemas de creencias diversos que nos encontramos en este espacio para construir juntas un espacio comun. Este reto, crear un modelo de gestion comun, requiere tiempos y espacios de debate y reflexión que son dificiles de hallar por la frenetica actividad y la desbordante cantidad de propuestas que se ponen en marcha. La novedad del proceso y del modelo despierta entre la ciudadania y los medios de comunicacion una atencion y un interes que condicionan el dia a dia, convirtiendo el CSA LTBC en uno de los sitios de moda de la ciudad: el lugar donde “hay que estar” si interesa la cultura, el arte, lo social o el ocio alternativo. Por otro lado, la precaria situación legal respecto a la Administracion General del Estado -contratos anuales con el Ministerio que se renuevan en base a una evaluacion que atiende casi exclusivamente al volumen de actividades y a su repercusion en los medios- y la constante presion de un importante numero de personas participantes en el proceso

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que ven un riesgo parar a pensar como nos organizamos -y dejar de hacer otras actividades, representan tensiones y fuerzas que influyen en el proceso, complejizandolo aun mas. A pesar de estas dificultades, durante los dos primeros anos, el CSA LTBC supera el reto y consigue construir, no sin dificultades y problemas, una institucion relativamente estable –el convenio de cesion por ocho años firmado en 2011 es signo de ello-, gobernada por el común -todas las personas que quieran participar-, donde las actividades que se realizan parten del propio interes de las participantes -a diferencia de los modelos culturales clasicos-, se llevan a cabo por las personas interesadas -trabajando desde la autogestion y la responsabilidad- y cuya relacion con el Estado -titular del edificio y entidad de la que depende legalmente la continuidad del proyecto- se fundamenta en una gran independencia y autonomia. A la vez, se evita el peligro de “morir de exito” y de que los factores dominantes en la cultura actual -relaciones de poder y dominacion, intereses personales y carreras profesionales, beneficio economico, etc- se impongan en el proceso y definan el que y el como. Pasados estos primeros años, con la firma del convenio actual y la estabilidad que otorga, con los consensos logrados en la primera etapa y con el fin de la “moda” Tabacalera -efimera, como cualquier otra-, En cuanto a la calidad de la gestion comun, que la horizontalidad sea un pilar basico de Tabacalera no significa que sea una realidad, sino una tendencia y un objetivo para que todas las personas que participamos en el proceso podamos hacerlo en igualdad de condiciones y aportando desde realidad para la construccion de algo comun. En el dia a dia y en los espacios comunes de toma de decisiones nos encontramos personas de diferentes nacionalidades, con historias personales y valores culturales distintos, situaciones economicas y sociales diversas, con unas capacidades y habilidades diferentes. Esto plantea el reto de construir mecanismos y herramientas que no dejen fuera a quienes tienen menos dominio del castellano, a quienes no manejan con soltura herramientas digitales, a quienes viven en situacion tan precaria que su presencia en el CSA LTBC esta muy condicionada, etc. En este sentido, el proceso de revision de normas y acuerdos realizado entre septiembre y diciembre de 2012 ha sido fundamental. La calidad de la gestion comun -la facilidad de llegar a acuerdos, el menor nivel de conflictividad en el cotidiano- suponen un exito importante del proceso.

Durante el periodo de tiempo que nos ocupa, el CSA LTBC ha consolidado su identidad a partir de la diversidad y variedad de actividades que acoge. Los mecanismos de programación garantizan el respeto a la diversidad y facilitan la cooperacion con todos los agentes sociales interesados. MODELO DE FUNCIONAMIENTO Uno de los objetivos centrales del CSA LTBC es el de consolidar un modelo autogestionado de produccion y difusion cultural basado en la participacion democratica, la corresponsabilidad y la libre creacion y distribucion de contenidos culturales. Este deseo de consolidar un modelo se desarrolla en un marco de continua transformacion y cambio: el grupo de personas que participa en LTBC varia constantemente, haciendo real la permeabilidad, polivalencia y accesibilidad del espacio frente a la apropiación privativa y excluyente de otros modelos. La apuesta del CSA LTBC es mantener viva esta tension, permitiendo los debates y los cambios que mantienen el proceso en constante evolucion. Respetando y siguiendo los criterios metodologicos9 del centro, creamos nuevas herramientas y revisamos y transformamos las existentes para dar cuenta de las exigencias de gestion de un espacio tan grande y compuesto por una diversidad de personas con diferencias culturales y etnicas muy distintas. Sigue siendo cualidad distintiva LTBC la posibilidad de investigar, practicar, modificar y replantear el modelo, con la flexibilidad y adaptabilidad necesaria a los diferentes momentos del centro social, frente a modelos mas rigidos y jerarquicos de gestión que acogen con mayor dificultad los nuevos retos de creacion y cooperacion social. Cómo nos organizamos Entre noviembre de 2011 y noviembre de 2013, los cambios en la composicion del grupo que sostiene el dia a dia, el caracter de la convivencia y las diferentes decisiones sobre organizacion y funcionamiento del centro, permiten diferenciar cuatro etapas: Septiembre 2011 - Marzo 2012. Durante el otono e invierno de 2011, a raiz del nuevo convenio de cesion que ofrece una estabilidad mayor al proceso, se ponen en marcha unas jornadas de trabajo y debate con el objetivo de fijar protocolos y criterios de funcionamiento estables, que definan el modelo de CSA LTBC y dibujen lineas a medio plazo que faciliten la incorporacion de nuevas personas.

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Durante la primavera y verano de 2012, una vez que se han puesto en practica estas decisiones y el funcionamiento del centro alcanza mayor estabilidad, se produce una gran renovacion en la composicion de personas que participan activamente en su gestion. Un porcentaje importante de las personas que participaron en los inicios del proceso van tomando distancia con el proyecto para involucrarse en otras actividades y procesos participativos. Estos movimientos van acompanados de la llegada de nuevas personas. La transicion se realiza poniendo el foco en la transmision de conocimiento (metodologias, herramientas, documentacion, etc) de forma que las formas y modos del CSA LTBC se mantengan pese al cambio de las personas que participan de su gestion. La autogestion del CSA LTBC ha ido adquiriendo una complejidad considerable y se hace necesario este acompanamiento para transmitir los modos de funcionamiento. Los talleres se realizan una vez al mes y en ellos se explica que hacemos y como. La madrina es una figura que acompana a los colectivos cuya entrada en el centro es consensuada por la asamblea. Algunas personas o algun colectivo que conocen bien el centro se ofrecen para “amadrinar” al colectivo entrante en sus primeros pasos dentro, por medio de un ejercicio de trasvase de conocimientos relacionados con la autogestion, protocolos, y organizacion del CSA LTBC. Marzo 2012 - Julio 2012. Durante la primavera de 2012, tanto en los espacios de trabajo y decision colectiva como en el cotidiano, surgen con fuerza diferentes conflictos cuya violencia dificulta el funcionamiento normal del centro. Estos conflictos ponen en cuestion algunas decisiones y herramientas creadas y manifiestan tensiones no resueltas durante los dos primeros anos. Entre otras: los diferentes ritmos y horarios que se desean para el centro, la falta de legitimidad de algunas decisiones tomadas en la asamblea, las desigualdades que ponen en cuestion la horizontalidad del proceso, etc. Esta conflictividad genera fuertes confrontaciones y nos situa en la polaridad y el enfrentamiento: los que acuden habitualmente a la asamblea y los que no; los colectivos y personas que obtienen un retorno economico del centro y los que no; los que trabajan dia a dia en el cotidiano y los que trabajan desde casa; los blancos y los negros; los que viven en laprecariedad mas absoluta y los que no; los que hablan castellano y los que no; los que van a las asambleas y los que no; los habitantes del centro y los usuarios... Son unos meses dificiles que se resuelven apostando por encontrar soluciones comunes que integren todas las voces. Se decide convocar una semana de trabajo intensivo de adecuación e iniciar, en septiembre, un proceso de debate y reflexion comun para trabajar todas estas diferencias. Julio 2012 - Diciembre 2012. Durante este etapa la caracteristica principal del proceso es una menor apertura del centro y una reduccion importante de las actividades para centrarse en un trabajo interno de reflexion, toma de decisiones y mejoras del espacio. El cierre de la cocina, exigido por el Ministerio de Sanidad, supone una alteracion y una perdida para uno de los espacios que mas vida otorga al centro en el funcionamiento del cotidiano. Proceso de refundacion. Septiembre de 2012 a diciembre de 2012. Realizamos el proceso acompanados de varias personas con amplia experiencia en facilitación de procesos de grupos. Su colaboracion y su objetividad e imparcialidad en el proceso, por sus habilidades y por ser ajenas al funcionamiento cotidiano del CSA, nos permiten abordar y resolver debates complejos. Se inicia en septiembre de 2012 y se da por concluido en diciembre de ese mismo ano. Durante todos estos meses no se programan actividades publicas y nos concentramos en trabajar y encontrar respuestas y soluciones a los problemas detectados. El proceso se divide en 5 etapas: memoria, analisis, propuestas, toma de decisiones y documentacion y comunicacion. Memoria. Se elabora en comun un recorrido por los dos anos de vida del proyecto, senalando diferentes hitos y momentos relevantes que nos permitan analizar practicas, decisiones y formas que han fortalecido el centro y aquellas que lo han debilitado. Un resultado inmediato de esta primera etapa es valorar y reconocer toda la potencia y el trabajo realizado en dos anos, a pesar de los problemas existentes, se produce en el grupo un re-enamoramiento con LTBC. Analisis. En base a los casos concretos presentados al hacer memoria, trabajamos desde diferentes miradas para analizar los procesos, las problematicas no resueltas y los aspectos recurrentes que condicionan el proceso.

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Detectamos algunas malas practicas que los mecanismos colectivos no estan pudiendo dejar fuera del proceso y que suponen retos a trabajar en comun: episodios de racismo, discriminacion, sexismo, agresividad, falta de companerismo, codicia, individualismo... Las excesivas influencias de un@s u otr@s (es@s que tanta presencia tienen en las asambleas o en los pasillos y que se transforman en motores “imprescindibles” e indeseables de la practica colectiva), la falta de interes y de formacion para una gestion transparente y democratica de los recursos colectivos; la falta de respeto a las decisiones colectivas o los sabotajes a la posibilidad de tomar decisiones colectivas. Lo son el desprecio por la mirada del otro o el no saber ponerse en el lugar del otro para pensar, actuar y decidir (plantear, por ejemplo, aquello que puede ser asumido colectivamente en vez de repetirse en la propia postura hasta la saciedad: lo que la moderacion y el consenso combaten en una asamblea). Lo son la incapacidad para llevar a cabo las decisiones colectivas. Lo son la falta de participacion o de interes: lo son la falta de capacidad para impulsar ambos. Elaboracion de propuestas. Trabajo de creacion colectiva para definir posibles alternativas que mejoren el modelo de funcionamiento. Variedad y diversidad: propuestas que plantean profesionalizar la gestión del CSA LTBC, otras que plantean dotar de mas valor a la Asociacion y a su Junta directiva, propuestas que vinculan su funcionamiento a entidades ajenas como universidades y ONGs y otras que inciden en pulir los mecanismos existentes de autogestion y autonomia. Toma de decisiones. A traves de dinamicas participativas se detectan los puntos en comun de las diferentes propuestas y se compone un marco inicial de trabajo que permite pasar a un segundo momento de debate sobre las diferencias y disensos. El proceso se realiza a ritmo pausado, permitiendo que la informacion fluya entre todas las personas y colectivos involucrados. El esfuerzo consciente de todos los habitantes del CSA LTBC por avanzar hacia la escucha real y la construccion colectiva, apoyado sobre la imprescindible ayuda del grupo de facilitacion externo, supuso que se terminara este proceso con una gran sensacion de logro comun, de haber generado un documento que nos serviria como una util guia compartida para articular la vida del centro13. Este periodo trae como consecuencias la reafirmacion de los pilares del CSA y los consensos sobre las normas de funcionamiento interno, reafirmando el proceso y la apuesta por la autogestión y la autonomía. Enero 2013-Octubre 2013. Tras el proceso de refundacion, Tabacalera vuelve a abrir introduciendo algunos cambios en su funcionamiento. Uno de los mas significativos es la modificacion de los horarios, que se ajustan a la capacidad real de cuidado del centro que tienen las personas que participan en el. Se abre durante el tiempo que podemos sostener el centro, y no mas, sin intentar cubrir estos limites con soluciones basadas en la remuneracion de las personas. La entrada de nuevos colectivos vuelve a dotar al centro de mas variedad. Se reactiva la Tienda Gratis, el taller de fotografia y el taller de serigrafia. Otro de los cambios es fortalecer las comunicaciones hacia el exterior para que la ciudadania entre a formar parte de este proceso colectivo y publico, y entre otras herramientas se crea el Colectivo de Independientes14 , para acoger de una forma facil a todas aquellas personas que queriendo formar parte del proceso, no se ven dentro de un colectivo ya creado pero que por desconocimiento o falta de aclimatacion en el CSA LTBC no tienen capacidad de crear un nuevo colectivo que den cuenta de las aportaciones y/u obligaciones al comun, siendo este colectivo un espacio de amadrinamiento o entrada mas agil para que los ciudadanos entren a formar parte. Metodologías de Participación e Información abiertas Los modelos de participacion implementados en el CSA LTBC, tienen como objetivo el empoderamiento social, empoderamiento positivo que determina que los espacios de decisión esten en manos de la ciudadania, siendo esta quien tiene el poder de decision en la gestion del centro. El CSA LTBC ha consolidado iniciativas que han ido conformando el centro social, a la vez que llevan a cabo su actividad en el. La polivalencia de los espacios, la apertura a nuevas incorporaciones y la no apropiacion del espacio en exclusiva por ningun proyecto siguen siendo criterios importantes de funcionamiento. Herramientas metodologicas del modelo de participación - La Asamblea, como principal organo legitimo de toma de decisiones, tiene un carácter abierto y periodico - Las comisiones y los grupos de trabajo se encargan de tareas necesarias para el proyecto. Son espacios fundamentalmente ejecutivos y propositivos. Sus propuestas se debaten en la Asamblea, que establece las lineas

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de actuacion, aunque tienen capacidad de tomar decisiones de tipo operativo o de urgencia, que se ratifican en la Asamblea. - Herramientas digitales para la comunicacion y la coordinacion: lista de correo electronico de coordinacion para todos los colectivos; listas de correo de las diferentes comisiones; pagina web para documentacion y comunicacion al publico; red social N-1 para documentacion, comunicacion y colaboracion interna - Jornadas de reflexión y asambleas extraordinarias: espacios de encuentro con la finalidad de abordar temas especificos. Son decididas y convocadas por la Asamblea - Elaboración de un Reglamento Interno, resultado de una serie de asambleas tematicas durante tres meses, que determinan la estructura del centro social, los derechos y deberes de los colectivos, el funcionamiento de la toma de decisiones, y otros aspectos generales. - Elaboración de protocolos específicos que explican el funcionamiento de diferentes aspectos organizativos: protocolos de programacion de actividades, sobre los turnos de cuidado, normas de uso del centro, de limpieza, de convivencia… - Comunicación y contacto con el CSA LTBC. El contacto externo general15 lo recibe la lista de correo de la comision de comunicacion, mientras que el contacto para la programacion de actividades16 se realiza a traves de la comision de programacion. Temas especificos internos se encauzan a traves de las distintas comisiones o directamente de forma presencial en la Asamblea. Por otro lado, la pagina web del centro publica la informacion del centro y de las distintas actividades del mismo. Finalmente, se realizan periodicamente visitas guiadas a personas que tienen interes en conocer el espacio y sus actividades. - Organización de los turnos de cuidado del espacio: se reparten entre los colectivos, talleres e individuos que forman parte del proyecto. Herramientas digitales libres y abiertas Las herramientas digitales colaborativas y en red han facilitado que se apliquen los principios fundamentales de horizontalidad, transparencia y formacion abierta, profundizando en el proceso de autogestion. Las listas de correo electrónico permiten la distribucion de mensajes entre multiples personas de forma simultanea, facilitando la comunicacion grupal. Las listas de correo del CSA LTBC son todas abiertas (cualquier persona interesada puede pedir su ingreso en la lista), colectivas (en cada lista se comunica un grupo de personas), horizontales (todos los suscriptores tienen identica capacidad de enviar mensajes los demas miembros), moderadas (voluntari@s moderan posible spam, mensajes ofensivos, y aseguran el cumplimiento de las reglas de convivencia y valores consensuados por el centro). Todos los colectivos tienen a una o varias personas suscrita(s) a la “lista de coordinacion” del CSA LTBC. Dicha lista permite la comunicacion rapida y simultanea de todos los colectivos entre si, el envio de convocatorias generales, de actas de las asambleas, tambien las propuestas para incluir en el orden del dia de la proxima asamblea, informaciones importantes y/o urgentes, y otras cuestiones18. Por otro lado, cada comision posee su propia lista de correo, a la que es suscrita cada persona nada mas entrar en la comision. Esto favorece el volcado de cada tarea comun, no atendiendo dichas tareas unicamente personas individuales sino en estas listas grupales, donde cada paso, comunicacion o gestion esta siendo seguida, observada y apoyada por el grupo. Este método hace posible la formacion continua, pues las personas que van formando parte de esos equipos, se trasvasan continuamente conocimientos. Ademas, el propio grupo alerta de los fallos que se puedan estar cometiendo en la gestion, a la vez que se van enfatizando las buenas practicas dentro de los valores consensuados, a su vez ampliando las capacidades de las personas en este modelo de participacion horizontal. Esto posibilita la descarga individual de trabajo, evitando la sobrecarga y desanimo por saturacion, asi como la no dependencia del proceso en personas individuales y la dificultad de acceder al conocimiento por no poder estar cerca de las personas que estan ejerciendo dichas labores. Se disponen tambien de herramientas de edición colaborativa en tiempo real (Etherpad, Titanpad, Piratepad,... o simplemente llamados Pads), que posibilitan crear documentos de texto que son editados simultaneamente por varias personas a la vez, viendo todas ellas las ediciones de las demas a medida que se realizan, en tiempo real. Estos documentos son abiertos a cualquiera que quiera contribuir, horizontales por tener todas las personas participantes los mismos permisos de modificacion, publicos para el acceso de cualquier persona interesada, distribuidos por permitir la actualizacion sin mediacion alguna por cualquiera que se sume a la red de personas colaboradoras. Cada documento recoge todas las modificaciones en un historico permanente, por lo que, a pesar de que cualquiera puede modificar (y borrar) sin filtros, la perdida de informacion no es posible (siempre se puede volver a versiones anteriores). Por tanto, esta tecnologia permite que las personas puedan ir completando informacion que falta a traves de ese ejercicio de inteligencia colectiva volcada al comun. Estas herramientas no explotarian todo su potencial si fueran conocidas o utilizadas únicamente por un pequeno grupo. Por tanto, el CSA LTBC realiza un ejercicio continuo de transparencia,

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hacia dentro y hacia fuera. Hacia dentro, por medio de las citadas asambleas, comisiones y lista de coordinacion. Hacia fuera, disponibilizando y facilitando recursos, informacion y comunicacion a traves de la web del centro social latabacalera.net19, y las redes sociales N-1 o Twitter21 . Asi, se pretende abrir la informacion ya no solo a personas internas al CSA sino a la ciudadania, facilitando a su vez que se amplie el deseo de participacion e interaccion en muy diferentes grados. Se entiende que este centro se construye con la ciudadania en su totalidad y no solo por las personas que de una forma mas interna impulsan el propio modelo o las acciones que lo contienen. En todos los casos se prioriza el uso del software libre, sea concerniente al software utilizado para las listas de correo, los pads, la administracion de la web, la red social N-1 o incluso los ordenadores utilizados en el CSA LTBC y los puestos a disposicion del publico para su uso. Esto permite asegurar la autonomia y autogestion en otra dimension mas del centro, sin perdida de recursos en licencias propietarias, y fomentando el uso de tecnologias abiertas y valores de cooperacion, compartir y cultura libre. Modelo de Autogestión Actual Los activos de este modelo AUTOGESTIONADO se conforma en torno a unos 30 grupos de personas de diversos sectores y ambitos socioculturales que realizan actividades22 y la accion comun en el CSA:. Todas las decisiones de autogestión, reglamento25 y funcionamiento del CSA LTBC se toman de forma HORIZONTAL en Asamblea26 bajo los principios de la CULTURA LIBRE27, facilitando la libre circulación y el acceso universal a la cultura a través de la GRATUIDAD, que se consigue por medio de un ejercicio de COOPERACION y de inteligencia colectiva reinventándose dia a dia y que va construyendo un modelo alternativo de gestion ciudadana sobre este espacio,sirviendo de paradigma para ser replicado en otros espacios. Este modelo se va recogiendo en un sistema basado en Protocolos de funcionamiento que estan contenidos en herramientas de construccion colaborativa, y que van siendo perfeccionados y aplicados dependiendo de las fuerzas y capacidades de las personas para atender las Tareas Pendientes del comun a traves de las Comisiones de Trabajo. El CSA LTBC es un espacio que no solo se construye con estos activos internos, sino también gracias a las personas afines y colaboradoras que asumen tareas pendientes por devolucion a un uso del espacio o por solidaridad con el proceso y tambien gracias a las personas usuarias, que normalmente sorprendidas o agradecidas por el servicio publico que damos, deciden aportar con algun carino o devolucion espontanea, como por ejemplo donando ropa para la tienda gratis.

ASAMBLEA: El CSA LTBC se organiza por medio de formas asamblearias y abiertas, tanto en su espacio general como en los espacios, proyectos y areas especificas de actividad o gestion. Cualquier persona o colectivo, interno o externo, que coincida con los criterios comunes de funcionamiento puede participar en el centro social. Los Colectivos internos , entre sus responsabilidades, tienen que asistir representados al menos por una persona del colectivo a las Asambleas, pues es el organo a traves del cual se toman decisiones. Deben de acudir a la asamblea un minimo de representantes para que esta se celebre, se debatan y consensuen cuestiones, y se aprueben. La asamblea del CSA se celebra cada quince dias, los lunes a las 20:30, en la Sala Sin Jefe. Una vez al mes (normalmente el ultimo domingo de cada mes) organizamos una jornada de trabajo comun, por ejemplo para arreglar los banos, pintar alguna zona, reparar la electricidad… etc. listas de correo del CSA LTBC. Las actas son guardadas en nuestra wiki y cualquier persona del centro puede acceder a ellas. En cada asamblea elegimos un equipo de dinamización rotativo que prepara la siguiente reunion. Si quieres proponer un tema, es necesario que estes el lunes a las 19:30 para concretar con las dinamizadoras como se va a tratar el punto: decidir si es informativo, si es una propuesta a consensuar, pensar el tiempo que puede llevar, los turnos de palabra, etc COMISIONES de TRABAJO COMUN : Los colectivos internos del CSA LTBC tienen como requisito obligado que al menos una personas miembro de su colectivo forme parte de alguna de las seis COMISIONES que coordinan e impulsan las tareas comunes del CSA La Tabacalera de Lavapies. En las asambleas se va midiendo las fuerzas que vamos teniendo en estas comisiones de trabajo comun y se incentiva a las personas a ir fortaleciendolas cada vez mas, sobre todo cuando estan saturadas de trabajo comun y peligra su buen funcionamiento. En 2013 se ha hecho una labor importante de

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horizontalización en las mismas resaltando la necesidad de rotacion de las personas que forman parte de estos equipos, y sobre todo, a traves de documentos colaborativos y abiertos que posibilitan tanto que cualquier persona, sea interna o externa del CSA acceda a la informacion de funcionamiento de las mismas y a los protocolos para su gestion. Este método hace posible la formacion continua en un proceso de universidad libre de este modelo de autogestion no dejando en manos de personas individuales el saber y no dependiendo de las capacidades y disponibilidad de las personas al frente para el trasvase del conocimiento para afrontar ese trabajo. Tambien posibilita una total transparencia en el proceso, y la actualizacion constante de los mecanismos y protocolos sin tener que depender de unidades de trabajo ni que se difuminen o pierdan en archivos cerrados y/o se pierdan o dejen de contemplarse decisiones y novedades que han sido tomadas en actas asamblearia y recogidas en documentos internos, volcando todo ello en documentos colaborativos o abiertos y disponibilizandolos en la web a traves de la propia pagina del CSA y en la red social N-1. - COMISION de PROGRAMACION32: Se encarga de atender las solicitudes de espacios para la celebracion de eventos o cualquier programacion en el CSA tanto de colectivos internos como de propuestas exteriores que se abran a la participacion de publico externo Esta Comision de tareas comunes esta formada por personas miembros de COLECTIVOS internos del CSA, que rotan cada seis meses ( requisito para ser miembro del CSA) . - COMISION de TURNOS : Es el grupo que se encarga de gestionar y coordinar los turnos para que el CSA LTBC no quede desprotegida, se mantenga limpia y otros temas relacionados. Conforman elcalendario mensual de turnos de cuidado del espacio comun, que es obligatorio para cada colectivo interno. Tambien se encarga de hacer una evaluacion mensual de participacion de los colectivos en las labores del comun (tanto en el turno, como en las comisiones, como en las asambleas, como en las esporadicas jornadas comunes o de convivencia).Cuidan e incentivan la asistencia y son responsables de aplicar las penalizaciones por incumplimientos con el comun. - COMISION de CONVIVENCIA : Organizar y hacerse cargo del plan integral de respeto y seguridad. La funcion principal es la de llegar a resolver los conflictos dentro del espacio y que haya un ambiente de comunidad y acercamiento entre todos los miembros integrantes. Mediar entre las personas o colectivos que forman parte de tabacalera que soliciten ayuda de mediacion en conflictos y dificultades de comunicacion . Mediar en los conflictos que pongan en riesgo la comunicacion y el buen funcionamiento de tabacalera. Presentacion de un informe a la asamblea cuando algun colectivo incurra en una situacion que pueda plantear la posibilidad de su expulsion En cualquier caso, cualquier expulsion de un colectivo, sea cual sea la causa, será tratada previamente por la Comision de Convivencia, de acuerdo con su protocolo de actuacion. Esta comision redactara un informe, que presentara a la Asamblea ordinaria. - COMISION de ECONOMIA 3: Este grupo cuida una pequena caja comun que sirve para recaudar las donaciones al CSA, supervisar las actividades de autofinanciación de los colectivos, los modelos economicos y temas relacionados aplicando el protocolo y las posibles sanciones sobre las actividades que hayan podido poner en riesgo el CSA.. Tambien sirve como mecanismo para adelantar montos de dinero circulante a los colectivos (internos y externos) para la compra de material necesario para realizar eventos. (hasta ahora no funciona con banco de tiempo pero esta en proceso de estudio y creacion). - COMISION de COMUNICACION: Se encarga de comunicar hacia adentro ( colectivos del CSA) las decisiones y novedades que nos afectan o incumben a todos los grupos internos principalmente a traves de listas de correo , y tambien encargada de comunicar hacia afuera los eventos y noticias de TBC manteniendo en el ámbito web, manteniendo actualizada la pagina (( www.latacacalera.net )), y distribuyendo informacion en las redes sociales como twitter (( @latabacalera )) . Esta comisión tambien recoge los deseos de las personas en conocer mejor el espacio, las actividades, quienes somos y nuestro modelo de autogestion gestionando unas visitas guiadas que trata de agrupar un dia concreto coordinada con la comision de programacion. - COMISION de MANTENIMIENTO: Encargada de coordinar el mantenimiento general del centro, convocar jornadas de limpieza, ver que hace falta, etc. todo ello dentro de la logica de resignificacion de materiales, reciclado de desperdicios, selección de basuras etc.

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CONCLUSIONES

El CSA LTBC es un centro social. Tambien es un centro cultural en el que el colectivo de personas que lo forman protagoniza un intento de construir cultura y comunidad. Un espacio compartido definido por la diversidad de los individuos que lo integran, por sus diferencias vitales, culturales y sociales, y por el reto que esto supone para construir un comun. LTBC es un lugar donde se produce arte y colectividad, donde se sostienen iniciativas de creacion cultural y social, articuladas sobre una estructura de participacion que se esfuerza por dar lugar a todos los proyectos de los individuos que la forman. Individuos insertos en un contexto social duro, sometidos a formas devastadoras de violencia, sujetos a mandatos imposibles de cumplir. La poblacion queda asi dividida en excluidos e incluidos, que a su vez se ven en riesgo constante de convertirse en excluidos en cuanto no respondan a esos mandatos. La apuesta por la creacion personal y colectiva que coloca al individuo en un rol activo y no de mero sujeto pasivo que se adscribe a un mandato superior, supone un reto inmenso de este tiempo. En un modelo social marcado por la cosificacion del sujeto, que se encuentra sometidoa una automatizacion productivista, se erige como responsabilidad encontrar juntos la manera de reemplazar la desesperanza y el desamparo por el deseo y la creencia en el comun. En función de esta realidad social se hace imprescindible intervenir, e intervenir desde lo concreto,desde lo posible, contra la desubjetivacion del individuo. Durante las ultimas decadas los centros sociales autogestionados han generado ante esta situacion lugares de encuentro y construccion colectiva. Construccion colectiva entre personas que habitamos, como afirma L. Dumont, un mundo sin dimensión común, que solo se nos aparece desde nuestros universos fragmentados, puestos en régimen de coaislamiento1. Personas que nos hemos visto poco a poco relegadas casi exclusivamente al ambito laboral y al ambito privado, y que hemos perdido capacidad de habitar el espacio publico, con todos los retos que este implica. Los centros sociales autogestionados se enfrentan asi al desafio de generar espacios en los que la construccion del comun, horizontal y democratica, se haga posible. Espacios donde la participacion empodere a las personas que lo habitamos, nos permita hacernos gestores de nuestros propios proyectos, desarrollarlos, compartirlos y contrastarlos con el colectivo. Se trata de lograr conectar con la posibilidad de cambio, de transformacion y de creacion como algo de lo que somos participes, que nos pertenece, y no queda limitado a esferas de poder lejanas o inaccesibles. En el encuentro y el esfuerzo por la construccion del comun volvemos a ser sujetos activos con capacidad de modificar nuestras propias vidas, de crear, de equivocarnos y aprender juntos. Y es en ese esfuerzo por la construccion del comun donde surgen las dificultades, donde La Tabacalera se ha encontrado en estos ultimos años con la necesidad de convertirse en un espacio de aprendizaje para la convivencia y la construccion comunitaria. Desde cada uno de nosotros nos hemos visto obligados a acompañarnos, apasionados por el reto, en el intento por ir construyendo espacio vital compartible. El espacio fisico que cohabitamos, la antigua fabrica de Tabacos, es y ha sido el marco que necesitabamos para buscar herramientas y metodologias que nos permitan avanzar en la busqueda de lo compartido, de lo consensuado,de lo aceptado y querido por todos, y no solo por uno mismo. Con todo lo que esto supone de confrontacion con el modelo de individuos desubjetivados imperante. Nos hemos dado cuenta de que los conflictos que se dan en el grupo que formamos son nuestra mejor herramienta para generar comunidad. Solo apostando por sentarnos en el fuego2, siendo conscientes de la enorme potencia de transformacion y de cambio que hay en cada uno de nuestros desencuentros, hemos logrado avanzar en la creacion comun. Son nuestras diferencias, economicas, raciales, culturales, de genero… las que encierran en si mismas la posibilidad de que en este lugar se de un tipo de encuentro y de creacion colectiva que es muy dificil hallar en otro tipo de instituciones. Es nuestra diversidad la que nos coloca en la necesidad de buscar herramientas democraticas que nos permitan generar cultura desde el grupo que somos. Nuestra creencia, desde los comienzos de este proyecto, en la posibilidad de crear un espacio abierto en el que la incorporacion de nuevas personas e iniciativas sea algo posible, nos ha enfrentado a la busqueda necesaria de mecanismos de organizacion que se sustentan en la autogestion y el asamblearismo como pilares imprescindibles. El cuidado del comun a traves de la autonomia de las instituciones, la cooperacion y la democracia han constituido y constituyen al mismo tiempo la metodologia y el objetivo de este proyecto. Solo aprendiendo a ser cada vez mas rigurosos en la aplicacion de estos principios podemos asegurarnos de que las capacidades creativas y sociales del grupo de individuos que formamos el CSA LTBC encuentran su lugar en nuestro cotidiano.

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Avanzar teniendo como referencia la Democracia Profunda, entendida como el conjunto de mecanismos que hace posible la escucha e integracion de todas las voces que forman un grupo,tanto las centrales como las marginales. Es en esas voces que habitan los margenes donde mayor potencial transformador encierra un grupo, ya sea pequeño como el de un centro social o mayor, como el de una ciudad o estado. Solo construyendo una estructura grupal que las integre podra un grupo alcanzar sus objetivos de una manera satisfactoria para todos los individuos que lo forman. En LTBC creemos que es dificil y posible. (DOSSIER 2013)

Tabacalera sigue firme en sus principios, sigue siendo el espacio que permite seguir soñando un modelo de transformación social, sigue siendo la hereda del mismo deseo que dirigió la lucha el y el esfuerzo de los ciudanos del barrio de lavapies desde 1998…prueba de ello es la vigencia de lo que se ha dicho años atrás sobre ella, y que aquí solo extraemos dos textos para comprobarlo….sigue siendo el espacio que nos permita luchar por lo que soñamos y deeseamos.

Textos:

(Este texto es una reflexión a partir del previo ” ¿Y por qué un museo y no un sex shop? Una crítica desde lo democrático”, dentro de La Tabacalera a Debate, Red de Lavapiés, Octubre 2004).

“La degradación del barrio” consiste en “la destrucción de la comunidad, (…) de la red de relaciones sociales entre l@s vecin@s del barrio (…) la imposibilidad de que estos participen en la organización de su territorio y de sus vidas”. Red de Lavapiés

Se puede considerar que existen cinco grados de participación política:

1. El primero sería aquel en el que el ciudadano-vecino tiene una INFORMACIÓN POBRE O INADECUADA, con lo cual su participación en los asuntos que le conciernen es mínima. Su papel es similar al que jugaría en sistemas políticos dictatoriales, despóticos y autoritarios

2. En el segundo, el ciudadano-vecino cuenta con INFORMACIÓN ADECUADA PERO NO DECIDE SOBRE LOS ASUNTOS QUE LE CONCIERNEN ya que el sistema político le considera incapaz de gestionarlos y decidir sobre ellos. El ciudadano-vecino como parte del pueblo (demos) es gobernado (cracia) mediante la representación por un gestor supuestamente más capacitado/profesionalizado, con lo cual no existe verdadera demo-cracia. Este sistema concibe el mundo como un espacio plano (indiferenciado culturalmente) habitado por personas homogéneas (no plurales), susceptible de ser reformado por gestores que desconocen o ignoran las necesidades particulares ciudadanas y vecinales, anulando la esfera pública. 3. En el tercero se sitúa LA CONSULTA al ciudadano, que no participa realmente porque el proyecto a validar está ya elaborado y se limita a responder a las preguntas que se hacen: a elegir entre los candidatos/reformas que se proponen, sin ninguna posibilidad de poder participar en la elaboración de la propuesta.

4. En el cuarto nivel tenemos LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA del ciudadano-vecino, en el que él mismo gobierna y es gobernado por sus vecino@s, es decir, participa en todos los procesos de decisión en aquellos asuntos que le conciernen, desde el mero diagnóstico de la situación, pasando por la elaboración del proyecto y hasta su desarrollo a lo largo del tiempo. Para que lo sea realmente deben establecerse instrumentos y mecanismos diversos que posibiliten la concurrencia igualitaria en el proceso de todos los actores implicados (polític@s, técnic@s, ciudadan@s organizad@s o no, agentes económicos, etc).

5. Finalmente el máximo grado de participación política es el del EMPODERAMIENTO, o lo que es lo mismo, el reparto de poder entre los distintos actores que están a cargo de la ciudad. Gracias a él todo aquello que determina nuestras vidas y los espacios donde habitamos está en manos de la ciudadanía, que tiene el poder de decisión en la gestión de lo público. Evidentemente, en el caso de la Tabacalera, como en tantos otros, estamos en un nivel anterior al más básico, ni tan siquiera contamos con información inadecuada, pero aun así, no renunciamos a llegar al empoderamiento.

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Un espacio sufre una alteración sustancial dependiendo de si está gobernado por sus ciudadan@s-vecin@s o por gestores ajenos a su realidad. En el primer caso el espacio barrial o urbano se convierte en un lugar lleno de gente, vibrante y vivo; en el segundo, el lugar va muriendo y se transforma gradualmente en un espacio agobiante y estresante, plano e indefinido, en unno lugar como un aeropuerto. La razón es que los espacios se definen por su identidad relacional e histórica, y al perderla se convierten en lugares fantasmas.

La forma de generar un espacio identitario y vivo es mediante la identificación de su realidad compleja y plural con el mismo, creándose una comunidad entorno a él. Esto se produce cuando el espacio se ordena desde la base contando con todas las partes implicadas y sus diversas necesidades y puntos de vista, compartiendo el lenguaje que articula el espacio participativo y llegando a un equilibrio, mediante procesos de discusión y decisión horizontal que desembocan en consensos, entre las necesidades de cada una de las partes y las del conjunto. Esto es posible si diseñamos unas reglas de juego y jugamos todos y todas, aprendiendo a asumir la perspectiva de aquellas personas por las que en principio no sintamos empatía, tomando decisiones de tal tamaño que no anulen al resto de agentes y que sean reversibles en caso necesario. El papel de lo público es el de crear las estructuras fuertes sobre las que estos pequeños mundos se encaraman, ofreciendo el espacio en el que discutir los distintos proyectos que aparecen y las formas en que se pueden articular, recopilando y ofreciendo la información que permite tomar pausas en los procesos, mirando de forma retrospectiva qué es lo que estamos montando, para poder evaluarlo o reconsiderarlo. Asumir que la ciudad es una construcción colectiva nos sitúa a cada un@ en su epicentro. Por eso, el CSA de La Tabacalera se ha convertido en un lugar vivo y sólidamente vinculado al barrio y a la ciudad.

La participación de cada un@ de nosotr@s en las decisiones de que afectan al común está justificada por el mero hecho de que conocemos mejor que ningún gestor, nuestr@s propias necesidades y deseos y las de nuestro entorno vital. Colaborar de forma activa en la construcción de nuestro entorno produce dos efectos: por un lado, aumenta nuestro sentido de pertenencia a los lugares que utilizamos; por otro lado, aumenta el grado de control que tenemos sobre nuestras vidas, eliminando la sensación de que todo nos es impuesto desde un sitio lejano. Ni siquiera es la construcción física la más importante: lo que logramos realmente cuando volcamos nuestras ideas y pensamientos sobre un lugar es llenarlo de significados, hacerlo verdaderamente nuestro. El lugar se convierte en un espacio vivo e identitario porque los ciudadanos que participan en su construcción y transformación lo integran en sus vivencias personales mediante lazos afectivos, forjando entorno a él la memoria histórica de una comunidad. La desaparición de ese espacio, por tanto, mina la identidad de una comunidad.

El edificio de la Tabacalera forma parte de la memoria histórica del barrio de Lavapiés, por eso las cigarreras que quedan no se resignan a que se decidan usos para el espacio sin contar con ellas, por eso algun@s vecin@s queremos que el barrio se vuelva a apropiar de él. No es una pretensión insignificante, la identidad (pero también la potencia) de toda una comunidad están en juego.

19 de Mayo de 2011 CSA La Tabacalera de Lavapiés

LTBC se ha convertido en una institución cultural de referencia no solo en Madrid, sino más allá del territorio nacional y europeo. Miles de personas desarrollan iniciativas, participan en sus actividades, la utilizan como lugar de encuentro, la visitan o piden su colaboración para pensar en nuevos proyectos e intervenciones. Su incidencia social no se mide solo por las múltiples apariciones en medios de comunicación, visitas a la web o solicitudes de espacio. El proyecto, auspiciado por el Ministerio de Cultura, es objeto de estudio, es reclamado para formar parte de talleres y mesas de análisis o es invitado a colaborar en el desarrollo de nuevos proyectos. Desde su asesoría en licencias libres atiende a cientos de nuevos creadores/as y a instituciones culturales que procuran extender el dominio público sobre la producción cultural. Sus instalaciones y sus recursos se utilizan como apoyo para una miríada de propuestas sociales y culturales de todos los ámbitos. El modelo amplía el repertorio de reflexiones sobre cómo pueden actuar instituciones sociales y culturales de nuevo cuño. Podemos afirmar que quienes acuden, pasean, viven, participan y construyen el CSA La Tabacalera no encuentran (y quizás tampoco busquen) aquello que encontrarían en otros espacios sociales, museísticos, turísticos o arquitectónicos. La heterogeneidad y

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peculiaridad del proyecto y del propio espacio que lo habita marcan su singularidad, no comparable a lo que entenderíamos como instituciones culturales clásicas. Lo que busca quien accede a LTBC es otra cosa: para buscar resultados de la obra de excelencia y productos consagrados hay otros cientos de espacios, pero estos no pueden detentar la exclusiva de la producción y difusión cultural en el espacio público. Esa es la gran necesidad que hace del proyecto y de su incidencia en la construcción de alternativas y nuevas formas de coeducación social y cultural una experiencia excepcional y precisa. El espacio público debe procurar la compatibilización de ambas escalas de producción y difusión cultural, incluso en espacios compartidos o tangentes; esta es la oportunidad que brinda LTBC. LTBC posibilita la concreción de sueños (que deberían ser simplemente opciones viables) de formación en corresponsabilización ciudadana con el dominio público. Se convierte en una herramienta de incidencia pública y común en ámbitos tan dispares como la ecología urbana (con el proyecto de huerto o los grupos y cooperativas de consumo agroecológico); la soberanía económica y la viabilidad de otros patrones de consumo (trueque, Banco del Tiempo o Tienda Gratis); la gastronomía popular y el rescate de la tradición (comidas populares, bailes tradicionales y folclóricos o las verbenas de la Flor de Lavapiés); la producción cultural y artesanal (con la diversidad de proyectos de música, teatro, artes escénicas y plásticas o la editorial Papel de Fumar); la defensa de las memorias o la visibilidad de la interculturalidad (representada en los colectivos y actos, encuentros y acciones que toman cuenta de verdades y posturas históricas olvidadas u obviadas); otras formas de comunicación y aprendizaje en base a las redes, los lazos sociales y a la cultura libre; la investigación, la reflexión y el debate en espacios alternativos en los que se pretende el empoderamiento y la autonomía, la crítica, la construcción o la integración de otras formas de estar y vivir en el mundo. Si es posible que desde Medellín hasta Rosario o desde Birmingham a Fuerteventura, desde Roma hasta A Coruña, desde Bilbao a Málaga, desde Terrasa a Valladolid, LTBC sea un modelo de referencia es porque forma parte de una red extensa de iniciativas (La Casa Invisible, L’Ateneu Candela, el Patio Maravillas, la Universidad Nómada, eipcp.net, S.A.L.E de Venecia, Rivolta de Marghera, London Centre for Possible Studies, etc.) que se insertan en una oleada multiforme pero concatenada de impulsos de nueva institucionalidad y de nuevas reglas de la producción cultural. Pero también porque la colaboración entre una institución oficial y grupos sociales es novedosa, y se muestra como válida incluso en situaciones de dificultad y complejidad extremas.

Situar LTBC en el marco de la producción cultural pero también en las prácticas de cooperación social, de gestión ciudadana abierta y participativa, de conservación patrimonial, de expansión de las redes de colaboración y de investigación del procomún, situarla al fin en su contexto, requiere tener presente un horizonte de nueva institucionalidad que no sólo reconozca el proyecto en su actual articulación, sino que, recogiendo las emergencias sociales y artísticas de las últimas décadas, también considere el caudal de posibilidades que inaugura. Una nueva institucionalidad pasa por dos momentos: (a) reconocer la capacidad ciudadana para gestar y gestionar en cada tiempo su propio entramado institucional y (b) actualizar las relaciones entre la institución pública y lo social desde su mutua retroalimentación. Esta nueva forma de institucionalidad pasa por reconocer su carácter anómalo, híbrido y experimental y el valor que eso tiene como terreno fértil para ampliar el alcance de la gestión y producción de la cultura. LTBC es un campo de experimentación, donde el valor del proceso es un terreno propicio para el encuentro entre prácticas sociales e institución cultural. Una apuesta que permite dotar de continuidad, referencialidad y espacio a los nuevos procesos instituyentes de articulación y enunciación social, artística y cultural de forma integral, de producir pensamiento crítico y corresponsabilidad social hacia nuevas instituciones del común.

Tabacalera: experimentos del común Publicado el 14 abril, 2011 por autogestion

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(Artículo publicado en Carta revista del MNCARS)

… LTBC se postula como Centro Social Autogestionado, y cuenta con una serie de características que permiten pensarla como tal. LTBC abre, desde su inicio, un canal novedoso e innovador de relación institucional: la posibilidad de ser un sujeto autónomo reconocido -y hasta auspiciado- por una institución pública. Una relación por construir, que cuenta con muchas zonas oscuras, pero que abre la posibilidad a cooperaciones no exploradas hasta el momento, buscando que éstas refuercen la autonomía y la estabilidad del proyecto, lo que necesariamente conlleva una tensión permanente que conviene pensar y trabajar, tanto desde el plano de la gobernanza (¿hasta qué punto es el proyecto de LTBC funcional a una nueva forma de gestión de la cultura público-privada?, ¿hasta qué punto ese cambio es positivo?, ¿cuáles son las características de esa nueva gestión y cuál nuestro lugar en ella?) como desde el plano de la construcción del proyecto (¿cuál el grado de autonomía?, ¿cuál el margen de actuación?, ¿qué composición interna -que está en construcción- es precisa para sostener un discurso autónomo dentro de esa tensión?). Se trata entonces de un reto para, al menos, dos partes: la apuesta de las instituciones públicas por un nuevo marco de relación con lo social, y la apuesta del proyecto Tabacalera como agente de una nueva institucionalidad. Dentro de un terreno de dispersión y un escenario de fragmentación (que atraviesa también la composición interna del proyecto) la apertura de un marco de estabilidad es fundamental para pensar el espacio del común. LTBC nace con un marco temporal no cerrado pero sí acotado (un año), en el que el reto entonces es construir un modelo de producción cultural fuerte que legitime públicamente nuevas formas de gestión y producción social: a través de una programación abierta a la innovación y la creación social cooperativa, de una vinculación con el entorno y el territorio en el que se inscribe (no ya un arte separado, sino una producción cultural vinculada), de una lógica diferente que, en un marco completamente mercantilizado, es capaz de producir bajo licencias de cultura abierta y copyleft (demostrando con su práctica la riqueza y la potencia de un modelo alternativo de producción y gestión), a través también de espacios de autoformación e intercambio, de inmersión en la mezcla de lenguajes y culturas (sociales, artísticas y étnicas), y como herramienta también para otros proyectos, espacios y redes que pueden desarrollarse, proyectarse u obtener recursos en este espacio. En la ciudad donde hasta el subsuelo tiene dueño, las prácticas sociales posibles son limitadas por la propiedad. Cuando esta es pública, el espacio está sobredeterminado por las formas y modos de la administración, que crea una percepción de universalidad (solo esta forma y esta normas son posibles) y de naturalidad (esta forma es así porque debe ser así o no hay otra). Cuando esta percepción se pliega a un análisis “autocrítico”, este deriva en una llamada al compromiso, a la participación social, a la corresponsabilidad con el devenir de la sociedad. Pues bien, de eso se trata: de posibilitar la experiencia del espacio social donde l@s ciudadan@s determinan reglas, formas, necesidades y deseos sin otra pauta que su propia posibilidad, su propia capacidad, responsabilidad, determinación. Eso asusta, en dos sentidos: al estamento político, que desconfía de ciudadan@s reflexivos, y a l@s propi@s ciudadan@s, desconfiad@s de su propia capacidad de empoderamiento, de su capacidad de cooperación, acostumbrad@s a seguir el ritmo de la rueda. Sin embargo, la capacidad de iniciativa, el empoderamiento social, se expresa con asombrosa eficacia, como demuestra LTBC. Es una enorme intervención cultural: afronta y renueva la cultura de cooperación en cuanto pone en marcha mecanismos inéditos de autoorganización sobre sociedades complejas (desiguales, diversas, fragmentadas, de intereses en conflicto…) y consigue visibilizar la dificultad y hacerse cargo de ella. La autogestión es hacerse cargo de lo propio (lo común), y para ello es preciso poner en marcha procesos de cooperación como LTBC entre individuos o grupos aislados o sobreconformados por situaciones dadas, las cuales estos procesos se disponen a alterar como única posibilidad de recomponer el vínculo de potencia quebrado por la fragmentación que obliga a pensarse como individuo singular, es decir, solo.

Madrid, 19 de noviembre de 2010. Ana Sánchez y Carlos Vidania