cluster y desarrollo territorial

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    Economa, Sociedad y Territorio, vol. VI, nm. 24, 2007, 859-912

    Clustersy desarrollo territorial.Revisin terica y desafos

    metodolgicos para Amrica Latina

    VCTOR RAMIRO FERNNDEZ-SATTOJOS IGNACIO VIGIL-GRECO*

    Resumen

    Este trabajo se estructura en cuatro partes. En la primera se identifican

    una serie de enfoques y marcos tericos del desarrollo territorial ge-nerados en los ltimos quince aos en los pases centrales y difundidosacrticamente en los pases en desarrollo, incluyendo Amrica Latina.En la segunda parte se indican tres fallas de origen presentes endichos enfoques:a) una notable imprecisin conceptual, b) una mar-cada desconexin de las estructuras del entorno meso y macro, y c) laasuncin de un imaginario que presenta su interior (del cluster) enforma armnica y homognea. En la tercera parte se examinan losfundamentos de esas fallas en el cuerpo terico regionalista y, final-mente, en la cuarta, capitalizando lo anterior, se indican pautas meto-

    dolgicas orientadas a insertar los anlisis de clusters y con ellos lasestrategias de desarrollo territorial en un cuadro conceptual y anal-tico ms consistente y realista.

    Palabras clave: Latinoamrica, clusters, desarrollo territorial.

    Abstract

    This paper is divided into four parts. In the first one we identify a series of

    territorial development viewpoints and theoretical frameworks that havearisen in the last fifteen years in central countries and that have beenuncritically spread to some developing countries, including those in Latin

    America. In the second part we indicate three fundamental faults foundin those points of view: a) a remarkable conceptual imprecision, b) anoticeable disconnection between mid- and macro-structures, and c) the

    assumption of an imaginary that displays the inside (of the cluster) inharmonic and homogeneous way. In the third part we examine the foun-dations of these faults in the regionalist theoretical body, and finally inthe fourth part, emphasising the prior discussion, we indicate some metho-

    dological guidelines that allow us to insert cluster analysis (as well as thestrategies of territorial development) in a more consistent and realisticconceptual and analytical framework.

    Keywords: Latin America, clusters, territorial development.

    * Grupo de Investigacin sobre Estado, Territorio y Economa, Universidad Nacio-nal de Litoral, Argentina. Correo-e: [email protected], [email protected]

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    Introduccin

    A esta altura del siglo XXI es bien conocido que en los ltimos 20

    aos se ha operado una profunda transformacin en la visin deldesarrollo territorial a partir del despliegue de un conjunto decuerpos tericos representados en conceptos como distritos in-dustriales (DI), regiones inteligentes, medios innovadores, sistemasregionales de innovacin, etc. Todos ellos han estado encamina-dos a destacar la presencia estratgica asumida por las regionesen el contexto de las modificaciones de las formas de produc-cin y organizacin econmico-social que acompaan los proce-sos de globalizacin y la revolucin tecnolgica desde mediadosde la dcada de los setenta del pasado siglo (Omahe, 1995; Scotty Storper, 2003).

    Sin embargo, ha sido a fines de los noventa y a lo largo del2000 cuando el concepto de cluster (CL) asumi una presenciahegemnica en los desarrollos tericos y empricos destinados aanalizar el papel de los procesos de aglomeracin y sus vincula-ciones con el desarrollo y la competitividad.

    Desde esa visin tpico-ideal y crecientemente hegemnica se

    ha ido conformando una lnea inspiradora de polticas oficialesde desarrollo, no slo en regiones y pases centrales, como Euro-pa y Estados Unidos, sino tambin, y por medio de la activa im-plicacin de organismos internacionales como el Banco Mundial(BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en escena-rios perifricos, como el latinoamericano, donde hasta hace pocoesos organismos se hallaban casi completamente volcados a per-feccionar los mecanismos de mercado (Banco Mundial, 1991

    y 2002; World Bank, 1999/2000).Ahora bien, la asimilacin de los enfoques de clusters en este

    ltimo mbito ha denotado la escasez en Amrica Latina, desdehace ya ms de tres dcadas, de instrumentos tericos y metodo-lgicos propios, consistentes y alternativos a la hora de enfren-tar los problemas del desarrollo. Si se revisan con detenimientolos esfuerzos de indagacin realizados en la regin en torno a losconceptos regionalistas (CL, DI, regiones inteligentes, medios in-

    novadores, sistemas regionales de innovacin), se aprecia conclaridad que los mismos se han presentado con perfil de replica-cin ms que de readaptacin o inspiracin de instrumentosanalticos y marcos tericos originados en los pases centralesque no slo han estado destinados a analizar realidades clara-mente diferentes, sino que, adems, para el examen de esas rea-lidades se han mostrado portadores de ciertas debilidades e in-

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    consistencias que figuran en las bases de sus formulaciones. Ental sentido, la introduccin en Amrica Latina de esos instru-mentos vinculados con el desarrollo territorial, y en particular

    aquellos relacionados con el estudio de losCL

    , ha sido escasa enevaluaciones referentes a las restricciones fijadas por las especi-ficidades econmicas, histricas e institucionales necesarias parala replicabilidad de los anlisis, arrastrando con ello las propiasdebilidades que aqu denominaremos fallas de origen de losmarcos conceptuales elaborados en y para los pases centrales.

    Partiendo de lo anterior, nuestro trabajo se estructura en cua-tro partes: en la primera describimos el espectro general de losdesarrollos tericos vinculados con el enfoque dominante de CL,producido principalmente en los pases centrales, y mostramosel ingreso (acrtico) de ese enfoque en el escenario latinoameri-cano. En la segunda parte, nos detenemos a marcar tres fallasde origen bsicas inherentes a esos enfoques regionalistas ela-borados en los pases centrales en torno al concepto de CL. En latercera parte nos centramos en destacar algunos aspectos que,aun formando parte de la matriz terica de los enfoques regiona-listas, actan como fundamentos de la produccin de esas fa-

    llas. En lacuarta parte indicamos algunas pautas tendentes, porun lado, a actuar primordialmente sobre las debilidades (o fa-llas de origen) del enfoque dominante, reformulando su coreanaltico; y, por otro, y en consonancia con ese replanteo teri-co, a reorientar, con algunos lineamientos metodolgicos bsi-cos, las investigaciones empricas sobre la problemtica del de-sarrollo regional y local en Amrica Latina. La ltima parte sonnuestras conclusiones.

    1. Emergencia, expansin y significados del enfoquecluster

    1.1 Su presencia en los pases centrales

    Como adelantamos, fue hacia fines de los noventa y a lo largo del2000 cuando el concepto de cluster(CL) asumi una hegemnicapresencia en los desarrollos tericos y empricos destinados a ana-

    lizar el papel de los procesos de aglomeracin y sus vinculacionescon el desarrollo y la competitividad (Maskell y Kebir, 2004).Siendo ese concepto utilizado (y explotado) inicialmente por

    los aportes de Michael Porter (1990),no slo se consolid luegoen el escenario estadounidense (Porter, 1998), sino que tambingan relevancia en el contexto europeo (Rosenfeld, 2002), don-de progresivamente fue enriquecido por su interaccin con los

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    desarrollos acadmicos gran parte de ellos pretritos vincula-dos con las categoras de distritos industriales (DI),1 regiones inte-ligentes, medios innovadores (Maillat, 1995; Camagni, 1991; Ca-

    pello, 1999), sistemas regionales de innovacin (Braczyk, Cookey Heidenreich, 1998), etctera.Aun as, y no obstante su interaccin con ese conjunto de

    aportes, el concepto de clusterconsolid su posicin dominanteentre las categoras vinculadas con el desarrollo regional y local,e incluso su hegemona se reforz con la utilizacin del mismopor parte de los organismos supranacionales (BM,2BID,3OECD 2001;European Commission, 2002) al momento de formular propues-tas que conjugaban ese desarrollo territorializado con la com-petitividad fundada en la economa del conocimiento (Maskell yKebir 2004).

    Pero cules son los significados contenidos detrs del con-cepto de clustery su colocacin como instrumento estratgicode desarrollo y competitividad territorial? En respuesta debera-mos indicar que en torno al mismo se ha ido forjando un esque-ma tpico-ideal que, en trminos generales, entiende las regionesy localidades como nodos territorialmente delimitados, que

    operan como estructuras cerradas, soldadas, homogneas y di-namizadas por la cooperacin intralocal, y en la cual las aglome-raciones productivas sectorialmente especializadas obtienen unaeficiencia colectiva (Schmitz, 1995)territorial que los actoreseconmicos no podran obtener a partir de su accin individual.Dicha eficiencia, acorde con los enfoques dominantes, fundadaen capitalizar las ventajas estticas de la especializacin y la aglo-meracin, as como las dinmicas de la innovacin colectiva, se

    traduce en el fortalecimiento de la capacidad competitiva de lasregiones(Capello, 1999; Keeble y Wilkinson, 1999; Storper, 1997).

    Es as que, ms all de las diferencias de esos enfoques y de lasevoluciones operadas a lo largo de los ltimos 25 aos del siglo XX,el mainstream del cuerpo acadmico regionalista (con base en elrepresentativo concepto de cluster) ha sostenido la posibilidad,abierta desde la ltima reestructuracin fordista, de colocar a lasregiones como epicentros en un marco donde pueden compatibili-

    zarse los procesos de cooperacin y competencia, as como en-samblarse formas de desarrollo regional y local endgeno con la

    1 Enfoque de la Escuela de Florencia: Bagnasco, 1977; Brusco, 1982 y Becattini,1992. Para un anlisis actualizado sobre los DI, vase Paniccia, 2002.

    2 www.worldbank.org/urban/led/cluster.3 Para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), vase Rabellotti y Pietrobelli,

    2005.

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    competitividad global (Scott y Storper, 2003), apelando a un vec-tor comn centrado en las calidades obtenidas por la organizacinde los actores institucionales y econmicos al interior de las aglo-

    meraciones productivas y que permite, va la obtencin de formasde innovacin y aprendizajes colectivos, ganar competitividad enlos mercados internacionales (Camagni, 1991).

    1.2 La presencia del enfoque cluster en el escenariolatinoamericano del desarrollo regional local

    Simultneo al desarrollo y consolidacin del enfoque clusterdo-minante en los pases centrales, la perspectiva territorialista delanlisis de la competitividad se fue introduciendo en los pasesperifricos. En tal sentido, no fueron pocos, a lo largo de losnoventa, los trabajos terico-analticos dirigidos a la promocinde clusters en contextos poco desarrollados (Nadvi y Schmitz,1994; Nadvi, 1995; Schmitz, 2000; Altenburg y Meyer-Stamer,1999; Altenburg, 1999 y 2001).

    Amrica Latina, por su parte y como adelantamos, no estuvoausente en el intento de hacer presente ese enfoque territorial del

    desarrollo. As, la llegada e ingreso ms contundente de ese cuer-po terico se dio con contribuciones de acadmicos vinculados alInstitute of Developing Studies(IDS)4 y al German DevelopmentInstitute (GDI)5, primero por caminos especficos y luego por ac-ciones conjuntas entre ambos centros de estudio. As, por mediodel concepto de clustery en menor medida de DI, y haciendo usode su instrumental analtico, los trabajos acadmicos destacaronlas ventajas del cambio estructural de la organizacin industrial y

    paralelamente de la crisis y transformacin de la ISI para las re-giones latinoamericanas, sealando las posibilidades de su inser-cin competitiva en las redes internacionales de proveedura, es-pecialmente de aquellas regiones/localidades aventajadas por bajoscostos salariales (Altenburg, 1999),as como por las externalida-des positivas derivadas de la accin cooperativa local (joint ac-tion) y la desintegracin vertical de los procesos productivos aglo-merados (Schmitz, 1995). Acompaando esta perspectiva, emergen

    progresivamente estudios de caso en toda Amrica Latina, entrelos que destacan los realizados en Brasil (Meyer-Stamer, 1998;Schmitz 1998 y 1999; Bazan y Schmitz, 1997), en Mxico (Rabe-llotti, 1992 y 1997), en Per (Tvara, 1993), yen Argentina (Quin-

    4 www.sussex.ac.uk/development/5 www.die-gdi.de

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    tar, Asca, Gatto y Ferraro, 1993), por mencionar slo algunos delos anlisis empricos.

    Ahora bien, estos desarrollos en torno al fenmeno de los

    clusters propiciado por acadmicos europeos y latinoamericanos(inscritos estos ltimos en el instrumental analtico de los prime-ros), se produjeron en un contexto donde los estudios de desa-rrollo territorial, mayormente bajo la denominacin de desa-rrollo regional o desarrollo local, eran llevados a cabo porexponentes vernculos, as como por acadmicos hispanos quetenan influencia en la regin.

    Estos desarrollos vernculos muchos de ellos vinculados conlos proyectos del Instituto Latinoamericano y del Caribe de Pla-nificacin Econmica y Social (ILPES) ganaron impulso a fines delos ochenta y principios de los noventa con los debates abiertosen torno a la utilidad y pertinencia de los procesos de descentra-lizacin, estimulados por un escenario, como el latinoamerica-no, donde las dificultades estructurales para el desarrollo apare-can asociadas con una reconocida tradicin centralista y unaescasa autonoma regional y local (Vliz, 1984). Con el impulsode ese escenario y de contribuciones pioneras, como las de W.

    Sthor y F. Taylor (1981), fue germinando la idea de un cambioradical en el anlisis y las propuestas del desarrollo, sustentadaen el quiebre de las formas top down dominantes en las dcadasde los cincuenta y los sesenta y el impulso de formas de desarro-llo desde abajo, centradas en actores, instituciones y capacida-des locales.

    Indudablemente, estos nuevos vientos encontraron en SergioBoisier uno de los exponentes ms claros y prolficos. Su lnea de

    indagacin territorialista vino a cruzar las nada insignificantesproblemticas relativas a la descentralizacin y el desafo deldesarrollo en el lugar y en manos de la gente, con la conversinde las regiones en sujetos de desarrollo a partir de la confor-macin de capital sinergtico y entramados asociativos apoya-dos en las nuevas modalidades de gestin territorial horizontales(Boisier, 1991, 1996, 1997, 1998 y 2002).

    Por su parte, fuera del ILPES, la regin ha contado con aportes

    como los de J. Arocena(1986 y 1995) en torno a la construccinde capacidades de desarrollo local para la obtencin de una com-petitividad fundada en la generacin de conocimientos intangi-bles que agregue valor a la actividad productiva, y un aprovecha-miento de los recursos endgenos territorialmente emplazados apartir de la implicacin conjunta de actores pblicos y privados.

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    Por su parte, como decamos, autores hispanos con fuerteinfluencia en Amrica Latina, como A. Vzquez Barquero, refor-zaron las perspectivas antes indicadas con la introduccin con-

    ceptual del desarrollo endgeno y la mirada alentadora para eldesarrollo local en las actuales etapas de reestructuracin pro-ductiva y emergencia de la acumulacin flexible (Vzquez Bar-quero, 1995 y 2001). Finalmente, otro exponente hispano coninfluencia en escenario latinoamericano, F. Alburquerque, des-tac la relevancia adquirida por las denominadas iniciativas dedesarrollo local (IDL) que proliferaron en muchos pases de estaregin para la creacin (en la dimensin micro) de un entornoeconmico favorable a la actividad empresarial innovadora, as-pecto que se consider un complemento fundamental para darviabilidad al desarrollo bajo las reformas estructurales operadasen el mbito macroeconmico de la regin (Alburquerque, 1999).

    Lo cierto es que, si bien resulta justificable considerar la re-levancia y trayectoria de estos aportes acadmicos generadosen o vinculados con Amrica Latina,6 al relacionarlos con losenfoques de CL y DI ingresados en la regin, surgen al menos dosaspectos fundamentales que deben remarcarse:

    z Por un lado, ambas corrientes o enfoques, ms all desus especificidades, no se distancian en lo fundamental:comparten un esquema analtico que deposita casi en-teramente la obtencin de competitividad global en lascalidades internas de localidades y regiones (a partir dela accin conjunta e interactiva de actores instituciona-les y econmicos en el mbito territorial).

    z Por otro, son los enfoques de CL y de DI (y no las produc-ciones latinoamericanas ltimamente consideradas) losque han dominado en aos recientes, no slo el crecientenmero de anlisis de casos, sino tambin la formulacinde los ms actuales lineamientos propositivos y de inves-tigacin sobre desarrollo territorial realizados desde losorganismos internacionales y sus acadmicos que ope-ran en la regin latinoamericana (BM: vase nota 2; BID:

    vase nota 3; Meyer-Stamer y Harmes-Liedtke, 2005;Ramos, 1998 y 1999; Buitelaar, 2002), as como desde las

    6 No pretendemos ser taxativos con la presentacin de los exponentes vernculos,sino slo ejemplificativos.

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    propias instancias gubernamentales (Chile, CORFO;7 Brasil,Sebrae;8 Per, Prompyme;9 e, incluso, desde investigado-res localizados en distintos centros acadmicos naciona-

    les e internacionales (Prez Alemn, 1998; Perego, 2003;Albadalejo, 2001; Suzigan, 2000; Barragn, 2005).

    Esta presencia dominante del enfoque CL como herramientade desarrollo territorial enAmrica Latina en la ltima dcada,habilita previamente para interrogar acerca de la consistencia desus bases terico-analticas y metodolgicas (generadas en el nor-te) que operan como insumos de las estrategias de investigaciny de polticas de desarrollo en contextos y escenarios diversos.Es decir, antes de examinar en profundidad la funcionalidad, es-pecificidades u obstculos del enfoque del desarrollo territorialen Amrica Latina, nuestro propsito es evaluar la consistenciade sus elementos constitutivos, generados fuera de la regin eimportados con una perspectiva ms bien dispuesta a la replica-cin que a la consideracin crtica.

    2. Identificando fallas de origen en el enfoquecluster deldesarrollo territorial

    Asumiendo dicho desafo, nuestro anlisis del enfoque clustertal y como se constituy en el centro y difundi al escenariode los pases en desarrollo, y en particular hacia Amrica Lati-na presenta al menos tres fallas de origen que analizamos acontinuacin:

    2.1 Cluster y distritos industriales: un conceptoespacialmente borroso con aplicaciones caticas

    La primera debilidad perceptible en las contribuciones en tornoa los CL como instrumentos de competitividad y desarrollo, seexpresa en la fuerte tendencia mostrada por los enfoques delnuevo regionalismo a operar confuzzy concepts, y, como conse-cuencia de ello, en el escaso rigor al momento de operacionali-

    zar y desarrollar estudios empricos consistentes (Markussen,

    7 www.corfo.cl.8 Servio Brasileiro de Apoio s Micro e Pequenas Empresas, www.sebrae.com.br/

    br/cooperecrescer/arranjosprodutivoslocais.asp9 Comisin de Promocin de la Pequea y Micro Empresa www.perupymes.com.

    Prompyme, 2003.

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    1999).10 En efecto, si un aspecto debe inicialmente destacarsedel aluvin de aportes acadmicos desarrollados en torno al fe-nmeno de los CL, es la combinacin de una notable generalidad

    en los contenidos del concepto con el amplio tratamiento emp-rico dado al mismo, tornando imprecisas y borrosas:a) las deli-mitaciones espaciales, y b) los aspectos constitutivos y funciona-les de las aglomeraciones productivas que dichos conceptos tomancomo referencia (Martin y Sunley, 2003).

    a) En lo que concierne al primer aspecto, dada la amplitud queadquirieron como vimos conceptos como distrito industrial y,ms an, CL, nos encontramos con que el enfoque regionalista do-minante carece de respuestas claras y orientadoras al momento derealizar estudios empricos y enfrentar algunos interrogantes b-sicos: cmo se delimitan espacialmente los CL?, cul es la escalaespacial sobre la que debera determinarse un cluster?, qu di-mensin espacial debe tomarse para considerar su existencia: lasinstituciones locales, los mbitos regionales donde pueden desen-volverse una pluralidad de instancias administrativas locales inter-conectadas o, para evitar cortes arbitrarios, las extensas redesinputs-outputs extendidas en su dinamismo con un alcance extra-

    regional o incluso nacional?.11b) En cuanto al segundo aspecto, la elstica aplicacin a dis-

    tintos escenarios productivos que se desprende del gelatinosoconcepto de CL ha potenciado el riesgo de analizar con un mismopatrn interpretativo, y como parte de un mismo proceso, agru-pamientos industriales que presentan caractersticas histricas,as como patrones organizativos y funcionales extremadamentedistintas. Ello implica el estudio emprico de experiencias pro-

    ductivo-territoriales tan heterogneas que, finalmente, se termi-na considerando individual o, lo que es ms peligroso an, com-paradamente, sistemas y organizaciones productivas cuyasdiferencias pueden ser ms significativas que sus convergencias.Los inconvenientes, a su vez, se profundizan desde el momentoen que esas realidades heterogneas se intentan presentar a me-

    10Fuzzy concepts, en la visin de A. Markussen, implica que los conceptos intentandescribir un fenmeno con significados alternativos, y que a partir de ello no se puedenidentificar, aplicar u operar por las diferentes escuelas que los abordan. A su vez, y envirtud de la prdida de claridad (borrosidad) de los conceptos, la evidencia empricatiende a escasear y su recopilacin se vuelve muy electiva, anecdtica y poco transpa-rente. Finalmente, fruto de la borrosidad y de la escasa evidencia emprica, la debilidadde la poltica pblica en los estudios regionales es inevitable.

    11 Como hacen, por ejemplo, E. Fesser y E. Bergman (2000).

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    nudo como partes de un mismo fenmeno que encaja en el cua-dro tpico ideal anteriormente mencionado.

    La creciente transformacin de ese riesgo en una realidad abre

    el interrogante, en primer lugar, sobre la utilidad misma del con-cepto y la efectividad de las polticas que inspira, y, en segundolugar, acerca de los fundamentos por los cuales el mainstream haoptado por acogerse a esta va ancha para el anlisis emprico.Volveremos sobre ello ms adelante. Ahora sostenemos que enel intento de dar continuidad a ese tratamiento omnicomprensi-vo de la corriente principal del desarrollo regional ligada a los CL,se ha ido formando un vaco emprico y metodolgico al momen-to de poder:a) determinar cundo, en el marco del anlisis de undeterminado tejido industrial, estamos en presencia de instan-cias productivo-territoriales que ameritan el tratarlas como clus-ters, y, junto a ello, b) visualizar el efecto que, en el desarrolloterritorial, poseen las trayectorias histrica, la insercin regio-nal y nacional y la particular morfologa de las aglomeracionesproductivas.

    2.2 Descontextualizando la perspectiva de los CL: la

    desaparicin de las dimensiones mesoregionales ymacronacionales

    Paralelamente a lo antes analizado, los trabajos realizados hastamediados de la dcada de los noventa en torno a los enfoques dedistritos industriales y CL (Pyke y Sengenberger, 1990; Porter1990; Nadvi y Schmitz, 1994; Rosenfeld 1995 y 1996), e inclusolos ms actuales ligados a la dinmica de los procesos de innova-

    cin colectivos y el paradigma de la economa del conocimiento(Asheim 1995; Maskell, 1996; Maskell y Malmberg, 1999; Ca-pello, 1999; Keeble et al., 1999; Keeble y Wilkinson, 1999), ascomo los exponentes vernculos que trabajaron sobre el esce-nario latinoamericano, han tenido en su mayora como prop-sito central el examen del inside de las aglomeraciones producti-vas, sin prestar atencin al papel de las articulaciones externas delos mismos, esto es, a los condicionamientos y efectos derivados

    de las dinmicas multiescalares, que afectan o condicionan dife-rencialmente los alcances de la accin colectiva y la capacidadcompetitiva de esas aglomeraciones productivas.

    Preocupado por transformar a los clusters en ncleos genera-dores y articuladores de competitividad y cohesin territorial, yvolcado, a partir de ello, como dijimos, a un estudio casi exclusi-vamente centrado en el interior de las aglomeraciones producti-

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    vas, el enfoque regionalista que domina el tratamiento de los CLtermin mostrando claras restricciones al momento de leer apro-piadamente no slo la manera en que esas aglomeraciones fun-

    cionan o deberan funcionar ante determinadas estrategias deinsercin externas, sino tambin la forma en que son jerarquiza-das e, incluso, impactadas por los particulares patrones organi-zacionales y dinmicas de las redes multiescalares, que a vecesestimulan, pero otras tambin prescinden de las aglomeraciones.Esto es, redes que en ciertas ocasiones procuran incluir, peroque pueden igualmente excluir a las aglomeraciones como fac-tor de proximidad al desarrollar los procesos dinmicos de apren-dizajes, conocimiento e innovacin (Amin y Cohendet, 2004; Bos-chma, 2004).

    Ciertamente, avanzados los noventa y a lo largo del 2000, araz de las contribuciones provenientes en lo fundamental de losantes mencionados IDS y GDI, se ha intentado avanzar sobre esaperspectiva sobredeterminada territorialmente, casi podramosdecir enclaustrada, y exclusivamente centrada en el papel delas calidades organizacionales y funcionales presentes en el m-bito local. Para ello se asumi el desafo terico y emprico de

    examinar la articulacin de los clusters en el dinmico contextode las Cadenas de Valor Global (CVG) y los sistemas de gobernan-cia global (Messner, 2002; Nadvi y Halder, 2002; Schmitz, 1999,2000 y 2004; Sverrisson, 2003; Pietrobelli y Rabellotti, 2004;Quadros, 2002; Bazan y Navas-Aleman, 2001). Se capitalizaronas las contribuciones desarrolladas en torno a lasglobal chains o cadenas globales (Gereffi y Korzeniewicz, 1994; Gereffi, 2001;Kaplinsky, 2000) como instancias que distribuyen actividades

    productivas en redes transnacionales.Con base en ese instrumental, se ha tratado de observar so-

    bre distintas ramas de actividad y en diferentes escenarios tan-to centrales como perifricos, posibilidades y condicionamien-tos emergentes para los CL a partir de sus vinculaciones en CVGcon estructuras de poder y tipos degobernancia variables, en losque funciones y capacidades de generacin de valor estratgicas(centralmente localizadas alrededor del diseo y marketing) apa-

    recen por lo general controladas fuera del territorio y asim-tricamente distribuidas (Humphrey y Schmitz, 2000 y 2002; Sch-mitz, 2004; Messner, 2002; Nadvi y Halder, 2002).

    Est claro que, a partir de lo indicado, el enfoque de CVG harepresentado un muy significativo avance en las perspectivas deldesarrollo regionalista, habilitando una lectura de los procesosproductivos regionales/locales en el marco de sus articulaciones

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    externas. Sin embargo, el enfoque no slo ha mostrado restric-ciones al momento de analizar las posibilidades de mejorar losposicionamientos de los CL en el marco de las estructuras de go-

    bernancia global al volver nuevamente las miradas tericas yempricas hacia la dimensin intraclusters, sino que tambin hapresentado dificultades para interpretar y evaluar de maneraadecuada otras dimensiones fundamentales de las relaciones ex-ternas, que impactan directamente y generan condicionantes es-tructurales para las aglomeraciones productivas. En este senti-do, en la lnea de estudio dominante sobre los CL, son notablementemagras las consideraciones sobre las vinculaciones de stos conlas dinmicas y estructuras de los sistemas econmicos naciona-les y regionales en los que se insertan (Sunley y Martin, 1996).

    Producto de ello, se encuentran ausentes dos aspectos bsicosque permiten evaluar contextualmente los escenarios donde sedesenvuelven los CL y, asimismo, determinar los condicionamien-tos fundamentales y las especificidades de sus comportamientos.Esos aspectos comprenden:

    z Por un lado, el papel de las dinmicas de flujos e interaccio-nes que envuelven en forma nada secundaria a las instan-cias econmicas e institucionales del mbito nacional.

    z Por otro, las vinculaciones entre la estructura y la din-mica de los CL respecto de la estructura y funcionamien-to de los sistemas econmicos mesoregionales y las mu-taciones operadas sobre los mismos.

    En relacin con elprimer aspecto, producto de una visible

    desconsideracin de la dimensin econmica y econmico-insti-tucional del mbito nacional, los estudios empricos escasean enla precisin de aspectos contextualizadores ligados a ese mbito,que pueden ser clave para dimensionar la significacin de losprocesos de clusterizacin, as comolos desafos a asumir por losclusters potencialmente analizables en el contexto de la econo-ma nacional y la insercin internacional de esta ltima.

    Los propios enfoques que articulan los CL con las CGV, restrin-

    gidos en trminos generales a un examen de las posibilidades ylmites de las instancias productivas locales ante las diferentesformas de gobernancia global, muestran una notable desconside-racin en los estudios empricos de la representatividad econ-mico-territorial del o de los clusters seleccionado(s) en un es-cenario multiescalar, en el que es imposible eludir la asimtrica

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    presencia y distribucin nacional de losflujos yactividades sobrelos que se estructuran los encadenamientos productivos.

    En tal sentido, desde una dimensin ms estrictamente eco-nmica:

    z Existe una prdida de visualizacin para ubicar y repre-sentar los CL en la estructura nacional de establecimien-tos, empleo y produccin del sector o rama de actividadconsiderada.

    z Asimismo, aparece regularmente indeterminado cmo, enun escenario de crecientes demandas de apertura, la es-tructura productiva nacional de esas ramas a las que per-tenece el clustercubre los requerimientos y demandasdel mercado nacional. Ms precisamente, por lo generalresulta desconocido con qu alcance los agentes econ-micos del sector o rama en la que se insertan los CL hantenido un desempeo que los conduzca a fortalecer laautonoma productiva nacional/regional ante la presinimportadora.

    z Ya en el plano de las conexiones nacionales-internacio-nales, las formas de estudio dominantes no otorgan rele-vancia a la verificacin de la insercin de los clusters en

    las ramas centrales y ms dinmicas de los pases a losque pertenecen, impidiendo as desarrollar estrategias deinsercin econmica internacional para esos sectores.

    Existe, por lo tanto, en los anlisis del Nuevo Regionalismo,una llamativa ausencia de elementos metodolgicos y hallazgos

    Figura I

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    empricos que permitan reflejar, en trminos comparados, la di-nmica y el alcance cuantitativo de las actividades, relaciones yflujos del mbito nacional, para ganar lugar en los mercados in-

    ternacionales.Finalmente, desde la dimensin econmico-institucional, debesealarse que, en general, las alteraciones en las polticas ma-croeconmicas y los cambios en los regmenes de acumulacinno son adecuadamente considerados para evaluar los efectosmesoregionales en los que se insertan los CL. Esos cambios y alte-raciones tampoco se tienen en cuenta para evaluar los efectossobre el comportamiento de las ramas o sectores industriales enlas que operan los CL analizados. En resumen, la lnea dominantede anlisis del fenmeno de los CL que venimos presentando,muestra en general una falta de predisposicin a anteponer a losestudios de caso una necesaria y cuidadosa evaluacin acerca decmo la rama productiva a la que pertenece cada CL se comportaante dichos cambios: son independientes o, por el contrario,fuertemente procclicas? Acompaan los procesos de crecimien-to o recesin que tienen lugar en el conjunto del sistema econ-mico o se muestran autnomas a esos procesos? Cmo reaccio-

    nan dichas ramas y CL ante esas alteraciones en establecimientos,empleo y flujos, as como en relacin con la competencia impor-tadora y exportadora?

    Vinculado con esto ltimo, y ya como segundo aspecto, losmencionados cambios en la dimensin macroeconmica institu-cional transforman por lo general en forma diferencial y espe-cfica las estructuras y dinmicas productivas regionales. Sinembargo, la modalidad dominante de abordar selectivamente

    determinados casos efectiva o potencialmente exitosos haceinviable la determinacin de la forma en que impactan los esce-narios macroeconmicos y los cambios en los tejidos producti-vos mesoregionales sobre esas aglomeraciones.

    Dada la alta inestabilidad macroeconmica que presentan losescenarios productivos e institucionales de los developing coun-tries, como los latinoamericanos, el esquema de seleccin de ca-sos individuales, descontextualizados de su entorno mesopro-

    ductivo, contribuye a que se desconozca:

    z Si los CL de determinadas regiones son independientes odependientes (es decir, sensibles) respecto de las marca-das mutaciones que exhibe ese nivel mesoproductivo.

    z En qu grado constituyen organizaciones que presentanrespuestas especficas ante esos escenarios mesoproduc-

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    tivos cambiantes, y en qu medida esas respuestas ac-tan diferenciadamente entre CL que encuentran diferen-tes ubicaciones o pertenecen a ramas de actividad dife-

    rentes.z Finalmente, en qu medida se altera ante esas mutacio-nes la representacin de esos CL en la estructura produc-tiva mesoregional y nacional.

    2.3. reas de reproduccin armnica para la cooperacin,el aprendizaje y la innovacin? Volviendo al insidede los CL

    A las fallas de origen sealadas en el apartado anterior, deriva-das de la descontextualizacin/desconexin de los estudios so-bre los CL, se le suman aquellas provenientes del imaginario entorno al cual se configuran los anlisis al interior de esos CL. Desdesu expresin inicial a travs de los DI, a las ms actuales de lasregiones inteligentes, los enfoques regionalistas que esgrimen elpapel crecientemente estratgico de las aglomeraciones produc-tivo-territoriales en las estrategias de desarrollo y la cualifica-cin de la competitividad, han preservado como imaginario de

    anlisis y polticas un tipo ideal que, como indicbamos ini-cialmente, presenta a los CL como nodos territorialmente delimi-tados, que operan como estructuras cerradas, soldadas, homoge-neizadas y dinamizadas por la cooperacin intralocal.

    Desde el punto de vista del imaginario y de ese tipo idealcon que se ha encarado su promocin como inspirador de polti-cas (Morosinni, 2004; Rosenfeld, 2002), las regiones y localida-des en las que se desenvuelven las aglomeraciones productivas

    posibles de analizarse como CL, han sido representadas por me-dio de comunidades autosuficientes en las que se requiere lacombinacin de distintas dosis de especializacin y divisin so-cial del trabajo, valores comunitarios, ataduras socioculturales,confianza y rituales histricamente construidos y transferenciasintraterritorales de conocimientos y tecnologas (Morosinni,2004).Contando con la combinada presencia de ese complejode elementos, los CL logran una eficiencia colectiva (Schmitz,

    1995) intraterritorial que les otorga, por medio de la flexibilidady la innovacin permanente, capacidad competitiva en el escena-rio globalizador, consolidando paralelamente la cohesin socialinterna al preservar la calidad de la fuerza de trabajo y las forta-lezas interactivas de las instituciones territoriales.

    Ciertamente, la presentacin de las regiones y localidades (dondeactan los CL) como comunidades armnicas y dinmicas, que ase-

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    guran al mismo tiempo cohesin y competitividad, se torn en unpoderoso y seductor instrumento para los organismos internacio-nales (BID, BM, OECD) y los gobiernos nacionales y regionales, ya no

    slo o no tanto para dar cuenta de experiencias exitosas, sinotambin para (re)formular las polticas de desarrollo regional.En tal caso, el mencionado conjunto de aspectos constitutivos

    que amalgaman y dinamizan las aglomeraciones productivas hasido utilizado como herramienta para operar sobre los distintossistemas productivos territoriales (SPT) fundamentalmente losperifricos, y detectar susfalencias/debilidades nucleadas en tor-no a lasfallas de coordinacin interempresarial e institucional quebloquean la eficiencia colectiva habilitada por la cooperacin (Sch-mitz, 1995; Rabelloti y Schmit, 1999), o impiden los aprendiza-jes colectivo-territoriales y la transferencia de conocimiento quebrinda la proximidad (Malmberg, 1997; Maskell y Malmberg,1999; Capello, 1999; Boschma, 2004; Nooteboom, 1999).

    Ahora bien, aunque tanto desde el campo terico hasta el po-ltico-institucional se ha operado activamente en direccin dereafirmar una tendencia a concebir los CL como instancias co-munalmente autosuficientes y armnicas, lo cierto es que no toda

    la produccin acadmica se ha dirigido a mostrar esas aglomera-ciones productivas como instancias internamente homogneas,con formatos organizacionales gemelos, basados en redes hori-zontales de pequeas empresas, como se hizo durante los noven-ta (Pyke y Sengenberger, 1990), bajo la inspiracin marshallianade DI del noreste de Italia (Bagnasco, 1977; Brusco, 1982; Beca-ttini, 1992).

    En forma ms compleja, un importante nmero de contribu-

    ciones, junto con la amplia utilizacin del concepto de CL y el deDI, ha ido admitiendo de manera progresiva la configuracin deSPT internamente heterogneos (Nadvi, 1995; Rabellotti y Schmi-tz, 1999; Paniccia, 2002); mientras que otro grupo de produccio-nes ha presentado, dentro del reconocimiento de esas heteroge-neidades, distintos tipos de SPT CL y DI tanto en los developed(Garofoli, 1995; Markusen, 1996; Park y Markussen, 1994; Gue-rreri y Pietrobelli, 2001) como en los developing countries (Mc

    Cormik, 1999; Altenburg y Meyer-Stammer, 1999). En la deter-minacin comparada de esas heterogeneidades y en las especficasconfiguraciones de esos SPT, ha sido vital la identificacin de acto-res econmicos que presentan tamaos dispares, diferentes for-mas de vinculacin dentro y fuera del territorio, as como varia-das ligaciones cuanticualitativas con los actores institucionales.

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    Como resultado de lo anterior, tenemos una aparentementeextraa convivencia de enfoques:

    z

    Por un lado, la perspectiva que sostiene la idea de un cls-terimaginario concibiendo a las aglomeraciones comoinstancias territoriales delimitadas, homogneas y arm-nicas en su interior, que asumen un sentido bsicamenteinclusivo e igualitario, y que, no obstante las reiteradasadmisiones sobre las serias restricciones a su replicacin(Helmsing, 2001; Maskell, 2001; Nooteboom, 1999;

    Amin, 1994), se intenta presentarlas como instancias concapacidad de extenderse indiferentemente a territorioscentrales y perifricos.

    z Por otro lado, identificamos un enfoque sustentado en uncmulo de aportes importantes que, en lnea con las ob-servaciones sobre la inconveniencia de la replicabilidadde las experiencias exitosas, destaca la heterogeneidady la variada configuracin de los SPT, abriendo compuer-tas para realizar detenidas comparaciones que examinenlas notorias especificidades de los mismos.

    Parece bastante evidente que el primer enfoque, que alimentalas polticas proclustera nivel global, presenta dificultades paraentender los procesos intraterritoriales desde un punto de vistadinmico y diferenciador, que delimite las morfologas especfi-cas de las estructuras productivas locales y, dentro de ellas, lasmuchas veces cambiantes estructuras socioinstitucionales depoder que operan no precisamente en el sentido armonizador e

    inclusivo. La falta de consideracin de estas estructuras de po-der socioinstitucionales limita no slo la identificacin de las di-ferencias entre las distintas aglomeraciones productivo-territo-riales, sino tambin la identificacin de las particularesvinculaciones entre los actores econmicos e institucionales in-ternos, y entre esos actores internos con aquellos exgenos a lasaglomeraciones productivas.

    Sin embargo, esas limitaciones no han sido completamente

    resueltas por los mencionados desarrollos acadmicos que reco-nocen las heterogeneidades y las diferentes tipologas de SPT. Enprimer lugar, puesto que los estudios y metodologas que ex-ploran las heterogeneidades intra-CL (Rabellotti y Schmitz, 1999)no se han ensamblado debidamente con aquellos anlisis que iden-tifican diferentes tipologas y morfologas productivas resultantesde SPT. Como consecuencia, el estudio de los SPT y sus morfologas

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    carece de un trabajo metodolgico-emprico que d cuenta de lamanera en que esos SPT se originan, configuran y evolucionan en elcontexto de los cambios en los entramados productivos y las es-

    tructuras degovernance. Las tipologas deCL

    yDI

    tienden entoncesa ser presentadas como dadas, fruto de investigaciones empri-cas que nunca se exhiben totalmente.

    En segundo lugar, tanto los enfoques que reconocen las hete-rogeneidades como los que hacen hincapi en la configuracinde las tipologas de los SPT, han sido escasamente capitalizadospara mostrar desde un punto de vista dinmico la forma en laque, ante determinados cambios en el nivel macro-mezo: a) sefortalecen o debilitan ciertos patrones de relaciones econmico-sociales de la aglomeracin productiva considerada; y b) se con-figuran, fruto de esos cambios, formas dominantes y especficasde jerarqua, subordinacin y/o exclusin en la propia aglomera-cin. A partir de ello, es visiblemente inexplorado el modo enque ese patrn de relaciones socioeconmicas ha ido impac-tando laestructura degovernance local, as como, y a la inversa,el modo en que la estructura delgovernance local ha contribuidoa potenciar o eventualmente ha intentado revertir esa estruc-

    tura de relaciones socioeconmicas. Es decir, queda hurfano elestudio de las interacciones e incidencias mutuas entre la estruc-tura/matriz de relaciones socioeconmicas y las formas de gober-nancia especficas del mbito territorial.

    Finalmente, pero no menos importante, la perspectiva regio-nalista que domina el anlisis de los CL como instrumentos dedesarrollo y en particular aquella que analiza la relacin entrelosCL y las Cadenas de Valor Global no ha avanzado en direc-

    cin de mostrar cmo esas matrices y morfologas desprendidasdel anlisis de las estructuras relacionales de poder del SPT y sugovernance:a) se vinculan con la dinmica general del cluster,estimulando o bloqueando eldesarrollo y cualificacin de fun-ciones estratgicas de la Cadena de Valor dentro del territorio, yb) pueden constituir actores o grupos de actores que dentro deesas matrices y morfologas asuman el control de las funcionesde la Cadena de Valor.

    En definitiva, hasta aqu hemos identificado ciertas debilida-des que denominamos fallas de origen de las formulacionestericas que consideran las aglomeraciones productivas comoinstrumentos de competitividad y desarrollo. Dichas debilidadesse han manifestado en la imprecisin y ambigedad conceptual yoperacional que acompaa el anlisis de los CL, en el marcadoaislamiento de stos respecto de las estructuras productivo-es-

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    paciales meso y macro en las que se insertan, y, por ltimo, en eldesconocimiento de las relaciones de poder y las formas econ-mica e institucionalmente asimtricas que toman lugar en la con-figuracin de los SPT y las estructuras degovernance de esas aglo-meraciones.

    3. Explorando los fundamentos de las fallas de origen delenfoquecluster del desarrollo territorial

    Ahora bien, cules son los fundamentos de este conjunto dedebilidades que hemos intentado presentar? Dichas debilida-des estn articuladas entre s a partir de determinados elementosque actan como causas o disparadores? Permtasenos presentaraqu una hiptesis que responde positivamente a este ltimo in-terrogante, sosteniendo que dichas debilidades tienen una basegeneral de sustento constituida por un conjunto de asunciones

    que forman parte del core terico que ha alimentado los anlisisacadmicos y las estrategias polticas del desarrollo regional, bajoel concepto ya no slo de CL, sino tambin de distrito industrial,learning regions, melieux innovator, etctera.

    Desde que surgieron los enfoques de la especializacin flexi-ble a mediados de la dcada de los ochenta (Piore y Sabel, 1984)hasta los ms actuales ya mencionados desarrollos que vincu-

    Figura II

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    lan los CL con las cadenas globales de valor aun en sus heterog-neos estudios, ha permanecido una lectura convergente del pro-ceso de reestructuracin posfordista y las nuevas formas de arti-

    culacin econmica, institucional y territorial que pasan adominar bajo la globalizacin. Dicha lectura se asienta sobre unesquemaglocalizador12 (Swyngedouw, 2000) que apuesta a la pro-gresiva disolucin del Estado y los espacios nacionales, y confi-gura, a partir de ello, un cuadro de lectura casi exclusivamenteconformado por las dimensionesglobal y local, con un enorme yrenovado espacio para operar en direccin local-global.

    La consolidacin de dicha lectura conlleva una necesaria des-consideracin de la emergencia de un escenario reproductivoespacial ms complejo y multiescalar que acompaa a los proce-sos de reestructuracin posfordista (Brenner, 2004; Macleod,2001; Jessop, 2002), donde la creciente expansin de las din-micas de espacios y flujos, lejos de tornar ms rgidas y polariza-das las tradicionales escalas institucionales y econmicas (local-nacional-global), promueven la recreacin y relativizacin de lasmismas conprocesos que frecuentemente las traspasan y las su-perponen (Amin, 2002 y 2004a; Passi, 2002). En dicha multies-

    calaridad interpenetrada, Estados y espacios nacionales, lejosde desaparecer, adquieren nuevas y estratgicas formas e inter-vienen desde la especificidad de sus trayectorias histricas en laconfiguracin de los procesosglobalizadores (Mann, 1997; Sas-sen, 2003).

    La consolidacin del enfoque polarizador de direccin local-global dio soporte a la idea de pensar, fomentar, y asimismo, im-plementar comunidades autosuficientes; una idea primigenia

    ya de los DI que acompa a la especializacin flexible, y que seredinamiz en la ltima dcada por medio del concepto de CL.Bajo ese esquema bipolar controlado desde abajo, la promo-cin de comunidades autosuficientes, internamente armnicas ala vez que dinmicas (Amin, 2004b), se vuelve altamente funcio-nal para argumentar la disolucin del Estado nacional, y soste-ner,primero, que regiones y localidades no dependen (ni requie-ren) de fuerzas exgenas que las configuren, como en la etapa

    del Estado de bienestar y las polticas keynesianas dominantesbajo elfordismo (Brenner, 2003), y segundo, que desde esa im-

    12 Glocal es el acrnimo de global y local. En la literatura sobre desarrolloregional y territorial se suele utilizar como interrelacin de escalas. En ese sentido,sugiere la interaccin entre lo local y loglobal para la produccin de diferentes tipos derelaciones polticas, sociales y econmicas.

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    pronta desde abajo, las regiones se transforman en los ner-vios motores de la reconstitucin social y el dinamismo econ-mico en contextos donde se aceleran los procesos de globaliza-cin e integracin supranacional (Scott, 1998).

    Est claro que, ese basamento terico conlleva un efecto di-recto sobre el estudio emprico que, en gran medida, contribuyea explicar las tres debilidades centrales que marcamos anterior-mente en relacin con el enfoque de CL:a) la ambigedad con-

    ceptual y el estudio empricamente catico del concepto; b) ladescontextualizacin de las dinmicas de las aglomeraciones res-pecto de los niveles macro y meso, y c) el desconocimiento de lasespecificidades de las relaciones sociales sobre las que se confi-guran la heterogeneidad de los sistemas productivos y sus dife-rentes tipologas territoriales.

    a) En lo que concierne al primer aspecto, la necesidad de re-afirmar un imaginario que invita a pensar las dinmicas globa-

    lizadoras desde las regiones y localidades, y desde all, a configu-rar las formas cualificadas de insercin global, ha actuado comoun permanente estmulo para sostener un concepto ambiguo yomnicomprensivo por medio del cual se abordan expansivamen-te y bajo un mismo nomenclador, aglomeraciones territorialesde difcil comparabilidad, ubicadas en los ms distantes espa-cios, con las ms heterogneas trayectorias histricas, as como

    Figura III

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    con sustanciales diferencias en sus patrones organizacionales ydinmicas econmico-institucionales internas. En tal contexto,el ya advertido riesgo de la confusin emprico-conceptual se

    presenta como un costo casi necesario de dar viabilidad a unaperspectiva de anlisis que evala los procesos de reestructura-cin global, diagnostica posibilidades y elabora estrategias paraincorporarse a dicho proceso a partir de un instrumental co-mn, destinado a operar en (comprender y generar) una multi-plicidad de unidades territoriales de base regional-local delimi-tadas, dispersas en una extensa plataforma planetaria.

    b) Pero la imposicin de este imaginario bottom-up tam-bin arrastra las debilidades vinculadas con la descontextualiza-cin. El aferrarse a un esquema local-global que elimina la com-plejidad de la reestructuracin e interpenetracin multiescalartermina aislando a los CL no slo de aquellas consideracionesligadas a las dimensiones mesoregionales en las que los mismostrabajan, sino tambin del complejo de aspectos relacionados conla conformacin, dinmica y efectos generados sobre los CL y susramas de actividad desde los espacios y Estados nacionales.

    Por lo tanto, la ambigedad conceptual y la aplicacin empri-

    ca catica analizada en el punto 2.1, as como esta descontextua-lizacin de las dimensiones nacional y mesoregional indicada en elpunto 2.2, emergen como inevitables consecuencias de un esque-ma de interpretacin local-global que deposita con exclusividad elprotagonismo en regiones y localidades. Desde estas instancias seintenta conformar una plataforma emprica planetariamente mul-tiplicable (replicable), con capacidad de trasladarse con relativafacilidad desde frica a la Unin Europea y de Estados Unidos a

    Amrica Latina, sin otorgar mayor relevancia a las especificidadesdiferenciadoras de las aglomeraciones productivo-territorialesabarcadas en las investigaciones empricas. En esa replicabilidadplanetaria tampoco se consideran las especificidades de los mar-cos contextuales macronacionales y mesoregionales que puedenefectivamente fijar condicionamientos a los comportamientos delas aglomeraciones productivas.

    c) Finalmente, expandida sin lmites la aplicacin del concep-

    to, el aferrarse a un esquema analtico direccionado desde lo lo-cal para leer procesos y elaborar estrategias de insercin en elcontexto global, necesita posicionar ese mbito microterritorialrepresentado por los CL como un nodo de reproduccin almenos potencialmenteautosuficiente, que puede, por medio dela cualificacin de su organizacin interna y sin apelaciones a

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    instrumentos de poltica econmica externa, combinar una din-mica innovadora, socialmente recreadora y autorresponsable.

    Dicha perspectiva se expresa altamente funcional para los

    programas institucionales impulsados, como vimos, desde losOrganismos de Financiamiento Internacional (OFI) y distintosproyectos nacionales muchos ligados a la tercera va (Amin,Massey y Thriff, 2003), al fundarse enesfuerzos sustancialmen-te sostenidos por los propios actores sociales y econmicos den-tro de fronteras territoriales que se suponen bien delimitadas.Ello implica para estos programas altamente influidos por laagenda neoliberal la posibilidad de garantizar un patrn de re-produccin econmicamente consistente (que ofrece competiti-tividad) y socialmente humanista (que ofrece cohesin), reem-plazando al mismo tiempo las coberturas sociales universalistasdel keynesianismo, que demandan alta implicacin al Estado na-cional, as como extracciones redistributivas al capital global mvil(Fernndez, 2005).

    Pero la viabilidad de estas nuevas formas de reproduccin te-rritorialmente autosuficientes, claro est, conlleva una invitacina pensar en instancias forjadas por patrones internos no con-

    flictivos ni excluyentes, sino armnicos y cohesionantes, iden-tificando como una debilidad la ausencia de esos patrones al in-terior de los clusters. En tal caso, la perspectiva de los cambioscontina situada en el interior de las aglomeraciones, entendidasstas siempre como cerramientos autorreproducibles y auto-purificables, que asumen, desde el protagonismo de sus actoresinternos, la responsabilidad de reemplazar las malas prcticascomunitarias por las buenas (Amin, 2004b).

    Por tanto, y en ese marco que sostiene la posibilidad de laautorecreacin comunitarista interna hacia patrones armnicosde cohesin y cooperacin, resulta poco propicio introducir unenfoque de anlisis terico-emprico destinado a evaluar la pre-sencia de morfologas y dinmicas que no estn edificadas sobrela base de la horizontalidad y la inclusividad. As, un esquemaalternativo de interpretacin, que intenta detectar la existenciade jerarquas, subordinaciones y exclusiones promovidas por la

    interaccin de los actores econmicos e institucionales localescon los actores y dinmicas meso y macro externos al CL, o bien,que trabaja sobre las especificidades exhibidas al interior de lalocalidad o regin por las relaciones econmico-sociales y el sis-tema degovernance local, choca fcilmente con la idea de la exis-tencia de armona, homogeneidad y cohesin sustentada por elenfoque dominante del desarrollo regional.

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    Por ltimo, la necesidad de afirmar operativamente la con-cepcin de los CL como instancias internamente armnicas y au-torreproductivas asociadas con el esquema local-global, ayuda

    sin duda a explicar el antes mencionado divorcio que muestrael plano discursivo-propositivo del mainstream que alimenta lasestrategias oficiales de competitividad y desarrollo regional,respecto de las lneas de investigacin que han puesto su aten-cin en las heterogeneidades y tipologas surgidas al interior delas aglomeraciones productivas.

    4. Superando debilidades en el enfoque CL a partir de unareconsideracin del nuevo regionalismo

    En la segunda y tercera partes de este artculo remarcamos lasdebilidades de los enfoques territorialistas que se mueven en tor-no al concepto de CL (que, como vimos en la primera parte, hanvenido ingresando con fuerza en el contexto latinoamericano).Hemos explorado tambin algunosfundamentos que pueden es-tar actuando como basamentos tericos de esas debilidades. Eneste ltimo segmento, y rearticulando los aspectos previos, nos

    proponemos avanzar en un sentido cualificador respecto del criti-cado enfoque dominante alrededor de los CL. Realizamos esto pormedio de dos pasos bsicos:a) la redefinicin de algunos elemen-tos centrales que forman parte del marco terico del enfoque do-minante, y b) la formulacin con intencin superadora de algu-nas pautas ligadas a los desafos metodolgicos y empricos.

    4.1 Redefiniciones en el marco terico

    Al articular las fallas de origen del enfoque regionalista que hainspirado las estrategias basadas en CL con los fundamentos pre-sentados como fuentes de esas fallas, nos encontramos simult-neamente tanto con la posibilidad como con la necesidad de in-troducir reformulaciones en las bases tericas de esa corriente,si lo que realmente pretendemos es dar lugar a una perspectivatil y realista para los enfoques del desarrollo territorial.

    Dichas reformulaciones demandan, al menos, dos movimien-tos conceptuales bsicos: el primero, destinado aponer los CL enel contexto de sus interacciones con una realidad externa mul-tiescalar, y el segundo, orientado a sincerar el anlisis de sus for-mas de conformacin interna dadas las especificidades territo-riales de cada CL y de sus particulares interacciones externas.

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    4.1.1 Poniendo los CL en contexto

    En funcin de los elementos crticos previamente resaltados, es

    fundamental asumir la necesidad de colocar la perspectiva de losCL y en general la del desarrollo territorial en un esquema deinteracciones que rompe con la idea de un esquema local-global,forjado desde lo local en forma bottom-up, y sugiere la inser-cin de los mismos en sistemas econmicos, redes y flujos msamplios (Turok, 2004), donde dinmicas multiescalares operaninteractivamente, envolviendo de manera simultnea instanciasglobales, regionales y nacionales que se interpenetran y explicancolectivamente, desafiando la posibilidad de apelar a las tradi-cionales delimitaciones de regiones y naciones territorialistas(Passi, 2002; Amin, 2004a; Agnew, 1994).

    Esta aceptacin, por supuesto, no significa desconocer la re-levancia de la clusterizacin y el papel activo de la calidad orga-nizacional intraterritorial de los actores econmicos e institu-cionales para generar competitividad y cohesin social y territorial,sino que implica la necesidad de colocar esas instancias territo-riales en un contexto ms realista. Esto ltimo supone, por un

    lado, el reconocimiento de que bajo las nuevas formas de repro-duccin poskeynesianas, y en un escenario en el que se alientanlas competencias interterritoriales, se acrecienta la relevancia delas regiones y las localidades y el papel de la autoorganizacin desus recursos (Keating, 1998; Brenner, 2003), pero, por otra par-te (y al mismo tiempo) se deja en claro que no es siempre sobrela calidad de lo local donde debe ponerse exclusivamente elfoco de atencin para entender la configuracin del escenario

    global, sino sobre las particulares formas de ensamblajes y su-perposicin de todas esas instancias multiescalares en las cua-les los CL se insertan y reproducen (Brenner, 2004).

    Al incorporar esa multiescalaridad interpenetrada al marcoterico, y complejizar el espectro de interpretacin emprica, losenfoques (europeos y latinoamericanos) que posicionan a los CLcomo nodos estratgicos para leer procesos y formular polticasindustriales se encuentran compelidos no slo a tener en cuenta

    las posibilidades abiertas (o cerradas) por las distintas estructu-ras de governance que dominan las cadenas de valor globales,como han intentado mostrar la lneas de trabajo de los grupos deinvestigacin constituidos alrededor del IDS en Sussex y el GDI enBonn, sino tambin y complementariamente a computar unconjunto de elementos vinculados con los sistemas econmicosregionales y nacionales sobre los que los CL se insertan y consti-

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    tuyen sus trayectorias reproductivas(Martin y Sunley, 2003). Estoltimo, acorde con lo antes desarrollado, contribuye a poner enun contexto completo la representatividad de los CL y las ramas

    de actividad, y a establecer con mayor certeza los condicionan-tes estructurales que fijan lmites a su autonoma y potencialida-des de transformacin estructural. En otros trminos, podemosconocer con mayor rigor si los mismos constituyen islas de com-petitividad (Petrella, 2000) en escenarios regionales y naciona-les en los que domina la debilidad y desarticulacin de los tejidosproductivoso si, por el contrario, expresan nodos altamenteinsertos y dependientes aunque tambin dinamizadores de re-des econmicas e institucionales de orden mesoregional y ma-cronacionales sujetas a frecuentes cambios.

    4.1.2 Visin hacia el inside de los CL

    Muy ligada a lo antes indicado, est la necesidad de transformarla visin de los CL en s mismos. Su existencia ya no puede servista:

    i. Ni como una instancia territorial claramente delimitaday autosuficiente que puede operar como un containerauto-depurable, que define por entero desde su interiory a partir de las decisiones endgenas de sus actoressus calidades y capacidad competitiva para desempear-se en el escenario nacional y global.

    ii. Ni como una estructura necesariamente homognea, don-de campean las relaciones y voluntades cooperativas ho-

    rizontalizadoras, tanto en el mbito de la organizacinproductiva y comercial como en el institucional.

    Ese cambio de visualizacin en la percepcin e investigacinde los CL conlleva: en relacin con el primer aspecto (i), que losmismos puedan ser concebidos y analizados como instancias pe-netrables, condicionadas mltiplemente y, en gran medida,vulnerables a los efectos generados sobre ellos por las cambian-

    tes condiciones macro/meso. Dicha vulnerabilidad, claro est,puede encontrar cambios a partir de las diferentes calidades ins-titucionales y organizacionales de la produccin al interior de lasaglomeraciones, desde las que se desprenden especficas capaci-dades reactivas a los cambios y estmulos externos.

    En relacin con el segundo aspecto (ii), que se admita a los CLcomo instancias de reproduccin econmico-territorial que, pro-

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    ducto tanto de las cambiantes condiciones de insercin externacomo de la especfica dinmica interna, se encuentran orienta-das hacia la heterogeneidad. En el marco de esta ltima, se con-

    forman sistemas locales de produccin con articulaciones eco-nmico-sociales asimtricas, en las que determinados actoresincluso de base externa asumen posiciones de comando en laestructura econmico-productiva interna, pero con enlaces pri-vilegiados a su vez, a las redes multiescalares que operan fueradel propio sistema de produccin local.

    La visualizacin de dichas morfologas del sistema productivoy su articulacin con el sistema de governance aparece como unelemento fundamental para evitar una presentacin ingenua, slofundada en la verificacin de la existencia, ausencia o debilidadesde la cooperacin interinstitucional con el mbito territorial, yhabilitar una lectura orientada a evaluar,primero, en qu medidalas estructuras institucionales del CL y sus articulaciones reflejan,en su conformacin y dinmica, esas morfologas sustentadas enheterogeneidades, ysegundo, con qu alcance desarrolla (el CL)pautas o comportamientos destinados a revertirlos.

    4.2 Nuevos desarrollos metodolgicos a partir de laredefinicin del marco terico

    A partir de las fallas de origen indicadas (2), sus fundamentos(3) y de la redefinicin propuesta en el marco terico (4.1), for-mulamos un conjunto de lineamientos, que bien podran presen-tarse como desafos metodolgicos para la investigacin empri-ca, y que estructuramos en cuatro grandes campos problemticos:

    a)la identificacin y delimitacin de los CL;b) la insercin de losmismos en el cambiante contexto multiescalas;c)el examen in-terno de los CL, y, finalmente, d) desde el interior de estos lti-mos, el examen de las relaciones de la CVL con la CVG.

    a) Lineamientos metodolgicos orientados a la identificacin ydelimitacin de los CL

    El primer desafo que enfrenta la formulacin de pautasmetodo-lgicas alineadas con la reformulacin terica y la superacin delas debilidades analizadas, consiste en elaborar una estrategiaidentificatoria que permita sobreponerse a la ambigedad y apli-cacin empricamente catica del concepto. Aunque dicho desa-fo parece ser crecientemente identificado como un aspecto pro-blemtico por la produccin acadmica internacional (Fesser y

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    Bergman, 2000; De Propis, 2005), an quedan por desarrollarsecriterios metodolgicos que permitan enfrentar las tendencias a:

    i. Operar sobre criterios casusticos, que trabajan sobrela base de la identificacin arbitraria de casos ms omenos exitosos, y que analizan los CL como piezas espe-cficas, una vez que el fenmeno se ha hecho evidente alos ojos (De Propis, 2005), formulando para ello pautasde identificacin de CL a partir de determinados escena-rios regionales y nacionales.

    ii. Concebir en forma sobreexpansiva como CL cualquier ins-tancia poltico-territorial (provincia, condado, municipio,etc.) en la que se desempean establecimientos ms o me-nos vinculados con alguna rama o sector de actividad, in-cluso sin requerir que pertenezcan al sector manufacturero.

    En el intento de avanzar sobre esas limitaciones (i y ii), se hanaportado pautas metodolgicas sustentadas en tcnicas cuanti-tativas y de georeferencia (GIS), desarrollando principalmenteen los pases centrales mapas de CL (Ketels, 2003) y, ms an,

    identificando en escenarios nacionales, esquemas de tipologasde SPT, con base en una serie de variables que incluyen el perfilsectorial, la especializacin y el tamao de las empresas (De Pro-pis, 2005), sobre los cuales se pueden orientar tanto polticasterritoriales e industriales como estudios de caso. Sin embargo,estos aportes no han evitado incurrir en las deformaciones de lasobreexpansin emprica al incluir en el proceso de identifica-cin y en la configuracin de dichas tipologas de CL a todas las

    unidades poltico-administrativas de base regional-local.13Por otro lado, trabajos recientes han planteado una estrategia

    top down de identificacin y delimitacin de CL, orientada a su-plantar las formas de delimitacin territorialistas de base local, ya reemplazarlas por un examen identificatorio de nodos y flujosde relaciones interindustriales de alcance nacional y subregional(Fesser y Bergman, 2000). Sin embargo, el justificado intento desuperar las arbitrariedades envueltas en el enfoque localista

    13 Si bien contribuciones como las mencionadas se han mostrado fructferas en laobtencin de un mapa de distribucin territorial de las aglomeraciones, e incluso,como indica De Propis (2005), en la formacin de un panel de tipologas de SPT sobreun escenario nacional, no aportan lineamientos metodolgicos claros para determinarapropiadamente cules aglomeraciones, ubicadas dentro de esos escenarios meso ymacro, ameritan, a partir de pautas diferenciadoras, su consideracin como CL dentrode ese pas o regin, cayendo luego en selecciones arbitrarias.

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    propuesto por esta lnea de anlisis no debe olvidar ciertas pre-cauciones:

    z

    Que la extensin del espacio territorial no imposibilitedeterminar cmo operan las interacciones empresarialese interinstitucionales y las modalidades degovernance queoperan en la aglomeracin.

    z Que sin restringir el concepto de CL, se fijen pautas cla-ras de operacionalizacin, con variables articuladas decarcter cuanticualitativo que permitan examinar, por me-dio de estudios de caso, las especificidades que exhibenlas estructuras y dinmicas internas, del sistema tantoproductivo como institucional del CL examinado.

    z Que no se circunscriba la delimitacin del CL a unadivisin poltica, sino que, con la utilizacin de tcnicascuantitativas de anlisis y GIS, se avance en estrategiasque permitan la deteccin de CL a partir de aglomeracio-nes productivas de similares sectores de actividad, per-tenecientes a localidades contiguas.

    Finalmente, y en forma complementaria, se requiere el uso detcnicas cuanticualitativas que permitan reconocer la densidad yfluidez, la tradedy untraded interdependencies de esos CL.

    b) Lineamientos metodolgicos para situar los CL en elcambiante contexto multiescalar

    Con los CL identificados y debidamente delimitados, el paso si-

    guiente consiste en explorar las articulaciones externas del CL.Desde este punto de vista, y como ya se expuso, el examen de losCL no debe agotarse en el anlisis de las relaciones establecidasentre la cadena de valor del SPT y la CVG aunque ste fuese unaspecto importantsimo, sino que demanda tambin conside-rar contextualmente a los CL en el complejo escenario multiesca-lar de relaciones, condicionamientos, especificidades y efectosmesoregionales y macronacionales en los que se sitan.

    Los lineamientos metodolgicos vinculados con esa demandapueden materializarse en el examen del comportamiento de dosvariables: la representacin y laautonoma de los CL.

    En lo que respecta al mbito mesoregional, el examen de larepresentacin y la autonoma recae sobre los CL para conside-rar, en relacin con el primer aspecto, cunto de la estructuraproductivo-industrial (empleo, establecimientos) y de los flujos

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    (produccin, valor agregado, productividad) del sector y ramapertenecientes a una regin se encuentra comprendida dentrode aquellosCL identificados a partir de las pautas definidas en elpunto 4.2.a. Por su parte, el anlisis de laautonoma (osensibili-dad) demanda pautas metodolgicas que permitan considerar silos cambios en esas variables de estructura y flujos en el nivel

    de losCL

    seleccionados tienen el mismo alcance u operan dife-rencialmente respecto del comportamiento del conjunto/prome-dio delsectorproductivo; y, en este ltimo caso, si esos cambiostienen lugar en forma homognea o especfica entre los distintosCL identificados, en funcin de su ubicacin, sector y rama deactividad, etc. Por medio de este enfoque comparativo que orientael examen de laautonoma/sensibilidaden ese grado meso, surgela posibilidad de verificar una alta dependencia ante los cambiosen las estructuras y flujos regionales, brindando elementos razo-nables para inferir que del SPT y delgovernance de los CL analiza-dos no surgen componentes que lo diferencien del resto de lasaglomeraciones y, en general, de la dinmica productiva regionalen la que operan. Sin embargo, tambin es posible verificar des-de esa estrategia comparada, aspectos o comportamientos parti-culares (de un CL o algunos de ellos) que explican trayectorias

    Figura IV

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    autnomas respecto de aquellas mostradas por los tejidos in-dustriales del mbito mesoregional en su conjunto.

    En cuanto al nivel nacional, el examen de la representatividad y

    autonoma est centrado ya no en el nivel de losCL

    identificados,sino de la rama de actividad sobre la que los mismos se asientan.En tal caso, la representatividadde dicha rama tiene una dimen-sin interna y otra externa: la interna conlleva identificar pautasmetodolgicas (indicadores) que permitan examinar, desde unpunto de vista dinmico, la capacidad de las actividades producti-vas locales para sostener y mejorar su posicionamiento en el mer-cado interno ante la competencia que ingresa a travs de los flujosde importacin. En lo referente a laautonoma (siempre en la di-mensin interna), su consideracin implica la elaboracin de va-riables que permitan evaluar si la rama de actividad de los CL ana-lizados se manifiesta sensible o dependiente, y con qu alcance, alos cambios en las estrategias macroeconmicas e institucionalesdel mbito nacional. La dimensin externa, finalmente, demandauna evaluacin diacrnica de la dinmica exportadora de esa ramade actividad y, junto con ello, del posicionamiento efectivo obteni-do por dicha rama dentro del escenario econmico global a partir

    de los patrones de acumulacin y las estrategias institucionalesseguidas para promover la insercin en los mercados internacio-nales y sus cadenas de valor.

    c) Lineamientos metodolgicos para el examen interno de los CL

    Analizada la representatividad y la autonoma de los CL y sus ra-mas de actividad en el escenario multiescalas regional y nacio-

    nal, el conocimiento acabado de las articulaciones externas delos CL demanda profundizar la comprensin de la dinmica evo-lutiva o regresiva de los mismos en el marco de su insercin enlas CVG estructuradas en torno a las redes globales de produccine intercambio. Sin embargo, el conocimiento especfico de cmose producen esas interacciones y quines las protagonizan pre-cisa previamente tener una clara comprensin de la configura-cin del sistema productivo territorial (SPT) del CL, as como de

    las especificidades que exhibe la constitucin delgovernance lo-cal. Por tanto, el anlisis de estos aspectos internos requiere, in-eludiblemente, estrategias basadas en estudios de caso, dondedeben precisarse elementos como la dinmica del CL(i), la con-formacin y morfologa del SPT(i), as comolos vnculos de stecon elgovernance territorial.

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    i. En relacin con la dinmica

    Comprende, por un lado, el comportamiento de la actividad al-rededor de la cual se estructura el CL en el contexto de la econo-ma local, evaluando si dicha actividad ha aumentado o decreci-

    do en su significacin dentro del complejo de actividadesmanufactureras y no manufactureras de la localidad. Para ello,debe considerarse un conjunto de elementos (centralmente, es-tablecimientos y empleo, y flujos, sobre todo valor de produc-cin, productividad y valor agregado). Por otro lado, es necesa-rio avanzar en la identificacin de los fundamentos de esadinmica. Su comprensin requiere de la resumida recuperacinde algunos elementos fundamentales aportados por un nutrido

    grupo de trabajos acadmicos desarrollados a lo largo de los no-venta, y que han puesto el acento en explicar el cmo del dina-mismo de los CL al resaltar las virtudes exhibidas por las untra-ded interdependencies (Storper, 1995), esto es, de aquellasacciones interactivas que no responden a los mecanismos tran-saccionales propios del mercado y que resultan del desarrollo y

    Cuadro 1

    Representacin Autonoma

    Meso-regional Del cluster estudiado Del clusterestudiado enrespecto del promedio del relacin con el conjunto delsector productivo sector productivomeso-regional: meso-regional:- estructura productivo - variaciones en la estructura

    industrial (empleo y productiva y flujos:establecimientos) z comportamientos

    - flujos (produccin, homogneos entre CLvalor agregado, z comportamientosproductividad) diferenciados entre CL

    Macro-nacional Del cluster estudiado De la rama/sectorrespecto de la rama/ correspondiente:sector: - dinmica interna:- dinmica interna: del del sistema productivo

    sistema productivo local local y la rama/sectorpara mejorar su ante los cambios en lasposicionamiento en el estrategias macro-econmicasmercado interno e institucionales del nivel

    - dinmica externa: del nacionalsistema productivo local - dinmica externa: de la ramarespecto de su capacidad de actividad del CL estudiadoexportadora (evolucin) en relacin con el escenario

    global

    Fuente: Elaboracin propia.

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    alcance de las redes entre los actores pblicos y privados genera-das a nivel territorial.

    Finalmente, y en lnea con lo planteado, los desarrollos ya

    convocados provenientes delIDS

    y delGDI

    han puesto el acento enla necesidad de leer la efectividad de esa dinmica colectiva in-terna en el nivel de la innovacin, identificando diferentes upgra-dings (mejoras)que han podido o van en camino a cualificarlas Cadenas de Valor Local y mejorar el posicionamiento de s-tas respecto de las Cadenas de Valor Global, orientando esosupgradings en las reas de diseo y marketing(Messner, 2002;Nadvi y Halder, 2002; Humprey y Schmitz, 2000).

    La fortaleza de esas redes depende, asimismo, del grado deinstitutional thickness existente en el territorio, significando conello el volumen y calidad individual de las instituciones vincula-das directa e indirectamente no slo con la potenciacin del sis-tema productivo territorial, sino tambin con la cantidad y cali-dad de las acciones cooperativas desarrolladas entre ellos (Aminy Thriff, 1994; Fernndez, 2004). Esta densidad institucionalaparece entonces como un insumo crtico en la obtencin de ca-pacidad para desarrollar procesos de aprendizajes colectivos

    de innovacin que se originan en el territorio como un todo(Cooke y Morgan, 1998; Keeble et al., 1999), capitalizando losbeneficios de la proximidad (Boschma, 2004; Maskell, 2001). Elvolumen y calidad de las instituciones se deben complementarcon un anlisis claro de la cooperacin entre entidades econmi-cas e institucionales al interior del CL, precisando tanto sus mo-dalidades (horizontales y verticales), frecuencia, orientacin eimpactos (Capello, 1999), como sus obstculos (Schmitz, 1999;

    Fernndez, 2004).A partir de estos desarrollos, la estrategia de indagacin y

    los lineamientos metodolgicos pasa primeramente por preci-sar si estos upgradings han tenido efectivamente lugar dentro delos CL analizados, as como por determinar sobre qu actividadesestratgicas de la Cadena de Valor (CV) recaen y bajo qu moda-lidades han sido originados. En cuanto a este ltimo aspecto, esfundamental conocer si han sido operados a partir de acciones

    individuales de determinadas unidades econmicas, o si, por elcontrario, tienen lugar en el marco del desarrollo de las ya refe-ridas distintas modalidades de cooperacin local, que marcan undinamismo del CL como un todo.

    Sin embargo resultado de la concepcin armoniosa y cohe-sionante con que el mainstream propone el estudio de los CL, laidentificacin de distintas formas de upgradings por medio de

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    diferentes modalidades de cooperacin se ha tendido a realizaren el campo emprico desde una consideracin del CL como untodo, sin dar mayores precisiones sobre quines protagonizan

    efectivamente esas formas dentro del territorio. Es decir, no exis-ten precisiones acerca de quines promueven, bloquean o res-tringen la cooperacin intralocal; o bien, sobre quines coman-dan y quines quedan excluidos de la conformacin de las untradedinterdependencies y el desarrollo de la densidad institucional so-bre la que descansan las upgradings colectivas. Finalmente, no sedefine quines ypara qu tipo de actividades utilizan esa coope-racin. La determinacin, pues, de estos aspectos es lo que con-duce a la necesidad de formular pautas metodolgicas que per-mitan comprender la conformacin y morfologa del SPT y susvinculaciones con las especficas configuraciones asumidas porelgovernanceterritorial.

    ii.En relacin con la conformacin y morfologa

    El esfuerzo debe centrarse en el desarrollo de tcnicas cualitati-vas y cuantitativas orientadas a la identificacin del complejo de

    actividades centrales y complementarias vinculadas con el CL quetienen lugar dentro del territorio, as como aquellas que, desa-rrollndose fuera del mismo, son fundamentales para la configu-racin del CL; y, seguidamente, la determinacin cuantitativa delos actores que llevan adelante cada una de esas actividades iden-tificadas.

    A partir de esa delimitacin de actividades y determinacincuantitativa de actores, es posible y necesario avanzar en dos

    aspectos fundamentales:

    z La deteccin de las caractersticas constitutivas del sistemade produccin local (flexibilidad, descentralizacin, divi-sin social del trabajo, etc.), determinando la existenciade o por los menos una tendencia hacia la integracin/desintegracin vertical/horizontal de las actividades porparte de los actores empresarios que desempean las acti-

    vidades centrales sobre las que se constituye el CL.z El conocimiento del tipo de relaciones que existe entre

    los actores que desempean la actividad principal, y en-tre stos y lossuppliers (proveedores). Una primera pre-cisin debe estar orientada a verificar la concentracin odiversificacin en el nmero de actores que desempeanlas mismas actividades en el marco de los encadenamien-

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    tos locales del CL, y, junto con ello, las posibles conver-gencias o diferencias perceptibles en cuanto al tamaode los mismos (con indicadores como volumen de pro-

    duccin, empleo, capacidad de endeudamiento, etc.).Luego, deben determinarse las relaciones jerrquicas de subordinacin u horizontalidad entre actores de lasdistintas etapas productivas, lo que implica considerar,junto con las diferencias de tamao, el nivel de depen-dencia de las actividades, precisando en cada caso la lo-calizacin de actividades y actores que se encuentrandentro o fuera del CL.

    Los resultados obtenidos a partir de esto apuntan a tener unacomprensin de la conformacin y morfologa del SPT como untodo, precisando si el mismo adopta un formato prioritariamen-te horizontal o jerrquico/piramidal, con fuerte, relativa o esca-sa dependencia respecto de actividades y actores estratgicosubicados en el exterior del territorio. Debidamente identifica-dos esos aspectos, se hace necesario luego, en el conglomeradoanalizado, y dentro de ese espacio productivo territorial:

    z Precisar cules son los actores centrales ubicados en di-cha conformacin fundamentalmente dentro y fuera delCL y cules son los que integran las relaciones de subor-dinacin (y con qu profundidad).

    z Realizar un atento seguimiento de los cambios de esasvariables (cantidad de actores, tamao y nivel de depen-dencia y subordinacin dentro y fuera del territorio), ya

    no desde un punto de vista esttico, sino dinmico, quepermita considerar las morfologas de los SPT no comofotos, sino como procesos en los que los actores consoli-dan o transforman la dinmica territorial sobre la queoperan.

    Determinar esa conformacin y estructura morfolgica de losSPT se vuelve entonces un importante mapa operativo para ana-

    lizar la dinmica local y precisar quines son efectivamente losprotagonistas y bloqueadores de los diferentes tipos de upgra-dings y formas de cooperacin (orientados hacia la obtencin demejoras) que estructuran las untraded interdependencies y mol-dean elgovernance local del CL.

    Finalmente, resulta relevante complementar esos aspectosvinculados con la conformacin morfolgica del SPT con un exa-

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    men de las acciones instrumentadas por las instituciones localesrepresentativas del governance destinadas a consolidar o rever-tir esas relaciones constitutivas del SPT.

    d) Desde el interior de los CL al examen de las relaciones de laCVL con la CVG

    A partir de la identificacin y delimitacin (4.2.a), contextuali-zados los CL (4.2.b) y, finalmente, desde esta recomposicin delos SPT que permite determinar no solo cmo, sino tambin qui-nes desenvuelven las tradedy las untradedinterdependencies y

    sugovernance (4.2.c), es factible pasar a considerar las vincula-ciones externas del (o de los) CL seleccionado como estudio decaso con las cadenas globales de valor.

    La primera pauta metodolgica consiste en determinar el al-cance de la insercin de la CVL, precisando en qu tipo de redesregionales, nacionales o internacionales losCL ahora analizadostienen efectivamente insercin y en qu proporcin. La considera-cin diacrnica de ese comportamiento es, en tal sentido, relevan-

    te para determinar si los CL muestran tendencia a permanecer den-tro de redes y mercados regionales, incluso nacionales, o siefectivamente han logrado penetrar en las dinmicas de las CVG.

    Un segundo elemento clave es determinar en qu forma sehan insertado en esas CGV, atendiendo a que existen actividadesestratgicas (como marketingo diseo) que la produccin aca-dmica internacional pondera como condicin para pasar desde

    Cuadro 2

    Examen interno de los sistemas productivosAspecto Variables operacionalizadas

    Dinmica1. Comportamiento de la actividad - evolucin del nmero de

    econmica del SPT establecimientos, empleos y flujos2. Fundamentos de la dinmica productiva: - mejoras dentro de los CL analizados

    governance y densidad institucional - actividad de la CV sobre la queorientados a la innovacin ocurren

    - modalidades que las hanoriginado

    Morfologa1. Flexibilidad/rigidez del SPT - divisin social del trabajo

    2. Tipo y vinculacin de/entre actores - tamao-localizacin- concentracin o diversificacin- jerrquicas, subordinacin u

    horizontalidad

    Fuente: Elaboracin propia.

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    las redes estrictamente regionales y nacionales hacia las redesglobales. Ello demanda, para cada CL y cada rama de actividad,precisar detenidamente cules son las actividades especficas com-

    prendidas en los tres campos estratgicos de accin diseo, pro-duccin y marketing, con objeto de analizar la presencia y evo-lucin de esas actividades dentro del CL. En la concrecin de estepaso contribuye el anlisis de la configuracin del SPT, en el quese determinan las actividades centrales que tienen lugar dentro yfuera de la rama central del CL. La tarea consiste entonces endeterminar cmo y cules de esas actividades detectadas en laaglomeracin abordada se estructuran dentro de esas tres activi-dades estratgicas de la CV.

    Por su parte, como tercer elemento, las actividades en el nivelde la morfologa del SPT recobran ahora importancia al momentode precisar por medio del conocimiento de las tradedy las un-traded interdependencies que configuran elgovernance qui-nes son los que protagonizan las vinculaciones externas, conqu alcance cuantitativo y sobre la base