stroszek

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El mundo no economizó razones para hacer sentir a Bruno S. que el mundo estaba contra él. Hijo de puta, literalmente, y nacido por error, fue huésped poco ilustre de reformatorios y cárceles por veinte años. Diagnosticado con problemas de aprendizaje Bruno S. aprendió a tocar algunos instrumentos musicales por su propia cuenta. Yo lo acabo de ver en youtube con el pelo blanco y más ‘rodilla’ tocando tal cual lo vemos en Stroszek; siguió haciéndolo así hasta su muerte en el año 2010. También está en otro video, que no quiero ver todavía, donde lo verás mirando unas imágenes, en un cine, que son como un himno y un monumento a su difícil existencia, la película se llama Stroszek. Es feroz y preciosa. Graciosa y trágica. Es natural y metafísica. Es calmada y es un grito. El mundo supone que estos personajes son la escoria y son sublimes. La actriz que hace de puta y también por un tiempo mujer de Stroszek podría ser como su madre. El viejo vecino que va con ellos en su viaje hacia el paraíso, hacia Norteamérica, podría ser el padre siempre desconocido. Puedes preguntarte cómo vas a hacer para olvidar la cara de Bruno S. En este momento quieres ver su cara de nuevo, te tranquiliza. No me parece que quiera la fama o la gloria. Creo que está por encima de esas infladas pequeñeces. El hombre es culpable de algo. El hombre está condenado. Pero qué seres tan inocentes e inermes. Hay algo de cara de palo en Bruno S., como de pureza sin más en sus ojos, algo que no teme expresar, no es de los que esconde lo que no comprende de sí. Está tan presente, concentrado y al mismo tiempo con cara de ausente. Todo está a la luz y todo es un misterio. Herzog pareciera que extrae de esa actitud la construcción de su película. Algo entre sensible e impasible que no te terminas de explicar. El hombre es ese pollo de los minutos finales, bailando sin parar, tal vez la imagen más increíble de toda su filmografía. El ‘otro lado’ que buscaron místicos y surrealistas se cuela aquí entre los planos, en medio de lo que podría ser, aparentemente, lo más vulgar. La mayoría de ustedes no sabe que aunque Herzog hubiese hecho solo esta película, sería más que suficiente.

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Page 1: Stroszek

El mundo no economizó razones para hacer sentir a Bruno S. que el mundo estaba contra él. Hijo de puta, literalmente, y nacido por error, fue huésped poco ilustre de reformatorios y cárceles por veinte años. Diagnosticado con problemas de aprendizaje Bruno S. aprendió a tocar algunos instrumentos musicales por su propia cuenta. Yo lo acabo de ver en youtube con el pelo blanco y más ‘rodilla’ tocando tal cual lo vemos en Stroszek; siguió haciéndolo así hasta su muerte en el año 2010. También está en otro video, que no quiero ver todavía, donde lo verás mirando unas imágenes, en un cine, que son como un himno y un monumento a su difícil existencia, la película se llama Stroszek. Es feroz y preciosa. Graciosa y trágica. Es natural y metafísica. Es calmada y es un grito. El mundo supone que estos personajes son la escoria y son sublimes. La actriz que hace de puta y también por un tiempo mujer de Stroszek podría ser como su madre. El viejo vecino que va con ellos en su viaje hacia el paraíso, hacia Norteamérica, podría ser el padre siempre desconocido. Puedes preguntarte cómo vas a hacer para olvidar la cara de Bruno S. En este momento quieres ver su cara de nuevo, te tranquiliza. No me parece que quiera la fama o la gloria. Creo que está por encima de esas infladas pequeñeces. El hombre es culpable de algo. El hombre está condenado. Pero qué seres tan inocentes e inermes. Hay algo de cara de palo en Bruno S., como de pureza sin más en sus ojos, algo que no teme expresar, no es de los que esconde lo que no comprende de sí. Está tan presente, concentrado y al mismo tiempo con cara de ausente. Todo está a la luz y todo es un misterio. Herzog pareciera que extrae de esa actitud la construcción de su película. Algo entre sensible e impasible que no te terminas de explicar. El hombre es ese pollo de los minutos finales, bailando sin parar, tal vez la imagen más increíble de toda su filmografía. El ‘otro lado’ que buscaron místicos y surrealistas se cuela aquí entre los planos, en medio de lo que podría ser, aparentemente, lo más vulgar. La mayoría de ustedes no sabe que aunque Herzog hubiese hecho solo esta película, sería más que suficiente.