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O!<r6t:N ./\ t o,;11es J 1of:H¿ J'le:.' " DIRECCIONES DEL PROCESO EN JU, ARORDAJJ PSICOAIUUTICO DEL TRASTORNO NARCIBISTA füfotor l"iorini Lo• ª"""rróllo• quf! prf!sf!nter6 contin6en los estudios so- bre "Perfil Cl:!'nico y P•icodin,mico del Tre•torno N"rcieista"(l). Sobre el final de eee trabajm d"•taco que lo que viene despu6s de plantear uns carecterizeci6n de eee consteleci6n cl:!'nice y peico- dinámicn, "" preguntarnos por cuestiones rf!letivas a lo• Bbordejf!S cuestionos rela.tivee e les técnicas con loe tre.11. torno• narcisista•. Resulte oomplejo pen•er en el trabajo en el - interior del prooeso psicoanal:!'tico de estos tre•torno•. Proceso que no "" uno, no es g@nerelizeble como un uno, eino que tiene le i-, "" diversidad propia de estos trastornos. Lo que es ubicar algunos cuestiones relativos a los del ebordeje de es- trastornoe y a sus l:!'neas Si p&rtimos de tJna primera caracterizac:t6n del "perfil - cl:!'nico y uhioamoe ya ciertos problemes que defi- nen el traetorno nsrcisiet&I la problem,tiea centrada en leima- gen del mismo, dificultades en le configuraci6n de un eequeme corporal, los modos primarios de v:!'nculo con el ohjeto de depen- dencia n&rcie:!'etica, loe problemas del pensamiento conrueionel. Estos raegos nos crean dificultades en el trebAjo clínico con es- tos paciente•. Ceda uno de esos r•sgos ve a incidir en el traba- jo cl:!'nico constituyendo ona serie de dificultade8, de o st,cu-- los, y tendremos qof! Yer c6mo vnmoe a trebejar con ellos. otros obet,colos, que se refieren e las organiEacionee defensiYes qu• asumen los trastornos narcisi4 tas. Con respecto a estas organizaciones defensiY•• podemos a los de Joyoe Mee Dougall ("Marcieo en busca de 1 .,,-, ... ,.

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O!<r6t:N ./\ t ·~.--ÚlJ o,;11es J

~, 1of:H¿ J'le:.'

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"

DIRECCIONES DEL PROCESO EN JU, ARORDAJJ

PSICOAIUUTICO DEL TRASTORNO NARCIBISTA

füfotor l"iorini

Lo• ª"""rróllo• quf! prf!sf!nter6 contin6en los estudios so­

bre "Perfil Cl:!'nico y P•icodin,mico del Tre•torno N"rcieista"(l).

Sobre el final de eee trabajm d"•taco que lo que viene despu6s de

plantear uns carecterizeci6n de eee consteleci6n cl:!'nice y peico­

dinámicn, "" preguntarnos por cuestiones rf!letivas a lo• Bbordejf!S

cuestionos rela.tivee e les técnicas p~icoterepéutices con loe tre.11.

torno• narcisista•. Resulte oomplejo pen•er en el trabajo en el -

interior del prooeso psicoanal:!'tico de estos tre•torno•. Proceso

que no "" uno, no es g@nerelizeble como un uno, eino que tiene le i-, • r·~~fl ""

diversidad propia de estos trastornos. Lo que intenter~ es ubicar

algunos cuestiones relativos a los prohle~•• del ebordeje de es­

to~ trastornoe y a sus l:!'neas t~cnices,

Si p&rtimos de tJna primera caracterizac:t6n del "perfil -

cl:!'nico y psicodin~mico", uhioamoe ya ciertos problemes que defi­

nen el traetorno nsrcisiet&I la problem,tiea centrada en leima­

gen del sí mismo, dificultades en le configuraci6n de un eequeme

corporal, los modos primarios de v:!'nculo con el ohjeto de depen­

dencia n&rcie:!'etica, loe problemas del pensamiento conrueionel.

Estos raegos nos crean dificultades en el trebAjo clínico con es­

tos paciente•. Ceda uno de esos r•sgos ve a incidir en el traba­

jo cl:!'nico constituyendo ona serie de dificultade8, de o st,cu-­

los, y tendremos qof! Yer c6mo vnmoe a trebejar con ellos.

Apmrecer~n tambi~n otros obet,colos, que se refieren e

las organiEacionee defensiYes qu• asumen los trastornos narcisi4

tas. Con respecto a estas organizaciones defensiY•• podemos ref~

rirno~ a los trabajo~ de Joyoe Mee Dougall ("Marcieo en busca de

1

.,,-, ... ,.

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'·,¡._. "·

- 2 -

ona fuente") (2) y "El paciente desafeetivizado" (3) ), que plan

teen los problemas de las transferencias nereisi•tes 1 les defen­

sas osqaizoides con el impacto contretrensferenciel que estas d~

fensas producen.

Lo cierto es que el trabajo con e•tes estructures requi~

re un sentido del timing muy particular que vs vinculado al pa­

ciente, como saP.lli~!! holdim:, un sentido del tacto muy par­

ticular, porque algunas de estas orgsni zeciones defensivas po-­

drán ser seBoladae 1 pero durante mucho tiempo serán elementos so~

tenedores del paciente, no podrán ser atacadas, movilizadas, Es­

to supondrá un cuidado muy particular de las organi zeciones defen

sivas y de los modos de instalar el paciente su vfncolo con el §

nalista. Se ecentda la capacidad de holding y el sentido de ti­

ming, como elemento~ de especial cuidado en estos abordajes.

Ahora, si el proceso terap~utico avanza, será porque pue­

de tomar alguna• direcciones•

1) Del aislamiento o encapsulamiento de la fragilidad -­

narcis!etica, poder pasar a le dependencia regresiva y a la con­

tinencia en el vínculo terep~utico. La posibilidad de este pasa­

je y su importancia olínioa fue fuertemente acentuado por Winni­

cott en un informe olfnico, dltimo publicado en Londres hace dos

aftos ("Holding end interpretation") (4). Allí, Winnicott destec§

ha que había ana fase importante del trabajo clínico que ere el

poder construir loa ~lemontos dp P.aBpjo del aislamiento narcis!~

tico a una dependencia regresiYa dtil. Si el proceso terap,utico

avanza habrá otro pesaje, m's lento adn, qoe es el pesaje de la

continencia en el vínculo terap~utioo al desarrollo de la capact

dad de autocontinenoia,

· 2) otro movimiento importante en el prooeeo •eré aquél -

que marche de la conrusi6n h'!'oia la d1uor1m1nao!6n. Voy. a hahlar

después del instrumento t~onico de la diecriminac16n en el proc~

so terap6otico.

3) Otro movimiento esencial del. proceso será aquel que//

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- ó -

partiendo de los regietro• di•per•o•, de le• poroepcione• perol~

le• del cuerpo, conduzca hacia una progre•iVe oonetrucci6n de un

e•quema corporal máe integrado. Esto me lleve e eefielar do• as­

pectos importantes• uno, que estemos trebejando con una patología

donde lee área• mente-cuerpo no eet~n relativamente delimitadas,

•ino que gran parte de lo que tendría que ocurrir como procesos

mentales, ocurre en t6rml.nos de registros corporelee, por lo ten

to el proce•o terap~utico de estos trastornos será aquel que va­

ya ayud&ndo a construir delimitaciones mente-cuerpo, trazados -­

que en el proceso 11voluth'O d11 estos pacientes nn f11eron faeili-

tedos ni organizados.

Sobre este punto quiero comentar experiencias el!nice• -

que he realizado con pacientes que necesitaban integrar mejor su

esquema corporal, sobre la po•ibilidad de incluir en alguna eta­

pa del prooeeo, trabajos con el propio cuerpo, trabajos a reala­

borar en las sesiones de terapia, pero donde el trabajo sohre el

propio cuerpo va a ir dando m4e conciencia al paciente de lo dift

pereo, da lo desorganizado y da lo organizable, como experiencia

que ebre un camino que tendr' que ser reelaborado e integrado ft "

simismo en el ~rea mente.

4) El otro movimiento del proceso que quiero destacar, es

aquel que en el ~mbi to de las ideBli zaciones marchar:!'. a desde la

polarizec16n de las valoraciones hacia una gradación de estas v~

loraciones, Polerizaci6n de les idealizacione• que remite al es­

pacio del Ideal del Yo. Un paciente que yo comento en "Perfil CJJ'. ·-nico ••• " me dec!a1 "Lo qua me da p~nioo de dar una conferencie -

es que allf me consagro como genio o como tarado", lo que mostrft

ha una máxima polerizaci6n de las idealizaciones. En el proceso,

terap~utieo fue evolucionando hasta que 61 pudo dsr una confeten

cia, paro la pudo dar cuando integr6 que entre genio y tsrado, ,­

en el medio, hab!s ons serie de grados. Cuando fue a dar uns el~

se, supo que ya no se jugaba en ~l ni el tarado ni el genio,sino

qua iha a producir algo interesante, más o menos interesante, //

'3,

,,.,,,,,.,1--,;•;·;

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- 4 -

pero rescatahle, y éso ya estaha en las gradaciones del sistema

del Ideal del Yo.

5) La otra dirección del proceso que quiero seffaler es ~

quella que podría marchar de la dispersión, de la fragilidad e 1

nesteh111dad de les imágenes de eí 1 hacia una mayor cohesión, -­

consistencia, estehilidad, definición de les im,genes de sí. PrQ

ceso lento, proceso largo, de muy minuciosa elaboración.

Para caminar en·la dirección de estos prooesós 1 cullles -

son nuestros instrumentos t&cnicos? Hay un instrumentó técnico -

tradicional en eJ. análisis que tiene la mayor jerarquía teórica,

que es la ipterpr!!tec;l.fu, y que, indudahlemente nos ve·.a ayudar

en todo el camino, paró lo que quiero destacar ahora, en t&rmi­

nos de instrumentos tácnicos, es que heI gue Poder llegar a 19

1nterpreta~, y cuando trehajamoe con trastornós evolutivos,

cuando trehajamos con pen•amiento oonfusional, hay que ir crean­

do condiciones graduales, esoalonenadas, para acceder a un psi­

quismo capaz de trahajar efioazmente con le 1nterpretaci6n co­

mo instrumento de empleo tácnico (~;).

Entonces quiero hablar aqu! de ~patro tipoo de instru-­

mentos técnioo[ que ma parecen esenciales pare móver estas dire~

oiones de proceso que acabo de sellalar. No vamos a trahejer sólo

con esos cuatro, oreo que vamos a trahajar con muy diversos in~ '

trumentos técnicos, pero justamente dada le amplitud de este

campo de la clínica, formalizo en ouatro instrumentos ló que

quiero mostrar que son direcciónes de prooeso que acahc de sella­

lar, Eete camino es un camino de instrumentos mdlt~ples, donde

no sólo la interpretación es importante y operante,

Voy a hahlar de la INTERVENCION VINQ!!1All (un concepto -

que quiero presentar a le discusión). Le DISCRIMINACIOH como se­

gundo instrumento t~cnioo. La CO!IJl'RONTACION como tercer instru­

mento tácnico y despuás hahlar de la INTERPRETACION como cual"to , modo de trabajo tácnico y ver sus e!'ectoe en la clínica y sus

implicencias teóricas.

4

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- 5 -

Intentamo• ah•rcar,con el concepto de interv~ón ytncu­

lll: una serie nmy amplia de intervencione• que " menudo reali ,,s­

moe loe terapeuta• y que no eet~n hahitunlmente conceptuada" en

término• de instrumento t'onico, eino que parecen m6o eer inter­

vencionee "de eentido comdn" o d" una "prtfotice de vínculos", d1.

gamos, Paro creo que merecen eer conceptualizadas como interven­

ci onee muy aepeoielee, porque eet&• intertenciones tienen variae

runoionast

1) Crear vínculo con el paciente, crear vínculo eotiye­

~ deede el terepeuto con e1 paciente. No siempre ese pecien-\ .

te que viene "deeafeotivizndo" o en eetedo esquizoide, como dice

Winnicott, estg en condicionee de trahejer 'l pare crear vínculo,

'"ªes so patología. Entoncee equr, deede la pstologíe propia, -

hay un llamado e la actividad del terapeute como cepez de crear

vínculo, es decir, capaz de'ofrecer mO<}elos de vínculo.

2) Hay intervenciones vinculares que tienen que mo~trar

9.!l' ee to1era es, yínculo con •u• ~argas y eus vicisitudes. Hay

intervenciones vinculares que tienden • desarrollar la experien­

cia del vínculo, a cultivar el vínculo en desarrollo, Hsy inter­

venciones vinculares que tienen que 'xpreser m()dos de pQfticipar

el terapeuta en ese vínculo y hay intenrenci nes. vinculare• en

las que el terapeuta da respuestas en lae que denota su resonar

con ese vínculo. Las formae son muy diverses, pero oreo que es

posible el agrupamiento teórico conceptual de que hey un instru­

mento actuando en estas conductas, que es el creer vínculos y el

desarrollar v:!noulo, 001110 un 1netrum1mto tenpi4utico bi'sico, pri­

mordial del proceso, Porque si no trehejamos en la dirección del

crear vínculo, las palahres que intenten producir registros y e­

fectos de sentido, nunca van a alcanzar.

Voy a oi tar dos intervenoiontJI de Winnioott, de una e!'ltr~

vista con la Seflore X, de treinta &flos, madre de une nifla de 8trlis

afio~, para mostrar la divergidad r el elcence de eatas interven-~ -··

clones vincular11~ (ti). !:e trata de une madre que no este he cu1dmdo

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- 6 -

e su hija en las con•ultae m6dice•, que dehfa hacer en un hoepi­

tal de nif'loe. El hospital le pide a Psiquiatría que intervenga,

para ver por qu' la mamá no llevaha a la hija a las con•ultas mf

dicae. Entonce• Winnicott la va e entrevistar y de entrada le d;l

car "Bien, hablemos de su hija" ,-,so qu19bró el hielo."

Me detengo en esta intei-venci 6n y di.go 1 ásta es una 1n­

tervenci6n vincular donde el terapeuta está diciendo que fl 'l 1,

l!morta copstruir v!pculo, él quiere •romper el hielo", no dejar

lo librado a ver si ella quiere qnehrar ese hielo o mantenerlo -

en toda le entrevista (que e• otra alternativa: el paciente li­

hredo a su espontáneo desarrollo del vínculo puede jugarla). -­

Winnicott inicie la entrevieta diciendo vamos e quehrar el hielo,

con lo cual ustedes comprender•n la infinidad de mensajes que es­

tá dando en ese m!nima frase telegráfica. Yo los invito e hecer -

un enélisis microscópico de la infinidad de los mensajes que·se

transmiten en "hablemos de modo que podamos quehrer el hielo".-­

La mujer empieza a contar su bi•torie de asilos, de huérfana, a­

handonada por la madre y une cantidad de vicieitudes terrihles -

de la infancia y adolescencia de ella, y o6mo en plena adole~cep

cia comenzó con juegos homosexuales que le angustiahan mucho.--

Wlnnicott dice "esto es terrible", y el texto no nos dice, pero

yo creo sahar el tono de la intervención, porque el tono de la

intei-venc16n no es el de las opiniones valorativas del Superyó

de Winnicottr es el tono de ~reser re•opanoia emp.it1!.!!. con las

valoraciones de la paciente aceros de esa etapa y lo terrihle -

que ella vivi6 con el juego homosexual porque éso es lo que está

diciendo elle en la sesión, Entonces digo, hay intervenciones -

vinculares donde la expresa resonancia empética apunta a un ohj~

tivo teórico-t~onico importante, que es crear el espacio del "nQ

~otros". Este espacio no ee crea de modo espont~neo, sino que -

tiene que ser ohjeto de un trahajo minucioso.

Voy e o1 tar aqul'. e Winnicott en un informe de ese dltimo

lihro que menc1on6, donde ~l dice asfr

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- 7 -

"En el pleno esqui z0ide el paciente estll sosteniendo, dando

holding a su s! misl!IO. Si el estado esquizoide surge en la

sesi6n y el terapeuta ve a su encuentro mostrsndo que ~1,

analista, puede contener, dar holding el psciente, permite

que ~ste pase de le esquizoidíe e la dependencia regresiva,

la cual ofrece la ventejs de permitir correcciones asocia­

tivas d11 le experiencia infantil del paciente." (4)

El autor estd mostrando aquí que esa esquizoidíe del pa­

ciente tiené que e11r buscada desde el terapeuta, que ve o su en­

cuentro. En estas intervenciones vinculares lo que ee dice, mu-­

chas veces no está en el texto, sino en el tono y en el gesto,de

modo tal que un en4lisis d@ texto de l• sesi6n no nos ve a permi­

tir comprender con toda minuciosidad lo que est~ produci,ndosa a

nivel clínico. Tenemos que inve•ti~er no •61o textos, sino olimas,

contexto!!,.

Aqur quiero destacar lo que se est~ tratando de crear• un

Tínculo que desde el nivel evolutivo en el cual est~ instelede le

prohlem~tica delpeciente deber' apelar e ser vínculo de nivel pr~

verhel, Si el vínculo se juega en un nivel preverbal con cierte

frecuencia, tenemos un problema de importancia en el hecho de que

el analista cuenta con un inPtrumento ol,siao, la interpretac16n, i ,o

que es la apelaci6n al orden de la palabra, Porque en ciertos e~

sos, est" clima de vínculo preverbel puede ser afectado por el

acto de decir, no importa. quo!. pal abre, a veces el ecto1 de decir

ataca al orden preverbal 1 por la distancie que la representac16n

de le palabra induce fr~nte 8 las representaciones de estados de

C0~8S ..

Este niv81 de anillids de las 1ntervenc1one•·vinculares,

nos permite tomar un material clínico y e•tudiar allí en la mi­

croscopía ª" le se"16n, d se eet• intentendo con•truir o no el

vínculo. De pasn, digo que resulta delicado en le teree de crear

vínculo que se hable de ese vínculo en el mi•mo momento de estar

construy~ndolo. Les líneas tradicionales kleinianes que h•n //

't

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- 8 -

planteado una intervención sistemática sohre la transferencia, -

han sido, e mi juicio, muy nocivas, a veces delet6reas para la

posibilidad de construir vínculo. Porque cuando lo hago no lo di

go, dado que ese decir es distanciante. Se hablarA de este vfncy

lo en otro~ momentos.

Bien, al nivel de intervención tt§cnl.ca que quiero plan-­

tear ahora, es el de la diMriminación. ,La discriminación pone -

palabras, introduciendo un orden, un modelo de proceso secunda­

rio de pensamiento, Es une intervención organizadora que ve al "11

cuentro del problema confusional propio del trastorno narcisista

Los pacientes hablan de un modo condensado, confusional y tomo Q

na frase al azar de une paciente mía de treinta y seis aftos, ca­

sada, que dice muy rápido• "Me agarr~ una bronca con Eduardo,el

tarado se raya, se manda de cabeza e un negocio, por ahí se fun­

de, a él no le calienta". Esta es la frase de un trastorno narc!

siste, ella no supone que yo tengo que entender cada palabra, e­

lla supone que estamos automáticamente conectados a trav~s del -

vínculo transferencial narcisfstico y además ella no cree en el

valor pensante de la palabra, la usa casi como una cosa, dice al go, pero no cree que el mensaje debe ser discriminado, entonces,

al decir su comentario no eahe la cantidad de planos que está -

vinculando y presuponiendo, sacando consecuencias, antecedentes,

trazando una serie de nexos lógicos. Ea un modo de hehlar que a

veces me recuerda e Borges, cuando contaba que en una anti~ua -

clasificación de los animales se~loa dividía en "los que vuelan,

los chanchos, los pertenecientes al emperador y loe que acaban

de romper el jarrón", entre otN>s. Resalta allí esa falla en las

categorías légices.

Entoncee, la intervenoidn discriminadora, ésa e• su im­

portancia t~cnioa a mi juicio, es una intervenci6n que ve a in­

troducir preguntas (c6mo, cudndo, de qu~ modo, cuál e• el nexo

cau•al). Preguntas todas que son portadoras de un ~odelo 16gico.

Esta intervención discriminadora apunta al nivel de. formalización

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- ¡;,__" 1!'• .~' "" e __ .,--~d\H'i"ll<,·

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- 9 -

del di ecurso, nivel de categorías cngnitivas que es ntro nivel

profundo sohre el cuál trahajar,

Creo que este intervención opera en el proce~o terapáuti

co con un dohle efecto, creo que tiene que apuntar a la de•cons­

trucción de las formas de una ló~;ica confusional, Y a la vez ti!!_

ne que apuntar a la construcción de formas lÓ~icae del proceso -

secundario, como integración de lógicas alternativas allí donde

est~ imperando sólo une lógica confusional.

El tercer tipo de instrumento técnico que quiero desta­

carles es el de las confrontaciones. Voy a leer un pasaje de Ko­

hut que ilustra una confrontaci6n, Dice aeít

"El paciente, M>sidente de psiquiatría de un hospital donde

yo daha un seminario de psicoterapis 1 lleg6 a sesi6n veintt

cinco minutns ta:rde, tir6 su ahrigo en la silla y saludando

apenas, se dej6 caer estrepitosamente en el diván, comenz6

a hahlarme en tono de~afiante, arrogante, sohre su detención

por exceso de velocidad en la ruta y c6mo hahiendo provocado

al oficial, 6ste le he~ía impuesto una fuerte multa por exc~

so de velocidad y oe jactaha de ello. Le dije que iha a for­

mular la interpretac16n máll profunda de todo su análisis ha§.

ta entonces. "Frente el anuncio se desconcertó, era algo dis­

tinto por completo a cualquier cosa vista antes, entonces le

di je seriamente t 'Usted es un perfecto idinta' 11 ,

A mí me parece que'lo que Kohut está ejemplificando acá

(~l le llamo confrontaciones y el traductor traduce mal y lo lla­

ma enfrentamientos) es la posibilidad de confrontar al paciente -

con una imagen, es decir, realizar un pasaje de indicios de con-­

doctas diversas a un trahajo en el nivel de }!! imagen. Creo que

nosotros podemos trabajar la conrrontsci6n de un modo menos drás­

tico que el que us6 en este caso Kohnt. E• posible imaginar en e­

"ª. entrevista otra intervención de manera distinta, que efectde

une confrontación tamhi~n. Le diría al paciente, por ejemplot "Si

mi!:lemos esta con<luote suya ahora, pensemns cómo la veríamos", //

q

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- 10 -

"vamos e ver c6mo le ve Ud., c6mo podría ser vista por otros" (lo

cual ª" remitirnos e otros •1gntficativo! 1 actuales en su vida, o

hien otro• en ~u historie), Eviterfamoa el "enfrentamiento", pe­

ro e•tarísmo• haciendo le confronteci6n.

Con 1rnts intervención estamóP trahej1mdo con leP opereciQ

nes con•tituyente3 de imagen, diríe que estemos trebejando en la

textura de a•e registró imeginerio. Pare •clarar diferencie• con

slgunns orientecionas lacenienes, de•teco que este registro ima­

ginario no es meramente dinámico, es decl.r, un lugar de fuerzan

y pesajes, sino que es un lugar de anclaje. Una frase de Pontalis

me pareció interesante 1 "El ojo orea eetructuree", de !nodo tal -

que lo im•ginario no es un nivel relativo sino relativizente,que

e• otra cosa, pero es un nivel estructurente y en el tre~torno

narcisista es el nivel estructurel, por desconstrulr y por cóns­

truir, con lo cnel le jerarquía de ese llemodo registro imegine­

rio, en la terminología de Lacen, es máxime, Creó que pera com­

prender la densidad de textura de ese registro imeginerio hay mo­

cho que aprender en los estadios de Lacen, pero no todo se apren­

de en Lacen, Lacen en sus oeminariós proponía que los alumnos le­

yeran especielmente a Sartre, y 61 recomendabe especialmente la

tercera parte de "El ser y 111 nade", que es donde Sartre decía el

"ser pare otro", es decir., le mirada "n cuanto e~tructurente de

le identidad.

Por dltimo quisiera mencionar lJL_~rprotac!6n como ins­

trumento. Tenemos muchísimo.a interpretar en el traetórno narci­

sista. Tanemos todo e esos peitlodinilmioo! involuoredos en este oon.!l.

telaci6n del perfil clínico y peioodinámico, Tenemos les defensas

y les trensferenciee y todo ~so tendr~ que ser ohjeto de interpr~

teciones. Lo que quiero eefialar es que· la• interpretaciones no -

pueden limi terse a puntuar un <li sourpo, Les interpretaciones tie­

nen que mostrar un oomplajo juego de estructures, espacios, ll'.mi­

t@s y meoenismoe involucrados. Voy 11 menelonar· un ejemplo de Mee

Dougall y otro de Winnicott y vamos a ver c6mo la interpreteci6n

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tiene una extraordinaria den"ided y lo que articule •on elementos

muy di Tenos que no eeUn todoe ~ol8mente_ en el orden del lenFU!!.

je, se dicen a trn~e dl!l lenguaje.

Mee Dougall dice (vemos e ver une interpreteei6n que elle

le he hecho a llebine) 1 que llebine proyecte en el otro le imagen -

de un niffito que jem~s ho eido e•cuchedo ni comprendido, pretende

encarniudemente preservarlo de toda frtrntreo16n, al mismo tiempo

no quiere recihir nede a onmhlo, pere responder e eu Yo Ideel co­

ml'l l'lllni potente mege16mena."

Voy e tomar !'ltra interpreteci6n de Winnicott, que mue~tre

·la coq,lejided de loe elementos en juego en un prooeeo de tra~tor-

no neroieiete, Winnicott dice e•! en este informe1

"Podemos decir que el paciente •e trajo el tratamiento y he­

hlahe de e! como le medre y el padre podrían traer al hijo y

hahlar •ohre el hijo y loa primeros sei• meees no pod!an ha­

hlar directamente con el niffo. Durante loe eei• meee• siguien

tes ~l no podía hablar diroictamente con el niffo, ~1-llll. smo y

desde ~l miemo, al sexto mes el paciente dijo que ahora Yen!e

al tratamiento, hahl6 de '1 y por primera vez estuYo esperan­

zado."

Yo digo que en este tipo de 1nterpretaoionee e•t~ en ju~

go mostrar un encadenamiento de eetructuras, e•t~ en juego mos-­

trar una eerie de operacionee1 1nternalizar 1 extérn11Uzar, y e­

fectos de operaciones oon saldos en im,genes, de modo que se es­

t& mostrando algo complejo, Por ejemplo, se est~ mostrando•

a) que ls existencia se hace girar en torno, en el eje de

una imagen de sí.

b) que esa imagen "ª oon•tituye en el terreno de otro hi~

--t6ricemente y se YuelYe a jugar en las interaocionee del sujeto

con otro• actuales¡ y

e) la exietenoia e• registrada como loe efecto• de im6ge­

nes rezonendo en el sujeto, en cuento re•ultentes de le• Yioisi­

tudes de esos vínculos,

-11 'JJ.nl''I!_<//

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_,;, - ' ~ .,_.,

- 12 -

!! ·, b,,'"' Toda esa compleja operatoria acti vade en el trastorno ne;¡;

cisit11[no admite, a mi juicio, reducciones ling!l!stica• (o "len-.. ,'

guaje~~", como propu•o en su momento I.acan). Puntuar el di scur-

so es', solamente una parte de e•te intervenci6n, parte que no ,, __ ,,

barca, todo este juego que la interpretación tiene que poner de

relieve, Esa densided de operaoiones 1nvoluora6an en este tras­

torno se hace evidente en e!e pasaje de Bhakespeere que he cita-111,

de en ,'1Perril ol:!'nico ... " (tomado de "I,a violaci6n de Lucrecia") ¡ d,, '

pa,saj,, )'tuyo• juegos no nos permi tirí1m la reducc16n al lenguaje, J._,

c<j)mo ,, "bordufo1 '-' ,, ". ••• Ttl hes arrancado mi imagen de tus mejillas y- hecho tr!.

z'es de tal modo la hermo•ura de mi espejo, que ya no puedo

V!'.f lo que antes fuí". ; ;i~~ ¡ '

'"""'-Este breve paosje nos compromete e analizar anill!ticamen ',¡.,¡

te una,, serie de mecanismos, juegos de proyecciones e 1ntroyecc1Q

nes, d~ historia y actualidad de ese vínculo, de modo tal que -• los ep¿oques lacanianos, de raíz, digamos estructuralistae, aun

que pued~n mnstr11rnos partes interesantes en eus anilli ei e del -

juego del gignifioente, no van a alcanzar para mostrar todos a­

quellos entrecru!lamientos dinilmioos. Y podemos agregar otro ar­

gumento• el juego del significante se erectda en el idioma imagt

nario, y este pesaje, traducido al espaftol, conti~ne une frescu­

ra y riqueza de significaciones notahle, No necesito del juego

en inglile de los significantes para llegar a un nivel de produc­

ci6n sem,ntica de alta significación. ,¡,

! ll.ien, vuoilvo al prooeeo en su conjunto, que hahrA de avan

zar en, hase a este espectro de intervencioneg técnicas, no en el

privif~gi~ unihteral de al~una de ellH. '

81 el proceso hace eu despliegue, el mism~ conducir' de

formas que hemos caracterizado como propiae de un,narcisismo "e~ '\ ' i

rradó" hacia otras, m'e saludahlea, que hitmoe denominado de ner-~

c_i.~,d¡~~'ªhi"rto" (conceptos del trabajo 111farcidamo y oreetivi-

dad", 'elÍi-horado por el seminario de producoi6n c1entfr1ce de // :.-

12

·~-

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--~'

H•

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nue•tro cleu•tro de egtudlo•) (7).

En e•• mlrndn penor,micn sohre el proceeo P•icoenalítico

del treatorno narciei•te, quiero e•tohlecer una dietinci6n fund~

mental. Une opernci6n, coneiderndn c~ntral pare el proceso tere­

péutico de la neuroeie, e• le denominación como atravesemiento

del fentasms, "trave~rs del fanteema". En el proceso, en cemhio,

de loe treetorno• nnrcl•istae, l• opereci6n que e•timo fundamen­

tal e• eee r~leya~t.Q, elnhoraci6n y recompo•ic16n de un vasto

mos•ico identificatorio. Hngemoe une dietinci6n1 tnmhi~n en el

proceso terep4utico de le neuro•i• est4 en juego el trahejo so­

hre l•• identificscione•. Pero e•tM identificncionei "" orgeni­

zen en torno a ejes tele• como tri•ngulaci6n, la represi6n, los

polo• "em~ntico• del falo, y onetrec16n. En los trastornos nercl

si•t•• el mo•alco ldent1ficator1o e• di•perso, carece de aque-­

llos eje• orgeni~adore•, •e preeent• como lo• casillero• de un

tehlero de ejedre~ que huhieran sido eéneredo•, oolocndoe en Plft

nos distintos el del tehlero, menteniendo entre sí relaciones más

laxa!:'!.

Entonces, cnhe comprender, que en el proceso de le neurQ

sis prevalece el modelo del tridngulo (con •us posleion<'s típi­

ce•t pose•16n, exclu"16n, celos, rivalidad), En el proce•o de los

trastorno• nerci•ietes el modelo prevelente es otrot es recorrer

lo que Borges llam6"la trama del l•h~rinto", En sus pelehree "un

laherinto de espejo• inoe•antf!s y ruine• circuleres",

- - -O O O- - -

NOTAI

0:) Dfl.eo mencionar el trehejo de le lle. Merfs del C•rmen Calvo

e Intls Loushlet sohre "La interpret•ci6n. Elementos del sniili ~l s

dnl discurso", integrante• de nue•tro equipo docente, qu~ subra­

yen este problema te6rico y t~cnico, discutidos en 1988 en Ate­

neo• de la Cátedra de Peicoter•pies y del Centro de Estudios de

Psi coternpi a•.

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1

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Jt;J_j\>.¡~ ''

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REF'l'!REJICI AS BIBJ,I OGRAFIC AS

(1) Fiorini, H~ctort "Perfil Clínico y poicodintlmico del trastor­

no narcisista", B•,A•, Publicaciones de la Cátedra

de P•icoterapiae (Fac.de Psicol, UBA) Ea, Tekn~ 1988

(2) Mee Dougell, Joycer "Narciso en buMa de una fuente" Alegato

por una cierta anormalidad, Barcelona, Ed.Petrel 1982

(3) Mac Dougell 1 Joyce1 "El paciente des&fectivizado". En Rev, en

Psicoterapia Poicoanel:!tice, Uruguay, Sept. 4, 1985

(4) Winnicott, Donald 1 "Holding and Interpretetion. Fregment of

an Anelysis", London, The Hogerth Prese"end the InJi

titute of Psychoanelysis, 1986,

(5) Winnicott, D. 1 "Entrevl.sta e la Sef'lore X, 30 elfos ••• • En Pst

quiatría Clínica Infantil, Bs.As. Horm~, 1980,

(6) Kohut, Heinzt "La restaurac16n del self" !'Is.As. Paid6s, 1980

(?) Fiorini, H.¡ Datri, Lidie¡ Dugliotti, Raquel¡ García Novar1n1,

Mar!e¡ Peres Llaveras, Cleudie¡ Mueso, Elme¡ Sánchez Elíe,

Tesone 1 Mónice 1 "Las relsciones entre Nerci sismo y Cresti vi­

<lad", Bs.As. Ed, Centro de Estudios en Peicot~re-

pias, 198S,

1~